Re: ¿POR GRACIA O POR OBRAS?
¿que en esto tampoco estamos de acuerdo cristianos y catolicos?
catolicos, su iglesia ya reconocio que somos salvos por GRACIA. ustedes hagan lo mismo si es que son obedientes a su iglesia.
LA IGLESIA RECONOCE ANTE EL MUNDO
LA SALVACION PARA TODOS
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Ya en las puertas de la imprenta, fuimos sorprendidos por el viraje brusco que le está dando nuestra Iglesia a la historia de la Fe. El Consejo Pontificio para la promoción de la Unidad de los Cristianos y la Federación Luterana Mundial, firmaron un acuerdo histórico, el 31 de octubre recién pasado, sobre la doctrina de la Justificación o Salvación. En ella se dice textualmente: "Sólo por gracia mediante la fe en Cristo y su obra salvífica y no por algún mérito nuestro, somos aceptados por Dios y recibimos el Espíritu Santo que renueva nuestros corazones, capacitándonos y llamándonos a buenas obras".
La Iglesia Católica ha dicho, desde hace cinco siglos, que nosotros somos salvos por nuestras buenas obras, piadosas y caritativas. La Iglesia Luterana, ceñida a la Sagrada Escritura, pugnaba porque la única manera de salvarnos era por medio de Nuestro Señor Jesucristo. Hoy, luego de quinientos años de conflictos, nuestra Iglesia acepta, no que los Luteranos tienen la razón, sino que la Sagrada Escritura y la historia tienen la razón. Y en este punto tenemos que estar muy alertas los católicos, porque el acuerdo entre las dos iglesias plantea las siguientes situaciones: La primera de ellas es el hecho de que la Iglesia Católica le esté concediendo razones a la Iglesia Luterana. Esto no es del todo así, porque no es la Iglesia Luterana la que dice que la Justificación o Salvación es por la Fe. Eso lo dice San Pablo y Jesús con su vida y sus amigo evangelistas, como lo veremos.
La Iglesia Católica es la fundada por Nuestro Señor Jesucristo y ahora no podemos quedar a expensas de una aparente superioridad de la Iglesia Luterana, al reconocer como parte de su doctrina, algo que es de la Historia de Jesucristo y que quedó reconocido en el Nuevo Testamento. Habría sido mucho más exacto que la Iglesia Católica hubiera dicho que reconocía su error en su interpretación de la Sagrada Escritura en lo que se refiere al tema de la salvación. Lo que nuestra Iglesia está reconociendo es un error de interpretación de la Sagrada Escritura y no una diferencia doctrinal con la Iglesia Luterana.
Otra cosa bastante complicada es la siguiente: la Iglesia Luterana dice que la justificación es por la fe, es decir, que por obras no somos salvos. Esa es la verdad proclamada por la Sagrada Escritura. Sin embargo, cuando uno habla con los hermanos separados que se apartaron de la Iglesia Católica, el énfasis lo ponen en las obras y no en la redención hecha por Jesús. Entonces la proclamación de la verdad es una cosa y el cumplimiento de ella es otra. Me parece, entonces, que la confusión se acentúa, porque los hermanos separados aún cuando han tenido acceso a la Sagrada Escritura desde la separación de Lutero, su interpretación de ella es fundamentalista, es decir, al pie de la letra. No tienen en cuenta los géneros literarios, ni los símbolos, ni las figuras, lo que sí hace nuestra Iglesia en su interpretación. Los hermanos separados interpretan la Sagrada Escritura como si se hubiera escrito en 1550, desconociendo así tres mil quinientos años de tradición de ella. Además, no podemos olvidar que el Padre Martín Lutero cuando vio que la Sagrada Escritura no estaba siendo interpretada como era, y que las indulgencias eran un mercado para obtener fondos, decidió separarse, dividir, no permaneció en nuestra Iglesia. Deberían también las iglesias protestantes pedir perdón a la Iglesia Católica Madre, de la que se separaron , por haberla dividido y roto, en vez de permanecer y luchar en ella, para que la Verdad triunfara en el seno de esta Madre. Ahora, al acogernos, por lo menos en parte, a la Iglesia Luterana, va a empezar a darse la oportunidad para decir que se están cumpliendo las profecías de Jesús cuando dijo "que sería una iglesia bajo un solo Pastor" (Jn. 10, 16 b). Profecía que por este camino no se cumplirá, porque no es la Madre (la Iglesia Católica) la que se acopla al hijo (Iglesia Luterana), sino al contrario: La Iglesia Católica no puede ir desapareciendo en las doctrinas de la Iglesia Luterana; es esta última la que tiene que ser asumida por la Iglesia Católica, haciendo renacer en nuestra Iglesia Católica la fuerza de la Palabra que ellos poseen y recibiendo la interpretación apostólica, de sus símbolos y géneros literarios, que nosotros poseemos.
Lo de las indulgencias y su reaparición sería tema suficiente para que surgiera otro Padre Martín Lutero. El cielo o salvación de la muerte eterna, no se logra con dinero. ¡¡¡NO!!! Fue comprado por Jesús con su muerte en cruz, tal como lo acordaron en el documento las dos iglesias. ¿Por qué firmar entre ellas que Jesús salva y luego decir que también lo hacen las indulgencias?. La confusión será tanta por este camino que es mejor que oremos mucho por nuestra Iglesia, porque está haciendo lo que ella misma dice que no se debe hacer: promulga que Jesús es el Salvador, pero que las indulgencias también le ayudan... Me pregunto por qué en los extractos del documento que aparecen en los diarios no se menciona ni una sola cita bíblica. ¿Llegaron a este acuerdo sólo a partir de planteamientos teológicos obviando así la Persona y la obra de Nuestro Señor Jesucristo?. Los remito a mis cinco cartas anteriores, en las cuales he ido explicando poco a poco las enormes diferencias entre la Sagrada Escritura y el Magisterio de la Iglesia y su doctrina tradicional. Con este acuerdo histórico, la jerarquía de la Iglesia Católica reconoce públicamente sus errores ante el mundo entero. De manera que todos los que tenían miedo de que yo fuera excomulgada por mis diferencias doctrinales con el Magisterio, ya pueden estar tranquilos. Es la Iglesia misma la que hoy está reconociendo que soy más Iglesia y estoy más preocupada por ella, que los que no se arriesgan a entrar en los maravillosos caminos de la Sagrada Escritura, aún cuando nos cueste la vida. ¡Qué grande es ver que nuestra Iglesia está dispuesta a aceptar, reconocer y firmar universalmente su equivocación y su error! ¡Qué grande para nosotros los católicos que nuestra Iglesia reconozca que su Magisterio se ha equivocado durante cuatro siglos y medio! ¿Por qué ocurrió esto? Porque la Sagrada Escritura fue reemplazada por doctrinas, por pensamientos humanos susceptibles de error. La Sagrada Escritura, por contener la Verdad, no puede equivocarse ni cambiar. La Palabra es Jesucristo, que es la Verdad y en Ella no hay error.
Pero analicemos qué significa eso de "Doctrina de la Justificación". La palabra doctrina, en castellano, aparece en el año 1580, por los años de la Reforma Luterana, y se deriva de la palabra "maestro, el que enseña". Asimismo, en el hebreo doctrina viene de la palabra enseñar. Doctrina es, pues, ENSEÑANZA. ¿Y qué es la Justificación? Justicia en la Sagrada Escritura significa SALVACION. Entonces el punto en conflicto entre el Luteranismo y la Iglesia Católica es la enseñanza sobre la salvación.
No se explica uno, cómo se enredaron durante más de cinco siglos en algo tan simple, y que está declarado en los Evangelios y en todos los libros del Nuevo Testamento de manera reiterada y categórica: JESUS ES EL SALVADOR. Y esto es muy sencillo de entender. Miremos algunos textos: "Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor" (Lc. 2, 10-11). "Y creyeron muchos más por la palabra de El, y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo" (Jn. 4, 41-42).
"El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole de un madero. A este Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados" (Hch. 5, 30-31). "De la descendencia de éste y conforme a la promesa Dios levantó a Jesús por Salvador a Israel" (Hch. 13, 23). "Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y EN NINGUN OTRO HAY SALVACION; PORQUE NO HAY OTRO NOMBRE BAJO EL CIELO DADO A LOS HOMBRES, EN QUE PODAMOS SER SALVOS" (Hch. 4, 11-12).
No sólo la Palabra nos está enseñando que Jesús es el Salvador. Lo está diciendo también la historia, los acontecimientos de hace dos mil años. ¿Qué pasó que tuvieron que recurrir a complicadas doctrinas teológicas y humanas para entender, aceptar y creer algo tan simple?. La respuesta a esta pregunta la da Jesús: "Este pueblo de labios me honra; más su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres". (Is. 29, 13; Mt. 15, 8-9). Al dejar la Sagrada Escritura, la Palabra y la tradición apostólica, que decían que Jesús era el Salvador de TODOS, se enredaron en sus razonamientos humanos, dejando a un lado lo Principal, al Cordero, a JESUS, EL SALVADOR DE TODOS.
Agradezcamos al Señor este camino de humildad de nuestra Iglesia. El reconocer sus yerros doctrinales y el pedir perdón por todos los daños contra la integridad humana, van quitando de sobre ella toda la estructura falsa que la hizo dejar enterrada bajo ella a Jesús y el deseo del Padre: QUE SIENDO RESPONSABLES DE LA SALVACION QUE NOS HA DADO, NOS INTEGREMOS EN COMUNIDADES DE ALIANZA DONDE SEAMOS TODOS MIEMBROS DE TODOS, Y JESUS, LA CABEZA QUE NOS ORIENTE, FORTALEZCA Y ANIME.
Esta no anunciada y súbita decisión de nuestra Iglesia me llena de alegría, porque es una respuesta clara a nuestras peticiones. Está muy claro en estas últimas acciones de nuestra Iglesia, que, de manera real y objetiva "las puertas del infierno no prevalecerán contra ella" (Mt. 16, 18b), porque está ganando la Verdad, Jesús. Despejando los odios contra nuestra Iglesia, reconociendo el daño hecho por ella en las vidas y bienes de tantos, y pidiendo perdón por ello, y, a eso, agregándole el reconocimiento de los errores doctrinales a los cuales se llegó por no tener en cuenta la Sagrada Escritura, sino los pensamientos teológicos humanos, nos estaríamos acercando a la Iglesia de Jesús. Al reconocerle a El que El es el Salvador, y que, sin considerarlo como tal, en Su Nombre hemos hecho grandes barbaries contra la humanidad a la que El mismo salvó. No nos salvamos, pues, por nuestras buenas obras, sino que hacemos buenas obras porque vivimos conscientemente la Salvación de la muerte eterna, que nos concedió el Padre, por medio de su Hijo, en Su Muerte y Resurrección. Y esto no es un discurso doctrinal, es una realidad viva y tajante, que lleva a aquel que la vive a entregar su vida por Jesús y Su Palabra.
La gran Verdad es que JESUCRISTO ES EL SALVADOR DE TODOS y que nuestra Iglesia se adhiere hoy, no a las doctrinas luteranas, sino a la Palabra de Dios y a su realidad histórica, que consiste en que el Hijo del Padre vino a salvarnos a todos, y esto no es un postulado luterano, es la Palabra y la realidad del Universo.
Damos gracias al Señor por todo lo que está pasando y por las reacciones tan rápidas que están ocurriendo en nuestra Iglesia Católica, por el apoyo del Papa Juan Pablo y al Papa Juan Pablo. Aún falta que se conformen las comunidades de Alianza de la época de los primeros cristianos, que es el fin último del cristianismo en esta tierra y la señal definitiva de "que las puertas del infierno no han prevalecido contra ella". Por eso, de nuevo, desde aquí, desde el último país del mundo, seguimos pidiendo: ¡DEVUELVANNOS LA IGLESIA DE JESUCRISTO!
Muchas Gracias
Laguna del Inca, Los Andes, Chile, 11 de Octubre de 1999.
SEÑOR JESUS, SIGUE "ILUMINANDO" A LA IGLESIA CATOLICA PARA QUE SIGA "RECONOCIENDO" SUS ERRORES DE INTERPRETACION BIBLICA..
y a los catolicos PARA QUE HUMILDEMENTE RECONOZCAN QUE SU MADRE IGLESIA SE EQUIVOCA.
te lo pido en el nombre de JESUS!!
amen!!