Celebra Papa a Inmaculada Concepción

21 Agosto 2003
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Celebra Papa a Inmaculada Concepción


Hace nuevamente Juan Pablo II gala de su fervor mariano
Por EFE



Cd. del Vaticano, Vaticano (8 diciembre 2004).- El Papa Juan Pablo II conmemoró hoy el 150 aniversario de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción con una misa solemne celebrada en la basílica de San Pedro del Vaticano durante la que puso a la Iglesia en manos de María, a la que suplicó paz y salvación para todos los hombres.

"A ti, Virgen Inmaculada, predestinada por Dios como modelo de santidad para su pueblo, pongo de nuevo bajo tu protección a toda la Iglesia. Seas Tú, de nuevo, la que obtengas paz y salvación para todas las gentes", afirmó el anciano Pontífice, de forma solemne, durante la homilía.

En el mismo templo donde hace 150 años su antecesor el beato Pío IX proclamó el dogma de la Inmaculada, Juan Pablo II subrayó que en previsión de la muerte salvadora de Cristo, María fue preservada del pecado original y de cualquier otro pecado y que en la victoria del "nuevo Adán" está también la de la "nueva Eva, madre de los redimidos".

La Inmaculada -precisó el Obispo de Roma- es signo de esperanza para todos los vivientes.

El Pontífice le pidió también que guíe a los hombres en la fe y que acompañe a todos los cristianos en el camino de la conversión y de la santidad, en la lucha contra el pecado y en la búsqueda de la verdadera belleza, "que es el reflejo de la Belleza Divina".

Al igual que aquel 8 de diciembre de hace 150 años, en el que Pió IX estuvo acompañado de 53 Cardenales, 43 Arzobispos y 99 Obispos procedentes de todo el mundo y más de 50 mil personas que se congregaron en la plaza de San Pedro, hoy Juan Pablo II también estuvo acompañado por un centenar entre purpurados y prelados, por el cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede y miles de fieles.

El anciano Pontífice presentaba buen aspecto, dentro de sus limitaciones físicas. Leyó, con voz clara, parte de la homilía, mientras que el resto del texto lo concluyó el "número tres" del Vaticano, el Arzobispo argentino Leonardo Sandri, sustituto de la Secretaría de Estado.

Tras la misa, el Papa rezó el Angelus desde el balcón de su apartamento, que da a la plaza de San Pedro. Desafiando a la intensa lluvia que caía de manera abundante, el Pontífice manifestó que el privilegio de ser preservada del pecado original significa que María fue la primera liberada por su hijo.

"Su sublime belleza, reflejo de la de Cristo, es una apuesta ganadora para todos los creyentes. La Inmaculada Concepción es un faro para la humanidad de todos los tiempos y en el inicio de este tercer milenio nos orienta a creer y a esperar en Dios, en su salvación y en la vida eterna", afirmó.

El Papa Wojtyla le pidió que ilumine el camino de la Iglesia comprometida con la nueva evangelización.

Juan Pablo II deseaba celebrar de la manera más solemne esta jornada. Su amor mariano ya le llevó los pasados 14 y 15 de agosto al santuario de Lourdes, en el sur de Francia, para postrarse ante la Virgen que se presentó a la pequeña Bernadette en 1858, cuatro años después de la proclamación del dogma, diciéndole "soy la Inmaculada Concepción".

Esta tarde, siguiendo la tradición, se trasladará en automóvil hasta la plaza de España, en el centro de Roma, donde se alza la columna coronada por una estatua de la Virgen que mandó erigir Pío IX y bendijo el 8 de diciembre de 1857, tres años después de la definición dogmática de la Concepción Inmaculada de María.

Allí, según precisó hoy durante el Angelus, pondrá a Roma y al mundo entero en sus manos, y después realizará la tradicional ofrenda de flores.

Al acto asistirán miles de personas, así como Cardenales, Arzobispos, Obispos, el Alcalde de Roma y el Embajador de España ante la Santa Sede, Jorge Dezcallar.

Dezcallar entregará al Papa una fotografía restaurada y enmarcada del acto de la inauguración de la columna de la Inmaculada por parte de Pío IX aquel 8 de diciembre de 1957 ante el Palacio de España, sede de la Embajada.

España, una de las naciones más devotas de la Virgen, fue de las que más se preocupó para obtener de un Papa la definición dogmática de este misterio mariano.

El tema apasionó hasta el punto de que en los años previos a la proclamación del dogma se enfrentaron los "inmaculatistas" y los "maculatistas" y en Sevilla se llegó a producir un motín popular cuando un predicador afirmó que la devoción a María no impedía pensar que había nacido como todos, con el pecado original.
 
Re: Celebra Papa a Inmaculada Concepción

La forma de ver a la virgen María es un punto que separa a católicos de ortodoxos y protestantes.


¿De qué habla la Inmaculada Concepción?


El dogma de la Inmaculada Concepción fue proclamado por el Papa Pio IX el 8 de diciembre de 1854, en la bula "Ineffabilis Deus", y declara que María por una gracia especial de Dios fue preservada de todo pecado desde su concepción.

"Declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María, por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo, salvador del género humano, fue preservada de toda mancha de culpa original desde el primer instante de su concepción, ha sido revelada por Dios y debe ser por tanto firmemente y constantemente creída por los fieles".

Este es el párrafo principal de la bula con la Pío IX se decidió a afrontar la definitiva proclamación del dogma, vista la vivacidad del culto mariano.

Y es que en la historia de los dogmas el de la Inmaculada Concepción tiene una peculiaridad que lo hace único: su definición no nace de las pruebas de las Sagradas Escrituras o de las tradiciones más antiguas, sino de la difusión a lo largo de los siglos del culto mariano y del Magisterio.

El dogma parte de la base teológica según la cual María, como descendiente de Adán, habría debido, como todos los hombres, contraer el pecado original.

"Pero Ella fue objeto de un particular privilegio para poder ser 'digna morada de Dios': si todos son liberados del pecado original por Cristo redentor tras haberlo contraído, la Virgen fue preservada de contraerlo. Esta es la única excepción a la ley común solemnemente definida por la Iglesia como revelada por Dios y por ello contenida en las fuentes de la revelación", según la agencia vaticana Fides.

Desde tiempos inmemoriales numerosos padres de la Iglesia expresaron su devoción por la Virgen, comenzado por Justin, Ireneo, Tertuliano o Cyrilo de Jerusalén que afirmaban que había "desatado el nudo creado por Eva" y la llamaban ya la "Purísima". Otro santo "mariano" fue san Francisco de Asís (siglo XIII).

El Papa Pío IV en 1483, casi cuatros siglos antes del dogma, extendió la fiesta de la Concepción Inmaculada de María a todas las iglesias de Occidente y el franciscano Dun Scotto está considerado como uno de los que preparó el camino hacia la definición dogmática.

Sin embargo, este dogma es otro de los puntos que separan a católicos con ortodoxos y protestantes.

Los ortodoxos no lo aceptan porque afirman que contiene expresiones que hacen suponer una acción arbitraria de Dios. Los protestantes lo rechazan porque dicen que contradice las Sagradas Escrituras y porque coloca a María fuera de la realidad del pecado, propia del hombre, y Jesús no sería el Salvador.

La fiesta de la Inmaculada Concepción la celebran los católicos y las iglesias en comunión con Roma el 8 de diciembre. Algunas iglesias orientales la celebran un día después.

El Papa Sixto IV proclamó la universalidad de la fiesta y en 1476 publico una bula por la que se concedían las mismas indulgencias que para la fiesta del Corpus Christi. Clemente XI impuso el precepto de esta fiesta en toda la Iglesia.

Además de este dogma, sobre María existen otros tres, el de la Asunción, el de que es la Madre de Dios y el de su Virginidad Perpetua.

El Dogma de la Asunción de la Santísima Virgen en cuerpo y alma al Cielo fue proclamado el 10 de noviembre de 1950 por el papa Pío XII, en la Constitución Apostólica "Municficentissimus Deus".

Lo hizo desde el atrio exterior de la basílica de San Pedro del Vaticano rodeado de 36 cardenales, 555 entre patriarcas, arzobispos y obispos, y ante cerca de un millón de personas.

"Para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte y para aumentar la gloria de la misma augusta Madre y para gozo y alegría de toda la Iglesia, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrena fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial", dice el párrafo principal del documento papal.

Pío XII justificó el dogma en la inmunidad de María de todo pecado, en su maternidad divina, en la virginidad perpetua y en su participación en la obra redentora de Cristo.

Que María es Madre de Dios se proclamó en el Concilio de Efeso, del año 431, siendo Papa san Celestino I. La Virginidad Perpetua se proclamó en el tercer Concilio de Letrán, en el año 649, siendo papa San Martín I.