Estimados hermanos y amigos,
A continuación les dejo con un extracto del libro "El judaísmo de San Pablo" del autor Mario Sabán (de religión judía) . En él veremos dos aspectos ampliamente discutidos en estos foros que a un cristiano le chocarán enseguida, pero defendidos de manera más que virulenta (y hasta delictiva), como ya he comentado antes, por ciertos sectores judaizantes:
1º Negación de la Divinidad de Jesús el Cristo.
2º Afirmación del carácter pagano de la idea de la Divinidad de Jesús el Cristo.
3º Afirmación de la no fiabilidad de los escritos del Nuevo Testamento.
Presten atención a las afirmaciones que he puesto en negrita:
"El único Evangelio que nos conduce al concepto del "Verbo encarnado" es el de San Juan el Evangelista. ¿Podemos pensar que siendo judío el Último de los Apóstoles haya podido escribir el Capitulo I del Evangelio? Siendo Yojanan el Sheliaj (San Juan, el Apóstol) un judío de Tierra Santa ¿Cómo fue que aprendió conceptos tan sofisticados del mundo intelectual griego? El versículo 14 del Capitulo I del Evangelio de San Juan dice: "Y aquel Verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros (y vemos su gloria, gloria coma del unigénito del Padre) Lleno de gracia y de verdad ". El versículo 1 del Capitulo 1 del mismo Evangelio dice: "En el principio era el Verbo y el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios". El vers. 18 del mismo Capitulo de San Juan nos dice: "A Dios nadie le vio jamás. E! unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le declaró". Y en el vers. 34 del mismo Capitulo se anuncia: "Y yo le vi y he dado testimonio que este es el "Hijo de Dios". ¿Cómo comprendían los judíos de la época este término de "Hijo de Dios" en forma literal o alegórica? Desde el vers. 1 al 18 del Capitulo I del Evangelio de San Juan vemos que no comienza el relato bíblico, sino que se construye como una introducción ideológica al relato posterior. Estos 18 versículos, a Todas luces, son de un helenista no judío, ya gentil, y no del judío Apóstol Juan. El vers. 11 del Capitulo I de San Juan dice: "A los suyos (judíos) vino y los suyos (los judíos) no le recibieron". Se muestra Juan alejado completamente del mundo judío del cual sabemos que él, como judío, debía sentirse integrado. Yen el vers. 13 del Capitulo II dice San Juan: "Y estaba cerca la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén". Esto nos indica que el Juan que está escribiendo no siente el contacto con el judaísmo que poseían los tres evangelistas anteriores" (Mario Sabán, "El Judaísmo de San Pablo", Págs. 322-323).
La lectura de este libro (escrito de manera sumamente respetuosa hacia la fe cristiana) me conduce a pensar que uno de los objetivos principales del autor, como judío que es, es echar por tierra precisamente esa idea de la Divinidad de Jesús, que como él mismo dice, es, por encima de la pretensión mesiánica de Jesús, la gran barrera que separa y separará por siempre al judaísmo actual (rabínico), del cristianismo.
El señor Mario Sabán escribe con valentía, dejando las cartas vueltas sobre la mesa, lo que es su visión de la figura de Jesús (o a mi parecer de lo que Jesús "debería" ser para ser aceptado por un judío rabínico). Sin embargo del mismo modo que nosotros gentiles debemos, más de una y más de dos veces, quitarnos las gafas gentiles para leer el NT, creo que el judaísmo rabínico debería quitarse también las gafas de prejuicios hacia las pretensiones sobre la Divinidad y la Filiación Divina de Jesús.
Los mismos judíos neotestamentarios entendieron bien de qué hablaba Jesús: "Los judíos le contestaron: No te apedreamos por ninguna obra buena, sino por blasfemia; y porque tú, siendo hombre, te haces Dios" (Juan 10:33). Y entendieron bien de qué hablaba Jesús cuando se hacía (no de forma alegórica como afirma Sabán) Hijo de Dios: "Entonces, por esta causa, los judíos aún más procuraban matarle, porque no sólo violaba el día de reposo, sino que también llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose igual a Dios." (Juan 5:18).
El autor del citado libro, como judío que es, tiene el derecho de pensar de esta manera sobre Jesús, pues para el judaísmo rabínico las pretensiones de Jesús en cuanto a ser UNO con el Padre (y por lo tanto UNO con YHWH) e Hijo de Dios, son inconcebibles. A diferencia de lo que se nos dice a los gentiles de que debemos quitarnos "las gafas gentiles", cosa que no está escrita en el Nuevo Testamento, la Palabra de Dios que el Judaísmo Rabínico del señor Sabán cree adulterada o no fiable (y con él vuelvo a repetir, ciertos sectores judaizantes y criptojudíos que medran por ahí), nos dice, en boca del judío Saulo de Tarso (San Pablo) quienes deben quitarse algo no ya de los ojos, sino del corazón: "Y hasta el día de hoy, cada vez que (un judío) lee a Moisés, un velo está puesto sobre sus corazones, pero cuando alguno se vuelve al Señor, el velo es quitado." (2ª Corintios 3:15-16).
Lo verdaderamente triste de esta historia -a mi humilde juicio- no son los escritos del señor Sabán, en muchos casos muy interesantes e instructivos, amén de muy documentados, y que como sincero judío sin pretensiones de ver en Jesús a su Mesías tiene todo el derecho de pensar del Señor como quiera.
Lo triste son por un lado los gentiles que por falta de identidad en Cristo (o el Mesías si Uds. lo prefieren así) "no soportan la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oídos, acumulan para sí maestros conforme a sus propios deseos" (2ª Timoteo 4:3) y se aferran a posiciones en las que pisan terreno resbaladizo. Por otro lado están algunos judíos que diciéndose creyentes en Yeshua confunden a los demás y los arrastran a los que los Apóstoles consideraron herejía, amén del cristianismo de los 3 primeros siglos (y siguientes) -ese cristianismo que ellos tachan a la ligera de apóstata y pagano, pero que sembró con su sangre semilla de la Iglesia, en palabras del mártir Tertuliano-. Esos criptojudíos son aquellos a los que el autor de la carta a los hebreos (al que no creo que ni el señor Sabán se atreva a llamar "helenista no judío", y que "curiosamente" comienza su carta hablando de la Divinidad de Jesús) dice, entre exhortaciones a perseverar en la verdadera fe del -para nosotros cristianos- Mesías Jesús: "Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio" (Hebreos 6: 4-6).
En todo caso, por un tiempo, hasta la Venida del Señor Jesús, tenemos la batalla perdida, pues la Biblia ya habla de esta verdadera apostasía ante nuestro ojos que como ciegos, algunos no queremos ver.
Dios os bendiga.
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A continuación les dejo con un extracto del libro "El judaísmo de San Pablo" del autor Mario Sabán (de religión judía) . En él veremos dos aspectos ampliamente discutidos en estos foros que a un cristiano le chocarán enseguida, pero defendidos de manera más que virulenta (y hasta delictiva), como ya he comentado antes, por ciertos sectores judaizantes:
1º Negación de la Divinidad de Jesús el Cristo.
2º Afirmación del carácter pagano de la idea de la Divinidad de Jesús el Cristo.
3º Afirmación de la no fiabilidad de los escritos del Nuevo Testamento.
Presten atención a las afirmaciones que he puesto en negrita:
"El único Evangelio que nos conduce al concepto del "Verbo encarnado" es el de San Juan el Evangelista. ¿Podemos pensar que siendo judío el Último de los Apóstoles haya podido escribir el Capitulo I del Evangelio? Siendo Yojanan el Sheliaj (San Juan, el Apóstol) un judío de Tierra Santa ¿Cómo fue que aprendió conceptos tan sofisticados del mundo intelectual griego? El versículo 14 del Capitulo I del Evangelio de San Juan dice: "Y aquel Verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros (y vemos su gloria, gloria coma del unigénito del Padre) Lleno de gracia y de verdad ". El versículo 1 del Capitulo 1 del mismo Evangelio dice: "En el principio era el Verbo y el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios". El vers. 18 del mismo Capitulo de San Juan nos dice: "A Dios nadie le vio jamás. E! unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le declaró". Y en el vers. 34 del mismo Capitulo se anuncia: "Y yo le vi y he dado testimonio que este es el "Hijo de Dios". ¿Cómo comprendían los judíos de la época este término de "Hijo de Dios" en forma literal o alegórica? Desde el vers. 1 al 18 del Capitulo I del Evangelio de San Juan vemos que no comienza el relato bíblico, sino que se construye como una introducción ideológica al relato posterior. Estos 18 versículos, a Todas luces, son de un helenista no judío, ya gentil, y no del judío Apóstol Juan. El vers. 11 del Capitulo I de San Juan dice: "A los suyos (judíos) vino y los suyos (los judíos) no le recibieron". Se muestra Juan alejado completamente del mundo judío del cual sabemos que él, como judío, debía sentirse integrado. Yen el vers. 13 del Capitulo II dice San Juan: "Y estaba cerca la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén". Esto nos indica que el Juan que está escribiendo no siente el contacto con el judaísmo que poseían los tres evangelistas anteriores" (Mario Sabán, "El Judaísmo de San Pablo", Págs. 322-323).
La lectura de este libro (escrito de manera sumamente respetuosa hacia la fe cristiana) me conduce a pensar que uno de los objetivos principales del autor, como judío que es, es echar por tierra precisamente esa idea de la Divinidad de Jesús, que como él mismo dice, es, por encima de la pretensión mesiánica de Jesús, la gran barrera que separa y separará por siempre al judaísmo actual (rabínico), del cristianismo.
El señor Mario Sabán escribe con valentía, dejando las cartas vueltas sobre la mesa, lo que es su visión de la figura de Jesús (o a mi parecer de lo que Jesús "debería" ser para ser aceptado por un judío rabínico). Sin embargo del mismo modo que nosotros gentiles debemos, más de una y más de dos veces, quitarnos las gafas gentiles para leer el NT, creo que el judaísmo rabínico debería quitarse también las gafas de prejuicios hacia las pretensiones sobre la Divinidad y la Filiación Divina de Jesús.
Los mismos judíos neotestamentarios entendieron bien de qué hablaba Jesús: "Los judíos le contestaron: No te apedreamos por ninguna obra buena, sino por blasfemia; y porque tú, siendo hombre, te haces Dios" (Juan 10:33). Y entendieron bien de qué hablaba Jesús cuando se hacía (no de forma alegórica como afirma Sabán) Hijo de Dios: "Entonces, por esta causa, los judíos aún más procuraban matarle, porque no sólo violaba el día de reposo, sino que también llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose igual a Dios." (Juan 5:18).
El autor del citado libro, como judío que es, tiene el derecho de pensar de esta manera sobre Jesús, pues para el judaísmo rabínico las pretensiones de Jesús en cuanto a ser UNO con el Padre (y por lo tanto UNO con YHWH) e Hijo de Dios, son inconcebibles. A diferencia de lo que se nos dice a los gentiles de que debemos quitarnos "las gafas gentiles", cosa que no está escrita en el Nuevo Testamento, la Palabra de Dios que el Judaísmo Rabínico del señor Sabán cree adulterada o no fiable (y con él vuelvo a repetir, ciertos sectores judaizantes y criptojudíos que medran por ahí), nos dice, en boca del judío Saulo de Tarso (San Pablo) quienes deben quitarse algo no ya de los ojos, sino del corazón: "Y hasta el día de hoy, cada vez que (un judío) lee a Moisés, un velo está puesto sobre sus corazones, pero cuando alguno se vuelve al Señor, el velo es quitado." (2ª Corintios 3:15-16).
Lo verdaderamente triste de esta historia -a mi humilde juicio- no son los escritos del señor Sabán, en muchos casos muy interesantes e instructivos, amén de muy documentados, y que como sincero judío sin pretensiones de ver en Jesús a su Mesías tiene todo el derecho de pensar del Señor como quiera.
Lo triste son por un lado los gentiles que por falta de identidad en Cristo (o el Mesías si Uds. lo prefieren así) "no soportan la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oídos, acumulan para sí maestros conforme a sus propios deseos" (2ª Timoteo 4:3) y se aferran a posiciones en las que pisan terreno resbaladizo. Por otro lado están algunos judíos que diciéndose creyentes en Yeshua confunden a los demás y los arrastran a los que los Apóstoles consideraron herejía, amén del cristianismo de los 3 primeros siglos (y siguientes) -ese cristianismo que ellos tachan a la ligera de apóstata y pagano, pero que sembró con su sangre semilla de la Iglesia, en palabras del mártir Tertuliano-. Esos criptojudíos son aquellos a los que el autor de la carta a los hebreos (al que no creo que ni el señor Sabán se atreva a llamar "helenista no judío", y que "curiosamente" comienza su carta hablando de la Divinidad de Jesús) dice, entre exhortaciones a perseverar en la verdadera fe del -para nosotros cristianos- Mesías Jesús: "Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio" (Hebreos 6: 4-6).
En todo caso, por un tiempo, hasta la Venida del Señor Jesús, tenemos la batalla perdida, pues la Biblia ya habla de esta verdadera apostasía ante nuestro ojos que como ciegos, algunos no queremos ver.
Dios os bendiga.
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