CAMBIAR LOS TIEMPOS Y LA LEY(DANIEL 7:25)
DIES DOMINI: LA CARTA DEL PAPA
El 31 de mayo del 1998 ha de ser una fecha recordada como un paso de importancia profética. Día en que el obispo de Roma, Juan Pablo II, dio a la luz su carta pastoral DIES DOMINI. Para los católicos del mundo, tanto oficiales como laicos, cuando este documento sea infalible (9), de acuerdo al dogma romano. Este dogma indica que cuando el papa habla "ex cátedra", o sea, definiendo lo que es moral, sus palabras son como voz de Dios (10). ¿Y cuál es el tema central de esta célebre carta pastoral? La observancia del domingo.
En el párrafo 5 el papa indica tímidamente la causa de su escrito: "se da un porcentaje singularmente bajo de participantes en la liturgia dominical." Parece que la mayoría de los católicos han decidido que en los domingos es preferible dedicarse a los placeres que a la asistencia a la misa, a pesar de que es un mandamiento muy serio de la iglesia.
Juan Pablo II está consciente de su rol en el mundo de hoy. Ningún papa había sido tan aceptado como él. Ningún papa ha viajado como él. Ningún papa ha hecho tanto en la política mundial. Ningún otro de los que se han sentado en la silla del Vaticano, ha sido tan famoso ni tan carismático como Karol Vojtila. Todos admiran su valentía, su inteligencia, su forma de tratar con la gente, su influencia con los gobernantes del mundo y su ecumenismo sin precedentes en la historia papal.
Y ese papa sabe que, a pesar de tanta pompa, la gente no asiste a la iglesia católica y esta se hunde. Hay que hacer algo para enderezar el barco. Él ve en el domingo algo que podría ayudar en esa obra. Si tan sólo logra que los católicos del mundo vuelvan a la observancia medieval del día de reposo papal, entonces podría salvar la iglesia de su bancarrota económica.
La carta es una pieza literaria excepcional. Está muy bien escrita y muy bien documentada tanto con las Escrituras como con las obras de los "padres" de la iglesia. Es un documento digno de ser estudiado detenidamente. Como la máxima autoridad en la iglesia, Juan Pablo da las recomendaciones que espera sean obedecidas por todos. Ofrece el fundamento de la observancia del domingo como una ley, según él asegura, dada por Dios para la cristiandad. Estimula a los líderes de la iglesia a tratar de hacer que los gobiernos de los diferentes países apoyen con sus leyes el precepto dominical. Sin ese apoyo, las cosas no podrán arreglarse y muchos de los católicos continuarán haciendo caso omiso al mandamiento de la iglesia.
De frente a un nuevo milenio, la carta del papa ha de servir a los cristianos como una advertencia de que el papado no ha muerto, de que su "herida"( Ap. 13: 3) ha ido sanando rápidamente y que está dispuesto a ocupar el rol que las profecías le asignan. Los resultados de este documento papal se han de ver bien pronto. Los que nos ha tocado vivir en este "tiempo del fin" somos, no meros espectadores, pero actores en el gran drama de los siglos.
Veamos, pues, el contenido de esta carta de Juan Pablo II y como ella constituye un mensaje para que sepamos que el día final está "a las puertas".
LOS ACIERTOS DE LA CARTA
Lo que más admiro de Juan Pablo II es su conocimiento sobre el día de reposo de Dios. En el párrafo 15 dice: "El ‘sábado’ ha sido pues interpretado sugestivamente como un elemento típico de aquella especie de ‘arquitectura sacra’ del tiempo que caracteriza la revelación bíblica. El sábado recuerda que el tiempo y la historia pertenecen a Dios y que el hombre no puede dedicarse a su obra de colaborador del Creador en el mundo sin tomar constantemente conciencia de esta verdad." Si el papa reconoce que el tiempo es de Dios, ¿por qué no amoldarse al tiempo de Dios? ¿Por qué el traslado de ese "tiempo" a otro día, máxime cuando ese día ostenta el sello del paganismo? ¿Habrá leído el papa, en algún tiempo, la milenaria profecía de Daniel, donde habla de un poder enemigo de Dios que pensaría en "mudar los tiempos y la ley (Daniel 7:25)"? Vale la pena escudriñar en la historia cuando, por qué y para qué se efectuó el cambio del "tiempo" de Dios por el sistema papal.
El papa reconoce la bendición especial que Dios le concedió al sábado al principio de la creación. Dice él que si Dios "santifica el séptimo día con una bendición especial y lo hace “su día” por excelencia, esto se ha de entender precisamente en la dinámica profunda del diálogo de alianza, es más, del diálogo ‘esponsal’ (párrafo 14)". Ese día que Dios bendijo no es un día cualquiera de los siete de la semana, sino, como apunta la escritura, que "al terminar todo su trabajo, ‘bendijo Dios el día séptimo y lo santificó’ (Génesis 2:3)". El séptimo día es el séptimo día de la semana, no el primero. Es el sábado, no el domingo. Es el séptimo no uno de siete. Este día sábado es el único reconocido por las Sagradas Escrituras. No hay papa, ni concilio que pueda contradecir esto. Jesucristo amonestó: "En vano me honran, enseñando doctrinas y mandamientos de hombres (Mateo 15: 6)". Estas palabras no son dichas por cualquier maestro, sino por Jesucristo, el "Señor del sábado (Mateo 12:8)". Si los judíos de su tiempo habían puesto en lugar de los mandamientos de Dios la obra de los hombres, en nuestros tiempos se repite la historia.
¿Por qué la iglesia Católica insta a sus adeptos a seguir la ley del catecismo y no los mandamientos de la Biblia? Es fácil; compárelos (1). El catecismo no presenta la ley que Dios habló desde el Sinaí. No son los mandamientos que el gran Yahvé escribió con su dedo en las dos tablas de piedra. Son unos diez mandamientos descuartizados. Mirémoslos detenidamente, aun en el nuevo catecismo que el papa bendijo. Vean el primer mandamiento. No es el de la Biblia. El segundo fue eliminado. ¿Por qué? Es fácil. A la iglesia Católica no le conviene que sus feligreses vean que su culto a las imágenes y esculturas está prohibido por Dios. A los que, aunque sea por curiosidad, han visto la ley de Dios en la Biblia Éxodo 20 y Deuteronomio 5, los maestros católicos se defienden diciendo que a María y a los santos no se les adora, sino que se les venera. Pero, ¿qué diferencia hay entre venerar y adorar? ¿Acaso a las estatuas y pinturas de los santos no se les reza, se les prenden velas, se les pasea por las calles y se les atribuyen milagros? El mandamiento dice expresamente que a las estatuas e imágenes no se les ha de rendir culto (Jeremías 10 ). Ese culto a las imágenes es muy popular en el romanismo. Sin eso, la iglesia Católica no subsistiría, sobre todo en los países del tercer mundo.
En cuanto a la idolatría, vemos en Apocalipsis 9:20 como Dios la censura, diciendo que los hombres "no se arrepintieron de las obras de sus manos, para que no adorasen a los demonios, y a las imágenes de oro, y de plata, y de metal, y de piedra y de madera; las cuales no pueden ver, ni oír, ni andar"( salmos 115 ). Una pregunta que debe contestar el papa y los teólogos católicos es: ¿pueden las miles de estatuas de María y los santos que adornan los templos católicos ver, oír y andar? Las imágenes pueden ser muy hermosas, con ojos de vidrio y lindas vestimentas, pero son tan repugnantes como los más viles ídolos paganos ( Óseas 4 : 12).
En el catecismo romano, el cuarto mandamiento, el que ordena el reposo en el séptimo día, fue cambiado. Al eliminar el segundo, este queda en tercer lugar y reza: "Santificar las fiestas". Quiero que vean esta cita del párrafo 13 de la carta papal: "El precepto del sábado,… se basa en la profundidad del designio de Dios. Precisamente por esto el sábado no se coloca junto a los ordenamientos meramente culturales, como sucede con tantos otros preceptos, sino dentro del Decálogo, las ‘diez palabras’ que delimitan los fundamentos de la vida moral inscrita en el corazón de cada hombre." ¿Qué mandamientos coloca Dios en el corazón del hombre bajo el Nuevo Pacto? ¿Los que la iglesia Católica ha puesto en su catecismo o la que Dios ha escrito con su dedo en las tablas de piedra? ¡OH, si Juan Pablo II pudiera contestar esta pregunta! Porque lo que sigue en su epístola es una defensa del domingo como substituyendo al sábado bíblico.
Para poder tener el número de diez en la ley de Dios, el catecismo se las ingenia dividiendo en dos el décimo. ¿Ha observado bien esos mandamientos del catecismo? Veámoslos en el voluminoso nuevo Catecismo de la Iglesia, página 456. El séptimo reza: "No cometerás actos impuros", mientras que el noveno dice: "No consentirás pensamientos ni deseos impuros". ¿Puede usted notar alguna diferencia en estos mandamientos? No la hay. Esto es una burla a la conciencia humana. Es más que obvio que ambos mandamientos dicen lo mismo, pero era el único suficientemente largo para dividirlo, pues no podían quedarse con nueve. Para ellos fue muy fácil unir los mandamientos primero y segundo que sí son diferentes. Mientras el primero prohíbe servir a otros dioses, el segundo prohíbe el culto a ídolos, tan popular en los tiempos bíblicos.
El papa bien dice que "es necesario…releer la gran página de la creación y profundizar en la teología del ‘sábado’ (Párrafo 8)…" Quiera el Señor que los católicos sinceros tomen en serio esta recomendación, no para adjudicársela al domingo, como recomienda el papa, sino para volver al verdadero día de reposo de Dios. Observar la ley del Altísimo reporta las más gratas bendiciones. Este es el llamado de Dios: "Ojalá miraras tú a mis mandamientos: fuera entonces tu paz como un río y tu justicia como las ondas de la mar (Isaías 48:18)".
En el párrafo 10 Juan Pablo II hace una linda exposición sobre lo que él llama "el evangelio del trabajo". Comienza declarando: "El cosmos, salido de las manos de Dios, lleva consigo la impronta de su bondad. Es un mundo bello, digno de ser admirado y gozado, aunque destinado a ser cultivado y desarrollado". Finaliza el párrafo agregando que la obra de los humanos "es el fruto, en la historia del mundo, de la misión con la que Dios confió al hombre y a la mujer el cometido y la responsabilidad de llenar la tierra y de someterla mediante el trabajo, observando su ley." ¿Qué ley? ¿La del catecismo o la de la Biblia?
El párrafo 11 comienza también de manera elocuente sobre el descanso sabático. Dice el papa: "El descanso divino del séptimo día no se refiere a un Dios inactivo, sino que subraya la plenitud de la realización llevada a término y expresa el descanso de Dios frente a un trabajo ‘bien hecho’ (Gn 1 ;31), salido de sus manos para dirigir al mismo una mirada llena de gozosa complacencia: una mirada ‘contemplativa’, que ya no aspira a nuevas obras, sino más bien a gozar de la belleza de lo realizado…" No puedo comprender como se puede hablar tan claramente sobre la creación del primer capítulo del Génesis y de la santificación del séptimo día de los primeros dos versos del capítulo 2, para luego indicar un supuesto cambio del reposo del séptimo día al primero. Cambio no realizado por Cristo ni los apóstoles, sino por la iglesia en tiempo posterior influenciada por dogmas del paganismo (2).
En el párrafo 12 el papa destaca el cuarto mandamiento, no el del catecismo, sino el que Dios promulgó, citado en Éxodo 20. Luego hace una linda expresión de la adición que Moisés colocó en el precepto del Decálogo, indicando la liberación de la esclavitud en Egipto. Las palabras son tan bellas y de contenido tan profundo, que vale la pena citarlas: "En el designio del Creador hay una distinción, pero también una relación íntima entre el orden de la creación y el de la salvación. Ya lo subraya el Antiguo Testamento cuando pone el mandamiento relativo al ‘shabbat’ respecto no sólo al misterioso ‘descanso’ de Dios después de los días de su acción creadora (cf. Ex 20,8-11), sino también a la salvación ofrecida por él a Israel para liberarlo de la esclavitud de Egipto (cf. Dt 5,12-15). El Dios que descansa el séptimo día gozando por su creación es el mismo que manifiesta su gloria liberando a sus hijos de la opresión del faraón. En uno y otro caso se podría decir, según una imagen querida por los profetas, que él se manifiesta como el esposo ante su esposa (cf. Os 2,16-24; Jr 2,2; Is 54,4-8)." Nuevamente nos admira una exposición tan destacada sobre el sábado, para luego traer a colación que el día ha sido cambiado.
El párrafo 14 comienza con una hermosa oración: "El día de descanso es tal ante todo porque es el día ‘bendecido’ y ‘santificado’ por Dios, o sea, separado de los otros días para ser, entre todos, el ‘día del Señor’". Si el papa se está refiriendo al sábado, lo cual se desprende del contexto, está bien situado dentro de la Palabra de Dios. Pero si por destacar la expresión "día del Señor", él pudiese estar refiriéndose al domingo, entonces es un craso error, pues en ningún lugar de la Biblia Dios ha bendecido o santificado ese día. El mandamiento original dice: "Porque en seis días hizo Yahvé los cielos y la tierra, la mar y todas las cosas que hay en él y reposó el séptimo día. Por eso bendijo Yahvé el sábado y lo santificó (Éxodo 20:11)".
En el mismo párrafo el papa añade: Dios " no es el Dios de un sólo día, sino el Dios de todos los días". Esto es una gran verdad. Pero hay que tomarla con cuidado. Hay una teoría entre algunos protestantes de que no importa el día que se guarde, da lo mismo, porque todos los días son de Dios. El problema es que no he visto ninguna iglesia que dedique al Señor un lunes, o martes, o viernes o cualquier otro día, o que llame a su escuela bíblica "Escuela lunesical", o "martesical", sino "Escuela dominical". Todos los días son buenos para realizar cultos, para orar, leer la Biblia, hacer el bien, pero la Biblia habla de sólo un día que Dios ha bendecido y santificado: el sábado de Yahvé. ¿Por qué esa guerra contra el sábado de parte de católicos y protestantes? ¿No es más fácil obedecer la Palabra del Señor?
Aun en el párrafo 14, Juan Pablo II dice: "Por tanto, si él ‘santifica’ el séptimo día con una bendición especial, y lo hace ‘su día’ por excelencia, esto se ha de entender precisamente en la dinámica profunda del diálogo de alianza, es más, del diálogo ‘esponsal’". Para añadir a la expresión del papa, veamos lo que Dios dice a través del profeta Isaías: "Si retrajeres del sábado tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y al sábado llamares delicias, santo, glorioso de Yahvé; y lo venerares, no haciendo tus caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus palabras: entonces te deleitarás en Yahvé; … (Isaías 58:13,14)". El sábado es el único día que Dios reconoce como suyo, al que le ha dado una distinción especial, a la que ha hecho un signo de su poder creador.
Una de las expresiones más lindas sobre el sábado en la carta pastoral de Juan Pablo II está en el párrafo 16. Lo citaré completo: "El mandamiento del Decálogo con el que Dios impone la observancia del sábado tiene, en el libro del Éxodo, una formulación característica: ‘Recuerda el día del sábado para santificarlo’ (20:8. Más adelante el texto inspirado da su motivación refiriéndose a la obra de Dios: ‘Pues en seis días hizo el Señor el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto contienen, y el séptimo descansó; por eso bendijo el Señor el día del sábado y lo hizo sagrado’ (8,11. Antes de imponer algo que hacer el mandamiento señala algo que recordar. Invita a recordar la obra grande y fundamental de Dios como es la creación. Es un recuerdo que debe animar toda la vida religiosa del hombre, para confluir después en el día en que el hombre es llamado a descansar. El descanso asume así un valor típicamente sagrado: el fiel es invitado a descansar no sólo como Dios ha descansado, sino a descansar en el Señor, refiriendo a él toda la creación, en la alabanza, en la acción de gracias, en la intimidad filial y en la amistad esponsal."
Luego de tantas palabras atinadas sobre el significado del sábado bíblico, y de párrafos tan hermosos, Juan Pablo II pasa a lo que es la parte más importante del mensaje papal: El traslado del reposo sabático al dominical.
DEL SHABBAT (EQUIVALENTE AL SÁBADO DE HOY) AL DOMINGO
Juan Pablo II comienza a dilucidar el tema con estas palabras del párrafo 18: "Dado que el tercer mandamiento depende esencialmente del recuerdo de las obras salvíficas de Dios, los cristianos, percibiendo la originalidad del tiempo nuevo y definitivo inaugurado por Cristo, han asumido como festivo el primer día después del sábado, porque en él tuvo lugar la resurrección del Señor." Al decir que el mandamiento es el tercero del Decálogo, el papa está confesando el cambio que la iglesia de Roma ha hecho en la ley de Dios. Vimos como, al remover el segundo mandamiento que prohíbe el culto a las imágenes, el catecismo coloca el mandamiento del día de reposo en el tercer lugar.
El "tiempo nuevo y definitivo" que menciona la carta es una obvia referencia al domingo y el papa dice que este tiempo fue inaugurado por Cristo. Una cosa es el evento de la resurrección y otra cosa es el día en que se verificó. La resurrección del Señor es un tema abarcante en todo el Nuevo Testamento, pero en ningún lugar se dice que el primer día de la semana suplantaría el séptimo.
El primer día de la semana se menciona sólo ocho veces en el Nuevo Testamento. Seis de ellos se hallan en los Evangelios y tratan sobre la resurrección de Jesús. El séptimo está en Hechos 20:7 y trata de una reunión de despedida de Pablo. El último está en 1 Corintios 16:1,2 y menciona que en ese día se separara una ofrenda para los pobres de Judea. Ni remotamente podemos hallar en esos textos la idea de que el primer día de la semana suplantara el sábado.
Cristo se proclamó "Señor del sábado" en Mateo 12:8. Eso no es eliminar el mandamiento antiguo, más bien lo refuerza. Es cierto que Cristo realizó unos siete milagros en sábado, pero Él mismo indica: "es lícito hacer bien en los sábados (Mateo 12:12)". Esto no es quitar ni cambiar el mandamiento, más bien lo establece, lo ratifica. Declarar que el domingo es el día de descanso de la nueva alianza es un insulto a Dios. El Nuevo Pacto no elimina la ley de Dios, más bien la escribe en el corazón del creyente (Jeremías 31:33 y Hebreos 8: 10.
Como puede notarse claramente en el resto de la carta papal, el domingo se observa como fruto de la "tradición" y no de la Biblia. ¿Cómo es posible que una cosa como esa sea oculta, cuando los escritores neotestamentarios nos legaron más de 15 epístolas que cubren unos 70 años? La tradición, desde los tiempos de Cristo, ha sido siempre un problema. Esta es buena cuando se sujeta a la Palabra revelada. Pero como en aquellos tiempos, hoy la tradición contradice gran parte de lo revelado. En esa disyuntiva, tenemos que ponernos de parte de la Biblia y rechazar todo aquello de la tradición que no esté de acuerdo a la Palabra de Dios. El grave problema del catolicismo es que ha puesto la tradición a la par con la Biblia. ¿De dónde han sacado los católicos toda esa maraña de doctrinas y prácticas que los distinguen? No de la Biblia, por supuesto, sino de la tradición patrística. Podría enumerar muchísimas de esas doctrinas, pero veamos sólo unas pocas (3).
1. El culto a María. Esto es una copia del culto a las diosas del paganismo. No hay ni la más remota evidencia en los escritos apostólicos de tal culto. El nombre de María ni siquiera es mencionado en las cartas de Pablo, Santiago, Pedro, Juan y Judas.
2. El Papado. Pretender que Pedro fue el primer papa es falso. Quien presidió la iglesia primitiva fue Santiago, a quien llamaba "el hermano del Señor" (hechos 15). Tampoco hubo papa alguno en supremacía sobre la iglesia Católica hasta el siglo 6to.
3. El Culto a las Imágenes. Esta también era costumbre pagana. Al principio, las imágenes eran usadas para educar a los nuevos conversos. Pero ellos comenzaron a asociarlos con los dioses que habían abandonado.
4. El Domingo. Este día era seguido por los antiguos persas, los cuales lo dedicaron a su dios sol, Mithra. Los romanos adoptaron a este dios y Constantino dio su edicto del 321 una orden de guardar el "venerable día del sol", refiriéndose al 1er. día de la semana.
5. Culto a los Santos. Los paganos tenían dioses para toda ocasión y eran patronos de ciudades, como Diana, que era la patrona de Éfeso. Se le dedicaban festivales y hasta cada hora del día era dedicada a diferentes dioses. El santoral católico es una copia de estos dogmas paganos.
6. La inmortalidad del Alma. Esta doctrina pagana trae consigo las enseñanzas del purgatorio, del limbo, del infierno para los malos y la gloria para los justos. La Biblia establece que los muertos descansan en sus tumbas hasta que reciban su premio o castigo en sus propios cuerpos resucitados. La Biblia dice que "el alma que pecare esta morirá (Ezequiel 18:4)".
7. La Misa. En este rito la iglesia Católica pretende que Cristo está presente en la Eucaristía, dogma llamado la "transubstanciación". Según esta doctrina, el sacerdote crea a Cristo en la forma del pan. La misa es una repetición del sacrificio de Cristo, cosa ajena a la Palabra de Dios.
8. El Celibato. El "don de continencia" es precioso, pero exigir ser solteros para ser sacerdotes es contrario a la Palabra de Dios.
9. El Rosario. Esta es una costumbre pagana de repetir oraciones a los dioses. Aun hoy, los hindúes usan una especie de rosario, de donde fue copiada por los lideres católicos a comienzos de la Edad Media. Nunca hubo tal intención de los apóstoles.
10. Las Indulgencias. Pretender que los santos han hecho el bien más de la cuenta es falso. La Iglesia católica enseña que ese bien acumulado es dispensada a los fieles por actos realizados para ella. Sólo Cristo ha hecho el bien sin haber pecado. Sólo sus méritos son eficaces para la salvación.
Si usted quita del catolicismo esas cosas que he mencionado y otras muchas que hay, ¿qué queda? El catolicismo es pura tradición. La Biblia es apenas usada. El Evangelio ha sido tan oculto que muchos se circunscriben a rezar el rosario y la devoción a María y a otros de los "santos". La religión de la Biblia es muy distinta a lo que los católicos presentan.
Al concluir el párrafo 18, el papa dice: " Del ‘sábado’ se pasa al ‘primer día después del sábado"; del séptimo día al primer día: el Dies Domini se convierte en Dies Christi." ¿Quién "convierte" el día de reposo del séptimo al primer día de la semana? ¿Qué evidencias bíblicas pueden presentar? ¿Los 6 textos que en los Evangelios mencionan la resurrección de Jesús? Nadie puede negar esto. Pero, ¿menciona alguno de ellos que haya habido un cambio en el día de reposo? Cristo dijo que "la Escritura no puede ser quebrantada (Juan 10:35)". Ni aun Él podía echar a un lado aquello que Él mismo ha escrito y promulgado. Mucho menos los seguidores suyos podían quitar o poner a la Escritura sagrada.
Los otros dos textos que mencionan "el primer día de la semana" tampoco indican un cambio en ese día por los apóstoles. Hechos 20: 7 habla de una reunión de despedida de Pablo verificada en lo que hoy llamamos sábado de noche. El último, el de 1 Corintios 16:1,2, habla de apartar una ofrenda en ese día, pero esto no constituye un culto en sí. Es claro, y así lo indican innumerables autores católicos y esta misma carta del papa, que el cambio lo verificó la iglesia Católica en tiempos posteriores a la era apostólica (4) .
El DIES CHRISTI
Juan Pablo II comienza el tema en el párrafo 19 mencionando algunos prominentes "padres de la iglesia". Bien sabemos todos los que hemos estudiado esos escritos que los llamados "padres", muchos de ellos, fueron influenciados por corrientes filosóficas de su tiempo, sobre todo con el neo platonismo. Las "religiones de misterio" que eran tan florecientes en la época neotestamentaria, se infiltraron solapadamente en el cristianismo. La iglesia fue débil al tolerar estos dogmas paganos. Como los fieles no contaban con la Biblia para cotejar lo que se les enseñaba (5), tomaban todo como bona fide y pronto el mensaje de Cristo fue opacándose hasta lo que hoy conocemos.
Fue necesario que surgieran hombres como Wicleff, Hus, Lutero, Calvino y tantos otros para esclarecer lo que es el Evangelio, y desenmascarar la obra de engaño que en sus tiempos fue esparcida por toda Europa. Viéndose amenazada, la iglesia de Roma emprendió una guerra sin cuartel contra los que se oponían a sus dogmas. Nadie puede hoy dudar de los crímenes sin cuento de la Inquisición, las cruzadas contra los Albigenses, los Cátaros, los Valdenses y otros grupos de cristianos (6). La "matanza de San Bartolomé", del 24 de agosto del 1572, es, posiblemente, la obra más cruel del catolicismo. Pero toda esta cruenta obra no impidió que las verdades de la Palabra de Dios llegaran hasta nosotros (7).
En el párrafo 19 el papa presenta la observancia del domingo como una "tradición ininterrumpida". Aunque es claro que el domingo se guarda por tradición y no por la Biblia, también es cierto que su observancia no ha sido ininterrumpida, ya que los discípulos del primer siglo no lo guardaban y de ahí en adelante se comenzó a guardar paulatinamente, hasta que Constantino lo hizo ley del estado y el Concilio de Laodicea del siglo 4to. lo hizo ley eclesiástica.
El derramamiento del Espíritu Santo en la fiesta de Pentecostés ocurrió en el primer día de la semana. Esto nadie puede negarlo. Pero lo que sí niego es que el acontecimiento haya cambiado el día de reposo. El otro argumento, presentado por algunos de los "padres" de la iglesia es que ese día fue que Dios comenzó la creación. Es cierto que Dios comenzó el primer día, pero el día que Él bendijo y santificó fue el día que Él terminó la creación. No hay descanso antes de trabajar, sino al concluir la obra. No es el día que los "padres" han dicho, ni que concilios hayan decidido, sino el que Dios ha escogido y colocado en el mismo centro de su Decálogo.
El párrafo 21 comienza citando la reunión de Pablo en Troas (Tróada), de Hechos 20:7. El papa dice bien que esa reunión era "para la fracción del pan". No se trataba de la cena del Señor (eucaristía), sino de una cena de despedida para Pablo, quien había de partir al día siguiente. En Hechos 2:46 se nos dice que los creyentes perseveraban "unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas comían juntos con alegría y con sencillez de corazón." Es claro entonces que la frase "fracción del pan" no es necesariamente la comunión, pero sí una cena de amor que se celebraba cada día. No cabe la menor duda que Pablo, según lo afirma Hechos 17:1,2 y 18:1-4, guardaba fielmente el sábado, pero la reunión de Troas era una reunión especial y la noche del 1er. día de la semana es la ideal para tal actividad. Aun hoy, la iglesia de Cristo acostumbra hacer reuniones similares en los sábados de noche, que es a lo que el texto se refiere (4).
El párrafo 21 continúa mencionando el término "día del Señor". Esta frase española nos viene del latín de la Vulgata de Jerónimo "Dominicus dies" o "dies Dominica", que a la vez es una traducción del griego "kiriké ‘emera". La palabra "kiriaké" significa "del Señor" y era usada para describir lo referente al emperador romano. "Dominicus" es entonces lo que dio pie para que el primer día de la semana fuera llamado "Domingo". Pero, el hecho de que ese día sea llamado así por los hombres, no hace de él un día de reposo que substituya el sábado de Yahvé. El día del Señor es el sábado, séptimo día de la semana, porque así Dios lo indica en Isaías 58:13,14 y Mateo 12:8. En Éxodo 16: 23 Moisés aclara que "el santo sábado" es "el reposo de Yahvé".
Habla el papa, en el párrafo 22, de la "notable dificultad" de los cristianos de los primeros siglos para guardar el primer día de la semana, ya que "los días festivos de los calendarios griego y romanos no coincidían con el domingo cristianismo pagano". Si esto era así, ¿por qué a los cristianos que se sorprendían guardando el sábado "se le rapaba la cabeza y se le propinaban cien golpes (enciclopedia Espasa-Calpe, artículo Domingo)?" Esto sucedía en los tiempos en que el catolicismo era la religión del estado en todo lo que fue el imperio romano. ¿Por que el concilio de Trento, que comenzó en el 1545, dio reglas respecto a la observancia del domingo? Obviamente habían iglesias católicas que persistían en guardar el sábado juntamente con el domingo. El párrafo 23 menciona las palabras de S. Gregorio de Nisa, donde llama al sábado y al domingo "dos días hermanos". Es evidente por la historia que algunas iglesias católicas permanecieron por mucho tiempo observando ambos días. En el párrafo 23, el papa corrobora esto al decir: "En algunas comunidades se podía ver como la observancia del sábado coexistía con la celebración dominical". Aun hoy en algunos países llaman al sábado "el día de la Virgen".
En el mismo párrafo 23 dice que los cristianos provenientes del judaísmo "tendían a conservar la obligación de la antigua ley". ¿A qué se refiere el papa con eso de "la antigua ley"? ¿Será para justificar el domingo bajo una supuesta "nueva ley"? Ese argumento lo he oído muchas veces de parte de católicos y protestantes. La Biblia menciona un "Nuevo Pacto o Alianza", pero la santa ley de Dios no es cambiada por la introducción del Nuevo Pacto (8). Dios dice: "Mas este es el pacto que haré… daré mi ley en sus entrañas, y la escribiré en sus corazones (Jeremías 31:33)…" Notemos que la ley no cambia bajo el Nuevo Pacto. Cristo demuestra en Mateo 5 que la ley sigue en vigencia, cumpliendo lo que Dios dijo mediante Isaías: "Yahvé se complació por amor de su justicia, en magnificar la ley y engrandecerla (Isaías 42:21)."
Como una nota aparte, en el párrafo 25, el papa menciona el bautismo como un rito "con el que nace toda existencia cristiana." Es muy verdadera esta observación, pero, ¿por qué bautizan a los niños recién nacidos? Las palabras de Cristo en Mateo 28:19: "Id y doctrinad a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo…" hacen claro que los candidatos al bautismo deben ser educados antes de ser bautizados. Pedro, en Hechos 2:38, dice: "Arrepentios y bautícese cada uno de vosotros… para perdón de los pecados…" ¿De qué puede arrepentirse un bebé de meses o de unos años? ¿Qué pecados han de ser perdonados? La iglesia católica enseña que el bautismo borra el "pecado original". Pero de ese pecado no tenemos que arrepentirnos sino de los que hemos cometido. El bautismo de los niños era ajeno a la iglesia original. Fue impuesto mucho más adelante.
El párrafo 27 es singular. Por primera ves en su carta pastoral, Juan Pablo II dice el verdadero origen del domingo. Veamos la confesión papal: "Una aguda intuición pastoral sugirió a la iglesia cristianizar, para el domingo, el contenido del ‘día del sol’, expresión con la que los romanos denominaban ese día y que aún hoy aparece en algunas lenguas contemporáneas, apartando a los fieles de la seducción de los cultos que divinizaban el sol y orientando la celebración de este día hacia Cristo, verdadero ‘sol’ de la humanidad". Esta nueva confesión papal nos lleva a considerar al romanismo como una copia de los cultos paganos. Fue fácil "cristianizar" el culto a las imágenes, el papado, la misa, las fiestas patronales, el rosario, el infierno y otras doctrinas y prácticas del paganismo. El domingo no es una excepción. Ya los romanos daban importancia a ese día en honor al "sol invicto", cuyo nacimiento era celebrado mucho tiempo antes de nacer Jesús en el día 25 de diciembre y el primer día de la semana como su día especial de culto. No, señor Juan Pablo II, a los cristianos afectados por el paganismo no les fue difícil aceptar el 1er. día de la semana como su nuevo día de culto. No fueron perseguidos por eso. Mas bien fueron aquellos leales a la ley de Yahvé, guardando su sábado, los que sufrieron persecución y hasta el martirio.
El párrafo 30 trae otra declaración papal interesante respecto a cómo el domingo fue lentamente reforzado por las leyes del estado. Dice la carta papal: "La práctica espontánea pasó a ser después norma establecida jurídicamente:..." Esta admisión del papa debía ser suficiente para que el lector sincero sé de cuenta de la forma en que la iglesia católica ha impuesto esta y otras ordenanzas. No le importó la orden explícita de Dios para anteponer sus concepto a la ley del Altísimo. Una costumbre ajena a la Biblia no es correcta. Y si esa costumbre es convertida en ley, eso se llama apostasía.
EL DÍA DE LA IGLESIA
El párrafo 33 cita a Juan 20:26, donde Cristo aparece a los discípulos luego de resucitado. Este día fue el primero de la semana, o como el papa dice "ocho días más tarde". La carta añade que en este texto "se ve prefigurada en su origen la costumbre de la comunidad cristiana de reunirse cada octavo día, en el ‘día del señor’ o domingo, para profesar la fe en su resurrección y recoger los frutos de la bienaventuranza prometida por él: ‘Dichosos los que no lo han visto y han creído’". Esta última parte de la oración es citada del verso 29, donde Cristo, luego de permitir a Tomás meter su dedo en su mano y su mano en el costado para que fuera creyente en su resurrección.
Sería interesante visualizar los versos anteriores a los citados. Luego de ser la primera persona en ver a Jesús resucitado, María Magdalena fue a avisar a los apóstoles. El verso 19 dice: "Y como fue la tarde aquel día, el primero de la semana, y estando las puertas cerradas donde los discípulos estaban juntos por miedo de los judíos, vino Jesús, y púsose en medio, y díjoles: Paz a vosotros." Notemos que los discípulos no estaban celebrando la resurrección de Jesús, mas bien estaban reunidos "por miedo de los judíos". Era la "tarde", o sea, luego de la puesta del sol. Ya no era domingo, sino que estaba comenzando el segundo día de la semana, al que hoy llamamos lunes. La reunión mencionada en el verso 26 dice que fue "ocho días después", así que sería el lunes de día o las primeras horas de la noche del martes.
El párrafo 37 nos trae otra gran revelación. El papa compara el primer día de la semana,"el domingo que no tiene fin", a la eternidad en la tierra renovada. Pero lo que el pontífice romano ignora es que ese concepto de asociación del día de reposo con el reposo en la eternidad con Cristo ya ha sido descrito en Hebreos 4. Allí se dice claramente: "Empero entramos en el reposo los que hemos creído… Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de sus obras en el séptimo día… Por tanto queda un reposo para el pueblo de Dios (versos 3,4 y 9)." Por lo tanto, el día que nos adelanta ese reposo eterno no es el domingo de la tradición sino el sábado de la Biblia.
El párrafo 38 se halla algo interesante. El papa vuelve a dar sus alabanzas al domingo llamándolo "el día de la fe" y "el día de la esperanza". Luego lo llama "el memorial de Cristo". Como me interesó la palabra "memorial" decidí buscarla en el "Diccionario Manual de la Lengua Española", de la editorial Espasa-Calpe de España. Entre las definiciones y a la luz de lo escrito por el papa, veo la primera, que dice: "Libro o cuaderno en que se apunta una cosa para un fin". Según Juan Pablo II, el domingo ha sido apuntado para un fin. ¿Quién lo apuntó? ¿Dios? ¿Jesucristo? ¿Los apóstoles? ¡No! En ningún lugar de las Escrituras Sagradas hay texto alguno que diga eso. Al contrario, es al sábado que Dios le da esa distinción. Mire este texto: "Guardarán, pues, el sábado los hijos de Israel: celebrándolo por sus edades por pacto perpetuo: Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel; Porque en seis días hizo Yahvé los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó, y reposó (Éxodo 31:16,17)". Dios hizo del sábado el memorial de su creación.
Hay un buen consejo del papa en el párrafo 40. Él dice a los fieles que deben tener "un conocimiento adecuado de la Sagrada Escritura". Es bueno ver a católicos que al fin usan la Biblia. Pero el papa añade de inmediato las restricciones consabidas: La lectura de la Biblia ha de ser "con docilidad a la interpretación eclesial". Aunque no estoy de acuerdo ciento por ciento del postulado reformista del "libre examen" de la Biblia, tampoco creo que son sabias las restricciones que le han impuesto los del "magisterio" eclesiástico católico a la lectura del Libro Santo. Cristo nos hizo libres y esa libertad debe ejercerse también en la lectura de la Biblia. No es justo que tengamos que anteponer los conceptos de los llamados "padres de la iglesia" a los Escritos proféticos y apostólicos. Muchas veces esos escritos del magisterio están plagados de conceptos paganos helenísticos, romanos y de las religiones de misterio como el mitraísmo. Todo católico sincero ha de ver en la Biblia la verdad y saber distinguir el grano de la paja.
El párrafo 43 presenta algo que vale la pena señalar. Es lo referente a la eucaristía, la que el papa dice que es un "movimiento descendente de Dios hacia nosotros". Luego añade que "la misa es la viva actualización del sacrificio de la cruz." Él llama a esto "el divino sacrificio" que es "inmolado de manera incruenta". Como ya indiqué, en la misa se repite el sacrificio de Cristo. El dogma de la "transubstanciación" indica que el pan se convierte en el cuerpo mismo de Cristo. En el libro: Dignidad y Tarea del Sacerdote (Brooklyn: Redentorist Fathers, 1927, Págs. 26, 27 31-34), Alfonso de Ligorio (santificado por la iglesia), dice: "De acuerdo al poder del sacerdote sobre el cuerpo real de Jesucristo, es de la fe que cuando ellos pronuncian las palabras de consagración, la palabra Encarnada se ha obligado a sí mismo a obedecer y a venir a sus manos bajo las especies sacramentales… Hemos encontrado que a las palabras del sacerdote- Hoc Est Corpus Meam (Esto es mi cuerpo)- Dios mismo desciende al altar, que él viene dondequiera que se le llame, y tan a menudo como se le llame, y se pone a sí mismo en las manos, aunque ellos sean sus enemigos. Una vez venido, él se queda enteramente a su disposición; lo mueven como quieran, de un lugar a otro; pueden, si quieren, encerrarlo en el tabernáculo, o exponerlo en el altar, o cargarlo fuera de la iglesia…Así que el sacerdote puede, en cierta manera, ser llamado creador de su Creador,… ‘El poder del sacerdote’, dice san Bernardino de Siena, ‘ es el poder de la persona divina; Porque la transubstanciación del pan requiere tanto poder como el de la creación del mundo.’ ‘Dejen que el sacerdote’, dice san Lorenzo Justiniano. ‘Se acerque al altar como otro Cristo (10).’" Me maravillo que tanta herejía sea dicha basada en las solas palabras de Cristo "Esto es mi cuerpo". El verbo "es", en el lenguaje bíblico, quiere decir "significa" o "simboliza". Vea, por ejemplo estos versos de las parábolas de Jesús: "Este es (representa) el que es sembrado junto al camino". "El que fue sembrado en espinas, este es (representa) el que oye la palabra…" "El que siembra la semilla es (representa) al hijo del hombre…" También hallamos esta misma forma de interpretar en Génesis: "las vacas gorda son (representan) siete años de abundancia…" En Daniel también vemos esto: "El macho cabrío es (representa) el rey de Javán…" Esto es repetitivo en la Biblia. Lo que Cristo dijo, con relación a la cena del Señor es: "Esto es (representa o simboliza) mi cuerpo". Cuando usted participa de la cena del Señor, usted no se está comiendo la carne de Cristo ni se está bebiendo literalmente su sangre. Usted está comiendo pan y bebiendo vino que representan el cuerpo y la sangre de nuestro Salvador.
El párrafo 46 trae a colación el tratado del siglo III llamado Didscalia de los Apóstoles, de donde el papa saca la orden ( 9): "Dejad todo en el día del Señor y corred con diligencia a vuestras asambleas porque es vuestra alabanza a Dios. Pues, ¿qué disculpa tendrán ante Dios aquellos que no se reúnen en el día del Señor para escuchar la palabra de vida y nutrirse con el alimento divino que es eterno?" Como otros documentos de los primeros siglos, este nos presenta como las cosas de Dios fueron cambiando. ¿Qué apóstoles crearon ese escrito? No los de Cristo del primer siglo, pero sí los que presenta Juan en Apoc 2:2 como "los que se dicen ser apóstoles y no lo son, y los has hallado mentirosos." ¿Cómo es posible que unos llamados "apóstoles" se atrevan a contradecir la Palabra de Dios? Esta dice expresamente: "Seis días trabajaréis, pero el séptimo que es sábado, es santo, día de descanso y de santa asamblea. No haréis en él trabajo alguno. Él es el descanso consagrado a Yahvé, dondequiera que habitéis (Éxodo 23:3)". El texto, tomado de la magnífica versión católica Nácar Colunga, es más que claro: el día sé "santa asamblea", no es el que los hombres han escogido, pero sí el que Dios ha santificado.
Luego el papa cita a "San Justino, en su segunda apología dirigida al emperador Antonino y al senado" y cómo este "describía con orgullo la práctica cristiana de la asamblea dominical". Nuevamente les refiero a la cita en el párrafo anterior, donde la orden de Dios es clara: el día de la asamblea es el mismo día que desde la creación Dios entregó al hombre. Sigamos, pues, la ley de Dios y apartémonos de "los mandamientos de hombres".
Más tarde en el mismo párrafo, Juan Pablo II presenta una cita del Derecho Canónigo, donde indica que la observancia del domingo "es una obligación grave". Luego agrega una disposición del nuevo catecismo, que en la nota 2181 dice: "Los que deliberadamente faltan a esta obligación (la observancia del domingo) cometen un pecado grave." Si estamos de acuerdo a la definición de "pecado" según la Biblia, la cual indica: "Cualquiera que hace pecado, traspasa también la ley; porque el pecado es transgresión de la ley (1 Juan 3:4)", y si esta expresión bíblica es imperativa, entonces, ¿a qué ley se refiere? ¿A la del catecismo? ¿A la del Derecho canónigo? No,señor. Es a la verdadera ley: la que Dios promulgó desde la cumbre del Sinaí y escribió con su propio dedo en las dos tablas de piedra. La ley que, en su cuarto mandamiento habla expresamente del día de reposo, el séptimo día, el sábado de Yahvé, que él bendijo y santificó. Esta bendición y santificación ningún papa o concilio puede cambiar.
El párrafo 48 trae la orden papal a todos los obispos de que deben preocuparse de que "el domingo sea reconocido por todos los fieles, santificado y celebrado como verdadero ‘día del Señor’…" ¿Verdadero día del Señor? ¿El domingo? Pero, ¿a quien vamos a creer, a la Biblia o a la tradición? Lo que debe preocupar a todos los católicos, clérigos, obispos y feligreses es visualizar y aceptar lo que Dios dice y no menospreciar la ley del Altísimo.
Cuando el papa dice, en el párrafo 49, que se comience la celebración del domingo ya "el sábado por la tarde", es indicio de que reconoce la postura bíblica de que el día comienza al anochecer y no a medianoche. Esto es lo que dice el Señor: "De tarde a tarde holgaréis vuestro sábado (Levítico 23:32)". Esta es la razón por la cual los verdaderos cristianos comenzamos la observancia del sábado en el viernes a la puesta del sol hasta el sábado a la puesta del sol. Este es el mandamiento santo descrito en las Sagradas Escrituras.
DIES HOMINIS
Entrando en el capítulo 4, párrafo 55, el papa cita parte del "texto siríaco en el Misal, según el rito de la Iglesia de Antioquia de los Maronitas". Este texto dice: "Sea bendito Aquel que ha elevado el gran día del domingo por encima de todos los días. Los cielos y la tierra, los ángeles y los hombres se entregan a la alegría". Bendito, feliz o bienaventurado es aquel que sigue la ley de Yahvé: Así dice el Señor: "Bienaventurado el hombre que esto hiciere, el hijo del hombre que esto abrazare: que guarda el sábado de profanarlo, y que guarda su mano de hacer todo mal (Isaías 56:2)".
En el párrafo 57, la carta dice que el domingo "celebra la obra divina de la creación". Ya hemos visto que el día que celebra la creación no es el día primero, cuando la creación comienza, sino el séptimo día, cuando Yahvé culmina su obra creadora y bendice y santifica el sábado. Es importante analizar las cosas, no importa de quien provenga. Hay gran peligro en aceptar como verdad postulados que los hombres nos legan, si ello contradice la Palabra revelada. "A la ley y al testimonio; si no dijeren conforme a esto es porque no les ha amanecido (Isaías 8:20)".
El papa reconoce que el sábado es un "memorial de la liberación llevada a cabo en el Éxodo, que se convierte en memorial de la redención universal realizada por Cristo muerto y resucitado (párrafo 59)". Luego añade que "el domingo…, mas que una ‘sustitución’ del sábado, es su realización perfecta…" Acto seguido, la carta prosigue: "Sello de la obra creadora fue la bendición y consagración del día en el que Dios cesó de ‘toda la obra creadora que Dios había hecho’ (Gn.2,3). Más adelante, en el párrafo 61 indica una gran verdad: "El ‘shabbat’, día séptimo bendecido y consagrado por Dios…."
La frase "el sábado judío", que el papa menciona en el párrafo 62, no es adecuada, ya que el sábado fue instituido cuando no había nacionalidades. Dios entregó el sábado a nuestros primeros padres que no eran judíos. En Isaías 56:2, texto que cité anteriormente, dice "Bienaventurado el hombre (no el judío) …que guarda el sábado…" La ley de Yahvé fue dada para todas las gentes, pero fue el pueblo hebreo el depositario de esa ley. Los hebreos tenían la encomienda de Dios de enseñar a todas las naciones sobre el Dios verdadero y sus mandamientos. Hoy también cuenta con un pueblo que está mostrando al mundo entero la necesidad de observar los mandamientos de Dios (Apocalipsis 12:17).
El párrafo 63 es increíblemente revelador. Presenta el concepto verdadero del sábado de Dios. Muestra a Cristo sanando en el día sábado, sin ser transgresor de la ley, cosa que es muy cierta a la luz del pasaje bíblico de Mateo 12. Dice además con propiedad, que Jesús se oponía "a la interpretación demasiado legalista de algunos contemporáneos suyos, y desarrollando el auténtico sentido del sábado bíblico". Tanta verdad, para luego asegurar que los cristianos se sintieron "autorizados a trasladar el sentido del sábado al día de la resurrección (domingo)." Es, de nuevo, una admisión papal de que el cambio del día de reposo no fue realizado por Cristo, sino años después por sus seguidores, sin ninguna autorización de parte de Dios.
En el párrafo 64, el papa vuelve a decirnos lo que fue el clímax de la obra del cambio del reposo semanal. Menciona que "en el siglo IV, la ley civil del Imperio Romano reconoció el ritmo semanal, disponiendo que en el ‘día del sol’ los jueces, las poblaciones de las ciudades y las corporaciones de los diferentes oficios dejaran de trabajar." Constantino, influenciado por la adoración del sol como dios, expidió ese edicto el 7 de marzo del 321. Él no estaba presentando algo nuevo, pues ya el día primero de la semana era considerado por los paganos con el nombre de "venerable día del sol" (venerabilis dies solis). Antes de que Cristo naciera, los mitraístas persas celebraban ese día dedicado a su dios. Lo que pretendía Constantino era unificar su imperio, dando a los paganos su día de descanso oficial y permitiendo a los cristianos adorar a Cristo como "el Sol de justicia". Podríamos decir que el emperador era un gran ecuménico. Logró lo esperado, pues hasta el día de hoy, el catolicismo romano es una copia de aquel extinto imperio romano y las religiones evangélicas, al menos en el asunto del domingo y la inmortalidad del alma, están estrechamente unidos a él.
Casi constantemente, el pontífice romano hace énfasis en la necesidad del descanso. Por ejemplo, en el párrafo 65, el papa escribe: "El descanso es una cosa ‘sagrada’, siendo para el hombre la condición para liberarse de la serie, a veces excesivamente absorbente, de los compromisos terrenos y tomar conciencia de que todo es obra de Dios." Luego añade: "En nuestra época es mucho más urgente este reconocimiento, pues la ciencia y la técnica han extendido increíblemente el poder que el hombre ejerce por medio de su trabajo." Estas lindas y significativas palabras deben hacernos comprender el significado importantísimo del sábado. De haber el hombre persistido en su observancia, hoy la cosa fuera distinta. Pero la intromisión del día pagano de descanso, alterando el mandato preciso de Dios, ha hecho que la mayoría del mundo haga caso omiso del precepto del Decálogo.
Pasando por alto los importantísimos párrafos 65 y 66, los cuales consideraré en el próximo capítulo, quiero mostrar una vez más algunos de los aciertos de la carta papal. En el párrafo 67 encontramos este texto: " Si después de seis días de trabajo… el hombre busca un tiempo de distensión y de más atención a otros aspectos de la propia vida, esto responde a una auténtica necesidad, en plena armonía con la perspectiva del mensaje evangélico." Es justamente esa la causa por la cual Dios nos dio el sábado. Y lo más interesante es que Adán y su esposa, que fueron creados en el sexto día, celebraron el primer sábado con Dios y los ángeles en el huerto de Edén, en medio de una naturaleza exuberante y animales mansos que jugueteaban por los prados. De esa forma Dios mostró su gracia. Esto es un anticipo del eterno sábado que celebraremos cada semana en la tierra renovada. Así lo expresa el Señor en Isaías 66:22 y 23: "Porque como los cielos nuevos y la tierra nueva que yo hago, permanecen delante de mí, dice Yahvé, así permanecerán vuestra simiente y vuestro nombre. Y será que de mes en mes, y de sábado en sábado, vendrá toda carne a adorar delante de mí, dijo Yahvé."
LA LEY DOMINICAL
Por más de 150 años la verdadera iglesia ha estado pronosticando que ha de ser impuesta en todo el mundo una ley que haga la observancia del domingo una obligatoria. Se nos ha tildado de fanáticos e indican que eso nunca va a suceder, ya que el mundo cada vez se vuelve con más firmeza hacia los conceptos democráticos y a la defensa de los derechos humanos. Pero la profecía del Apocalipsis dice algo diferente. El cuerno pequeño que crece notablemente y arranca tres de los diez de la cuarta bestia, que se menciona en Daniel 7, es la misma bestia que presenta Juan en Apocalipsis 13. Eso puede corroborarse comparando Daniel 7:25 con Apocalipsis 13:1-8. Daniel dice, entre otras cosas, que esta institución, el cuerno, "pensará en mudar los tiempos y la ley".
Hemos visto, a través de esta carta papal, como la Iglesia católica ha hecho la mudanza del "tiempo" de Dios, el séptimo día, al primer día de la semana. Somos testigos de como la ley sacrosanta de Yahvé ha sido alterada en el catecismo romano. ¿Qué más podemos esperar? La profecía se ha cumplido. Pero falta algo que es lo que estamos esperando, y que esta carta pastoral de Juan Pablo II ha de avivar: la ley dominical.
En el capítulo 7 de Apocalipsis se presenta un ángel con "el sello del Dios vivo". Esta señal o sello ha de librar, a los que la tengan en su frente, de las plagas postreras, las cuales serán derramadas sobre la tierra cuando los cuatro ángeles suelten "los vientos". La palabra ángel significa "mensajero" y este ángel del capítulo 7 es un símbolo de la iglesia final de Jesucristo, el Remanente, descrito como "los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo (Apocalipsis 12:17". Esta iglesia está hoy por todo el mundo predicando el mensaje de los tres ángeles de Apocalipsis 14:6-12.
El "sello" que el ángel imprime en la frente a los fieles no es una señal literal, sino una institución divina que distingue a los verdaderos adoradores de Dios. En Ezequiel 20:12, Yahvé dice: "Y les di también mis sábados, que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Yahvé que los santifico." En Isaías 56, Dios escoge el mandamiento del sábado para probar a los extranjeros que deseen unirse a su pueblo. Cuando Dios presenta su pueblo final, en Apocalipsis 14:12, dice: "Aquí están los que guardan los mandamientos de Dios…" Entre esos mandamientos está el que ordena el reposo del sábado.
Cuando visualizamos el mundo religioso cristiano de hoy, nos damos cuenta que hay un pueblo diferente, que destaca la ley del Altísimo. Un pueblo que, a pesar de las cargas impuestas al sábado santo de Dios, se atreve a observarlo y enseñarlo a todo el mundo. Es un pueblo marcado con la señal de Dios.
Para rivalizar con el mandamiento divino, Satanás ha logrado que las principales iglesias del mundo adopten el día falso de reposo, el que tiene la marca del paganismo, el domingo. Mientras el sábado es señal de lealtad a Dios, el domingo es la marca de la apostasía.
La "marca de la bestia" ha de ser impuesta por la segunda bestia de Apocalipsis 13, descrita en los versos 11-17. Mientras la primera bestia surge "del mar", que representan "pueblos y muchedumbres y naciones y lenguas (Apoc. 17:15), la segunda surge de "la tierra". Esto no puede ser la antigua Europa o alguna nación del viejo mundo, sino tenemos que ubicarla en las tierras americanas. Para el fin del siglo XVIII, cuando el papado fue abolido por el imperio napoleónico, la única gran nación en el nuevo mundo, que podría ser asociada con esta profecía es los Estados Unidos de Norteamérica. Esta gran nación fue fundada por los Peregrinos, religiosos que huyeron de Inglaterra y Holanda en busca de libertad religiosa para el año 1621. En el 1776, las colonias americanas se desligaron de Inglaterra y formaron lo que es hoy: la nación más poderosa del mundo.
El papado sabe la importancia que tienen los Estados Unidos y estos ya han logrado establecer relaciones diplomáticas con la sede papal, gracias a la intervención del pasado presidente Ronald Reagan, quien a la vez se unió con Juan Pablo II para lograr la caída del Comunismo en Polonia. Bien dice la profecía de Apoc. 13, que esta "segunda bestia" "ejerce todo el poder de la primera bestia en presencia de ella (verso 12)".
Es esta segunda bestia, los E.U., que impone la "marca de la bestia (versos 16 y 17)". Eso significa que la imposición del domingo no vendrá de Roma, sino de la gran nación americana. A los Peregrinos establecidos en el nuevo mundo se les unieron otros grupos de protestantes de Europa, entre ellos los Puritanos, que eran muy fanáticos y emprendieron una persecución contra los católicos en Salem Massachussetts, y mataron a mujeres católicas diciendo que eran brujas. Estos lograron el control de las colonias e impusieron "las leyes azules", reglamentos muy estrictos en cuanto a la observancia del domingo.
La ley dominical impuesta en la colonia de New Haven, Connetticut, llegó a ser tan severa, que los que eran tomados violando el domingo por primera vez eran multados; la segunda vez, multa y cárcel y la tercera vez con la pena de muerte. Hoy en los Estados Unidos se está levantando un sentimiento neo puritano, que está insistiendo en la observancia obligatoria del domingo. También trabaja con los mismos propósitos la llamada "Alianza del Día del Señor", compuesta por católicos y protestantes.
El temor a parecer anti democráticos, ha demorado el decreto dominical, pero esta carta del papa Juan Pablo II ha de influir tremendamente en esto. Veamos la forma en que, veladamente, el obispo de Roma insta a los líderes católicos a ejercer su influencia para la imposición de la ley dominical.
En el párrafo 66, para reforzar su defensa de la "práctica dominical", el papa cita a León XIII, de la encíclica Rerum novarum, "que presentaba el descanso festivo como un derecho del trabajador que el estado debe garantizar". Más adelante agrega que "las exigencias religiosas, familiares, culturales e interpersonales" no pueden ser "satisfechas sino es salvaguardando por lo menos un día de descanso semanal en que gozar juntos de la posibilidad de descansar y de hacer fiesta." Pero la pregunta a Juan Pablo II sería: ¿Cuál día? ¿El sábado de Yahvé y de otros millones de cristianos? ¿El viernes de los muchos millones de islámicos? Obviamente el papa está insistiendo en que ese "día de descanso semanal" sea oficialmente el domingo. ¿Será que el papa está tan consciente de que sus adeptos no están haciéndole caso a la iglesia respecto a la observancia del domingo y quiere una "ayuda" del estado para su causa? Es fácil guardar un día cuando hay una ley que lo impone. Lo difícil, como pasa con los verdaderos cristianos, es observar un día que es impuesto como día de trabajo. Muchos han perdido sus empleos por esta causa.
Al final del párrafo 67, puede verse una vez más la intención del papa. "Por eso es natural que los cristianos procuren que, incluso en las circunstancias especiales de nuestro tiempo, la legislación civil tenga en cuenta su deber de santificar el domingo." Ante esta declaración, vale la pena citar estos textos que Dios nos presenta a través del profeta Ezequiel: "Sus sacerdotes violentaron mi ley, y contaminaron mis santuarios, entre lo santo y lo profano no hicieron diferencia, ni distinguieron entre inmundo y limpio; y de mis sábados escondieron sus ojos, y yo era profanado en medio de ellos (Ezequiel 22: 26)". Qué manera de predecir el futuro de la iglesia y qué impresionante es su cumplimiento.
La retórica del papa se ve claramente en el párrafo 75. En su alabanza al domingo, dice: "Brotando de la resurrección, atraviesa los tiempos del hombre, los meses, los años, los siglos como una flecha recta que los penetra, orientándolos hacia la segunda venida de Cristo. El domingo prefigura el día final, el de la Parusía, anticipada ya de alguna manera en el acontecimiento de la Resurrección." No cabe duda que la resurrección de Jesucristo es un acontecimiento vital en la teología cristiana, pero es el acontecimiento lo importante, no el día en que se verificó. La preponderancia del domingo es, como hemos visto, una obra totalmente humana, traída por la tradición y no por la Palabra de Dios. El día que realmente nos remonta a la venida gloriosa de Cristo es el sábado, garantizando el reposo celestial a los obedientes de los mandamientos del Señor, como vimos en el texto de Isaías 66:22 y 23.
Ya finalizando su carta pastoral, el papa, en el párrafo 79, une a la observancia del domingo los otros días del "año litúrgico". El cuarto mandamiento, el cual está en tercer lugar en el catecismo romano, reza: "Santificar las fiestas". Cuando se explica más adelante el precepto, se mencionan los días que han de ser observados además del domingo.
CONCLUSIÓN
La carta pastoral termina con unos cuantos párrafos para redondear todo lo expuesto. Comienza en el párrafo 81, diciendo lo que es el origen de la observancia del domingo, admitiendo ha sido transmitido por "la tradición". Esta observancia ha de ser "una verdadera obligación dentro de la disciplina eclesial." Siguiendo esta recomendación, en el párrafo 82 menciona "la novedad y originalidad del domingo". Y es cierto, porque es un mandato ajeno al Decálogo santo de Dios. Es una observancia contraria a lo expuesto por el Altísimo. Para el fiel creyente en la Palabra de Dios, el sábado es el mandamiento antiguo, porque en Dios "no hay mudanza ni sombra de variación (Santiago 1:17)".
El párrafo 83 abre con la expresión de que el domingo es "como el alma de los otros días". En el párrafo 85 escribe que el domingo fue establecido "como sostén de la vida cristiana". Estas alabanzas al domingo no tienen fundamento alguno en la Biblia. El sábado es llamado "delicias, santo, glorioso de Yahvé " en Isaías 58:13 y en el verso 14, Dios nos da la promesa de que si observamos su sábado, nos hará "subir sobre las alturas de la tierra" y nos dará a comer de la "heredad de Jacob", que es la vida eterna en la tierra renovada.
En su conclusión, el papa no podía dejar de incluir la intercesión de la virgen María, ya que él es un devoto mariano. Asegura que ella "está presente en cada domingo de la iglesia (Párrafo 86)." De hecho, él encomienda la "viva acogida" de la carta apostólica "a la intercesión de la Santísima Virgen". Asegura que ella "está presente en cada domingo de la iglesia". El razonamiento del papa, para decir que ella está presente cada domingo en la iglesia es que ella es Mater Domini (Madre de Dios) y Mater Ecclesiae (Madre de la Iglesia), así como el domingo es, según el papa, dies Domini (Día de Dios) y dies ecclesiae (día de la iglesia).
La dirigencia de la Iglesia Católica ha tejido una diversa y rica teología respecto a María, que, en lugar de dignificarla, la convierte el objeto de idolatría. Decir que María es "madre de Dios" es colocarla sobre Dios. Es cierto y bíblico que ella es madre del Señor Jesucristo, pero de su humanidad, ya que Él dijo: "El Padre y yo una cosa somos" y en su oración de Juan 17, dice: "Padre, glorifícame cerca de ti mismo, con aquella gloria que tuve junto a ti antes que el mundo fuese." Si Cristo es eterno, ¿cómo puede María ser la madre de su naturaleza divina? Para presentar la idea de la maternidad divina de María, hay que ubicarla antes de la creación, y aun más, antes de la misma eternidad del pasado, cosa que es imposible.
Todo católico sincero, incluyendo al papa, debe considerar lo siguiente, con relación a las oraciones a María y a los "santos": Si sólo Dios es omnipresente, y puede escuchar y atender las oraciones que se eleven a Él, aunque sean millones a un mismo tiempo, ¿puede María hacer lo mismo? Hay millones que le rezan a ella a cada instante. ¿Es ella omnipresente? Si ella estuviera viva en el cielo, cosa que es improbable por la Sagrada Escritura, ella podría oír a una persona a la vez.
La Virgen María fue una persona digna, especial, santificada, pero nada puede hacer por el ser humano. Ella cumplió su sagrada misión: llevar en su vientre y dar a luz al Mesías, cuidarlo y educarlo. Ella fue fiel en todo a su Hijo, hasta su muerte. Luego, en Pentecostés estuvo junto a los discípulos y recibió el Espíritu Santo. De ahí en adelante su nombre no se menciona más en las cartas apostólicas. Su culto es totalmente ajeno a la Biblia. Mas bien es una copia del culto pagano a las diosas de Grecia y Roma.
Finalmente, en el párrafo 86, el papa dice: "De domingo en domingo, el pueblo peregrino sigue las huellas de María, y su intercesión materna hace particularmente intensa y eficaz la oración que la iglesia eleva a la Santísima Trinidad". El único Intercesor, Sacerdote y Mediador es Cristo. Lo es por su doble naturaleza, humana y divina. Las oraciones, dijo Jesús, han de hacerse al Padre en su nombre. No hay otra fórmula bíblica para que las oraciones sean eficaces. Los rezos y oraciones hechas a María o a los santos no pasan la prueba bíblica.
La carta del papa, pues, tiene repercusiones proféticas. Hoy, viviendo en los últimos días de la historia de este mundo, vemos como se acelera el cumplimiento de aquello que el Apocalipsis tan claramente ha indicado. El pueblo de Dios debe estar en vela, pues tenemos una parte vital que realizar para preparar al mundo para el encuentro con el Rey de reyes y Señor de señores.
APÉNDICE
(1) El cambio de La ley Divina
"Aunque los diez mandamientos, la ley de Dios, se hallan en las versiones católicas romanas de las Escrituras, como fueron dados originalmente, a los fieles se los instruye con los catecismos de la iglesia, y no directamente con la Biblia. Como estos aparecen allí, la ley de Dios ha sido cambiada y virtualmente restituida por el papado.
El segundo mandamiento, que prohíbe hacer imágenes, e inclinarse ante ellas, esta omitido en los catecismos católicos, y el décimo, que prohíbe codiciar, esta dividido en dos." Las hermosas enseñanzas de la Biblia. Copyright 1982 por Pacific Press Publishing Association, pag. 223.
A continuación encontramos la ley como fue dada por Dios, y como ha sido cambiada por el hombre.
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***** LA LEY DE DIOS *****
COMO DIOS LA DIO COMO LA CAMBIO EL HOMBRE
I I
No tendréis otros dioses Amaras a Dios sobre todas las cosas
Delante de mí.
II II
No harás para ti imagen de escultura, No juraras el nombre de Dios en vano
ni figura alguna de las cosas que hay
arriba en el cielo, ni abajo en la
tierra, ni de las que hay en las aguas
debajo de la tierra. No te postraras
ante ellas, no las servirás, porque yo,
el Señor, tu Dios soy un Dios
celoso que castigo la maldad de los
padres en los hijos hasta la tercera y
cuarta generación de aquellos que me
aborrecen; y que uso de misericordia
hasta la milésima generación con los
que me aman y guardan mis mandamientos.
III III
No tomaras en vano el nombre del Señor Santificaras las fiestas
tu Dios, porque no dejara el Señor sin
castigo al que tomare en vano el nombre del
Señor Dios suyo.
IV IV
Acuérdate de santificar el día de sábado. Honraras a tu padre y madre
Los seis días trabajaras y harás todas tus
labores. Mas el día séptimo es sábado,
consagrado al Señor, tu Dios.
Ningún trabajo harás en el, ni tu, ni tu
hijo, ni tu hija, ni tu criado, ni tu
criada, ni tus bestias de carga, ni el
extranjero que habita dentro de tus
puertas. Por cuanto el Señor en seis
días hizo el cielo, y la tierra, y el mar,
y todas las cosas que hay en ellos, y
descanso en el día séptimo; por esto
bendijo el Señor el día del sábado
y lo santifico.
V V
Honra a tu padre y a tu madre, para No mataras
que vivas largos años sobre
la tierra que te ha de dar el
Señor Dios tuyo.
VI VI
No mataras. No fornicaras
VII VII
No fornicaras No hurtaras
VIII VIII
No hurtaras No levantaras falso testimonio, ni mataras.
IX IX
No levantaras falso testimonio No desearas la mujer de tu próximo
contra tu prójimo.
X X
No codiciaras la casa de tu prójimo. No codiciaras las cosas ajenas
No desearas su mujer, ni esclavo, ni
esclava, ni buey, ni asno, ni cosa
alguna de las que le pertenecen.
(Éxodo 20:3-17, VA) (Según el catecismo corriente)
(2) La primera ley dominical
"La primera vez que surgió la observancia del día domingo como un deber legal fue en una Constitución de Constantino en el año 321 D.C. estableciendo que todas las cortes de justicia, habitantes en todos los pueblos y talleres debían estar descansando el domingo (verarabili dies Solis) con la excepción de aquellos que estaban involucrados en trabajos agrícolas. " Enciclopedia Británica, edición novena, articulo "Domingo"
El original en Latín esta en el Codes Justiniani (Código de Justiniano), Lib. 3, titulo 12, lex. 3.
La ley es dada en Latín y en el Ingles en The History of the Christian Church, [La historia de la iglesia cristiana], Vol.3, 3er periodo, Cáp.7, secc.75, Pág. 380 de Pág.
Y en A Manual of Church History, [Un manual de historia eclesiastica], de Albert Henry Neumans, (Philadelphia: The American Baptist Publication Society, 1933) rev. ed., vol.l, pags. 305-307.
Y en The Prophetic Faith of Our Fathers. [La fe profetica de nuestros padres], de LeRoy E. Froom, (Washington, D.C.: Review and Herald Pub. Asoc., 1950), vol.l, pags. 376-381.
(3) (IMÁGENES)
El segundo Concilio de Nicea, 787 D.C., fue convocado para establecer la adoración de imágenes en la iglesia. Este concilio esta registrado en Anales Eclesiásticos, por Baronius, Vol. 9 Págs. 391-407. (Antwerp, 1612); y en A History of the Councils of the Church from the Original Documents [Una historia de los concilios de la iglesia de sus documentos originales], por Carlos J. Hefele, libro 18, cap.l, secc. 332,333; cap.2, secc.345-352 (T.yT. Clark, ed. 1896), vol. 5, pags. 260-304 y 342-372.
J. Mendham, en The Seventh General Council. The Second of Nicea, [El séptimo Concilio General, el segundo de Nicea], Introducción, Págs. iii-vi, dice: "La adoración de imágenes... fue una de aquellas corrupciones del Cristianismo que se introdujo silenciosamente y firmemente sin ser percibida o observada. Esta corrupción no se desarrollo, como las otras herejías, por si misma y de repente, porque de haber sido así, hubiera enfrentado censura y rechazo."
"Las imágenes fueron introducidas a las iglesias, no para ser adoradas, sino para tomar el lugar de los libros, para dar instrucción a aquellos que no sabían leer, o para estimular devoción en las mentes de otros... pero fue encontrado que las imágenes traídas a la iglesia obscurecían las mentes de los ignorantes en lugar de iluminarlas, degradaban en lugar de exaltar la devoción del adorador."
(4) Testos bíblicos sobre el "primer día."
Millones de cristianos fieles asisten a la iglesia cada domingo, el primer día de la semana. Lo hacen creyendo que en algún lado, de algún modo, alguien cambio el día de adoración. Puede ser eso, o no están conscientes de que Dios estableció aparte el día séptimo, y no el primer día de la semana como día santo.
Es cierto, se ha hecho un cambio.
Pero, ¿por quien? Nosotros descubrimos que Dios hizo el sábado durante la primera semana de la creación. Lo aparto para tener una cita semanal, entre Dios y el hombre, como una bendición, descanso, una cita entre dos que se aman, por así decirlo (Dios y el hombre).
Si Dios cambio de opinión acerca de esa cita especial con nosotros, ¿no hubiera registrado ese cambio tan trascendente en la Biblia?
Ya hemos mirado que la bestia con poder declara haber realizado el cambio, ¿pero que dice la Biblia acerca de eso?
Hay ocho textos en el Nuevo Testamento que mencionan el primer día de la semana. Veámoslos con cuidado:
Mateo 28:1
Marcos 16:1,2
Marcos 16:9
Lucas 24:1
Juan 20:1
Juan 20:19
Hechos 20:7,8
1 Corintios 16:1,2
Los primeros cinco textos sencillamente mencionan que las mujeres fueron temprano al sepulcro en la mañana de la resurrección de Jesús.
Ahora busque Juan 20:19 en su Biblia. Nos dice que Jesús apareció a los discípulos mas tarde en el día de la resurrección. Se dice que el motivo por el cual ellos estaban juntos era "por miedo de los Judíos." Ellos tenían miedo. Ellos no podían decir cuando los Judíos los tomarían y los tratarían igual que a su Maestro. Ellos estaban escondiéndose.
Ellos habían contemplado a su amado Maestro morir el viernes. Ellos "regresaron, y prepararon especias aromáticas y ungüentos y reposaron el sábado conforme al mandamiento." Lucas 23:56. Y ahora ellos están escondidos "por miedo de los judíos." Juan 20:19.
No se menciona ningún cambio.
El séptimo texto en Hechos 20:7, 8, dice: "Y el primer día de la semana, juntos los discípulos a partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de partir al día siguiente; y alargo el discurso hasta la media noche. Y había muchas lámparas en el aposento alto donde estaban juntos."
Esta fue una reunión nocturna, la parte oscura del primer día de la semana. En el registro bíblico la oscuridad va antes del día, o luz Génesis 1:5, "Y llamo Dios a la luz día, y alas tinieblas llamo Noche. Y fue la tarde y la mañana un día." la parte oscura apareció primero.
La Biblia registra que el día va de puesta de sol a puesta de sol.
El séptimo día inicia a la puesta del sol del viernes. Y el primer día de la semana inicia a la puesta del sol del sábado.
Pablo estaba reunido con sus amigos en la noche del primer día de la semana, sábado de noche. Era una reunión de despedida. El predico hasta la media noche, cuando el pobre Eutico se cayo de la ventana (Hechos 20:9).
Podemos imaginarnos el alivio que sintieron cuando supieron que Dios le devolvió la vida. El verso once dice que hablaron hasta el amanecer, y entonces Pablo partió. El verso trece dice que Pablo paso el domingo viajando a Ason.
Aquí tampoco se registra nada que mencione un cambio del sábado.
La Nueva Versión en Ingles traduce este texto:
"El sábado de noche, en la reunión del partimiento del pan, Pablo, quien iba a viajar el próximo día, les hablo hasta la media noche." Hechos 20:7.
Él ultimo texto que menciona el primer día de la semana es 1 Corintios 16:1,2.
Dice: "En cuanto a la colecta para los santos, haced vosotros también de la manera que ordene en las iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana cada uno de vosotros aparte en su casa, guardando lo que por la bondad de Dios pudiere; para que cuando yo llegare, no se hagan entonces colectas." El verso cuatro dice que llevaría las ofrendas a Jerusalén.
Como había hecho en Galacia, así también pide Pablo que se haga en Corinto una colecta para los pobres de Jerusalén. El versículo no habla de un servicio de iglesia, sino que "cada uno debía apartar." El principio de la semana era el mejor tiempo para guardar algo de dinero porque después podía ser gastado. ¡Es cierto también en nuestros días! Pablo pidió esto "para que no hubiera colectas cuando él llegara." 1 Corintios 16:2.
En esa época los cristianos estaban sufriendo dificultades (estrecheces) en Jerusalén, y Pablo iba por las iglesias haciendo colectas para ellos. (Así deberíamos hacerlo nosotros hoy en día).
En ese texto tampoco aparece nada acerca de un cambio del sábado al domingo hecho por Dios.
Concerniente al culto, ¿cual era la costumbre de Pablo? Dice así:
"Y como acostumbraba Pablo, fue a la sinagoga, Y por tres sábados razono con ellos de las Escrituras." Hechos 17:2, NRV.
Jesús, como nuestro ejemplo también tuvo la costumbre de asistir a la iglesia en sábado, el séptimo día. Lucas 4:16.
(5) La Biblia queda prohibida
En el Concilio de Toulouse, los lideres religiosos concluyeron:
"Les prohibimos a los laicos poseer copias del Antiguo y Nuevo Testamento... Les prohibimos severamente poseer los libros mencionados en el idioma vernacular. " "Los Señores de cada distrito buscaran cuidadosamente a los herejes en sus escondites, ya sean chozas, o bosques, o aun en escondites subterráneos y deberán ser totalmente eliminados." Concilio Tolosanum, papa Gregorio IX, Anno. Chr. 1229.
El Concilio Eclesiástico de Tarragona concluyo: "Nadie puede poseer los libros del Antiguo y Nuevo Testamento en el lenguaje Romance, y Si alguien los posee debe entregarlos al obispo local, en el lapso de 8 días a partir de la promulgación de este edicto, para ser quemados." D. Lortsch, Histoire de la Bible en France [Historia de la Biblia en Francia], l910,Pág.14.
Después de haberse formado las Sociedades Bíblicas fueron clasificadas con el comunismo en un edicto sorprendente. El 8 de diciembre de 1866., El papa Pío IX, en su Encíclica Quanta Cura hace la siguiente referencia: "El socialismo, el comunismo, las sociedades clandestinas, las sociedades bíblicas... pestes de esta clase deben ser destruidas a toda costa."
(6) Edicto contra los valdenses
"El texto complete del expedido, en 1487, por Inocencio VIII contra los valdenses (cuyo original se halla en la biblioteca de la Universidad de Cambridge) puede leerse en latín y francés en la obra de J. Leger, Historie des eglises vaudoises, lib. 22, cha. 2, Págs. 8-10 (Leyden, 1669)." (Tomado de El conflicto de los siglos) ( Pacific Press Publishing Association, 1958, Mountain View, California, Pág. 743).
En ingles buscar John Dowling's History of Romanism (1871 ed.), libro 6,
(7) "Guerra contra los Santos"
"Bajo estas máximas sangrientas, aquellas persecuciones fueron llevadas cabo, desde los siglos once y doce, casi hasta nuestros días, (escrito en 1845), lo cual permanece en las paginas de la historia. Después de que la señal de martirio abierto había sido dada en los canones de Orleans, estas siguieron la extirpación de los albigenses, bajo la forma de una cruzada, el establecimiento de la inquisición, los intentos crueles por extinguir a los valdenses, el martirio de los lombardos, las guerras crueles para exterminar a los bohemios, la hoguera de Huss y Jerónimo, y de multitudes de otros fieles testificadores... la extinción a fuego y espada de la Reforma española e italiana, por fraude y persecución abierta en Polonia, y la matanza de San Bartolomé... además de las muertes lentas y secretas del Tribunal Santo de la Inquisición." T.R Briks, M.A. The First two Visions of Daniel [Las primeras dos visiones de Daniel], Londres: 1845, pags. 258, 259.
"Él numero de victimas de la Inquisición en España se da en La Historia de la Inquisición en España, por Llorente, anteriormente secretario de la inquisición, ed. 1827, Pág. 583. Esta autoridad reconoce que más de 300,000 sufrieron persecución en España solamente, de los cuales 31,912 murieron en las llamas. Millones mas fueron muertos por su fe a lo largo y lo ancho de Europa Imptrds en Las hermosas enseñanzas de la Biblia, Copyright 1982 por Pacific Press Publishing Association, Pág. 222.
"La Iglesia ha perseguido. Solo un tirano en la historia de la Iglesia va a negarlo... ciento cincuenta años después de Constantino, los donatistas fueron perseguidos y en ocasiones les fue dada muerte... Los protestantes eran perseguidos en Francia y España con la aprobación total de las autoridades religiosas... Cuando ella piense que es bueno emplear la fuerza, ella la usara." The Western Watchmen (católico romano), de San Luis.
Cáp., 5; secc.62
(8) La ley ceremonial y los dos pactos
La diferencia entre la ley moral de Dios (los diez mandamientos), y la ley ceremonial es clara.
Veamos con cuidado la diferencia entre ambas. La que concierne a sacrificios de animales fue clavada en la cruz, la otra es eterna.
10 Mandamientos Ley Ceremonial
1) Llamada "Ley real." Llamada ley de Orden y Ritos
Santiago 2:8. Efesios 2:15.
2) Fue dada por Dios. Fue dada por Moisés
Deuteronomio 4:12,13. Levítico 1:1-3.
3) Fue escrita por Dios. Fue escrita por Moisés en un libro.
Exodo 31:18 I Chronicles 33:12.
4) Fue colocada dentro Fue colocada a un lado del arca
del arca. Exodo 40:20, Deuteronomio 31:24-26.
Hebreos 9:4.
5) Es "eterna por siempre." Fue clavada en la cruz
Salmos 111:7,8. Colosenses 2:14.
6) No fue destruida por Fue abolida por Cristo
Cristo. Mateo 5:17,18 Efesios 2:15.
Los dos grandes mandamientos son "Amaras al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y toda tu mente. " El segundo grande mandamiento es "Amaras a tu prójimo como a ti mismo." Los diez mandamientos divinos están encerrados en estos dos. Los primeros cuatro, de la ley moral, nos hablan del amor que debemos a Dios con todo nuestro corazón. (No tener otros dioses, no adorar imágenes, no tomar el nombre de Dios en vano, y acordarnos del día sábado para guardarlo santo). Los últimos seis, conciernen al amor que debemos dar al prójimo. (Honrar a los padres, no matar, no cometer adulterio, no robar, no mentir, no codiciar).
EL ANTIGUO Y EL NUEVO PACTO
El antiguo pacto fue ratificado por la sangre de un animal (Éxodo 24:5-8 y Hebreos 9:19-30) y basado en las promesas del pueblo de que ellos obedecerían la ley de Dios.
El nuevo pacto esta basado en la promesa de Dios, en que él escribirá su ley en nuestros corazones y fue ratificada por la sangre de Cristo (Hebreos 8:10 y Jeremías 31:33,34).
Hebreos 8
"Por lo cual, este es el pacto que ordenare a la casa de Israel. Después de aquellos días, dice el Señor: Daré mis leyes en el alma de ellos, y sobre el corazón de ellos las escribiré. Y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo."
(9) INFALIBILIDAD
Entre las veintisiete proposiciones conocidas como los "Preceptos de Hildebrando," quien, con el nombre de Gregorio VII, fue papa desde 1073 hasta 1085, figuran las siguientes:
"2. Que solamente el pontífice romano puede ser llamado con justicia universal.
"6. Que ninguna persona... puede vivir bajo el mismo techo con uno que ha sido excomulgado por el papa.
"9. Que todos los príncipes deberían besar solamente sus pies [del papa].
"18. Que su sentencia no puede ser revisada por nadie; mientras que él puede rever las decisiones de todos los demás.
"19. Que el no puede ser juzgado por nadie.
"22. Que la Iglesia Romana nunca erró, ni nunca errara, de acuerdo con las Escrituras.
"27. Que él puede absolver a los súbditos de su alianza con gobernantes perversos"
(Cesar Baronio, Annales, año 1076, secc. 31-33, vol.l7, ed. 1869, Págs. 405, 4006 Traducción).
En el Comentary [Comentario] de Adam Clarke sobre Daniel 7:25 dice:
"Ellos se arrogaron la infalibilidad, facultad que pertenece solamente a Dios. Pretenden perdonar pecados, facultad que pertenece solamente a Dios. " Tomado de Las hermosas enseñanzas de la Biblia, Págs. 221 y 222.
(10) TÍTULOS DEL PAPA
Las siguientes citas fueron extraídas de obras autorizadas por dignatarios católicos concerniendo al titulo y posición de su líder.
"Todos los nombres que en la Escritura se aplican a Cristo, en virtud de los cuales se reconoce su supremacía sobre la iglesia, se aplican también al papa" Roberto Bellarmino, Disputationes de Controverssis, tomo 2, "Controversia Prima," libro 2 "De Conciliorum Auctoritate," [Sobre la autoridad de los concilios], Cáp.17, ed.l628, vol.1, Pág. 266. Traducción.
"Porque tú eres el pastor, tú eres él medico, tú eres el director, tú eres el labrador; finalmente, tú eres otro Dios en la tierra" (Discurso de Christopher Marcelus en el Quinto Concilio Lateranense, 4a. sesión, en J.D. Mansi. Sacrorum Conciliorum... Collectio, vol.32, col.761. Traducción).
Para él titulo "Señor Dios el papa" ver el glosario de las Extravagancias del papa Juan XXII, titulo 14, Cáp.4, Declaramus.
En la edición Antwerp de las Extravagancias, las palabras "Dominum Deum Nostrum Papam" (Nuestro Señor Dios el papa) aparecen en la columna 153. En una edición de Paris, aparecen en la columna 140.
"Por tanto el papa esta coronado con una triple corona, como rey del cielo y de la tierra y de las regiones inferiores (infernornum)" (Lucius Ferraris, Prompta Bibliotheca "papa," art. 2, ed.l772-77, vol. 6. Pág. 26. Traducción).
En un pasaje que esta incluido en la ley Canónica Católica Romana, El papa Inocencio III declara que el Pontífice Romano es "el vicario sobre la tierra, quien ejerce las funciones no meramente de un hombre, sino del propio Dios;" y en un comentario sobre el pasaje se explica que por esto es que él es el vicario de Cristo, quien es "Dios y hombre." Ver Decretiales Domini Gregorii Papae IX (Decretals of the Lord Pope Gregory IX), liberi, de translatione Episocoporum, (sobre la transferencia de Obispos) titulo 7, Cáp.3; Corpus Juris Canonice (2nd Leipzing ed., 1881), col. 99; (Paris, 1612), Vol. 2, Decrétales. col. 205.
DIES DOMINI: LA CARTA DEL PAPA
El 31 de mayo del 1998 ha de ser una fecha recordada como un paso de importancia profética. Día en que el obispo de Roma, Juan Pablo II, dio a la luz su carta pastoral DIES DOMINI. Para los católicos del mundo, tanto oficiales como laicos, cuando este documento sea infalible (9), de acuerdo al dogma romano. Este dogma indica que cuando el papa habla "ex cátedra", o sea, definiendo lo que es moral, sus palabras son como voz de Dios (10). ¿Y cuál es el tema central de esta célebre carta pastoral? La observancia del domingo.
En el párrafo 5 el papa indica tímidamente la causa de su escrito: "se da un porcentaje singularmente bajo de participantes en la liturgia dominical." Parece que la mayoría de los católicos han decidido que en los domingos es preferible dedicarse a los placeres que a la asistencia a la misa, a pesar de que es un mandamiento muy serio de la iglesia.
Juan Pablo II está consciente de su rol en el mundo de hoy. Ningún papa había sido tan aceptado como él. Ningún papa ha viajado como él. Ningún papa ha hecho tanto en la política mundial. Ningún otro de los que se han sentado en la silla del Vaticano, ha sido tan famoso ni tan carismático como Karol Vojtila. Todos admiran su valentía, su inteligencia, su forma de tratar con la gente, su influencia con los gobernantes del mundo y su ecumenismo sin precedentes en la historia papal.
Y ese papa sabe que, a pesar de tanta pompa, la gente no asiste a la iglesia católica y esta se hunde. Hay que hacer algo para enderezar el barco. Él ve en el domingo algo que podría ayudar en esa obra. Si tan sólo logra que los católicos del mundo vuelvan a la observancia medieval del día de reposo papal, entonces podría salvar la iglesia de su bancarrota económica.
La carta es una pieza literaria excepcional. Está muy bien escrita y muy bien documentada tanto con las Escrituras como con las obras de los "padres" de la iglesia. Es un documento digno de ser estudiado detenidamente. Como la máxima autoridad en la iglesia, Juan Pablo da las recomendaciones que espera sean obedecidas por todos. Ofrece el fundamento de la observancia del domingo como una ley, según él asegura, dada por Dios para la cristiandad. Estimula a los líderes de la iglesia a tratar de hacer que los gobiernos de los diferentes países apoyen con sus leyes el precepto dominical. Sin ese apoyo, las cosas no podrán arreglarse y muchos de los católicos continuarán haciendo caso omiso al mandamiento de la iglesia.
De frente a un nuevo milenio, la carta del papa ha de servir a los cristianos como una advertencia de que el papado no ha muerto, de que su "herida"( Ap. 13: 3) ha ido sanando rápidamente y que está dispuesto a ocupar el rol que las profecías le asignan. Los resultados de este documento papal se han de ver bien pronto. Los que nos ha tocado vivir en este "tiempo del fin" somos, no meros espectadores, pero actores en el gran drama de los siglos.
Veamos, pues, el contenido de esta carta de Juan Pablo II y como ella constituye un mensaje para que sepamos que el día final está "a las puertas".
LOS ACIERTOS DE LA CARTA
Lo que más admiro de Juan Pablo II es su conocimiento sobre el día de reposo de Dios. En el párrafo 15 dice: "El ‘sábado’ ha sido pues interpretado sugestivamente como un elemento típico de aquella especie de ‘arquitectura sacra’ del tiempo que caracteriza la revelación bíblica. El sábado recuerda que el tiempo y la historia pertenecen a Dios y que el hombre no puede dedicarse a su obra de colaborador del Creador en el mundo sin tomar constantemente conciencia de esta verdad." Si el papa reconoce que el tiempo es de Dios, ¿por qué no amoldarse al tiempo de Dios? ¿Por qué el traslado de ese "tiempo" a otro día, máxime cuando ese día ostenta el sello del paganismo? ¿Habrá leído el papa, en algún tiempo, la milenaria profecía de Daniel, donde habla de un poder enemigo de Dios que pensaría en "mudar los tiempos y la ley (Daniel 7:25)"? Vale la pena escudriñar en la historia cuando, por qué y para qué se efectuó el cambio del "tiempo" de Dios por el sistema papal.
El papa reconoce la bendición especial que Dios le concedió al sábado al principio de la creación. Dice él que si Dios "santifica el séptimo día con una bendición especial y lo hace “su día” por excelencia, esto se ha de entender precisamente en la dinámica profunda del diálogo de alianza, es más, del diálogo ‘esponsal’ (párrafo 14)". Ese día que Dios bendijo no es un día cualquiera de los siete de la semana, sino, como apunta la escritura, que "al terminar todo su trabajo, ‘bendijo Dios el día séptimo y lo santificó’ (Génesis 2:3)". El séptimo día es el séptimo día de la semana, no el primero. Es el sábado, no el domingo. Es el séptimo no uno de siete. Este día sábado es el único reconocido por las Sagradas Escrituras. No hay papa, ni concilio que pueda contradecir esto. Jesucristo amonestó: "En vano me honran, enseñando doctrinas y mandamientos de hombres (Mateo 15: 6)". Estas palabras no son dichas por cualquier maestro, sino por Jesucristo, el "Señor del sábado (Mateo 12:8)". Si los judíos de su tiempo habían puesto en lugar de los mandamientos de Dios la obra de los hombres, en nuestros tiempos se repite la historia.
¿Por qué la iglesia Católica insta a sus adeptos a seguir la ley del catecismo y no los mandamientos de la Biblia? Es fácil; compárelos (1). El catecismo no presenta la ley que Dios habló desde el Sinaí. No son los mandamientos que el gran Yahvé escribió con su dedo en las dos tablas de piedra. Son unos diez mandamientos descuartizados. Mirémoslos detenidamente, aun en el nuevo catecismo que el papa bendijo. Vean el primer mandamiento. No es el de la Biblia. El segundo fue eliminado. ¿Por qué? Es fácil. A la iglesia Católica no le conviene que sus feligreses vean que su culto a las imágenes y esculturas está prohibido por Dios. A los que, aunque sea por curiosidad, han visto la ley de Dios en la Biblia Éxodo 20 y Deuteronomio 5, los maestros católicos se defienden diciendo que a María y a los santos no se les adora, sino que se les venera. Pero, ¿qué diferencia hay entre venerar y adorar? ¿Acaso a las estatuas y pinturas de los santos no se les reza, se les prenden velas, se les pasea por las calles y se les atribuyen milagros? El mandamiento dice expresamente que a las estatuas e imágenes no se les ha de rendir culto (Jeremías 10 ). Ese culto a las imágenes es muy popular en el romanismo. Sin eso, la iglesia Católica no subsistiría, sobre todo en los países del tercer mundo.
En cuanto a la idolatría, vemos en Apocalipsis 9:20 como Dios la censura, diciendo que los hombres "no se arrepintieron de las obras de sus manos, para que no adorasen a los demonios, y a las imágenes de oro, y de plata, y de metal, y de piedra y de madera; las cuales no pueden ver, ni oír, ni andar"( salmos 115 ). Una pregunta que debe contestar el papa y los teólogos católicos es: ¿pueden las miles de estatuas de María y los santos que adornan los templos católicos ver, oír y andar? Las imágenes pueden ser muy hermosas, con ojos de vidrio y lindas vestimentas, pero son tan repugnantes como los más viles ídolos paganos ( Óseas 4 : 12).
En el catecismo romano, el cuarto mandamiento, el que ordena el reposo en el séptimo día, fue cambiado. Al eliminar el segundo, este queda en tercer lugar y reza: "Santificar las fiestas". Quiero que vean esta cita del párrafo 13 de la carta papal: "El precepto del sábado,… se basa en la profundidad del designio de Dios. Precisamente por esto el sábado no se coloca junto a los ordenamientos meramente culturales, como sucede con tantos otros preceptos, sino dentro del Decálogo, las ‘diez palabras’ que delimitan los fundamentos de la vida moral inscrita en el corazón de cada hombre." ¿Qué mandamientos coloca Dios en el corazón del hombre bajo el Nuevo Pacto? ¿Los que la iglesia Católica ha puesto en su catecismo o la que Dios ha escrito con su dedo en las tablas de piedra? ¡OH, si Juan Pablo II pudiera contestar esta pregunta! Porque lo que sigue en su epístola es una defensa del domingo como substituyendo al sábado bíblico.
Para poder tener el número de diez en la ley de Dios, el catecismo se las ingenia dividiendo en dos el décimo. ¿Ha observado bien esos mandamientos del catecismo? Veámoslos en el voluminoso nuevo Catecismo de la Iglesia, página 456. El séptimo reza: "No cometerás actos impuros", mientras que el noveno dice: "No consentirás pensamientos ni deseos impuros". ¿Puede usted notar alguna diferencia en estos mandamientos? No la hay. Esto es una burla a la conciencia humana. Es más que obvio que ambos mandamientos dicen lo mismo, pero era el único suficientemente largo para dividirlo, pues no podían quedarse con nueve. Para ellos fue muy fácil unir los mandamientos primero y segundo que sí son diferentes. Mientras el primero prohíbe servir a otros dioses, el segundo prohíbe el culto a ídolos, tan popular en los tiempos bíblicos.
El papa bien dice que "es necesario…releer la gran página de la creación y profundizar en la teología del ‘sábado’ (Párrafo 8)…" Quiera el Señor que los católicos sinceros tomen en serio esta recomendación, no para adjudicársela al domingo, como recomienda el papa, sino para volver al verdadero día de reposo de Dios. Observar la ley del Altísimo reporta las más gratas bendiciones. Este es el llamado de Dios: "Ojalá miraras tú a mis mandamientos: fuera entonces tu paz como un río y tu justicia como las ondas de la mar (Isaías 48:18)".
En el párrafo 10 Juan Pablo II hace una linda exposición sobre lo que él llama "el evangelio del trabajo". Comienza declarando: "El cosmos, salido de las manos de Dios, lleva consigo la impronta de su bondad. Es un mundo bello, digno de ser admirado y gozado, aunque destinado a ser cultivado y desarrollado". Finaliza el párrafo agregando que la obra de los humanos "es el fruto, en la historia del mundo, de la misión con la que Dios confió al hombre y a la mujer el cometido y la responsabilidad de llenar la tierra y de someterla mediante el trabajo, observando su ley." ¿Qué ley? ¿La del catecismo o la de la Biblia?
El párrafo 11 comienza también de manera elocuente sobre el descanso sabático. Dice el papa: "El descanso divino del séptimo día no se refiere a un Dios inactivo, sino que subraya la plenitud de la realización llevada a término y expresa el descanso de Dios frente a un trabajo ‘bien hecho’ (Gn 1 ;31), salido de sus manos para dirigir al mismo una mirada llena de gozosa complacencia: una mirada ‘contemplativa’, que ya no aspira a nuevas obras, sino más bien a gozar de la belleza de lo realizado…" No puedo comprender como se puede hablar tan claramente sobre la creación del primer capítulo del Génesis y de la santificación del séptimo día de los primeros dos versos del capítulo 2, para luego indicar un supuesto cambio del reposo del séptimo día al primero. Cambio no realizado por Cristo ni los apóstoles, sino por la iglesia en tiempo posterior influenciada por dogmas del paganismo (2).
En el párrafo 12 el papa destaca el cuarto mandamiento, no el del catecismo, sino el que Dios promulgó, citado en Éxodo 20. Luego hace una linda expresión de la adición que Moisés colocó en el precepto del Decálogo, indicando la liberación de la esclavitud en Egipto. Las palabras son tan bellas y de contenido tan profundo, que vale la pena citarlas: "En el designio del Creador hay una distinción, pero también una relación íntima entre el orden de la creación y el de la salvación. Ya lo subraya el Antiguo Testamento cuando pone el mandamiento relativo al ‘shabbat’ respecto no sólo al misterioso ‘descanso’ de Dios después de los días de su acción creadora (cf. Ex 20,8-11), sino también a la salvación ofrecida por él a Israel para liberarlo de la esclavitud de Egipto (cf. Dt 5,12-15). El Dios que descansa el séptimo día gozando por su creación es el mismo que manifiesta su gloria liberando a sus hijos de la opresión del faraón. En uno y otro caso se podría decir, según una imagen querida por los profetas, que él se manifiesta como el esposo ante su esposa (cf. Os 2,16-24; Jr 2,2; Is 54,4-8)." Nuevamente nos admira una exposición tan destacada sobre el sábado, para luego traer a colación que el día ha sido cambiado.
El párrafo 14 comienza con una hermosa oración: "El día de descanso es tal ante todo porque es el día ‘bendecido’ y ‘santificado’ por Dios, o sea, separado de los otros días para ser, entre todos, el ‘día del Señor’". Si el papa se está refiriendo al sábado, lo cual se desprende del contexto, está bien situado dentro de la Palabra de Dios. Pero si por destacar la expresión "día del Señor", él pudiese estar refiriéndose al domingo, entonces es un craso error, pues en ningún lugar de la Biblia Dios ha bendecido o santificado ese día. El mandamiento original dice: "Porque en seis días hizo Yahvé los cielos y la tierra, la mar y todas las cosas que hay en él y reposó el séptimo día. Por eso bendijo Yahvé el sábado y lo santificó (Éxodo 20:11)".
En el mismo párrafo el papa añade: Dios " no es el Dios de un sólo día, sino el Dios de todos los días". Esto es una gran verdad. Pero hay que tomarla con cuidado. Hay una teoría entre algunos protestantes de que no importa el día que se guarde, da lo mismo, porque todos los días son de Dios. El problema es que no he visto ninguna iglesia que dedique al Señor un lunes, o martes, o viernes o cualquier otro día, o que llame a su escuela bíblica "Escuela lunesical", o "martesical", sino "Escuela dominical". Todos los días son buenos para realizar cultos, para orar, leer la Biblia, hacer el bien, pero la Biblia habla de sólo un día que Dios ha bendecido y santificado: el sábado de Yahvé. ¿Por qué esa guerra contra el sábado de parte de católicos y protestantes? ¿No es más fácil obedecer la Palabra del Señor?
Aun en el párrafo 14, Juan Pablo II dice: "Por tanto, si él ‘santifica’ el séptimo día con una bendición especial, y lo hace ‘su día’ por excelencia, esto se ha de entender precisamente en la dinámica profunda del diálogo de alianza, es más, del diálogo ‘esponsal’". Para añadir a la expresión del papa, veamos lo que Dios dice a través del profeta Isaías: "Si retrajeres del sábado tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y al sábado llamares delicias, santo, glorioso de Yahvé; y lo venerares, no haciendo tus caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus palabras: entonces te deleitarás en Yahvé; … (Isaías 58:13,14)". El sábado es el único día que Dios reconoce como suyo, al que le ha dado una distinción especial, a la que ha hecho un signo de su poder creador.
Una de las expresiones más lindas sobre el sábado en la carta pastoral de Juan Pablo II está en el párrafo 16. Lo citaré completo: "El mandamiento del Decálogo con el que Dios impone la observancia del sábado tiene, en el libro del Éxodo, una formulación característica: ‘Recuerda el día del sábado para santificarlo’ (20:8. Más adelante el texto inspirado da su motivación refiriéndose a la obra de Dios: ‘Pues en seis días hizo el Señor el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto contienen, y el séptimo descansó; por eso bendijo el Señor el día del sábado y lo hizo sagrado’ (8,11. Antes de imponer algo que hacer el mandamiento señala algo que recordar. Invita a recordar la obra grande y fundamental de Dios como es la creación. Es un recuerdo que debe animar toda la vida religiosa del hombre, para confluir después en el día en que el hombre es llamado a descansar. El descanso asume así un valor típicamente sagrado: el fiel es invitado a descansar no sólo como Dios ha descansado, sino a descansar en el Señor, refiriendo a él toda la creación, en la alabanza, en la acción de gracias, en la intimidad filial y en la amistad esponsal."
Luego de tantas palabras atinadas sobre el significado del sábado bíblico, y de párrafos tan hermosos, Juan Pablo II pasa a lo que es la parte más importante del mensaje papal: El traslado del reposo sabático al dominical.
DEL SHABBAT (EQUIVALENTE AL SÁBADO DE HOY) AL DOMINGO
Juan Pablo II comienza a dilucidar el tema con estas palabras del párrafo 18: "Dado que el tercer mandamiento depende esencialmente del recuerdo de las obras salvíficas de Dios, los cristianos, percibiendo la originalidad del tiempo nuevo y definitivo inaugurado por Cristo, han asumido como festivo el primer día después del sábado, porque en él tuvo lugar la resurrección del Señor." Al decir que el mandamiento es el tercero del Decálogo, el papa está confesando el cambio que la iglesia de Roma ha hecho en la ley de Dios. Vimos como, al remover el segundo mandamiento que prohíbe el culto a las imágenes, el catecismo coloca el mandamiento del día de reposo en el tercer lugar.
El "tiempo nuevo y definitivo" que menciona la carta es una obvia referencia al domingo y el papa dice que este tiempo fue inaugurado por Cristo. Una cosa es el evento de la resurrección y otra cosa es el día en que se verificó. La resurrección del Señor es un tema abarcante en todo el Nuevo Testamento, pero en ningún lugar se dice que el primer día de la semana suplantaría el séptimo.
El primer día de la semana se menciona sólo ocho veces en el Nuevo Testamento. Seis de ellos se hallan en los Evangelios y tratan sobre la resurrección de Jesús. El séptimo está en Hechos 20:7 y trata de una reunión de despedida de Pablo. El último está en 1 Corintios 16:1,2 y menciona que en ese día se separara una ofrenda para los pobres de Judea. Ni remotamente podemos hallar en esos textos la idea de que el primer día de la semana suplantara el sábado.
Cristo se proclamó "Señor del sábado" en Mateo 12:8. Eso no es eliminar el mandamiento antiguo, más bien lo refuerza. Es cierto que Cristo realizó unos siete milagros en sábado, pero Él mismo indica: "es lícito hacer bien en los sábados (Mateo 12:12)". Esto no es quitar ni cambiar el mandamiento, más bien lo establece, lo ratifica. Declarar que el domingo es el día de descanso de la nueva alianza es un insulto a Dios. El Nuevo Pacto no elimina la ley de Dios, más bien la escribe en el corazón del creyente (Jeremías 31:33 y Hebreos 8: 10.
Como puede notarse claramente en el resto de la carta papal, el domingo se observa como fruto de la "tradición" y no de la Biblia. ¿Cómo es posible que una cosa como esa sea oculta, cuando los escritores neotestamentarios nos legaron más de 15 epístolas que cubren unos 70 años? La tradición, desde los tiempos de Cristo, ha sido siempre un problema. Esta es buena cuando se sujeta a la Palabra revelada. Pero como en aquellos tiempos, hoy la tradición contradice gran parte de lo revelado. En esa disyuntiva, tenemos que ponernos de parte de la Biblia y rechazar todo aquello de la tradición que no esté de acuerdo a la Palabra de Dios. El grave problema del catolicismo es que ha puesto la tradición a la par con la Biblia. ¿De dónde han sacado los católicos toda esa maraña de doctrinas y prácticas que los distinguen? No de la Biblia, por supuesto, sino de la tradición patrística. Podría enumerar muchísimas de esas doctrinas, pero veamos sólo unas pocas (3).
1. El culto a María. Esto es una copia del culto a las diosas del paganismo. No hay ni la más remota evidencia en los escritos apostólicos de tal culto. El nombre de María ni siquiera es mencionado en las cartas de Pablo, Santiago, Pedro, Juan y Judas.
2. El Papado. Pretender que Pedro fue el primer papa es falso. Quien presidió la iglesia primitiva fue Santiago, a quien llamaba "el hermano del Señor" (hechos 15). Tampoco hubo papa alguno en supremacía sobre la iglesia Católica hasta el siglo 6to.
3. El Culto a las Imágenes. Esta también era costumbre pagana. Al principio, las imágenes eran usadas para educar a los nuevos conversos. Pero ellos comenzaron a asociarlos con los dioses que habían abandonado.
4. El Domingo. Este día era seguido por los antiguos persas, los cuales lo dedicaron a su dios sol, Mithra. Los romanos adoptaron a este dios y Constantino dio su edicto del 321 una orden de guardar el "venerable día del sol", refiriéndose al 1er. día de la semana.
5. Culto a los Santos. Los paganos tenían dioses para toda ocasión y eran patronos de ciudades, como Diana, que era la patrona de Éfeso. Se le dedicaban festivales y hasta cada hora del día era dedicada a diferentes dioses. El santoral católico es una copia de estos dogmas paganos.
6. La inmortalidad del Alma. Esta doctrina pagana trae consigo las enseñanzas del purgatorio, del limbo, del infierno para los malos y la gloria para los justos. La Biblia establece que los muertos descansan en sus tumbas hasta que reciban su premio o castigo en sus propios cuerpos resucitados. La Biblia dice que "el alma que pecare esta morirá (Ezequiel 18:4)".
7. La Misa. En este rito la iglesia Católica pretende que Cristo está presente en la Eucaristía, dogma llamado la "transubstanciación". Según esta doctrina, el sacerdote crea a Cristo en la forma del pan. La misa es una repetición del sacrificio de Cristo, cosa ajena a la Palabra de Dios.
8. El Celibato. El "don de continencia" es precioso, pero exigir ser solteros para ser sacerdotes es contrario a la Palabra de Dios.
9. El Rosario. Esta es una costumbre pagana de repetir oraciones a los dioses. Aun hoy, los hindúes usan una especie de rosario, de donde fue copiada por los lideres católicos a comienzos de la Edad Media. Nunca hubo tal intención de los apóstoles.
10. Las Indulgencias. Pretender que los santos han hecho el bien más de la cuenta es falso. La Iglesia católica enseña que ese bien acumulado es dispensada a los fieles por actos realizados para ella. Sólo Cristo ha hecho el bien sin haber pecado. Sólo sus méritos son eficaces para la salvación.
Si usted quita del catolicismo esas cosas que he mencionado y otras muchas que hay, ¿qué queda? El catolicismo es pura tradición. La Biblia es apenas usada. El Evangelio ha sido tan oculto que muchos se circunscriben a rezar el rosario y la devoción a María y a otros de los "santos". La religión de la Biblia es muy distinta a lo que los católicos presentan.
Al concluir el párrafo 18, el papa dice: " Del ‘sábado’ se pasa al ‘primer día después del sábado"; del séptimo día al primer día: el Dies Domini se convierte en Dies Christi." ¿Quién "convierte" el día de reposo del séptimo al primer día de la semana? ¿Qué evidencias bíblicas pueden presentar? ¿Los 6 textos que en los Evangelios mencionan la resurrección de Jesús? Nadie puede negar esto. Pero, ¿menciona alguno de ellos que haya habido un cambio en el día de reposo? Cristo dijo que "la Escritura no puede ser quebrantada (Juan 10:35)". Ni aun Él podía echar a un lado aquello que Él mismo ha escrito y promulgado. Mucho menos los seguidores suyos podían quitar o poner a la Escritura sagrada.
Los otros dos textos que mencionan "el primer día de la semana" tampoco indican un cambio en ese día por los apóstoles. Hechos 20: 7 habla de una reunión de despedida de Pablo verificada en lo que hoy llamamos sábado de noche. El último, el de 1 Corintios 16:1,2, habla de apartar una ofrenda en ese día, pero esto no constituye un culto en sí. Es claro, y así lo indican innumerables autores católicos y esta misma carta del papa, que el cambio lo verificó la iglesia Católica en tiempos posteriores a la era apostólica (4) .
El DIES CHRISTI
Juan Pablo II comienza el tema en el párrafo 19 mencionando algunos prominentes "padres de la iglesia". Bien sabemos todos los que hemos estudiado esos escritos que los llamados "padres", muchos de ellos, fueron influenciados por corrientes filosóficas de su tiempo, sobre todo con el neo platonismo. Las "religiones de misterio" que eran tan florecientes en la época neotestamentaria, se infiltraron solapadamente en el cristianismo. La iglesia fue débil al tolerar estos dogmas paganos. Como los fieles no contaban con la Biblia para cotejar lo que se les enseñaba (5), tomaban todo como bona fide y pronto el mensaje de Cristo fue opacándose hasta lo que hoy conocemos.
Fue necesario que surgieran hombres como Wicleff, Hus, Lutero, Calvino y tantos otros para esclarecer lo que es el Evangelio, y desenmascarar la obra de engaño que en sus tiempos fue esparcida por toda Europa. Viéndose amenazada, la iglesia de Roma emprendió una guerra sin cuartel contra los que se oponían a sus dogmas. Nadie puede hoy dudar de los crímenes sin cuento de la Inquisición, las cruzadas contra los Albigenses, los Cátaros, los Valdenses y otros grupos de cristianos (6). La "matanza de San Bartolomé", del 24 de agosto del 1572, es, posiblemente, la obra más cruel del catolicismo. Pero toda esta cruenta obra no impidió que las verdades de la Palabra de Dios llegaran hasta nosotros (7).
En el párrafo 19 el papa presenta la observancia del domingo como una "tradición ininterrumpida". Aunque es claro que el domingo se guarda por tradición y no por la Biblia, también es cierto que su observancia no ha sido ininterrumpida, ya que los discípulos del primer siglo no lo guardaban y de ahí en adelante se comenzó a guardar paulatinamente, hasta que Constantino lo hizo ley del estado y el Concilio de Laodicea del siglo 4to. lo hizo ley eclesiástica.
El derramamiento del Espíritu Santo en la fiesta de Pentecostés ocurrió en el primer día de la semana. Esto nadie puede negarlo. Pero lo que sí niego es que el acontecimiento haya cambiado el día de reposo. El otro argumento, presentado por algunos de los "padres" de la iglesia es que ese día fue que Dios comenzó la creación. Es cierto que Dios comenzó el primer día, pero el día que Él bendijo y santificó fue el día que Él terminó la creación. No hay descanso antes de trabajar, sino al concluir la obra. No es el día que los "padres" han dicho, ni que concilios hayan decidido, sino el que Dios ha escogido y colocado en el mismo centro de su Decálogo.
El párrafo 21 comienza citando la reunión de Pablo en Troas (Tróada), de Hechos 20:7. El papa dice bien que esa reunión era "para la fracción del pan". No se trataba de la cena del Señor (eucaristía), sino de una cena de despedida para Pablo, quien había de partir al día siguiente. En Hechos 2:46 se nos dice que los creyentes perseveraban "unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas comían juntos con alegría y con sencillez de corazón." Es claro entonces que la frase "fracción del pan" no es necesariamente la comunión, pero sí una cena de amor que se celebraba cada día. No cabe la menor duda que Pablo, según lo afirma Hechos 17:1,2 y 18:1-4, guardaba fielmente el sábado, pero la reunión de Troas era una reunión especial y la noche del 1er. día de la semana es la ideal para tal actividad. Aun hoy, la iglesia de Cristo acostumbra hacer reuniones similares en los sábados de noche, que es a lo que el texto se refiere (4).
El párrafo 21 continúa mencionando el término "día del Señor". Esta frase española nos viene del latín de la Vulgata de Jerónimo "Dominicus dies" o "dies Dominica", que a la vez es una traducción del griego "kiriké ‘emera". La palabra "kiriaké" significa "del Señor" y era usada para describir lo referente al emperador romano. "Dominicus" es entonces lo que dio pie para que el primer día de la semana fuera llamado "Domingo". Pero, el hecho de que ese día sea llamado así por los hombres, no hace de él un día de reposo que substituya el sábado de Yahvé. El día del Señor es el sábado, séptimo día de la semana, porque así Dios lo indica en Isaías 58:13,14 y Mateo 12:8. En Éxodo 16: 23 Moisés aclara que "el santo sábado" es "el reposo de Yahvé".
Habla el papa, en el párrafo 22, de la "notable dificultad" de los cristianos de los primeros siglos para guardar el primer día de la semana, ya que "los días festivos de los calendarios griego y romanos no coincidían con el domingo cristianismo pagano". Si esto era así, ¿por qué a los cristianos que se sorprendían guardando el sábado "se le rapaba la cabeza y se le propinaban cien golpes (enciclopedia Espasa-Calpe, artículo Domingo)?" Esto sucedía en los tiempos en que el catolicismo era la religión del estado en todo lo que fue el imperio romano. ¿Por que el concilio de Trento, que comenzó en el 1545, dio reglas respecto a la observancia del domingo? Obviamente habían iglesias católicas que persistían en guardar el sábado juntamente con el domingo. El párrafo 23 menciona las palabras de S. Gregorio de Nisa, donde llama al sábado y al domingo "dos días hermanos". Es evidente por la historia que algunas iglesias católicas permanecieron por mucho tiempo observando ambos días. En el párrafo 23, el papa corrobora esto al decir: "En algunas comunidades se podía ver como la observancia del sábado coexistía con la celebración dominical". Aun hoy en algunos países llaman al sábado "el día de la Virgen".
En el mismo párrafo 23 dice que los cristianos provenientes del judaísmo "tendían a conservar la obligación de la antigua ley". ¿A qué se refiere el papa con eso de "la antigua ley"? ¿Será para justificar el domingo bajo una supuesta "nueva ley"? Ese argumento lo he oído muchas veces de parte de católicos y protestantes. La Biblia menciona un "Nuevo Pacto o Alianza", pero la santa ley de Dios no es cambiada por la introducción del Nuevo Pacto (8). Dios dice: "Mas este es el pacto que haré… daré mi ley en sus entrañas, y la escribiré en sus corazones (Jeremías 31:33)…" Notemos que la ley no cambia bajo el Nuevo Pacto. Cristo demuestra en Mateo 5 que la ley sigue en vigencia, cumpliendo lo que Dios dijo mediante Isaías: "Yahvé se complació por amor de su justicia, en magnificar la ley y engrandecerla (Isaías 42:21)."
Como una nota aparte, en el párrafo 25, el papa menciona el bautismo como un rito "con el que nace toda existencia cristiana." Es muy verdadera esta observación, pero, ¿por qué bautizan a los niños recién nacidos? Las palabras de Cristo en Mateo 28:19: "Id y doctrinad a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo…" hacen claro que los candidatos al bautismo deben ser educados antes de ser bautizados. Pedro, en Hechos 2:38, dice: "Arrepentios y bautícese cada uno de vosotros… para perdón de los pecados…" ¿De qué puede arrepentirse un bebé de meses o de unos años? ¿Qué pecados han de ser perdonados? La iglesia católica enseña que el bautismo borra el "pecado original". Pero de ese pecado no tenemos que arrepentirnos sino de los que hemos cometido. El bautismo de los niños era ajeno a la iglesia original. Fue impuesto mucho más adelante.
El párrafo 27 es singular. Por primera ves en su carta pastoral, Juan Pablo II dice el verdadero origen del domingo. Veamos la confesión papal: "Una aguda intuición pastoral sugirió a la iglesia cristianizar, para el domingo, el contenido del ‘día del sol’, expresión con la que los romanos denominaban ese día y que aún hoy aparece en algunas lenguas contemporáneas, apartando a los fieles de la seducción de los cultos que divinizaban el sol y orientando la celebración de este día hacia Cristo, verdadero ‘sol’ de la humanidad". Esta nueva confesión papal nos lleva a considerar al romanismo como una copia de los cultos paganos. Fue fácil "cristianizar" el culto a las imágenes, el papado, la misa, las fiestas patronales, el rosario, el infierno y otras doctrinas y prácticas del paganismo. El domingo no es una excepción. Ya los romanos daban importancia a ese día en honor al "sol invicto", cuyo nacimiento era celebrado mucho tiempo antes de nacer Jesús en el día 25 de diciembre y el primer día de la semana como su día especial de culto. No, señor Juan Pablo II, a los cristianos afectados por el paganismo no les fue difícil aceptar el 1er. día de la semana como su nuevo día de culto. No fueron perseguidos por eso. Mas bien fueron aquellos leales a la ley de Yahvé, guardando su sábado, los que sufrieron persecución y hasta el martirio.
El párrafo 30 trae otra declaración papal interesante respecto a cómo el domingo fue lentamente reforzado por las leyes del estado. Dice la carta papal: "La práctica espontánea pasó a ser después norma establecida jurídicamente:..." Esta admisión del papa debía ser suficiente para que el lector sincero sé de cuenta de la forma en que la iglesia católica ha impuesto esta y otras ordenanzas. No le importó la orden explícita de Dios para anteponer sus concepto a la ley del Altísimo. Una costumbre ajena a la Biblia no es correcta. Y si esa costumbre es convertida en ley, eso se llama apostasía.
EL DÍA DE LA IGLESIA
El párrafo 33 cita a Juan 20:26, donde Cristo aparece a los discípulos luego de resucitado. Este día fue el primero de la semana, o como el papa dice "ocho días más tarde". La carta añade que en este texto "se ve prefigurada en su origen la costumbre de la comunidad cristiana de reunirse cada octavo día, en el ‘día del señor’ o domingo, para profesar la fe en su resurrección y recoger los frutos de la bienaventuranza prometida por él: ‘Dichosos los que no lo han visto y han creído’". Esta última parte de la oración es citada del verso 29, donde Cristo, luego de permitir a Tomás meter su dedo en su mano y su mano en el costado para que fuera creyente en su resurrección.
Sería interesante visualizar los versos anteriores a los citados. Luego de ser la primera persona en ver a Jesús resucitado, María Magdalena fue a avisar a los apóstoles. El verso 19 dice: "Y como fue la tarde aquel día, el primero de la semana, y estando las puertas cerradas donde los discípulos estaban juntos por miedo de los judíos, vino Jesús, y púsose en medio, y díjoles: Paz a vosotros." Notemos que los discípulos no estaban celebrando la resurrección de Jesús, mas bien estaban reunidos "por miedo de los judíos". Era la "tarde", o sea, luego de la puesta del sol. Ya no era domingo, sino que estaba comenzando el segundo día de la semana, al que hoy llamamos lunes. La reunión mencionada en el verso 26 dice que fue "ocho días después", así que sería el lunes de día o las primeras horas de la noche del martes.
El párrafo 37 nos trae otra gran revelación. El papa compara el primer día de la semana,"el domingo que no tiene fin", a la eternidad en la tierra renovada. Pero lo que el pontífice romano ignora es que ese concepto de asociación del día de reposo con el reposo en la eternidad con Cristo ya ha sido descrito en Hebreos 4. Allí se dice claramente: "Empero entramos en el reposo los que hemos creído… Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de sus obras en el séptimo día… Por tanto queda un reposo para el pueblo de Dios (versos 3,4 y 9)." Por lo tanto, el día que nos adelanta ese reposo eterno no es el domingo de la tradición sino el sábado de la Biblia.
El párrafo 38 se halla algo interesante. El papa vuelve a dar sus alabanzas al domingo llamándolo "el día de la fe" y "el día de la esperanza". Luego lo llama "el memorial de Cristo". Como me interesó la palabra "memorial" decidí buscarla en el "Diccionario Manual de la Lengua Española", de la editorial Espasa-Calpe de España. Entre las definiciones y a la luz de lo escrito por el papa, veo la primera, que dice: "Libro o cuaderno en que se apunta una cosa para un fin". Según Juan Pablo II, el domingo ha sido apuntado para un fin. ¿Quién lo apuntó? ¿Dios? ¿Jesucristo? ¿Los apóstoles? ¡No! En ningún lugar de las Escrituras Sagradas hay texto alguno que diga eso. Al contrario, es al sábado que Dios le da esa distinción. Mire este texto: "Guardarán, pues, el sábado los hijos de Israel: celebrándolo por sus edades por pacto perpetuo: Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel; Porque en seis días hizo Yahvé los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó, y reposó (Éxodo 31:16,17)". Dios hizo del sábado el memorial de su creación.
Hay un buen consejo del papa en el párrafo 40. Él dice a los fieles que deben tener "un conocimiento adecuado de la Sagrada Escritura". Es bueno ver a católicos que al fin usan la Biblia. Pero el papa añade de inmediato las restricciones consabidas: La lectura de la Biblia ha de ser "con docilidad a la interpretación eclesial". Aunque no estoy de acuerdo ciento por ciento del postulado reformista del "libre examen" de la Biblia, tampoco creo que son sabias las restricciones que le han impuesto los del "magisterio" eclesiástico católico a la lectura del Libro Santo. Cristo nos hizo libres y esa libertad debe ejercerse también en la lectura de la Biblia. No es justo que tengamos que anteponer los conceptos de los llamados "padres de la iglesia" a los Escritos proféticos y apostólicos. Muchas veces esos escritos del magisterio están plagados de conceptos paganos helenísticos, romanos y de las religiones de misterio como el mitraísmo. Todo católico sincero ha de ver en la Biblia la verdad y saber distinguir el grano de la paja.
El párrafo 43 presenta algo que vale la pena señalar. Es lo referente a la eucaristía, la que el papa dice que es un "movimiento descendente de Dios hacia nosotros". Luego añade que "la misa es la viva actualización del sacrificio de la cruz." Él llama a esto "el divino sacrificio" que es "inmolado de manera incruenta". Como ya indiqué, en la misa se repite el sacrificio de Cristo. El dogma de la "transubstanciación" indica que el pan se convierte en el cuerpo mismo de Cristo. En el libro: Dignidad y Tarea del Sacerdote (Brooklyn: Redentorist Fathers, 1927, Págs. 26, 27 31-34), Alfonso de Ligorio (santificado por la iglesia), dice: "De acuerdo al poder del sacerdote sobre el cuerpo real de Jesucristo, es de la fe que cuando ellos pronuncian las palabras de consagración, la palabra Encarnada se ha obligado a sí mismo a obedecer y a venir a sus manos bajo las especies sacramentales… Hemos encontrado que a las palabras del sacerdote- Hoc Est Corpus Meam (Esto es mi cuerpo)- Dios mismo desciende al altar, que él viene dondequiera que se le llame, y tan a menudo como se le llame, y se pone a sí mismo en las manos, aunque ellos sean sus enemigos. Una vez venido, él se queda enteramente a su disposición; lo mueven como quieran, de un lugar a otro; pueden, si quieren, encerrarlo en el tabernáculo, o exponerlo en el altar, o cargarlo fuera de la iglesia…Así que el sacerdote puede, en cierta manera, ser llamado creador de su Creador,… ‘El poder del sacerdote’, dice san Bernardino de Siena, ‘ es el poder de la persona divina; Porque la transubstanciación del pan requiere tanto poder como el de la creación del mundo.’ ‘Dejen que el sacerdote’, dice san Lorenzo Justiniano. ‘Se acerque al altar como otro Cristo (10).’" Me maravillo que tanta herejía sea dicha basada en las solas palabras de Cristo "Esto es mi cuerpo". El verbo "es", en el lenguaje bíblico, quiere decir "significa" o "simboliza". Vea, por ejemplo estos versos de las parábolas de Jesús: "Este es (representa) el que es sembrado junto al camino". "El que fue sembrado en espinas, este es (representa) el que oye la palabra…" "El que siembra la semilla es (representa) al hijo del hombre…" También hallamos esta misma forma de interpretar en Génesis: "las vacas gorda son (representan) siete años de abundancia…" En Daniel también vemos esto: "El macho cabrío es (representa) el rey de Javán…" Esto es repetitivo en la Biblia. Lo que Cristo dijo, con relación a la cena del Señor es: "Esto es (representa o simboliza) mi cuerpo". Cuando usted participa de la cena del Señor, usted no se está comiendo la carne de Cristo ni se está bebiendo literalmente su sangre. Usted está comiendo pan y bebiendo vino que representan el cuerpo y la sangre de nuestro Salvador.
El párrafo 46 trae a colación el tratado del siglo III llamado Didscalia de los Apóstoles, de donde el papa saca la orden ( 9): "Dejad todo en el día del Señor y corred con diligencia a vuestras asambleas porque es vuestra alabanza a Dios. Pues, ¿qué disculpa tendrán ante Dios aquellos que no se reúnen en el día del Señor para escuchar la palabra de vida y nutrirse con el alimento divino que es eterno?" Como otros documentos de los primeros siglos, este nos presenta como las cosas de Dios fueron cambiando. ¿Qué apóstoles crearon ese escrito? No los de Cristo del primer siglo, pero sí los que presenta Juan en Apoc 2:2 como "los que se dicen ser apóstoles y no lo son, y los has hallado mentirosos." ¿Cómo es posible que unos llamados "apóstoles" se atrevan a contradecir la Palabra de Dios? Esta dice expresamente: "Seis días trabajaréis, pero el séptimo que es sábado, es santo, día de descanso y de santa asamblea. No haréis en él trabajo alguno. Él es el descanso consagrado a Yahvé, dondequiera que habitéis (Éxodo 23:3)". El texto, tomado de la magnífica versión católica Nácar Colunga, es más que claro: el día sé "santa asamblea", no es el que los hombres han escogido, pero sí el que Dios ha santificado.
Luego el papa cita a "San Justino, en su segunda apología dirigida al emperador Antonino y al senado" y cómo este "describía con orgullo la práctica cristiana de la asamblea dominical". Nuevamente les refiero a la cita en el párrafo anterior, donde la orden de Dios es clara: el día de la asamblea es el mismo día que desde la creación Dios entregó al hombre. Sigamos, pues, la ley de Dios y apartémonos de "los mandamientos de hombres".
Más tarde en el mismo párrafo, Juan Pablo II presenta una cita del Derecho Canónigo, donde indica que la observancia del domingo "es una obligación grave". Luego agrega una disposición del nuevo catecismo, que en la nota 2181 dice: "Los que deliberadamente faltan a esta obligación (la observancia del domingo) cometen un pecado grave." Si estamos de acuerdo a la definición de "pecado" según la Biblia, la cual indica: "Cualquiera que hace pecado, traspasa también la ley; porque el pecado es transgresión de la ley (1 Juan 3:4)", y si esta expresión bíblica es imperativa, entonces, ¿a qué ley se refiere? ¿A la del catecismo? ¿A la del Derecho canónigo? No,señor. Es a la verdadera ley: la que Dios promulgó desde la cumbre del Sinaí y escribió con su propio dedo en las dos tablas de piedra. La ley que, en su cuarto mandamiento habla expresamente del día de reposo, el séptimo día, el sábado de Yahvé, que él bendijo y santificó. Esta bendición y santificación ningún papa o concilio puede cambiar.
El párrafo 48 trae la orden papal a todos los obispos de que deben preocuparse de que "el domingo sea reconocido por todos los fieles, santificado y celebrado como verdadero ‘día del Señor’…" ¿Verdadero día del Señor? ¿El domingo? Pero, ¿a quien vamos a creer, a la Biblia o a la tradición? Lo que debe preocupar a todos los católicos, clérigos, obispos y feligreses es visualizar y aceptar lo que Dios dice y no menospreciar la ley del Altísimo.
Cuando el papa dice, en el párrafo 49, que se comience la celebración del domingo ya "el sábado por la tarde", es indicio de que reconoce la postura bíblica de que el día comienza al anochecer y no a medianoche. Esto es lo que dice el Señor: "De tarde a tarde holgaréis vuestro sábado (Levítico 23:32)". Esta es la razón por la cual los verdaderos cristianos comenzamos la observancia del sábado en el viernes a la puesta del sol hasta el sábado a la puesta del sol. Este es el mandamiento santo descrito en las Sagradas Escrituras.
DIES HOMINIS
Entrando en el capítulo 4, párrafo 55, el papa cita parte del "texto siríaco en el Misal, según el rito de la Iglesia de Antioquia de los Maronitas". Este texto dice: "Sea bendito Aquel que ha elevado el gran día del domingo por encima de todos los días. Los cielos y la tierra, los ángeles y los hombres se entregan a la alegría". Bendito, feliz o bienaventurado es aquel que sigue la ley de Yahvé: Así dice el Señor: "Bienaventurado el hombre que esto hiciere, el hijo del hombre que esto abrazare: que guarda el sábado de profanarlo, y que guarda su mano de hacer todo mal (Isaías 56:2)".
En el párrafo 57, la carta dice que el domingo "celebra la obra divina de la creación". Ya hemos visto que el día que celebra la creación no es el día primero, cuando la creación comienza, sino el séptimo día, cuando Yahvé culmina su obra creadora y bendice y santifica el sábado. Es importante analizar las cosas, no importa de quien provenga. Hay gran peligro en aceptar como verdad postulados que los hombres nos legan, si ello contradice la Palabra revelada. "A la ley y al testimonio; si no dijeren conforme a esto es porque no les ha amanecido (Isaías 8:20)".
El papa reconoce que el sábado es un "memorial de la liberación llevada a cabo en el Éxodo, que se convierte en memorial de la redención universal realizada por Cristo muerto y resucitado (párrafo 59)". Luego añade que "el domingo…, mas que una ‘sustitución’ del sábado, es su realización perfecta…" Acto seguido, la carta prosigue: "Sello de la obra creadora fue la bendición y consagración del día en el que Dios cesó de ‘toda la obra creadora que Dios había hecho’ (Gn.2,3). Más adelante, en el párrafo 61 indica una gran verdad: "El ‘shabbat’, día séptimo bendecido y consagrado por Dios…."
La frase "el sábado judío", que el papa menciona en el párrafo 62, no es adecuada, ya que el sábado fue instituido cuando no había nacionalidades. Dios entregó el sábado a nuestros primeros padres que no eran judíos. En Isaías 56:2, texto que cité anteriormente, dice "Bienaventurado el hombre (no el judío) …que guarda el sábado…" La ley de Yahvé fue dada para todas las gentes, pero fue el pueblo hebreo el depositario de esa ley. Los hebreos tenían la encomienda de Dios de enseñar a todas las naciones sobre el Dios verdadero y sus mandamientos. Hoy también cuenta con un pueblo que está mostrando al mundo entero la necesidad de observar los mandamientos de Dios (Apocalipsis 12:17).
El párrafo 63 es increíblemente revelador. Presenta el concepto verdadero del sábado de Dios. Muestra a Cristo sanando en el día sábado, sin ser transgresor de la ley, cosa que es muy cierta a la luz del pasaje bíblico de Mateo 12. Dice además con propiedad, que Jesús se oponía "a la interpretación demasiado legalista de algunos contemporáneos suyos, y desarrollando el auténtico sentido del sábado bíblico". Tanta verdad, para luego asegurar que los cristianos se sintieron "autorizados a trasladar el sentido del sábado al día de la resurrección (domingo)." Es, de nuevo, una admisión papal de que el cambio del día de reposo no fue realizado por Cristo, sino años después por sus seguidores, sin ninguna autorización de parte de Dios.
En el párrafo 64, el papa vuelve a decirnos lo que fue el clímax de la obra del cambio del reposo semanal. Menciona que "en el siglo IV, la ley civil del Imperio Romano reconoció el ritmo semanal, disponiendo que en el ‘día del sol’ los jueces, las poblaciones de las ciudades y las corporaciones de los diferentes oficios dejaran de trabajar." Constantino, influenciado por la adoración del sol como dios, expidió ese edicto el 7 de marzo del 321. Él no estaba presentando algo nuevo, pues ya el día primero de la semana era considerado por los paganos con el nombre de "venerable día del sol" (venerabilis dies solis). Antes de que Cristo naciera, los mitraístas persas celebraban ese día dedicado a su dios. Lo que pretendía Constantino era unificar su imperio, dando a los paganos su día de descanso oficial y permitiendo a los cristianos adorar a Cristo como "el Sol de justicia". Podríamos decir que el emperador era un gran ecuménico. Logró lo esperado, pues hasta el día de hoy, el catolicismo romano es una copia de aquel extinto imperio romano y las religiones evangélicas, al menos en el asunto del domingo y la inmortalidad del alma, están estrechamente unidos a él.
Casi constantemente, el pontífice romano hace énfasis en la necesidad del descanso. Por ejemplo, en el párrafo 65, el papa escribe: "El descanso es una cosa ‘sagrada’, siendo para el hombre la condición para liberarse de la serie, a veces excesivamente absorbente, de los compromisos terrenos y tomar conciencia de que todo es obra de Dios." Luego añade: "En nuestra época es mucho más urgente este reconocimiento, pues la ciencia y la técnica han extendido increíblemente el poder que el hombre ejerce por medio de su trabajo." Estas lindas y significativas palabras deben hacernos comprender el significado importantísimo del sábado. De haber el hombre persistido en su observancia, hoy la cosa fuera distinta. Pero la intromisión del día pagano de descanso, alterando el mandato preciso de Dios, ha hecho que la mayoría del mundo haga caso omiso del precepto del Decálogo.
Pasando por alto los importantísimos párrafos 65 y 66, los cuales consideraré en el próximo capítulo, quiero mostrar una vez más algunos de los aciertos de la carta papal. En el párrafo 67 encontramos este texto: " Si después de seis días de trabajo… el hombre busca un tiempo de distensión y de más atención a otros aspectos de la propia vida, esto responde a una auténtica necesidad, en plena armonía con la perspectiva del mensaje evangélico." Es justamente esa la causa por la cual Dios nos dio el sábado. Y lo más interesante es que Adán y su esposa, que fueron creados en el sexto día, celebraron el primer sábado con Dios y los ángeles en el huerto de Edén, en medio de una naturaleza exuberante y animales mansos que jugueteaban por los prados. De esa forma Dios mostró su gracia. Esto es un anticipo del eterno sábado que celebraremos cada semana en la tierra renovada. Así lo expresa el Señor en Isaías 66:22 y 23: "Porque como los cielos nuevos y la tierra nueva que yo hago, permanecen delante de mí, dice Yahvé, así permanecerán vuestra simiente y vuestro nombre. Y será que de mes en mes, y de sábado en sábado, vendrá toda carne a adorar delante de mí, dijo Yahvé."
LA LEY DOMINICAL
Por más de 150 años la verdadera iglesia ha estado pronosticando que ha de ser impuesta en todo el mundo una ley que haga la observancia del domingo una obligatoria. Se nos ha tildado de fanáticos e indican que eso nunca va a suceder, ya que el mundo cada vez se vuelve con más firmeza hacia los conceptos democráticos y a la defensa de los derechos humanos. Pero la profecía del Apocalipsis dice algo diferente. El cuerno pequeño que crece notablemente y arranca tres de los diez de la cuarta bestia, que se menciona en Daniel 7, es la misma bestia que presenta Juan en Apocalipsis 13. Eso puede corroborarse comparando Daniel 7:25 con Apocalipsis 13:1-8. Daniel dice, entre otras cosas, que esta institución, el cuerno, "pensará en mudar los tiempos y la ley".
Hemos visto, a través de esta carta papal, como la Iglesia católica ha hecho la mudanza del "tiempo" de Dios, el séptimo día, al primer día de la semana. Somos testigos de como la ley sacrosanta de Yahvé ha sido alterada en el catecismo romano. ¿Qué más podemos esperar? La profecía se ha cumplido. Pero falta algo que es lo que estamos esperando, y que esta carta pastoral de Juan Pablo II ha de avivar: la ley dominical.
En el capítulo 7 de Apocalipsis se presenta un ángel con "el sello del Dios vivo". Esta señal o sello ha de librar, a los que la tengan en su frente, de las plagas postreras, las cuales serán derramadas sobre la tierra cuando los cuatro ángeles suelten "los vientos". La palabra ángel significa "mensajero" y este ángel del capítulo 7 es un símbolo de la iglesia final de Jesucristo, el Remanente, descrito como "los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo (Apocalipsis 12:17". Esta iglesia está hoy por todo el mundo predicando el mensaje de los tres ángeles de Apocalipsis 14:6-12.
El "sello" que el ángel imprime en la frente a los fieles no es una señal literal, sino una institución divina que distingue a los verdaderos adoradores de Dios. En Ezequiel 20:12, Yahvé dice: "Y les di también mis sábados, que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Yahvé que los santifico." En Isaías 56, Dios escoge el mandamiento del sábado para probar a los extranjeros que deseen unirse a su pueblo. Cuando Dios presenta su pueblo final, en Apocalipsis 14:12, dice: "Aquí están los que guardan los mandamientos de Dios…" Entre esos mandamientos está el que ordena el reposo del sábado.
Cuando visualizamos el mundo religioso cristiano de hoy, nos damos cuenta que hay un pueblo diferente, que destaca la ley del Altísimo. Un pueblo que, a pesar de las cargas impuestas al sábado santo de Dios, se atreve a observarlo y enseñarlo a todo el mundo. Es un pueblo marcado con la señal de Dios.
Para rivalizar con el mandamiento divino, Satanás ha logrado que las principales iglesias del mundo adopten el día falso de reposo, el que tiene la marca del paganismo, el domingo. Mientras el sábado es señal de lealtad a Dios, el domingo es la marca de la apostasía.
La "marca de la bestia" ha de ser impuesta por la segunda bestia de Apocalipsis 13, descrita en los versos 11-17. Mientras la primera bestia surge "del mar", que representan "pueblos y muchedumbres y naciones y lenguas (Apoc. 17:15), la segunda surge de "la tierra". Esto no puede ser la antigua Europa o alguna nación del viejo mundo, sino tenemos que ubicarla en las tierras americanas. Para el fin del siglo XVIII, cuando el papado fue abolido por el imperio napoleónico, la única gran nación en el nuevo mundo, que podría ser asociada con esta profecía es los Estados Unidos de Norteamérica. Esta gran nación fue fundada por los Peregrinos, religiosos que huyeron de Inglaterra y Holanda en busca de libertad religiosa para el año 1621. En el 1776, las colonias americanas se desligaron de Inglaterra y formaron lo que es hoy: la nación más poderosa del mundo.
El papado sabe la importancia que tienen los Estados Unidos y estos ya han logrado establecer relaciones diplomáticas con la sede papal, gracias a la intervención del pasado presidente Ronald Reagan, quien a la vez se unió con Juan Pablo II para lograr la caída del Comunismo en Polonia. Bien dice la profecía de Apoc. 13, que esta "segunda bestia" "ejerce todo el poder de la primera bestia en presencia de ella (verso 12)".
Es esta segunda bestia, los E.U., que impone la "marca de la bestia (versos 16 y 17)". Eso significa que la imposición del domingo no vendrá de Roma, sino de la gran nación americana. A los Peregrinos establecidos en el nuevo mundo se les unieron otros grupos de protestantes de Europa, entre ellos los Puritanos, que eran muy fanáticos y emprendieron una persecución contra los católicos en Salem Massachussetts, y mataron a mujeres católicas diciendo que eran brujas. Estos lograron el control de las colonias e impusieron "las leyes azules", reglamentos muy estrictos en cuanto a la observancia del domingo.
La ley dominical impuesta en la colonia de New Haven, Connetticut, llegó a ser tan severa, que los que eran tomados violando el domingo por primera vez eran multados; la segunda vez, multa y cárcel y la tercera vez con la pena de muerte. Hoy en los Estados Unidos se está levantando un sentimiento neo puritano, que está insistiendo en la observancia obligatoria del domingo. También trabaja con los mismos propósitos la llamada "Alianza del Día del Señor", compuesta por católicos y protestantes.
El temor a parecer anti democráticos, ha demorado el decreto dominical, pero esta carta del papa Juan Pablo II ha de influir tremendamente en esto. Veamos la forma en que, veladamente, el obispo de Roma insta a los líderes católicos a ejercer su influencia para la imposición de la ley dominical.
En el párrafo 66, para reforzar su defensa de la "práctica dominical", el papa cita a León XIII, de la encíclica Rerum novarum, "que presentaba el descanso festivo como un derecho del trabajador que el estado debe garantizar". Más adelante agrega que "las exigencias religiosas, familiares, culturales e interpersonales" no pueden ser "satisfechas sino es salvaguardando por lo menos un día de descanso semanal en que gozar juntos de la posibilidad de descansar y de hacer fiesta." Pero la pregunta a Juan Pablo II sería: ¿Cuál día? ¿El sábado de Yahvé y de otros millones de cristianos? ¿El viernes de los muchos millones de islámicos? Obviamente el papa está insistiendo en que ese "día de descanso semanal" sea oficialmente el domingo. ¿Será que el papa está tan consciente de que sus adeptos no están haciéndole caso a la iglesia respecto a la observancia del domingo y quiere una "ayuda" del estado para su causa? Es fácil guardar un día cuando hay una ley que lo impone. Lo difícil, como pasa con los verdaderos cristianos, es observar un día que es impuesto como día de trabajo. Muchos han perdido sus empleos por esta causa.
Al final del párrafo 67, puede verse una vez más la intención del papa. "Por eso es natural que los cristianos procuren que, incluso en las circunstancias especiales de nuestro tiempo, la legislación civil tenga en cuenta su deber de santificar el domingo." Ante esta declaración, vale la pena citar estos textos que Dios nos presenta a través del profeta Ezequiel: "Sus sacerdotes violentaron mi ley, y contaminaron mis santuarios, entre lo santo y lo profano no hicieron diferencia, ni distinguieron entre inmundo y limpio; y de mis sábados escondieron sus ojos, y yo era profanado en medio de ellos (Ezequiel 22: 26)". Qué manera de predecir el futuro de la iglesia y qué impresionante es su cumplimiento.
La retórica del papa se ve claramente en el párrafo 75. En su alabanza al domingo, dice: "Brotando de la resurrección, atraviesa los tiempos del hombre, los meses, los años, los siglos como una flecha recta que los penetra, orientándolos hacia la segunda venida de Cristo. El domingo prefigura el día final, el de la Parusía, anticipada ya de alguna manera en el acontecimiento de la Resurrección." No cabe duda que la resurrección de Jesucristo es un acontecimiento vital en la teología cristiana, pero es el acontecimiento lo importante, no el día en que se verificó. La preponderancia del domingo es, como hemos visto, una obra totalmente humana, traída por la tradición y no por la Palabra de Dios. El día que realmente nos remonta a la venida gloriosa de Cristo es el sábado, garantizando el reposo celestial a los obedientes de los mandamientos del Señor, como vimos en el texto de Isaías 66:22 y 23.
Ya finalizando su carta pastoral, el papa, en el párrafo 79, une a la observancia del domingo los otros días del "año litúrgico". El cuarto mandamiento, el cual está en tercer lugar en el catecismo romano, reza: "Santificar las fiestas". Cuando se explica más adelante el precepto, se mencionan los días que han de ser observados además del domingo.
CONCLUSIÓN
La carta pastoral termina con unos cuantos párrafos para redondear todo lo expuesto. Comienza en el párrafo 81, diciendo lo que es el origen de la observancia del domingo, admitiendo ha sido transmitido por "la tradición". Esta observancia ha de ser "una verdadera obligación dentro de la disciplina eclesial." Siguiendo esta recomendación, en el párrafo 82 menciona "la novedad y originalidad del domingo". Y es cierto, porque es un mandato ajeno al Decálogo santo de Dios. Es una observancia contraria a lo expuesto por el Altísimo. Para el fiel creyente en la Palabra de Dios, el sábado es el mandamiento antiguo, porque en Dios "no hay mudanza ni sombra de variación (Santiago 1:17)".
El párrafo 83 abre con la expresión de que el domingo es "como el alma de los otros días". En el párrafo 85 escribe que el domingo fue establecido "como sostén de la vida cristiana". Estas alabanzas al domingo no tienen fundamento alguno en la Biblia. El sábado es llamado "delicias, santo, glorioso de Yahvé " en Isaías 58:13 y en el verso 14, Dios nos da la promesa de que si observamos su sábado, nos hará "subir sobre las alturas de la tierra" y nos dará a comer de la "heredad de Jacob", que es la vida eterna en la tierra renovada.
En su conclusión, el papa no podía dejar de incluir la intercesión de la virgen María, ya que él es un devoto mariano. Asegura que ella "está presente en cada domingo de la iglesia (Párrafo 86)." De hecho, él encomienda la "viva acogida" de la carta apostólica "a la intercesión de la Santísima Virgen". Asegura que ella "está presente en cada domingo de la iglesia". El razonamiento del papa, para decir que ella está presente cada domingo en la iglesia es que ella es Mater Domini (Madre de Dios) y Mater Ecclesiae (Madre de la Iglesia), así como el domingo es, según el papa, dies Domini (Día de Dios) y dies ecclesiae (día de la iglesia).
La dirigencia de la Iglesia Católica ha tejido una diversa y rica teología respecto a María, que, en lugar de dignificarla, la convierte el objeto de idolatría. Decir que María es "madre de Dios" es colocarla sobre Dios. Es cierto y bíblico que ella es madre del Señor Jesucristo, pero de su humanidad, ya que Él dijo: "El Padre y yo una cosa somos" y en su oración de Juan 17, dice: "Padre, glorifícame cerca de ti mismo, con aquella gloria que tuve junto a ti antes que el mundo fuese." Si Cristo es eterno, ¿cómo puede María ser la madre de su naturaleza divina? Para presentar la idea de la maternidad divina de María, hay que ubicarla antes de la creación, y aun más, antes de la misma eternidad del pasado, cosa que es imposible.
Todo católico sincero, incluyendo al papa, debe considerar lo siguiente, con relación a las oraciones a María y a los "santos": Si sólo Dios es omnipresente, y puede escuchar y atender las oraciones que se eleven a Él, aunque sean millones a un mismo tiempo, ¿puede María hacer lo mismo? Hay millones que le rezan a ella a cada instante. ¿Es ella omnipresente? Si ella estuviera viva en el cielo, cosa que es improbable por la Sagrada Escritura, ella podría oír a una persona a la vez.
La Virgen María fue una persona digna, especial, santificada, pero nada puede hacer por el ser humano. Ella cumplió su sagrada misión: llevar en su vientre y dar a luz al Mesías, cuidarlo y educarlo. Ella fue fiel en todo a su Hijo, hasta su muerte. Luego, en Pentecostés estuvo junto a los discípulos y recibió el Espíritu Santo. De ahí en adelante su nombre no se menciona más en las cartas apostólicas. Su culto es totalmente ajeno a la Biblia. Mas bien es una copia del culto pagano a las diosas de Grecia y Roma.
Finalmente, en el párrafo 86, el papa dice: "De domingo en domingo, el pueblo peregrino sigue las huellas de María, y su intercesión materna hace particularmente intensa y eficaz la oración que la iglesia eleva a la Santísima Trinidad". El único Intercesor, Sacerdote y Mediador es Cristo. Lo es por su doble naturaleza, humana y divina. Las oraciones, dijo Jesús, han de hacerse al Padre en su nombre. No hay otra fórmula bíblica para que las oraciones sean eficaces. Los rezos y oraciones hechas a María o a los santos no pasan la prueba bíblica.
La carta del papa, pues, tiene repercusiones proféticas. Hoy, viviendo en los últimos días de la historia de este mundo, vemos como se acelera el cumplimiento de aquello que el Apocalipsis tan claramente ha indicado. El pueblo de Dios debe estar en vela, pues tenemos una parte vital que realizar para preparar al mundo para el encuentro con el Rey de reyes y Señor de señores.
APÉNDICE
(1) El cambio de La ley Divina
"Aunque los diez mandamientos, la ley de Dios, se hallan en las versiones católicas romanas de las Escrituras, como fueron dados originalmente, a los fieles se los instruye con los catecismos de la iglesia, y no directamente con la Biblia. Como estos aparecen allí, la ley de Dios ha sido cambiada y virtualmente restituida por el papado.
El segundo mandamiento, que prohíbe hacer imágenes, e inclinarse ante ellas, esta omitido en los catecismos católicos, y el décimo, que prohíbe codiciar, esta dividido en dos." Las hermosas enseñanzas de la Biblia. Copyright 1982 por Pacific Press Publishing Association, pag. 223.
A continuación encontramos la ley como fue dada por Dios, y como ha sido cambiada por el hombre.
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***** LA LEY DE DIOS *****
COMO DIOS LA DIO COMO LA CAMBIO EL HOMBRE
I I
No tendréis otros dioses Amaras a Dios sobre todas las cosas
Delante de mí.
II II
No harás para ti imagen de escultura, No juraras el nombre de Dios en vano
ni figura alguna de las cosas que hay
arriba en el cielo, ni abajo en la
tierra, ni de las que hay en las aguas
debajo de la tierra. No te postraras
ante ellas, no las servirás, porque yo,
el Señor, tu Dios soy un Dios
celoso que castigo la maldad de los
padres en los hijos hasta la tercera y
cuarta generación de aquellos que me
aborrecen; y que uso de misericordia
hasta la milésima generación con los
que me aman y guardan mis mandamientos.
III III
No tomaras en vano el nombre del Señor Santificaras las fiestas
tu Dios, porque no dejara el Señor sin
castigo al que tomare en vano el nombre del
Señor Dios suyo.
IV IV
Acuérdate de santificar el día de sábado. Honraras a tu padre y madre
Los seis días trabajaras y harás todas tus
labores. Mas el día séptimo es sábado,
consagrado al Señor, tu Dios.
Ningún trabajo harás en el, ni tu, ni tu
hijo, ni tu hija, ni tu criado, ni tu
criada, ni tus bestias de carga, ni el
extranjero que habita dentro de tus
puertas. Por cuanto el Señor en seis
días hizo el cielo, y la tierra, y el mar,
y todas las cosas que hay en ellos, y
descanso en el día séptimo; por esto
bendijo el Señor el día del sábado
y lo santifico.
V V
Honra a tu padre y a tu madre, para No mataras
que vivas largos años sobre
la tierra que te ha de dar el
Señor Dios tuyo.
VI VI
No mataras. No fornicaras
VII VII
No fornicaras No hurtaras
VIII VIII
No hurtaras No levantaras falso testimonio, ni mataras.
IX IX
No levantaras falso testimonio No desearas la mujer de tu próximo
contra tu prójimo.
X X
No codiciaras la casa de tu prójimo. No codiciaras las cosas ajenas
No desearas su mujer, ni esclavo, ni
esclava, ni buey, ni asno, ni cosa
alguna de las que le pertenecen.
(Éxodo 20:3-17, VA) (Según el catecismo corriente)
(2) La primera ley dominical
"La primera vez que surgió la observancia del día domingo como un deber legal fue en una Constitución de Constantino en el año 321 D.C. estableciendo que todas las cortes de justicia, habitantes en todos los pueblos y talleres debían estar descansando el domingo (verarabili dies Solis) con la excepción de aquellos que estaban involucrados en trabajos agrícolas. " Enciclopedia Británica, edición novena, articulo "Domingo"
El original en Latín esta en el Codes Justiniani (Código de Justiniano), Lib. 3, titulo 12, lex. 3.
La ley es dada en Latín y en el Ingles en The History of the Christian Church, [La historia de la iglesia cristiana], Vol.3, 3er periodo, Cáp.7, secc.75, Pág. 380 de Pág.
Y en A Manual of Church History, [Un manual de historia eclesiastica], de Albert Henry Neumans, (Philadelphia: The American Baptist Publication Society, 1933) rev. ed., vol.l, pags. 305-307.
Y en The Prophetic Faith of Our Fathers. [La fe profetica de nuestros padres], de LeRoy E. Froom, (Washington, D.C.: Review and Herald Pub. Asoc., 1950), vol.l, pags. 376-381.
(3) (IMÁGENES)
El segundo Concilio de Nicea, 787 D.C., fue convocado para establecer la adoración de imágenes en la iglesia. Este concilio esta registrado en Anales Eclesiásticos, por Baronius, Vol. 9 Págs. 391-407. (Antwerp, 1612); y en A History of the Councils of the Church from the Original Documents [Una historia de los concilios de la iglesia de sus documentos originales], por Carlos J. Hefele, libro 18, cap.l, secc. 332,333; cap.2, secc.345-352 (T.yT. Clark, ed. 1896), vol. 5, pags. 260-304 y 342-372.
J. Mendham, en The Seventh General Council. The Second of Nicea, [El séptimo Concilio General, el segundo de Nicea], Introducción, Págs. iii-vi, dice: "La adoración de imágenes... fue una de aquellas corrupciones del Cristianismo que se introdujo silenciosamente y firmemente sin ser percibida o observada. Esta corrupción no se desarrollo, como las otras herejías, por si misma y de repente, porque de haber sido así, hubiera enfrentado censura y rechazo."
"Las imágenes fueron introducidas a las iglesias, no para ser adoradas, sino para tomar el lugar de los libros, para dar instrucción a aquellos que no sabían leer, o para estimular devoción en las mentes de otros... pero fue encontrado que las imágenes traídas a la iglesia obscurecían las mentes de los ignorantes en lugar de iluminarlas, degradaban en lugar de exaltar la devoción del adorador."
(4) Testos bíblicos sobre el "primer día."
Millones de cristianos fieles asisten a la iglesia cada domingo, el primer día de la semana. Lo hacen creyendo que en algún lado, de algún modo, alguien cambio el día de adoración. Puede ser eso, o no están conscientes de que Dios estableció aparte el día séptimo, y no el primer día de la semana como día santo.
Es cierto, se ha hecho un cambio.
Pero, ¿por quien? Nosotros descubrimos que Dios hizo el sábado durante la primera semana de la creación. Lo aparto para tener una cita semanal, entre Dios y el hombre, como una bendición, descanso, una cita entre dos que se aman, por así decirlo (Dios y el hombre).
Si Dios cambio de opinión acerca de esa cita especial con nosotros, ¿no hubiera registrado ese cambio tan trascendente en la Biblia?
Ya hemos mirado que la bestia con poder declara haber realizado el cambio, ¿pero que dice la Biblia acerca de eso?
Hay ocho textos en el Nuevo Testamento que mencionan el primer día de la semana. Veámoslos con cuidado:
Mateo 28:1
Marcos 16:1,2
Marcos 16:9
Lucas 24:1
Juan 20:1
Juan 20:19
Hechos 20:7,8
1 Corintios 16:1,2
Los primeros cinco textos sencillamente mencionan que las mujeres fueron temprano al sepulcro en la mañana de la resurrección de Jesús.
Ahora busque Juan 20:19 en su Biblia. Nos dice que Jesús apareció a los discípulos mas tarde en el día de la resurrección. Se dice que el motivo por el cual ellos estaban juntos era "por miedo de los Judíos." Ellos tenían miedo. Ellos no podían decir cuando los Judíos los tomarían y los tratarían igual que a su Maestro. Ellos estaban escondiéndose.
Ellos habían contemplado a su amado Maestro morir el viernes. Ellos "regresaron, y prepararon especias aromáticas y ungüentos y reposaron el sábado conforme al mandamiento." Lucas 23:56. Y ahora ellos están escondidos "por miedo de los judíos." Juan 20:19.
No se menciona ningún cambio.
El séptimo texto en Hechos 20:7, 8, dice: "Y el primer día de la semana, juntos los discípulos a partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de partir al día siguiente; y alargo el discurso hasta la media noche. Y había muchas lámparas en el aposento alto donde estaban juntos."
Esta fue una reunión nocturna, la parte oscura del primer día de la semana. En el registro bíblico la oscuridad va antes del día, o luz Génesis 1:5, "Y llamo Dios a la luz día, y alas tinieblas llamo Noche. Y fue la tarde y la mañana un día." la parte oscura apareció primero.
La Biblia registra que el día va de puesta de sol a puesta de sol.
El séptimo día inicia a la puesta del sol del viernes. Y el primer día de la semana inicia a la puesta del sol del sábado.
Pablo estaba reunido con sus amigos en la noche del primer día de la semana, sábado de noche. Era una reunión de despedida. El predico hasta la media noche, cuando el pobre Eutico se cayo de la ventana (Hechos 20:9).
Podemos imaginarnos el alivio que sintieron cuando supieron que Dios le devolvió la vida. El verso once dice que hablaron hasta el amanecer, y entonces Pablo partió. El verso trece dice que Pablo paso el domingo viajando a Ason.
Aquí tampoco se registra nada que mencione un cambio del sábado.
La Nueva Versión en Ingles traduce este texto:
"El sábado de noche, en la reunión del partimiento del pan, Pablo, quien iba a viajar el próximo día, les hablo hasta la media noche." Hechos 20:7.
Él ultimo texto que menciona el primer día de la semana es 1 Corintios 16:1,2.
Dice: "En cuanto a la colecta para los santos, haced vosotros también de la manera que ordene en las iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana cada uno de vosotros aparte en su casa, guardando lo que por la bondad de Dios pudiere; para que cuando yo llegare, no se hagan entonces colectas." El verso cuatro dice que llevaría las ofrendas a Jerusalén.
Como había hecho en Galacia, así también pide Pablo que se haga en Corinto una colecta para los pobres de Jerusalén. El versículo no habla de un servicio de iglesia, sino que "cada uno debía apartar." El principio de la semana era el mejor tiempo para guardar algo de dinero porque después podía ser gastado. ¡Es cierto también en nuestros días! Pablo pidió esto "para que no hubiera colectas cuando él llegara." 1 Corintios 16:2.
En esa época los cristianos estaban sufriendo dificultades (estrecheces) en Jerusalén, y Pablo iba por las iglesias haciendo colectas para ellos. (Así deberíamos hacerlo nosotros hoy en día).
En ese texto tampoco aparece nada acerca de un cambio del sábado al domingo hecho por Dios.
Concerniente al culto, ¿cual era la costumbre de Pablo? Dice así:
"Y como acostumbraba Pablo, fue a la sinagoga, Y por tres sábados razono con ellos de las Escrituras." Hechos 17:2, NRV.
Jesús, como nuestro ejemplo también tuvo la costumbre de asistir a la iglesia en sábado, el séptimo día. Lucas 4:16.
(5) La Biblia queda prohibida
En el Concilio de Toulouse, los lideres religiosos concluyeron:
"Les prohibimos a los laicos poseer copias del Antiguo y Nuevo Testamento... Les prohibimos severamente poseer los libros mencionados en el idioma vernacular. " "Los Señores de cada distrito buscaran cuidadosamente a los herejes en sus escondites, ya sean chozas, o bosques, o aun en escondites subterráneos y deberán ser totalmente eliminados." Concilio Tolosanum, papa Gregorio IX, Anno. Chr. 1229.
El Concilio Eclesiástico de Tarragona concluyo: "Nadie puede poseer los libros del Antiguo y Nuevo Testamento en el lenguaje Romance, y Si alguien los posee debe entregarlos al obispo local, en el lapso de 8 días a partir de la promulgación de este edicto, para ser quemados." D. Lortsch, Histoire de la Bible en France [Historia de la Biblia en Francia], l910,Pág.14.
Después de haberse formado las Sociedades Bíblicas fueron clasificadas con el comunismo en un edicto sorprendente. El 8 de diciembre de 1866., El papa Pío IX, en su Encíclica Quanta Cura hace la siguiente referencia: "El socialismo, el comunismo, las sociedades clandestinas, las sociedades bíblicas... pestes de esta clase deben ser destruidas a toda costa."
(6) Edicto contra los valdenses
"El texto complete del expedido, en 1487, por Inocencio VIII contra los valdenses (cuyo original se halla en la biblioteca de la Universidad de Cambridge) puede leerse en latín y francés en la obra de J. Leger, Historie des eglises vaudoises, lib. 22, cha. 2, Págs. 8-10 (Leyden, 1669)." (Tomado de El conflicto de los siglos) ( Pacific Press Publishing Association, 1958, Mountain View, California, Pág. 743).
En ingles buscar John Dowling's History of Romanism (1871 ed.), libro 6,
(7) "Guerra contra los Santos"
"Bajo estas máximas sangrientas, aquellas persecuciones fueron llevadas cabo, desde los siglos once y doce, casi hasta nuestros días, (escrito en 1845), lo cual permanece en las paginas de la historia. Después de que la señal de martirio abierto había sido dada en los canones de Orleans, estas siguieron la extirpación de los albigenses, bajo la forma de una cruzada, el establecimiento de la inquisición, los intentos crueles por extinguir a los valdenses, el martirio de los lombardos, las guerras crueles para exterminar a los bohemios, la hoguera de Huss y Jerónimo, y de multitudes de otros fieles testificadores... la extinción a fuego y espada de la Reforma española e italiana, por fraude y persecución abierta en Polonia, y la matanza de San Bartolomé... además de las muertes lentas y secretas del Tribunal Santo de la Inquisición." T.R Briks, M.A. The First two Visions of Daniel [Las primeras dos visiones de Daniel], Londres: 1845, pags. 258, 259.
"Él numero de victimas de la Inquisición en España se da en La Historia de la Inquisición en España, por Llorente, anteriormente secretario de la inquisición, ed. 1827, Pág. 583. Esta autoridad reconoce que más de 300,000 sufrieron persecución en España solamente, de los cuales 31,912 murieron en las llamas. Millones mas fueron muertos por su fe a lo largo y lo ancho de Europa Imptrds en Las hermosas enseñanzas de la Biblia, Copyright 1982 por Pacific Press Publishing Association, Pág. 222.
"La Iglesia ha perseguido. Solo un tirano en la historia de la Iglesia va a negarlo... ciento cincuenta años después de Constantino, los donatistas fueron perseguidos y en ocasiones les fue dada muerte... Los protestantes eran perseguidos en Francia y España con la aprobación total de las autoridades religiosas... Cuando ella piense que es bueno emplear la fuerza, ella la usara." The Western Watchmen (católico romano), de San Luis.
Cáp., 5; secc.62
(8) La ley ceremonial y los dos pactos
La diferencia entre la ley moral de Dios (los diez mandamientos), y la ley ceremonial es clara.
Veamos con cuidado la diferencia entre ambas. La que concierne a sacrificios de animales fue clavada en la cruz, la otra es eterna.
10 Mandamientos Ley Ceremonial
1) Llamada "Ley real." Llamada ley de Orden y Ritos
Santiago 2:8. Efesios 2:15.
2) Fue dada por Dios. Fue dada por Moisés
Deuteronomio 4:12,13. Levítico 1:1-3.
3) Fue escrita por Dios. Fue escrita por Moisés en un libro.
Exodo 31:18 I Chronicles 33:12.
4) Fue colocada dentro Fue colocada a un lado del arca
del arca. Exodo 40:20, Deuteronomio 31:24-26.
Hebreos 9:4.
5) Es "eterna por siempre." Fue clavada en la cruz
Salmos 111:7,8. Colosenses 2:14.
6) No fue destruida por Fue abolida por Cristo
Cristo. Mateo 5:17,18 Efesios 2:15.
Los dos grandes mandamientos son "Amaras al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y toda tu mente. " El segundo grande mandamiento es "Amaras a tu prójimo como a ti mismo." Los diez mandamientos divinos están encerrados en estos dos. Los primeros cuatro, de la ley moral, nos hablan del amor que debemos a Dios con todo nuestro corazón. (No tener otros dioses, no adorar imágenes, no tomar el nombre de Dios en vano, y acordarnos del día sábado para guardarlo santo). Los últimos seis, conciernen al amor que debemos dar al prójimo. (Honrar a los padres, no matar, no cometer adulterio, no robar, no mentir, no codiciar).
EL ANTIGUO Y EL NUEVO PACTO
El antiguo pacto fue ratificado por la sangre de un animal (Éxodo 24:5-8 y Hebreos 9:19-30) y basado en las promesas del pueblo de que ellos obedecerían la ley de Dios.
El nuevo pacto esta basado en la promesa de Dios, en que él escribirá su ley en nuestros corazones y fue ratificada por la sangre de Cristo (Hebreos 8:10 y Jeremías 31:33,34).
Hebreos 8

(9) INFALIBILIDAD
Entre las veintisiete proposiciones conocidas como los "Preceptos de Hildebrando," quien, con el nombre de Gregorio VII, fue papa desde 1073 hasta 1085, figuran las siguientes:
"2. Que solamente el pontífice romano puede ser llamado con justicia universal.
"6. Que ninguna persona... puede vivir bajo el mismo techo con uno que ha sido excomulgado por el papa.
"9. Que todos los príncipes deberían besar solamente sus pies [del papa].
"18. Que su sentencia no puede ser revisada por nadie; mientras que él puede rever las decisiones de todos los demás.
"19. Que el no puede ser juzgado por nadie.
"22. Que la Iglesia Romana nunca erró, ni nunca errara, de acuerdo con las Escrituras.
"27. Que él puede absolver a los súbditos de su alianza con gobernantes perversos"
(Cesar Baronio, Annales, año 1076, secc. 31-33, vol.l7, ed. 1869, Págs. 405, 4006 Traducción).
En el Comentary [Comentario] de Adam Clarke sobre Daniel 7:25 dice:
"Ellos se arrogaron la infalibilidad, facultad que pertenece solamente a Dios. Pretenden perdonar pecados, facultad que pertenece solamente a Dios. " Tomado de Las hermosas enseñanzas de la Biblia, Págs. 221 y 222.
(10) TÍTULOS DEL PAPA
Las siguientes citas fueron extraídas de obras autorizadas por dignatarios católicos concerniendo al titulo y posición de su líder.
"Todos los nombres que en la Escritura se aplican a Cristo, en virtud de los cuales se reconoce su supremacía sobre la iglesia, se aplican también al papa" Roberto Bellarmino, Disputationes de Controverssis, tomo 2, "Controversia Prima," libro 2 "De Conciliorum Auctoritate," [Sobre la autoridad de los concilios], Cáp.17, ed.l628, vol.1, Pág. 266. Traducción.
"Porque tú eres el pastor, tú eres él medico, tú eres el director, tú eres el labrador; finalmente, tú eres otro Dios en la tierra" (Discurso de Christopher Marcelus en el Quinto Concilio Lateranense, 4a. sesión, en J.D. Mansi. Sacrorum Conciliorum... Collectio, vol.32, col.761. Traducción).
Para él titulo "Señor Dios el papa" ver el glosario de las Extravagancias del papa Juan XXII, titulo 14, Cáp.4, Declaramus.
En la edición Antwerp de las Extravagancias, las palabras "Dominum Deum Nostrum Papam" (Nuestro Señor Dios el papa) aparecen en la columna 153. En una edición de Paris, aparecen en la columna 140.
"Por tanto el papa esta coronado con una triple corona, como rey del cielo y de la tierra y de las regiones inferiores (infernornum)" (Lucius Ferraris, Prompta Bibliotheca "papa," art. 2, ed.l772-77, vol. 6. Pág. 26. Traducción).
En un pasaje que esta incluido en la ley Canónica Católica Romana, El papa Inocencio III declara que el Pontífice Romano es "el vicario sobre la tierra, quien ejerce las funciones no meramente de un hombre, sino del propio Dios;" y en un comentario sobre el pasaje se explica que por esto es que él es el vicario de Cristo, quien es "Dios y hombre." Ver Decretiales Domini Gregorii Papae IX (Decretals of the Lord Pope Gregory IX), liberi, de translatione Episocoporum, (sobre la transferencia de Obispos) titulo 7, Cáp.3; Corpus Juris Canonice (2nd Leipzing ed., 1881), col. 99; (Paris, 1612), Vol. 2, Decrétales. col. 205.