La epístola del apóstol Pablo a los GÁLATAS
Autor: Pablo
Fecha: 55–56 d.C.
Tema: Justificación sólo por la fe
Palabras clave: Gracia, evangelio, fe, justificado, promesa, libertad, ley
Destinarios
Gálatas es la única epístola que Pablo dirigió específicamente a un grupo de iglesias. Galacia no era una ciudad, sino una región del Asia Menor, que incluía muchos pueblos. Su nombre se originó en el siglo III a.C. cuando una tribu de la Galia emigró hacia esa región. En el siglo I a.C. el término «Galacia» se usaba, en su acepción geográfica, para denominar la región norte-central del Asia Menor, donde se habían establecido los galos, y desde el punto de vista político, para designar la provincia romana del Asia Menor sur-central. Pablo envió esta carta a la provincia de Galacia, un área que incluía las ciudades de Antioquía, Iconio, Listra y Derbe.
Fecha
La cuestión de la fecha de esta epístola depende fundamentalmente de la relación de 2.1–10 con las visitas de Pablo a Jerusalén mencionadas en los Hechos. Aunque el capítulo 2 puede ser identificado con la visita relacionada en los Hechos 11.30, algunas dificultades han surgido para vincularla con los acontecimientos de los Hechos 15. Probablemente Pablo escribió la carta alrededor de los años 55 ó 56, cuando estaba en Macedonia o Corinto durante su tercer viaje misionero.
Ocasión y fecha
Los legalistas de la iglesia, llamados judaizantes, enseñaban que algunas leyes del Antiguo Testamento eran aún obligatorias para los cristianos. Argumentaban que las promesas de Dios alcanzaban sólo a los judíos, y que los gentiles debían circuncidarse para poder experimentar plenamente la salvación. No negaban que era necesario creer en Jesús, pero insistían en que no era suficiente. Había que añadir a la fe la Ley.
Esta doctrina estaba en abierta contradicción con la insistencia de Pablo de que la salvación era por la gracia a través de la fe, por lo que los judaizantes trataron de desacreditar sus enseñanzas cuestionando su autoridad. Lo acusaron de ser un apóstol de segunda mano, inferior a Pedro y a Santiago. Aun más, dijeron que era un oportunista que hacía el evangelio más atractivo a los gentiles, al desechar sus válidas exigencias en relación con la Ley. Pablo reaccionó vehementemente contra la malvada propaganda de los judaizantes, afirmando su autoridad apostólica y explicando el evangelio de la gracia por la fe.
Contenido
Gálatas está dividida en secciones de dos capítulos cada una, con contenido biográfico, doctrinal y práctico. En la primera de ellas (caps. 1 y 2), Pablo defiende su independencia apostólica, no en un espíritu de indignación personal, sino con el propósito de establecer el origen divino de su evangelio. En la sección doctrinal (caps. 3 y 4), Pablo presenta una serie de argumentos imperiosos e ilustraciones para probar la inferioridad de la Ley al evangelio y establecer su verdadero propósito. En la aplicación práctica de su doctrina (caps. 5 y 6), exhorta a los gálatas para que hagan un uso apropiado de su libertad cristiana y no abusen de ella. En lugar de otorgarles licencia para pecar, el evangelio les provee los medios para alcanzar la rectitud que demanda la Ley.
Aplicación personal
La misma perversión del evangelio que Pablo combate en su carta sigue apareciendo bajo distintos disfraces. El legalismo, con su prédica de que la justificación o santificación dependen de los esfuerzos personales de la gente, negando así la eficiencia de la cruz, es el más persistente de los enemigos del evangelio de la gracia. La circuncisión y otros requerimientos de la Ley Mosaica puede que ya no sean cuestiones relacionadas con la salvación, pero muchas veces la observancia de ciertas reglas, regulaciones o ritos religiosos se consideran como una condición, junto a la fe, para alcanzar la madurez cristiana. Gálatas denuncia abiertamente los peligros del legalismo y establece la esencial verdad de la fe como único requisito de la salvación. Esta epístola se convirtió en el emblema de la Reforma protestante y es la Carta Magna de la libertad espiritual para todos los tiempos.
Cristo revelado
Pablo enseña que Jesús coloca a todos los que en Él creen (2.16; 3.26) en una posición de libertad (2.4; 5.1), librándolos de las ataduras del legalismo y del libertinaje. El principal énfasis del apóstol está en la crucifixión de Cristo, como la base para la liberación de la maldición del pecado (1.4; 6.14), de sí mismo (2.20; véase 5.24), y de la Ley (3.12; 4.5). Pablo también describe la unión dinámica en Cristo por medio de la fe (2.20), representada de forma visible en el bautismo (3.27), que relaciona a todos los creyentes entre sí como hermanos y hermanas (3.28). Sobre la persona de Cristo, Pablo declara tanto su divinidad (1.1, 3, 16) como su humanidad (3.16; 4.4). La sustancia del evangelio es Jesús (1.7), quien se reveló personalmente a Pablo (1.12).
El Espíritu Santo en acción
Los judaizantes estaban tan equivocados sobre el significado de la santificación como sobre el camino de justificación. Un pasaje clave es 3.2, 3, en el cual Pablo pregunta a los gálatas, quienes admitían que habían comenzado la vida cristiana por el Espíritu, por qué buscaban ahora la madurez espiritual a través de las obras de la Ley. Pablo entonces los invita a dejarse guiar, para crecer en la nueva vida, por el mismo Espíritu a quien deben la regeneración.
En 3.5 Pablo hace la misma pregunta concerniente al Espíritu Santo. El lenguaje que usa alude a una experiencia en el Espíritu, que va más allá de lo que fue su inicial recepción por parte de los Gálatas. El verbo «suministra» sugiere una continua y generosa provisión, mientras «hace milagros» indica que Dios continuaba realizando prodigios allí por medio de creyentes llenos del Espíritu, que no habían caído en la trampa del legalismo. La palabra «milagros» se refería a manifestaciones carismáticas del Espíritu que se evidenciaban por señales como las descritas en 1 Corintios 12–14. La frase «la promesa del Espíritu» en 3.14 fue también usada por Pedro para explicar la experiencia del derramamiento del Espíritu Santo cuando el Pentecostés (Hch 2.33).
Estos versículos enseñan que recibimos el Espíritu por fe y que éste continúa manifestando su poder mientras caminamos en la fe.
En 5.16–25 Pablo describe gráficamente un fiero y constante conflicto entre la carne, nuestra naturaleza original, proclive al pecado, y el Espíritu que en nosotros mora. Sólo el Espíritu Santo, cuando nos sometemos enteramente a su control y andamos en Él, puede ponernos en condiciones de hacer morir la carne (vv. 16, 17), librarnos de la tiranía de la Ley (v. 18), y permitir que los frutos de santidad crezcan en nuestra vidas (vv. 22, 23).
Esta sección (5.16–25) es parte de la exhortación de Pablo sobre el uso apropiado de la libertad. Sin el control y la obra santificadora del Espíritu Santo, la libertad degenera en libertinaje.
Bosquejo del contenido
I. Introducción 1.1-10
A. Saludo 1.1-5
B. Deserción de los gálatas 1.6,7
C. Denuncia de los judaizantes 1.8,9
D. Declaración sobre la honestidad de Pablo 1.10
II. Biográficamente: Pablo defiende su autoridad 1.11-2.21
A. La fuente de su autoridad 1.11-24
B. Reconocimiento de su autoridad 2.1-10
C. Manifestación de su autoridad 2.11-21
III. Doctrinalmente: Pablo defiende su evangelio 3.1-4.31
A. Mediante argumentación 3.1-4.11
1. Experiencia de los gálatas 3.1-5
2. Enseñanza del AT 3.6-14
3. Carácter del pacto con Abraham 3.15-18
4. Propósito de la Ley 3.19-24
5. Situación de quienes están en Cristo 3.25-4.7
6. Insensatez de retornar al legalismo 4.8-11
B. Mediante apelación 4.12-20
1. Basada en su afecto por Pablo 4.12-18
2. Basada en el afecto de Pablo por ellos 4.19,20
C. Mediante alegoría 4.21-31
IV. Prácticamente: Pablo exhorta a los gálatas 5.1-6.10
A. A usar apropiadamente su libertad cristiana 5.1-15
B. A andar en el Espíritu 5.16-26
C. A llevar las cargas de los demás 6.1-10
V. Conclusión 6.11-18
A. Advertencia contra los legalistas 6.11-13
B. La centralidad de la cruz 6.14-16
C. Las marcas de un apóstol 6.17
D. Bendición 6.18
Capítulo 1
1.1 La autoridad apostólica de Pablo no provenía de hombres, ni por hombre. Dios lo comisionó por medio del Señor resucitado.
1.4 Pablo resume la epístola declarando el hecho, el propósito y el fundamento de la redención en Cristo. La Escritura divide la historia en dos edades: El presente siglo malo, dominado por Satanás (2 Co 4.4), y la «edad por venir» (Mt 12.32; Mc 10.30; Ef 1.21), inaugurada por Jesús. Como la presente edad aún no ha finalizado, las dos edades están siguiendo cursos paralelos. Jesús vino a rescatarnos del dominio de la antigua edad y a transferirnos a la que está por venir.
1.6–9 Véase la sección 2 de «Verdad en acción» al final de Gálatas.
1.6,7 En contraste con su usual costumbre de darle gracias a sus lectores al inicio de una epístola, Pablo pasa directamente al asunto que le preocupa. Las noticias que le llegan de los gálatas no hablan de progreso, sino de retroceso en la fe. Ellos están abandonando el evangelio de Cristo, por otro diferente (del griego, heteron). Sólo hay un evangelio, y el que predican los judaizantes es una perversión del verdadero.
1.8,9 El primer uso del si en griego indica una suposición. Pablo no está predicando nada nuevo. El segundo si describe una situación concreta: Algunos están pervirtiendo el evangelio. El celo de Pablo por el evangelio es tal, que prefiere que el juicio de Dios caiga sobre él si llegara a distorsionarlo. Su disposición al castigo no obedece a un impulso personal contra los maestros rivales. Por el contrario, habla con autoridad apostólica, al darse cuenta que la gloria de la obra redentora de Cristo y el destino de las almas están en juego.
1.10 Pablo rechaza la insinuación de que es un oportunista que busca el favor de la gente enseñándoles lo que quieren oír.
1.11,12 El evangelio de Pablo no lo recibió de tradición o enseñanza alguna, sino de Dios a través de Cristo.
1.13–24 Pablo prueba el origen divino de su evangelio haciendo un recuento de su conducta antes de su conversión (vv. 13, 14), en su conversión (vv. 15, 16) y de sus actividades posteriores (vv. 17–24).
1.13-16 Sólo una intervención divina podía transformar súbitamente a Pablo de un fanático judío a un celoso misionero cristiano.
1.16, 17 Pablo no recibió instrucción humana después de su conversión. Dios le reveló la sustancia del evangelio en Arabia (Hch 9.22–23). Este «retiro» cabe entre los vv. 22 y 23 del libro de Hechos.
1.18 La palabra traducida para ver se refiere a un primer encuentro, y puede traducirse «para conocer a». El propósito de la visita de Pablo a Jerusalén no fue recabar una encomienda oficial como apóstol, o recibir instrucción doctrinal (Hch 9.26–30).
Capítulo 2
2.1–10 La autoridad de Pablo fue reconocida en el Concilio de Jerusalén (véase Hch 15.1–29).
2.1 Tito, quien era griego, fue un caso de prueba. Los líderes de la iglesia de Jerusalén urgieron a Pablo que, para el bien de la paz, se comprometiera a circuncidar a Tito. Pablo se negó, porque acceder hubiese significado mantener las ataduras de la Ley por encima de la libertad del evangelio.
2.2 Aunque algunos comentaristas identifican la revelación con la profecía de Agabo sobre la inminencia de una hambruna, en Hechos 11.28, parece aludir a una forma específica utilizada por Dios para guiar a Pablo. El tiempo presente utilizado en el verbo predicar (predico), significa que Pablo no cambiaba su mensaje en ocasiones diferentes o para satisfacer distintas audiencias. Los que tenían cierta reputación eran los líderes reconocidos de la iglesia de Jerusalén.
2.4 Los falsos hermanos eran judaizantes que insistían en la circuncisión de los gentiles como un requisito de la salvación.
2.6 Cualquier supuesta ventaja de los apóstoles mayores que pudiera ser tomada como una señal de superioridad sobre Pablo no le preocupaba a este, y de ninguna manera afectaba la validez e independencia de su ministerio.
2.7-10 Dios sólo tiene un evangelio, pero él señala diferentes esferas y culturas donde debe ser predicado.
2.11–21 La autoridad apostólica de Pablo se hizo evidente en un desagradable incidente con Pedro. Su propósito al relatarlo era dejar sentada la verdad del evangelio (v. 14).
2.11 Antioquía de Siria, por su tamaño, era la tercera ciudad del Imperio Romano y el centro misionero de la iglesia primitiva (véanse Hch 11.19–26; 13.1–3).
2.12 La actitud de Pedro no se debió a ninguna consideración teológica, sino a la cobardía.
2.13 Los otros judíos eran judíos cristianos, como Bernabé, de la iglesia de Antioquía, que no estaban asociados con los legalistas.
2.14 Pablo imputa a Pedro, quien no se guiaba ya por las regulaciones dietéticas de los judíos (v. 12), una actitud de flagrante inconsistencia al separarse de los gentiles.
2.15 Al referirse a los gentiles como pecadores, Pablo no cuestiona sus cualidades morales, sino habla de su no observancia de la Ley.
2.16 Véase la sección 2 de «Verdad en acción» al final de Gálatas.
2.16 Pablo y Pedro concuerdan en que no hay distinción entre judío y gentil en lo que se refiere a la salvación.
2.17,18 Cristo no promueve el pecado cuando nos libera de las ataduras de un sistema legalista. Por el contrario, el transgresor es el que regresa de Cristo al legalismo. Pablo hace énfasis en la vía de la salvación por la fe a través de una declaración que es a la vez general, personal y universal.
2.19–21 Véase la sección 2 de «Verdad en acción» al final de Gálatas.
2.19 Por la ley Pablo tuvo conciencia del pecado, pero la Ley no le dio poder alguno para vencerlo. De ahí que desistiera de buscar en la Ley un medio para ser aceptado por Dios.
2.20 El creyente, unido por la fe a Cristo en su muerte, ha muerto a la vida anterior y resucitado a la nueva vida. Véanse Romanos 6.1–10; 7.6.
2.21 Si podemos ganarnos la salvación obedeciendo la Ley, entonces la cruz está de más.
Capítulo 3
3.1-5 Pablo comienza la defensa de su evangelio recordándoles a los gálatas que su vida cristiana, que comenzó por la fe en el Cristo crucificado y fue certificada por el don del Espíritu Santo, era completamente ajena a la Ley. Serían insensatos si abandonaran los caminos de Dios para buscar la perfección por sus propios esfuerzos.
3.1 Los judaizantes son como hechiceros malvados que distraen la atención de sus víctimas llevándoles de la cruz a la Ley. Sin embargo, los gálatas no tienen excusa porque Pablo les ha explicado claramente el significado de la cruz.
3.6-9 Los judíos consideraban a Abraham como su padre y la fuente de todas las bendiciones espirituales que recibían. Creían que el mero hecho de ser descendientes de Abraham los justificaba ante Dios. Pablo expone que Abraham agradaba a Dios por la fe y no por las obras de la Ley, ya que ésta no existía en tiempos de Abraham. E insiste en ello agregando que los verdaderos hijos de Abraham, y por lo tanto herederos de sus bendiciones, son aquellos que viven de acuerdo al principio de la fe.
3.10–14 Pablo presenta las alternativas de la fe (v. 11) y la ley (v. 12) como medios de justificación. Sin embargo, en lugar de justificar, la Ley condena (v. 10), porque exige cosas que nadie puede cumplir. Según ella, la obediencia no sólo debe ser completa, sino también continua (v. 12). Por medio de su muerte en la cruz, Cristo hizo por nosotros lo que no podíamos hacer nosotros mismos. Su obra, no la nuestra, removió la maldición que pesaba sobre nosotros a causa de nuestra desobediencia de la Ley (v. 13). Por fe recibimos los beneficios dispensados por su muerte, la justificación inclusive (v. 11) y la promesa del Espíritu (v. 14; véase en la Introducción a Gálatas: «El Espíritu Santo en acción»).
3.15–18 Al defender su evangelio Pablo describe el carácter del pacto con Abraham, demostrando que la promesa se cumple en Cristo, no en la Ley. Nadie invalida un pacto humano (v. 15); cuánto más cierto será esto en el caso de un pacto divino (v. 17). La base del pacto con Abraham era la fe, y la Ley, que vino cuatrocientos treinta años después, no podía desechar este acuerdo anterior.
3.16 Simiente... simientes: La promesa no era para todos los descendientes de Abraham. Halló su cumplimiento en Cristo y, por lo tanto, en aquellos que están unidos a Él.
3.19-24 Pablo explica el verdadero propósito de la Ley con una cuádruple aserción.
3.19, 20 Primero, la intención de la Ley era revelar el pecado, no asegurar justificación (véanse Ro 4.15; 5.20). Fue una medida temporal, introducida para convencer a la gente de su necesidad de justificación, y de su incapacidad para salvarse a sí mismos, y de esa manera dirigirlos a Cristo. Segundo, la Ley es inferior a la promesa, y fue ordenada por medio de ángeles y de Moisés (véanse Dt 33.2; Sal 68.17; Hch 7.53; Heb 2.2) en contraste con la promesa, que vino directamente de Dios a Abraham.
3.21,22 Tercero, la Ley no es contraria a la promesa; en lugar de ello, son complementarias. La Ley demandaba justicia, pero era incapaz de proveerla. Su función fue preparar el camino del evangelio al hacer a la gente consciente de sus pecados y de su necesidad de un Salvador.
3.23–29 Véase la sección 2 de «Verdad en acción» al final de Gálatas.
3.23, 24 Cuarto, la Ley nos dirige a Cristo. Nos encerró (v. 22) y disciplinó (v. 23, 24), hasta que la fe en Cristo nos condujo a la libertad de hijos crecidos que han recibido la herencia que les corresponde.
3.25–4.7 Pablo muestra la nueva situación de aquellos que están en Cristo, comparando lo que somos después de venida la fe (v. 25) con lo que éramos antes que viniese la fe (v. 23). Bajo la Ley estábamos en un estado de sujeción e inmadurez, pero bajo el evangelio nuestra condición es de hijos (v. 26) y herederos (v. 29).
3.28 En Cristo las distinciones de raza, rango o sexo no impiden establecer vínculos fraternales, ni garantizan privilegios especiales.
3.29 El bautismo no asegura por sí mismo nuestra unión con Cristo sino que expresa de forma visible la unión interior que la fe trae consigo.
Capítulo 4
4.1,2 Bajo la Ley éramos como un heredero durante su minoría de edad, sujetos a tutores hasta alcanzar la edad requerida.
4.3 Rudimentos traduce una palabra griega que originalmente se refería a un triángulo situado sobre un reloj de sol, para determinar la hora por medio de la sombra que éste proyectaba. De ahí comenzó a aplicarse a ir ordenadamente, a avanzar poco a poco, a comenzar por las cosas elementales, a aprender las letras del alfabeto. En el NT se usa para aludir a las verdades elementales del AT (Heb 5.12), los rudimentos de las religiones judía y gentil (aquí y en Col 2.8, 20), y a los elementos materiales del universo (2 P 3.10, 12).
Pablo utiliza la misma palabra en el v. 9 («los débiles y pobres rudimentos»), que junto al uso que hace de ella en Colosenses 2, le confiere un significado más amplio a «rudimentos». El apóstol enseña que espíritus de los credos animistas o demoníacos (v. 8), se mezclan fácilmente con los rituales y filosofías de las religiones y costumbres humanas. De ahí que los rudimentos del mundo puedan identificarse con los espíritus del mal que usan los rituales de la Ley (v. 10) para esclavizar y condenar.
4.4-7 En contraste con las ataduras de la Ley, la vida en Cristo trae la libertad a los hijos e hijas de Dios.
4.4 El cumplimiento del tiempo alude al momento señalado por Dios para la venida de Cristo, cuando las condiciones mundiales favorecían su aparición. Pablo hace énfasis en la deidad de Jesús (su Hijo), en su humanidad (nacido de mujer), y en su sujeción a la ley.
4.5 El propósito de Dios al enviar a Cristo era rescatarnos de la esclavitud (redimir) y convertir a los esclavos en hijos (adopción).
4.6 Dios nos hace hijos suyos a través de Cristo y nos lo confirma a través del Espíritu. Abba es el diminutivo arameo de cariño para Padre, utilizado por el mismo Jesús al dirigirse a Dios (véase Ro 8.15, 16).
4.8-11 Pablo declara que regresar al legalismo no sería mejor que volver a la adoración pagana.
4.12–20 Pablo apela a los gálatas sobre la base de su afecto por él (vv. 12–18) y del amor de él por ellos (vv. 19, 20).
4.12 Pablo no reclama superioridad como judío, sino que se identifica totalmente con los gentiles (véase 1 Co 9.20–22). Ahora el apóstol quiere que los gálatas se identifiquen con su libertad cristiana.
4.13–15 La casual estancia de Pablo en Galacia durante su primer viaje misionero fue el resultado de una enfermedad. Su aspecto era tan repulsivo que los gálatas pudieron haber rechazado su mensaje a causa de la debilidad que exhibía y la falta de atractivo de su presencia física. En lugar de ello, le rindieron homenaje (véase Hch 14.8–18). Desechasteis (del griego, ekptuo) significa literalmente «escupir», lo que algunos comentaristas toman como una referencia a la costumbre de escupir en dirección a un epiléptico, a fin de evadir la influencia del espíritu maligno que supuestamente le poseía. Sobre esta base sugieren que la enfermedad que Pablo padecía era la epilepsia. Pero de hecho la palabra acarrea un sentido metafórico, irónico. Otros especulan que Pablo sufría cierta forma de dificultad visual (véanse v. 15; 6.11), pero las evidencias no son concluyentes.
4.17,18 Pablo denuncia la insinceridad de los judaizantes.
4.19, 20 Véase la sección 1 de «Verdad en acción» al final de Gálatas.
4.19 Pablo compara su ansiedad por los gálatas con el trabajo de parto de una madre.
4.21–31 Pablo defiende el evangelio que predica con una alegoría basada en la historia de Isaac e Ismael. Algunos críticos lo acusan de espiritualizar la historia bíblica, pero en lugar de establecer una doctrina está ilustrando algo que ya ha demostrado. La premisa de Pablo es que la verdadera descendencia de Abraham es espiritual, no física. Véanse 3.14; Mateo 3.9; Juan 8.31–44; Romanos 4.16. El real heredero de Abraham era el hijo de la mujer libre, no el de la esclava (vv. 23–27). Isaac representa a aquellos que confían en Cristo, e Ismael a quienes están bajo la Ley. Por lo tanto, los cristianos son los verdaderos hijos de Dios (vv. 28, 31).
4.29 La referencia histórica es a Génesis 21.9. Los verdaderos creyentes deben esperar persecuciones.
Capítulo 5
5.1–15 Pablo comienza su presentación de las cuestiones prácticas del evangelio exhortando a los gálatas a usar su libertad cristiana apropiadamente. Deben mantenerse firmes en ella (vv. 1–12) y guardarse de la violencia (vv. 13–15).
5.1–3 Véase la sección 1 de «Verdad en acción» al final de Gálatas.
5.2-4 Los gálatas deben hacer una selección crucial entre la Ley y la gracia. Aquellos que opten por la justificación según la Ley, de la gracia han caído, porque es imposible escoger ambas cosas a la vez. En otras palabras, el poder efectivo de la gracia de Dios, se hace inoperante en la vida de cualquiera que confíe en sus propios esfuerzos para recibir la salvación.
5.4–6 Véase la sección 1 de «Verdad en acción» al final de Gálatas.
5.5, 6 Los verdaderos creyentes aguardan, por el Espíritu, el ser aceptados por Dios gracias a la fe, no a la Ley. La referencia alude al final de los tiempos, cuando Dios pronuncie su absolución final sobre los cristianos, y estos experimenten las bendiciones de la eternidad (véase Ro 8.23).
5.7–12 Pablo condena severamente a los falsos maestros que estaban estorbando (v. 7), persuadiendo (v. 8) y perturbando (vv. 10, 12) a los gálatas.
5.11 Los judaizantes no sólo pervertían el evangelio, sino que también acusaban a Pablo de ser inconsistente en su doctrina, por su predicación de la circuncisión para los judíos al tiempo que la repudiaba entre los gentiles.
5.12 Pablo muestra su rechazo por los judaizantes sugiriendo en tono de burla que, si preciaban tan alto la circuncisión, debían emascularse.
5.13-15 La libertad cristiana no consiste en eliminar todas las trabas morales, sino en la libertad de servirse los unos a los otros. El evangelio cambia la opresiva sumisión al legalismo por la más alta sumisión al amor.
5.16 La libertad puede degenerar en libertinaje, pero el Espíritu Santo nos capacita para vencer los deseos de la carne, cuando nos sometemos permanentemente a su poder y dominio.
5.17 El Espíritu y la carne están diametralmente opuestos el uno al otro, como se evidencia por sus «obras» y «frutos» (vv. 19–22).
El resultado es un fiero e incesante conflicto dentro de los cristianos, en el que no pueden vencer confiados a sus propias fuerzas (véase Ro 7.15–23).
5.18 La persona que es guiada por el Espíritu hará lo que está bien libremente, y no por la compulsión de la ley. Por lo tanto, no está sometida a las ataduras y condenación de la Ley.
5.19–21 Las obras de la carne pueden categorizarse como pecados sexuales (v. 19), pecados relacionados con las religiones paganas (los primeros dos del v. 20), pecados del temperamento o carácter (los nueve siguientes) y pecados de ebriedad (los últimos dos).
5.22,23 Estas virtudes son caracterizadas como fruto, en contraste con las «obras». Sólo el Espíritu Santo puede producirlas, y no los propios esfuerzos. Otro contraste es que, aun cuando las obras de la carne aparecen en plural, el fruto del Espíritu es uno solo e indivisible. Cuando el Espíritu controla completamente la vida del creyente, produce este resultado. Las primeras tres conciernen a nuestra actitud hacia Dios, la segunda triada tiene que ver con nuestras relaciones sociales, y el tercer grupo describe los principios que guían la conducta cristiana.
5.24 Pablo habla del arrepentimiento en forma metafórica como una crucifixión de la vieja vida de pecado, el dejarla atrás de manera completa y definitiva. El tiempo verbal indica un acto definitivo que realizamos en nuestra conversión.
5.25 La palabra griega utilizada aquí para andar (andemos) significa literalmente «andar junto a». No es lo mismo que el «andar» que aparece en el v. 16, cuya forma griega se usa regularmente para designar la acción física de caminar. Andar en el Espíritu es andar siguiendo la ruta que Él ha abierto.
Capítulo 6
6.1 La palabra griega restauradle (katarizo), se utilizaba en el lenguaje corriente para designar la acción de componer huesos rotos, y en Mateo 4.21 para «arreglar» redes. Considerándote a ti mismo: Véase 1 Corintios 10.12.
6.2 La ley de Cristo es amarse los unos a los otros como Él nos amó. Véanse 5.14; Juan 13.34; 15.12.
6.3-5 El engreimiento conduce a la arrogancia sobre los logros propios, frente a los logros de otra persona. Esas comparaciones están fuera de lugar, porque cada uno será responsable de sus acciones el Día del Juicio. Nadie puede vanagloriarse cuando se mide a sí mismo y su obra por las normas y requerimientos de Dios.
6.6–10 Pablo aplica los mismos principios de la siembra y la cosecha al sostenimiento de los maestros cristianos (v. 6), al comportamiento moral (v. 8) y al servicio cristiano (vv. 9, 10).
6.11 Pablo usa grandes letras para enfatizar la importancia de lo que va a decir.
6.12,13 Los motivos de los judaizantes eran insinceros y egoístas.
6.16 Pablo no menciona dos grupos de cristianos. La conjunción y es enfática y se puede traducir como «incluso». Todos los verdaderos creyentes son el Israel de Dios (véase 3.29).
6.17 Las marcas de Pablo eran las heridas que le habían infligido sus perseguidores (véanse Hch 14.19; 2 Co 11.23–25).
Hayford, Jack W., General Editor, Biblia Plenitud, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1994.