Me parece que el hombre, a pesar de estar muerto para Dios, insiste en que puede ser bueno y quiere demostrarle a Dios, que puede salvarse y reconciliarse con el.
Pero lo echo por Adán, lo condiciona a pecar.
Es aquello que nos cuenta Pablo.
Aparte sabemos que todo ser nacido de mujer, no es libre, sino que está esclavizado a Satanás, desde el momento en que Adán, decidió creerle a él, en lugar de a Dios.
Lo que para mi intenta Dios, con la ley, es mostrarle a ese hombre, las consecuencias, que su rebeldía le trajeron, y que no hay otra forma de salvarse, que aceptar la oferta de Dios mediante este Nuevo Nacimiento.
O sea:
1. El hombre muere al pecar.
2. El hombre quiere arrepentirse y le dice a Dios que puede hacer su voluntad si quiere.
Le pide a Dios que le diga que es lo que el quiere para demostrarle que puede hacerlo.
Pero Dios sabe que es imposible para el hombre revertir su situación.
Está muerto. Terminado. Sin esperanza, ni solución.
3. Dios le da la Ley.
4. El hombre se pone manos a la obra, tratando de demostrarle a Dios, que puede confiar de nuevo en el.
5. Pero la ley, solo consigue, demostrarle al hombre, lo que Dios le está queriendo decir.
6. Ya es imposible para el hombre salvarse obrando bien. Ya no está en las manos de el.
La ley es para enseñarle esto al hombre y que entienda que necesita, si o si, volver a nacer o nacer de nuevo.
7. El viejo hombre no se puede reparar.
8. Se necesita volver a comenzar, porque del pecado no hay marcha atrás.
La sentencia fue: El día que de el comas, morirás. No dijo: Quizás mueras.
Si el hombre por decisión propia murió, la salvación solo puede quedar en manos de Dios.
Pero Dios no lo puede salvar simplemente ignorando su pecado.
No lo puede hacer, porque él es justo y veraz.
La única forma que Dios reconsidere al hombre es viéndolo a través de Jesús.
Mas allá del tema de que una persona cristiana tiene que portarse bien o cumplir la ley o no, debemos entender que la salvación del hombre pasa por el nuevo nacimiento.
La importancia del nuevo nacimiento es crucial.
Sin nuevo nacimiento estamos en nuestra naturaleza adánica.
Si no nacemos de nuevo estamos muertos en delitos y pecados.
El viejo hombre ya fue condenado en el momento mismo que Adán comió.
Toda persona nacida de mujer y por ende descendiente de Adán está condenado y muerto y sin esperanza y sin Dios y sin salvación.
La vieja criatura no se salva ni se puede salvar.
No hay salvación de lo viejo, sino que la salvación es en realidad una nueva creación.
A los nacidos de nuevo, Dios no los ve como viejos reparados, sino como nuevas criaturas nacidos en Cristo.
Del viejo hombre ni se acuerda. Lo borró de su memoria.
Lo viejo ya murió para el.
Solo ve a Cristo y su descendencia.
El regalo y la gracia de Dios es esta posibilidad que el nos da, de saltar de un Adán al otro.
¿Y la ley...?
La ley es dada a los descendientes de Adán, o sea al viejo hombre, para demostrarle que está condicionado a pecar y de ninguna manera puede safar.
La ley no le es dada al descendiente de Cristo, porque estos son criaturas nuevas nacidas de otra manera.
La ley es dada al hombre natural y expresa la voluntad de Dios para el hombre, y aunque expresa su voluntad, esta voluntad no se puede alcanzar.
Como esta vieja naturaleza esta condenada y muerta, es imposible que pueda agradar a Dios y pueda cumplir con la ley.
Pero no importa, porque nunca fue la intención de Dios, que el hombre la pudiera cumplir porque de ese hombre Dios ya se olvidó.
Ese hombre ya murió para el.
Dios ya ve a todos los hombres a través del postrer Adán.
Solo el agradó a Dios.
El primer Adán pecó y toda su descendencia murió.
El postrer Adán obedeció y es el único que agradó a Dios.
No hay ni uno solo. Todos se perdieron y descarriaron.
El único salvo para Dios es Jesús y todos los que se cuelen escondidos detrás de el.
Ningún otro, solo Jesús.
El tema es engancharse en Jesús y desprenderse de Adán.
La ley después del pecado de Adán nunca sirvió.
Serviría si Adán no hubiera pecado, pero al trasgredir en un punto se hizo maldito en todos.
La ley solo sirve para demostrarle al hombre que está muerto y necesita nacer de nuevo en Cristo para que Dios lo considere en un combo con Jesús.
Para Dios solo Jesús es justo y solo Jesús es salvo, y aquellos que nos revestimos de él pasaremos la puerta sin que nadie nos vea.
Seremos escondidos en Cristo.
El tema de como se debe comportar un nacido de nuevo es otra discusión, pero los nacidos en Adán, que no nazcan de nuevo, no van a ser condenados ni pueden serlo, porque ya han sido condenados en Adán.
Allá por Génesis toda la raza humana, incluyendo a los judíos fueron condenados en Adán.
Ningún Judío se va a salvar sino nace de nuevo.
Porque el judío que no nace de nuevo esta muerto en Adán y la ley no puede vivificarlo ni devolverlo a la vida.
Ya fue condenado mucho tiempo atrás.
No hay vida en Adán...
Os es necesario nacer de nuevo...
Cristo es el Adán que agradó a Dios y es, ahora, el único Adán que cuenta.
Pero lo echo por Adán, lo condiciona a pecar.
Es aquello que nos cuenta Pablo.
Aparte sabemos que todo ser nacido de mujer, no es libre, sino que está esclavizado a Satanás, desde el momento en que Adán, decidió creerle a él, en lugar de a Dios.
Lo que para mi intenta Dios, con la ley, es mostrarle a ese hombre, las consecuencias, que su rebeldía le trajeron, y que no hay otra forma de salvarse, que aceptar la oferta de Dios mediante este Nuevo Nacimiento.
O sea:
1. El hombre muere al pecar.
2. El hombre quiere arrepentirse y le dice a Dios que puede hacer su voluntad si quiere.
Le pide a Dios que le diga que es lo que el quiere para demostrarle que puede hacerlo.
Pero Dios sabe que es imposible para el hombre revertir su situación.
Está muerto. Terminado. Sin esperanza, ni solución.
3. Dios le da la Ley.
4. El hombre se pone manos a la obra, tratando de demostrarle a Dios, que puede confiar de nuevo en el.
5. Pero la ley, solo consigue, demostrarle al hombre, lo que Dios le está queriendo decir.
6. Ya es imposible para el hombre salvarse obrando bien. Ya no está en las manos de el.
La ley es para enseñarle esto al hombre y que entienda que necesita, si o si, volver a nacer o nacer de nuevo.
7. El viejo hombre no se puede reparar.
8. Se necesita volver a comenzar, porque del pecado no hay marcha atrás.
La sentencia fue: El día que de el comas, morirás. No dijo: Quizás mueras.
Si el hombre por decisión propia murió, la salvación solo puede quedar en manos de Dios.
Pero Dios no lo puede salvar simplemente ignorando su pecado.
No lo puede hacer, porque él es justo y veraz.
La única forma que Dios reconsidere al hombre es viéndolo a través de Jesús.
Mas allá del tema de que una persona cristiana tiene que portarse bien o cumplir la ley o no, debemos entender que la salvación del hombre pasa por el nuevo nacimiento.
La importancia del nuevo nacimiento es crucial.
Sin nuevo nacimiento estamos en nuestra naturaleza adánica.
Si no nacemos de nuevo estamos muertos en delitos y pecados.
El viejo hombre ya fue condenado en el momento mismo que Adán comió.
Toda persona nacida de mujer y por ende descendiente de Adán está condenado y muerto y sin esperanza y sin Dios y sin salvación.
La vieja criatura no se salva ni se puede salvar.
No hay salvación de lo viejo, sino que la salvación es en realidad una nueva creación.
A los nacidos de nuevo, Dios no los ve como viejos reparados, sino como nuevas criaturas nacidos en Cristo.
Del viejo hombre ni se acuerda. Lo borró de su memoria.
Lo viejo ya murió para el.
Solo ve a Cristo y su descendencia.
El regalo y la gracia de Dios es esta posibilidad que el nos da, de saltar de un Adán al otro.
¿Y la ley...?
La ley es dada a los descendientes de Adán, o sea al viejo hombre, para demostrarle que está condicionado a pecar y de ninguna manera puede safar.
La ley no le es dada al descendiente de Cristo, porque estos son criaturas nuevas nacidas de otra manera.
La ley es dada al hombre natural y expresa la voluntad de Dios para el hombre, y aunque expresa su voluntad, esta voluntad no se puede alcanzar.
Como esta vieja naturaleza esta condenada y muerta, es imposible que pueda agradar a Dios y pueda cumplir con la ley.
Pero no importa, porque nunca fue la intención de Dios, que el hombre la pudiera cumplir porque de ese hombre Dios ya se olvidó.
Ese hombre ya murió para el.
Dios ya ve a todos los hombres a través del postrer Adán.
Solo el agradó a Dios.
El primer Adán pecó y toda su descendencia murió.
El postrer Adán obedeció y es el único que agradó a Dios.
No hay ni uno solo. Todos se perdieron y descarriaron.
El único salvo para Dios es Jesús y todos los que se cuelen escondidos detrás de el.
Ningún otro, solo Jesús.
El tema es engancharse en Jesús y desprenderse de Adán.
La ley después del pecado de Adán nunca sirvió.
Serviría si Adán no hubiera pecado, pero al trasgredir en un punto se hizo maldito en todos.
La ley solo sirve para demostrarle al hombre que está muerto y necesita nacer de nuevo en Cristo para que Dios lo considere en un combo con Jesús.
Para Dios solo Jesús es justo y solo Jesús es salvo, y aquellos que nos revestimos de él pasaremos la puerta sin que nadie nos vea.
Seremos escondidos en Cristo.
El tema de como se debe comportar un nacido de nuevo es otra discusión, pero los nacidos en Adán, que no nazcan de nuevo, no van a ser condenados ni pueden serlo, porque ya han sido condenados en Adán.
Allá por Génesis toda la raza humana, incluyendo a los judíos fueron condenados en Adán.
Ningún Judío se va a salvar sino nace de nuevo.
Porque el judío que no nace de nuevo esta muerto en Adán y la ley no puede vivificarlo ni devolverlo a la vida.
Ya fue condenado mucho tiempo atrás.
No hay vida en Adán...
Os es necesario nacer de nuevo...
Cristo es el Adán que agradó a Dios y es, ahora, el único Adán que cuenta.
