Dios cree en la ciencia

2 Septiembre 2012
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Gran indignación entre los matemáticos y científicos de España causo la publicación de un artículo de don Baltasar Rodríguez Salinas, catedráticdo jubilado de Análisis Matemático en la Complutense, «Sobre los big bangs y el principio y el final de los tiempos del Universo», en la «Revista de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales», donde, mediante un razonamiento fundado a la vez en la teoría de conjuntos y en ciertas proclamaciones de físicos actuales acerca de «universo» y conceptos relacionados, demuestra la existencia de Dios, confirmando la 2ª de las 5 vías de Santo Tomás.

Lo que aquí nos importa no es el estrepitoso artículo del Dr. R. Salinas (del que ya me había llegado noticia gracias al Prof. Caramés, que suele tenerme al tanto de estos avatares de las ciencias), sino esa reacción que ha desencadenado entre algunos doctos indignados de que nada menos que la Revista de la Real Academia haya podido dejarlo pasar como una pieza de matemática seria y publicarlo. Ese escándalo es bastante revelador de cómo anda la matemática y sus relaciones con la Ciencia de la Realidad en nuestros tiempos. Pues cada día se publican y divulgan, a nombre de científicos reconocidos y laureados, de Hawkins para abajo, especulaciones acerca de un modelo de universo o de pluralidad de universos, acerca del principio y del fin del tiempo (sin que el sinsentido de que el tiempo empiece les arredre para nada), acerca también de «el Hombre», o sea de la aparición de la conciencia entre las obras de la realidad y las posibilidades de otras formas de conciencia en otras regiones del cronotopo, y otras tales ideas o imaginerías que alcanzan a la difusión entre los creyentes, pero se pretenden fundadas en cálculo riguroso; y que no se diferencian en nada importante de las del Dr. R. Salinas, salvo que no suelen sacar a relucir el nombre de Dios de una manera tan descarada y ajena a los usos del dialecto científico dominante. Y esas formulaciones de creencias se hacen en medio y a pesar de la situación en que de verdad se encuentran las teorías físicas; de la que, más que por los libros, puede uno apercibirse por las muchas comunicaciones que cada día envían a la Red algunos físicos o matemáticos relativamente honestos y libres del servicio a la ortodoxia, llevados por la pasión misma de los problemas: dudas y contradicciones, lo primero, sobre si el aparato matemático de la Física cuántica puede, según Einstein aún lo deseaba, referirse a la Realidad y dar cuenta de ella, o si debe renunciarse a tal pretensión y reconocer que esa Ciencia, de tan gran poder de acierto en sus predicciones y consiguiente formidable éxito en sus aplicaciones técnicas y especialmente informáticas, no tiene mucho que ver con el descubrimiento o revelación de la Realidad; dudas de qué son las probabilidades (el lenguaje esencial de esa Ciencia), si debe atribuírseles una condición física, como propiedades de los elementos subatómicos o de los campos, o si son lógicas sin más (epistémicas dirá alguno), pertenecientes al lenguaje y no a las cosas de que habla; y otras muchas que a cada paso surgen, sobre la posibilidad o no de una «cosmología cuántica», sobre cómo abordar la cuestión pendiente de la, por así llamarla, gravitación universal, o nuevas formas del problema de la intervención del observador en lo observado, que llevan a la cuestión de «conciencia» (esto es, capacidad de recibir y de interpretar información), que muchos piensan consecuentemente que debe atribuírseles a los fotones mismos, de los cuales, en el famoso esperimento, uno (si aquí tiene sentido decir «uno») debe a la vez pasar por los dos orificios y a la vez por uno solo de ellos, como un peatón cualquiera.
De todas las cuales apasionantes dudas está claro, para quien se deje, que no pueden rigurosa o legítimamente deducirse esas proclamaciones acerca de universos o tiempos o materias y antimaterias y demás que se divulgan entre la gente. Más habría tal vez valido que los científicos serios que se indignan de la intromisión del Dr. R. Salinas y de Dios en los campos de la Ciencia se hubieran molestado en denunciar los fallos de rigor y trampas, que se dan sin duda, en su cadena de teoremas, demostraciones y corolarios, y que nos esplicaran en qué se diferencian de los saltos mortales que se dan, sin duda, igualmente en las especulaciones de los físicos serios y honorables. Al fin, se trata de dos maneras de Fe. En su comentario Arcadi Espada cita oportunamente, a nombre de la bióloga y cadémica Margarita Salas y otros firmantes, el reciente Pacto de Estado por la Ciencia, del que reproduce, acerca del (poco) desarrollo de la Ciencia en España, el siguiente párrafo: «Sólo la producción de ciencia de calidad puede equilibrar los indicadores, hacer más competitiva una economía basada en el conocimiento y dar el salto cualitativo que precisa para situarse en la vanguardia

conoZe.com.
 
Re: Dios cree en la ciencia

Muy interesante.... aunque me costo entenderle (tuve que leerlo dos veces) debido a su forma de expresarse (no de forma SIMPLE :)) y me asombra su forma de (asi parece al menos para mi al leerle y lo pongo para que tu me puedas corregir en mi forma de entenderle) ver la Fe...ya que dice: Al fin, se trata de dos maneras de Fe.

para mi la Fe en Dios se trata de no tener FE EN QUE EXISTE de per se y si existe forma parte de lo que llamamos Realidad - y si forma parte de la Realidad y Existe Dios que por tanto podemos tener Fe en que asi es = tener una confianza de que lo que creemos esta bien fundado en lo veraz....
sino para mi la FE en Dios va por otra "entrada" --- para luego cuando ya se tiene la CONFIANZA a ese ser invisible tambien se forma a base de esa experencia real comprobada que uno tiene se realiza una ENTREGA de su persona a ese ser invisible y cuando eso se ha cumplido: que se tiene confianza (no que Dios exista o que sea parte de la realidad- sino que se tiene confianza en la Bondad y el deseo para el Bien para uno y que Dios me AMA) y se ha realizado la entrega de su persona a ese ser invisible - ENTONCES se cumple tambien la parte cognitiva y racional = se sabe que Dios Existe (no lo esperas o deseas o crees - sino lo SABES) y a base de ese Saber - descubres y entiendes la REALIDAD...

Por tanto para mi hay una enorme diferencia de como tener esa FE, y en que entrada se basa esa FE cuando concierne la ciencia y Dios...
 
Re: Dios cree en la ciencia

La ciencia es el resultado de la capacidad de raciocinio con que el Creador dotó al hombre. Ni más ni menos
 
Re: Dios cree en la ciencia

aunque el articulo es dificir de analizar y entender, ...dire......La ciencia tiene que creer en Dios , pues El es el creador de la ciencia (hombre/mente)


atraves de lo leido sobre ciencia ,cada algumento confirma la veracidad de la bilbia .
 
Dios no cree en nada

Dios no cree en nada

El creer es una facultad del espíritu del hombre; Dios no cree en nada, siendo nuestro Señor autor y consumador de la fe (He 12:2).
 
Re: Dios cree en la ciencia

La ciencia confirma y consolida la fe de los cristianos. Dios permitió al científico y al estudioso descubrir las cosas que hablan de una maravillosa expresión de inteligencia que sobrepasa el entendimiento humano.

Ya queda en el científico y estudioso aceptar la grandeza de la creación o rechazar el testimonio de todo lo que existe.
 
Re: Dios cree en la ciencia

Gran indignación entre los matemáticos y científicos de España causo la publicación de un artículo de don Baltasar Rodríguez Salinas, catedráticdo jubilado de Análisis Matemático en la Complutense, «Sobre los big bangs y el principio y el final de los tiempos del Universo», en la «Revista de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales», donde, mediante un razonamiento fundado a la vez en la teoría de conjuntos y en ciertas proclamaciones de físicos actuales acerca de «universo» y conceptos relacionados, demuestra la existencia de Dios, confirmando la 2ª de las 5 vías de Santo Tomás.

Lo que aquí nos importa no es el estrepitoso artículo del Dr. R. Salinas (del que ya me había llegado noticia gracias al Prof. Caramés, que suele tenerme al tanto de estos avatares de las ciencias), sino esa reacción que ha desencadenado entre algunos doctos indignados de que nada menos que la Revista de la Real Academia haya podido dejarlo pasar como una pieza de matemática seria y publicarlo. Ese escándalo es bastante revelador de cómo anda la matemática y sus relaciones con la Ciencia de la Realidad en nuestros tiempos. Pues cada día se publican y divulgan, a nombre de científicos reconocidos y laureados, de Hawkins para abajo, especulaciones acerca de un modelo de universo o de pluralidad de universos, acerca del principio y del fin del tiempo (sin que el sinsentido de que el tiempo empiece les arredre para nada), acerca también de «el Hombre», o sea de la aparición de la conciencia entre las obras de la realidad y las posibilidades de otras formas de conciencia en otras regiones del cronotopo, y otras tales ideas o imaginerías que alcanzan a la difusión entre los creyentes, pero se pretenden fundadas en cálculo riguroso; y que no se diferencian en nada importante de las del Dr. R. Salinas, salvo que no suelen sacar a relucir el nombre de Dios de una manera tan descarada y ajena a los usos del dialecto científico dominante. Y esas formulaciones de creencias se hacen en medio y a pesar de la situación en que de verdad se encuentran las teorías físicas; de la que, más que por los libros, puede uno apercibirse por las muchas comunicaciones que cada día envían a la Red algunos físicos o matemáticos relativamente honestos y libres del servicio a la ortodoxia, llevados por la pasión misma de los problemas: dudas y contradicciones, lo primero, sobre si el aparato matemático de la Física cuántica puede, según Einstein aún lo deseaba, referirse a la Realidad y dar cuenta de ella, o si debe renunciarse a tal pretensión y reconocer que esa Ciencia, de tan gran poder de acierto en sus predicciones y consiguiente formidable éxito en sus aplicaciones técnicas y especialmente informáticas, no tiene mucho que ver con el descubrimiento o revelación de la Realidad; dudas de qué son las probabilidades (el lenguaje esencial de esa Ciencia), si debe atribuírseles una condición física, como propiedades de los elementos subatómicos o de los campos, o si son lógicas sin más (epistémicas dirá alguno), pertenecientes al lenguaje y no a las cosas de que habla; y otras muchas que a cada paso surgen, sobre la posibilidad o no de una «cosmología cuántica», sobre cómo abordar la cuestión pendiente de la, por así llamarla, gravitación universal, o nuevas formas del problema de la intervención del observador en lo observado, que llevan a la cuestión de «conciencia» (esto es, capacidad de recibir y de interpretar información), que muchos piensan consecuentemente que debe atribuírseles a los fotones mismos, de los cuales, en el famoso esperimento, uno (si aquí tiene sentido decir «uno») debe a la vez pasar por los dos orificios y a la vez por uno solo de ellos, como un peatón cualquiera.
De todas las cuales apasionantes dudas está claro, para quien se deje, que no pueden rigurosa o legítimamente deducirse esas proclamaciones acerca de universos o tiempos o materias y antimaterias y demás que se divulgan entre la gente. Más habría tal vez valido que los científicos serios que se indignan de la intromisión del Dr. R. Salinas y de Dios en los campos de la Ciencia se hubieran molestado en denunciar los fallos de rigor y trampas, que se dan sin duda, en su cadena de teoremas, demostraciones y corolarios, y que nos esplicaran en qué se diferencian de los saltos mortales que se dan, sin duda, igualmente en las especulaciones de los físicos serios y honorables. Al fin, se trata de dos maneras de Fe. En su comentario Arcadi Espada cita oportunamente, a nombre de la bióloga y académica Margarita Salas y otros firmantes, el reciente Pacto de Estado por la Ciencia, del que reproduce, acerca del (poco) desarrollo de la Ciencia en España, el siguiente párrafo: «Sólo la producción de ciencia de calidad puede equilibrar los indicadores, hacer más competitiva una economía basada en el conocimiento y dar el salto cualitativo que precisa para situarse en la vanguardia

conoZe.com.

Saludo a los participantes.-

Con este tema trato de hacer visible (y lo resalto en negrita) la actitud de "científicos" no creyentes, ante la exposición de un verdadero científico (se mencionan varios de sus trabajos y rama en que se desenvuelve) creyente en Dios y que ha encontrado la relación que existe entre Dios y la ciencia.
En forma irónica, se dice que "Dios cree en la ciencia", irónica porque, ciertamente, la Ciencia es una de las facultades que Dios le ha dado al hombre.-
Que son dos formas de fe?, cierto, porque existe la fe en Dios y en la ciencia, lo ideal es que fuera una sola, pero el hombre, en su necedad, sigue separandolas y que, como se dice en este artículo, en ves de dedicar tiempo a inconformarse por la intervención de Dios en el trabajo de Baltasar Rodríguez, se preocuparan por las inconsistencias, fallas y falacias de los trabajos que ellos han presentado.

Que Dios les bendiga.