Re: Los finales del Evangelio de Marcos
Excelente información.
También es importante señalar que Marcos es el evangelio más antiguo, y que fue usado por los autores de Lucas y Mateo casi en su totalidad como base para sus evangelios. Por eso repiten muchos de los relatos.
Ese hecho crea dudas sobre el asunto de la resurrección, pues siendo el evangelio más antiguo no cuenta nada sobre apariciones de Jesús después de muerto , sino que concluye con la leyenda de la tumba vacía. Nada más.
Los otros tres evangelios, que fueron escritos décadas después del de Marcos tienen relatos de las apariciones del Jesús resucitado muy coloridos y apoteósicos. Curiosamente el autor del primer evangelio que se conserva no dijo nada en referencia a esas apariciones.
Hay que admitir que antes de que se escribiera cualquiera de los evangelios canónicos ya existían las cartas de Pablo. Posiblemente 20 o 30 años antes. Ese misionero menciona la resurrección en sus cartas en varias ocasiones. El problema está en lo que los estudiosos del tema llaman “La Ecuación Perdida”.
Esa “ecuación perdida” plantea que Pablo comenzó a escribir sus cartas a penas unos 15 o 20 años después de la muerte de Jesús (cerca de los años 50 de la Era Común). Hasta se indica en sus cartas y en el libro de los Hechos que compartió con el mismo Pedro. No obstante el Jesús de Pablo no es Jesús de Nazareth. Este personaje para Saulo de Tarso-Pablo es Jesucristo, la imagen misma de Di-s. El ser etéreo que se le apareció en el camino de Damasco.
Aunque menciona detalles de la Santa Cena, no dice nada en cuanto a la vida de Jesús. Asuntos tan vitales como el Sermón del Monte, milagros como la resurrección de Lázaro, la anunciación a María y el nacimiento de una virgen, la estrella, los magos, Herodes, Pilatos jamás fueron temas tocados por Pablo.
Habiendo vivido en una época tan cercana a la muerte de Jesús, y siendo conocido de Pedro sería natural que este apóstol se convirtiera en el primer evangelista, pero no fue así. Esa es la ecuación perdida a la que ningún exegeta o teólogo ha podido dar contestación.
En fin: el asunto de la resurrección es uno muy delicado, pues va a las bases de la fe cristiana. Aún así el mismo Pablo expone una teoría de las apariciones de Jesús que se distancia de los evangelios, y pocos cristianos se han percatado de ello.
No olvide que Pablo escribe décadas antes que cualquiera de los evangelistas. Tomando eso como base, debe pensarse que su relato de las apariciones del Jesús resucitado debe ser uno fiel a los hechos, por haber sido escrito en épocas más cercanas al evento. El asunto es relatado por Pablo en el capítulo 15 de la 1ra epístola a los corintios.
Pablo indica en ese capítulo que la resurrección de Jesús fue un hecho real pues muchas personas pudieron verlo después de muerto. Indica el apóstol que primero se apareció a Cefas (Pedro) luego a los doce (note que dice 12 no 11- es decir- según Pablo Judas no se ahorcó y fue uno de los que vio a Jesús resucitado). Luego indica que fue visto por más de 500 personas y que por último se le apareció a él.
Este asunto según lo cuenta Pablo requiere una seria reflexión sobre qué fue lo que realmente vieron los discípulos y Pablo que según ellos era el Jesús resucitado. Si vamos al relato del libro de los Hechos se cuenta que la experiencia que tuvo Pablo en el camino de Damasco fue una visión, no un encuentro con un ser tangible a quien se le podían tocar las heridas y que podía comer y beber. No. Pablo tuvo una experiencia interna y mística. Un éxtasis religioso. Una visión. Algo que solamente él pudo apreciar.
Sin embargo para Pablo esa experiencia era igual a la que tuvo Pedro, los discípulos y los 500 fieles.
En definitiva: si nos dejamos llevar por Pablo, la experiencia que tuvo Pedro cuando vio a Jesús después de muerto fue otra visión, y así mismo fue con los discípulos y todos los otros fieles. No fueron los encuentros cara a cara entre un ser humano y un humano glorificado que puede sentarse en una mesa, ser tocado, comer pescado y ascender a los cielos ante los ojos de varias personas al mismo tiempo. Según Pablo eso no fue así.
No es extraño entonces que varias décadas después y ya estando muerto Pablo, los autores de los evangelios de Mateo, Lucas y muchos años después Juan, corrigieran la doctrina paulina afirmando que Pedro no encontró el cuerpo de Jesús. La nueva doctrina era que Jesús se apareció en concreto frente a él y los demás discípulos, pero no los 12 como dijo Pablo, pues también se creó el mito de la traición y suicidio de Judas como otra forma de justificar su sorpresivo apresamiento y ejecución.
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Esta llamada teoría de la visión ha tomado mucho auge entre los estudiosos de la crítica bíblica desde finales del siglo pasado.
Si es como contó Pablo, entonces Jesús jamás se presentó en forma tangible frente a nadie después de muerto. Pedro tuvo una visión de su maestro resucitado días después que murió ejecutado como un criminal común, cosa que ni él ni sus compañeros esperaban que sucediera. Ellos estaban seguros que la llegada de Jesús a Jerusalén significaba su triunfo final y allí él establecería su reino sobre Ysrael como el Mesías anunciado, derrocando al Imperio invasor. Eso no sucedió.
Jesús fue apresado por algún delito desconocido y ejecutado. Los discípulos huyeron despavoridos y frustrados. Permanecieron escondidos un tiempo indefinido. Pedro tuvo el valor de ser el primero en buscar el cuerpo de su maestro. Según los datos históricos, los reos crucificados eran lanzados a fosas comunes. No encuentra el cuerpo, y en ese momento de frustración e impotencia cae en un violento letargo sicológico motivado por su incertidumbre y depresión. Bajo ese estado de susceptibilidad entonces ve a Jesús resucitado, y así lo comunica a María de Magdala, quien luego afirma haberlo visto también y la cadena de visones y autosugestiones sigue entre los seguidores decepcionados.
Los evangelios, escritos muchos muchos años después de esos hechos, cargan la historia con datos no históricos que buscaban darle fuerza y credibilidad a una triste realidad. Jesús no resulto ser ningún mesías, y su llegada a Jerusalén para establecer su reino se vio frustrada por su ejecución. Entonces los evangelistas buscaron justificarlo explicando que Jesús realmente planificó su muerte. Era un plan de redención, no un decepcionante fracaso en su misión. La leyenda de José de Arimatea y la tumba nueva también fue añadida para dar dignidad a una muerte horrorosa y la deshonra de haber sido lanzado a una fosa común. Tome en cuenta que el simple hecho de morir y no ser enterrado donde mismo se nace ya es una humillación en la tradición judía. Por eso se crea este asunto de la tumba nueva y hasta el autor de evangelio de Juan, que escribe posiblemente ya durante el siglo II, lo adorna más añadiendo un jardín al relato.
Había que salvar la idea de un mesías que resulto fallido. Entre Pablo y los evangelistas nace el Cristo, el Hombre-dios. Jesucristo resucitado, hipóstasis del Creador. Un ser divino. Un Apolo, Prometeo, Hércules, o Mercurio.