Re: El cristianismo hoy es una minoría, y lo será aún más...
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no entendí mucho eso "que proviene de un ateo"..Es un teólogo brasileño el que habla.
Aca va otra peor.
ES LO QUE VIENE. ES INEXORABLE..INEXORABLE..
---Para el clero, la pastoral del miedo era la mejor publicidad. Los sacerdotes podían luchar más eficientemente contra los demonios y acercarse a Dios y a sus santos para conseguir bienes y favores. No es extraño que la pastoral del miedo haya tenido tanto éxito.
Desde la modernidad los seres humanos han descubierto que su vida no es dirigida en esa forma por fuerzas sobrenaturales. Ellos mismos son dueños de sus vidas. Las amenazas, los peligros, los males de sus vidas no se deben a fuerzas sobrenaturales sino a factores naturales y a decisiones tomadas por los mismos seres humanos. La enfermedad no es castigo del pecado. La victoria no es dada por Dios. La paz es efecto de la acción humana...
A partir de este descubrimiento los seres humanos han perdido el miedo. Ya no temen ni a Dios ni a los demonios. Asumen su vida con sus límites y sus posibilidades. Aprenden a conocer mejor la naturaleza y sus propias capacidades para producir ellos mismos los efectos deseados. No piden a Dios lo que ellos tienen que hacer. Tratan de hacerlo ellos mismos.
Toda esta evolución es irreversible. Nadie podrá retornar a una conciencia religiosa del pasado. La cosmología y la antropología nacidas en la modernidad y desarrolladas más todavía desde entonces, son definitivas. Habrá siempre algunos supervivientes de las épocas anteriores... Sin embargo, desde ahora gran parte del culto católico ya no es nada más que espectáculo para los turistas. Los turistas no entienden nada, pero les gusta el museo antropológico que son las religiones en la actualidad. Las catedrales serán cada vez más visitadas y las misas pontificales seguirán siendo difundidas por la televisión.
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Me describe una evidente apostasía o abandono de la fe, reemplazado por nuevos valores sociales. Mire, a mi no me iteresa lo que la gente elija, pero sepa Ud, que el hombre es libre de elegir creer o no, y no pienso en un mundo donde no se tolere la Fe, sino que sería sumamente perjudicial, no tanto para la fe, sino para el individuo creyente.
En la Antigua Roma, había algo parecido a la tolerancia religiosa, existían muchos tipos de cultos, pero los cristianos no la pasaron bien, al menos de lo que relata gran parte de la historia. Digo esto, porque vivir en un reino donde el Estado o una sociedad me diga como y en que tengo que creer no es libertad. La fe es propiedad privada, siempre y cuando no afecte, o dañe a terceros, perfecto hasta ahí. Pero la civilización como todo ser viviente, tiende a sobrevivir, y a defender su estructura y sus valores, por lo que si un culto afectase a los valores y/o creencias del componente social de un organismo civil, reaccionará sobre tal. Citando a los romanos, el cristianismo era considerado enemigo declarado por el Estado, porque los cristianos se resistían de ofrecer culto divino al emperador, o quizás porque dejaban mal parados o difundían ideas contrarias a ese modelo de vida que vendía el Imperio. A veces y otras tantas, la religión se entrecruza con los intereses mundanos, y siendo la máxima evangelica "dad al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios", donde el Estado y la Iglesia son independientes uno del otro, pero no siempre es así, y suelen aparecer cuestiones que les incumbe a ambos para su subsistencia. El tema es ¿quién subyuga a quien o quien se somete a quien? Porque uno o el otro terminará más perjudicado. Pues, como dije más arriba, tener menos representación, o sea, una persona o un país que defienda el culto, y menos creyentes obviamente, dejará más indefensos y con menos espacios a los creyentes. Por eso, el abandono de la fe, en cuanto mayor sea el porcentaje, perjudicará a los creyentes, por una disminusión en sus derechos y libertades religiosas. Eso es claro. Por ello, no me interesa que la gente no elija a Dios, me interesa que la gente posea y preserve los valores morales suficientes para permitir al creyente practicar libremente el ejercicio de su culto, tanto en público como en privado.