Es conocida la promesa de María al Papa Juan XXII. En una aparición le ordenó hacer saber a todos aquellos que hubieran llevado el sagrado Escapulario del Carmen, que iban a ser liberados del Purgatorio el sábado después de su muerte. Cuenta el padre Crasset que el Pontífice lo declaró, y luego fue confirmado por Alejandro V, Clemente VII, Pio V, Gregorio XIII y Pablo V.
La Bendita Virgen le encargó al monje Abbondo llevar un mensaje de parte de ella al Beato Godofredo para que progresara en las virtudes «así pertenecerá a Mi Hijo y a Mí». Cuando su alma abandonara el cuerpo, no permitiría que fuera al Purgatorio, sino que «la tomaré y la ofreceré a Jesús». Si deseamos ayudar a las Santas Almas del Purgatorio, siempre debemos rezar a la Santa Virgen por ellas, y en particular rezar el santo Rosario que aporta a las almas un gran alivio.
La Bendita Virgen le encargó al monje Abbondo llevar un mensaje de parte de ella al Beato Godofredo para que progresara en las virtudes «así pertenecerá a Mi Hijo y a Mí». Cuando su alma abandonara el cuerpo, no permitiría que fuera al Purgatorio, sino que «la tomaré y la ofreceré a Jesús». Si deseamos ayudar a las Santas Almas del Purgatorio, siempre debemos rezar a la Santa Virgen por ellas, y en particular rezar el santo Rosario que aporta a las almas un gran alivio.