Re: LA IGLESIA CATÓLICA ACEPTA EL PRINCIPIO DE "SOLA FIDE"
El mismo Concilio lo aclara en los Canones de la Sesion VI:
Si alguno dijere, que el libre albedrío del hombre movido y excitado por Dios, nada coopera asintiendo a Dios que le excita y llama para que se disponga y prepare a lograr la gracia de la justificación; y que no puede disentir, aunque quiera, sino que como un ser inanimado, nada absolutamente obra, y solo se ha como sujeto pasivo; sea excomulgado.
Canon IV. Sobre la Justificacion.
El hombre recibe el llamado de Dios, pero en El hombre depende si coopera con ese llamado o rechaza el llamado. El Concilio de Trento fue claro en ello.
Pax.
Aquí dimos de lleno en el primer problema.
Nosotros no creemos que "mueva ni excite" la libertad que existía antes de la Justificación. Nosotros negamos que exista alguna libertad que excitar en el hombre, el hombre ha perdido toda libertad espiritual (no en otras cosas). Más bien el orden es:
1. Primero el Espíritu Santo regenera la libertad en el hombre, y lo hace en quienes o bien por el bautismo o bien por el oír (la predicación y los sacramentos, medios de la gracia, en su Santa Iglesia) reciben gracias a este medio la gracia suficiente para dotarles de libertad...
2. Ahora sí, el el hombre decide y coopera, en la obra del E.Santo; arrepintiéndose acepta al Señor y vive ya justificado.
nota: Y estas obras son primero obra de Dios siempre, de modo que "el no rechazar a Dios" no es lo que nos justifica, sino que es una condición que debe darse.
Es importantísimo entender que creemos en una actitud verdaderamente pasiva, pero pasiva solo antes de la justificación y durante la misma en el sentido de que no colaboramos en la elección; de modo que podamos atraerla para nosotros. La elección es de Dios. Tampoco colaboramos en el sentido de que aportemos algo a nuestra salvación, algo necesario. Más bien, una vez elegidos y regenerada nuestra libertad, entonces elegimos pero ya ha actuado la Gracia primero.
Y esto es tan así que creemos que fuera de los sacramentos y fuera de la predicación, que son los medios por los cuales el Espíritu Santo actúa, ningún hombre puede salvarse. Ya que el Espíritu Santo ha querido actuar en su Iglesia y como dice la Biblia, la fe viene por el oir.
Ningún hombre en el ejercicio de sus facultades podría siquiera disponerse correctamente a recibir la gracia de Dios, pues en nuestra naturaleza pecadora no hay más que odio y aversión a Dios.
(De todas formas, como también reconocen nuestras confesiones, estos medios son los llamados ordinarios... no hay nada que pudiese impedir actuar a Dios de otra forma, pues Dios no está limitado en este sentido)