¿Quién es el Autor de la Resurrección de Cristo?
http://apologetic-ministries.blogspot.com/2009/12/quien-es-el-autor-de-la-resurreccion-de.html
por Francisco Lacueva
Como un apéndice de todo este tema de la resurrección de Cristo, queda por responder esta pregunta: ¿Cuál es la causa agente principal de la resurrección de Cristo? Una primera respuesta, clara a través de la Biblia, es que sólo la Vida con mayúscula, el que tiene la vida en sí mismo, el único que posee por esencia la inmortalidad (Jn. 1:4; 5:26; 14:6; 1 Tim. 6:16), puede revivificar lo muerto (comp. con 1 Cor. 15:45). En una palabra, sólo Dios puede resucitar. Nótese que el original del N.T. nunca dice que Jesucristo resucitó o que se levantó de los muertos, sino que fue resucitado o fue levantado.
Ahora bien, es un principio general de sana teología, con base clara en la Palabra de Dios (Jn. 5:19; 10:30; 16:13), que todas las acciones de las personas divinas en su proyección hacia el mundo son comunes a las tres per*sonas divinas. Por tanto, las tres personas divinas inter*vienen en la resurrección de Jesucristo: el Padre pone la «enérgeia» o fuerza activa que levanta (Rom. 10:9); el Hijo la administra voluntariamente, levantando con su fuer*za divina su propia humanidad difunta (Jn. 10:18); el poder lo aplica y ejecuta el Espíritu Santo (Rom. 8:11), como regalo sellado y certificado (Ef. 1:13). Así, cada una de las personas opera en este misterio de la misma manera que en la edificación de la Iglesia (1 Cor. 12:4-6).
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por Francisco Lacueva

Ahora bien, es un principio general de sana teología, con base clara en la Palabra de Dios (Jn. 5:19; 10:30; 16:13), que todas las acciones de las personas divinas en su proyección hacia el mundo son comunes a las tres per*sonas divinas. Por tanto, las tres personas divinas inter*vienen en la resurrección de Jesucristo: el Padre pone la «enérgeia» o fuerza activa que levanta (Rom. 10:9); el Hijo la administra voluntariamente, levantando con su fuer*za divina su propia humanidad difunta (Jn. 10:18); el poder lo aplica y ejecuta el Espíritu Santo (Rom. 8:11), como regalo sellado y certificado (Ef. 1:13). Así, cada una de las personas opera en este misterio de la misma manera que en la edificación de la Iglesia (1 Cor. 12:4-6).