¿Por que Jesús, a la Samaritana, le dice que traiga su marido?

Re: Ricardo

Re: Ricardo

Bueno. Yo, ahora debo retirarme porque tengo que hacer cosas.

Gracias porque reconozco como edificantes, el tema, tus observaciones y vuestras reflexiones.

Saludos y Bendiciones.

Isle.
 
Re: ¿Por que Jesús, a la Samaritana, le dice que traiga su marido?

Pues, evidentemente estaba tratando de seducir a Jesús.

No seria nada raro de una mujer que ha tenido 5 maridos y vive en adulterio con otro más y además niega tener pareja ante Jesús.
 
Es broma, ¿verdad?

Es broma, ¿verdad?

Caminante:
Espero que sea así, ya que nada hay en el texto que permita insinuar tal cosa, ni siquiera por los antecedentes de la mujer. ¡Y menos todavía con Jesús!
Saludos cordiales.
Ricardo.
 
Re: ¿Por que Jesús, a la Samaritana, le dice que traiga su marido?

Pues por el contrario, el texto implica eso, creer en otra cosa puede significar que estemos estirando la realidad.

La respuesta de Jesus me parece que tiene doble propósito: "Busca a tu marido"

1.- "Hey detente alli"
2.- "Busca a tu marido EL PRIMERO del que sigues casada ante Dios"

Luego Jesús insinua que esta dama es una mentirosa:

"Dices que no tienes marido y al menos en eso dices la verdad"

Se supone que le estaba "cayendo a embuste" a Jesús antes que los discípulos fueran donde EL, Y EL EVANGELISTA llegara a escuchar.
 
Re: ¿Por que Jesús, a la Samaritana, le dice que traiga su marido?

Amigo-Hermano El Menor<?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com:eek:ffice:eek:ffice" /><o:p></o:p>
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Te daré <?xml:namespace prefix = st1 ns = "urn:schemas-microsoft-com:eek:ffice:smarttags" /><st1:personName w:st="on" ProductID="la Versión Oficial">la Versión Oficial</st1:personName> de lo que realmente paso ese día en el pozo de Jacob y en este relato encontraras la respuesta a tu pregunta.<o:p></o:p>
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<st1:personName w:st="on" ProductID="La Mujer">La Mujer</st1:personName> de Sicar<o:p></o:p>


(1612.4) <SUP>143:5.1</SUP> Cuando el Maestro y los doce llegaron al pozo de Jacob, Jesús, como estaba cansado del viaje, se detuvo junto al pozo mientras Felipe se llevaba a los apóstoles para traer la comida y las tiendas desde Sicar, ya que estaban dispuestos a permanecer en este sitio por un tiempo. Pedro y los hijos de Zebedeo se hubieran quedado con Jesús, pero él les pidió que se fueran con sus hermanos diciendo: «No temáis por mí, los samaritanos serán cordiales; sólo nuestros hermanos, los judíos, quieren hacernos daño». Eran casi las seis de esta tarde de verano cuando Jesús se sentó junto al pozo para esperar el regreso de los apóstoles.<o:p></o:p>
<o:p></o:p>
(1612.5) <SUP>143:5.2</SUP> El agua del pozo de Jacob contenía menos minerales que el de los pozos de Sicar y por eso era muy apreciada como agua potable. Jesús tenía sed, pero no tenía ningún artefacto para sacar agua del pozo. Por eso, cuando llegó una mujer de Sicar con su cántaro para sacar agua del pozo, Jesús le dijo: «Dame de beber». Esta mujer de Samaria sabía que Jesús era judío por su apariencia y vestimenta y supuso que era un judío de Galilea por su acento. El nombre de la mujer era Nalda, y era ella una bella criatura. Mucho se sorprendió de que un hombre judío le hablara así junto al pozo y le pidiera de beber, porque no se consideraba apropiado en aquellos días que un hombre respetable hablara con una mujer en público y mucho menos que un judío conversara con una samaritana. Por eso Nalda le preguntó a Jesús: «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana?» Jesús contestó: «En verdad te he pedido de beber, pero si tú pudieras comprender, me pedirías a mí que te diera de beber el agua viva». Entonces dijo Nalda: «Pero Señor, no tienes con qué sacarla, el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva? ¿Es que tú eres más que nuestro padre Jacob que nos dio el pozo y del cual bebió y bebieron sus hijos y sus ganados?»<o:p></o:p>
<o:p></o:p>
(1613.1) <SUP>143:5.3</SUP> Jesús respondió: «Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed, pero el que beba del agua del espíritu vivo no volverá a tener sed nunca más. Y esta agua viva se convertirá en él en un manantial refrescante que brotará para la vida eterna». Nalda dijo entonces: «Dame de esa agua para que no tenga más sed y no tenga que venir aquí a sacarla. Además, todo lo que una mujer samaritana pueda recibir de un judío tan digno será un placer».<o:p></o:p>
<o:p></o:p>
(1613.2) <SUP>143:5.4</SUP> Nalda no sabía cómo interpretar el hecho de que Jesús le había dirigido la palabra. Contemplaba en el rostro del Maestro la expresión de un hombre justo y santo, pero interpretó su cordialidad como familiaridad, y su metáfora, como un avance con intenciones lascivas. Siendo ella una mujer de poca moral, estaba dispuesta a flirtear abiertamente, pero Jesús, mirándola fijamente a los ojos, díjole con voz autoritaria: «Vete mujer, llama a tu marido y vuelve acá». Esta orden devolvió a Nalda sus cabales. Vio que había juzgado erróneamente la gentileza del Maestro, percibió que había interpretado mal sus palabras. Se asustó. Se dio cuenta de que estaba en la presencia de un ser especial, y buscando en su mente una respuesta apropiada, en gran confusión dijo: «Pero Señor, no puedo llamar a mi marido, porque no tengo marido». Entonces dijo Jesús: «Has hablado la verdad porque, aunque una vez tuviste marido, el con que ahora vives no es marido tuyo. Mejor sería que dejaras de jugar con mis palabras y buscaras el agua viva que te he ofrecido en este día».<o:p></o:p>
<o:p></o:p>
(1613.3) <SUP>143:5.5</SUP> Ahora Nalda se puso seria, y se despertó su buen sentido moral. No era una mujer ligera sólo por elección. Había sido repudiada dura e injustamente por su marido y encontrándose en una situación desesperada, había consentido en cohabitar con cierto griego como su esposa, pero sin casarse. En ese instante pues, Nalda mucho se avergonzó de haber hablado a Jesús con tanta ligereza, y se dirigió al Maestro con tono penitente, diciendo: «Señor mío, me arrepiento de la forma en que te hablé, porque percibo que eres un hombre santo o tal vez un profeta». Y estaba a punto de solicitar una ayuda directa y personal del Maestro, cuando hizo lo que tantos han hecho antes y después de ella —evitar la cuestión de la salvación personal, embarcándose en cambio en una discusión de teología y filosofía. Cambió el tema de conversación, de sus propias necesidades espirituales a un debate teológico. Señalando el Monte Gerizim, continuó: «Nuestros padres adoraron en este monte, pero decidirás que el lugar donde los hombres deben adorar está en Jerusalén; ¿cuál es pues el lugar apropriado para adorar a Dios?»<o:p></o:p>
<o:p></o:p>
(1613.4) <SUP>143:5.6</SUP> Jesús percibió que el alma de esta mujer intentaba evitar un contacto directo e investigador con su Hacedor, pero también vio en su alma el deseo de conocer el mejor camino de la vida. Después de todo, había en el corazón de Nalda una verdadera sed de agua viva; por eso la trató con paciencia, diciéndole: «Mujer, déjame que te diga que pronto vendrá el día en el cual no adoraréis al Padre ni en este monte ni en Jerusalén. Pero ahora, vosotros adoráis lo que no conocéis, una mezcla de religiones de muchos dioses paganos y filosofías gentiles. Los judíos por lo menos conocen a quien adoran. Han eliminado toda confusión concentrando su adoración en un solo Dios, Yahvé. Pero debes creerme cuando te digo que la hora está por venir —ya está aquí— en que todos los que adoren sinceramente, adorarán al Padre en el espíritu y en la verdad, porque estos son los creyentes que el Padre busca. Dios es espíritu, y los que lo adoran, deben adorarlo en espíritu y en verdad. Tu salvación nace, no de conocer cómo deberían adorar otros, o dónde, sino de recibir en tu corazón esa agua viva que aun en este momento te ofrezco».<o:p></o:p>
<o:p></o:p>
(1614.1) <SUP>143:5.7</SUP> Pero Nalda persistía en evitar la difícil cuestión personal de su vida sobre la tierra y del estado de su alma ante Dios. Una vez más, recurrió a preguntas de religión en general, diciendo: «Sí, yo sé, Señor, que Juan ha predicado sobre el advenimiento del Convertidor, el que será llamado el Libertador, de el que, cuando venga, nos declarará todas las cosas...» y Jesús, interrumpiéndola, dijo con sorprendente seguridad: «Yo que te estoy hablando, soy él».<o:p></o:p>
<o:p></o:p>
(1614.2) <SUP>143:5.8</SUP> Fue ésta la primera declaración directa, positiva y clara de su naturaleza divina y filiación que hiciera Jesús sobre la tierra; y esta declaración fue hecha a una mujer, a una mujer samaritana, a una mujer de reputación dudosa ante los ojos de los hombres hasta este momento, pero una mujer en quien los ojos divinos vieron a una persona contra cuya integridad habían otros pecado más de lo que ella hubiera pecado por su propio deseo, un alma humana que ahora deseaba la salvación, la deseaba sinceramente y de todo corazón, y eso bastó.<o:p></o:p>
<o:p></o:p>
(1614.3) <SUP>143:5.9</SUP> Cuando Nalda estaba a punto de pronunciar su deseo real y personal de cosas mejores y de un camino más noble del vivir, en el momento en que estaba lista para hablar del verdadero deseo de su corazón, volvieron de Sicar los doce apóstoles, y al contemplar el espectáculo de Jesús que estaba hablando tan íntimamente con esta mujer —esta mujer samaritana, y a solas— se quedaron más que sorprendidos. Rápidamente depositaron sus abastecimientos y se retiraron a un lado, atreviéndose nadie a reprocharle, mientras Jesús decía a Nalda: «Mujer, vete por tu camino; Dios te ha perdonado. De ahora en adelante, vivirás una nueva vida. Has recibido el agua viva, y un nuevo regocijo surgirá dentro de tu alma y serás tú hija del Altísimo». Y la mujer, percibiendo la desaprobación de los apóstoles, dejó su cántaro y huyó a la ciudad.<o:p></o:p>
<o:p></o:p>
(1614.4) <SUP>143:5.10</SUP> Al llegar a la ciudad, proclamó a todos los que encontraba: «Id al pozo de Jacob, id inmediatamente para que veáis a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será el Convertidor?» Antes de que se pusiera el sol, se había reunido una gran multitud junto al pozo de Jacob para escuchar a Jesús, y el Maestro les habló sobre el agua viva, el don del espíritu residente.<o:p></o:p>
<o:p></o:p>
(1614.5) <SUP>143:5.11</SUP> Los apóstoles no dejaban de asombrarse de la buena voluntad de Jesús de hablar con mujeres, mujeres de reputación dudosa, aun mujeres inmorales. Era muy difícil para Jesús enseñar a sus apóstoles que las mujeres, aun las así llamadas mujeres inmorales, tienen un alma capaz de elegir a Dios como su Padre, y así convertirse en hijas de Dios y candidatas para la vida eterna. Aun después de diecinueve siglos, muchos tienen la misma falta de deseo a comprender las enseñanzas del Maestro. Hasta la religión cristiana se ha construido persistentemente sobre el hecho de la muerte de Cristo en lugar de la verdad de su vida. El mundo debería ocuparse más de su vida feliz y reveladora de Dios que de su trágica y triste muerte.<o:p></o:p>
<o:p></o:p>
(1614.6) <SUP>143:5.12</SUP> Al día siguiente, Nalda relató toda la historia al apóstol Juan, pero él nunca la divulgó completamente a los demás apóstoles, y Jesús no les habló en detalle a los doce.<o:p></o:p>
<o:p></o:p>
(1615.1) <SUP>143:5.13</SUP> Nalda le dijo a Juan que Jesús le había dicho «todo lo que he hecho». Juan muchas veces quiso consultar a Jesús sobre este encuentro con Nalda, pero nunca lo hizo. Jesús le dijo a Nalda una sola cosa sobre la vida de ella, pero al mirarla fijamente y su forma de hablarle le trajeron a la mente tal visión panorámica de su vida, que desde ese momento asoció esta autorrevelación con la mirada y la palabra del Maestro. Jesús no le dijo que ella había tenido cinco maridos. Ella había vivido con cuatro hombres distintos desde que su marido la repudió, y este hecho, juntamente con la visión de todo su pasado, se le presentó tan vívidamente a la memoria en el momento en que se dio cuenta de que Jesús era un hombre de Dios, que posteriormente le repitió a Juan que Jesús efectivamente se lo había dicho todo.<o:p></o:p>
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Apreciado Caminante

Apreciado Caminante

Respuesta a Mensaje # 24:
Si fuera como dices, entonces, muy probablemente, habría yo escuchado o leído otras veces tal cosa, y no me sorprendería ahora al grado de tomarlo como broma. Claro, ni me tengo oído todos los sermones ni leído todos los libros que puedan haber comentado este episodio.
Que los evangelios sinópticos no incluyan esta historia, se me hace que es porque Juan se animó a sacarle a Jesús la conversación sobre esta charla que mantuvo con la samaritana. Dada la mayor intimidad en el trato que el Maestro le dispensaba, “el discípulo a quien Jesús amaba” logró la exclusividad de una nota que los demás no obtuvieron. Esto me parece más probable a que la propia samaritana se lo contase a Juan en aquellos dos días que estuvieron en la ciudad.
Pienso y creo que jamás le pasó por su cabeza a la samaritana la insólita idea de seducir a Jesús, como primero sugieres y luego confirmas.
Lo peligroso de tal propuesta no es tanto por lo que aquella mujer pudiera ser capaz de proponerse, sino porque tendría que ver ella en Jesús algo que la incitara a ello, como cierto atractivo físico, lo que repugna a nuestra sensibilidad cristiana. Un verdadero hombre como Él era, desde Belén a la ascensión no dejó de ser el Hijo de Dios que siempre fue, es y será.
La misma persona de Jesús primero, y luego sus palabras, provocaron en ella un interés espiritual y de ninguna otra índole.
Nada en el texto induce a pensar que Jesús se vio precisado a pararle el carro porque la mujer se le mostraba insinuante. Tampoco podemos ser injustos con ella, si basándonos en su pasado nos aprovechamos para endilgarle ahora una intención deshonesta.
Que ella se resistiera a abrir su corazón dejando expuesta su vida ante el Señor, es cierto. Una forma de mentir es contestar haciendo una adaptación de la verdad. En esta sutileza ella incurrió y el Señor la dejó descubierta.
Por lo menos, así es como veo esta historia.
Saludos cordiales
Ricardo
 
Re: ¿Por que Jesús, a la Samaritana, le dice que traiga su marido?

Pues, evidentemente estaba tratando de seducir a Jesús.

No seria nada raro de una mujer que ha tenido 5 maridos y vive en adulterio con otro más y además niega tener pareja ante Jesús.

¿Entonces crees que Jesús no conocía el corazón de esa mujer? Ya que trató de hablarle la verdad espiritual y sólo consiguió insinuaciones sexuales? Si es así como planteas, Jesús se habría equivocado, ya que la mujer a la que le hablo de verdad no tenía sed espiritual, sino sed de satisfacer sus pasiones... y Jesús ni se enteró hasta el final... ese Jesús no sería perfecto...

Eso no cuadra y tampoco es sustentable con el texto.

Jesús hace que la mujer se vea a sí misma, antes de darle el agua viva; debe ver que su pozo está seco.

 
Re: ¿Por que Jesús, a la Samaritana, le dice que traiga su marido?

Amigo-Hermano El Menor<?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com:eek:ffice:eek:ffice" /><o:p></o:p>
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(1612.4) <SUP>143:5.1</SUP> Cuando el Maestro y los doce llegaron al pozo de Jacob, Jesús, como estaba cansado del viaje, se detuvo junto al pozo mientras Felipe se llevaba a los apóstoles para traer la comida y las tiendas desde Sicar, ya que estaban dispuestos a permanecer en este sitio por un tiempo. Pedro y los hijos de Zebedeo se hubieran quedado con Jesús, pero él les pidió que se fueran con sus hermanos diciendo: «No temáis por mí, los samaritanos serán cordiales; sólo nuestros hermanos, los judíos, quieren hacernos daño». Eran casi las seis de esta tarde de verano cuando Jesús se sentó junto al pozo para esperar el regreso de los apóstoles.<o:p></o:p>
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(1612.5) <SUP>143:5.2</SUP> El agua del pozo de Jacob contenía menos minerales que el de los pozos de Sicar y por eso era muy apreciada como agua potable. Jesús tenía sed, pero no tenía ningún artefacto para sacar agua del pozo. Por eso, cuando llegó una mujer de Sicar con su cántaro para sacar agua del pozo, Jesús le dijo: «Dame de beber». Esta mujer de Samaria sabía que Jesús era judío por su apariencia y vestimenta y supuso que era un judío de Galilea por su acento. El nombre de la mujer era Nalda, y era ella una bella criatura. Mucho se sorprendió de que un hombre judío le hablara así junto al pozo y le pidiera de beber, porque no se consideraba apropiado en aquellos días que un hombre respetable hablara con una mujer en público y mucho menos que un judío conversara con una samaritana. Por eso Nalda le preguntó a Jesús: «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana?» Jesús contestó: «En verdad te he pedido de beber, pero si tú pudieras comprender, me pedirías a mí que te diera de beber el agua viva». Entonces dijo Nalda: «Pero Señor, no tienes con qué sacarla, el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva? ¿Es que tú eres más que nuestro padre Jacob que nos dio el pozo y del cual bebió y bebieron sus hijos y sus ganados?»<o:p></o:p>
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(1613.1) <SUP>143:5.3</SUP> Jesús respondió: «Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed, pero el que beba del agua del espíritu vivo no volverá a tener sed nunca más. Y esta agua viva se convertirá en él en un manantial refrescante que brotará para la vida eterna». Nalda dijo entonces: «Dame de esa agua para que no tenga más sed y no tenga que venir aquí a sacarla. Además, todo lo que una mujer samaritana pueda recibir de un judío tan digno será un placer».<o:p></o:p>
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(1613.2) <SUP>143:5.4</SUP> Nalda no sabía cómo interpretar el hecho de que Jesús le había dirigido la palabra. Contemplaba en el rostro del Maestro la expresión de un hombre justo y santo, pero interpretó su cordialidad como familiaridad, y su metáfora, como un avance con intenciones lascivas. Siendo ella una mujer de poca moral, estaba dispuesta a flirtear abiertamente, pero Jesús, mirándola fijamente a los ojos, díjole con voz autoritaria: «Vete mujer, llama a tu marido y vuelve acá». Esta orden devolvió a Nalda sus cabales. Vio que había juzgado erróneamente la gentileza del Maestro, percibió que había interpretado mal sus palabras. Se asustó. Se dio cuenta de que estaba en la presencia de un ser especial, y buscando en su mente una respuesta apropiada, en gran confusión dijo: «Pero Señor, no puedo llamar a mi marido, porque no tengo marido». Entonces dijo Jesús: «Has hablado la verdad porque, aunque una vez tuviste marido, el con que ahora vives no es marido tuyo. Mejor sería que dejaras de jugar con mis palabras y buscaras el agua viva que te he ofrecido en este día».<o:p></o:p>
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(1613.3) <SUP>143:5.5</SUP> Ahora Nalda se puso seria, y se despertó su buen sentido moral. No era una mujer ligera sólo por elección. Había sido repudiada dura e injustamente por su marido y encontrándose en una situación desesperada, había consentido en cohabitar con cierto griego como su esposa, pero sin casarse. En ese instante pues, Nalda mucho se avergonzó de haber hablado a Jesús con tanta ligereza, y se dirigió al Maestro con tono penitente, diciendo: «Señor mío, me arrepiento de la forma en que te hablé, porque percibo que eres un hombre santo o tal vez un profeta». Y estaba a punto de solicitar una ayuda directa y personal del Maestro, cuando hizo lo que tantos han hecho antes y después de ella —evitar la cuestión de la salvación personal, embarcándose en cambio en una discusión de teología y filosofía. Cambió el tema de conversación, de sus propias necesidades espirituales a un debate teológico. Señalando el Monte Gerizim, continuó: «Nuestros padres adoraron en este monte, pero decidirás que el lugar donde los hombres deben adorar está en Jerusalén; ¿cuál es pues el lugar apropriado para adorar a Dios?»<o:p></o:p>
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(1613.4) <SUP>143:5.6</SUP> Jesús percibió que el alma de esta mujer intentaba evitar un contacto directo e investigador con su Hacedor, pero también vio en su alma el deseo de conocer el mejor camino de la vida. Después de todo, había en el corazón de Nalda una verdadera sed de agua viva; por eso la trató con paciencia, diciéndole: «Mujer, déjame que te diga que pronto vendrá el día en el cual no adoraréis al Padre ni en este monte ni en Jerusalén. Pero ahora, vosotros adoráis lo que no conocéis, una mezcla de religiones de muchos dioses paganos y filosofías gentiles. Los judíos por lo menos conocen a quien adoran. Han eliminado toda confusión concentrando su adoración en un solo Dios, Yahvé. Pero debes creerme cuando te digo que la hora está por venir —ya está aquí— en que todos los que adoren sinceramente, adorarán al Padre en el espíritu y en la verdad, porque estos son los creyentes que el Padre busca. Dios es espíritu, y los que lo adoran, deben adorarlo en espíritu y en verdad. Tu salvación nace, no de conocer cómo deberían adorar otros, o dónde, sino de recibir en tu corazón esa agua viva que aun en este momento te ofrezco».<o:p></o:p>
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(1614.1) <SUP>143:5.7</SUP> Pero Nalda persistía en evitar la difícil cuestión personal de su vida sobre la tierra y del estado de su alma ante Dios. Una vez más, recurrió a preguntas de religión en general, diciendo: «Sí, yo sé, Señor, que Juan ha predicado sobre el advenimiento del Convertidor, el que será llamado el Libertador, de el que, cuando venga, nos declarará todas las cosas...» y Jesús, interrumpiéndola, dijo con sorprendente seguridad: «Yo que te estoy hablando, soy él».<o:p></o:p>
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(1614.2) <SUP>143:5.8</SUP> Fue ésta la primera declaración directa, positiva y clara de su naturaleza divina y filiación que hiciera Jesús sobre la tierra; y esta declaración fue hecha a una mujer, a una mujer samaritana, a una mujer de reputación dudosa ante los ojos de los hombres hasta este momento, pero una mujer en quien los ojos divinos vieron a una persona contra cuya integridad habían otros pecado más de lo que ella hubiera pecado por su propio deseo, un alma humana que ahora deseaba la salvación, la deseaba sinceramente y de todo corazón, y eso bastó.<o:p></o:p>
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(1614.3) <SUP>143:5.9</SUP> Cuando Nalda estaba a punto de pronunciar su deseo real y personal de cosas mejores y de un camino más noble del vivir, en el momento en que estaba lista para hablar del verdadero deseo de su corazón, volvieron de Sicar los doce apóstoles, y al contemplar el espectáculo de Jesús que estaba hablando tan íntimamente con esta mujer —esta mujer samaritana, y a solas— se quedaron más que sorprendidos. Rápidamente depositaron sus abastecimientos y se retiraron a un lado, atreviéndose nadie a reprocharle, mientras Jesús decía a Nalda: «Mujer, vete por tu camino; Dios te ha perdonado. De ahora en adelante, vivirás una nueva vida. Has recibido el agua viva, y un nuevo regocijo surgirá dentro de tu alma y serás tú hija del Altísimo». Y la mujer, percibiendo la desaprobación de los apóstoles, dejó su cántaro y huyó a la ciudad.<o:p></o:p>
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(1614.4) <SUP>143:5.10</SUP> Al llegar a la ciudad, proclamó a todos los que encontraba: «Id al pozo de Jacob, id inmediatamente para que veáis a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será el Convertidor?» Antes de que se pusiera el sol, se había reunido una gran multitud junto al pozo de Jacob para escuchar a Jesús, y el Maestro les habló sobre el agua viva, el don del espíritu residente.<o:p></o:p>
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(1614.5) <SUP>143:5.11</SUP> Los apóstoles no dejaban de asombrarse de la buena voluntad de Jesús de hablar con mujeres, mujeres de reputación dudosa, aun mujeres inmorales. Era muy difícil para Jesús enseñar a sus apóstoles que las mujeres, aun las así llamadas mujeres inmorales, tienen un alma capaz de elegir a Dios como su Padre, y así convertirse en hijas de Dios y candidatas para la vida eterna. Aun después de diecinueve siglos, muchos tienen la misma falta de deseo a comprender las enseñanzas del Maestro. Hasta la religión cristiana se ha construido persistentemente sobre el hecho de la muerte de Cristo en lugar de la verdad de su vida. El mundo debería ocuparse más de su vida feliz y reveladora de Dios que de su trágica y triste muerte.<o:p></o:p>
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(1614.6) <SUP>143:5.12</SUP> Al día siguiente, Nalda relató toda la historia al apóstol Juan, pero él nunca la divulgó completamente a los demás apóstoles, y Jesús no les habló en detalle a los doce.<o:p></o:p>
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(1615.1) <SUP>143:5.13</SUP> Nalda le dijo a Juan que Jesús le había dicho «todo lo que he hecho». Juan muchas veces quiso consultar a Jesús sobre este encuentro con Nalda, pero nunca lo hizo. Jesús le dijo a Nalda una sola cosa sobre la vida de ella, pero al mirarla fijamente y su forma de hablarle le trajeron a la mente tal visión panorámica de su vida, que desde ese momento asoció esta autorrevelación con la mirada y la palabra del Maestro. Jesús no le dijo que ella había tenido cinco maridos. Ella había vivido con cuatro hombres distintos desde que su marido la repudió, y este hecho, juntamente con la visión de todo su pasado, se le presentó tan vívidamente a la memoria en el momento en que se dio cuenta de que Jesús era un hombre de Dios, que posteriormente le repitió a Juan que Jesús efectivamente se lo había dicho todo.<o:p></o:p>
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Lenin; la versión oficial la entrega el Espíritu Santo en concordancia con la Biblia; y no el invento que citas...
 
Re: ¿Por que Jesús, a la Samaritana, le dice que traiga su marido?

Yo creo que Cristo probó la honestidad de la samaritana. Si leen detenidamente el relato sobre Cristo y la samaritana, se darán cuenta que así fue...

Jesús le dijo (a la mujer):

- Ve a llamar a tu marido y vuelve acá.

La mujer le contestó:

- No tengo marido.

Jesús le dijo:

- Bien dices que no tienes marido; porque has tenido cinco maridos, y el que ahora tienes no es tu marido. Es cierto lo que has dicho.
 
Re: ¿Por que Jesús, a la Samaritana, le dice que traiga su marido?

Creo que después de tan esmerada versión, es oportuno que entiendan, pues mucho se han vertido sobre hipótesis que nada tienen que ver con la realidad citada, pues como escribí anteriormente: «Esta es una enseñanza con doble invitación: «Vete, llama a tu marido y vuelve acá». Deja las cosas del mundo que ninguna te favorece. Dios es vida, Dios te espera, así que llámalo porque está ahí para ti y si regresas te recibirá. Verdaderamente Dios quiere que todos se salven.» Que esto mismo se desarrolla en el pasaje Bíblico: «Solo a Dios debes Adorar» y en esto que le dijera Nuestro Señor: «Bien has dicho que no tienes marido, porque has tenido cinco maridos y el que ahora tienes no es marido tuyo.» Ya que sabiendo sobre los Samaritanos que se habían ido en pos de ídolos, representados por estos cinco maridos, y poniendo atención a todo el pasaje, ¿Como es posible que no entiendan porque el mensaje del pasaje se vierte a la adoración del Único Dios verdadero?
 
Re: ¿Por que Jesús, a la Samaritana, le dice que traiga su marido?

Bueno, amigo, también aquí se puede ver la omnisciencia de Cristo, lo cual nos hace ver que, efectivamente, el Reino se había acercado al mundo.

Cristo pudo ver que la mujer, pese a tener una vida desastrosa, estaba en alguna situación que podía propiciar su salvación, y eso es lo importante del caso. De hecho, debido a la reputación de la mujer, la gente de Samaria no quiso quedarse solamente con lo que esta mujer les contó sobre el Mashiaj o su experiencia con Cristo. Quisieron saber más acerca de este Hombre singular, y eso es lo importante de ello.
 
Re: ¿Por que Jesús, a la Samaritana, le dice que traiga su marido?

Dios sabe todo, más no apoyes relativismos diciendo que: «lo importante es», un verdadero entendimiento para la salvación es saber quien es Cristo y conocer toda su vida, que es verdadera enseñanza y esto es lo único importante, no "lo que ellos hicieron", sino lo que haces tú, en esta realidad que concierne a todos, y que es para todos.
 
Re: ¿Por que Jesús, a la Samaritana, le dice que traiga su marido?

Creo que después de tan esmerada versión, es oportuno que entiendan, pues mucho se han vertido sobre hipótesis que nada tienen que ver con la realidad citada, pues como escribí anteriormente: «Esta es una enseñanza con doble invitación: «Vete, llama a tu marido y vuelve acá». Deja las cosas del mundo que ninguna te favorece. Dios es vida, Dios te espera, así que llámalo porque está ahí para ti y si regresas te recibirá. Verdaderamente Dios quiere que todos se salven.» Que esto mismo se desarrolla en el pasaje Bíblico: «Solo a Dios debes Adorar» y en esto que le dijera Nuestro Señor: «Bien has dicho que no tienes marido, porque has tenido cinco maridos y el que ahora tienes no es marido tuyo.» Ya que sabiendo sobre los Samaritanos que se habían ido en pos de ídolos, representados por estos cinco maridos, y poniendo atención a todo el pasaje, ¿Como es posible que no entiendan porque el mensaje del pasaje se vierte a la adoración del Único Dios verdadero?

Estimado, en el sentido profético estoy de acuerdo con lo que expones; esta mujer representa a Samaria. O en el tiempo presente a muchas congregaciones que se han prostituido.

Pero la pregunta que hago es para dar la importancia que el Señor le da a que las personas se vean a sí mismas, antes de eso, es imposible que reciban la el agua viva. Esta mujer, debía ver su realidad y no esconderla ante el Señor, luego de esto puede recibir para llenar su pozo vacío.

Saludos.
 
Re: ¿Por que Jesús, a la Samaritana, le dice que traiga su marido?

Yo creo que Cristo probó la honestidad de la samaritana. Si leen detenidamente el relato sobre Cristo y la samaritana, se darán cuenta que así fue...

La sinceridad es una palabra un poco olvidada por muchos "llamados cristianos", cuentan cada historia que ni ellos se las creen; y todo para recibir gloria uno de los otros...

¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único? (Juan 5:44)
 
Re: ¿Por que Jesús, a la Samaritana, le dice que traiga su marido?

Pues por el contrario, el texto implica eso, creer en otra cosa puede significar que estemos estirando la realidad.

La respuesta de Jesus me parece que tiene doble propósito: "Busca a tu marido"

1.- "Hey detente alli"
2.- "Busca a tu marido EL PRIMERO del que sigues casada ante Dios"

Si Jesús la hace buscar su primer marido, del cual ella ya se separó; sería pecado según la ley; y Jesús no podría mandar a la mujer a pecar, eso es imposible; revísalo...

saludos.
 
Re: ¿Por que Jesús, a la Samaritana, le dice que traiga su marido?

Me llama mucho la atencion el enfasis que el hermano Dagoberto le da a la historia.
1-como tu siendo judio me pides a mi de beber
2-no tienes conque sacarla
3-luego ella hace una comparacion muy interesante: acaso eres tu mayor que Jacob que nos dios este pozo?
4-y Jesus confirma el porque lo que el le ofrece es mejor que lo Jacob les dio
5- A esas alturas ella prefiere creerle y le dice dame eso que me ofreces (aunque no entendia bien ya que ella buscaba evitar seguir yendo por agua a ese pozo)
6-Cuando Jesus plantea lo concerniente a este epigrafe: ve y trae a tu marido; ella reconoce en el un profeta; notese que este es un buen ejemplo de lo que Pablo nos enseña en segunda de corintios
1Co 14:24 Pero si todos profetizan, y entra algún incrédulo o indocto, por todos es convencido, por todos es juzgado;
1Co 14:25 lo oculto de su corazón se hace manifiesto; y así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios está entre vosotros.

Despues que ella reconoce en Jesus a un profeta, busca obtener un beneficio de el intentando sacarle informacion acerca de quien tenia la verdad si judios y samaritanos (esto con respecto al lugar de adoracion).
En el sig versiculo yo creo que ella ya habia reconocido que Jesus era el mesias my por eso plantea la declaracion que ese mesias les revelaria todas las cosas(esto lo creo porque desde la promesa hecha ya muchos años antes de un mesias era muy poco probable que ella creyera en realidad que a ella le tocaria verlo, por tanto a estas alturas creo que ya lo habia reconocido)
7- Jesus le confirma que lo que piensa en verdad esta ocurriendo justo enfrente de ella.
8- Ella va y lo comparte con los demas samaritanos y por la palabra de ella muchos creyeron en Jesús.
Yo creo que Jesus le dijo a esta mujer trae a tu marido con loa intencion de mostrarle a ella quien era El, y lo planteo de esta manera para no asustarla o hacerla sentir mal (esto porque creo que por su situacion ella estaba a costumbrada a ser juzgada duramente por la gente) notese que ella salio por agua a la hora sexta (cuando el sol es mas fuerte) quizas para evitar cruzarse con gente que la molestaba por su situacion moral.
Es por esto que creo que Jesus descubrio lo oculto del corazon de esa mujer de esta manera para no ser tan directo con ella diciendole 5 hombres has tenido y ahora vives en adulterio; todo esto con la intencion de que ella creyera que Jesús era este mesias que habria de venir y fuera un portavoz de esto ante los demas saaritanos, tal como ocurrieron estas cosas; Dios les bendiga grandemente
 
Re: ¿Por que Jesús, a la Samaritana, le dice que traiga su marido?

Creo que pronto podremos preguntárselo al Señor personalmente.
Pero intentemos “especular” lo más bíblicamente posible:
1 – Si la conversación habría de prolongarse, mejor era que trajese a su marido, para evitarse ella misma cualquier comentario (v.27).
2 – Si ella iba a beber del agua prometida, mejor que su marido también lo hiciera. De hecho, creo que él fue uno de los samaritanos que creyeron en él (vs. 41,42). El Señor no hace las cosas a medias. El hombre se casó con ella. La Biblia no lo dice, porque no lo dice todo. Es el final adecuado a este episodio.
3 – Ello permitió que la mujer pudiera luego testificar: “Me ha dicho todo cuanto he hecho” (v.29).
4 – La mujer no fue tan sincera como se ha dicho. Para ello debía contestar:
“El hombre con quien vivo no es mi marido”. Su respuesta “No tengo marido” fue una evasiva, ya que tanto podía significar que nunca lo hubiera tenido o que él ya fuera muerto.
5 – Obsérvese como tras la respuesta del Señor la mujer desvía inmediatamente la conversación al terreno religioso.
Saludos cordiales.
Ricardo.

Orale! Permite meto mi cuchara en esto.

Cuando Nuestro Señor, le dice, cierto es lo que dices, has tenido cinco y el que hoy tienes tampoco lo es, El se refiere a que el pueblo samritano, tenia 5 deidades.

Por eso El le dice a ella, trae a tu dios, para mostrarle, lo que es agua que da vida, y no lo q tus dioses ofrecen.

Por eso ella, le dice; quiero de esa agua. Quiero estar con ese Dios.

Nosotros, tenemos como cabeza de la Iglesia a Cristo, estamos varones y hembras esposados con El.

Saludos
 
Estimado Guardia Suiza

Estimado Guardia Suiza

Respuesta a Mensaje # 37:
Yo no te podría asegurar que los samaritanos idólatras se concretaran a cinco deidades y no a seis, siete o algunas más, como es común entre los que son aficionados a las imágenes. El politeísmo no acostumbra limitar a un número fijo sus divinidades.
No resulta del diálogo de esta mujer con el Señor el que ella fuera idólatra, por más errada que estuviera en materia religiosa.
La forma más acertada y segura de interpretar esta historia es la literal.
Ahora, si sobra tiempo y ganas es posible considerar también los aspectos acuíferos,
orográficos, botánicos, mineralógicos y hasta astronómicos de este capítulo (me olvida del gastronómico, por los discípulos que fueron a comprar de comer); pero todo ello podría ser útil si no le resta importancia y trescendencia a lo que realmente sirve, y para lo que el Espíritu Santo inspiró a Juan para que en su Evangelio incluyera esta historia.
Saludos cordiales.
Ricardo.
 
Re: Estimado Guardia Suiza

Re: Estimado Guardia Suiza

Corrijo:
Al final, no es "trescendencia" sino trascendencia, la palabra que quise escribir.
 
Re: ¿Por que Jesús, a la Samaritana, le dice que traiga su marido?

Saludos a todos;

Una interesante pregunta de contestar y ver, es ¿por que Jesús le dice a la mujer Samaritana que traiga su marido, cuando está le pide del agua viva, que él mismo le ofreció...?


La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla.
Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá.
(Juan 4:15-16)


No es casual esta pregunta...

Saludos y bienvenidos, quienes quieran participar.

La samaritana tenia la sed de pecar ,sus "maridos" anteriores asi lo prueban
Jesús tiene la solucion a su sed de pecado
por eso le ofrece la otra fuente de agua ..el agua viva del espiritu

Ya cuando Jesus se la da ..le pregunta por su Pecado ACUMULADO y ella ya con esta agua CONFIESA su pecado y CREE en el MESIAS .

Lo de los corolarios sobre los samaritanos pueden ser ...pero lo trascendente es la cura para la SED DE PECAR .