Gracia de parte de Dios.
Hermanos en Cristo Jesús, la siguiente es a decir de la Verdadera Iglesia, que se sustenta en la Roca de Fe confesada por Pedro: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.» (Mt 16,16).
Nosotros los cristianos de la Única Iglesia de Cristo, la: «Santa Iglesia Católica Apostólica Romana» predicamos un Cristo crucificado, […], un Cristo, fuerza de Dios y sabiduría de Dios (1 Co 1, 23). Porque nuestra fe está fundada no en sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios (1 Co 2, 5), porque fue el Señor quién hizo esto, y es maravilloso a nuestros ojos (Mc 12, 11).
Más sin embargo, hay quienes en cuestión de un entendimiento de carne se han separado, y esto no lo condenamos, por cuanto ellos predican a nuestro Señor y esto, que sea predicado, es alegría de nuestro corazón. Lo que a más tratamos, es, que este conocimiento de Cristo no sea inactivo y estéril, sino que opere en cada uno, pues, para esto mismo hemos sido llamados a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos, con cuantos en cualquier lugar invocan el nombre de Jesucristo, Señor nuestro, de nosotros y de ellos (1 Co 1, 2), y en esto, que la fe de la Iglesia fuera confiada a Pedro y su sucesor, —porque a él ha sido dada (Mt 16, 19)—, y que por gracia de nuestro Señor es en él preservada, en esto que nuestro Señor dijo a Pedro; pues así lo pidió al Padre: «¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha solicitado el poder cribaros como trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos.»(Lc 22, 31-32), y así fue, que la confirmación de sus hermanos en Pedro, —lo escribo por los demás Apóstoles—, han venido a ser con él, los mismos cimientos de esta muralla, donde es, está nueva Jerusalén, edificada en la Roca de nuestra Fe, que es: Cristo Jesús (Ap 21, 14). En tanto a todo esto que es: el depósito de nuestra fe; la fe de la Iglesia, que auxiliados por el Espíritu Santo es preservado inalterable en Pedro y su sucesor, y de mismo nos educa.