La iglesia católica tiene un credo del año 381, archiconocido, no sin cierto dogmastismo y puntos teológicos que serían discutibles. Leámoslo de nuevo y a continuación comienzo un nuevo credo, más abierto más cercano al corazón y al espìrtu de todo hombre y mujer de nuestra época:
Creo en un solo Dios Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con él Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
Creo, pues, que debemos redactar un nuevo credo, pero un credo abierto no inmutable, ni uniforme, ni dogmático ni rígido; un credo que no se cristalice ni se fosilice. Será un credo basado en la religión del espíritu, en la presencia de la divinidad con nosotros y para nosotros. Yo voy a añadir algunos elementos que para mí son importantes. Espero que vosotros podáis ir poco a poco añadiendo algunos. No hace falta añadir la palabra “credo.” Puede ser un deseo, un sentir, una percepción.
SIENTO la verdad, la belleza y la bondad como la manera en que los seres humanos comprendemos las cualidades de la divinidad, realidades divinas. El ser humano de hoy debe ser capaz de construir una filosofía de vida en la que se integraran la verdad cósmica, la belleza universal y la bondad divina como una parte de su experiencia personal.
CREO en el amor, la misericordia y el ministerio, y en su correlación con la verdad, la belleza y la bondad. Creo en un amor aplicable a todas las criaturas, en la misericordia, como el resultado inevitable de ese amor y de la bondad, y en el ministerio misericordioso de ese amor a toda la humanidad.
DESEO SENTIR en mi vida los frutos del espíritu a medida que logro hacer la voluntad del Padre: Amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. Creo que puedo atisbar la eternidad a medida que me afano en la tierra.
¿Quien se anima añadir algo...?
.......
Fernando G.
LA RELIGIÓN DEL ESPÍRITU: UN CREDO ABIERTO…
Creo en un solo Dios Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con él Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
Creo, pues, que debemos redactar un nuevo credo, pero un credo abierto no inmutable, ni uniforme, ni dogmático ni rígido; un credo que no se cristalice ni se fosilice. Será un credo basado en la religión del espíritu, en la presencia de la divinidad con nosotros y para nosotros. Yo voy a añadir algunos elementos que para mí son importantes. Espero que vosotros podáis ir poco a poco añadiendo algunos. No hace falta añadir la palabra “credo.” Puede ser un deseo, un sentir, una percepción.
SIENTO la verdad, la belleza y la bondad como la manera en que los seres humanos comprendemos las cualidades de la divinidad, realidades divinas. El ser humano de hoy debe ser capaz de construir una filosofía de vida en la que se integraran la verdad cósmica, la belleza universal y la bondad divina como una parte de su experiencia personal.
CREO en el amor, la misericordia y el ministerio, y en su correlación con la verdad, la belleza y la bondad. Creo en un amor aplicable a todas las criaturas, en la misericordia, como el resultado inevitable de ese amor y de la bondad, y en el ministerio misericordioso de ese amor a toda la humanidad.
DESEO SENTIR en mi vida los frutos del espíritu a medida que logro hacer la voluntad del Padre: Amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. Creo que puedo atisbar la eternidad a medida que me afano en la tierra.
¿Quien se anima añadir algo...?
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Fernando G.
LA RELIGIÓN DEL ESPÍRITU: UN CREDO ABIERTO…