al webmaster,,urgente ,,,

9 Noviembre 2007
39.899
1.003
vea el mensaje 58 de este epigrafe ,,,

¿Que opinan de los ex anticatolicos ahora convertidos al catolicismo?


creo que deberia expulsar a este individuo ,,,


y de paso ,,pornografia en el epigrafe


PORQUE LOS CATOLICOS NO ADORAMOS IMAGENES.
 
Re: al webmaster,,urgente ,,,

666DIABLO666

eeese es el nick
 
Re: al webmaster,,urgente ,,,

Apocalipsis 21
<!---------------------------><!-- < %=R("VerseNum")% > < %=R("Text")% >
[FONT=Bookman Old Style, Times New Roman, Times Roman, Serif] -->[/FONT]

<SMALL>1</SMALL> Y VI un cielo nuevo, y una tierra nueva: porque el primer cielo y la primera tierra se fueron, y el mar ya no es.
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< %=R("VerseNum")% > < %=R("Text")% >
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<SMALL>2</SMALL> Y yo Juan vi la santa ciudad, Jerusalem nueva, que descendía del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido.
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< %=R("VerseNum")% > < %=R("Text")% >
-->

<SMALL>3</SMALL> Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y el mismo Dios será su Dios con ellos.
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< %=R("VerseNum")% > < %=R("Text")% >
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<SMALL>4</SMALL> Y limpiará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y la muerte no será más; y no habrá más llanto, ni clamor, ni dolor: porque las primeras cosas son pasadas.
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<SMALL>5</SMALL> Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.
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< %=R("VerseNum")% > < %=R("Text")% >
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<SMALL>6</SMALL> Y díjome: Hecho es. Yo soy Alpha y Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré de la fuente del agua de vida gratuitamente.
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< %=R("VerseNum")% > < %=R("Text")% >
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<SMALL>7</SMALL> El que venciere, poseerá todas las cosas; y yo seré su Dios, y él será mi hijo.

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<SMALL>8</SMALL> Mas á los temerosos é incrédulos, á los abominables y homicidas, á los fornicarios y hechiceros, y á los idólatras, y á todos los mentirosos, su parte será en el lago ardiendo con fuego y azufre, que es la muerte segunda.
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< %=R("VerseNum")% > < %=R("Text")% >
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<SMALL>9</SMALL> Y vino á mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete postreras plagas, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la esposa, mujer del Cordero.
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< %=R("VerseNum")% > < %=R("Text")% >
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<SMALL>10</SMALL> Y llevóme en Espíritu á un grande y alto monte, y me mostró la grande ciudad santa de Jerusalem, que descendía del cielo de Dios,
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< %=R("VerseNum")% > < %=R("Text")% >
-->

<SMALL>11</SMALL> Teniendo la claridad de Dios: y su luz era semejante á una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, resplandeciente como cristal.
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<SMALL>12</SMALL> Y tenía un muro grande y alto con doce puertas; y en las puertas, doce ángeles, y nombres escritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel.
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<SMALL>13</SMALL> Al oriente tres puertas; al norte tres puertas; al mediodiá tres puertas; al poniente tres puertas.
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<SMALL>14</SMALL> Y el muro de la ciudad tenía doce fundamentos, y en ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero.
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<SMALL>15</SMALL> Y el que hablaba conmigo, tenía una medida de una caña de oro para medir la ciudad, y sus puertas, y su muro.
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<SMALL>16</SMALL> Y la ciudad está situada y puesta en cuadro, y su largura es tanta como su anchura: y él midió la ciudad con la caña, doce mil estadios: la largura y la altura y la anchura de ella son iguales.
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<SMALL>17</SMALL> Y midió su muro, ciento cuarenta y cuatro codos, de medida de hombre, la cual es del ángel.

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<SMALL>18</SMALL> Y el material de su muro era de jaspe: mas la ciudad era de oro puro, semejante al vidrio limpio.
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< %=R("VerseNum")% > < %=R("Text")% >
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<SMALL>19</SMALL> Y los fundamentos del muro de la ciudad estaban adornados de toda piedra preciosa. El primer fundamento era jaspe; el segundo, zafiro; el tercero, calcedonia; el cuarto, esmeralda;
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< %=R("VerseNum")% > < %=R("Text")% >
-->

<SMALL>20</SMALL> El quinto, sardónica; el sexto, sardio; el séptimo, crisólito; el octavo, berilo; el nono, topacio; el décimo, crisopraso; el undécimo, jacinto; el duodécimo, amatista.
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< %=R("VerseNum")% > < %=R("Text")% >
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<SMALL>21</SMALL> Y las doce puertas eran doce perlas, en cada una, una; cada puerta era de una perla. Y la plaza de la ciudad era de oro puro como vidrio trasparente.
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<SMALL>22</SMALL> Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero.
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< %=R("VerseNum")% > < %=R("Text")% >
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<SMALL>23</SMALL> Y la ciudad no tenía necesidad de sol, ni de luna, para que resplandezcan en ella: porque la claridad de Dios la iluminó, y el Cordero era su lumbrera.

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< %=R("VerseNum")% > < %=R("Text")% >
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<SMALL>24</SMALL> Y las naciones que hubieren sido salvas andarán en la lumbre de ella: y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor á ella
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<SMALL>25</SMALL> Y sus puertas nunca serán cerradas de día, porque allí no habrá noche.
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< %=R("VerseNum")% > < %=R("Text")% >
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<SMALL>26</SMALL> Y llevarán la gloria y la honra de las naciones á ella.
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< %=R("VerseNum")% > < %=R("Text")% >
--><SMALL>27</SMALL> No entrará en ella ninguna cosa sucia, ó que hace abominación y mentira; sino solamente los que están escritos en el libro de la vida del Cordero.

AMÉN.
 
Re: al webmaster,,urgente ,,,

Apocalipsis 21
<!---------------------------><!-- < %=R("VerseNum")% > < %=R("Text")% >
[FONT=Bookman Old Style, Times New Roman, Times Roman, Serif] -->[/FONT]

<SMALL>1</SMALL> Y VI un cielo nuevo, y una tierra nueva: porque el primer cielo y la primera tierra se fueron, y el mar ya no es.
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<SMALL>2</SMALL> Y yo Juan vi la santa ciudad, Jerusalem nueva, que descendía del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido.
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<SMALL>3</SMALL> Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y el mismo Dios será su Dios con ellos.
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<SMALL>4</SMALL> Y limpiará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y la muerte no será más; y no habrá más llanto, ni clamor, ni dolor: porque las primeras cosas son pasadas.
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<SMALL>5</SMALL> Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.
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<SMALL>6</SMALL> Y díjome: Hecho es. Yo soy Alpha y Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré de la fuente del agua de vida gratuitamente.
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<SMALL>7</SMALL> El que venciere, poseerá todas las cosas; y yo seré su Dios, y él será mi hijo.

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<SMALL>8</SMALL> Mas á los temerosos é incrédulos, á los abominables y homicidas, á los fornicarios y hechiceros, y á los idólatras, y á todos los mentirosos, su parte será en el lago ardiendo con fuego y azufre, que es la muerte segunda.
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<SMALL>9</SMALL> Y vino á mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete postreras plagas, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la esposa, mujer del Cordero.
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<SMALL>10</SMALL> Y llevóme en Espíritu á un grande y alto monte, y me mostró la grande ciudad santa de Jerusalem, que descendía del cielo de Dios,
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<SMALL>11</SMALL> Teniendo la claridad de Dios: y su luz era semejante á una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, resplandeciente como cristal.
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<SMALL>12</SMALL> Y tenía un muro grande y alto con doce puertas; y en las puertas, doce ángeles, y nombres escritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel.
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<SMALL>13</SMALL> Al oriente tres puertas; al norte tres puertas; al mediodiá tres puertas; al poniente tres puertas.
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<SMALL>14</SMALL> Y el muro de la ciudad tenía doce fundamentos, y en ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero.
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<SMALL>15</SMALL> Y el que hablaba conmigo, tenía una medida de una caña de oro para medir la ciudad, y sus puertas, y su muro.
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<SMALL>16</SMALL> Y la ciudad está situada y puesta en cuadro, y su largura es tanta como su anchura: y él midió la ciudad con la caña, doce mil estadios: la largura y la altura y la anchura de ella son iguales.
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<SMALL>17</SMALL> Y midió su muro, ciento cuarenta y cuatro codos, de medida de hombre, la cual es del ángel.

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<SMALL>18</SMALL> Y el material de su muro era de jaspe: mas la ciudad era de oro puro, semejante al vidrio limpio.
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<SMALL>19</SMALL> Y los fundamentos del muro de la ciudad estaban adornados de toda piedra preciosa. El primer fundamento era jaspe; el segundo, zafiro; el tercero, calcedonia; el cuarto, esmeralda;
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<SMALL>20</SMALL> El quinto, sardónica; el sexto, sardio; el séptimo, crisólito; el octavo, berilo; el nono, topacio; el décimo, crisopraso; el undécimo, jacinto; el duodécimo, amatista.
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<SMALL>21</SMALL> Y las doce puertas eran doce perlas, en cada una, una; cada puerta era de una perla. Y la plaza de la ciudad era de oro puro como vidrio trasparente.
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<SMALL>22</SMALL> Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero.
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<SMALL>23</SMALL> Y la ciudad no tenía necesidad de sol, ni de luna, para que resplandezcan en ella: porque la claridad de Dios la iluminó, y el Cordero era su lumbrera.

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<SMALL>25</SMALL> Y sus puertas nunca serán cerradas de día, porque allí no habrá noche.
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<SMALL>26</SMALL> Y llevarán la gloria y la honra de las naciones á ella.
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--><SMALL>27</SMALL> No entrará en ella ninguna cosa sucia, ó que hace abominación y mentira; sino solamente los que están escritos en el libro de la vida del Cordero.

AMÉN.
 
Re: al webmaster,,urgente ,,,

Apocalipsis 21
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<SMALL>25</SMALL> Y sus puertas nunca serán cerradas de día, porque allí no habrá noche.
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<SMALL>26</SMALL> Y llevarán la gloria y la honra de las naciones á ella.
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--><SMALL>27</SMALL> No entrará en ella ninguna cosa sucia, ó que hace abominación y mentira; sino solamente los que están escritos en el libro de la vida del Cordero.

AMÉN.
 
Re: al webmaster,,urgente ,,,

Hay una batalla en medio nuestro.

Iba por la avenida circunvalar. Autos a lado y lado, raudos, afanados algunos por llegar a sus puestos de trabajo, otros por retraso en una cita médica o quizá, porque simplemente se dejaban arrastrar por los afanes de la ciudad, fría y gris, como un pensamiento triste.
El carro comenzó a ronronear, perezoso, como un niño que se niega a irse a dormir pese a que es avanzada la noche. "Dios, que no se vaya a averiar, por favor", murmuró Esteban, apretando las manos sobre el timón, como si pudiera darle un empujoncito a la carrocería. De nada sirvió. La camioneta se detuvo en plena vía y tardó diez minutos antes que se pudiera bajar a tratar de verificar la falla. No pudo hacerlo, ni siquiera el mecánico, que sudaba petróleo procurando echar a andar el motor.
Dos días después se averió la grifería, sin aparente explicación. El plomero miró el empaque plástico, meneó la cabeza a lado y lado y sólo se atrevió a musitar: "Es extraño, porque todo parece estar bien."
Estos fueron sólo dos de los múltiples incidentes en los que se vio contrariado. Ventanas que se rompieron sin siquiera una corriente de aire corriendo por la urbanización o comidas que sorpresivamente aparecían avinagradas.
La economía se fue en picada y las enfermedades comenzaron a abundar, trayendo desesperanza en la familia.
"Párate en la brecha y pelea la batalla contra Satanás, que quizá quiere arruinarte la vida", le dijo un amigo cristiano.
--Pero si yo ni siquiera me meto con él, ¿por qué habría de formarme problemas?—replicó.
--Porque el diablo es así; aunque lo ignores, él tratará de hacerte la vida imposible--, le dijo el creyente, y Biblia en mano, leyó una serie de versículos que explicaban el por qué el mundo de las tinieblas atraviesa obstáculos en el camino de las personas, trayendo desánimo, ruina, crisis económicas, familiares o a nivel laboral.
¿Hay salida? Por supuesto que si. No estoy diciendo que todos los problemas que enfrentamos diariamente tengan un trasfondo satánico, pero sí advirtiendo sobre un hecho: el mundo de maldad en los aires trae dificultades y es necesario asumir una posición ofensiva, en oración y ejerciendo la autoridad en Cristo, para retomar el control.
Hay algunos principios que deseo compartir con usted y que voy a ilustrar a partir del texto que hallamos en 1 Samuel capítulo 7, en donde describe el ataque físico y espiritual de que fuera blanco el pueblo de Israel por parte de los filisteos.
No podemos eludir la batalla
Como cristianos, libramos batallas constantemente contra el mundo de maldad. La razón de que no podamos ser más eficaces, estriba en compartir la gloria de Dios—que sólo le corresponde a Él—con la mundanalidad, a la que abrimos las puertas y permitimos que anide en nuestro corazón. Termina convirtiéndose en una fortaleza que gobierna la mente y acciones en todos los ámbitos en que nos desenvolvemos: el físico y el espiritual.
Una vez evaluamos nuestra vida y descubrimos que hay hábitos, inclinaciones, pensamientos e incluso, comportamientos que levantan un muro en nuestra relación con el Señor, es necesario proceder a derribarlos. Implica dos elementos esenciales: compromiso y acción. Sólo así damos pasos firmes hacia la victoria espiritual.
Una ilustración de la importancia de estar preparado, la hallamos en momentos en que Israel procuraba alcanzar solidez en su territorio, en materia económica, gubernativa y militar. Los fracasos obedecían a su actitud idólatra. Frente a esta, el profeta Samuel fue contundente al instruirles sobre la imperiosa necesidad de quitar de en medio, en sus vidas y hogar, todo aquello que robara el primer lugar a Dios:
"Veinte años pasaron desde el día en que se depositó el arca en Quiriat-jearim, y todo Israel buscaba con ansia al Señor. Por esto, Samuel dijo a todos los israelitas: "Si os volvéis de todo corazón al Señor, debéis echar fuera los dioses extranjeros y las representaciones de Astarté, y debéis dedicar vuestras vidas al Señor, rindiéndole culto solamente a él. Entonces él os librará del dominio de los filisteos" (1 Samuel 7:2, 3, versión Dios habla hoy)
. Un joven a quien aconsejé en el proceso para salir de la drogadicción, insistía en que comenzaba bien el programa, pero terminaba cayendo en lo mismo. "La única salida—le dije—es que deje de frecuentes las amistades que le coaccionan a consumir marihuana y cocaína." Lo pensó mucho. Incluso, dejó de llamar por algún tiempo. Finalmente, un viernes y justo cuando salía de la oficina, me dijo que había comprendido la necesidad de cortar todo nexo con las drogas, y que dejaría de frecuentar a los compañeros de pandilla. Renuncia. Un término que encierra disposición de corazón.
Es necesario que evalúe hoy qué es aquello que debe dejar de lado, porque usted mismo sabe que le perjudica y que, de paso, le abre las puertas al mundo de las tinieblas… Puede que piense que resulta difícil, pero recuerde, con el poder de Dios somos más que vencedores y si queremos dar paso de triunfadores, es menester renunciar a todo lo que nos contamina.
 
Re: al webmaster,,urgente ,,,

Y pasó algo... Con ayuda de Dios venció la tentación

Tentación. En su estómago sentía revolotear mariposas. Se iba a encontrar con una compañera de la oficina, pero no en un espacio laboral sino en un barcito cercano. "Podemos escuchar música y bebernos una cerveza. Después… Bueno, que pase lo que pase…"
Él sabía el significado de esas palabras. Algo pudiera pasar. Sus compañeros la deseaban. Marcela era joven, linda y con una sonrisa pícara y una mirada traviesa que invitaban a pecar; por eso Leonardo se encontraba bajo tentación.
En casa su esposa estaría mirando la televisión. La telenovela del momento. No se la perdía por nada del mundo y, como siempre, estaría esperándolo. Y él caminando presuroso hasta el lugar donde se encontraría con Marcela. ¿Qué hacer? Tentación. Una palabra que ahora se convertía en una poderosa realidad para su vida.
La vio en la distancia. Hermosa. Angelical, según pensó. Temblaba. No podía pronunciar palabra. Podía ocurrir cualquier cosa… Pidió a Dios sabiduría. Y pasó… Se aproximó a ella, le dio un beso en la mejilla y sin más, le dijo: "Sólo una bebida gaseosa, Marcela. Mi esposa espera en casa. Es más, deseo llegar temprano para jugar con mi bebé." Palabras secas, cortantes, que elevaron un muro de separación. Definitivamente—con ayuda de Dios—pasó algo: pudo superar la tentación.
Santidad: de las palabras a los hechos
Cuando profesamos ser cristianos, debemos comprender que la vida cristiana tiene un componente esencial: la santidad. ¿Qué significa? Apartarnos de todo aquello que impide una buena relación con Dios. No significa irnos del mundo, porque sería una locura, pero sí experimentar una convivencia en la distancia. Una cosa es vivir en el mundo y otra, bien distinta, contaminarse con el propio mundo y lo que ofrece: la mundanalidad.
Cuando vamos a las Escrituras encontramos que en el mundo espiritual, los seres angelicales exaltan por una eternidad la santidad de nuestro amado Creador: "Cada uno de los cuatro seres vivientes tenía seis alas, y estaba cubierto de ojos por fuera y por dentro. Y día y noche decían sin cesar: "¡Santo, santo, santo es el Señor, Dios todopoderoso, el que era y es y ha de venir!" (Apocalipsis 4.8).
Si servimos a un Dios poderoso y santo, es necesario que vivamos en santidad—separados de todo cuanto nos lleva a un estancamiento o revés espiritual—y que nos fortalezcamos en el poder de Dios para afianzar la santidad en nuestra existencia.
El Señor Jesús tuvo un desenvolvimiento terrenal exento de todo lo que fuera contaminación, porque Él mismo, era santo y vivenciaba esa santidad separado de todo lo que pudiera convertirse en pecado.