¿Adolescencia perdida?

3 Marzo 2003
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Comparto con vosotros mi ultimo artículo publicado en www.jeitoledo.com

Hace poco más de un mes se produjo en España un crimen que conmocionó a la opinión pública. Así daba la información el diario El Mundo de lo sucedido: "Ch*** (una menor de 14 años que asesinó a su compañera de clase Cristina de 13) demostró en su confesión la misma frialdad que aparece en sus imágenes de Tuenti. Tras varios interrogatorios confesó el crimen sin mostrar ni un ápice de arrepentimiento. Marcó el lugar donde estaba el cadáver y explicó fríamente cómo asesinó a Cristina: la golpeó, le cortó una muñeca, la tiró al pozo y luego intentó ocultar el cuerpo cubriéndolo con piedras.”

A Ch***, una estudiante de 14 años de una localidad cercana a Madrid, le gustaba lucir una apariencia de la moda que se conoce como “gótica”. Moda que ha sido muy comentada hace poco tiempo en España, porque las hijas del presidente Zapatero acudieron a una recepción oficial en la Casa Blanca vestidas de esa guisa. Una frase promocional de la tienda de moda Marie-Claire, define la moda gótica de las adolescentes con la frase: “brujitas de día, vampiresas de noche”.

El origen de este tipo de “look” procede de la estética de una popular serie norteamericana de televisión, muy famosa allá por los años 60, llamada “la familia Adams”. Y en particular, del personaje de la madre en la serie, que responde al nombre de “Morticia”, una palabra derivada del término latino ‘mortis’ que significa muerte, donde ella era una mujer vampiro, que vestía de una forma parecida a lo que usan los jóvenes góticos de hoy.

A Ch***, como a muchas otras adolescentes que han adoptado ese aspecto en su vestimenta y maquillaje, les fascinan los iconos relacionados con el vampirismo y la brujería. Buen ejemplo de ello, en este caso, eran el tipo de imágenes que `colgaba` en su muro de la red social Tuiter.

Estoy seguro que para CH*** como para muchas otras chicas adolescentes que siguen este tipo de moda, todo empezó siendo como un juego estético con el que quieren expresar una cierta rebeldía social a los cánones establecidos con esta expresión del gusto por lo feo, lo horrible. Lo que no sabía probablemente es que esta subcultura gótica cuya expresión es la estética, viene acompañada de toda una ideología. Detrás vendrá la relación que establecen con otros chicos de semejantes ‘gustos’, y se encontrará formando parte de un grupo, compartiendo un determinado sistema de vida, de gustos y de valores. Los chicos ó chicas a los que les gusta lo gótico, como otros semejantes de otros tipo de moda/movimiento, se relacionan entre ellos ya sea de forma física, ó virtual por medio de alguna de las muchas redes sociales que existen en Internet. En ellas intercambian mensajes de sus fantasías relacionados con la brujería ó los contenidos de los muchos personajes que con ese look forman parte de las revistas y comics destinados a adolescentes.

Lo que para algunas personas formadas no pasarían de ser simples majaderías adolescentes. Una simple expresión estética. Y para algunos diseñadores de moda un negocio más. Para muchos chicos y chicas, que están viviendo en ese período de formación de su personalidad, y en el cual en muchas ocasiones no distinguen fácilmente entre la realidad de la vida y la ficción de sus sueños y fantasías, es una forma de vida. Vida condicionada por las aventuras de sus héroes del comic. Por los intercambios de ideas y fantasías con otros jóvenes desorientados que provienen de un submundo cuyas familias, por regla general, poseen un déficit de valores y principios, ó que aun teniéndolos han desertado de ellos para educar a sus hijos por el temor de ser vistos como anticuados ó conservadores.

Es muy común entre los jóvenes góticos sentir una fascinación por temas de terror como libros ó películas que hablan de muertos vivientes, ó que ensalzan la brujería, los sortilegios, espiritismo, amuletos, magia negra y sienten una fascinación por la muerte. De ahí que esta chica Ch*** después de golpear a su compañera y dejarla inconsciente, le hizo un corte profundo en una de sus muñecas para que se desangrase, mientras veía como se moría. Luego arrojó el cuerpo a un pozo, echó un buen número de piedras encima hasta que el cuerpo quedó oculto y regresó a su casa para escribir tranquilamente en su muro del Tuiter: “He visto morir a alguien”.

Hace menos de dos años que en San Fernando (Cádiz) otras dos adolescentes góticas, de nombres Iria y Raquel, de 16 y 17 años, asesinaron de 18 puñaladas a una compañera del instituto. En su declaración a la policía dijeron que la mataron para ver “que se sentía al matar”. Uno de los ‘héroes’ de su fantasía adolescente era otro menor que fue muy conocido en España en el año 2000 por el apodo de “El asesino de la catana”. Un joven murciano de 16 años que asesinó con una catana a sus padres y a su hermana, que tenía síndrome de Down, mientras dormían, después de planearlo detenidamente.

La delincuencia y la violencia adolescente en España, sin embargo no se reduce a este grupo, sino que en los últimos años se ha desarrollado de una forma espectacular. Las autoridades manifiestan continuamente su preocupación por la proliferación de bandas de jóvenes delincuentes conocidas como ñetas, skinhead, neonazis, antifascistas, latin King, bakalas, ultras de equipos de futbol, okupas, grupos violentos afines a partidos políticos extremistas, terroristas urbanos ó kale borrokas, que atraen cada día a más chicos de ambos sexos, y cada vez más jóvenes. Solo una pequeña parte de esta delincuencia llega a los medios de comunicación, cuando los sucesos son muy graves ó llamativos. Así que en el último año hemos leído como seis chicos de 11 años violaron a una chica deficiente. O como una chica de 16 años prostituía a su hermana de 13. El año pasado, durante las fiestas de Pozuelo de Alarcón, un pueblo próximo a Madrid que se distingue por el alto nivel de vida de sus habitantes, un grupo de jóvenes por diversión asaltó una comisaría durante las fiestas y se enfrentó a la policía con el resultado de 3 coches de policía quemados, y 20 agentes heridos.

El caso del asesinato de la joven Sandra Palo es probablemente el más conocido de España. Unos delincuentes adolescentes conocidos como “la banda del chupete” por su juventud, y muy conocidos por muchas de sus fechorías, porque tenían aterrorizados al vecindario de varios pueblos de Madrid, secuestraron, violaron y quemaron viva a una joven llamada Sandra. Y como todavía conservaba la vida, la atropellaron repetidamente con un coche hasta que murió.

Si estos casos son los más llamativos por su violencia, no por ello son menos peligrosos muchos otros que se producen de forma cotidiana en nuestro país. En el año 2009 el número de menores encausado en España por delitos diversos ha sobrepasado la cifra de 30.000 en una estadística que crece de día en día. Psiquiatras, educadores, especialistas y responsables de la seguridad ciudadana advierten que este es un problema que lejos de estar controlado se dispara exponencialmente. Representa el fracaso de aquellas predicciones que decían que una educación en valores en el colegio, el desarrollo democrático de la sociedad y la mejora del nivel de vida de las familias iban a resolver este tipo de problemas. Pero la cruda realidad ha demostrado que por más medios económicos que se han aportado a la educación, por más especialistas en pedagogía y salud mental, por más campañas de concienciación de corresponsabilidad familiar, por más centros e instituciones dedicadas a la ayuda a la familia, cada día que pasa tenemos una juventud más violenta y militando en las diferentes rutas de la delincuencia.

Dicen los especialistas que muchos de estos adolescentes delincuentes son violentos, crueles y fríos. Que no expresan sentimientos de pesar ó arrepentimiento por sus actos, ni siquiera cuando son descubiertos y detenidos. Por el contrario, el cinismo, la chulería y presunción de sus fechorías son las reacciones más frecuentes, así como el desprecio a la autoridad y a la justicia. Al leer estas afirmaciones de los expertos en delincuencia juvenil, me parece estar leyendo 2 Ti. 3:1-4: “Debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres egoístas, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, desenfrenados, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, envanecidos, amadores de los deleites más que de Dios”. Y este carácter lo encontramos ya en la misma adolescencia.

Incluso en jóvenes que parecen más controlados en su vida cotidiana no es extraño que confiesen que para ellos divertirse consista en hacer botellones donde beben hasta perder cualquier inhibición moral. O que han consumido de forma regular ó esporádica drogas de diseño, anfetaminas, marihuana, cocaína, heroína, LSD, hachís, cuando tenían suficiente dinero ó incluso esnifaron pegamento si no lo tenían, con el propósito de ‘colocarse’ ó ‘volar’. Es decir, obtener experiencias que luego son muy celebradas con sus colegas de diversión. O asistir a conciertos multitudinarios en los que además de todo lo anterior, de desenfrenarse con la música y las sustancias en muchas ocasiones desemboca en relaciones sexuales promiscuas, ó desde luego carentes del menor signo de compromiso. De ahí que a pesar de toda la información sexual y de los numerosos métodos anticonceptivos que tienen a su alcance, el número de embarazos de adolescentes sigue creciendo sin parar y que luego acaban en la mayoría de las veces con abortos que dejan secuelas psicológicas graves a las adolescentes.

Podemos afirmar que esta situación de la adolescencia es el resultado de la confluencia de cuatro factores principales:

- Ideologías políticas decididamente orientadas a degenerar a la juventud porque sus estudios sociológicos han descubierto que en ese caldo de cultivo se asegurarán un caudal importante de votos que les permitirán alcanzar ó mantener el poder.

- Grupos económicos, legales ó ilegales, cuyos análisis de marketing les revela que desarmando moralmente a los jóvenes pueden hacer buenos negocios convirtiéndolos en consumidores de sus productos, ya sean artículos de moda, drogas, bebidas, música, conciertos, etc.

- Grupos ideológicos ya sean políticos ó sociales, interesados en imponer una visión materialista del ser humano, expulsando a Dios y a la moral de las conciencias individuales y colectivas de las personas, y que piensan que tendrán más éxito cuanto más jóvenes se alcancen, y por lo tanto menos formados están para ofrecer resistencia.

- Los padres que han despreciado los valores morales y familiares en los que la mayoría de ellos fueron educados. En unos casos porque quieren aparentar ser modernos aceptando cualquier moda, idea ó extravagancia de sus hijos, sucumbiendo ante los estereotipos ridículos a los que los anteriores han reducido a la familia tradicional. En otros casos porque no quieren asumir los enfrentamientos y tensiones que genera una educación en disciplina. También porque ellos mismos han perdido la autoridad moral que requiere ese tipo de educación, que es ser un ejemplo, un referente moral de sus hijos. Y finalmente porque muchos han comprado la idea peregrina de que los padres “deben ser amigos de sus hijos”, cuando los chicos pueden tener amigos y colegas en cantidad, pero padres no. Y si han desertado de su responsabilidad de padres, de facto han convertido a sus hijos en unos chicos huérfanos, cuya educación será llevada a cabo por sus amigos, es decir, otros chicos semejantes a ellos. Finalmente la escasa dedicación de tiempo para prepararse para responder ó debatir sobre las ideas perniciosas que todos estos medios están continuamente inculcando en los hijos.

La problemática no es diferente en el caso de las familias cristianas. Sus hijos reciben los mismos mensajes que los otros. Padecen de igual manera el impacto de los medios de comunicación, televisión, cine y revistas principalmente, de las políticas de educación sin valores. Ven los mismos programas de telebasura, películas ó series. Les llegan las mismas declaraciones de cantantes ó actores de moda ó famosos de cualquier pelaje estimulándolos al hedonismo, a la rebeldía a los padres, al consumismo, a la vez que ven como etiquetan como retrógrados, acomplejados ó inadaptados a los que no siguen ese desenfreno, y se burlan de ellos.

Los padres cristianos no viven en circunstancias diferentes de los que no lo son, y también hay un buen número de ellos que han claudicado como los otros de su suprema responsabilidad en la educación de sus vástagos. No es de extrañar que estos recojan un fruto semejante, no tanto en los casos extremos de delincuencia, pero si en el desarme moral. Pero la consecuencia delincuente de esta realidad llegará de forma inevitable en la siguiente generación, cuando los escasos vestigios del temor de Dios hayan desaparecido. Es decir que se repetirá lo que el libro de jueces dijo que sucedió a Israel tras la muerte de Josué: Jue. 2:10 "Y aquella generación también fue reunida a sus padres. Y se levantó después de ellos otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel."

Muchos padres cristianos, a semejanza de los no cristianos, también piensan que su responsabilidad se reduce a proporcionar sustento y unas condiciones de vida lo más cómodas posibles para sus hijos. En cuanto a rebatir las ideas materialistas de la enseñanza, las conductas inmorales que la sociedad promueve, ó inculcar los principios morales y espirituales son materias para las que no se sienten preparados, porque ni siquiera tienen tiempo. Se engañan a sí mismos pensando que pueden dejar estas tareas en manos de los profesores del colegio, de la escuela dominical ó en los responsables de jóvenes de su iglesia. Sin embargo la responsabilidad de los padres es intransferible y debe realizarse desde la más tierna infancia y como escribe el apóstol Pablo en Ef. 6:4 “criad a vuestros hijos en disciplina y amonestación del Señor, sin provocarlos a ira”.

Podríamos usar muchas figuras sobre la disciplina sin ira, pero a mí me gusta emplear la del tutor de una planta. El tutor en jardinería se trata de una caña o estaca que se clava al pie de una planta para mantenerla derecha en su crecimiento. La disciplina serían las ataduras con que se ligan tutor y planta para que el tallo se robustezca en paralelo a la imagen y semejanza del tutor. Era uno de los recursos empleados por Pablo en 1Cor. 11:1 “Sed imitadores de mi, como yo de Cristo”. Si una imagen vale por mil palabras, un ejemplo vale por mil mensajes. Cuando la planta ha crecido y su tallo adquirido robustez, el tutor ya resulta innecesario, el resto del desarrollo seguirá al modelo, y se cumple el proverbio: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Pro. 22:6). Esto no excluye el empleo del castigo ocasional y proporcionado que tiene como fin corregir conductas, porque como dice Prov. 13:24 “El que suspende el castigo, a su hijo aborrece, más el que lo ama, desde temprano lo corrige.” Y así tomamos ejemplo de nuestro Padre celestial quien como dice Heb. 12:6 “El Señor disciplina al que ama, y azota a todo el que recibe por hijo.”

Como hemos visto, los chicos desde muy jóvenes están expuestos a una gran cantidad de mensajes negativos para su salud moral y espiritual. No se puede pretender contrarrestar esto simplemente llevándolos al culto los domingos y a la escuela dominical, sino que se requiere un tratamiento intenso y continuado. En esa vía está el mandamiento de Dios que encontramos en las Escrituras: Deut. 6:6,7 “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte y cuando te levantes”.

El apóstol Pedro (1Pe. 3:5) insta a los creyentes para estar “siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros”. Desde luego el primer campo en el que tenemos que hacer apologética de nuestra fe es delante de nuestros hijos. Tenemos que estar preparados para derribar los argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo (2Co. 10:5). Todos sabemos que la preparación no aparece por generación espontánea, requiere tiempo, dedicación, estudio y consulta. Si los adversarios son poderosos, los recursos que tenemos que emplear para contrarrestarlos tienen que ser importantes y decididos.

Hemos considerado pues los pilares de la educación de los hijos: El buen ejemplo de los padres, la disciplina sin ira. La paciencia y la constancia en la enseñanza de la palabra y los mandamientos de Dios. Y asumir la tarea como la mayor responsabilidad de la vida que requiere dedicación y esfuerzos de todo tipo.

Unos padres cristianos responsables tienen que preocuparse por conocer todas las ideas que reciben sus hijos en el colegio y que tengan relación con su formación moral y espiritual, y rebatir con argumentos poderosos, que los tenemos, todas aquellas que se opongan a la verdad de Dios. Deben preocuparse por conocer a los amigos de sus hijos, incluso siempre que se pueda a las familias de los amigos de sus hijos. Deben tratar de conocer las ideas de las que hablan entre amigos y compañeros de colegio. Sus gustos, sus diversiones, el ambiente de los lugares a los que acuden. Deben encauzar a sus hijos hacia la honestidad, con paciencia, argumentos y continuidad. Siempre que sea posible debe intentar que los amigos de sus hijos sean cristianos, aunque eso le obligue a esfuerzos de tiempo y dinero para conseguir que se relacionen unos con otros. Los adolescentes tendrán amigos, si no los tienen cristianos, los tendrán del mundo. En esas tempranas edades se toman muchas decisiones que marcarán sus vidas, desde los estudios ó profesión a aficiones, noviazgos, etc. Es muy importante para los padres estar al tanto e intervenir para conseguir un resultado correcto de tales decisiones, exponiendo paciente y razonadamente los pros y los contras que en muchas ocasiones la falta de experiencia y conocimiento de la vida impide a los jóvenes que acierten.

Los padres tienen que rechazar los complejos que proceden de la falsamente llamada ciencia que dicen que los jóvenes tienen derecho a equivocarse. No. Los jóvenes tienen derecho a tener una información amplia que reduzca a mínimos su posibilidad de equivocarse. Los argumentos que dicen que tienen que vivir su vida, en el sentido de hacer cuanto les venga en gana. No. Los jóvenes tienen que vivir sus vidas sabiamente, rectamente, moralmente, dignamente, no de cualquier manera. Porque no es solo su vida la que está en juego. De sus actos no solo se derivan consecuencias para sí mismos, sino también para sus padres, para la sociedad, para sus futuros cónyuges y para sus futuros hijos. Y tienen que ser conscientes y responsables de ello. Y en el caso de cristianos, sabemos que en el mundo existe una lucha entre el bien y el mal en la que no podemos ser neutrales sino beligerantes. Tenemos que actuar en pro del bien y contra el mal. Posicionarnos decididamente del lado de la justicia y contra la injusticia, la maldad, la delincuencia, el crimen y todo el resultado del pecado. Y tenemos que hacer que nuestros hijos adquieran responsablemente y convencidos las mismas posiciones morales y espirituales.

El primer campo misionero de un creyente son sus hijos. Primero porque es el más próximo y accesible. Segundo porque es el que más satisfacciones nos producirá en caso de tener éxito. No hay mayor satisfacción que ver a los hijos viviendo fieles a Dios y honrándole en sus vidas. Y a la vez, no hay mayor insatisfacción y dolor para un creyente ver a sus hijos caminando en rebeldía a la verdad de Dios.
 
Re: ¿Adolescencia perdida?

correcto tus argumentos y muy valiosos.

Cita...""Unos padres cristianos responsables tienen que preocuparse por conocer todas las ideas que reciben sus hijos en el colegio y que tengan relación con su formación moral y espiritual, y rebatir con argumentos poderosos, que los tenemos, todas aquellas que se opongan a la verdad de Dios. Deben preocuparse por conocer a los amigos de sus hijos, incluso siempre que se pueda a las familias de los amigos de sus hijos. Deben tratar de conocer las ideas de las que hablan entre amigos y compañeros de colegio. Sus gustos, sus diversiones, el ambiente de los lugares a los que acuden. Deben encauzar a sus hijos hacia la honestidad, con paciencia, argumentos y continuidad. Siempre que sea posible debe intentar que los amigos de sus hijos sean cristianos, aunque eso le obligue a esfuerzos de tiempo y dinero para conseguir que se relacionen unos con otros. Los adolescentes tendrán amigos, si no los tienen cristianos, los tendrán del mundo. En esas tempranas edades se toman muchas decisiones que marcarán sus vidas, desde los estudios ó profesión a aficiones, noviazgos, etc. Es muy importante para los padres estar al tanto e intervenir para conseguir un resultado correcto de tales decisiones, exponiendo paciente y razonadamente los pros y los contras que en muchas ocasiones la falta de experiencia y conocimiento de la vida impide a los jóvenes que acierten.

Los padres tienen que rechazar los complejos que proceden de la falsamente llamada ciencia que dicen que los jóvenes tienen derecho a equivocarse. No. Los jóvenes tienen derecho a tener una información amplia que reduzca a mínimos su posibilidad de equivocarse. Los argumentos que dicen que tienen que vivir su vida, en el sentido de hacer cuanto les venga en gana. No. Los jóvenes tienen que vivir sus vidas sabiamente, rectamente, moralmente, dignamente, no de cualquier manera. Porque no es solo su vida la que está en juego. De sus actos no solo se derivan consecuencias para sí mismos, sino también para sus padres, para la sociedad, para sus futuros cónyuges y para sus futuros hijos. Y tienen que ser conscientes y responsables de ello. Y en el caso de cristianos, sabemos que en el mundo existe una lucha entre el bien y el mal en la que no podemos ser neutrales sino beligerantes. Tenemos que actuar en pro del bien y contra el mal. Posicionarnos decididamente del lado de la justicia y contra la injusticia, la maldad, la delincuencia, el crimen y todo el resultado del pecado. Y tenemos que hacer que nuestros hijos adquieran responsablemente y convencidos las mismas posiciones morales y espirituales.

El primer campo misionero de un creyente son sus hijos. Primero porque es el más próximo y accesible. Segundo porque es el que más satisfacciones nos producirá en caso de tener éxito. No hay mayor satisfacción que ver a los hijos viviendo fieles a Dios y honrándole en sus vidas. Y a la vez, no hay mayor insatisfacción y dolor para un creyente ver a sus hijos caminando en rebeldía a la verdad de Dios
 
Re: ¿Adolescencia perdida?

Y que tiene que ver con ser gotico????

Yo soy gotica desde los 13 años y nunca he asesinado a nadie, es mas lloro cuando mi mama mata las gallinas para comer.

Creo que el mal no esta en la "moda" si no en el corazon, y a proposito el gotico no es una moda, es una eleccion de vida.
 
Re: ¿Adolescencia perdida?

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¿Cómo puede ser que existan
Góticos REALMENTE Cristianos?


les dejo el enlace para que lean:

http://usuarios.multimania.es/laciudadgotica/newpage30.html



"Hemos sido marginados, despreciados y reprimidos por la sociedad...esa que hace tiempo muere porque no acepta la realidad...la verdadera realidad, la que un día nos hizo libres y nos dió el paso a la eternidad divina. Porque hubo quien nos amó más que a todos los tesoros de la tierra, que dió su vida por nosotros y nos compró con precio de sangre..."



.¿CRISTIANOS?
cristianos son aquellos que tienen a Cristo como su salvador, son aquellos que le han entregado su vida, son aquellos que han creido en el. Es como decir, "yo soy Chavista"...chavista son los que siguen la idiologia de Chavez; Cristianos son los que siguen la de Cristo.
.CRISTO NOS PROPONE:
que para seguirle, tenemos que desprendernos del mundo (nuestras pasiones: dinero, materialismo, fornicación, envidia etc). Dejarlo todo y seguirle. "nacer de nuevo" empezar una nueva vida como ¡¡cristianos!!.
.GÓTICO:
en el Goth, cada quien cree lo que quiere, unos escojen ser sátanicos, otros vampiros, wiccanos, neo-goticos etc; Pero hay personas ¡¡como yo!! que escojemos COMPLEMENTAR EL GÓTISMO CON EL CRISTIANISMO (y no el cristianismo con el gotismo por que a el cristianismo no le hace falta nada).
*¿por que? ¿que similitud tiene el cristianismo con el gotismo?*
."MI REINO NO ES DE ESTE MUNDO"...palabras de Cristo.
."EL MUNDO ESTA SUMERGIDO EN SUS DELITOS Y PECADOS"...yo soy gótico, no quiero ser parte de su decadencia, por eso sigo a Cristo.
*"TODO PASARÁ MÁS SU PALABRA NO PASARÁ"...todo lo material de esta vida se destruira, nuestros cuerpos se pudrirán...pero el espiritú quedará, y LOS QUE ESTAMOS CON CRISTO tendremos una vida despues de la muerte, y digo despues de la muerte, por que hay que recordar, que uno de los lemas goticos es: "estamos muertos en vida por culpa de esta sociedad en decadencia"

etc, etc, etc....yo si creo que existan Góticos Cristianos.
 
Re: ¿Adolescencia perdida?

sin esperanza.
?que te parece abril un tema a base de tu ultimo escrito? el gotico y el cristianismo.
 
Re: ¿Adolescencia perdida?

referencias del foro sobre sectas..

Re: Los goticos (no confundir con emos no sean ignorantes) cristianos ..
la tunica no hace al monje pero lo distique.
Dime con quien anda y te dire quien eres.

el prejuicios muchas veces se gana, de igual manera le esta pasando al cristianismo, pues al haber pastores /sacerdotes lpredicando un mensaje pero practicando otro hacen que las personas comenten y vea con prejuicios a todos los cristianos.
 
Re: ¿Adolescencia perdida?

claro que el goetico (que significa arte bárbaro) es cristiano, es solo una corriente arquitectónica y escultural, es solo arte mal definido del goetico acomoda el diptongo y se forma la palabra gótico, que es solo una corriente artística, de arquitecturas cristianas, muy padres de hecho pero a menos que los "góticos" tengan bóvedas de crucería en sus laringes y arcos punteados en sus pies, son personas comunes y corrientes que solo se visten y se maquillan de negro, mejor que se llamen de otra forma pero que no envuelvan a una de las corrientes artísticas mas importantes y bellas de la historia del arte.
El gótico es cristiano (bueno no el cristiano de América actual, entiendan un poco lean historia) por que el cristianismo que pegaba duro en esa época ordenaba la creación de esas catedrales y templos
___________
¿adolescencia perdida?

mejor llámalo "algunos" adolescentes "perdidos".

vaya! que si la palabra en general ofende, aca en mi ciudad las prepas organizan sus batallas de robots, sus concursos de belleza y sus exposiciones de cortometrajes y arte, mas que nada pop-art, al igual que sus exposiciones de informática, software y desarrollo.
la adolescencia -la sana- es diez veces mejor que cualquier generación adulta cascarrabia.
Recuerden el episodio donde silvestre se sienta a hablar con su hijo:
-hijo es hora de hablar sobre la vida
-esta bien papi ¿que quieres saber?


Que yo recuerde son adultos hechos y derechos los que han cometido crímenes peores a lo largo del globo, no sirve de nada recapitular pero ¿recuerdan el ese "monstruo" que secuestro a su hija no se cuantos años en su sótano para abusar de ella? aun así no llamamos "edad adulta perdida" dejen el drama
 
Re: ¿Adolescencia perdida?

Que la PAZ esté con vosotros.

En el siglo XXI, a causa del modo de vida y de la gran cantidad de medios de COMUNICACIÓN, que OFRECEN INFORMACIÓN, NO siempre EDUCATIVA, NO siempre EDIFICANTE, NO siempre APTA para todas las EDADES, y junto con el MAL EJEMPLO de los "mayores"; la MALDAD, que ANTES era POTESTAD de los ADULTOS; hoy, LAMENTABLEMENTE, se está APODERANDO de la JUVENTUD y hasta de los NIÑOS, DESTRUYENDO IRREMEDIABLEMENTE su INOCENCIA, demasiado TEMPRANAMENTE....

Que DIOS tenga PIEDAD y os Bendiga a todos. Amén
 
Re: ¿Adolescencia perdida?

Siguiente artículo de la serie: Enseñando a los hijos a obedecer a Dios.
Por Pablo Blanco
Texto cedido por www.jeitoledo.com

En el anterior artículo "¿Adolescencia perdida?" trataba de algunos de los aspectos que deben observar los padres cristianos que quieren asumir su responsabilidad como tales frente a Dios, a sí mismos y a sus hijos. Pero como me quedaba un poco incompleto ante uno de los aspectos más importantes que no se mencionaba, le voy a dedicar unas líneas.

Los padres cristianos deben instruir a sus hijos desde que estos tienen el conocimiento más elemental, que Dios ha establecido un principio de autoridad en el hogar que debe mantenerse para el sano desarrollo de la entidad familiar. Soy consciente de que lo que escribir a decir en las próximas líneas, y yo como autor, merecerá los improperios de todos cuantos no tienen temor de Dios, pero es algo a lo que estoy acostumbrado y nada de esto me arredra. Me preocupa mucho más que haya creyentes que lo critiquen porque han abrazado las tesis de los que no conocen a Dios.

El Creador ha establecido de forma inequívoca que en el hogar la autoridad recae en el padre y en la madre, y que los hijos deben sujetarse a ella. La familia en general, y la familia cristiana en particular, no es un ente democrático en el que el voto de cada miembro tiene el mismo peso a la hora de tomar decisiones, sino un órgano teocrático en el que todos, cada uno en su papel, deben sujetarse a la voluntad de Dios. Y Dios no solo ha establecido que la autoridad recae exclusivamente en los padres, sino que cuando Dios se reveló al pueblo de Israel en la ley, que es la expresión de la justicia divina, fue contundente en el sentido de que la desobediencia contumaz era uno de los crímenes que debían ser erradicados radicalmente, y por ello el desobediente debía morir: Deuteronomio 21:18-21 “Si alguno tuviere un hijo contumaz y rebelde, que no obedeciere a la voz de su padre ni a la voz de su madre, y habiéndole castigado, no les obedeciere; 19 entonces lo tomarán su padre y su madre, y lo sacarán ante los ancianos de su ciudad, y a la puerta del lugar donde viva; 20 y dirán a los ancianos de la ciudad: Este nuestro hijo es contumaz y rebelde, no obedece a nuestra voz; es glotón y borracho. 21 Entonces todos los hombres de su ciudad lo apedrearán, y morirá; así quitarás el mal de en medio de ti, y todo Israel oirá, y temerá.”

Dios estaba haciendo entender al pueblo de Israel que el orden social y espiritual de la nación tenía que sostenerse desde ese pilar esencial del orden familiar, y que cualquier alteración de ese orden tenía que ser cortada de raíz. Yo sé que al leer esto algunos acomplejados cristianos se avergonzarán de que la Biblia contenga tales palabras, y dirán que es que en el Antiguo Testamento hay cosas terribles porque estaban destinadas a unas sociedades incivilizadas en su conocimiento y en su comportamiento. Pero, sin embargo, el señor Jesucristo, no solo no se avergonzaba de ello, sino que recordó que era un mandamiento de Dios, como vemos en Mateo 15:3-6: “Respondiendo él, les dijo: ¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición? 4 Porque Dios mandó diciendo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente. 5 Pero vosotros decís: Cualquiera que diga a su padre o a su madre: Es mi ofrenda a Dios todo aquello con que pudiera ayudarte, 6 ya no ha de honrar a su padre o a su madre. Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición”. Esta declaración de Jesús implica que la desobediencia contumaz de la que habla el texto del Deuteronomio equivale a maldecir al padre y a la madre. Y Jesús, como en su ley siempre va más allá que lo que la ley de Moisés declara**, lo amplía todavía más hasta la obligación de los hijos de ayudar y sustentar a sus padres si estos lo necesitan.

Por lo tanto, este pecado gravísimo –la desobediencia a los padres- como otros de otra clase recogidos en la ley mosáica, de excepcional gravedad, como el adulterio, la fornicación, etc. deben ser tratados y obedecidos, no por la maldición de la ley y su castigo, sino por la gracia y la verdad que vinieron por medio de Jesucristo (Juan 1:17). No quedaron abrogados (Mateo. 5:17), sino incluidos y extendidos en la ley de Cristo. No para que los infractores fuesen muertos, como la ley ordenaba, sino para ser obedecidos por los hijos creyentes por el impulso de la gracia de Jesucristo y su amor, y con la ayuda del Espíritu Santo.

Así pues el mantenimiento del principio de autoridad lo encontramos vigente en el Nuevo Testamento, y así lo escribe San Pablo de forma inequívoca: Efesios 6:1 “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo.” Recuerdo que desde que estaba en esa etapa de mi primera infancia, que es cuando los padres enseñan a sus hijos que tienen en sus brazos a cantar canciones infantiles y nanas, mis padres me enseñaron una canción que nunca olvidé y que decía:

Obedecer y confiar en Jesús,
Es la senda marcada,
Para andar en la luz.


Y cada vez que protestaba alguna cosa que mis padres me mandaban, me decían “¿cómo es la canción de la obediencia? Y yo con mis cuatro ó cinco años la cantaba. Y ellos me respondían: “Pues ya sabes, hay que obedecer para agradar al Señor.” Esas lecciones de mi infancia no las he olvidado nunca, y han pasado más de cincuenta años. Luego me enseñaron que había un mandamiento de Dios para los hijos, el de honrar al padre y a la madre, que era fundamental en mis responsabilidades como hijo, y que un día yo tendría que instruir a mis hijos de la misma manera. Y porque era el primer mandamiento con promesa, como recordaba San Pablo en Efesios 6:2, aludiendo a Éxodo 20:12. Honrar es más que respetar. Es dar honor, ensalzar, enaltecer y ser agradecidos. Siempre he estado orgulloso de mis padres. De la infancia y adolescencia que me proporcionaron y del cariño que me dispensaron. Siempre han sido un ejemplo para mí y que aun ahora al escribir estas líneas me hacen saltar las lágrimas por su coherencia cristiana, su generosidad y su amor.

Enseñar e instruir a los hijos desde su más temprana infancia en estos mandamientos de Dios es una obligación de los padres creyentes. Si han renunciado a hacerlo, recogerán las consecuencias en la adolescencia y en la juventud.

Es cierto que este principio de autoridad no tiene nada que ver con autoritarismo. El autoritarismo es una forma despótica y errática de ejercer la autoridad. Los hijos tienen derecho a recibir explicaciones del por qué sus padres les piden que les obedezcan en las cosas que les mandan. Eso es parte de su formación. Es cierto que en algunas ocasiones puntuales las explicaciones pueden estar fuera del alcance de su comprensión por lo que los padres deben ganarse la confianza de sus hijos para que en esas ocasiones acepten sus peticiones. Jesús dijo en una ocasión a sus discípulos: “Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo entenderás después.” (Juan 13:7) Y aunque Pedro, como un niño, de entrada no se dio por satisfecho con obedecer por las buenas la petición de Jesús como la había formulado, porque no la entendía, apenas un poco más de “diálogo” fue suficiente para que se rindiera a su Maestro hasta el extremo de estar dispuesto a ir mucho más allá de lo que en un principio Jesús le pedía. (Juan 13:9)

La relación “amistosa” –a mí me gusta mucho más llamarla cordial- cuando hay que sostener un principio de autoridad no es la igualitaria que sostienen los hijos con sus coetáneos, pero que es justamente la que plantea a los padres una sociedad alejada de los valores de Dios, sino que tiene que estar basada sobre la base de la obediencia. Jesús también enseñó esta forma de amistad cuando dijo: “Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando”. (Jn. 15:14) Dicho de otra manera, sois mis amigos cuando me obedecéis. Porque no hay amistad en una relación que socava la autoridad del que la tiene por derecho.

Los padres tienen la obligación de enseñar a sus hijos en los caminos de Dios, y ellos el derecho a ser enseñados así. De esta forma lo explicaba el salmista:

Salmos 78:5
El estableció testimonio en Jacob,
Y puso ley en Israel,
La cual mandó a nuestros padres
Que la notificasen a sus hijos;
6 Para que lo sepa la generación venidera, y los hijos que nacerán;
Y los que se levantarán lo cuenten a sus hijos,
7 A fin de que pongan en Dios su confianza,
Y no se olviden de las obras de Dios;
Que guarden sus mandamientos,
8 Y no sean como sus padres,
Generación contumaz y rebelde;
Generación que no dispuso su corazón,
Ni fue fiel para con Dios su espíritu.


Los hijos, por su parte, tienen el mandamiento de Dios para vivir con arreglo a esas enseñanzas:

Proverbios 6:20-23 “Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no dejes la enseñanza de tu madre; 21 Átalos siempre en tu corazón, enlázalos a tu cuello. 22 Te guiarán cuando andes; cuando duermas te guardarán; hablarán contigo cuando despiertes. 23 Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz, y camino de vida las reprensiones que te instruyen”.

Proverbios 13:1 “El hijo sabio recibe el consejo del padre; Mas el burlador no escucha las reprensiones”
Proverbios 15:5 “El necio menosprecia el consejo de su padre; mas el que guarda la corrección vendrá a ser prudente”
Proverbios 15:20 “El hijo sabio alegra al padre; mas el hombre necio menosprecia a su madre”.

Proverbios 28:7 “El que guarda la ley es hijo prudente; mas el que es compañero de glotones avergüenza a su padre”.

Todos estos textos, y algunos más me fueron enseñados desde la niñez por mis padres y repetidos una y otra vez, sin ningún complejo. Pero hoy muchos padres creyentes se han dejado vencer por las continuas presiones del mundo que nos rodea, que dicen que estas verdades son antiguallas, que ahora hay que seguir las más modernas técnicas psicológicas y pedagógicas así como los argumentos de la falsamente llamada ciencia (1ªTimoteo 6:20). Pero si nos paramos a pensar, nunca hubo más técnicas pedagógicas en uso, ni más consejos y consejeros técnicos, y sin embargo tampoco nunca estuvo peor la familia y las relaciones entre los padres y los hijos. ¿Dónde está entonces el éxito de lo que tanto proclaman? ¿Cuál es la eficacia del producto que venden? Ninguna. Por el contrario, como decía en mi artículo anterior, los expertos, aquellos que son responsables, están preocupados por la escalada del mal en la juventud.

Los hijos de creyentes que conocen por lo menos de boca de sus padres ó iglesias la historia de Jesús, tienen que ser instruidos en que él es nuestro ejemplo, y que él mismo tuvo que “aprender la obediencia” y no sin dolor (Hebreos 5:8). Pero el resultado fue que le decía al Padre: “no se haga lo que yo quiero sino lo que Tú quieres” (Lucas 22:42). Y con respecto a sus padres terrenales, la Escritura nos enseña también que “estaba sujeto a ellos” (Lucas 2:51).

El Nuevo Testamento también enseña que los hijos ingratos y desobedientes a sus padres ocupan una clase dentro de las personas perversas de mente reprobada (Romanos 1:30), que en los postreros días, como los que estamos viviendo, se multiplicarán, pero que los cristianos, y sus hijos, incluso estos de una forma especial por lo pernicioso de su ejemplo, deben evitar relacionarse con ese tipo de personas (2ª Timoteo. 3:1-5).

Cristo nos llamó a ser un pueblo aparte y esto es incompatible con dejarnos asimilar por el mundo y sus corrientes, para seguir siendo sal y luz, es decir un referente moral y espiritual del reino de los cielos. Si en nada somos diferentes a cuantos nos rodean sin conocer a Cristo ni la voluntad de Dios, viene a ser como cuando la sal pierde su sabor. Ya no vale más para nada.



**La ley de Cristo, en casos como el adulterio va más allá que la ley de Moisés, pues mientras esta condenaba al infractor por el hecho consumado, Cristo lo condena ya desde la esfera íntima de los pensamientos. Y el homicidio está considerado como tal desde el momento en que surge el enojo (Mateo 5:21 y ss.)
 
Re: ¿Adolescencia perdida?

He de decir que como no creyente me siento bastante ofendida por el artículo de Pablo Blanco, y, ya que pertenezco a varios de los grupos que ha mencionado (no soy cristiana, tengo 18 años y además estoy en contacto con la estética y la "cultura" góticas), voy a hablar por alusiones.

En el artículo se da a entender que todas las familias no cristianas educan de forma equivocada a sus hijos, que no les incitan a tener valores morales. Y puedo asegurar que yo, sin seguir los preceptos morales cristianos, tengo muchos menos pecados que algunos que sí los siguen.

Como pertenezco a mi generación, opino que la crisis que experimenta la adolescencia de hoy en día tiene que ver casi únicamente con la falta de comunicación que tienen los adolescentes con los padres. No es que los padres tengan que ser los "amigos" de sus hijos, es que tienen que ser un apoyo; no "amigos", pero tampoco carceleros.

Evidentemente, hablo desde mi experiencia personal; mis padres me han educado desde que nací para que tomase mis propias decisiones, enseñándome que ellos estarían para ayudarme si me equivocaba y para informarme sobre lo que necesitase, pero no para imponerme sus prejuicios o sus opiniones. Personalmente, creo que no me ha ido mal.

En cualquier caso, pido algo de tolerancia de cara a las personas no cristianas; el no serlo no significa ser mala persona o que una buena mañana te vayas a levantar con ganas de violar y asesinar a alguien, al igual que el ser cristiano tampoco te exime de ello. Tampoco me parece justo el planteamiento que se hace en el artículo sobre que hay que intentar que los hijos tengan amigos cristianos; ¿significa eso que un cristiano no puede tener amigos que no lo sean? Evidentemente, diferirán en algunas opiniones, pero no creo de ningún modo que personas de distintas religiones tengan que estar separadas o que se deban discriminar entre ellas; la discriminación es, de hecho, una de las grandes lacras de la sociedad.
 
Re: ¿Adolescencia perdida?

Mi querida niña, permíteme que con respeto me dirija a ti de esta manera, por mis 58 años frente a tus 18. Ni por asomo me gustaría ofenderte con lo que yo he escrito, pero has dicho que te he ofendido, y siento que es cierto que te has podido sentir así. No suelo participar en los debates, porque en muchas ocasiones las personas que discuten lo hacen sin el menor interés por atender a los argumentos del otro, sino solo obcecados por mantener una posición ó discutir por el placer de discutir.
Me vas a permitir que empiece a pedirte que reflexiones a partir de tu última frase:

“la discriminación es, de hecho, una de las grandes lacras de la sociedad.”

Estoy convencido que de cuanto has escrito, si de una frase te encuentras supersegura y la defenderías con todas tus fuerzas es esta. Por eso empiezo por ella. Porque si te demuestro que esa frase no es cierta, y seguro que pronto vas a estar de acuerdo conmigo en ello, y estoy seguro que nunca más la vas a sostener en el futo, tal vez pueda, si me das la oportunidad, explicarte las razones de otros de mis argumentos frente a tus objeciones.

La discriminación, ni es buena ni mal, porque es simplemente un acto de separar o formar grupos de personas a partir de un criterio o criterios determinados. Luego, lo que puede ser una lacra no es el hecho de discriminar, sino los criterios de discriminación.

Vamos con unos ejemplos. Continuamente la sociedad está discriminando en todo, y eso no es malo necesariamente. Por ejemplo se discrimina que un ciego no pueda ser conductor. Que una persona con antecedentes de pederastia no pueda ser cuidador de niños. Que una persona que no ha estudiado medicina recete medicinas a un enfermo. Que los hombres utilicen los servicios de señoras. Que los fumadores puedan fumar en recintos reservados a no fumadores. Que solo los arquitectos puedan firmar proyectos oficiales de construcción. Que los bajitos no puede ser pivots de baloncesto. Que solo los que pagan la entrada entren al cine. Que los que tienen dinero puedan comprar lo que quieran. Que las guapas tengan más admiradores que las feas. Y seguro que tú podrías añadir cientos de discriminaciones más. Así que la discriminación es algo absolutamente cotidiano. En algunas ocasiones es bueno y justo y en otras es malo e injusto, según el criterio. Tampoco existe la igualdad de oportunidades, y seguro que por mucho que nos moleste, en ocasiones hemos padecido en la inferioridad, y otras hemos gozado la superioridad. Por ejemplo que para un trabajo hayan seleccionado a alguien más joven que yo (en mi caso porque ya tengo muchos años) y no a mí, a pesar de que yo tenga más conocimientos y experiencia. Que le hayan dado una oportunidad a alguien más alto ó más guapo ó con mejor figura, a pesar de que sean menos inteligentes. Porque una selección, hasta de futbol, es simplemente una discriminación. Unos si y unos no. También la naturaleza discrimina. Por ejemplo, yo como varón nunca podré ser madre, ni sentir esa experiencia de llevar a un ser dentro de mí. Unos tienen un cociente intelectual de 150 y otros de 70.

Creo que ya tenemos un punto de acuerdo. El problema de que la discriminación sea mala, una lacra, como dices tú, porque en ocasiones abarca un espacio “moral”. Y cuando los criterios morales son torcidos ó injustos la discriminación claro puede ser una lacra, por el daño que ocasiona a las personas ó incluso a colectivos completos. ¿Estamos de acuerdo?

Si tu respuesta es sí, esta conclusión nos lleva a otro estadio. ¿Qué es moral ó no? ¿Hay algún criterio objetivo que establezca cuando algo es moralmente bueno ó malo? Verás. Mucha gente cree que la mayoría puede determinar esta cuestión. Es decir, si la mayoría piensa que algo es moral todos democráticamente deben someterse a su arbitraje. Pero hay… la mayoría muchas veces está manipulada y equivocada. Una mayoría de alemanes llevaron al poder a Hitler y a su partido de forma democrática. Y luego muchos simpatizaban con las políticas de su gobierno porque Alemania mejoró económicamente, y los alemanes eran respetados y temidos en el mundo. Así que la mayoría aceptó discriminar a los judíos, los gitanos, los homosexuales y los deficientes psíquicos, y que fueran eliminados. Por la “moral” de la mayoría sería legítimo, pero parece que existe algún tipo de moral superior que ha demostrado que eso es ilegítimo y repugnante. Que por mucho que una mayoría decida discriminar para eliminar a personas, y lo llegue a hacer, eso es un crimen. (Los que lo hicieron decían que no era un crimen porque aquellos eran infrahumanos. Seres menos desarrollados que los humanos).

No sé si tú reconocerás de entrada que hay un tipo de moral más elevada que la que puedan decidir los hombres por mayoría. Un tipo de moral que produce sentimientos muy extendidos y compartidos por la gran mayoría de los seres humanos por todo el mundo, aunque vivan en diferentes culturas y sociedades, sobre lo que está bien y lo que está mal, lo que es bueno y lo que es malo.

Hay muchas personas materialistas que dicen que no hay nada sobrenatural, que somos el producto de un azar físico/químico, y que hemos llegado a nuestra posición actual por los caprichos de un criterio de selección natural entre los seres vivos que aparecieron por casualidad en este planeta. Que los hombres no somos nada más trascendente que una suma de materia química intrascendente, como pueden serlo gatos, peces ó simios. Que nuestra existencia no tiene más valor que la de estos, únicamente que puede ser más compleja. Que los sentimientos morales son exclusivamente criterios que asimilamos en nuestra mente como resultado de nuestra adaptación al medio y al grupo social en el que aparecemos.

No es de extrañar que los que sostienen este tipo de pensamiento asuman que las decisiones morales no existen, sino que la sociedad a través de la política se dota de recursos que organizan la vida grupos de individuos con sus leyes y sus enseñanzas. Así que las autoridades políticas regulan los límites de los que se permite ó de lo que no se permite, y eso es lo que los individuos tienen que aceptar. En resumen, para ellos lo legal es moral, y lo ilegal es lo inmoral. Y todos los individuos de la sociedad tienen que admitirlo ó ser reprimidos de diferentes formas.

Frente a este pensamiento, estamos los que pensamos que los seres humanos hemos sido creados, no fruto del azar, y diferentes de las demás especies de seres vivos, que también han sido creados por un mismo Creador. Y que todos, cada uno en su categoría, existimos para un propósito que el Creador ha predeterminado, y no nosotros. Y que en ese plan los seres humanos hemos sido dotados de unas características de inteligencia y voluntad, muy superiores y diferentes a todos los demás seres vivos creados que viven en nuestro planeta. Que dentro de nuestras características humanas hemos sido dotados por el Creador con una determinación moral, que si antes se aceptaba “por fe”, en los últimos tiempos se ha demostrado empíricamente, al descubrir que los bebés con menos de seis meses, que ni son capaces de hablar ni de recibir del exterior una información compleja de materias como son los criterios morales, sin embargo, ya son capaces de reaccionar hacia el bien, distinguiendo el bien del mal, y dentro de sus limitadas facultades de expresión ya son capaces de llevar a cabo juicios morales. (http://www.abc.es/20100510/ciencia-...bes-distinguen-bien-incluso-201005101655.html)

Esta moralidad inherente al ser humano desde su génesis, es lo que desde la antigüedad se ha conocido como “conciencia”, que es un depósito de valores común e independiente de la sociedad en la que se nace. Aunque sí, esa “conciencia” se puede modificar a medida que el individuo se desarrolla, y generalmente para mal, por el hábitat social y la educación, hasta confundirla al extremo de que a lo malo le llegue a llamar bueno y viceversa.

Esto que te he escrito ha sido solo un prologo de una materia compleja, pero que es un punto de partida básico para dar respuesta a las demás cosas que yo sostengo en mis artículos y responder a tus objeciones y argumentos, puesto que te manifiestas "no cristiana", que yo ampliaría a "no creyente" en general de que exista un Creador. Asi que después de esto te invito a que si quieres que prosigamos con el tema, si es que tienes un verdadero interés, no en discutir por discutir, sino en continuar con un intercambio constructivo y serio de argumentos, establezcas contacto vía email conmigo, escribiendome a mi area personal del foro, para que podamos hacerlo sin “el ruido” que genera normalmente la participación de muchas personas en un hilo del foro donde, por experiencia, se hace imposible un diálogo serio y ordenado.

Saludos
 
Re: ¿Adolescencia perdida?

Estoy de acuerdo en continuar la discusión por e-mail. Contestaré en breve.