...Y me pregunto,
¿Es la felicidad el objetivo final de una creencia o religión?
Un jovenzuelo puede ser feliz jugando un cierto videojuego en el que es todo un as, y puede ser feliz al ganar una y otra vez a cuanto oponente se le cruce en el camino. Más cuando llega alguien con más callo y lo vence a él, su felicidad y su fiesta se habrán terminado.
¿De qué sirve ser feliz en una creencia o religión, si al final esa felicidad se perderá en un momento? Entonces eso no es felicidad, sino falsa confianza.
No siempre los fuertes ganan una batalla, ni los veloces ganan carreras, ni los sesudos obtienen premios de intelecto, ni los suertudos ganan una apuesta... pues debajo del sol hay fortunas e infortunios. Y aquel que diga ser feliz en una religión o creencia o forma de vida, debería examinarse severamente, a fin de asegurarse que su felicidad no esté sostenida con alfileres.
El verdadero objetivo de ser parte de este Camino, no es ser felices -aunque el gozo se da por añadidura al hijo de Dios, a pesar de los sufrimientos de este mundo-, sino alcanzar la salvación, y todavía no hemos visto absolutamente nada que nos haga realmente felices; lo mejor está reservado para quien se mantenga a pie firme y consiga salvarse. Entretanto, yo mantengo la esperanza que el Eterno tiene a buen recaudo en Su Gloria.
