Re: ¿Cuántos reinos eternos hay?
1. ¿Ha terminado o terminará el "reino inconmovible" que ya estaban "recibiendo" los primeros cristianos cuando se escribió la epístola a los Hebreos?
No, un reino inconmovible como ese no puede terminar. No ha terminado ni terminará jamás.
2. ¿Puede ser conmovido un reino inconmovible?
No, un reino inconmovible no puede ser conmovido.
3. Si el reino que estaban recibiendo aquellos cristianos era "inconmovible", ¿qué eran las "cosas movibles" que iban a ser o estaban siendo "transformadas"?
La lectura del contexto de Hebreos demuestra que las “cosas movibles” que estaban a punto de ser transformadas eran las realidades nacionales del antiguo pacto, de la existencia nacional de Israel como pueblo de Dios.
4. Si esa voz transformadora de lo movible en lo inconmovible no ha hablado aún, ¿cómo es que los primeros cristianos ya estaban recibiendo un reino inconmovible?
Dado que las “cosas movibles” (Israel y el antiguo pacto) perecieron muy pocos años después de que se escribiera Hebreos, es obvio que la divina voz transformadora dijo cuanto tenía que decir.
5. Por otra parte, si ya ha hablado, ¿cuántas veces más hará Dios “que se estremezca no sólo la tierra sino también el cielo”?
El autor inspirado escribió (antes del año 70 d.C.) que “una vez más” Dios hablaría para poner fin a las “cosas movibles” (el antiguo pacto) y dejar definitivamente asentado el “reino inconmovible”. Dado que esa voz ya se produjo, no podemos convertir “una vez más” en “dos veces más”.
Además, en mi tercer mensaje os presenté el pasaje de Mateo 21:33-45 y os hice una pregunta. Repasemos:
"Oíd otra parábola: Hubo un hombre, padre de familia, el cual plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos labradores y se fue lejos. Cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores para que recibieran sus frutos. Pero los labradores, tomando a los siervos, a uno golpearon, a otro mataron y a otro apedrearon. Envió de nuevo otros siervos, más que los primeros; e hicieron con ellos lo mismo. Finalmente les envió su hijo, diciendo: "Tendrán respeto a mi hijo". Pero los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre sí: "Este es el heredero; venid, matémoslo y apoderémonos de su heredad". Y tomándolo, lo echaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando venga, pues, el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores? Le dijeron: -- A los malos destruirá sin misericordia, y arrendará su viña a otros labradores que le paguen el fruto a su tiempo. Jesús les preguntó: -- ¿Nunca leísteis en las Escrituras: ""La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo. El Señor ha hecho esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos?". "Por tanto, os digo que el reino de Dios será quitado de vosotros y será dado a gente que produzca los frutos de él. El que caiga sobre esta piedra será quebrantado, y sobre quien ella caiga será desmenuzado. Al oir sus parábolas, los principales sacerdotes y los fariseos entendieron que hablaba de ellos." (Mat. 21:33-45).
Y ahora, una consideración que hará que a más de uno se le enciendan todas las alarmas. En este pasaje se habla de un reino del que se priva a un grupo y que se entrega a otro grupo por heredad. El reino se denomina "reino de Dios". Confío en que todos estamos de acuerdo en que ese "reino de Dios", por su propia naturaleza es eterno, o, al menos, que no tendrá fin (malo sería que el reino de Dios tuviera fin). Bien, ¿conocéis algún otro pasaje de la Biblia en el que el eterno reino de Dios sea negado a un grupo y sea recibido por otro grupo distinto del primero?
Nadie ha acertado a identificar otro pasaje del evangelio, distinto de Mat. 21:33-45, en el que se habla de un reino del que se priva a un grupo y que se entrega a otro grupo por heredad. Tanta ignorancia en cosas tan elementales en un conjunto de personas que se imaginan que pueden enseñar Biblia a los demás es vergonzosa. He aquí el pasaje:
“Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; entonces apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: "Venid, benditos de mi Padre, heredad el Reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo, porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; fui forastero y me recogisteis; estuve desnudo y me vestisteis; enfermo y me visitasteis; en la cárcel y fuisteis a verme". Entonces los justos le responderán diciendo: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, o sediento y te dimos de beber?¿Y cuándo te vimos forastero y te recogimos, o desnudo y te vestimos?¿O cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?". Respondiendo el Rey, les dirá: "De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis". Entonces dirá también a los de la izquierda: "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles, porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis". Entonces también ellos le responderán diciendo: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo o en la cárcel, y no te servimos?". Entonces les responderá diciendo: "De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis". Irán estos al castigo eterno y los justos a la vida eterna” (Mat. 25:31-46).
¡No era tan difícil! En Mateo 21:33-45 se presenta el caso de un grupo de “agricultores” que tenían un viñedo arrendado. Tenían la audacia de no pagar el alquiler al legítimo dueño del viñedo y, no contentos con eso, vejaban a los representantes del dueño y hasta asesinaron a su Hijo. Tal como dijeron aquellos representados por los agricultores (los escribas y fariseos y toda aquella camarilla), pronto se iban a quedar sin su heredad, que sería dada a otra “nación” (la iglesia). Como sabemos, así fue. Repito: Así FUE. Es algo del pasado, no del futuro. Eso YA PASÓ. Los “agricultores” aquellos YA perdieron su heredad. Y esa heredad YA fue dada a otra “nación”. Y, dado que esa otra “nación” YA recibió la heredad (el reino de Dios, según las palabras de Jesús), no puede volver a recibir lo que YA tiene.
El pasaje de Mateo 25:31-46 enseña EXACTAMENTE lo mismo que el de 21:33-45. Jesús dice que, en su
parousia, habría dos grupos de personas. Unas pretenderían representar a Dios e incluso hacer “milagros” en su nombre. Lamentablemente para ellos, esas personas jamás trataron con la menor dignidad a los auténticos representantes de Dios (los profetas, los seguidores de Jesús) y, por lo tanto, Dios afirma que no los conoce y los priva del reino al que suponían que tenían derecho. En cambio, en otros lugares había otras personas que jamás habían pretendido formar una casta especial superior a otras; jamás se habían imaginado tener prerrogativas especiales, ni representar al Dios de los cielos, pero que habían manifestado compasión por sus semejantes. Para su sorpresa, ese grupo recibe un reino con el que no contaba.
Ya veis lo fácil que era. La iglesia cristiana (constituida por judíos y gentiles que aceptaron a Jesús como Mesías) recibió el reino de Dios, y los “agricultores malvados” que suponían tener aquella heredad en posesión perecieron en la conflagración que supuso la destrucción ígnea de su ciudad y la disolución de su nación.
Naturalmente, estas consideraciones tan elementales demuestran nuevamente, para vergüenza de la secta remanente y grupúsculos parecidos, que la
parousia fue la entronización de Cristo en el cielo como Rey de la heredad dada definitivamente a la iglesia y la anulación del viejo pacto y la existencia nacional del antiguo Israel.
Los que conozcáis los pormenores de la secta remanente sabréis que, en su comentario “bíblico”, los adventistas afirman que Mateo 25:31ss constituye una “parábola”. Curiosamente, en el libro escrito por su pseudoprofetisa dedicado a las parábolas de Jesús (
Palabras de vida del gran Maestro), la parábola del juicio de las naciones brilla por su ausencia, y en
El Deseado de todas las gentes se le dedica un escuálido capítulo que contiene consideraciones sumamente imprecisas y nebulosas. La razón es obvia: Resulta que, según los postulados del adventismo, el escenario del juicio de las naciones es IMPOSIBLE. El pasaje empieza hablando de la
parousia de Jesús, que es lo que los adventistas llaman la “segunda venida”. Sin embargo, el pasaje dice que, en ese momento, no solo habría un “diálogo” con los que reciben un reino, sino con los que lo pierden, sino que estos serían enviados “al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles”. En el imaginario y falso escenario adventista, tal “diálogo” en la “segunda venida” es imposible, por cuanto “los impíos” (o sea, los que no aceptamos su falso y antibíblico “evangelio”) serán aniquilados instantáneamente, y el castigo real de estos no se produce sino hasta la “tercera” venida. Pffffffffffffffffffffffffff. Así les luce el pelo.