en la victoriosa organización de Jehová
“Solo que teman a Jehová, y tienen que servirle en verdad con todo su corazón; pues vean cuán grandes cosas ha hecho por ustedes.”—1 Sam. 12:24.
1 La organización visible, terrestre, de Dios saltó a la vista en el año 1513 antes de nuestra era común cuando las 12 tribus del pueblo hebreo fueron establecidas como nación con un gobierno teocrático sobre ellas. No hubo votación democrática por este gobierno. El Libertador que sacó a aquel pueblo de la esclavitud mortífera en el antiguo Egipto fue Quien decidió acerca del gobierno. Él también lo estableció. Este era Dios, y en aquel gobierno él tenía el poder supremo. ¡Por esta razón al gobierno se le llama teocrático y a su gobernante se le llama Teócrata! A todos sus súbditos se les manda, y correctamente se les manda, adorarlo a él, su Regidor gubernamental, como Dios de ellos. Esto había de hacerse según los primeros dos de los Diez Mandamientos que se le declararon a la nación israelita en el monte Sinaí en Arabia.
2 Cuarenta años después, cuando su Gobernante Teocrático los introdujo en la Tierra Prometida, el gobierno teocrático sobre ellos continuó. El sumo sacerdote siempre representaba a Dios, mientras que en tiempos críticos se levantó a jueces para que sirvieran de representantes gubernamentales del Teócrata invisible. De este modo esta nación componía una organización teocrática visible. ¡En la Tierra no existía nada que fuera como aquello!
3 Aquella teocracia típica continuó subsistiendo victoriosamente a pesar de los esfuerzos repetidos que hicieron gobiernos idólatras de alrededor por destruirla. Continuó subsistiendo hasta después de la instalación de reyes humanos visibles sobre la nación de Israel en el año 1117 a. de la E.C. ¿Cómo se explica eso? Porque el rey humano simplemente actuaba como el representante visible del verdadero Gobernante, el Teócrata celestial. Él no abandonó Su gobernación correcta y legítima solo debido a la acción democrática del pueblo. No se celebró ninguna elección democrática, sino que Dios obró dentro de su derecho y nombró al rey visible sobre la nación que una vez él había redimido como su propia herencia. Suministra testimonio de esto lo que dijo Samuel, quien era entonces el juez en Israel:
4 “Jehová no abandonará a su pueblo por amor de su gran nombre, porque Jehová ha tomado a su cargo hacerlos pueblo suyo. . . . Solo que teman a Jehová, y tienen que servirle en verdad con todo su corazón; pues vean cuán grandes cosas ha hecho por ustedes. Pero si notoriamente hacen lo que es malo, serán barridos, así ustedes como su rey [humano].”—1 Sam. 12:22-25.
5 ¡Qué pensamiento estimulador es ése para todos aquellos a quienes ‘Jehová ha tomado a su cargo hacer pueblo suyo’ hoy! Si continuamos sirviéndole en verdad con todo nuestro corazón, él jamás nos abandonará. Tenemos un ejemplo que nos amonesta contra dejar de servirle así. ¿Dónde? En el caso de diez tribus de Israel bajo reyes que ellas mismas escogieron, los cuales notoriamente hicieron cosas malas. Jehová sí las abandonó a ellas y a su rey visible. Esto significó desastre como nación para ellas. Al exilio en el país de la potencia mundial de Asiria fueron llevadas, y nunca más se estableció de nuevo su reino de diez tribus. Un desastre similar le sobrevino al reino de las otras dos tribus de Israel. La capital de este reino estaba en Jerusalén, donde su rey de la familia real de David se sentaba sobre lo que era llamado “el trono de Jehová.” (1 Cró. 29:23) En 607 a. de la E.C., después que Jerusalén fue destruida por la Potencia Mundial Babilónica, aquellas tribus fueron deportadas a Babilonia. Por 70 años su país dado por Dios, la tierra de Judá, quedó desolado según el decreto del Gran Teócrata, Jehová. Parecía que la organización teocrática visible estaba fuera de existencia. Pero hubo un resto fiel que anhelaba el resurgimiento de una organización teocrática como aquélla. El salmista expresó los sentimientos de ellos, al decir:
6 “En cuanto a ti, oh Jehová, hasta tiempo indefinido tú morarás, y tu memorial será por generación tras generación. Tú mismo te levantarás, le tendrás misericordia a Sión, porque es la sazón de serle favorable a ella, porque el tiempo señalado ha llegado. Porque tus siervos se han complacido en sus piedras, y hacia su polvo dirigen su favor. Y las naciones temerán el nombre de Jehová, y todos los reyes de la tierra tu gloria. Porque Jehová ciertamente edificará a Sión; tiene que aparecer en su gloria. Ciertamente se volverá hacia la oración de aquellos despojados de todo, y no despreciará su oración.”—Sal. 102:12-17.
7 Ciertamente denota aprecio a la organización de Jehová el que una persona arrepentida se complazca en sus mismas “piedras” y favorezca su mismo “polvo,” por decirlo así. Jehová no despreció un aprecio de esa clase por parte de los exilados arrepentidos que estaban en Babilonia. Recompensó aquel aprecio con liberación al fin de los 70 años de desolación de Sión, Jerusalén. Los restauró a su país, para que practicaran allí de nuevo la adoración teocrática en su pureza. Continuó siendo su Rey Teocrático, aunque no tenía un representante visible suyo en la Jerusalén reconstruida. Pero el sacerdocio ungido que había sido escogido por él volvió a asumir el servicio teocrático en el templo de adoración reconstruido. Esto fue así a pesar de la dominación de potencias mundiales gentiles sobre ellos según el decreto de Jehová. En el entretanto era por aquel arreglo que se expresaba el gobierno teocrático de Jehová sobre su pueblo escogido. Él no los había abandonado.
8 Los que amaban la organización de orden o arreglo teocrático esperaban que tal clase de organización se manifestara de manera magnífica en la venida de la prometida “descendencia de David,” a saber, el Mesías predicho. (Rom. 1:3) Desde el Gobernante Teocrático, Jehová, este Mesías vino en la persona de Jesucristo. Nadie en todo el universo amaba la organización de orden teocrático más que éste. Por eso, valerosamente predicó el “reino de los cielos,” “el reino de Dios,” de arriba a abajo por la tierra del Israel restaurado. (Mat. 4:17; Mar. 1:14, 15) Por su devoción firme a la organización de orden teocrático se le dio muerte de mártir en el día de la Pascua de 33 E.C. Cuando él murió, la voz que había predicado fielmente el Evangelio o buenas nuevas del reino de Dios fue silenciada. Por partes de tres días pareció que la organización de arreglo teocrático había sufrido una derrota eterna. Porque, ¡mire! El principal exponente de ella yacía frío y quieto en la muerte.
VICTORIA
ETERNA PARA LA TEOCRACIA
9 Sin embargo, el gran Organizador del gobierno teocrático nunca podría ser derrotado. Su organización teocrática invisible en el cielo permaneció leal a él, esperando que Jehová diera su propio paso para su propia vindicación. Él dio este paso al tercer día de la muerte de su Hijo en sacrificio en Jerusalén. Este paso trajo victoria a su organización teocrática, porque él ejecutó su mayor milagro al levantar de entre los muertos al campeón principal de la organización de orden teocrático, a su Hijo leal Jesucristo. Las cortes santas del cielo se regocijaron con Jehová. Aquel mismo día él hizo que los que amaban la organización de arreglo teocrático en la Tierra también se regocijaran en la victoria del Gran Teócrata cuando su propio Hijo se manifestó a ellos como persona resucitada de entre los muertos.
10 Uno de los más grandes trastornos que han acontecido en el campo religioso estaba por presentarse ahora. Bajo caudillos religiosos egoístas la nación de Israel había rechazado la organización de orden teocrático. Muy merecidamente, pues, Jehová rechazó a aquella nación descaminada como organización teocrática visible de él, y puso fin a la dispensación o administración judía. Pero no abandonó al resto pequeño de israelitas individuales que habían puesto plena fe en Jesús y lo habían seguido como el Mesías, “la descendencia de David.” Los transfirió a una nueva organización teocrática visible. Esto aconteció en el día del Pentecostés, el día quincuagésimo desde la victoria de Cristo sobre la muerte. Él usó a este Hijo resucitado para derramar espíritu santo sobre discípulos en espera en Jerusalén. Esta dádiva del espíritu que se había prometido en Joel 2:28, 29 no le fue impartida a la nación de Israel que estaba observando el Pentecostés, sino a los discípulos de Jesús que se hallaban en espera. Esto dio testimonio del tremendo trastorno religioso. Identificó a la nueva organización teocrática visible.
11 Treinta y siete años después, el que Jerusalén fuera destruida por los romanos y el sacerdocio judío fuera removido para siempre del servicio sagrado a Jehová puso un sello oficial al trastorno religioso. Verificó que Jehová había rechazado a la organización teocrática judía suya en la Tierra, y había empezado una nueva dispensación o administración cristiana para con su pueblo. (Efe. 1:10, Versión Valera; NM) ¡Pero su nueva organización teocrática continuó subsistiendo victoriosamente a pesar de los maliciosos esfuerzos del Imperio Romano por erradicarla por completo por medio de la persecución!
12 Respecto a este cambio desde la organización judía a la organización cristiana durante aquellos días de Jesucristo y sus apóstoles, la revista Watch Tower con fecha de 1 de diciembre de 1894 dijo esto, en la página 384, en el párrafo 2, respecto al recogimiento como en cosecha de creyentes judíos en los días de los apóstoles: “Pero tal como aquella obra de organizar a la iglesia de la nueva dispensación relacionada con el evangelio no fue parte de la obra de la cosecha de la antigua dispensación judía, así la obra de la cosecha o siega actual de la dispensación evangélica también es separada y distinta de la obra de la nueva dispensación ahora cercana que se relaciona con el Milenio.”
13 El “organizar” a la “iglesia” o congregación como pueblo ungido por el espíritu adelantó desde el Pentecostés, cuando comenzó la dispensación o administración cristiana. En condición de Israel espiritual ella fue introducida en un nuevo pacto con Dios. La actitud teocrática de aquella congregación de los discípulos de Cristo se desplegó en las respuestas que dieron al tribunal religioso de Jerusalén cuando aquel Tribunal, culpable de derramar la sangre de Jesús, exigió que ellos dejaran de testificar acerca del resucitado Hijo de Dios. Denodadamente, los apóstoles dijeron: “Si es justo a la vista de Dios escucharles a ustedes más bien que a Dios, júzguenlo ustedes mismos. Mas en cuanto a nosotros, no podemos dejar de hablar de las cosas que hemos visto y oído.” “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres. El Dios de nuestros antepasados levantó a Jesús, a quien ustedes dieron muerte violenta, colgándolo en un madero. A éste, Dios lo ensalzó a su diestra como Agente Principal y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados. Y nosotros somos testigos de estos asuntos, y también lo es el espíritu santo, el cual Dios ha dado a los que le obedecen como gobernante.”—Hech. 4:19, 20; 5:29-32.
14 Aquellos cristianos del primer siglo se distinguían por la fe que vence al mundo. No se avergonzaban de sufrir bajo el nombre de cristiano o “mesianista,” porque el espíritu de gloria, sí, el espíritu de Dios, descansaba sobre ellos. (1 Ped. 4:14; Hech. 11:26) Como resultado de su fiel obra de testificar y de que bautizaban a nuevos discípulos, surgieron congregaciones tanto dentro como fuera del extenso Imperio Romano. Sin embargo, todas constituían una sola organización visible bajo Jesucristo que adoraba al Gran Teócrata, Jehová. Más tarde, a pesar de la advertencia que dieron Jesucristo y sus apóstoles que escribieron por inspiración parte de la Biblia, se introdujo la apostasía... la rebelión religiosa. Parecía que la verdadera organización teocrática había desaparecido. ¿Por qué? Porque el predicho “hombre de desafuero,” “el hijo de la destrucción,” se estableció en la organización religiosa apóstata como si fuera un dios. No reconoció a ningún otro dios, ni siquiera a Jehová el verdadero Teócrata. (2 Tes. 2:3-12; Mat. 13:24-43) Por más de 15 siglos esta apostasía prevaleció, a pesar de los esfuerzos que hicieron reformadores sinceros por librarse de la dominación de este “hombre de desafuero” que se deificó a sí mismo. ¿Había sido ahora por fin muerta para siempre la organización de orden teocrático? ¡Según la Palabra de Dios, nunca podía suceder eso!
ORGANIZACIÓN
TEOCRÁTICA DE HOY
15 Para mediados del siglo diecinueve la clase del “hombre de desafuero” había establecido muchas organizaciones religiosas en la cristiandad. Estas sectas se dieron diferentes nombres para identificarse. La confusión religiosa de la cristiandad mareaba. En un esfuerzo por obtener equilibrio cristiano y entendimiento sano, una pequeña congregación de estudiantes sinceros de la Biblia se divorció de todas las organizaciones religiosas de la cristiandad. Volvieron la espalda a sus credos sectarios y siguieron el ejemplo de los bereanos del primer siglo que investigaron las Escrituras diariamente para llegar a la fe apostólica. (Hech. 17:10, 11) Esta congregación plenamente dedicada se esforzó vigorosamente en la defensa del sacrificio de rescate de Jesucristo y de su prometida “presencia” oficial en el reino de Dios. En julio de 1879 comenzó a publicarse una revista que declaró que confiaba en que Jehová la apoyaría.
16 La congregación ya mencionada se esforzó solícitamente por probarse digna de ser la organización visible de Jehová y Su instrumento. Por eso se mantuvo libre de toda alianza con las organizaciones sectarias de la cristiandad, así como de las organizaciones políticas de este mundo. Expresándose a este respecto, esa congregación cristiana dijo, en el número de febrero de 1884 de su revista oficial, la Watch Tower (ahora conocida en español como La Atalaya):
“Nuevos lectores de todas partes del país constantemente inquieren: ¿Qué nombres se dan ustedes? ¿Son ustedes “bautistas primitivos”? ¿Son “bautistas misionales”? ¿Son “universalistas”? ¿Son “adventistas”? ¿Son “metodistas primitivos”? etc., etc. Varias veces hemos tratado de aclarar nuestra posición, y ahora nos esforzamos por hacer lo mismo de nuevo en pocas palabras.
“No pertenecemos a NINGUNA organización terrestre; por eso, si se menciona la lista entera de las sectas, debemos contestar: No, a cada una y todas. Nos adherimos únicamente a esa organización celestial... ‘cuyos nombres están escritos en el cielo.’ (Heb. 12:23; Luc. 10:20.) Todos los santos que ahora viven, o que han vivido durante esta era, pertenecían a NUESTRA ORGANIZACIÓN DE LA IGLESIA: éstos son todos UNA SOLA Iglesia, y el Señor no reconoce a NINGUNA OTRA. Por eso, cualquier organización terrestre que estorbe en lo más mínimo a esta unión de santos está en oposición a las enseñanzas de la Escritura y opuesta a la voluntad del Señor... ‘que sean UNO.’ (Juan 17:11.)”
17 El acercamiento del fin de los Tiempos de los Gentiles en 1914 hizo más apremiante todavía el que esta congregación dedicada de los seguidores de Cristo se mantuviera libre de envolverse con organizaciones mundanas así como con la cristiandad. ‘¡Salgan de Babilonia la Grande!’ fue la llamada urgente. (Rev. 18:4) A tiempo, como se esperaba, llegó el fin de los Tiempos de los Gentiles, y fue marcado por la I Guerra Mundial. (Luc. 21:24) Babilonia la Grande vio su oportunidad. Usando a la cristiandad y su clase del “hombre de desafuero” como instrumentos suyos, logró meter en cautiverio y sujeción a la organización no mundana de los verdaderos siervos de Dios. La predicación de las buenas nuevas del reino establecido de Dios por medio de Cristo fue amortiguada hasta casi ser un susurro. Parecía que se había logrado poner fin a la organización que predicaba el Reino. Pero ¿era así? ¿Había obtenido Babilonia la Grande una victoria duradera? ¿Se había sofocado para siempre toda esperanza de que se restableciera verdadera organización teocrática? Más de dos millones de cristianos de mente teocrática de todas partes del mundo hoy responderán con un: ¡No! en más de 190 idiomas. Y bien pudieran hacer eso, porque no estarían en su relación actual con Jehová Dios si la organización teocrática visible no hubiera sido revivificada y no se hubiera infundido en ella más fortaleza y vigor que en todo tiempo antes.
18 En 1919, cuando la cristiandad del tiempo de la posguerra se expresó a favor de la Liga o Sociedad de Naciones como la expresión política del reino de Dios en la Tierra, el resto reorganizado de israelitas espirituales rehusó aceptar aquel sustituto de hechura humana. Se expresaron a favor de lo verdadero, el recién nacido reino celestial de Dios por medio de Cristo. Con profundidad cada vez mayor se grabó en su entendimiento consciente que el único fin que tenía el que se les hubiera puesto en libertad de Babilonia la Grande era para que fueran testigos, no solo testigos para Jesucristo en su condición de haber sido entronizado recientemente, sino testigos en el sentido que se manifiesta en Isaías 43:10, 12. En 1931 se publicó el libro Vindicación. Este comentaba acerca de la profecía de Ezequiel, donde Dios dice más de 60 veces que la gente y las naciones y hasta sus propios siervos “sabrán que yo soy Jehová.” Junto con aquella nueva publicación, abrazaron un nombre de organización que era muy apropiado. Isaías 43:10 les suministró el nombre: ¡testigos de Jehová!
19 ¿Deberíamos creer que el Dios verdadero apreció aquel proceder leal de ellos y había de bendecirlo? ¡Cómo pudiera Jehová hacer otra cosa, especialmente cuando ellos estaban cumpliendo con aquel nombre por medio de realmente ser Sus testigos! Teocracia, es decir, el mando o regir de Dios, era lo que deseaban en la organización de ellos para llevar a cabo la obra de testificar. Francamente se declararon a favor de la Teocracia, en dos artículos sobre el tema “Organización,” publicados en los números del 1 y 15 de junio de 1938 de la revista Watchtower (en español los números de noviembre y diciembre de 1938 de La Torre del Vigía). Siguieron esto con arreglos para la estructura teocrática de las cosas en sus congregaciones cristianas. Entonces, en medio de la II Guerra Mundial, en la más grande asamblea de testigos de Jehová hasta aquel año se hizo el anuncio de que la vindicación de la dominación universal de Jehová era la cuestión principal ante todo el cielo y la tierra.
20 El deseo de participar con Jesucristo en la vindicación de la soberanía universal de Jehová llegó a ser una fuerza motivadora muy poderosa en la vida de los testigos de Jehová. Los fortaleció para aguantar la peor persecución que les ha sobrevenido a los testigos de Jehová... durante la II Guerra Mundial. De modo que la organización visible de Jehová salió victoriosa una vez más para vindicación de Él. Para que las personas dedicadas y bautizadas participaran en aquella victoria, ¿qué se necesitó? Fe en la organización teocrática de Jehová. ¿Tenían tal fe victoriosa el resto de israelitas espirituales y sus compañeros teocráticos, la “grande muchedumbre” de “otras ovejas” de Cristo? ¡Sí!
21 Desde el fin de aquella segunda guerra total, que amenazó la existencia misma de la organización visible de Jehová, 34 años llenos de pruebas han pasado. Pero con firmeza, los Testigos devotos han mantenido su fe en la organización de Jehová. Saben cuál de todas las organizaciones que hay en la Tierra el Dios Altísimo ha usado para dar el mayor testimonio de toda la historia cristiana a Su nombre y reino.—Mat. 24:14.
22 Hoy nosotros los Testigos nos encaramos a un futuro que ha de traer el más grande trastorno religioso de toda la historia humana. Sí, un trastorno más sorprendente que el del año 33 E.C. en los días apostólicos. Abajo vendrá la agencia de persecución religiosa usada por el Diablo, la cristiandad, como absolutamente rechazada por Jehová Dios y Jesucristo. No, más que eso, abajo vendrá la madre religiosa de la cristiandad, Babilonia la Grande, el imperio mundial de la religión falsa. Arriba vendrán los perseguidos testigos de Jehová en un despliegue arrollador ante todo el cielo y la tierra del hecho de que él los ha escogido y de que los ha aprobado. Los ex-consentidores políticos de Babilonia la Grande pelearán contra estos testigos vindicados de Jehová en vano. ¡Perderán la guerra contra la Teocracia!
23 Entonces, ¿en qué posición deberíamos hallarnos nosotros hoy? ¿Hay causa alguna para que perdamos fe en la organización visible de Jehová debido a las dificultades crecientes que hay en este mundo? Los que creen que Jehová nunca abandonará a sus testigos fieles contestan: “¡Absolutamente ninguna!” En demostración de tal fe, seguiremos adhiriéndonos a ella y trabajando con ella sin aflojar la mano. ¡Nuestra fe firme será recompensada con victoria y la corona de la vida!
[Preguntas
del estudio]
1. (a) ¿Cómo y cuándo saltó a la vista la organización visible de Dios en la Tierra en 1513 a. de la E.C.? (b) ¿Por qué se le llamó teocrática?
2. ¿Por qué constituyó esta nación una organización sin paralelo en la Tierra entonces?
3, 4. (a) ¿Por qué continuó siendo teocrática la organización israelita hasta después del establecimiento de un reino terrestre? (b) ¿Cómo dio testimonio Samuel de que la organización teocrática continuaba?
5, 6. (a) ¿Por qué son un gran estímulo para los cristianos verdaderos hoy día las palabras de Samuel? (b) ¿Qué dos ejemplos amonestadores tenemos con relación a lo que sucedió en Israel para que no vayamos a hacer que Jehová abandone a su pueblo organizado? (c) ¿Cómo expresó el salmista los sentimientos del resto exiliado que deseaba que surgiera una organización teocrática de nuevo?
7. (a) ¿Cómo mostró Jehová que no había despreciado los sentimientos del resto arrepentido para con la organización de orden teocrático? (b) ¿Cómo se expresó la organización teocrática de Jehová sobre el resto restaurado a pesar de la dominación gentil?
8. (a) ¿Quién resultó ser el principal exponente de la organización de orden teocrático, y cómo? (b) Pero ¿por qué pareció que el gobierno de orden teocrático en la Tierra había sufrido una derrota eterna?
9. ¿Cómo se le trajo victoria a la organización teocrática de Jehová, y a quiénes se dio a conocer esto primero?
10. ¿Cómo aconteció el más grande trastorno religioso hasta aquel tiempo?
11. ¿Cómo continuó subsistiendo victoriosamente la nueva organización teocrática de Jehová?
12. ¿Cómo habló el número de la Watch Tower del 1 de diciembre de 1894 acerca de la organización de la congregación cristiana del primer siglo para predicar el evangelio durante esta dispensación cristiana?
13. ¿Cómo se vio la actitud teocrática de los discípulos por lo que los apóstoles dijeron al Sanedrín de Jerusalén mientras se les celebraba juicio?
14. (a) ¿Cómo mostraron los cristianos del primer siglo una fe que vencía al mundo, y con qué resultado? (b) A pesar de advertencias inspiradas, ¿qué empezó a aparecer dentro de la congregación? Pero ¿desapareció para siempre la organización teocrática?
15. ¿Por qué comenzó a publicarse en julio de 1879 la revista que confesaba confianza en Jehová?
16. Según la Watch Tower de febrero de 1884 ¿a qué organización alegó pertenecer aquella congregación no sectaria?
17. (a) ¿Qué acción tomó Babilonia la Grande contra la organización no mundana de los verdaderos siervos de Dios inmediatamente después del fin de los Tiempos de los Gentiles en 1914? (b) ¿Qué muestra que la organización teocrática verdadera no había sido sofocada por Babilonia la Grande en aquel tiempo?
18. (a) El resto reorganizado de los israelitas espirituales reconoció que se les había librado del cautiverio a Babilonia la Grande ¿con qué propósito particular? (b) ¿Qué nombre abrazaron en 1931 para la organización, y por qué?
19. (a) ¿Qué clase de regir deseaban en su organización terrestre, y, por eso, cómo empezaron a arreglar las cosas? (b) ¿Qué llegaron a reconocer como la cuestión principal ante todo el cielo y la Tierra, y cuándo?
20. (a) ¿Qué les sirvió de móvil para aguantar la peor persecución durante la II Guerra Mundial, y en qué resultó el que salieran victoriosos? (b) Para participar en aquella victoria, ¿qué se necesitó, y quiénes probaron que tenían esto?
21. Durante los pasados 33 años desde la II Guerra Mundial, ¿por qué han mantenido fe en la organización teocrática de Jehová los testigos de Jehová?
22, 23. (a) ¿Qué habrá de ser el más grande trastorno religioso de toda la historia humana? (b) En demostración de nuestra fe en el hecho de que Jehová no abandona a su pueblo fiel, ¿qué haremos, y qué recompensa recibiremos por esto?