Es una lástima que todas sus preguntas tengan la intensión de desestimar la palabra de Dios y al final desecharla, pero voy a aprovechar su pregunta, para compartir con los hermanos, lo que enseña la palabra y lo que revela el Espíritu al respecto. La respuesta está en estos versículos de Hechos 1:
"Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo."
La última visión que los Apóstoles y los que estuvieron presentes en la crucificción tuvieron de Jesús, fue espantosa. Su desfiguración, laceración e inflamación por el castigo recibido en su cuerpo, le hacía irreconocible a cualquiera que le hubiera conocido en vida.
Aún creyendo en la esperanza de la resurrección anunciada por el mismo, nadie podía imaginarse a esa masa sangrienta que colgaba de la cruz resucitando y mucho menos en una forma diferente a la que estaba frente a ellos muerta en la cruz.
En el momento de la resurrección, Cristo ya no resucita con aquel cuerpo maltratado, sino con uno transformado totalmente, un cuerpo preparado para subir al cielo. Muestra de ello es que este mismo Jesús que es tomado y subido al cielo, es el mismo que se le aparece a todos aquellos en diferentes momentos circunstancias y lugares. Este cuerpo transformado de Jesús, no muestra los signos de la crucificción, escepto por los huecos de los clavos en las manos, que el mismo le permite ver a Thomás, más que nadie más menciona haber visto.
Nadie reconocería aquel cuerpo transformado de Jesús, el cual distaba mucho de ser aquella masa sanguinolenta y maltratada que mostró en la cruz.
Por otro lado, en nigún lugar se menciona exactamente que Jesus resucitado haya ingerido algún alimento.
Lo único que identificaba a Jesus ante los que le habían conocido antes de la cruz, eran sus palabras.
Dios les bendice!
Greivin.