Hola, les comento que estoy registrado hace muchisimo tiempo pero como siempre hablaba y nunca me respondían no entre mas, pero esta vez no entro para hablar de mi, les dejo una visión que tuvo mi padre, no pretendo comentarios, solamente que lo lean y si sienten que lo reenvíen. Disculpen si esta en un área del foro que no corresponda, si es así avisen o los moderadores muevan el tema. DLB!
Bs As, Argentina - Septiembre 2009
Me encontraba orando y fui trasladado en el espíritu a un lugar totalmente desconocido.
La oscuridad era total, me encontraba sin rumbo alguno, estire mis brazos para detectar algo en que sostenerme, no halle nada, me encontraba en medio de un vacío total, el silencio era abrumador, no había clima, no había frió ni calor, era la nada. En ese momento pensé ¡ESTOY MUERTO!, mi corazón latía fuertemente y sentí mucho miedo.
Levante mis manos, las puse sobre mi cara, tratando de identificarlas, aun así no las pude ver. Otra vez el interrogante, ¿Si yo estaba orando, que sucedió?, ¿Pase tan rápido de la vida a la muerte?.
Entonces clame con denuedo a mi Señor Jesús, ¿Qué es esto? ¡Tengo mucho miedo!
No recibiendo respuesta alguna comencé a buscar una salida. Toque con mis manos mis brazos, mis brazos estaban tibios, pensé, ¿Habré muerto recién, por eso mi cuerpo esta tibio?.
Comencé a desplazarme hacia delante y comprobé que mis piernas me respondían, daba pasos pequeños y como un ciego tanteaba el espacio con mis manos.
A medida que avanzaba comencé a sentir que la temperatura de mi cuerpo descendía paulatinamente, pero llego un momento que sentí mucho frió a punto de congelarme. Cada vez estaba mas confundido, clame a Dios con mi pensamiento, ¡Jesús, Jesús, que es esto!, ¿que hice yo para estar aquí?. Seguí caminando y la temperatura comenzó a cambiar. Ya no hacia frió. A medida que avanzaba la temperatura comenzó a ascender tan lentamente como había descendido.
Comencé a sentir un leve hedor, mientras mas caminaba el calor y el olor se acrecentaba. Llego un momento que mi piel quemada me dolía, mis labios se abrían del quemazón, no podía soportar el dolor que sentía todo mi cuerpo enyagado. El olor era cada vez mas intenso, nauseabundo. Descomponía todo mi ser.
Clame todo el tiempo al Señor porque no entendía lo que sucedía, sentía mi cuerpo desgarrar por el intenso calor y el olor ya no se podía soportar, era olor a muerte.
Comencé a escuchar a lo lejos voces, ayes, lamentos. Gritaban ¡No aguanto mas! ¡sáquenme de este lugar!. Los lamentos no cesaban.
Ya no tenia mas fuerzas, yo no sabia de donde provenía el calor ni las voces, todo continuaba en la oscuridad total.
Seguí avanzando y pude vislumbrar una luz tenue color amarilla rojiza y me pregunte ¿qué es esto?.
Camine hacia esa luz mientras la temperatura seguía subiendo. Esa luz me permitió ver mi cuerpo.
Mis manos, mis brazos, mi torso, mis piernas estaba totalmente enyegado, el sufrimiento era atroz, mis ojos estaban por estallar. Los cubrí con mis manos para así poder acostumbrarme a esa luz.
Pase mis manos por mi rostro y comprobé que de mi nariz y mi boca salía mucha sangre.
A pesar de que la temperatura aumentaba seguí avanzando hacia la luz, pensando que me conducía a una salida. Después de caminar en línea recta tuve que girar hacia la izquierda, pues la luz provenía de ese lugar.
Y por fin pude ver a lo lejos un hermoso lugar. Un cielo azul, aguas cristalinas, árboles. Me sentí contento a pesar que el calor era mas abrumador y glorifique a Dios. Seguí ya con mas animo pero tuve que detenerme. Entre el paisaje y yo había un gran abismo donde corría lava y fuego, di unos pasos atrás, mire ese hermoso paisaje pero era imposible llegar, el abismo era muy grande no había modo de cruzar. Un gran temor se apodero de mi, no encontraba solución. Me arrodille, mi cuerpo estaba lleno de llagas, mi lengua acartonada, tenia mucha sed, ya sin esperanza alguna llore como nunca había llorado con lamentos y ayes, estaba tan deshidratado que no tenia lágrimas. Con desesperación clame a Dios ¿Qué hice? ¿Por qué estoy aquí?. De repente fui trasladado al lugar que antes había visto. Un lugar maravilloso donde corría aguas cristalinas y me arroje a las aguas con desesperación.
Mi cuerpo se deleitaba con la frescura del agua y yo bebía hasta saciar mi sed, las yagas desaparecían, mi piel quedaba suave y tersa. Me recosté sobre una roca que se hallaba en el rio. Ya reconfortado disfrutaba al ver el cielo claro y la belleza de la vegetación, le doy gracias al Señor y levantando mis brazos vuelvo a preguntar ¿Señor, estoy muerto o estoy vivo?
Y por fin escucho su voz diciéndome:
No estas muerto mi siervo, yo te he mostrado por visión el lugar donde van a ir los que no se arrepienten, los que no enderezan sus caminos, los que no cumplen con lo que yo les he mandando a hacer. Mira, te mostrare algo.
Y vi multitudes dentro de las iglesias que tenían espadas sobre sus cabezas. Yo le pregunte ¿Qué significan las espadas? Él me respondió:
Significa el juicio sobre las naciones, aquellos siervos y siervas que no hacen mi voluntad. Esos son los que habitaran el lugar que tu conocistes, oscuro profundo, sin rumbo, sin esperanza, sedientos para la eternidad.
No soy yo quien los juzga, ellos asumen su propio juicio. Yo les doy esto para las iglesias.
Este es un mensaje apara todas las naciones, todavía están a tiempo.
Conocerás la verdad y la verdad os hará libre.
Visión: Pastor Fernando A. D’Amico - [email protected] - [email protected]
Avalado por: Apóstol Mauricio Serra - Iglesia de Cristo – Ministerios Ebenezer - www.ebenezer.com.ar
Bs As, Argentina - Septiembre 2009
Mensaje para todas las iglesias del mundo.
Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idolatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.
Apocalipsis 21:8
Apocalipsis 21:8
Me encontraba orando y fui trasladado en el espíritu a un lugar totalmente desconocido.
La oscuridad era total, me encontraba sin rumbo alguno, estire mis brazos para detectar algo en que sostenerme, no halle nada, me encontraba en medio de un vacío total, el silencio era abrumador, no había clima, no había frió ni calor, era la nada. En ese momento pensé ¡ESTOY MUERTO!, mi corazón latía fuertemente y sentí mucho miedo.
Levante mis manos, las puse sobre mi cara, tratando de identificarlas, aun así no las pude ver. Otra vez el interrogante, ¿Si yo estaba orando, que sucedió?, ¿Pase tan rápido de la vida a la muerte?.
Entonces clame con denuedo a mi Señor Jesús, ¿Qué es esto? ¡Tengo mucho miedo!
No recibiendo respuesta alguna comencé a buscar una salida. Toque con mis manos mis brazos, mis brazos estaban tibios, pensé, ¿Habré muerto recién, por eso mi cuerpo esta tibio?.
Comencé a desplazarme hacia delante y comprobé que mis piernas me respondían, daba pasos pequeños y como un ciego tanteaba el espacio con mis manos.
A medida que avanzaba comencé a sentir que la temperatura de mi cuerpo descendía paulatinamente, pero llego un momento que sentí mucho frió a punto de congelarme. Cada vez estaba mas confundido, clame a Dios con mi pensamiento, ¡Jesús, Jesús, que es esto!, ¿que hice yo para estar aquí?. Seguí caminando y la temperatura comenzó a cambiar. Ya no hacia frió. A medida que avanzaba la temperatura comenzó a ascender tan lentamente como había descendido.
Comencé a sentir un leve hedor, mientras mas caminaba el calor y el olor se acrecentaba. Llego un momento que mi piel quemada me dolía, mis labios se abrían del quemazón, no podía soportar el dolor que sentía todo mi cuerpo enyagado. El olor era cada vez mas intenso, nauseabundo. Descomponía todo mi ser.
Clame todo el tiempo al Señor porque no entendía lo que sucedía, sentía mi cuerpo desgarrar por el intenso calor y el olor ya no se podía soportar, era olor a muerte.
Comencé a escuchar a lo lejos voces, ayes, lamentos. Gritaban ¡No aguanto mas! ¡sáquenme de este lugar!. Los lamentos no cesaban.
Ya no tenia mas fuerzas, yo no sabia de donde provenía el calor ni las voces, todo continuaba en la oscuridad total.
Seguí avanzando y pude vislumbrar una luz tenue color amarilla rojiza y me pregunte ¿qué es esto?.
Camine hacia esa luz mientras la temperatura seguía subiendo. Esa luz me permitió ver mi cuerpo.
Mis manos, mis brazos, mi torso, mis piernas estaba totalmente enyegado, el sufrimiento era atroz, mis ojos estaban por estallar. Los cubrí con mis manos para así poder acostumbrarme a esa luz.
Pase mis manos por mi rostro y comprobé que de mi nariz y mi boca salía mucha sangre.
A pesar de que la temperatura aumentaba seguí avanzando hacia la luz, pensando que me conducía a una salida. Después de caminar en línea recta tuve que girar hacia la izquierda, pues la luz provenía de ese lugar.
Y por fin pude ver a lo lejos un hermoso lugar. Un cielo azul, aguas cristalinas, árboles. Me sentí contento a pesar que el calor era mas abrumador y glorifique a Dios. Seguí ya con mas animo pero tuve que detenerme. Entre el paisaje y yo había un gran abismo donde corría lava y fuego, di unos pasos atrás, mire ese hermoso paisaje pero era imposible llegar, el abismo era muy grande no había modo de cruzar. Un gran temor se apodero de mi, no encontraba solución. Me arrodille, mi cuerpo estaba lleno de llagas, mi lengua acartonada, tenia mucha sed, ya sin esperanza alguna llore como nunca había llorado con lamentos y ayes, estaba tan deshidratado que no tenia lágrimas. Con desesperación clame a Dios ¿Qué hice? ¿Por qué estoy aquí?. De repente fui trasladado al lugar que antes había visto. Un lugar maravilloso donde corría aguas cristalinas y me arroje a las aguas con desesperación.
Mi cuerpo se deleitaba con la frescura del agua y yo bebía hasta saciar mi sed, las yagas desaparecían, mi piel quedaba suave y tersa. Me recosté sobre una roca que se hallaba en el rio. Ya reconfortado disfrutaba al ver el cielo claro y la belleza de la vegetación, le doy gracias al Señor y levantando mis brazos vuelvo a preguntar ¿Señor, estoy muerto o estoy vivo?
Y por fin escucho su voz diciéndome:
No estas muerto mi siervo, yo te he mostrado por visión el lugar donde van a ir los que no se arrepienten, los que no enderezan sus caminos, los que no cumplen con lo que yo les he mandando a hacer. Mira, te mostrare algo.
Y vi multitudes dentro de las iglesias que tenían espadas sobre sus cabezas. Yo le pregunte ¿Qué significan las espadas? Él me respondió:
Significa el juicio sobre las naciones, aquellos siervos y siervas que no hacen mi voluntad. Esos son los que habitaran el lugar que tu conocistes, oscuro profundo, sin rumbo, sin esperanza, sedientos para la eternidad.
No soy yo quien los juzga, ellos asumen su propio juicio. Yo les doy esto para las iglesias.
Este es un mensaje apara todas las naciones, todavía están a tiempo.
Conocerás la verdad y la verdad os hará libre.
Visión: Pastor Fernando A. D’Amico - [email protected] - [email protected]
Avalado por: Apóstol Mauricio Serra - Iglesia de Cristo – Ministerios Ebenezer - www.ebenezer.com.ar