En esta película del año 1953 "Yo confieso" se le narra en confesión un terrible asesinato a un sacerdote, las circunstancias propician que se le encasille en el perfil del culpable… La producción es una constante lucha personal entre la fidelidad a los votos o la renuncia a ellos consiguiendo así la libertad.
Yo confieso da para dos reflexiones de las que hablaré más abajo: la primera trata sobre una vida moral bajo la tutela de Dios y la segunda el valor de la integridad y la fidelidad a unas máximas elegidas.
Hay una escena estupenda de esta película en la que el sacerdote contempla el cielo en señal de que a él le debe todo aquello que está haciendo, le debe su trabajo, le debe sus actos, y le debe tener que entrar si hace falta en la cárcel en nombre de otro. En el siglo XVI la posición teísta estaba acompañada de una estructura celestial del Universo ordenada, la Tierra era el centro del Universo: lo que daba explicación a nuestra existencia y a la conducta humana… Si mirabas bajo tus pies, al centro de la Tierra veías a Lucifer, si mirabas al cielo era para alcanzar la perfección celestial (hoy substituida por salvación a bajo coste, precio de saldo para egocéntricos que no desean morir). Si la teoría geocéntrica caía la teoría moral del Universo se veía seriamente afectada, todo apuntaba a que no éramos tan especiales como decía la Biblia.
Algo que me llama la atención de la película es el abandono de una decisión pragmática como sería decir la verdad, desvelar el secreto de confesión para salvarse… ¿Mantienes tu integridad dando como pago una vida entre rejas?... Que alguien me lo explique porque no veo manera de argumentar tal decisión…
La integridad del verdadero creyente se puede ver mucho mejor en otra película del año 86 de Roland Joffe “La misión”, película ambientada entre los años 1750 y 1758 que narra la desaparición total de la orden de los jesuitas en medio de las tribus de América Central. Mientras en “Yo confieso” el padre está en todo momento conectado con un poder divino que lo justifica en La Misión los jesuitas se ven abandonados por él. En palabras textuales de Altamirano cuando abandona a los jesuitas: “Hablo en nombre de la Iglesia que es la representante de Dios en la Tierra”. Abolida la conexión con la institución y por tanto con Dios se sigue creyendo en la bondad humana en una tierra virgen, la igualdad se convierte en la principal meta. Y véase sino la contestación del padre Gabriel ante la atenta mirada de uno de los grandes propietarios sobre el ambiente de trabajo que hay en la plantación:
Propieta rio: “No veo ninguna diferencia entre esta hacienda y la mía”.
Gabriel: “Esa es la diferencia, esta hacienda es de ellos”.
No hay modo de justificar la decisión de silencio del padre Logan, en cuanto a Gabriel sería un poco necio por mi parte exigir una explicación razonada de esa vida altruista, más cuando no te interesa molestar a quien consideras que hace algo que beneficia a quien de verdad lo necesita.
¿a estas alturas ya os habreis dado cuenta de que el título de la opinión es puro marketing no? ;-).
Yo confieso da para dos reflexiones de las que hablaré más abajo: la primera trata sobre una vida moral bajo la tutela de Dios y la segunda el valor de la integridad y la fidelidad a unas máximas elegidas.
Hay una escena estupenda de esta película en la que el sacerdote contempla el cielo en señal de que a él le debe todo aquello que está haciendo, le debe su trabajo, le debe sus actos, y le debe tener que entrar si hace falta en la cárcel en nombre de otro. En el siglo XVI la posición teísta estaba acompañada de una estructura celestial del Universo ordenada, la Tierra era el centro del Universo: lo que daba explicación a nuestra existencia y a la conducta humana… Si mirabas bajo tus pies, al centro de la Tierra veías a Lucifer, si mirabas al cielo era para alcanzar la perfección celestial (hoy substituida por salvación a bajo coste, precio de saldo para egocéntricos que no desean morir). Si la teoría geocéntrica caía la teoría moral del Universo se veía seriamente afectada, todo apuntaba a que no éramos tan especiales como decía la Biblia.
Algo que me llama la atención de la película es el abandono de una decisión pragmática como sería decir la verdad, desvelar el secreto de confesión para salvarse… ¿Mantienes tu integridad dando como pago una vida entre rejas?... Que alguien me lo explique porque no veo manera de argumentar tal decisión…
La integridad del verdadero creyente se puede ver mucho mejor en otra película del año 86 de Roland Joffe “La misión”, película ambientada entre los años 1750 y 1758 que narra la desaparición total de la orden de los jesuitas en medio de las tribus de América Central. Mientras en “Yo confieso” el padre está en todo momento conectado con un poder divino que lo justifica en La Misión los jesuitas se ven abandonados por él. En palabras textuales de Altamirano cuando abandona a los jesuitas: “Hablo en nombre de la Iglesia que es la representante de Dios en la Tierra”. Abolida la conexión con la institución y por tanto con Dios se sigue creyendo en la bondad humana en una tierra virgen, la igualdad se convierte en la principal meta. Y véase sino la contestación del padre Gabriel ante la atenta mirada de uno de los grandes propietarios sobre el ambiente de trabajo que hay en la plantación:
Propieta rio: “No veo ninguna diferencia entre esta hacienda y la mía”.
Gabriel: “Esa es la diferencia, esta hacienda es de ellos”.
No hay modo de justificar la decisión de silencio del padre Logan, en cuanto a Gabriel sería un poco necio por mi parte exigir una explicación razonada de esa vida altruista, más cuando no te interesa molestar a quien consideras que hace algo que beneficia a quien de verdad lo necesita.
¿a estas alturas ya os habreis dado cuenta de que el título de la opinión es puro marketing no? ;-).