Los discursos, sucesos y milagros expuestos en el Evangelio según Juan delatan la lucha que llevaban a cabo los misioneros cristianos para convencer al mundo romano que el cristianismo era la religión correcta.
Este evangelio comienza con el discurso del "Logos". Para el tiempo en que se escribió (finales del siglo I y principios del II), la tradición filosófico religiosa que tenía más adeptos en las clases intelectuales romanas era el neo platonismo.
Esa corriente de pensamiento defendía la existencia de una única divinidad insondable, que se manifestaba en tres personas o hipóstasis (e Uno, el Verbo o Logos, y el Espíritu del Mundo).
El autor del evangelio de Juan por lo que se lee en su escrito, era un conocedor de las bases de esa corriente de pensamiento. Por ello identificó a Jesús como la Segunda Hipóstasis de la divinidad. Así convencía a los neoplatonistas que dentro de su religión muy bien podía caber la figura de Jesucristo, pues era igual al Logos que ellos conocían.
También era muy popular el culto al dios Baco. Este dios era asociado al vino y las grandes celebraciones. Según la tradición Baco transformaba el agua en vino en los templos de Andros los días 5 y 6 de enero de cada año. Era un dios asociado a la libertad y libre pensamiento, muy reverenciado por los soldados romanos.
No es casualidad que el autor del evangelio de Juan atribuyera a Jesús el poder de transformar el agua en vino, como se relata en el milagro de las Bodas de Caná. Ese milagro no aparece registrado en ninguno de los otros tres evangelios canónicos. La intención era atraer adeptos de entre los seguidores de Baco para el cristianismo.
No hay ningún sentido espiritual en conocer que Jesús podía hacer aparecer vino en las fiestas. Eso ha traído muchas controversias entre los cristianos por siglos, pues el beber bebidas embriagantes no es una de las costumbres que fomenten los cristianos tradicionales. Ahora bien, hace perfecto sentido si se toma en cuenta que el autor solamente quería decir que Jesús era tan o más poderoso que Baco, pues él podía también llevar a cabo el mismo milagro que aquel dios, pero en cualquier momento.
Por otra parte, los otros cultos que atraían miles y miles de soldados romanos a las filas del cristianismo eran las religiones solares de Horus, Mitra y Apolo. En el Evangelio de Juan el autor hace constantes alusiones a historias y términos ligados a estos cultos con el muy posible propósito de atraer creyentes para el cristianismo.
Las alusiones más notables son los títulos que Jesús se atribuye a sí mismo en el evangelio de Juan. Títulos que no aparecen en los demás evangelios. En el de Juan, Jesús dice de sí mismo que él es la "Luz del mundo", y el "Camino, la verdad y la vida".
Para los seguidores de los cultos solares Horus y Apolo eran la "Luz del mundo". También a Horus se le llamaba el "Camino y la Verdad".
Otra alusión al culto a Horus es la resurrección de Lázaro. En uno de los mitos más famosos de Horus, este dios resucita a El-Azarus de la muerte, mientras que siglos después el autor del evangelio de Juan escribió que Jesús resucitó a Lázaro. El parecido entre los nombres de El-Azarus y Lázaro es pasmoso. Hay que tomar en cuenta también que este milagro no se menciona en ninguno de los otros evangelios.
Los mitos de Mitra contaban que este dios, quien también murió y resucitó al tercer día como el dios Sol Invicto, sacrificó un toro a instancias de su padre, el dios Ahura Mazda, para traer la vida eterna a los hombres. Según ese mito, cuando Mitra enterró un puñal en el costado del toro surgió un rio de agua y sangre que al beberla otorgaba la vida eterna.
Cuan notable es que en el evangelio de Juan, cuando el soldado romano entierra una lanza en el costado de Jesús brotó agua y sangre. Tampoco esto fue mencionado en los evangelios de Mateo, Marcos o Lucas. Otro punto interesante que alude al mitraísmo es las constantes alusiones que se hacen al río de agua viva, y las aguas como fuentes de agua de vida eterna. Eso esta literalmente copiado del mitraísmo.
Este tema es bastante denso, y como bien dijo el evangelista, no habría libros suficientes para analizar todos los paralelismos entre el Jesús de los evangelios y los dioses del siglo II en Roma.
Este evangelio comienza con el discurso del "Logos". Para el tiempo en que se escribió (finales del siglo I y principios del II), la tradición filosófico religiosa que tenía más adeptos en las clases intelectuales romanas era el neo platonismo.
Esa corriente de pensamiento defendía la existencia de una única divinidad insondable, que se manifestaba en tres personas o hipóstasis (e Uno, el Verbo o Logos, y el Espíritu del Mundo).
El autor del evangelio de Juan por lo que se lee en su escrito, era un conocedor de las bases de esa corriente de pensamiento. Por ello identificó a Jesús como la Segunda Hipóstasis de la divinidad. Así convencía a los neoplatonistas que dentro de su religión muy bien podía caber la figura de Jesucristo, pues era igual al Logos que ellos conocían.
También era muy popular el culto al dios Baco. Este dios era asociado al vino y las grandes celebraciones. Según la tradición Baco transformaba el agua en vino en los templos de Andros los días 5 y 6 de enero de cada año. Era un dios asociado a la libertad y libre pensamiento, muy reverenciado por los soldados romanos.
No es casualidad que el autor del evangelio de Juan atribuyera a Jesús el poder de transformar el agua en vino, como se relata en el milagro de las Bodas de Caná. Ese milagro no aparece registrado en ninguno de los otros tres evangelios canónicos. La intención era atraer adeptos de entre los seguidores de Baco para el cristianismo.
No hay ningún sentido espiritual en conocer que Jesús podía hacer aparecer vino en las fiestas. Eso ha traído muchas controversias entre los cristianos por siglos, pues el beber bebidas embriagantes no es una de las costumbres que fomenten los cristianos tradicionales. Ahora bien, hace perfecto sentido si se toma en cuenta que el autor solamente quería decir que Jesús era tan o más poderoso que Baco, pues él podía también llevar a cabo el mismo milagro que aquel dios, pero en cualquier momento.
Por otra parte, los otros cultos que atraían miles y miles de soldados romanos a las filas del cristianismo eran las religiones solares de Horus, Mitra y Apolo. En el Evangelio de Juan el autor hace constantes alusiones a historias y términos ligados a estos cultos con el muy posible propósito de atraer creyentes para el cristianismo.
Las alusiones más notables son los títulos que Jesús se atribuye a sí mismo en el evangelio de Juan. Títulos que no aparecen en los demás evangelios. En el de Juan, Jesús dice de sí mismo que él es la "Luz del mundo", y el "Camino, la verdad y la vida".
Para los seguidores de los cultos solares Horus y Apolo eran la "Luz del mundo". También a Horus se le llamaba el "Camino y la Verdad".
Otra alusión al culto a Horus es la resurrección de Lázaro. En uno de los mitos más famosos de Horus, este dios resucita a El-Azarus de la muerte, mientras que siglos después el autor del evangelio de Juan escribió que Jesús resucitó a Lázaro. El parecido entre los nombres de El-Azarus y Lázaro es pasmoso. Hay que tomar en cuenta también que este milagro no se menciona en ninguno de los otros evangelios.
Los mitos de Mitra contaban que este dios, quien también murió y resucitó al tercer día como el dios Sol Invicto, sacrificó un toro a instancias de su padre, el dios Ahura Mazda, para traer la vida eterna a los hombres. Según ese mito, cuando Mitra enterró un puñal en el costado del toro surgió un rio de agua y sangre que al beberla otorgaba la vida eterna.
Cuan notable es que en el evangelio de Juan, cuando el soldado romano entierra una lanza en el costado de Jesús brotó agua y sangre. Tampoco esto fue mencionado en los evangelios de Mateo, Marcos o Lucas. Otro punto interesante que alude al mitraísmo es las constantes alusiones que se hacen al río de agua viva, y las aguas como fuentes de agua de vida eterna. Eso esta literalmente copiado del mitraísmo.
Este tema es bastante denso, y como bien dijo el evangelista, no habría libros suficientes para analizar todos los paralelismos entre el Jesús de los evangelios y los dioses del siglo II en Roma.