Hablando de JUDAS
Judas, arrepentido por haber entregado a Jesús a las autoridades judías, de*vuelve las treinta monedas que le dieron por su traición y acto seguido “se ahorcó”. Los sumos sacerdotes compraron con ellas el Campo del Alfarero como lugar de sepultura para los forasteros. “Por esta razón ese campo se llama “Campo de Sangre”, hasta hoy”.
Es Mateo quien lo cuenta.
Mateo 27, 9-10.
“Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: y tomaron las treinta monedas de plata, cantidad en que fue tasado aquel a quien pusieron precio algunos hijos de Israel, y las dieron por el campo del Alfarero, según me ordenó el Señor.
Mateo es el único que transmite esta historia. Es un buen ejemplo de manipulación de las Escrituras por sus características especiales.
En primer lugar, no se trata de Jeremías, sino de Zacarías.
En segundo lugar, Zacarías no dice lo que transmite Mateo. Sólo habla de treinta monedas de plata que le habían dado a él, a Zacarías, por apacentar unas ovejas en nombre de Yahvé y repre*sentándolo a él. A Yahvé le parece irrisorio el jornal y le dice al profeta que lo eche al tesoro. He aquí la cita:
Zacarías 11,12-13
“Les dije (a los tratantes de ovejas): Si os parece bien, dadme mi jornal; si no, dejadlo. Ellos pesaron mi jornal: treinta siclos de plata.
Mas Yahvé me dijo: ¡Échalo al tesoro esa lindeza de precio en el que he sido valorado por ellos”.
No hay ninguna referencia al Campo del Alfarero, así que tuvo que buscarla en otro lugar. Y aquí viene lo más sor*prendente: encontró en Jeremías 32, 6-15 la historia de la compra por el pro*feta de un campo, el de Anatot:
Dijo Jeremías: He recibido una palabra de Yahvé que dice así: “He aquí que Hanamel, hijo de tu tío Sal-lum, va a dirigirse a ti diciendo:
Ea, cómprame el campo de Anatot, porque a ti te toca el derecho de rescate para comprarlo.
Y en el mismo profeta, en 18, 1-12, una especie de parábola en acción (otros también utilizan este procedimiento pedagógico: Eze*quiel, Oseas, Isaías) en la que se habla de un alfarero a quien se le estropea el cacharro que estaba haciendo y al fin acaba haciendo otro diferente. Yahvé dice que él también puede hacer con Israel lo mismo que el alfarero con el barro.
Con estas tres escenas (treinta monedas echadas al tesoro, más un campo com*prado, más un alfarero), Mateo, juntándolas, creó una cita inexistente. No se puede llegar más lejos para convencer a los lectores de que las Escrituras se cumplían en todo lo referente a la vida de Jesús, pues aunque aquí se trate de Judas está claro que este personaje tuvo una enorme importancia en la misión del Maestro.
Por otra parte, Mateo afirma que el campo del alfarero fue comprado por los sacerdotes, puesto que las monedas que Judas, arrepentido, les había precio de sangre. Sin embargo, Lucas, en su libro Hechos de los Apóstoles, dice que el campo lo compró el propio Judas.
Si todo esto fuese histórico, no sabríamos a qué atenernos
UN SALUDO
CLASICKO