Ordenadamente podemos decir las siguientes cosas de la Eucaristía o Sacramento de la Cena del Señor.
1. Primeramente su carácter sacramental, que resumiendo podemos entender en tres aspectos:
a) Institución de Jesucristo.
b) No es sólo una señal o memorial que repetimos a fin de recordar (anamnesis) sino también un signo y testimonio cierto mediante el cual y por medio del Espíritu Santo (epíclesis) Dios otorga su gracia eficazmente a fin de avivarnos, fortalecernos y confirmar nuestra fe en Él.
c) Que deben ser administrados por ministros debidamente ordenados
2. En concreto de la Cena del Señor podemos decir:
a) Signo de comunión de los Cristianos entre sí en el Cuerpo místico de Cristo y entre ellos en Él. Signo del amor entre los hermanos. Memorial de la pasión, muerte y resurrección de Cristo, testimonio de nuestra fe, y de la obra de justificación que es obrada por él en nosotros mediante la fe.
b) Para quienes rectamente y con fe participan de la Cena del Señor, el pan es el cuerpo de Cristo y el vino es la Sangre de Cristo.
c) La presencia de Cristo es real e indiscutible y nuestra participación de Cristo es espiritual según nuestra fe y gracias al carácter sacramental de la institución de Cristo en la cual el Señor ha querido y quiere hacerse presente mediante la comunión en todos quienes se acercan a éste sacramento.
3) Pero...
a) La teoría filosófica de la transubstanciación es una mala explicación que no ha conducido más que a reafirmar las supersticiones que circulan sobre la presencia de Cristo. Esta presencia es un misterio para la Iglesia y aunque real no es cosa de ser analizada en el mundo de la física y menos aún de la peculiar y específica esencia del pan y el vino, sus accidentes y demás elocubraciones metafísicas (que si las intentásemos plasmar más allá de la visión aristotélica de la physis no podríamos conjugar con otros sistemas filosóficos). Ligar la presencia de Cristo al pan y al vino de un modo así es una estrechez injustificable de las palabras de la institución de la Cena...
b) La teoría que afirma que la presencia de Cristo está solamente ligada al pan y al vino hasta el punto de que permanece en éstos aún después del culto es supersticiosa y vanal y no ha hecho más que acrecentar muchas supersticiones e idolatrías en la iglesia. !El sacramento de la Cena del Señor no ocupa un lugar en las iglesias vacías de fieles en un sagrario durante la noche o fuera del culto!
c) La creencia en que el sacrificio único y suficiente de Cristo, nuestro Señor, se repite incruentamente en el altar es una blasfemia sacrílega que desvirtúa el sacramento y hace poco de la pasión y muerte de nuestro Salvador.
d) Cristo no se quedó en el sacramento para que lo adorásemos en el pan y el vino, lo sacásemos de procesión, lo alzásemos o lo encerrásemos en cajas doradas... sino para el bien espiritual de quien lo recibe en la comunión de su cuerpo místico y la fe de la iglesia. Todos estos actos de piedad desmedidos son vanales, cuando no supersticiosos.