Dios los bendiga
Es difícil entender como hay cristianos que son “evolucionistas teístas” ósea, creen que el proceso de la evolución fue el medio que Dios utilizo para traer a la existencia todas las formas de vida incluyendo al hombre.
Es extraño como verdaderos cristianos creen en semejante engaño, y en este foro al menos hay dos personas las cuales respeto, uno de ellos respeta la Biblia para el otro le es insuficiente, espero que en este escrito pueda ser de bendición y comprender que la Biblia y la evolución no son compatibles. Espero sus comentarios.
Graves problemas para los evolucionistas teístas
La evolución teísta es una traición teológica. Y, por lo que respecta a los evolucionistas ateos, es una traición evolucionista. Un evolucionista teísta es en realidad un hombre sin país en este específico campo de estudio. No es un verdadero amigo del creacionismo, ni es tampoco un verdadero amigo del verdadero evolucionismo.
No son pocas las personas en estos tiempos modernos que han tenido un lavado de cerebro debido a la autoritaria campaña de los evolucionistas. El resultado de ello ha sido la advenediza doctrina del evolucionismo teísta -el intento de armonizar el relato de la creación en Génesis 1 con la filosofía de la evolución.
Muchos creyentes en la Biblia han sido engañados siendo llevados a pensar que la evidencia en favor de la evolución es tan poderosa que exige nuestra reinterpretación del relato de la creación en Génesis. Pero no es así. Hay una cantidad innumerable de problemas asociados con las supuestas evidencias en favor de la evolución. Hay también muchas leyes de la naturaleza que son contradichas por la teoría de la evolución.
¿Qué es lo que cree el evolucionista teísta? En primer lugar, y ante todo, cree en la teoría de la evolución. Y con todo, creyendo en la evolución quiere mantener a Dios en escena. En realidad, intenta mantenerse en un punto neutral entre dos campos con dos filosofías opuestas, la filosofía de la evolución, por un lado, y el relato de la creación en Génesis, por el otro. Aquí citamos cómo los evolucionistas teístas afirman su causa: Carl Wallace Miller dijo: «En un punto de este proceso evolutivo emergió el hombre mismo, y comenzó su penosa ascensión hasta su estado presente.» (1) Frederick C. Grant afirmó:
La historia del origen de la raza es incluso más sublime relatado en Evolución que en la Biblia, si alguien tiene oídos para oírlo. No por los dedos antropomórficos de un Dios semítico, y sacado de barro babilónico, sino a través de largos evos de un lento y progresivo desarrollo, conducido por una Mente y Propósito Supremo, fue finalmente formado el hombre, hecho en «imagen» de la Mente espiritual que lo creó -esto es, por el lado de su capacidad interna para una naturaleza intelectual y espiritual, que es realmente lo que le hace hombre. (2)
A los ojos de John A. T. Robinson: «La verdadera religión... consiste en armonizarse uno mismo con el proceso evolutivo al ir él desarrollando formas más y más elevadas de conciencia propia.» (3) Otros dicen: «La evolución es el método de creación de Dios o de la naturaleza.» (4)
Y así van las componendas. Los evolucionistas teístas creen que el proceso de evolución fue el medio de Dios de traer a la existencia las formas de vida ahora existentes. Dios simplemente condujo el proceso hasta que salió lo que deseaba, un verdadero hombre.
En el terreno de argumentación del evolucionista teísta la coherencia se evapora. No es amigo del verdadero evolucionista ni tampoco del verdadero creacionista. Es un mestizo teocientífico que cree que ha descubierto la respuesta en la harmonización de la ciencia filosófica con la Biblia. Pero Coppedge tenía razón al decir: «Algunos creyentes en Dios no están conscientes de que la Biblia y la evolución no son compatibles. Suponen que la evolución teísta es una filosofía aceptable para la fe cristiana, no habiendo reflexionado a fondo acerca de la contradicción implicada.» (5) Y esto es lo que sucede con la mayor parte de evolucionistas teístas.
El evolucionismo teísta es una doctrina relativamente nueva. Pero aún más recientemente ha evolucionado otra criatura al lado del evolucionismo teísta. Esta nueva filosofía recibe el nombre de «creacionismo progresivo». Como se ve en la anterior cita de Taylor, la afirmación del creacionista progresivo es que Dios ha creado por fíat todas las formas de vida, pero que lo hizo a lo largo de seis períodos geológicos. Éste es otro esfuerzo de aquellos que intentan aferrarse a la Biblia, y a pesar de ello, creer en los millones de años demandados por los geólogos evolucionistas. Es un esfuerzo en estirar los seis días de veinticuatro horas de Génesis 1 para armonizarlos con la escala de tiempo geológico.
Si hay alguna diferencia entre los evolucionistas teístas y los creacionistas progresivos es que los evolucionistas teístas quieren abrazar la teoría de la evolución como un todo, y los creacionistas progresivos quieren abrazar sólo el tiempo geológicos exigido por los evolucionistas. Los creacionistas progresivos tratan aún de creer en algún tipo de creación. Pero aún no han andado todo el camino en que se encuentran. Y este camino -los evolucionistas teístas están sólo un poco más adelantados- conduce hacia el evolucionismo ateo. La creación progresiva es en realidad una aceptación progresiva de la teoría del evolucionismo ateo.
Así que ¿cuáles son los problemas que hay con el evolucionismo teísta o con cualquier otra filosofía mestiza acerca de los orígenes? Aquí se presentan algunos de los problemas que hacen que el evolucionismo teísta sea una componenda totalmente insatisfactoria entre Génesis 1 y la teoría de la evolución. Estos son problemas con los que más tarde o más temprano se tendrá que enfrentar cada evolucionista teísta.
EL PROBLEMA DE LA INSUFICIENTE EVIDENCIA
Los evolucionistas teístas se enfrentan con el problema de dar cuenta de las muchas claras afirmaciones que se hacen en la Biblia con respecto a la creación. Tienen que explicar, a través del cristal de la evolución, afirmaciones como: «En el principio creó Dios los cielos y la tierra» (Génesis 1: l), «En seis días hizo Jehová los cielos y la tierra» (Éxodo 20:1 1; 31:17), y «Tú sólo eres Jehová; tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, con todo su ejército, la tierra y todo lo que está en ella» (Nehemías 9:6; cp. Hechos 14:15; 17:24, 25; Apocalipsis 4:11; Isaías 17:7; Jeremías 27:5).
La Biblia afirma que Dios hizo varios órganos del cuerpo (Proverbios 20:12; Salmo 94:9). La Biblia afirma que todas las cosas fueron hechas por medio de Cristo (Juan 1:3; Colosenses 1:16). La Biblia afirma que las cosas fueron creadas por la palabra hablada por Dios (Salmo 33:6-9). Y se tiene que recordar que Dios no dio un solo mandato para crear una pequeña forma de vida a partir de la cual fueran a evolucionar las otras formas de vida. La creación fue el resultado de una serie de mandatos. De manera que en la Biblia se enseña con claridad la creación por mandato de Dios. Y los evolucionistas teístas tienen que luchar para dar cuenta de cada uno de estos versículos.
EL PROBLEMA DE LA CONFIRMACIÓN
Los evolucionistas teístas no solamente tienen que reinterpretar Génesis 1, sino que en uno u otro sentido tienen que reinterpretar la Biblia entera. Los primeros capítulos de la Biblia no son los únicos pasajes que enseñan creación por fíat. Jesús enseñó que Dios hizo al hombre en el principio (Mateo 19:4; Marcos 10:6). ¿Se equivocó Jesús acerca de sus puntos de vista de los orígenes? Pablo enseñó que había sido Dios quien ordenó «que de las tinieblas resplandeciese la luz» (2 Corintios 4:6). Si negamos el relato de Génesis de la creación, la coherencia exige que neguemos todas las otras afirmaciones bíblicas que se basan en los hechos de Génesis 1. Ciertamente se trata de una pesada carga la que tienen que llevar los evolucionistas teístas. Su ataque, así, no es sólo contra Génesis 1. ¡Es contra la Biblia entera! Y desafortunadamente pocos evolucionistas teístas se dan nunca cuenta de ello.
EL PROBLEMA DE LA INTERVENCIÓN
La creación fue el más grande milagro de Dios. Si eliminamos la intervención de Dios en creación, ¿qué nos impedirá de poner a un lado su obra en otros milagros, como el de la resurrección de Jesús? El grave problema que tenemos aquí es que el modernismo no sabe dónde detenerse en esta sustracción de Dios de su universo. Pero la Biblia dice que Dios hizo al hombre con su gran poder (Jeremías 27:5). Creó por el poder del mandato (Salmo 33:6-9). Habló y fue hecho. Estuvo activo en creación.
Una vez más, si quitamos el poder de Dios de la creación, ¿qué nos impide excluir su poder de los milagros? Y también, ¿por qué no lo sacamos totalmente de la escena? Con Dios fuera, podemos eliminar el teísmo del evolucionismo teísta, y eliminar así más de la mitad de los problemas que afronta la teoría de la evolución. Pero si quitamos el elemento teísta de la evolución teísta -y la doctrina evolucionista coherente demanda esto- tenemos que poner en su lugar el evolucionismo ateo. Esto es lo que cualquier evolucionista verdadero dirá y hará.
EL PROBLEMA DE LA SECUENCIA FUERA DE ORDEN
Un verdadero problema para los evolucionistas teístas y para los creacionistas progresivos es el orden en que se crearon las cosas en Génesis 1. La vegetación fue creada en él tercer día, pero el sol no fue creado hasta el día 4. ¿Cómo existieron estas plantas por los supuestos evos que transcurrieron entre el tercer y cuarto día? Plantas como la Yuca dependen de la polinización, que es posibilitada sólo por la Pronuba o polilla de la Yuca. Y la hembra de la Pronuba depende de la planta Yuca en la que puede incubar sus huevos. Ninguna puede sobrevivir sin la otra. Pero los insectos fueron creados el día 6 (Génesis 1:24) y las plantas el día 3 (Génesis 1: 1 1, 12). ¿Cómo pudieron la planta de la Yuca u otras como ella, sobrevivir dos períodos geológicos hasta la creación de la polilla Pronuba? Hay numerosos animales y plantas que se necesitan mutuamente para sobrevivir. Y los evolucionistas teístas tienen que enfrentarse con cada una de estas situaciones.
Para escapar a este serio problema que se enfrenta al evolucionismo teísta muchos han afirmado que el relato de Génesis no es cronológicamente correcto. Así, tenemos las primeras señales de que los evolucionistas teístas están tratando de reescribir la Biblia para hacerla concordar con su teoría naturalista.
Pero Génesis 1 es cronológicamente correcto. «Los seis días deben ser comprendidos en un sentido cronológico, esto es, que un día sigue al anterior en sucesión. Este hecho queda enfatizado por la designación de los días como un, segundo, tercero, etc.» (6) Génesis 2:4 afirma: «Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados.» Génesis 6:9 se refiere a las generaciones de Noé (el mismo término hebreo que orígenes en Génesis 2:4 -N. del T.-). Esta terminología es utilizada en muchos casos en el libro de Génesis (Génesis 1 0: 1; 1 1: 10, 27; 25:12, 19; 36:1, 9; 37:2). Y ello se utiliza para denotar una relación histórica. (7) Y Génesis 1 es una relación histórica. No es una historia cronológicamente desordenada.
Los hay también que interpretan Génesis 1 como un paralelismo hebreo. (8) Dicen que los seis días de creación forman una tríada. Los días 1, 2 y 3 se corresponden con los días 4, 5 y 6. En otras palabras, el día 4 es una reafirmación del día 1, el 5 una reafirmación del día 2, y el 6 es una reafirmación del día 3.
Pero hay algunos problemas con esta teoría de la tríada. El primer día, con la creación de la luz, podría desde luego ser paralelo con la creación de las lumbreras del cuarto día. Pero el sol, la luna y las estrellas fueron situadas en la expansión en el día 4, en tanto que la expansión no fue creada hasta el día 2. Y el día 2 se debería corresponder con el 5, no con el 4. Además, los peces fueron creados el día quinto, pero el relato supuestamente paralelo da la creación de los mares en el día 3. El día correspondiente al 5 debería ser el 2. ¿Acaso los peces se estuvieron debatiendo sobre el suelo hasta que los mares fueron creados en la siguiente era geológica? Me parece que esta teoría carece de toda coherencia.
Así, no son pocos los problemas consustanciales a esta teoría de interpretación con cualquier intento de llevar Génesis 1 a concordar cronológicamente con la teoría de la evolución. Simplemente, no se puede hacer.
EL PROBLEMA DEL «TIPO»
Génesis 1 enseña que todos los seres vivos tenían que reproducirse «según su género» (o tipo) (Génesis 1: 11, 12, 24, 2 5). No hay ninguna definición clara de la palabra «tipo» en el libro de Génesis. Sería un error identificar este término con lo que los biólogos denominan «especie». Pero el principio que aquí se presenta es estrictamente antievolucionista. Génesis 1 dice que Dios ordenó que cada tipo se reprodujera según él mismo. Y Pablo dice que Dios da a cada semilla su propio cuerpo, y que no toda carne es la misma carne (1 Corintios 15:38, 39). Hay una carne de los hombres, otra carne de las bestias, otra de los peces, y otra de las aves. No son iguales ni procedieron unas de otras. Se reproducen según su propio tipo.
La enseñanza de la Biblia de que la vida debía reproducirse sólo en conformidad a su propio tipo es ciertamente contraria a la teoría de la evolución. Los evolucionistas dicen que una forma de vida ha evolucionado de otra. Pero la Biblia afirma que cada forma de vida reproduce otro individuo conforme a su propio tipo. (En la versión de Reina, de 1569, se traduce uniformemente que la reproducción de los seres vivos debía hacerse «según su naturaleza», Génesis 1:11, 12, 21, 24, 25, en lugar de la traducción dada por las revisiones modernas, que vierten «según su género» y «según su especie», términos que pueden llevar a equívocos con las actuales clasificaciones científicas, por cierto no bien delimitadas ni aceptadas universalmente por los taxonomistas; evidentemente, la traducción de Reina, 1569, es mucho más adecuada que las que se dan en las revisiones modernas. -N. del T.- ).
EL PROBLEMA DEL POLVO
Génesis afirma que el hombre fue creado del polvo de la tierra (Génesis 2:7). ¿Cómo puede esto armonizarse con una teoría que enseña que el hombre evolucionó desde criaturas inferiores, que a su vez surgieron por evolución procedentes de una célula primigenio?
Génesis afirma que Adán fue un hombre original (Génesis 2:7; cp. 1 Corintios 15:45). Pero ¿en qué punto de la cadena evolutiva puso Dios la etiqueta de hombre sobre un animal? ¿Fue simio, luego simio-hombre, luego, hombre-simio, y luego hombre total?
El primer hombre fue creado totalmente desarrollado según el relato del Génesis. Pero el evolucionista teísta tiene un animal desarrollándose hasta el punto en que Dios finalmente lo llama hombre. Sí, cuando el polvo se asienta, sigue estando claro que Dios creó un hombre original, totalmente completo en el principio. Fue hecho desde el polvo, no desde una forma inferior de vida prehumana.
EL PROBLEMA DE LA IMAGEN
Génesis enseña que el hombre fue hecho en la imagen de Dios (Génesis 1:26, 27; 5:1; 9:6). El hombre está hecho a la imagen espiritual de Dios. El hombre es un ser espiritual, un alma eterna (Mateo 10:28; Eclesiastés 12:7). Pero, ¿en qué punto en la supuesta progresión evolutiva del hombre otorgó Dios un alma eterna a un animal llamando hombre al animal? Esta es una pregunta que los evolucionistas teístas no pueden responder. Dios no considera a los animales como considera al hombre. Pero si el hombre evolucionó, ¿cuándo entonces cambió Dios su consideración sobre los animales, y les dio almas eternas?{/b]
Cuando Dios pronunció la frase «Hagamos al hombre», la impresión concreta que uno recibe es que Dios consideró que el hombre que Él iba a hacer iba a ser una creación muy singular. Esta frase no es utilizada en ningún otro lugar del registro de Génesis. Este pensamiento se manifiesta también en el cambio de referencia que Dios hace a los animales en Génesis 1:24, 25 con respecto a la reproducción, que cada animal se debería reproducir «según su naturaleza» (Reina). Pero, con referencia al hombre, Dios dice «conforme a nuestra semejanza» (v. 26). Aquí se muestra una relación entre Dios y el hombre en el principio, que no existió entre Dios y los animales.
Para resaltar más la singularidad y diferencia del hombre y los animales, Génesis 3:21 afirma que Dios hizo túnicas para Adán y Eva de pieles de animales. Es evidente que la muerte de algunos animales fue la consecuencia de esta obra de confección. Y en Génesis 4, Abel, hijo de Adán y Eva, ofreció un sacrificio animal. Pero más tarde vemos a Caín dando muerte a Abel. Si no hay distinción entre los animales y Adán, Eva y sus hijos, que se supone evolucionaron de un antecesor animal común, ¿por qué entonces Dios condena el asesinato de Abel? Si Abel era simplemente otro animal, ¿por qué se le da tanta importancia acerca de su muerte, y no se da a la muerte de los animales que proveyeron sacrificios y vestidos?
EL PROBLEMA DE LA COSTILLA
Génesis afirma que Eva fue creada de la costilla de Adán (Génesis 2:21-23). El Nuevo Testamento enseña que el hombre fue formado primero, y después la mujer, varón antes que hembra (1 Corintíos 11:8, 9; 1 Timoteo 2:13, 14). Pero según la teoría de la evolución, varón y hembra deberían haber evolucionado en algún momento inmediatamente posterior a la formación de la primera vida. Y luego deberían haber continuado evolucionando juntos a fin de que la reproducción fuera posible. Por ello, macho y hembra deberían haber existido en el «reino humano» antes que Dios los señalara como hombre y mujer totales, según el pensamiento evolucionista. Los evolucionistas teístas consideran que el hombre y la mujer existieron antes de que Dios los señalara como tales en Génesis 1 y 2. Pero Génesis dice que la existencia de la mujer vino después de la del hombre. La mujer no existe antes que el hombre sea hombre en Génesis 1 y 2.
Éste no es un problema pequeño para los evolucionistas teístas. Nunca han podido explicar el fenómeno de la reproducción, y aún menos armonizarlo con Génesis. La formación de la mujer a partir de la costilla del hombre es considerada como un mito por parte de cualquier verdadero evolucionista.
EL PROBLEMA MACHO-HEMBRA
En relación con el punto anterior, Génesis 1:27 enseña que Dios creó los sexos, macho y hembra. Después de ver a Eva, Adán dijo: «Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne» (Génesis 2:23). Zimmerman escribe acerca de esto: «todo el énfasis acerca del sexo en este punto carecería una vez más de sentido si lo que estuviera involucrado fuera la evolución teísta, porque el sexo se habría originado muchos millones de años antes.» (9) Jesús afirmó que Dios hizo al hombre macho y hembra desde el principio (Mateo 19:4; Marcos 10:6). No hay armonía entre esto y la evolución teísta. «Si el hombre hubiera sido físicamente un animal antes de haber adquirido su naturaleza espiritual, ya habría sido macho y hembra, y las afirmaciones de Génesis 1:27 y Mateo 19:4 serían inexactas y erróneas.» "
Pablo dijo que Dios «de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra» (Hechos 17:26). Y Génesis 3:20 afirma que la primera mujer fue llamada Eva porque ella era la madre de todos los vivientes. Pero los evolucionistas teístas quisieran hacernos creer que hubo primero una «mujer-simia» que fue la madre de todos los vivientes. Quisieran hacernos creer que diferentes razas humanas evolucionaron de diferentes razas de seres prehumanos que tuvieron un antepasado común.
Los evolucionistas teístas tienen que afirmar o bien que Adán y Eva -los originadores de la actual raza humana- fueron mutantes iniciales que los apartaron de su familia prehumana, o que todos los descendientes de la especie prehumana de Adán y Eva se extinguieron inmediatamente después de que Dios les otorgara su naturaleza espiritual y los llamara humanos. Los evolucionistas teístas tienen que responder a la pregunta de qué es lo que sucedió a los hermanos, hermanas, madre y padre prehumanos de Adán y Eva. ¿Qué sucedió a los descendientes de ellos después que estos últimos se volvieran «humanos»? ¿Acaso Dios los devolvió al estado de simios? Se podría hacer aquí una multitud de preguntas que ningún evolucionista teísta podría ni comenzar a responder. En realidad, la mayor parte de los evolucionistas teístas ni siquiera han dado consideración a las anteriores cuestiones ni para empezar.
EL PROBLEMA DEL INTELECTO
Génesis enseña que el hombre fue creado con una mente. Podía decidir, razonar y pensar. Podía hablar y comunicarse (Génesis 3: 1 7). Y Pablo dice que el hombre podía percibir la grandeza de Dios desde el principio (Romanos 1:20). Esto es bien diferente de los mudos hombres-simios en que los evolucionistas querrían hacernos creer.
EL PROBLEMA DEL DOMINIO
Génesis nos enseña que el hombre tenía el dominio sobre todos los animales (Génesis 1:28). En esto queda claro que Dios ciertamente consideraba al hombre diferente de los animales. Pero, ¿en qué punto de la cadena evolutiva decidió Dios esto? ¿En qué punto de la evolución humana puso finalmente Dios a Adán y Eva como cabeza sobre su madre y padre prehumanos? Esta especie de rebelión juvenil hubiera sido ciertamente difícil de aceptar por parte de los padres prehumanos de Adán y Eva. «Lo siento, papá», debe haberle dicho Adán a su padre prehumano: «tus descendientes tendrán que volverse a convertir en simios. Dios dice que los descendientes de Eva y míos vamos a evolucionar a algo mucho más grande ».
En relación con lo que se. afirma en Génesis 2:20: «Mas para Adán no se halló ayuda idónea para él», Zimmerman propone lo que sigue:
Con independencia de la forma literaria del relato de Génesis, el mensaje que aquí se da es claro y concreto. El hombre, Adán, es distinto de todos los animales que él examinó, y no había ninguno como él. Éste es un concepto totalmente imposible bajo la teoría de la evolución, donde Adán hubiera sido uno de varios homínidos antropoides que estaban acercándose al estado de homo... (11)
El hombre debía tener dominio sobre los animales, no debido a que hubiera evolucionado a un estado más elevado en la línea de la evolución, sino debido a que tenía la imagen y semejanza de Dios; había sido creado de esta manera. Era diferente de los animales, muy mucho. La autoridad de Dios formaba parte de su naturaleza. Y por esta razón, el hombre ha tenido el dominio sobre los animales desde el principio.
EL PROBLEMA DE LA VIDA DILATADA
Génesis 3:22 enseña que el primer hombre hubiera podido vivir para siempre si no hubiera pecado. ¿Cómo vamos a reconciliar esto con la teoría de la evolución? ¡No hay manera! Los evolucionistas teístas nunca podrán conciliar este hecho con la teoría de la evolución orgánica.
EL PROBLEMA DEL PECADO Y DE LA CAÍDA
La Biblia enseña que como resultado del pecado de Adán, la muerte pasó a todos los hombres. El pecado entró en el mundo (Génesis 2:17; Romanos 5: 19). Pero la idea del pecado es totalmente extraña a la teoría de la evolución. ¿En qué punto de la supuesta evolución del hombre decidió finalmente Dios que éste podía pecar? ¿En qué punto decidió finalmente Dios que el hombre sería tenido responsable de sus pecados?
EL PROBLEMA DE LA ARMONÍA
En realidad, ahí está todo el problema. No puede haber armonía entre el relato bíblico de la creación y la filosofía de la evolución, incluso aunque los evolucionistas teístas intenten con todas sus fuerzas llegar a compromisos lógicos. Thomas Huxley, un evolucionista, dijo acertadamente: «Está claro que la doctrina de la evolución es directamente antagonista a la de la creación... La evolución, si se acepta de manera coherente, hace imposible creer en la Biblia [énfasis mío, R.E.D.].» " Zimmerman, un creacionista, añade: «Cualquiera que esté familiarizado con la teoría de la evolución sabe que es imposible reconciliar unos Adán y Eva históricos con ninguna teoría de la evolución ... » " Riegle, también un creacionista, afirma con acierto: «Es difícil entender cómo alguien puede creer honradamente en Dios y también aceptar muchas de las ideas promovidas por los evolucionistas. Una creencia genuina en Dios exige la aceptación de su palabra, la Biblia, y su enseñanza.» (14) Y esta palabra no enseña nada acerca de ningún concepto de evolución.
La verdadera creencia en la teoría de la evolución no deja ningún lugar para la Biblia. Huxley estaba en lo cierto en este punto. Y la verdadera creencia en la Biblia no deja lugar alguno a la evolución. Simpson escribió: «El intento de erigir una teoría de la evolución entremezclando misticismo y ciencia sólo ha tendido a viciar la ciencia. Sospecho intensamente que ha sido igualmente dañino para el campo religioso [énfasis mío R.E.D.].» (15) Si Simpson, un evolucionista, puede ver esto, ¿por qué no pueden verlo algunos supuestos creyentes en la Biblia? «La introducción de Dios no hace la evolución más firme en lo científico y, si acaso, lo que sí hace es hacerla menos científica.» (16) Bales dijo: « ... los evolucionistas coherentes consideran incoherentes a los evolucionistas teístas». (17) «Estas personas», dice Lewis Oldam con respecto a los evolucionistas teístas, «no son ni buenos cristianos ni buenos evolucionistas, porque tienen que rechazar de continuo partes de ambos sistemas». (18)
RECAPITULACIÓN
Concluyamos diciendo que los evolucionistas teístas han hecho un compromiso injusto e innecesario. «La postura cristiana de la creación no se ve dificultada por ningún hecho científico hasta allí donde se sepa.» No hay necesidad de comprometer la Biblia con ninguna filosofía de la ciencia. Las filosofías no son hechos. Así que no las confundamos con los hechos. Cualquier compromiso dé este tipo es una injusticia hacia la Biblia. El creacionista no debería permitir que los evolucionistas lo induzcan a pensar que la evolución es un hecho demostrado. No hay evidencia alguna que indique que un cristiano tenga que hacer componendas de ningún tipo con el evolucionismo ateo; y siendo que esto es así, no hay razón alguna por la que ningún cristiano tenga que asumir que el evolucionismo teísta es la manera en que las cosas vinieron a existir.
1. Carl Wallace Miller, A Scientist's Approach to Religion (New York: Macmillan Co., 1947), pág. 88.
2. Frederick C. Grant, New Horizons of the Christian Faith (Miiwaukee: Morchouse Publishing Co., 1928), The Hales Lectures 1927, 28, pág. 81.
3. John A. T. Robinson, Honest to God (Phiiadelphia, Penn.: The Westminster Press, 1963), pág. 32.
4. Theodosius Dobzhansky, San Francisco Symposium (Biology Teachers of America, 1972), n.
p. Ver también: James Hauncy, Science Returns to God (Grand Rapids, Mich.: Zondervan Publishing House, 1972), pág. 20.
5. James F. Coppedge, Evolution: Possible or Impossible? (Grand Rapids, Mich.: Zondervan Publishing House, 1975), pág. 177.
6. Edward Young, Westminster Theological Journal (Mayo, 1963), pág. 169.
7. Paul A. Zimmerman, «The Word of God Today», Creation, Evolution and God'S Word, op.
cit., pág. 114.
8. W. H. Griffith Thomas, Genesis (Grand Rapids, Mich.: Wm. B. Eerdmans Publishing, 1946),
pág. 29.
9. Zimmerman, «The Word of God Today», Creation, Evolution and God's Word, op. cit.,
pág. 114.
10. John C. Whitcomb, The Early Earth (Grand Rapíds, Mich.: Baker Book House, 1972),
pág. 103.
11. Zimmerrnan, «The Word of God Today», Creation, Evolution and God's Word, op. cit,,
pág. 114.
12. Thomas Huxley, citado por Fred John Meldau, Why We Belive in Creation, Not in Evolution (Denver, Colo.: Christian Victory Publishing Co., 1959), pág. 8.
13. Zimmerman, «The Word of God Today», Creation, Evolution and God's Word, op. cit., pág. 119.
14. David D. Riegle, Creation or Evolution? (Grand Rapids, Mich.: Zondervan Publishing Hou-
se, 197 l), pág. 23.
15. George Gaylord Simpson, This View of Life (New York: Harcourt, Brace & Co., 1964),
póg. 232.
16. Donald England, A Christian View of'Origins (Grand Rapids, Mich.: Baker Book House,
1972), pág.111.
17. James D. Bales, «Theistic Evolution and Genesis», Gospel Advocate (Nashville, Tenn.: 24
enero, 1974), pág. 52.
18. Lewis T. Oldham, Is There Really a God? (Murfrecsboro, Tenn.: Dehoff Publications, n.d.), pág.109.
Fuente: “El Ocaso de los Incrédulos” Roger E. Dickson, Pag. 189-200
Es difícil entender como hay cristianos que son “evolucionistas teístas” ósea, creen que el proceso de la evolución fue el medio que Dios utilizo para traer a la existencia todas las formas de vida incluyendo al hombre.
Es extraño como verdaderos cristianos creen en semejante engaño, y en este foro al menos hay dos personas las cuales respeto, uno de ellos respeta la Biblia para el otro le es insuficiente, espero que en este escrito pueda ser de bendición y comprender que la Biblia y la evolución no son compatibles. Espero sus comentarios.
Graves problemas para los evolucionistas teístas
La evolución teísta es una traición teológica. Y, por lo que respecta a los evolucionistas ateos, es una traición evolucionista. Un evolucionista teísta es en realidad un hombre sin país en este específico campo de estudio. No es un verdadero amigo del creacionismo, ni es tampoco un verdadero amigo del verdadero evolucionismo.
No son pocas las personas en estos tiempos modernos que han tenido un lavado de cerebro debido a la autoritaria campaña de los evolucionistas. El resultado de ello ha sido la advenediza doctrina del evolucionismo teísta -el intento de armonizar el relato de la creación en Génesis 1 con la filosofía de la evolución.
Muchos creyentes en la Biblia han sido engañados siendo llevados a pensar que la evidencia en favor de la evolución es tan poderosa que exige nuestra reinterpretación del relato de la creación en Génesis. Pero no es así. Hay una cantidad innumerable de problemas asociados con las supuestas evidencias en favor de la evolución. Hay también muchas leyes de la naturaleza que son contradichas por la teoría de la evolución.
¿Qué es lo que cree el evolucionista teísta? En primer lugar, y ante todo, cree en la teoría de la evolución. Y con todo, creyendo en la evolución quiere mantener a Dios en escena. En realidad, intenta mantenerse en un punto neutral entre dos campos con dos filosofías opuestas, la filosofía de la evolución, por un lado, y el relato de la creación en Génesis, por el otro. Aquí citamos cómo los evolucionistas teístas afirman su causa: Carl Wallace Miller dijo: «En un punto de este proceso evolutivo emergió el hombre mismo, y comenzó su penosa ascensión hasta su estado presente.» (1) Frederick C. Grant afirmó:
La historia del origen de la raza es incluso más sublime relatado en Evolución que en la Biblia, si alguien tiene oídos para oírlo. No por los dedos antropomórficos de un Dios semítico, y sacado de barro babilónico, sino a través de largos evos de un lento y progresivo desarrollo, conducido por una Mente y Propósito Supremo, fue finalmente formado el hombre, hecho en «imagen» de la Mente espiritual que lo creó -esto es, por el lado de su capacidad interna para una naturaleza intelectual y espiritual, que es realmente lo que le hace hombre. (2)
A los ojos de John A. T. Robinson: «La verdadera religión... consiste en armonizarse uno mismo con el proceso evolutivo al ir él desarrollando formas más y más elevadas de conciencia propia.» (3) Otros dicen: «La evolución es el método de creación de Dios o de la naturaleza.» (4)
Y así van las componendas. Los evolucionistas teístas creen que el proceso de evolución fue el medio de Dios de traer a la existencia las formas de vida ahora existentes. Dios simplemente condujo el proceso hasta que salió lo que deseaba, un verdadero hombre.
En el terreno de argumentación del evolucionista teísta la coherencia se evapora. No es amigo del verdadero evolucionista ni tampoco del verdadero creacionista. Es un mestizo teocientífico que cree que ha descubierto la respuesta en la harmonización de la ciencia filosófica con la Biblia. Pero Coppedge tenía razón al decir: «Algunos creyentes en Dios no están conscientes de que la Biblia y la evolución no son compatibles. Suponen que la evolución teísta es una filosofía aceptable para la fe cristiana, no habiendo reflexionado a fondo acerca de la contradicción implicada.» (5) Y esto es lo que sucede con la mayor parte de evolucionistas teístas.
El evolucionismo teísta es una doctrina relativamente nueva. Pero aún más recientemente ha evolucionado otra criatura al lado del evolucionismo teísta. Esta nueva filosofía recibe el nombre de «creacionismo progresivo». Como se ve en la anterior cita de Taylor, la afirmación del creacionista progresivo es que Dios ha creado por fíat todas las formas de vida, pero que lo hizo a lo largo de seis períodos geológicos. Éste es otro esfuerzo de aquellos que intentan aferrarse a la Biblia, y a pesar de ello, creer en los millones de años demandados por los geólogos evolucionistas. Es un esfuerzo en estirar los seis días de veinticuatro horas de Génesis 1 para armonizarlos con la escala de tiempo geológico.
Si hay alguna diferencia entre los evolucionistas teístas y los creacionistas progresivos es que los evolucionistas teístas quieren abrazar la teoría de la evolución como un todo, y los creacionistas progresivos quieren abrazar sólo el tiempo geológicos exigido por los evolucionistas. Los creacionistas progresivos tratan aún de creer en algún tipo de creación. Pero aún no han andado todo el camino en que se encuentran. Y este camino -los evolucionistas teístas están sólo un poco más adelantados- conduce hacia el evolucionismo ateo. La creación progresiva es en realidad una aceptación progresiva de la teoría del evolucionismo ateo.
Así que ¿cuáles son los problemas que hay con el evolucionismo teísta o con cualquier otra filosofía mestiza acerca de los orígenes? Aquí se presentan algunos de los problemas que hacen que el evolucionismo teísta sea una componenda totalmente insatisfactoria entre Génesis 1 y la teoría de la evolución. Estos son problemas con los que más tarde o más temprano se tendrá que enfrentar cada evolucionista teísta.
EL PROBLEMA DE LA INSUFICIENTE EVIDENCIA
Los evolucionistas teístas se enfrentan con el problema de dar cuenta de las muchas claras afirmaciones que se hacen en la Biblia con respecto a la creación. Tienen que explicar, a través del cristal de la evolución, afirmaciones como: «En el principio creó Dios los cielos y la tierra» (Génesis 1: l), «En seis días hizo Jehová los cielos y la tierra» (Éxodo 20:1 1; 31:17), y «Tú sólo eres Jehová; tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, con todo su ejército, la tierra y todo lo que está en ella» (Nehemías 9:6; cp. Hechos 14:15; 17:24, 25; Apocalipsis 4:11; Isaías 17:7; Jeremías 27:5).
La Biblia afirma que Dios hizo varios órganos del cuerpo (Proverbios 20:12; Salmo 94:9). La Biblia afirma que todas las cosas fueron hechas por medio de Cristo (Juan 1:3; Colosenses 1:16). La Biblia afirma que las cosas fueron creadas por la palabra hablada por Dios (Salmo 33:6-9). Y se tiene que recordar que Dios no dio un solo mandato para crear una pequeña forma de vida a partir de la cual fueran a evolucionar las otras formas de vida. La creación fue el resultado de una serie de mandatos. De manera que en la Biblia se enseña con claridad la creación por mandato de Dios. Y los evolucionistas teístas tienen que luchar para dar cuenta de cada uno de estos versículos.
EL PROBLEMA DE LA CONFIRMACIÓN
Los evolucionistas teístas no solamente tienen que reinterpretar Génesis 1, sino que en uno u otro sentido tienen que reinterpretar la Biblia entera. Los primeros capítulos de la Biblia no son los únicos pasajes que enseñan creación por fíat. Jesús enseñó que Dios hizo al hombre en el principio (Mateo 19:4; Marcos 10:6). ¿Se equivocó Jesús acerca de sus puntos de vista de los orígenes? Pablo enseñó que había sido Dios quien ordenó «que de las tinieblas resplandeciese la luz» (2 Corintios 4:6). Si negamos el relato de Génesis de la creación, la coherencia exige que neguemos todas las otras afirmaciones bíblicas que se basan en los hechos de Génesis 1. Ciertamente se trata de una pesada carga la que tienen que llevar los evolucionistas teístas. Su ataque, así, no es sólo contra Génesis 1. ¡Es contra la Biblia entera! Y desafortunadamente pocos evolucionistas teístas se dan nunca cuenta de ello.
EL PROBLEMA DE LA INTERVENCIÓN
La creación fue el más grande milagro de Dios. Si eliminamos la intervención de Dios en creación, ¿qué nos impedirá de poner a un lado su obra en otros milagros, como el de la resurrección de Jesús? El grave problema que tenemos aquí es que el modernismo no sabe dónde detenerse en esta sustracción de Dios de su universo. Pero la Biblia dice que Dios hizo al hombre con su gran poder (Jeremías 27:5). Creó por el poder del mandato (Salmo 33:6-9). Habló y fue hecho. Estuvo activo en creación.
Una vez más, si quitamos el poder de Dios de la creación, ¿qué nos impide excluir su poder de los milagros? Y también, ¿por qué no lo sacamos totalmente de la escena? Con Dios fuera, podemos eliminar el teísmo del evolucionismo teísta, y eliminar así más de la mitad de los problemas que afronta la teoría de la evolución. Pero si quitamos el elemento teísta de la evolución teísta -y la doctrina evolucionista coherente demanda esto- tenemos que poner en su lugar el evolucionismo ateo. Esto es lo que cualquier evolucionista verdadero dirá y hará.
EL PROBLEMA DE LA SECUENCIA FUERA DE ORDEN
Un verdadero problema para los evolucionistas teístas y para los creacionistas progresivos es el orden en que se crearon las cosas en Génesis 1. La vegetación fue creada en él tercer día, pero el sol no fue creado hasta el día 4. ¿Cómo existieron estas plantas por los supuestos evos que transcurrieron entre el tercer y cuarto día? Plantas como la Yuca dependen de la polinización, que es posibilitada sólo por la Pronuba o polilla de la Yuca. Y la hembra de la Pronuba depende de la planta Yuca en la que puede incubar sus huevos. Ninguna puede sobrevivir sin la otra. Pero los insectos fueron creados el día 6 (Génesis 1:24) y las plantas el día 3 (Génesis 1: 1 1, 12). ¿Cómo pudieron la planta de la Yuca u otras como ella, sobrevivir dos períodos geológicos hasta la creación de la polilla Pronuba? Hay numerosos animales y plantas que se necesitan mutuamente para sobrevivir. Y los evolucionistas teístas tienen que enfrentarse con cada una de estas situaciones.
Para escapar a este serio problema que se enfrenta al evolucionismo teísta muchos han afirmado que el relato de Génesis no es cronológicamente correcto. Así, tenemos las primeras señales de que los evolucionistas teístas están tratando de reescribir la Biblia para hacerla concordar con su teoría naturalista.
Pero Génesis 1 es cronológicamente correcto. «Los seis días deben ser comprendidos en un sentido cronológico, esto es, que un día sigue al anterior en sucesión. Este hecho queda enfatizado por la designación de los días como un, segundo, tercero, etc.» (6) Génesis 2:4 afirma: «Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados.» Génesis 6:9 se refiere a las generaciones de Noé (el mismo término hebreo que orígenes en Génesis 2:4 -N. del T.-). Esta terminología es utilizada en muchos casos en el libro de Génesis (Génesis 1 0: 1; 1 1: 10, 27; 25:12, 19; 36:1, 9; 37:2). Y ello se utiliza para denotar una relación histórica. (7) Y Génesis 1 es una relación histórica. No es una historia cronológicamente desordenada.
Los hay también que interpretan Génesis 1 como un paralelismo hebreo. (8) Dicen que los seis días de creación forman una tríada. Los días 1, 2 y 3 se corresponden con los días 4, 5 y 6. En otras palabras, el día 4 es una reafirmación del día 1, el 5 una reafirmación del día 2, y el 6 es una reafirmación del día 3.
Pero hay algunos problemas con esta teoría de la tríada. El primer día, con la creación de la luz, podría desde luego ser paralelo con la creación de las lumbreras del cuarto día. Pero el sol, la luna y las estrellas fueron situadas en la expansión en el día 4, en tanto que la expansión no fue creada hasta el día 2. Y el día 2 se debería corresponder con el 5, no con el 4. Además, los peces fueron creados el día quinto, pero el relato supuestamente paralelo da la creación de los mares en el día 3. El día correspondiente al 5 debería ser el 2. ¿Acaso los peces se estuvieron debatiendo sobre el suelo hasta que los mares fueron creados en la siguiente era geológica? Me parece que esta teoría carece de toda coherencia.
Así, no son pocos los problemas consustanciales a esta teoría de interpretación con cualquier intento de llevar Génesis 1 a concordar cronológicamente con la teoría de la evolución. Simplemente, no se puede hacer.
EL PROBLEMA DEL «TIPO»
Génesis 1 enseña que todos los seres vivos tenían que reproducirse «según su género» (o tipo) (Génesis 1: 11, 12, 24, 2 5). No hay ninguna definición clara de la palabra «tipo» en el libro de Génesis. Sería un error identificar este término con lo que los biólogos denominan «especie». Pero el principio que aquí se presenta es estrictamente antievolucionista. Génesis 1 dice que Dios ordenó que cada tipo se reprodujera según él mismo. Y Pablo dice que Dios da a cada semilla su propio cuerpo, y que no toda carne es la misma carne (1 Corintios 15:38, 39). Hay una carne de los hombres, otra carne de las bestias, otra de los peces, y otra de las aves. No son iguales ni procedieron unas de otras. Se reproducen según su propio tipo.
La enseñanza de la Biblia de que la vida debía reproducirse sólo en conformidad a su propio tipo es ciertamente contraria a la teoría de la evolución. Los evolucionistas dicen que una forma de vida ha evolucionado de otra. Pero la Biblia afirma que cada forma de vida reproduce otro individuo conforme a su propio tipo. (En la versión de Reina, de 1569, se traduce uniformemente que la reproducción de los seres vivos debía hacerse «según su naturaleza», Génesis 1:11, 12, 21, 24, 25, en lugar de la traducción dada por las revisiones modernas, que vierten «según su género» y «según su especie», términos que pueden llevar a equívocos con las actuales clasificaciones científicas, por cierto no bien delimitadas ni aceptadas universalmente por los taxonomistas; evidentemente, la traducción de Reina, 1569, es mucho más adecuada que las que se dan en las revisiones modernas. -N. del T.- ).
EL PROBLEMA DEL POLVO
Génesis afirma que el hombre fue creado del polvo de la tierra (Génesis 2:7). ¿Cómo puede esto armonizarse con una teoría que enseña que el hombre evolucionó desde criaturas inferiores, que a su vez surgieron por evolución procedentes de una célula primigenio?
Génesis afirma que Adán fue un hombre original (Génesis 2:7; cp. 1 Corintios 15:45). Pero ¿en qué punto de la cadena evolutiva puso Dios la etiqueta de hombre sobre un animal? ¿Fue simio, luego simio-hombre, luego, hombre-simio, y luego hombre total?
El primer hombre fue creado totalmente desarrollado según el relato del Génesis. Pero el evolucionista teísta tiene un animal desarrollándose hasta el punto en que Dios finalmente lo llama hombre. Sí, cuando el polvo se asienta, sigue estando claro que Dios creó un hombre original, totalmente completo en el principio. Fue hecho desde el polvo, no desde una forma inferior de vida prehumana.
EL PROBLEMA DE LA IMAGEN
Génesis enseña que el hombre fue hecho en la imagen de Dios (Génesis 1:26, 27; 5:1; 9:6). El hombre está hecho a la imagen espiritual de Dios. El hombre es un ser espiritual, un alma eterna (Mateo 10:28; Eclesiastés 12:7). Pero, ¿en qué punto en la supuesta progresión evolutiva del hombre otorgó Dios un alma eterna a un animal llamando hombre al animal? Esta es una pregunta que los evolucionistas teístas no pueden responder. Dios no considera a los animales como considera al hombre. Pero si el hombre evolucionó, ¿cuándo entonces cambió Dios su consideración sobre los animales, y les dio almas eternas?{/b]
Cuando Dios pronunció la frase «Hagamos al hombre», la impresión concreta que uno recibe es que Dios consideró que el hombre que Él iba a hacer iba a ser una creación muy singular. Esta frase no es utilizada en ningún otro lugar del registro de Génesis. Este pensamiento se manifiesta también en el cambio de referencia que Dios hace a los animales en Génesis 1:24, 25 con respecto a la reproducción, que cada animal se debería reproducir «según su naturaleza» (Reina). Pero, con referencia al hombre, Dios dice «conforme a nuestra semejanza» (v. 26). Aquí se muestra una relación entre Dios y el hombre en el principio, que no existió entre Dios y los animales.
Para resaltar más la singularidad y diferencia del hombre y los animales, Génesis 3:21 afirma que Dios hizo túnicas para Adán y Eva de pieles de animales. Es evidente que la muerte de algunos animales fue la consecuencia de esta obra de confección. Y en Génesis 4, Abel, hijo de Adán y Eva, ofreció un sacrificio animal. Pero más tarde vemos a Caín dando muerte a Abel. Si no hay distinción entre los animales y Adán, Eva y sus hijos, que se supone evolucionaron de un antecesor animal común, ¿por qué entonces Dios condena el asesinato de Abel? Si Abel era simplemente otro animal, ¿por qué se le da tanta importancia acerca de su muerte, y no se da a la muerte de los animales que proveyeron sacrificios y vestidos?
EL PROBLEMA DE LA COSTILLA
Génesis afirma que Eva fue creada de la costilla de Adán (Génesis 2:21-23). El Nuevo Testamento enseña que el hombre fue formado primero, y después la mujer, varón antes que hembra (1 Corintíos 11:8, 9; 1 Timoteo 2:13, 14). Pero según la teoría de la evolución, varón y hembra deberían haber evolucionado en algún momento inmediatamente posterior a la formación de la primera vida. Y luego deberían haber continuado evolucionando juntos a fin de que la reproducción fuera posible. Por ello, macho y hembra deberían haber existido en el «reino humano» antes que Dios los señalara como hombre y mujer totales, según el pensamiento evolucionista. Los evolucionistas teístas consideran que el hombre y la mujer existieron antes de que Dios los señalara como tales en Génesis 1 y 2. Pero Génesis dice que la existencia de la mujer vino después de la del hombre. La mujer no existe antes que el hombre sea hombre en Génesis 1 y 2.
Éste no es un problema pequeño para los evolucionistas teístas. Nunca han podido explicar el fenómeno de la reproducción, y aún menos armonizarlo con Génesis. La formación de la mujer a partir de la costilla del hombre es considerada como un mito por parte de cualquier verdadero evolucionista.
EL PROBLEMA MACHO-HEMBRA
En relación con el punto anterior, Génesis 1:27 enseña que Dios creó los sexos, macho y hembra. Después de ver a Eva, Adán dijo: «Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne» (Génesis 2:23). Zimmerman escribe acerca de esto: «todo el énfasis acerca del sexo en este punto carecería una vez más de sentido si lo que estuviera involucrado fuera la evolución teísta, porque el sexo se habría originado muchos millones de años antes.» (9) Jesús afirmó que Dios hizo al hombre macho y hembra desde el principio (Mateo 19:4; Marcos 10:6). No hay armonía entre esto y la evolución teísta. «Si el hombre hubiera sido físicamente un animal antes de haber adquirido su naturaleza espiritual, ya habría sido macho y hembra, y las afirmaciones de Génesis 1:27 y Mateo 19:4 serían inexactas y erróneas.» "
Pablo dijo que Dios «de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra» (Hechos 17:26). Y Génesis 3:20 afirma que la primera mujer fue llamada Eva porque ella era la madre de todos los vivientes. Pero los evolucionistas teístas quisieran hacernos creer que hubo primero una «mujer-simia» que fue la madre de todos los vivientes. Quisieran hacernos creer que diferentes razas humanas evolucionaron de diferentes razas de seres prehumanos que tuvieron un antepasado común.
Los evolucionistas teístas tienen que afirmar o bien que Adán y Eva -los originadores de la actual raza humana- fueron mutantes iniciales que los apartaron de su familia prehumana, o que todos los descendientes de la especie prehumana de Adán y Eva se extinguieron inmediatamente después de que Dios les otorgara su naturaleza espiritual y los llamara humanos. Los evolucionistas teístas tienen que responder a la pregunta de qué es lo que sucedió a los hermanos, hermanas, madre y padre prehumanos de Adán y Eva. ¿Qué sucedió a los descendientes de ellos después que estos últimos se volvieran «humanos»? ¿Acaso Dios los devolvió al estado de simios? Se podría hacer aquí una multitud de preguntas que ningún evolucionista teísta podría ni comenzar a responder. En realidad, la mayor parte de los evolucionistas teístas ni siquiera han dado consideración a las anteriores cuestiones ni para empezar.
EL PROBLEMA DEL INTELECTO
Génesis enseña que el hombre fue creado con una mente. Podía decidir, razonar y pensar. Podía hablar y comunicarse (Génesis 3: 1 7). Y Pablo dice que el hombre podía percibir la grandeza de Dios desde el principio (Romanos 1:20). Esto es bien diferente de los mudos hombres-simios en que los evolucionistas querrían hacernos creer.
EL PROBLEMA DEL DOMINIO
Génesis nos enseña que el hombre tenía el dominio sobre todos los animales (Génesis 1:28). En esto queda claro que Dios ciertamente consideraba al hombre diferente de los animales. Pero, ¿en qué punto de la cadena evolutiva decidió Dios esto? ¿En qué punto de la evolución humana puso finalmente Dios a Adán y Eva como cabeza sobre su madre y padre prehumanos? Esta especie de rebelión juvenil hubiera sido ciertamente difícil de aceptar por parte de los padres prehumanos de Adán y Eva. «Lo siento, papá», debe haberle dicho Adán a su padre prehumano: «tus descendientes tendrán que volverse a convertir en simios. Dios dice que los descendientes de Eva y míos vamos a evolucionar a algo mucho más grande ».
En relación con lo que se. afirma en Génesis 2:20: «Mas para Adán no se halló ayuda idónea para él», Zimmerman propone lo que sigue:
Con independencia de la forma literaria del relato de Génesis, el mensaje que aquí se da es claro y concreto. El hombre, Adán, es distinto de todos los animales que él examinó, y no había ninguno como él. Éste es un concepto totalmente imposible bajo la teoría de la evolución, donde Adán hubiera sido uno de varios homínidos antropoides que estaban acercándose al estado de homo... (11)
El hombre debía tener dominio sobre los animales, no debido a que hubiera evolucionado a un estado más elevado en la línea de la evolución, sino debido a que tenía la imagen y semejanza de Dios; había sido creado de esta manera. Era diferente de los animales, muy mucho. La autoridad de Dios formaba parte de su naturaleza. Y por esta razón, el hombre ha tenido el dominio sobre los animales desde el principio.
EL PROBLEMA DE LA VIDA DILATADA
Génesis 3:22 enseña que el primer hombre hubiera podido vivir para siempre si no hubiera pecado. ¿Cómo vamos a reconciliar esto con la teoría de la evolución? ¡No hay manera! Los evolucionistas teístas nunca podrán conciliar este hecho con la teoría de la evolución orgánica.
EL PROBLEMA DEL PECADO Y DE LA CAÍDA
La Biblia enseña que como resultado del pecado de Adán, la muerte pasó a todos los hombres. El pecado entró en el mundo (Génesis 2:17; Romanos 5: 19). Pero la idea del pecado es totalmente extraña a la teoría de la evolución. ¿En qué punto de la supuesta evolución del hombre decidió finalmente Dios que éste podía pecar? ¿En qué punto decidió finalmente Dios que el hombre sería tenido responsable de sus pecados?
EL PROBLEMA DE LA ARMONÍA
En realidad, ahí está todo el problema. No puede haber armonía entre el relato bíblico de la creación y la filosofía de la evolución, incluso aunque los evolucionistas teístas intenten con todas sus fuerzas llegar a compromisos lógicos. Thomas Huxley, un evolucionista, dijo acertadamente: «Está claro que la doctrina de la evolución es directamente antagonista a la de la creación... La evolución, si se acepta de manera coherente, hace imposible creer en la Biblia [énfasis mío, R.E.D.].» " Zimmerman, un creacionista, añade: «Cualquiera que esté familiarizado con la teoría de la evolución sabe que es imposible reconciliar unos Adán y Eva históricos con ninguna teoría de la evolución ... » " Riegle, también un creacionista, afirma con acierto: «Es difícil entender cómo alguien puede creer honradamente en Dios y también aceptar muchas de las ideas promovidas por los evolucionistas. Una creencia genuina en Dios exige la aceptación de su palabra, la Biblia, y su enseñanza.» (14) Y esta palabra no enseña nada acerca de ningún concepto de evolución.
La verdadera creencia en la teoría de la evolución no deja ningún lugar para la Biblia. Huxley estaba en lo cierto en este punto. Y la verdadera creencia en la Biblia no deja lugar alguno a la evolución. Simpson escribió: «El intento de erigir una teoría de la evolución entremezclando misticismo y ciencia sólo ha tendido a viciar la ciencia. Sospecho intensamente que ha sido igualmente dañino para el campo religioso [énfasis mío R.E.D.].» (15) Si Simpson, un evolucionista, puede ver esto, ¿por qué no pueden verlo algunos supuestos creyentes en la Biblia? «La introducción de Dios no hace la evolución más firme en lo científico y, si acaso, lo que sí hace es hacerla menos científica.» (16) Bales dijo: « ... los evolucionistas coherentes consideran incoherentes a los evolucionistas teístas». (17) «Estas personas», dice Lewis Oldam con respecto a los evolucionistas teístas, «no son ni buenos cristianos ni buenos evolucionistas, porque tienen que rechazar de continuo partes de ambos sistemas». (18)
RECAPITULACIÓN
Concluyamos diciendo que los evolucionistas teístas han hecho un compromiso injusto e innecesario. «La postura cristiana de la creación no se ve dificultada por ningún hecho científico hasta allí donde se sepa.» No hay necesidad de comprometer la Biblia con ninguna filosofía de la ciencia. Las filosofías no son hechos. Así que no las confundamos con los hechos. Cualquier compromiso dé este tipo es una injusticia hacia la Biblia. El creacionista no debería permitir que los evolucionistas lo induzcan a pensar que la evolución es un hecho demostrado. No hay evidencia alguna que indique que un cristiano tenga que hacer componendas de ningún tipo con el evolucionismo ateo; y siendo que esto es así, no hay razón alguna por la que ningún cristiano tenga que asumir que el evolucionismo teísta es la manera en que las cosas vinieron a existir.
1. Carl Wallace Miller, A Scientist's Approach to Religion (New York: Macmillan Co., 1947), pág. 88.
2. Frederick C. Grant, New Horizons of the Christian Faith (Miiwaukee: Morchouse Publishing Co., 1928), The Hales Lectures 1927, 28, pág. 81.
3. John A. T. Robinson, Honest to God (Phiiadelphia, Penn.: The Westminster Press, 1963), pág. 32.
4. Theodosius Dobzhansky, San Francisco Symposium (Biology Teachers of America, 1972), n.
p. Ver también: James Hauncy, Science Returns to God (Grand Rapids, Mich.: Zondervan Publishing House, 1972), pág. 20.
5. James F. Coppedge, Evolution: Possible or Impossible? (Grand Rapids, Mich.: Zondervan Publishing House, 1975), pág. 177.
6. Edward Young, Westminster Theological Journal (Mayo, 1963), pág. 169.
7. Paul A. Zimmerman, «The Word of God Today», Creation, Evolution and God'S Word, op.
cit., pág. 114.
8. W. H. Griffith Thomas, Genesis (Grand Rapids, Mich.: Wm. B. Eerdmans Publishing, 1946),
pág. 29.
9. Zimmerman, «The Word of God Today», Creation, Evolution and God's Word, op. cit.,
pág. 114.
10. John C. Whitcomb, The Early Earth (Grand Rapíds, Mich.: Baker Book House, 1972),
pág. 103.
11. Zimmerrnan, «The Word of God Today», Creation, Evolution and God's Word, op. cit,,
pág. 114.
12. Thomas Huxley, citado por Fred John Meldau, Why We Belive in Creation, Not in Evolution (Denver, Colo.: Christian Victory Publishing Co., 1959), pág. 8.
13. Zimmerman, «The Word of God Today», Creation, Evolution and God's Word, op. cit., pág. 119.
14. David D. Riegle, Creation or Evolution? (Grand Rapids, Mich.: Zondervan Publishing Hou-
se, 197 l), pág. 23.
15. George Gaylord Simpson, This View of Life (New York: Harcourt, Brace & Co., 1964),
póg. 232.
16. Donald England, A Christian View of'Origins (Grand Rapids, Mich.: Baker Book House,
1972), pág.111.
17. James D. Bales, «Theistic Evolution and Genesis», Gospel Advocate (Nashville, Tenn.: 24
enero, 1974), pág. 52.
18. Lewis T. Oldham, Is There Really a God? (Murfrecsboro, Tenn.: Dehoff Publications, n.d.), pág.109.
Fuente: “El Ocaso de los Incrédulos” Roger E. Dickson, Pag. 189-200