LA CRUZ

30 Marzo 2000
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La Cruz.

El triunfo de Jesús de Nazaret que con su Cruz llegó a morir y a resucitar, ¿Quiere decir que ya somos salvos nosotros? ¿Así, de forma automática?
No. De ninguna manera. Quiere decir que Él venció en tan ardua tarea. Quiere decir que emprendió un camino de dolor, pero el mas hermoso. Quiere decir que nos enseñó un camino. Quiere decir que es posible. Por eso Jesús es “el Camino, la Verdad y la Vida”.
Quiere decir que el Hijo del hombre ya vive en el Cielo. No necesita subir a él. Lo importante, lo necesario, lo primordial es que el Hijo del hombre “baje” al mundo. Que se dé a conocer. Que realice su misión también en el mundo.
Por otra parte, si nadie ha subido al Cielo, sólo el Hijo del hombre, ¿Cómo puedo yo pretender subir al Cielo? Me es imposible. Tengo que reconocer que mi pretensión es vana.
Yo no puedo subir al Cielo porque “ya estoy en el Cielo”. El problema es que “no estoy en el mundo”. Ese es el gran problema del cristiano.
Jesús fue el mayor revolucionario de la historia. Su revolución es tan grande, tan radical, tan preciosa, que todavía no la hemos comprendido. Ni siquiera los cristianos.
La Cruz es un proceso cósmico. Es una bienaventuranza del Señor hacia nosotros. Es recibir el anzuelo que nos salva del mundo.
Jesús es pescador. Él pesca a diestro y siniestro. Cuando ha pescado a siniestro, pesca al diestro. O viceversa.
La Cruz es una tabla de salvación. Cuando el mundo se hace insostenible en nuestras conciencias, cuando ya no podemos soportarlo más, cuando ya queremos salir de él. Cuando ya no nos aguantamos ni a nosotros mismos. Cuando todo ha perdido su color y su significado. Cuando todo está podrido y sin remisión, aparece la CRUZ.
No es un castigo, es un maravilloso mecanismo que nos salva. Es una bendición, aunque duela. Es una magnifica posibilidad de sanación. Es todo lo que el hombre busca y necesita. Es dejar la vida para obtener la Vida. Es dejar lo bueno para obtener lo excelente. Es la leche.

¿Quién quiere ser crucificado?
Yo, yo, yo.
¿Quién clavará la lanza en mi costado?
¿?

Si antes de tomar la Iglesia el símbolo de la Cruz, cruces parecidas ya eran símbolos de otras organizaciones o instituciones, o cruces de otro significado ya existían en la antigüedad, en otras culturas o en otros pueblos, puede ser verdad.
El motivo por el cual la religión que seguía a Cristo cogió el símbolo de la cruz romana como símbolo de su religión fue debido a que precisamente Jesús de Nazaret fue muerto y ejecutado en una cruz de ese tipo. Y precisamente por los romanos lanzados por los de su propia raza.
Al inicio de la Iglesia, el símbolo no era la Cruz, sino el pez. Este símbolo aparece en tumbas cristianas en roma, en las catacumbas innumerables veces. El motivo por el cual se cogió definitivamente la Cruz como símbolo de la Iglesia puede ser porque se comprendiera profundamente lo que dicho símbolo quiere decir.
La cruz se compone de dos palos. Uno vertical, que nace de la tierra y roza el cielo. Quiere decir que el hombre, nace de la tierra, pero se encamina al cielo como un árbol se alimenta del suelo y sus frutos se desarrollan en el aire, fuera de la tierra. Que el verdadero fruto del hombre no está en el suelo (barro) sino en el cielo. Otro palo es el horizontal, más corto que el vertical, lo cual indica que en la dirección horizontal del hombre no hay camino. La vida del hombre en la tierra es corto, y su paso por ella no es indicativo de nada especial. Que los logros en este ámbito no son importantes, ni te pueden llevar a algún sitio.
Cristo muere en la intercesión de esos dos palos, de esos dos caminos. Ahí, Cristo es crucificado, clavado y torturado. Cuando comprende que el camino horizontal no le lleva a ningún sitio, y cuando comprende que el camino vertical no depende de él. Que es algo ajeno a él lo que nace de él en el cielo. Que lo que vale de él no es él, sino su fruto espiritual. Entonces se deja crucificar y muere para el mundo.
Pero lo importante no es la muerte, aún siendo doloroso el proceso. Aún siendo inevitable para los auténticos cristianos que encuentran el camino y encuentra la muerte mística en su cruz particular. Lo importante es que Resucita. Muere de la manera vieja y renace de otra manera, de una manera nueva. El fruto del cielo que ha sabido conquistar, entonces viene a él, a su mente y a su pensamiento. A su persona. Y entonces piensa de otra manera, y habla de otra manera y dice de otra manera. Y ya no es él sino Él. Si el hombre viejo nació del mundo y en el mundo, el hombre Nuevo nace de Dios y para Dios.
Este es el profundo simbolismo de la Cruz de los cristianos.

Imagina un proceso que ocurre en tu interior. Imagina que el primer hombre que lo sufrió y soportó y alentó lograra llegar hasta el final, hasta la resurrección. Imagina que ese proceso espiritual consiste en la muerte de tu personalidad malsana y el renacimiento de tu personalidad divina. Imagina que comienza por una gran angustia, la angustia de la muerte de lo malo en ti, la desesperación del próximo final de esa parte diabólica en ti. Imagina que sigue con un gran desasosiego. Imagina que parece que recibes golpes de látigo en la espalda. Imagina que parece que tienes una corona de espinas en la cabeza, de tanto como llega a dolerte. Imagina que te salen marcas (estigmas) en las manos y en los pies como si fuesen atravesados por clavos. Imagina que no puedes hacer tu vida de antes, porque estas abatido y no estas para nada. Imagina que tienes una gran tristeza que todo ese proceso produce. Imagina que sientes que te falta aire en los pulmones. Imagina que el control de la respiración que esa parte animal en ti te impide respirar. Imagina que muere esa parte que controla tu respiración y, por primera vez, eres libre, respiras por ti mismo. Imagina las cosas que te dice esa parte que está sufriendo y a punto de morir. Imagina como te insulta. Imagina como te consuela la parte que está renaciendo en ti. Imagina al ladrón malo y al ladrón bueno. Los dos son ladrones, porque los dos quieren ocupar la misma parte, tu consciente, tu mente, tu espíritu. Imagina ya a ese ladrón malo muerto. Imagina que el ladrón bueno se sitúa a la derecha. Imagina que todo lo perverso en ti ha muerto y lo divino en ti renace y ocupa todo tu ser. Imagina que es la Resurrección del Hijo del hombre en ti.
Imagina un Hombre así. Imagina que puede, a partir de ese momento, hacer milagros en otros. Imagina que este Hombre vivió en el Israel de hace 2000 años bajo la dominación romana. Imagina que, en esa época, son sacrificados muchos judíos en el tormento romano de la cruz por motivos mundanos. Imagina que ese Hombre se da cuenta del paralelismo de su proceso interior, con la tortura de la cruz. Imagina que ese Hombre lo toma como símbolo de su liberación. Imagina que lo cuenta como un cuento. Imagina que esto que te cuento es el Evangelio. Imagina que sus discípulos lo entienden milagrosamente y por su intercesión. Imagina que convierte a la cruz en la Cruz. Imagina que es el remedio a todos nuestros males. Imagina que es el único camino. Imagina que es el Camino, la Verdad y la Vida.

“porque la doctrina de la cruz de Cristo es necedad para los que se pierden, pero es poder de Dios para los que se salvan... Porque los judíos piden señales, los griegos buscan sabiduría, mientras que nosotros predicamos a Cristo crucificado, escándalo para judíos, locura para los gentiles".
San Pablo a los Corintios.

¿A qué se debe que se saquen imágenes de la pasión de Cristo y de la Virgen María durante esta semana llamada Santa? ¿Qué sentido tiene? ¿Qué motivo puede haber para recordar tan vivamente el suplicio que le infringieron a Jesús de Nazaret gente como nosotros? ¡Si fue una canallada! ¿Para qué recordar un hecho del pasado?
Tal vez sea para revivir y recordar un hecho histórico nada ejemplar en relación a la actitud de los judíos con Él, pero si ejemplar en cuanto a la actitud de Él frente a su destino. Tal vez sea para recordar esa infamia. Pero el hecho de recordarlo ¿nos lleva a alguna parte? ¿Además de demostrar que somos unos canallas y asesinos, además de reconocer la actitud perfecta de Él? ¿Nos enseña algo para nuestra propia vida?
La Iglesia Católica ha hablado mucho sobre las enseñanzas de la Cruz con respecto a la aceptación. Aceptar el dolor, la enfermedad y la muerte. Pero nadie acepta esto. El dolor no se quiere experimentar, de hecho hay una gran cultura científica contra el dolor, muchos medicamentos y muchos tratamientos. La enfermedad tampoco se quiere experimentar y uno cuando se encuentra enfermo de verdad arremete contra todo y contra todos preguntándose el por qué todavía no se ha inventado algo para curarlo. Y sobre la muerte, ¿qué puedo decir?. Una cultura que rechaza la muerte, que es un tabú en esta sociedad, que no se quiere ni si quiera mencionar, que no se la considera, que no se la aborda, que no se la acepta, que no se la estudia, que se huye de ella como de la peste.
Parece que Jesús sufrió eso en la Cruz y que ya lo hizo por todos nosotros. Parece que nos quitó todos esos sufrimientos. Pero esto no es así. El dolor, la enfermedad y la muerte son el pan nuestro de cada día. ¡Esta es la verdadera enseñanza de la Cruz! Jesús no nos evita esto, sino que nos enseña una actitud. La actitud que debemos tener ante el dolor, el sufrimiento, la enfermedad y la muerte por la que todas las personas debemos de pasar algún día.
Pero sobre la muerte hay muchas cosas que decir. En realidad, el mensaje oculto de la Cruz es que la Cruz vence a la muerte. Que se introduce en ella y no la rehuye. Que se puede vencer. Que se puede matar a la muerte. Que se puede adquirir Vida. Que después de la muerte, se resucita.
“Donde esta oh muerte, tu victoria, donde esta oh muerte tu aguijón” San Pablo.


Todo el Evangelio de Marcos, Mateo, Lucas y Juan es para indicar el Evangelio de la Cruz. Todos cuentan lo mismo y se aprecia como Jesús muere al final en la Cruz y después Resucita. Hay que ser perspicaz. Pero este Evangelio es para los fuertes.
Para saberlo, tenemos que discernir lo que vino a mostrarnos Jesús. Hay tantas opiniones al respecto, que me permito tener la mía propia. Lamentablemente todos andamos en tinieblas y todos tenemos una opinión a la que nos aferramos con uñas y dientes, porque si no es como pensamos, todo nuestro frágil sistema de creencias y seguridades que nos hemos fabricado, se vendrían abajo, con lo doloroso que es eso.
Jesús vino a indicar QUÉ ES EL REINO. DONDE ESTÁ EL REINO. Porque el Reino ya existe, no hay que construirlo, hay que abrirse a Él. Jesús nunca habló de felicidad en el mundo. En cambio, Jesús dijo que no había venido a traer la felicidad terrena, sino otro tipo de felicidad. Jesús dijo que había venido a traer el fuego, la espada, la guerra... ¿Puede haber felicidad en todo esto? Pero no la guerra como el hombre la conoce, sino la guerra en el corazón. Y, después, también dijo que nos dejaba la Paz, pero no como la dan los hombres... Tampoco se refería a la paz como el hombre entiende, lo contrario a las guerras entre pueblos o individuos, sino a otra clase de Paz. La Paz en el corazón, aunque por fuera hubiera innumerables conflictos.
Generalmente se piensa que el mensaje de Jesús es un mensaje para mejorar la convivencia en el mundo. Para mejorar nuestras relaciones, las relaciones entre unos y otros o uno con otros. Entre padres e hijos, entre empleadores y empleados, entre ciudadanos. Parece que así se construye un mundo mejor, lo que generalmente se llama el reino. También se piensa que hace 2000 años se vivía peor que ahora, que había más injusticias, más maldades, más violencia, más represión. Que las gentes de esa época eran más burdas, más malas, más brutas, más cerriles, menos evolucionadas que los actuales. Entonces pensamos que hoy hemos evolucionado, que hemos conseguido comprender las palabras de Jesús, que estamos más avanzados, que hemos estudiado infinidad de “ciencias” como “lingüística, semántica, sociología, historia, antropología”. Y entonces pensamos que lo que hoy falta en el mundo es “lo que vino a decir Jesús”, falta amor.
Pero yo digo a todo eso que NO. El mensaje de Jesús NADA tiene que ver con mejorar las condiciones en el mundo. Eso lo dicen ciertas religiones que HAN CONFUNDIDO SU MENSAJE Y QUIEREN SEGUIR CONFUNDIÉNDONOS. Jesús dijo claramente que “MI REINO NO ES DE ESTE MUNDO”. El mensaje de Jesús es para SALIR de él, del mundo. Así que no fabriques o construyas en él, sino más bien encuentra el Reino que ya existe y no es de este mundo. Digo también que NO a la creencia general de que antes el hombre era menos evolucionado que ahora. Ni había antes más injusticias, más maldades, más violencia o más represión que ahora. Al contrario, AHORA eso se ha multiplicado por 10.
El hombre de antes tal vez era más inculto, tenía menos recursos tecnológicos, pero no es esa la clase de evolución que debemos buscar en las gentes. Es en un desarrollo emocional y personal donde eso se consigue. Y eso no lo dan ni la cultura, ni las ciencias, ni las artes, ni la tecnología, ni ninguna de las ciencias que solemos estar dispuestos a seguir. El hombre actual es tan bruto o más que el antiguo. Sólo basta ver u oír las noticias que tenemos del mundo, de nuestra comunidad. También digo que NO a lo que se piensa que en el mundo actual falta amor. Lo que falta en el mundo actual, así como en todas las épocas de este maldito mundo, es AMOR. Amor hacia Dios, Amor hacia el prójimo, pero no para mejorar el mundo, sino para alcanzar el Reino y su Justicia.
Todo esto dice el Evangelio de la Cruz. Por eso digo que hay que ser perspicaz. Hay que leer esas benditas palabras, pero no con la mente ni con la razón, sino con el corazón. Y hay que salir al mundo a investigar, a reconocerlo, a desmenuzarlo y a sufrirlo. Por medio de esos dos caminos se llega al conocimiento.
El Evangelio de la Cruz es para los fuertes. Esto es así y siempre ha sido así. Pero hasta el más débil de nosotros es lo suficientemente fuerte cuando Dios le da la fuerza y el convencimiento. La persona fuerte es la que no se contenta con verdades a medias y busca la Verdad, aunque duela, la Verdad, aunque espante, la Verdad, aunque rompa todos tus esquemas y te hunda en la más cruel de las miserias. La que discierne entre todas las corrientes filosóficas, científicas y religiosas y busca a Dios, al Único, al Auténtico. Al verdadero. La que persevera. La virtuosa. Para ello debe aprender a dudar de todo y de todos. Hasta de sí mismo. Debe instalarse en la incertidumbre y analizarlo todo y no dar nunca nada por definitivo, hasta que Dios mismo se lo haga llegar, se lo haga ver. Es la que se hace preguntas y no cualquier pregunta, sino TODAS LAS PREGUNTAS. Es la que quiere saber antes que nada, es la que busca la JUSTICIA y encuentra un mundo abatido donde sus príncipes quieren construir un reino de inmoralidad. Es la que rompe con todos los sistemas de creencias generalmente aceptadas, aunque se encuentre en una situación insegura porque no tiene en ese momento nada donde apoyarse. Es el que tira las muletas que todos nos hemos fabricado para vivir apaciblemente en el mundo y quiere andar por sus propios pies. Es el que hace la voluntad del Padre.
La Biblia y principalmente el Nuevo Testamento, es el manual de instrucciones del ser humano, que determinados científicos buscan equivocadamente en el genoma humano. Todos nacemos sin manual de instrucciones, aparentemente. Pero Dios ya dejó ese manual entre nosotros desde hace siglos, solo que pocos lo encuentran y menos aún se dan cuenta de ello y lo siguen, hasta morir en la Bendita Cruz que es tan necesaria hoy, como lo fue ayer y lo será siempre.

Si quieres tener un encuentro real con Jesús de Nazaret, no imaginario en el que uno piensa que por estar en determinada iglesia o religión ya tiene un encuentro con él, o que está en buen camino, deben reconocer el mundo y ver sus catástrofes. Deben ver en su interior y ver su propia catástrofe. Este encuentro es muy importante y lo pueden tener ustedes personalmente. Por eso yo invito a todas las personas a que sondeen la realidad del mundo y su propia realidad. Porque aunque se habla del bien y del mal, de buenos y malos, hay que llegar a un conocimiento más preciso de lo que significa eso. No es que haya seres buenos y malos, es que el bien y el mal están dentro de cada una de las personas, de cada uno de nosotros. Y es nuestro consciente, el que se deja llevar por los mandatos de estos “seres” que conviven en nuestra mente y en nuestra alma.
Yo no hablo de catástrofes venideras, me conformo con la catástrofe actual. ¿Queremos aún más catástrofes? La vida normal de las gentes, de sus ciudades, de sus países, de sus culturas, de sus luchas por la vida, de sus sufrimientos, de sus hambres, de sus enfermedades y de sus muertes creo que son bastante catastróficas como para desear o temer más catástrofes. Lo que vengo a decir es que la vida actual es una catástrofe consentida por Dios para enseñarnos que estamos mal situados. Que hemos caído en el infierno. Y si uno no se entera durante la vida de esto, nada puede hacer por solucionarlo. El que no acepta su situación, difícilmente puede querer salir de ella. Y tenemos tantos datos, que parece imposible que no nos demos cuenta.
Dios nos ha puesto en este mundo para ver qué hacemos. Si nuestra respuesta es aún el intentar arreglarlo económicamente, políticamente, científicamente, es que aún no estamos preparados para encontrarlo a Él. Es cuando nos convencemos que EL MUNDO NO TIENE SOLUCIÓN, cuando tenemos una buena actitud. Y entonces Él aparece y te enseña el camino de vuelta a casa. Recuerda la parábola del hijo pródigo. Recuerda las palabras de Jesús “déjalo todo y sígueme”. O estas otras “Deja que los muertos entierren a sus muertos y tú sígueme a mí”. (no literal).
Dios construyó este mundo y este recipiente de vida (el cuerpo humano) con el fin de dar la posibilidad de regenerarse al hombre caído y que no podía seguir viviendo en el paraíso. No porque Dios no quisiera, sino porque no podía físicamente mantenerse allí. Y porque de esta manera, contribuía a elevarlo, a dotarlo de un cuerpo físico donde poder hacer la trasferencia de personalidades. Pero el hombre ha tomado este sitio (el mundo) como su única alternativa. Ya no recuerda de donde vino. Ya no recuerda quien es él. Ya no recuerda para que ha venido. Si tú lo sabes, pues me alegro en el corazón, pero la mayoría de los habitantes de este mundo aún no saben cuál es su misión. Y se engañan con misiones domésticas de la vida. Pero hay que advertir que el demonio, como quieran llamarlo o como se lo puedan representar, NO QUIERE SOLTAR A SU PRESA. Por eso hace ver que el mundo es nuestra única oportunidad y deriva todas nuestras energías hacia su arreglo y mejora. Recuerda las tentaciones de Jesús en el desierto, cuando el diablo le decía “todo esto te daré si postrándote ante mí, me adoras...”. Esta pregunta crucial nos la va a hacer el diablo a cada uno de nosotros. No es un cuento para niños. Pero al que se la hace, es porque está cortando sus lazos con el mundo y esto al demonio no le sienta nada bien. Los demás, los que no se dan cuenta de ello, el demonio no necesita tentarlos directamente, porque YA HACEN SU VOLUNTAD.
¿Esto quiere decir que no arreglemos el mundo, que no ayudemos a nuestros semejantes materialmente también? Nada de eso. Esto quiere decir que tenemos que hacer lo que hemos venido a hacer a este mundo, y que lo primero que tenemos que hacer es saber qué cosa tenemos que hacer. Y si durante la vida, podemos socorrer a otros materialmente, mientras no perdemos de vista nuestro objetivo, pues también. Porque puede llegar el caso de que hagamos todo para nuestros semejantes, pero no hagamos lo que tenemos que hacer con nosotros mismos. Esto es una paradoja, pero es una piedra de tropiezo en la que la mayoría de los cristianos cae. Y el demonio es el primer interesado de que así sea.
Mientras, en un aspecto vegetativo, es necesario ayudar y curar las enfermedades del cuerpo. Pero no me gusta la palabra evolución. Evolución se emplea para explicar la supuesta evolución de las especies. Yo prefiero decir desarrollo. Porque es el desarrollo de algo que se lleva dentro. Es como el crecimiento de una semilla que ya llevamos dentro. Es una semilla que, al crecer, tropieza con todo lo malo que tenemos dentro y lo expulsa fuera, para poder crecer.

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Estimado Cedesín, me ha gustado mucho tu escrito; creo que por fin o te has explicado mejor o yo te he entendido en profundidad. Estoy de acuerdo casi en las totalidad de lo que nos dices.

Hace ya algunos años, realicé un corto estudio personal sobre este tema, se titulaba “SIGUIENDO AL SEÑOR”.

Mi texto bíblico base era Marcos 10:21: Entonces Jesús, mirándole le amó, y le dijo: Una cosa te falta, anda, vende todo lo que tienes, y dálo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo, y ven, sígueme, tomando tu cruz..

Encontré el siguiente comentario en el Nuevo Testamento Interlineal Griego-Español Lacueva:

“Tomar la cruz no se trata de aguantar con resignación las pruebas (éstas no se toman), sino en adoptar un estilo de vida que excita las inquietudes y la oposición departe del mundo”.

Por su parte, en el Comentario Bíblico Moody encontré:

“Jesús aún no había mencionado que sería crucificado, pero nadie le pidió una aclaración. Los judíos habían visto a millares de sus conciudadanos crucificados por los romanos. Por tanto se requiere fidelidad hasta la muerte, si necesario fuere, de quien quiera ser digno de ser tenido por discípulo de Cristo”.

Todo esto me hizo pensar y sacar las siguientes conclusiones:

La muerte no implica únicamente muerte física, sino la muerte del “yo”, que es una identificación total con Cristo, que se despojó de Su naturaleza real, de rey y original “forma de Dios”, para cumplir la voluntad divina. La obra de Jesús en este mundo era la Salvación y Reconciliación del hombre, el medio fue la cruz. Nosotros hemos de buscar la voluntad de Dios y reconocer el medio o medios por los que realizaremos Su voluntad. Dios usará entonces nuestra personalidad y circunstancias para la extensión de Su Reino.
¿Conozco yo el propósito de Dios para mi vida?.
¿Sé reconocer cuando es mi voluntad y cuando es realmente la de Dios?


Espero, querido Cedesín que este corto pensamiento te haya edificado, como a mí me ha edificado tu escrito.


En Cristo.


Maripaz


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La sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado.(1 Juan 1:7)

No quites de mi boca en ningún tiempo la palabra de verdad, porque en tus juicios espero.Guardaré tu ley siempre, para siempre y eternamente.(Salmo 119:43-44)
 
Según muchos estudiosos del Jesús Histórico (de cuya existencia albergo serias dudas aunque no niego que la apologética pueda girar en torno a una nebulosa historias nuclear) su ejecución en la Cruz no fue ningún triunfo sino un fracaso. El esperaba que en escasas semanas se iniciase la Nueva Era de Israel. Así lo aseguró a sus discípulos, que no volvería a probar ese vino (el de la última cena) hasta ese día. Pero fracasó, fue capturado y ejecutado. Sus partidarios, aterrados ante el fracaso, huyeron a Galilea. Para la idea judaica del Mesías como Caudillo Invencible supuso un fracaso estrepitoso ver como era arrestado y después ajusticiado y que el Reino Prometido no llegó a aparecer en la Tierra de Israel. El mérito de Pablo consistió precisamente en invertir esa mística, transformar un fracaso en un éxito.
No veo hermosura alguna en emprender un camino de dolor. A eso se le llama, en otros círculos, sadomasoquismo. Tampoco creo en los que nos enseñan el camino, en los que nos quieren salvar (¿de quién, de nosotros mismos?) ni en los que aseguren que son el “Camino, la Verdad y la Vida” El concepto Verdad, aquí expresado, tampoco alude al conocimiento en exclusiva. Forma parte de un concepto mucho más amplio que incluye o, indistintamente, puede ser sustituido, por el de la Salvación, el de la Vida, el de la Perfección o el del Bien. La ética se nos aparece como el resultado de una indagación ni personal ni individual, sino más bien como una presencia absoluta establecida a niveles supra-personales y supra-individuales. El místico, tras indagar e interpretar las señales celestiales, aboca a un mundo propio al que se accede por sendas angostas y caminos estrechos (Entrad por la puerta angosta, porque la puerta ancha y el camino espacioso son los que conducen a la perdición, y son muchos los que entran por él. ¡Oh, qué angosta es la puerta y cuán estrecha es la senda que conduce a la vida eterna! ¡Y qué pocos son los que atinan con ellas! , pregonan los Evangelios), repletos de (auto) privaciones y (auto) represiones. La Verdad se concibe como la recompensa final, estática y duradera a un proseguir por el difícil camino que conduce a ella. Se trata de una relación esfuerzo-recompensa sumamente peculiar. Exige esfuerzo, es cierto, al igual que toda empresa humana. Pero, a diferencia de cualquier otra empresa centrada en el logro de un objetivo concreto, la intensidad del esfuerzo y del sacrificio adquiere una cualificación especial dada su componente netamente finalista.
La escatología y el dogmatismo, omnipresentes en el pensamiento, generalmente se han ocupado de mostrar caminos únicos y unidireccionales. No es casual que la palabra método, traducida del griego, signifique senda, camino a seguir. Tampoco es casual que la secta protestante fundada por los hermanos Wesley y por Whitefield adoptara el nombre de Metodismo. La verdad que se nos presenta en este contexto no es una verdad intelectual, no es el fruto de la conexión intelectiva entre el sujeto y el objeto, ni la adecuación concepto-conceptuado o entre la representación y lo representado, es, más bien, una verdad a la que se llega sin proceso mental previo, un dato objetivo, algo que está ahí, exactamente igual que el David de Miguel Ángel incrustado en un bloque de mármol (Miguel Ángel, más que como escultor, se veía a sí mismo como a un extractor no muy distinto al actual paleontólogo que extrae el ammonites de la piedra calcárea). Las experiencias vividas por los alumbrados del siglo XVI no se mostraron como el resultado de proceso intelectual alguno sino como fruto de la mera predisposición psíquica (espiritual) del individuo tendente a contactar con lo sobrenatural. Muchos son los llamados, pocos los elegidos. La verdad no se busca ni se indaga, se revela a sí misma por sus propias fuentes. El profeta, iluminado por el Espíritu, se encuentra predispuesto síquicamente a escuchar a la divinidad, es, más que nada, un instrumento de la divinidad para la consecución de sus propios fines, se limita a escuchar, ya sea desde la cima del monte sagrado o desde la cueva desde donde lealmente transcribe los preceptos que le sugiere Yahvé o Alá, ya sea desde una caída accidental. El profeta no busca la verdad desde el mismo momento en que por la Verdad es encontrado-elegido. Saulo, Saulo, ¿porqué me persigues?, la Verdad y la Luz salió al encuentro del otrora judío ortodoxo perseguidor de miembros de la secta judeo-cristiana. El Señor se vale generalmente de los más extraños instrumentos para transmitir su mensaje: réprobos y pecadores, como Pablo y Agustín, opresores del Pueblo de Israel como Moisés. El apóstol elegido para llevar la Verdad a todos los confines de la Tierra encuentra una Verdad que él no ha buscado. La Verdad por sí sola resplandece para el iluminado, para el elegido, para el profeta al que le ha sido encomendada la misión de indicar el camino de salvación y perfección a los mortales. Sin embargo, si dichas formas de mediación fallan, el Sumo Hacedor puede prescindir de profetas e iluminados y acudir Él mismo en ayuda de los hombres para mostrarles la senda correcta. El grueso de la tribu de fieles no ha encontrado este acceso directo a la Verdad, no puede dar por sí testimonio de tan resplandeciente experiencia y no le queda más opción que seguir ciegamente (por medio de la fe) el camino que le marcan los Hijos de Dios bajados del cielo, los iluminados por el Espíritu, los profetas, los apóstoles, etc. carecen del entendimiento imprescindible para interpretar los signos que envía el más allá, territorio exclusivo del profeta capaz de transcribir las señales en textos digeribles para la comunidad de creyentes.

Ven y sígueme. Miles de Iglesias, Partidos y Sectas han instrumentalizado a lo largo de la historia el camino que conduce a la Verdad y a la Vida. ¿Porqué ese ansia universal en señalar caminos ciertos y verdaderos? En todo caso, lo que casi siempre subyace al señalamiento con brazo firme del único camino cierto y seguro que conduce a la salvación es una apropiación para sí de los destinos de los demás, una expropiación totalizante de todas las vías personales y colectivas para así dirigirlas hacia un fin único, la unión mística con el Todo.

Lo que separa al pensamiento religioso del pensamiento laico e ilustrado moderno es justamente la introducción en su sistema de ese dilema-límite de la salvación. El dilema-límite excluye por definición otras posibles alternativas: “o te salvas, o te condenas”, ese es todo el mensaje. Tiranos y salvadores de todas las épocas se han servido de ese mismo dilema-límite a la hora de legitimar las intolerancias mas represivas. El guía religioso sumerge su doctrina en una declaración de zona catastrófica. “O te salvas o te condenas” puede ser un dilema válido para los afectados por las inundaciones de Mozambique que esperan, encaramados a las copas de los árboles, que los rescaten los helicópteros, sirve también al náufrago que, agarrado a un tronco en alta mar y rodeado de tiburones, espera impacientemente el rescate. La religión apocalíptica podemos considerarla, con motivos bastante fundados, como la ética propia de los desesperados. No es casual ni mucho menos que los movimientos milenaristas aglutinen a los miembros de los sectores sociales mas desfavorecidos, para quienes los dilemas vitales se reducen al mínimo, a ese último dilema-límite “o te salvas o te condenas”, donde las posibilidades de elección han quedado reducidas a los límites que impone la mera supervivencia física, aquella que solo permite como operativa la ética de rescate. La ética del rescate entra en acción como paliativo de situaciones de extrema miseria y extrema desesperación, aquellas en que el marco físico de la existencia fija los constreñimientos marco necesarios para que ese tipo de moral pueda hacerse operativa. El moribundo y el desahuciado, en esos últimos momentos de dolor y certeza de la muerte, hace suya, con una intensidad inaudita, esa ética de rescate. El condenado, en su fatídica búsqueda de la expiación y el perdón final, se aferra a ese género de ética como a un clavo ardiendo Pueblos enteros, como el hebreo, sometidos a todo tipo de pogromos y persecuciones a lo largo de su historia, han situado esa ética de rescate (la Antigua Alianza, el advenimiento del Mesías) en el mismo núcleo de su doctrina religiosa. La ética de rescate no admite dudas (la duda, por otra parte, la desmorona) reforzada como está por los dos principios éticos que le sirven de refuerzo: la fe y la esperanza. Se trata de los dos principios básicos en los que se cimienta todo sistema basado en postulados deterministas y extra-individualistas (el entendimiento y la voluntad solo pueden existir como razón subsidiaria de la fe y la esperanza).
 
¿Valdra la pena contestarle anibal?, yo conozco al Señor Jesus y conozco su triunfo, yo no podria opinar de su familia si no la conozco, asi mismo como puede hablar de alguien del que no tiene ni idea, basta con leer un poquito la Biblia para saber que Jesus se safaba de sus enemigos si queria, pero bueno pues anibal, hay se lo dejo de atrea documentese un poquito, que la verdad deja mucho que desear.

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"La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén".(Apocalipsis 22:21)
 
¿CONOCES TU MANUAL DE INSTRUCCIONES?


¿Sabes?. Lo creas o no Dios es tu Creador; y nadie mejor que Él entiende y sabe tu forma de funcionar; sólo Él puede reparar el dolor y la soledad de tu corazón; Dios te creó para Él, para gozar de tu servicio y para que tu te sintieras útil en Sus manos.

Hasta hoy has funcionado por tu cuenta, y tu “maquinaria” está rota y cansada; ¿sabes por qué?: Dios es el que garantiza tu “mantenimiento”, pero tu no le dejas que actúe en ti.

Acepta mi consejo: lee la Biblia; el libro de las Instrucciones de Dios para nuestra vida y deja que Cristo entre en tu corazón y repare todo aquello que ha sido desgastado y destrozado por el pecado. Deja a un lado los “arreglillos” que otros te ofrecen y acude a tu Creador. Solo Él tiene el recambio que necesitas; Él te dará un nuevo corazón, lleno de Cristo, lleno de Su Amor.


A continuación un pequeño detalle de esas instrucciones:


“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. ( Evangelio de Juan 3:16)

“Porque la paga del pecado es muerte, mas el regalo de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.(Romanos 6:23)

“Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos”. (Proverbios 23:26)

“Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud”.(Eclesiastés 12:1)

“El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.(2 Pedro 3:9)


Jesús te dice hoy, ahora:

He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. ( Ap. 3:20).


Dios te bendiga. Si has dicho a Cristo que si, me sentiría muy feliz si me lo comunicaras; mi e-mail es [email protected]. Si todavía dudas, lee en el Libro de instrucciones; si no tienes una Biblia, consigue una, ella te hablará de tu Creador y te dirá como llegar a Él.

No se trata de una religión, es un estilo de vida, que te hará sentirte bien, contigo mismo y con Dios
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Maripaz


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La sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado.(1 Juan 1:7)

No quites de mi boca en ningún tiempo la palabra de verdad, porque en tus juicios espero.Guardaré tu ley siempre, para siempre y eternamente.(Salmo 119:43-44)
 
Me confirmais lo dicho. O Jesús o Nada, o te salvas o te condenas, o la Biblia o el Infierno. Sois dicotómicos y bipolares, lo cortáis todo en dos trozos, no admitís matices. Vuestro mundo, perdona que os lo diga, es excesivamente simple.

El mundo no se reduce a un mero Cristo sí, Cristo no, el mundo es, por el contrario, hipercomplejo.

Somos seres inteligentes capaces de pensar y razonar, tenemos ojos para abrirlos, no para seguir ciegamente a nadie. No hay un manual de instrucciones, Maripaz, hay millones de manuales de instrucciones y no estoy muy seguro de que todos sean útiles. No hay verdades sagradas, tal vez sea esa la única verdad sagrada que reconozca como tal.
 
Asi es anibal o eres o no eres, solo cielo o infierno, aqui no hay gris o blanco o negro, si eres libre, entonces no eres esclavo, y tu dejame decirte anibal eres esclavo de tus deseos, no puedes salir de hacer tus impulsos, no puedes levantarte en la mañana diciendo soy libre, tienes tu mente atada a lo que ves y a lo que sientes (eso si que es ser simple), yo puede decir gracias Señor por que soy libre por que no estoy atado a mis sentidos, por que mi Espiritu puede volar con el Señor, por que tengo vida eterna y no tengo temor a la muerte, yo confio en el Señor, no tengo que preocuparme por que me falle, pues el nunca falla.
Cree en Cristo y siguele, veras, que se convertira en tu vida puesto que ahora esta muerto. DTBM.

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"La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén".(Apocalipsis 22:21)
 
Anibal:

Desgraciadamente un ciego, no puede saber lo que es la maravilla del arco iris, del brilo del sol, luna y estrellas, o del color de las flores, de los matices de verdes en la primavera.................en fin, no lo podrás entender si lo miras con los ojos físicos; pero Cristo es algo más, es mucho más, es TODO
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Aunque no creas en Él, que Dios te bendiga.


Maripaz


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ios te ama
 
Quise poner


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Dios te ama
 
Reconozco que son infinidad las cosas que no perciben mis sentidos: infrasonidos y ultrasonidos, infrarrojos y ultravioletas, estrellas y galaxias que nunca conoceremos, lo infinitamente pequeño, el átomo, la molécula. Si no veo fantasmas es porque no existen los fantasmas, si no veo espíritus es porque no hay espíritus. La lógica del Todo o Nada, del Blanco o Negro es una lógica enormemente totalitaria. Lo mantengo, prefiero los matices, la variedad y diversidad de colores y de formas de ver la vida. Los hombres no se dividen en buenos y malos. Incluso una misma persona es todo un haz de contradicciones y de dilemas ¿Cómo puedes exigirnos que lo veamos todo del mismo color?

Por otra parte, JNB tu eres tan libre como lo pudiera ser yo. Necesitas respirar, nutrirte, estás sujeto a las leyes físicas, a la inercia, a la gravedad. ¿Libre? ¿Qué es eso? ¿Por qué tu espíritu puede volar? No lo creo, tu espíritu vuela tanto como el mío. ¿Por qué tienes vida eterna? De ilusiones, amigo JNB, también se vive y, desde luego, no soy nadie para arrebatártela. Nadie que haya muerto ha vuelto para contarlo. Será porque no hay vía de retorno posible, porque la muerte es un proceso irreversible y porque no se puede rebobinar como una película de vídeo, será porque tras la muerte no hay nada que contar. Una vez muerto, ya no eres. Por eso Epicuro decía que no había que temer a la muerte, no por la otra vida (Epicuro era tan ateo como yo) sino porque :

“el más estremecedor de los males, la muerte, no es nada para nosotros, ya que mientras nosotros somos, la muerte no está presente y cuando la muerte está presente, entonces nosotros no somos”

Hay, pues, muchos modos de no temer a la muerte que no siempre pasan por la expectativa de lo sobrenatural.
 
DTBM Anibal, imaginate, solo imaginate que lo que te digo es cierto, un dia te mueres y vas a juicio delante del Señor, te ha sido predicado el evangelio imaginate que estas ante su gloria, por causa de tu maldad vas al infierno, por no querer escuchar, eso si seria terrible, perderias la vida eterna, ahora si nada de lo que pienso del Señor es real y somos producto de una bacteria, si me muero no me pasa nada simplemente muero, pero si es real lo que te digo tengo mucho que ganar y nada que perder, ¿estas dispuesto a arriesgarte a perderlo todo? ¿a quedar sufriendo?

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"La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén".(Apocalipsis 22:21)
 
JNB ¡TU LO QUE ERES ES UN JUGADOR! Pero un jugador que no quiere arriesgar nada, que quiere ir sobre seguro. Todo se reduce a cara o cruz. Si sale cara, mi apuesta, no sucede nada porque tras la muerte no hay nada... pero, si sale cruz yo iré al infierno mientras que tu disfrutarás del Reino de los Cielos. Mira, puestos en esa tesitura no me seduce nada vivir otra vida desprovisto de mi cuerpo porque mi cuerpo soy YO y cuando esté viejo y desgastado seguirá siendo YO. No me puedo imaginar mundo alguno donde pueda ver sin ojos, donde pueda oir sin oidos, donde pueda sentir sin piel y donde pueda pensar sin cerebro . ¿Qué pasa con el alma de aquel que pierde parte de la masa cerebral y deja de pensar, percibir y razonar? ¿la pierde o la sigue manteniendo?

Tu ilusión te ayuda a vivir, por eso te la respeto. No creo, como otros piensan, que la religión sea el opio del pueblo. Es la fuente de la que mucha gente obtiene fuerzas para sobreponerse a la desgracia y a la adversidad. Mientras cumpla esa función contará con todos mis beneplácitos. Nadie es nadie para arrebatar a los demás sus ilusiones futuras por muy ficticias que sean.

Lo que no aceptaré nunca bajo ningún concepto es que la religión se utilice como instrumento de poder y de dominio, que se use el miedo a la muerte como un chantage.

Y es que, JNB, nada es blanco ni negro ni la religión es enteramente mala ni enteramente buena.
 
Hola Anibal, como estas.

hay muchas cosas que desconocemos, hay tantas y tantas que seguramente nunca vamos a conocer en este mundo.

Es curioso pensar en cosas tan grandes y bellas y luego en otras tan simples y paqueñas, pero no menos bellas.

esta la vida tan llena de estas cosas, tan llena de sorpresas y maravillas que nos gustaria a muchos detenernos aqui para observarlas, para vivirlas, para llevar a cabo al lado tantas cosas, tantos sueños que hemos imaginado.

Sin embargo no nos es posible, por que Dios no lo a permitido, muchas personas nos la pasamos pensando en la posobilidad de que Dios no existe, en que esa es la verdad de las cosas,"Dios no existe" nos decimos constantemente. Y aunque las cosas que nos rodean demanden un creador no nos es suficiente prueba de que ese Dios existe y pedimos mas y mas pruebas, se las pedimos a EL, a los que dicen creer en EL, y a cuanta persona nos encontramos, luego decimos; Bueno, pero si EL existe entonces no es como dicen que es, EL debe ser diferente, no asi, por que si es asi entonces no me interesa conocerlo, Dios no deberia ser asi.

Primero lo negamos, luego aceptamos su existencia para criticarlo y despues encontrar los argumentos necesarios para no creer en EL.

Mas Dios le ama Anibal.
Dios le ama mas de lo que usted imagina.
Dios quiere abrazarlo con amor de Padre.
El lo conoce a usted y conoce su corazon.
No luche mas, venga a Jesus.

Dios le guarde

Victor
 
Querido Anibal:

¿Cómo puede un hombre adquirir conocimiento? ¿Cómo adquiere la certidumbre? ¿Acaso mediante explicaciones otro hombre se lo puede transmitir? ¿No le quedará siempre la duda? ¿No será siempre otra opinión?

No, bien sabes que no. Un hombre no puede transmitir ningún conocimiento ni certidumbre a otro hombre, ya que el hombre es una isla y el sólo ve y oye las sugerencias que se despiertan en su interior. Han de crecer de él mismo. Un hombre aprende en el real sentido de la palabra, cuando la información que percibe por la lectura concuerda con la información que él posee, que él ha sabido destapar en su lucha diaria por la vida. Por eso, es tan difícil aprender nada en el mundo, porque se va a la escuela, a la universidad, al templo y esas instituciones intentan transmitir su conocimiento por medio de los sentidos, por eso, esa información no se actualiza, siempre será un conocimiento teórico, siempre quedará registrada como una opinión en la que el sujeto no ha tomado parte en su generación, y ante la menor dificultad se cambiará de punto de vista.

Por muy hermano de carne tuyo que sea, por muchos títulos que tuviera o por todos los premios Nóbeles de la tierra que poseyera, no podría nunca infundir en ti una pizca de certidumbre que tu no estés dispuesto a aceptar y a asumir. Tu siempre verías ese conocimiento como un saber teórico, proveniente de otra persona. La mayoría de la gente se apega a corrientes y a saberes sólo por afinidad, no por convicción. De este tipo de personas están llenos los templos y las plazas del mundo. Pero tu no eres de esa clase de gente. Si yo te contase directamente el conocimiento que ahora tengo, si yo te proporcionase todos los libros necesarios para que tú lo adquieras académicamente, aún en el caso de que los supiera, no te servirían de nada. Sólo serviría para que pensaras muchas cosas, desde que soy un embustero, hasta que estoy completamente loco.

También puedes pensar que existe un camino marcado, que sólo hace falta encontrarlo. Pero ya conoces el verso del poeta que dice “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar...”.

Por otra parte, he de decirte que la vida, el mundo, tal como nosotros lo podemos contemplar, está preparado para que encontremos a Dios, naturalmente. La vida en el mundo es la verdadera universidad. Se pueden emplear 100 vidas, tal vez 1000, o un millón, pero seguro que todos llegaremos a Él. Por lo tanto hemos de estar alegres y no desfallecer jamás, porque aunque el camino es complicado y difícil, sabemos que más tarde o más temprano, llegaremos.

Tal vez pienses que yo ya he llegado. Nada de eso, ni mucho menos. Yo estoy gozoso porque he encontrado una isla segura en el mar de la vida, pero todavía el océano tenebroso me aísla, me rodea por todas partes y no sé muy bien como seguir. Todavía no he salido de mi asombro de ver como la vereda que yo he seguido me ha conducido de sopetón a mi isla tan soñada.

Lo que sí es cierto es que acechan innumerables peligros en este camino. Peligros visibles e invisibles. Que los peligros no son tan evidentes, que pueden confundirte como un canto de sirena, ya que no dispones de criterio para discernir lo que es peligroso de lo que no lo es. Nunca sabrás si pisas en firme o si cuando apoyes el peso del resto del cuerpo, vas a caer despeñado en un abismo insondable. Y tampoco sabrás que cuando te creas perdido en ese abismo, cuando ya hayas abandonado toda esperanza, encuentres un pasadizo secreto que te acerque más a tu objetivo.

Pero con esto no quiero desanimarte, ni acomplejarte, ni asustarte. Todo lo que he dicho ya lo sabes tú. Tu no eres un novato en estas lides. Tu no acabas de nacer. Tu llevas ya mucho tiempo viviendo y buscando ese camino. Algunas experiencias ya tienes. De todas formas el camino es para los fuertes. Los débiles se conforman con acercarse al calor de las corrientes religiosas establecidas. Necesitan ir en manada. Creen que van a encontrar ayuda terrena para encontrar a Dios. El que crea esto es que no ha vivido lo suficiente y tendrá que volver a este mundo tantas veces como sea necesario.

El auténtico buscador no se contenta con calentarse en la hoguera de esas instituciones, ya sea la más reconocida o la más extraordinaria ocultista. Lo ha hecho antes y ha comprobado que mientras calienta la parte delantera, la trasera se le hiela. Él busca el fuego auténtico que le devore. Y recorre el mundo con una actitud diferente a los demás. Lleva los ojos abiertos. Pero no sólo los ojos de la cara. También los ojos del pensamiento y los ojos del corazón. Y no sólo ve y oye, también siente. Entonces, con esa nueva forma de ver y de sentir, observa el mundo, lo analiza, lo tritura, lo desmigaja y lo sufre. Como tú lo sabes hacer.

El auténtico buscador, quizás no sabe que ha utilizado un método. Sólo sabe que va conociendo el mundo y que lo encuentra enfermo y abatido. Y mientras él no se atreve a actuar, hay innumerables gentes que se sienten muy dichosos de poder hacer algo por arreglarlo. Y él sufre, porque ve que los demás lo tienen claro, y él lo único que tiene claro es que no sabe. Mientras los demás parece que comprenden el mundo, él no comprende nada.

Lucha contra los mares, contra los vientos y contra los vendavales. Es zarandeado desde una postura a otra, desde un extremo a otro, pero no se siente seguro en ninguno de ellos. Lucha contra las fieras y contra las tormentas, pero cuando se dispone a actuar, no encuentra justificación suficiente y se queda paralizado. No encuentra su camino en un mar surcado de inmensas olas que amenazan tragarle. Y es sumergido por la fuerza de ese mar y por la espuma que forman las ingentes embarcaciones de los que corren seguros detrás de su verdad, que se cruzan por delante y por detrás, por la izquierda y por la derecha, siguiendo todas las direcciones posibles e imaginables. Y tosiendo y escupiendo el agua tragada que amenaza ahogarle, se pierde en ese mar de la vida, entre esas olas inmensas que en un momento, cuando se encuentra en un valle, parece que le van a caer encima y van a acabar con él de una vez y, en otro momento, cuando se encuentra en la cima y puede ver, sólo ve un cielo gris y tormentoso, y un horizonte cuajado de olas iguales a la que le sostiene. Y convierte su vida en un vagar sin sentido. El no dirige su vida, sino que permite que esa corriente terrible le lleve por donde quiera, porque intuye que es inútil trazar un camino. Comprende que no tiene suficientes instrumentos para descubrir cual es la ruta que le lleve a tierra. Y, lo que es peor, no sabe si esa tierra será su salvación o todo lo contrario, su perdición. Se da cuenta que no sabe nada. Que todo lo que ha aprendido en su vida no vale nada, no le dice nada, no le sirve para encontrar el camino, que no sabe si existe un camino, que no sabe si debe buscar un camino.

Algunas embarcaciones que pasan a su lado quieren ayudarle, pero la mayoría solo le señalan con el dedo y se oyen estas frases: “Mira un náufrago”, “Mira un perdedor”, “Mira un cobarde”, “Mira un inseguro”.

Pero él, no se atreve a coger la maroma que le arrojan desde la embarcación samaritana, pues no está seguro de nada, y vuelve a quedarse solo mecido violentamente. La espuma le escuece los ojos y las olas inpactan como látigos en su cara. E intentando mantenerse a flote, cueste lo que cueste, transcurre su vida...

[]Cedesin>
 
Querido Anibal:

Cada uno ve en las cosas del mundo lo que está preparado para ver, lo que su ser admite. Más no puede ver, porque le haría daño. Por eso el proceso de conocimiento es paulatino. No se puede conocer la Verdad antes de haber destruido la mentira. Y tanto la Verdad, como la mentira, habitan en cada uno de nosotros.

Tu ves ahora que mis explicaciones y no te convencen. Ves la explicación evidente. Es la que estás preparado para ver en este momento. Pero tu quieres conocer la Verdad. Por eso, te invito a seguir escribiendo. Uno no escribe para los demás, escribe en primer lugar para uno mismo.

En todos los ordenes de este mundo atroz encontraras cosas buenas y cosas malas. Todo está mezclado. Pero tendrás que descifrar los indicios que ciertos pensadores nos han dejado, comprobante al menos de su propia realización.

El hombre de este mundo SIEMPRE es un títere. Títere de sus circunstancias, títere del mundo, personaje de una función teatral de algún lejano Autor. Pero es que tenemos que aceptar nuestra condición de títere, de humano. No somos nada, y creemos que ya somos algo. Pero podemos ser mucho, podemos ser dioses, podemos llegar a conocerlo todo y por eso esos deseos de CONOCER. Pero si tú quieres la Verdad, tendrás que introducirte en el infierno de nuestra mente, para saber como es y, después, para ordenar todo lo que encuentres de malo en ello. Observa otra vez el cuadro de El Greco "Alegoría". Obsérvalo bien. Es una radiografía de nuestras mente, y sin usar rayos "x".

La crucifixión y siguiente resurrección no son ideas teológicas, ni religiosas. Es una realidad más grande que una montaña. Es un proceso supernatural que dispone de unos condicionantes para ponerse en marcha. No es una elucubración mental ni nada de eso. No es un castigo, es una fantástica bendición. Yo estoy metido en ese proceso. Tengo sus marcas en la palma de mis manos y en la corona de espinas de mi cabeza.

En verdad hay belleza en las cosas naturales, pero cuando encuentres la Belleza que hay en lo que te cuento, la otra pierde su color y su magia y se convierte en paja.

Un abrazo.

[]Cedesin>
 
Querida Maripaz y todos los que habeis escrito:

Gracias. Seguir compartiendo.

[]Cedesin>
 
En la Cruz, en la Cruz, lo primero vi la Cruz, y en el fondo de mi alma yo clamé; fui allí por fe y yo vi a Jesús y por siempre feliz con él seré... dice un himno que yo oí y canté, y que ahora oigo y canto...

La Cruz... horrenda hermosura. Misterio de lo profundo, Locura, Sinrazón, Aquijón inquebrantable, ineludible, inconprensible, inalcanzable.... no obstante... alcanzable.

El Todopoderoso Dios Vengativo decidió que la única forma de convertirme en el Camino, la Verdad y la Vida, (por donde otros pudieran caminar), consistía en:

Destruirse
Desangrarse
Abandonarse


Destruirse por cuanto el Padre destruyó al Hijo amado

Desangrarse por cuanto el Inocente perdió su sangre.

Abandonarse por cuanto Dios abandonó al Cordero en el Madero.

Hrrenda era la Cruz para Dios. Desagradable, punzante, veneno mortal, copa de grave amargura:

Padre, si fuera posible, pase de mí esta copa

Y en esta Locura de Locuras, Azazel reclamó su botín de victoria, y la Vida Eterna Increada SUPO lo que era la Muerte Temporal Creada.... y el Dios Vengador se puso sobre el altar, y dijo a sus enemigos:

Hombre: a quien yo di la vida: crucifícame.
Pecado: heme aquí.
Muerte: tómame a ti.

Lo que era imposible, se hizo posible. el Dios único y eterno murió. Nietzsche tenía razón. Dios ha muerto. Dios muerto... Oh....

...pero no nos quedemos en el ensayo. Representemos la función.

La muerte no pudo retener al que vive por los siglos

Los cimientos de las creaciones visibles e invisibles temblaron, se desencajaron, porque la Rosa estaba allí, en lo profundo del Abismo, en los Dominios del Destructor.... ¿y quién lo iba a sacar de allí?

La muerte no pudo retener al que vive por los siglos

Tres días en la Ballena, tres largos días en lo oscuro de lo oscuro.

La muerte no pudo retener al que vive por los siglos

El primer Hombre de la Nueva Creación era Vida, era Camino y era Verdad... ¿cómo podía morir?

Porque si el grano de trigo no cae a Tierra, y muere, no será levantado

....dijo el Carpintero.

Su Padre le levantó. Su Vida le levantó.

He aquí todas las cosas son hechas nuevas. Sí, ven Señor Jesús.

DS (Dios Sacuda)
 
Querido Aldebarán:

Me gusta mucho tu aportación. Se nota que sabes de la Cruz.

Un abrazo.

[]Cedesin>
 
Hola Anibal:

He leido parte de tu intervención, donde aseguras que la muerte de Jesús es una derrota, eso denota que no te has leido la Biblia, o si la has leido, no has prestado atención a las veces que en el antiguo testamento nos habla de Jesús, y son muchas, pero el sacarlas de donde tú solo lees que "leyendas sin fundamentos", es dificil, en la Historia de Adán y Eva, ya nos habla de Jesús cuando dice:

(Génesis 3:15) Y enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.

Cuando le pide a Abraham que le sacrifique a su hijo Isaac, ya nos está dando noticias de lo que el haría con su Hijo Jesús.

Durante mi primera lectura de los Salmos de David, siendo todavía ateo, me decía que David quería vivir y reinar para siempre, y no fue hasta mi segunda lectura cuando me dí cuenta que realmente estaba hablando de Jesús y no de él mismo.

Hay innumerables referencias a Jesús en el antiguo testamento, desde su nacimiento hasta su muerte, si estas no existieran, a lo mejor te diría que tienes razón, pero la muerte de Jesús es una "crónica de una muerte anunciada", y denota triunfo y no fracaso.


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Josep M. Casalta alias "Catalá"
[email protected]
 
Hola, Catala.

Una cosa es leer la Biblia y otra es creer en la Biblia. Ni siquiera los que creen en la Biblia sacan las mismas conclusiones. Los cristianos leen el Antiguo Testamento como los prolegómenos de la venida de Jesús. Los judíos que también creen en el Antiguo Testamento no ven lo mismo que tu al leer a David. Para que veas cuán grande es la diferencia entre leer y creer.

Un historiador no puede leer la Biblia como lo hace un creyente. Pero los historiadores también difieren. Los literalistas decimonónicos de la Escuela de Tubinga (Strauss y Bauer) descartaron los fenómenos milagrosos como hechos sobrenaturales y le buscaron su explicación racional. Comprender la Biblia es comprender la mentalidad de esos hebreos primitivos y muchos datos hay que leerlos entre líneas.