La mujer como tipo de la iglesia- Espacio Virtual Para las hermosas del Foro.

Thames

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8 Mayo 2009
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Este espacio es para compartir con mis hermanas en la fe, lo que Dios tiene para nosotras las mujeres en el ministerio y en las bendiciones de seguirle, puedes poner alabanzas, mensajes, poesias, relflexiones, para edificación espiritual de nosotras, compatir si gustas tus hobbis tus testimonios, etc. etc., Cristo nos hizo libres.
NOTA.- Si aparece un elemento no deseado, fijate en el teclado de tu computador, existe un boton muy especial que se llama "modo ignor on" modo ignorar activado, utilizalo ja,ja,ja. Este es un espacio para mujeres. Gracias y bendiciones.

La mujer como tipo de la iglesia
Que Piensas tu al respecto?
....
En su ministerio terrenal, el Señor Jesucristo se encontró con muchas mujeres, y en cada mujer, él vio a la Iglesia.

Roberto Sáez
Vamos a tomar la Escritura en varios pasajes, comenzando con un texto que está en Efesios 5:25. Dice: «Cristo amó a la Iglesia, y se entregó a sí mismo por ella».

El Señor Jesucristo se encontró con muchas mujeres, y en cada mujer, él vio a la Iglesia. Él trató a cada mujer de la manera más tierna y amorosa, porque él tenía en su corazón a la Iglesia. Cuando él vio una mujer –y los relatos que los evangelios nos cuentan de los encuentros de Jesús con las mujeres casi siempre son con mujeres que tienen algún problema grave, un problema de rechazo, de enfermedad, de pecado, de demonios– el Señor ve a esas mujeres con un amor como nunca antes nadie las vio, como nunca antes nadie las trató. En los días del Señor Jesucristo, la mujer era tremendamente despreciada, aun en el pueblo que tenía la Palabra de Dios, las Escrituras.

La pecadora que unge al Señor

Un rabino en los días de Jesús decía: «Dios, te doy gracias porque no me hiciste bendecido, ni gentil, ni mujer». Esa era la primera oración que hacía un rabino y cualquier judío piadoso. Esa oración Dios la escuchaba con un dolor y una tristeza inconmensurable. El Señor Jesucristo se enfrenta a un mundo que tiene una estructura mental rígida, una rigidez mental derivada de la tradición religiosa registrada en el Talmud (tradiciones de hombres que invalidaban la Palabra de Dios, desvalorizando a la mujer), lo cual hacía difícil que los hombres lo entendieran en su trato con estas mujeres.

Por ejemplo, el caso de la mujer pecadora en la casa de Simón el fariseo, que derramó un frasco de perfume, lloró a los pies de Jesús y con sus lágrimas mojaba los pies de Jesús y con sus cabellos secaba sus pies. El Señor Jesucristo recibía aquello como un acto de una mujer que, arrepentida de sus pecados, adoraba y agradecía en ese día. El Señor Jesús lo recibía silenciosamente como pensando en el día que su Iglesia estaría a sus pies adorándole.

Sin embargo, Simón y los que estaban con él a su mesa pensaban silenciosamente también, diciendo: «Éste no tiene idea con quién está tratando, no tiene idea quién está a sus pies; si supiera quién está ahí lavándole los pies y derramando ese perfume». El Señor Jesús supo lo que ellos estaban cavilando en sus pensamientos; más aún, el Señor Jesús alabó la actitud de la mujer, y dijo a Simón, delante de los demás, que él no le había saludado con un beso cuando entró, que no le había ofrecido lavarle los pies, que no le había dado atenciones, pero que esta mujer a quien le habían sido perdonados sus pecados, estaba ahí agradecida. Esta mujer fue alabada, fue tratada de esa manera tan linda, con ese amor, con esa ternura que sólo Cristo sabe tratar.

Un día, el Señor Jesucristo desembarcó cerca de Capernaum. Un hombre llamado Jairo le salió al encuentro y le dijo que tenía una hija enferma, y que fuese a la casa. La muchacha estaba moribunda. Allí estaba la Iglesia en su tiempo de adolescencia, con toda su debilidad del siglo II, del siglo III, cuando la Iglesia era apenas una muchacha que no tenía ni siquiera claridad de ver hacia dónde iban las cosas, porque en ese tiempo todavía Cristo no había sido ‘reflexionado’ ni ‘pensado’, solamente había sido proclamado, y aunque esa es la verdad que siempre la Iglesia debe sostener, sin embargo, en ese proceso de que Cristo fuera reflexionado, cuántos ataques recibió de la filosofía de los griegos y de los pensamientos de los hombres. Ahí, pues, estaba esa muchacha enferma. En ese tiempo no había tratamientos, no había hospitales, no había quién se preocupara de los enfermos; los médicos eran muy escasos, y ahí estaba esa muchacha.

Y en el camino, una mujer que padecía flujo de sangre se acercó a Jesús entre la multitud para tocarle. La mujer tocó el manto de Jesús y al parecer tocó la parte del manto donde habían uno flecos que representaban la ley. La mujer seguramente ejerció fe en lo que representaban esos flecos, ejerció fe en la Palabra, y al agarrarse de ella, ella creyó la Palabra, pues Cristo era la Palabra, y cuando ella tocó la Palabra, fue sana. ¡Aleluya! Esta es la Iglesia; esa mujer era considerada inmunda por su flujo de sangre. El Señor rescató a la Iglesia de sus inmundicias. A través de los siglos la Iglesia ha sido expuesta a la inmundicia; sin embargo, el Señor ha perdonado a la iglesia una y otra vez. ¿Cuántas veces la ha lavado en su sangre bendita? Innumerables veces la ha limpiado, la ha lavado una y otra vez. Aunque lo hizo una vez y para siempre, esa sangre continúa vigente, está presente día a día para lavar los pecados.

Repentinamente llega alguien con la noticia de que la muchacha ha muerto. Jesús dijo a su padre que no temiera porque no estaba muerta, sino dormida; todos se rieron de él pues sabían que estaba muerta. Jesús entró a la casa y le dijo: «¡Muchacha, levántate!». ¡Cuán muerta estuvo la iglesia en su adolescencia1 ¡Cuán expuesta! Y, sin embargo, el Señor la levantó.

La mujer samaritana

¿Qué vemos de la mujer samari-tana? Es la mujer que vivía en esa región donde existía ese odio racial entre judíos y samaritanos. Esta mujer tenía cuatro razones para ser despreciada: era una mujer pobre –no tenía un criado al cual enviar en busca de agua–, se sentía tremendamente rechazada por la sociedad –salía a buscar el agua al mediodía cuando nadie podía verla–, era una mujer samaritana – también era un motivo de desprecio; y había tenido cinco maridos, y el que ahora tenía, tampoco era su marido.

Pero el Señor se acerca a ella a propósito. Él pudo haberse ido por el camino que preferían todos los judíos, por el otro lado del Jordán, pero el Señor a propósito pasa por la tierra de los samaritanos para encontrarse con esa mujer. Y es a ella a quien Jesús mira con la compasión más grande, con la ternura más grande que se pueda sentir por un ser humano, porque Jesús no vio en ella una samaritana, ni vio una mujer, ni a una pecadora, ni una mujer pobre, sino que él vio en ella a una persona.

Y Jesús se acercó a ella y le habló. Cosa tremenda que un hombre se acercara a una mujer; ya era un acto admirable; un hombre que pasaba por encima de estos prejuicios, ya era algo como para aplaudirlo, o para despreciarlo, o para pensar que este hombre era un hombre extraño. Jesús se acerca y le habla, y le dice todo cuanto sabe de ella. Esta mujer se impresiona, se sorprende, le son abiertos los ojos de su espíritu: ante ella está nada menos que el Mesías. Ella recibe la revelación del Cristo y sale corriendo hacia la ciudad a evangelizar a sus conciudadanos y a decirles: «Vengan y vean por ustedes mismos si este hombre que me ha dicho todo lo que yo soy, es el Cristo de Dios».

Y el pueblo corrió tras ella y toda Samaria se convirtió a Cristo. El Señor Jesús usó a una mujer, porque en ella estaba viendo a la Iglesia, a la Iglesia rescatada de todos los desprecios y prejuicios de este mundo, a la Iglesia que iba a ser el instrumento de salvación para este mundo en tinieblas. ¡Bendito sea el Señor!

La mujer encorvada

Un día también el Señor se encuentra con una mujer encorvada, una mujer que hacía dieciocho años que vivía continuamente agachada. Esta mujer al parecer, representa a la Iglesia en su estado de pobreza espiritual, cuando la Iglesia perdió la visión celestial y vivía todos los días de su vida mirando hacia la tierra sin poder mirar hacia el cielo, porque había perdido la perspectiva del Cristo celestial. Cuántas veces la Iglesia vivió en esta oscuridad, cuántas veces la Iglesia vivió como una mujer encorvada. Pero a esta mujer el Señor Jesucristo le impone sus manos y le dice, como estremeciéndola: «Mujer, eres libre de tu enfermedad». Y entonces ella se enderezó. ¡Qué ternura hay en el amor de Cristo! ¿Qué hombre ha tratado a una mujer así?

Cristo amó a la Iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, a fin de santificarla, a fin de presentársela a sí mismo, una Iglesia gloriosa, santa, sin mancha y sin arruga. Para que la Iglesia llegue a ser así, él tuvo que tratarla con tanto amor. El amor no es un mero sentimiento emocional, no es un mero romanticismo, el amor es la demostración de una vida entregada, de una vida rendida; y Cristo lo demostró no sólo en la cruz del Calvario, sino en estos tratos con las mujeres. ¡Benditas son las mujeres! Nadie ha tratado a las mujeres como Cristo las trató; nadie pensó en la mujer como Cristo la pensó, nadie se acercó a ellas con el respeto con que él lo hizo.

Marta y María

Estando en la casa de María y Marta, vio a Marta que corría por todos lados haciendo una y otra cosa. La forma de ser de Marta era la forma que los hombres machistas habían moldeado a las mujeres, tratándolas en forma utilitaria, valorándolas por lo que hacen, desde la mañana hasta la noche haciendo una y mil cosas.

Mas cuando Cristo estuvo en esa casa, no es que él despreciara el servicio que Marta hacía por él, pero había una posición mejor y era la de María. Él estaba viendo en María a la Iglesia postrada, sentada a los pies de Jesús, escuchándole y mirando cara a cara al Señor. La Iglesia había sido levantada para estar sentada cara a cara frente a Dios, elevada a la posición más alta del universo, la Iglesia mirando a Dios cara a cara. Nunca antes se había pensado que la mujer podía llegar a tales niveles. ¡Bendito sea el Señor! Cristo amó a la Iglesia. Él no se aprovechó del servicio que podía haber obtenido de Marta. El Señor Jesucristo valoró la actitud de María, porque en ella vio la posición de la Iglesia.

Una imagen virtual de la Iglesia

El Señor Jesús estaba reaccionando así con la mujer, porque él había soñado con la Iglesia desde tiempos eternos y la había amado desde antes que el mundo fuera. En aquella reunión solemne, en ese anticipado y determinado consejo de Dios, antes de la creación del mundo, cuando el hombre fue pensado, cuando Dios dijo: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y a nuestra semejanza», allí Dios seguramente habló con su Hijo acerca de la Iglesia, y seguramente Dios le mostró a su Hijo lo que sería el modelo de la Iglesia.

Recurrimos a la imaginación en estos momentos, a una suposición. Supongamos, imaginemos que Dios, con su poder, como quien tiene un ‘Power Point’, enciende una imagen, una pantalla gigantesca e hizo aparecer una mujer hermosa, vestida de gloria. Cuando Jesús la miró, se enamoró de ella completamente, y dijo: «Padre, nunca en la creación he visto nada igual, yo la quiero para mí». «Hijo, ella es muy hermosa, pero no siempre va a ser así». «Padre, aun así, yo la quiero». «Hijo, ella va a ir muy abajo, va a caer muy bajo». «Padre, si es preciso ir al infierno a buscarla, yo voy». «Hijo, pero eso te costará muy caro». «Padre, yo estoy dispuesto a dar la vida por ella». «Hijo, pero eso nos causará mucho dolor». «Padre, no importa el precio, yo la amo y quiero que sea mi compañera».

¿Podemos imaginar que así pensó Cristo a la Iglesia? Las Escrituras nos permiten pensar de esa manera. Y entonces, cuando llegó el momento de demostrar su amor por ella y cumplir los pactos que hizo con el Padre en aquella reunión, cuando todas las cosas fueron acordadas en ese Pacto Eterno –el Antiguo Pacto es un pacto de transición, por así decirlo, pero el Nuevo Pacto es el pacto eterno confirmado en esa reunión–, el Hijo de Dios se comprometió a venir y a salvar, se comprometió a dar su vida, y cuando llegó el momento, lo cumplió de una manera gloriosa.

La mujer, tipo de la Iglesia

Así que, cuando la primera mujer fue creada y el Señor Jesucristo la vio, seguramente soñó con ella, la vio hacia el futuro, y qué hermosa fue la mujer en el primer día de su creación. ¿Sabe cuándo fue creada? Fue creada cuando ya todo había sido creado, cuando no había nada más que crear, entonces vino ella como un complemento. La mujer es símbolo de llenura, de plenitud, porque sin ella el mundo no sería lo que es. Este debe ser un golpe fuerte al machismo de los hombres, debe ser un golpe fuerte a lo que muchas veces también en las iglesias se piensa. Hay el pensamiento de que la mujer es un poco menor que el hombre. Es cierto que hay roles distintos, pero en la iglesia, en Cristo, no hay varón ni mujer.

Nadie amó tanto a la mujer como Cristo, porque ella representa a la Iglesia. La mujer vino a ser el centro de la creación de Dios. El Adán que fue creado no fue un individuo, no fue un hombre solitario, sino que fue un Adán corporativo, porque lo creó varón y hembra. A Dios no le servía un hombre solo, a Dios le servía un hombre acompañado de una mujer; y por esto sacó a la mujer de un costado, de un hueso del hombre; no de debajo de la planta del pie, para que el hombre no la pisotee, ni la desvalorice; del costado la tomó, para que sea su ayuda idónea, su compañera. Así fue el propósito de Dios.

Pero a partir de la caída del hombre, el hombre perdió la visión de lo que significaba tener una compañera. ¡Oh, si tan sólo el hombre mirara a la mujer como Cristo mira a la Iglesia, qué distinto serían los matrimonios! Pensando en esto es que se le dice a los hombres: «Maridos, amad a vuestras mujeres, como Cristo amó a la Iglesia». ¿Estamos dispuestos, hermanos, a mirar a la mujer como Cristo miró a la mujer, pensando que es la Iglesia?

La caída degeneró la visión que el hombre debía tener de la mujer, siendo que ella era un vaso frágil. Dios le dio la autoridad al hombre, no para que el hombre pensara que la autoridad era un asunto vertical, de arriba hacia abajo.

Cuando pensamos en la autoridad de Cristo, la cabeza de la iglesia, nunca nos molesta su autoridad, porque no sentimos que su autoridad sea arbitraria. Antes bien, sentimos que su autoridad es un soporte, es un manto de gracia, es una cobertura, un apoyo, es auxilio y salvación. Por eso el hombre le demuestra su amor a su mujer haciéndole regalos – como dice Efesios, le hace regalos, la sustenta y la cuida, como Cristo a la iglesia.

¿Les molesta a ustedes la autoridad de Cristo? Entonces, hermana, no debiera a usted molestarle la autoridad de su marido, si es que la autoridad de su marido es como la autoridad de Cristo para la iglesia. Porque si alguien ha de tener autoridad, ha de ser para proveer, para sustentar, para socorrer, para apoyar, para guardar. Pero la distorsión del hombre caído en su pensamiento de lo que es la autoridad, es que se impone por la fuerza. Pero ¿quién es más poderoso que el Señor Jesucristo? Sin embargo, ¿quién más tierno que él? Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella.

Ese es el mensaje. Recibamos esta palabra, alegrémonos con ella, gocémonos, hermanos varones, porque nosotros también somos la iglesia.

***

Tomado de: http://www.aguasvivas.cl/revistas/35/08.htm
 
Re: La mujer como tipo de la iglesia- Espacio Virtual Para las hermosas del Foro.

La autoridad proviene del amor, no de la fuerza, no a la degeneración de la autoridad dada por Dios, bueno esto para las casadas y para todas Dios nos dio el privilegio de ser mujeres:
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Pues compartamos un refrigerio espiritual y deleitemonos en Cristo porque:
Mateo 10:40 El que a vosotros recibe, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.
10:41 El que recibe a un profeta por cuanto es profeta, recompensa de profeta recibirá; y el que recibe a un justo por cuanto es justo, recompensa de justo recibirá.
10:42 Y cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa.
 
Re: La mujer como tipo de la iglesia- Espacio Virtual Para las hermosas del Foro.

Poema Para Ti Por ser Mujer
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Puedes opiniar sobre el video
Bendiciones.
 
Re: La mujer como tipo de la iglesia- Espacio Virtual Para las hermosas del Foro.

la cabeza de todo hombre es Cristo; y la cabeza de la mujer es el hombre; y la cabeza de Cristo es Dios.

Hermanas, de todo corazón:
Siempre que necesitan un consejo, orientación, etc: Acudan con su cabeza.

Bendiciones
 
Re: La mujer como tipo de la iglesia- Espacio Virtual Para las hermosas del Foro.

Hermanas, de todo corazón:
Siempre que necesitan un consejo, orientación, etc: Acudan con su cabeza.

Bendiciones

Exacto nuestra cabeza es Cristo, excelente, por ello si el varon se somete a Cristo y actua exactamente igual como Cristo, las casadas tienen a quien sujetarse sino se comporta ni actua como Cristo, no, es bien claro.

Este es un sitio para mujeres, entiendo que tu eres mujer?
 
Re: La mujer como tipo de la iglesia- Espacio Virtual Para las hermosas del Foro.

a que bonito te resulto el discurso , a una pregunta thames eres hombre o mujer
 
Re: La mujer como tipo de la iglesia- Espacio Virtual Para las hermosas del Foro.

hermana thames bendiciones amiga, keria decir que hace un tiempo lei el libro -llename SEÑOR sola no puedo. fue muy edificante ,no se si leistes el libro , si lo leio ¿como le parecio?
 
Re: La mujer como tipo de la iglesia- Espacio Virtual Para las hermosas del Foro.

a que bonito te resulto el discurso , a una pregunta thames eres hombre o mujer

Mujer desde luego y tenemos como cabeza a Cristo, exclusivamente y considera que de aqui a que los varones se parezcan a Cristo, uffffffff¡, siglos para que puedan ser cabeza de las que son casadas, en mi caso a Dios gracias no he dicho que si, aunque mi novio respecta mi autoridad, pero lo que he visto en este foro, me lleva a postergar la boda indefinidamente, je,je,je
 
Re: La mujer como tipo de la iglesia- Espacio Virtual Para las hermosas del Foro.

hermana thames bendiciones amiga, keria decir que hace un tiempo lei el libro -llename SEÑOR sola no puedo. fue muy edificante ,no se si leistes el libro , si lo leio ¿como le parecio?

No lo he leido y me encantaria que si deseas lo puedas compatir, pues seria de mucha edificación, de labios de otra hermana es una gran bendición, deseo aprender al respecto.

Para ti y para las otras hermanas, de Jesucristo nuestra cabeza, estas bellas palabras:
DE CRISTO PARA NUBE 33, MAGA, ETC. ETC.
"Del cielo cayeron mil pañuelos y en uno de ellos decia preciosa de mi corazón, donde quiera que vayas mi corazón es tuyo"

Y les comparto este video que siempre pone Dios en mi camino, sabiendo que Cristo, es el autor y el consumador de la fe, amada NUBE 33 el no se da porvencido, Jesus quiere un mundo contigo, porque tu vales mucho:

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Re: La mujer como tipo de la iglesia- Espacio Virtual Para las hermosas del Foro.

No lo he leido y me encantaria que si deseas lo puedas compatir, pues seria de mucha edificación, de labios de otra hermana es una gran bendición, deseo aprender al respecto.

Para ti y para las otras hermanas, de Jesucristo nuestra cabeza, estas bellas palabras:
DE CRISTO PARA NUBE 33, MAGA, ETC. ETC.
"Del cielo cayeron mil pañuelos y en uno de ellos decia preciosa de mi corazón, donde quiera que vayas mi corazón es tuyo"

Y les comparto este video que siempre pone Dios en mi camino, sabiendo que Cristo, es el autor y el consumador de la fe, amada NUBE 33 el no se da porvencido, Jesus quiere un mundo contigo, porque tu vales mucho:

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gracias hermana , la verdad eske tengo mucho ke aprender aun , yo se que EL SEÑOR nos ama y que tiene un proposito con cada uno de nosotros , aportare aki sobre el libro y espero aprender aki de todas y de todos con los aportes bendiciones hermana .
 
Re: La mujer como tipo de la iglesia- Espacio Virtual Para las hermosas del Foro.

gracias hermana , la verdad eske tengo mucho ke aprender aun , yo se que EL SEÑOR nos ama y que tiene un proposito con cada uno de nosotros , aportare aki sobre el libro y espero aprender aki de todas y de todos con los aportes bendiciones hermana .

Muchas gracias Nube 33 y estare a la espera de tus excelentes aportes. Bueno por lo pronto, hasta la noche,pues debo cumplir mis funciones gerenciales y Dios nos esta haciendo un milagro gigantesco, Dios te bendiga y sigue adelante, yo espero aprender muchisisimo de ti.
Bendiciones.
 
Re: La mujer como tipo de la iglesia- Espacio Virtual Para las hermosas del Foro.

a pues ya somos dos , es bonito tener una hermana tan espiritual como tu , thames, en realidad la unica que me jala de los pelos es nube 33 jje pero ella es mi pata , aaaaaaaaaaaaaaaa pata izquierda qcreo ejej
 
Re: La mujer como tipo de la iglesia- Espacio Virtual Para las hermosas del Foro.

Mujer desde luego y tenemos como cabeza a Cristo, exclusivamente y considera que de aqui a que los varones se parezcan a Cristo, uffffffff¡, siglos para que puedan ser cabeza de las que son casadas, en mi caso a Dios gracias no he dicho que si, aunque mi novio respecta mi autoridad, pero lo que he visto en este foro, me lleva a postergar la boda indefinidamente, je,je,je

La mujer tiene como cabeza a Cristo, principalmente porque los hombres no se someten a Cristo. Ejemplo palpable este foro, donde una gran cantidad de "cristianos" dicen estar hablando por Dios de la manera más ofensiva posible. Sin embargo, Thames, querida, no todos los hombres son iguales. Gracias a Dios por eso!!!
 
Re: La mujer como tipo de la iglesia- Espacio Virtual Para las hermosas del Foro.

Estimada Thames

Es una verdadera lástima que usted incite a las hermanas a la soberbia y a la desobediencia a su Palabra.

Su tono agresivo con que escribe todos sus aportes, habla muy mal de una hermana mujer. La Palabra de Dios, NO YO, yo solo se lo presento;... dice de la hermana mujer: "Considerando vuestra casta conversación, que es en temor. El adorno de las cuales no sea exterior con encrespamiento del cabello, y atavío de oro, ni compostura de ropas; sino el hombre del corazón encubierto, en incorruptible ornato de ESPÍRITU AGRADABLE Y PACÍFICO, lo cual ES DE GRANDE ESTIMA DELANTE DE DIOS.
Porque así también se ataviaban en el tiempo antiguo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, SIENDO SUJETAS A SUS MARIDOS: como Sara obedecía a Abraham, llamandole señor; de la cual vosotras sois hechas hijas, haciendo bien, y no sois espantadas de ningún pavor
" (1 Pedro 3:2-6)

Ya vemos que usted no acepta de ninguna manera éste versículo BIBLICO: "La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito á la mujer enseñar, ni tomar autoridad sobre el hombre, sino estar en silencio" (1 Timoteo 2:11,12)

Y ¿también rechaza éste?: "Mas quiero que sepáis, que Cristo es la cabeza de todo varón; y el varón es la cabeza de la mujer; y Dios la cabeza de Cristo" (1 Corintios 11:3)

Este orden establecido POR DIOS, usted no lo puede mover... Ni con los mejores elaborados argumentos;... DIOS, CRISTO, HOMBRE, MUJER... Si usted mueve este orden, ... usted se estaría oponiendo a Dios; y estaría incitando al caos.

¿También rechaza los que le presento más arriba al principio?...


Asimismo, usted se burla de los varones, diciendo que acaso son como Cristo para que la mujer se les someta... Pero, dígame una cosa;... ¿es usted como Cristo hermana?... ¿O solo le aplica esta medida a los varones?... Es usted quien pide igualdad del hombre y la mujer... ¿O solo el varón debe ser como Cristo y la mujer no?

Lamento que usted intente atrincherarse en un tema, y buscar apoyo en las demás hermanas mujeres... Los temas, no son exclusividad de nadie, ni puede usted rechazar a cualquier varón o cualquier persona que dese opinar en "su" tema.
Espero sinceramente en Dios, que el Señor les dé sabiduría y discernimiento a las hermanas de éste foro, y no le sigan el juego... porque incitar a la rebeldía a las hermanas, es incitarlas a desobedecer la Palabra de Dios, aunque sean muy bien elaborados sus argumentos.

El reino de los cielos, mi estimada hermana, no se mueve en base a sentimentalismos por los cuales usted quiere "cautivar" a las demás hermanas... Si usted (O YO), no obedece a la Palabra de Dios, sepa que estaría irremediablemente perdida...
Dios no es un juego, ni es un niño para que juguemos con él. La vida eterna es un asunto muy serio mi amada hermana; y NADIE, esta autorizado para acomodar o manipular la Palabra de Dios, ni para desautorizarla o pisotearla con argumentos humanos y sentimentalismos baratos.

La puerta para entrar al reino de los cielos, es estrecha mi estimada Thames; si no le gusta la estrechez, ...se quedará fuera... Diga lo que usted diga.

Le aconsejo que ore, escudriñe su Palabra, pida dirección a Dios, y parta por dominar su carácter y la facilidad con que usted trata agresivamente a los varones...

Ya imagino el tono que usted usará para responderme... No se olvide que una hermana mujer, jamás debe perder la ternura y la delicadeza con las cuales Dios ha adornado a las mujeres.

Dios le bendiga
 
Re: La mujer como tipo de la iglesia- Espacio Virtual Para las hermosas del Foro.

hermana aki traigo unas frases del libro que le hable , expongo estas frases tomada del libro porke me edifico mucho.dice asin : no importa cuantos errores cometas o cuantas veces fracases pero jamas te kedes lamentandote de lo ke no fue, jamas te des por vencida ,el exito de la vida cristiana depende de ello, jamas dejes que la culpa gane terreno cuando DIOS te inunda de su gracia, jamas vuelvas atraz , no es digno de una sierva de DIOS, jamas digas no puedo con DIOS todo lo puedes , jamas te niegues a enfrentar nuevos retos, podras ver cosas que jamas soñaste , jamas dejes de soñar , jamas dejes de volar alto. espero comentar mas de este libro ,porke al igual ke me ayudo espero que le sea de bendicion a algunas hermanas , vuelvo ......
 
Re: La mujer como tipo de la iglesia- Espacio Virtual Para las hermosas del Foro.

Estimado Dagoberto Juan:

San Pablo enseña acerca del matrimonio: "El hombre que ama...la mujer que respeta" Ambos son inseparables. Hay hombres que entienden mal el concepto de autoridad y no la ejercen tal como lo explica el excelente escrito que trae la hermana Thames.
El amor cuando se irrespeta se va secando y siempre queda en el espíritu la duda.

En mi opinión ese esscrito es muy bueno y no llama a la rebelión, sino a la meditación, a la reflexión sobre la mujer como tipo de la iglesia. Como Dios ama a su iglesia en todo momento, cuando está enferma, cuando se siente despreciada, cuando está triste, cuando está agradecida y feliz. Él está allí con su su inmensa ternura, porque él llena de alegría y entusiasmo nuestros corazones.

Nuestro modelo a seguir, nuestro ejemplo, nuestro guía, nuestro maestro y Señor es Jesucristo.

Dios te bendiga

Paula
 
Re: La mujer como tipo de la iglesia- Espacio Virtual Para las hermosas del Foro.

Mujer desde luego y tenemos como cabeza a Cristo, exclusivamente y considera que de aqui a que los varones se parezcan a Cristo,

MAS EQUIVOCADA NO PUEDES ESTAR.

La Palabra, Escrita está, ¿Amadas hermanas porque se rebelan en contra de la autoridad?
De cierto les digo que los/las obedientes estarán mas cerca de la salvación. Por otro lado: los/las rebeldes tendrán su propio destino.
Que el feminismo no las aparte del camino.

Cierto es que los hombres no somos perfectos, está demas querer compararse con Criso o con Dios mismo.
 
Re: La mujer como tipo de la iglesia- Espacio Virtual Para las hermosas del Foro.

hermana aki traigo unas frases del libro que le hable , expongo estas frases tomada del libro porke me edifico mucho.dice asin : no importa cuantos errores cometas o cuantas veces fracases pero jamas te kedes lamentandote de lo ke no fue, jamas te des por vencida ,el exito de la vida cristiana depende de ello, jamas dejes que la culpa gane terreno cuando DIOS te inunda de su gracia, jamas vuelvas atraz , no es digno de una sierva de DIOS, jamas digas no puedo con DIOS todo lo puedes , jamas te niegues a enfrentar nuevos retos, podras ver cosas que jamas soñaste , jamas dejes de soñar , jamas dejes de volar alto. espero comentar mas de este libro ,porke al igual ke me ayudo espero que le sea de bendicion a algunas hermanas , vuelvo ......

¡¡Hola!!
¿Quién es el autor del libro al que haces refrencia "Llename Señor sola no puedo"? Me encantaría leerlo.


Comparto contigo y con todos este salmo:

Señor:

Déja caer tu amor sobre mí
como rocío de la mañana...

Tu me llevas en tus manos
para que mi pie no tropiece.
Tu guías mis pasos y haces llano mi sendero
Tu eres la luz que abre camino a mis noches.

Amén


Dios te bendiga
Paula
 
Re: La mujer como tipo de la iglesia- Espacio Virtual Para las hermosas del Foro.

¡¡Hola!!
¿Quién es el autor del libro al que haces refrencia "Llename Señor sola no puedo"? Me encantaría leerlo.


Comparto contigo y con todos este salmo:

Señor:

Déja caer tu amor sobre mí
como rocío de la mañana...

Tu me llevas en tus manos
para que mi pie no tropiece.
Tu guías mis pasos y haces llano mi sendero
Tu eres la luz que abre camino a mis noches.

Amén


Dios te bendiga
Paula

no hace falta ke lo compres yo te lo regalo solo tienes que mandarme tu direccion de correo en mi perfil y ay me das tu direccion yo te lo envio , no hay mayor alegria para mi compartir de lo ke tengo para ser de ayuda a otra persona, DIOS TE BENDIGA hermana, y muy lindo aporte ,
 
Re: La mujer como tipo de la iglesia- Espacio Virtual Para las hermosas del Foro.

Este espacio es para compartir con mis hermanas en la fe, lo que Dios tiene para nosotras las mujeres en el ministerio y en las bendiciones de seguirle, puedes poner alabanzas, mensajes, poesias, relflexiones, para edificación espiritual de nosotras, compatir si gustas tus hobbis tus testimonios, etc. etc., Cristo nos hizo libres.
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La mujer como tipo de la iglesia
Que Piensas tu al respecto?
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En su ministerio terrenal, el Señor Jesucristo se encontró con muchas mujeres, y en cada mujer, él vio a la Iglesia.

Roberto Sáez
Vamos a tomar la Escritura en varios pasajes, comenzando con un texto que está en Efesios 5:25. Dice: «Cristo amó a la Iglesia, y se entregó a sí mismo por ella».

El Señor Jesucristo se encontró con muchas mujeres, y en cada mujer, él vio a la Iglesia. Él trató a cada mujer de la manera más tierna y amorosa, porque él tenía en su corazón a la Iglesia. Cuando él vio una mujer –y los relatos que los evangelios nos cuentan de los encuentros de Jesús con las mujeres casi siempre son con mujeres que tienen algún problema grave, un problema de rechazo, de enfermedad, de pecado, de demonios– el Señor ve a esas mujeres con un amor como nunca antes nadie las vio, como nunca antes nadie las trató. En los días del Señor Jesucristo, la mujer era tremendamente despreciada, aun en el pueblo que tenía la Palabra de Dios, las Escrituras.

La pecadora que unge al Señor

Un rabino en los días de Jesús decía: «Dios, te doy gracias porque no me hiciste bendecido, ni gentil, ni mujer». Esa era la primera oración que hacía un rabino y cualquier judío piadoso. Esa oración Dios la escuchaba con un dolor y una tristeza inconmensurable. El Señor Jesucristo se enfrenta a un mundo que tiene una estructura mental rígida, una rigidez mental derivada de la tradición religiosa registrada en el Talmud (tradiciones de hombres que invalidaban la Palabra de Dios, desvalorizando a la mujer), lo cual hacía difícil que los hombres lo entendieran en su trato con estas mujeres.

Por ejemplo, el caso de la mujer pecadora en la casa de Simón el fariseo, que derramó un frasco de perfume, lloró a los pies de Jesús y con sus lágrimas mojaba los pies de Jesús y con sus cabellos secaba sus pies. El Señor Jesucristo recibía aquello como un acto de una mujer que, arrepentida de sus pecados, adoraba y agradecía en ese día. El Señor Jesús lo recibía silenciosamente como pensando en el día que su Iglesia estaría a sus pies adorándole.

Sin embargo, Simón y los que estaban con él a su mesa pensaban silenciosamente también, diciendo: «Éste no tiene idea con quién está tratando, no tiene idea quién está a sus pies; si supiera quién está ahí lavándole los pies y derramando ese perfume». El Señor Jesús supo lo que ellos estaban cavilando en sus pensamientos; más aún, el Señor Jesús alabó la actitud de la mujer, y dijo a Simón, delante de los demás, que él no le había saludado con un beso cuando entró, que no le había ofrecido lavarle los pies, que no le había dado atenciones, pero que esta mujer a quien le habían sido perdonados sus pecados, estaba ahí agradecida. Esta mujer fue alabada, fue tratada de esa manera tan linda, con ese amor, con esa ternura que sólo Cristo sabe tratar.

Un día, el Señor Jesucristo desembarcó cerca de Capernaum. Un hombre llamado Jairo le salió al encuentro y le dijo que tenía una hija enferma, y que fuese a la casa. La muchacha estaba moribunda. Allí estaba la Iglesia en su tiempo de adolescencia, con toda su debilidad del siglo II, del siglo III, cuando la Iglesia era apenas una muchacha que no tenía ni siquiera claridad de ver hacia dónde iban las cosas, porque en ese tiempo todavía Cristo no había sido ‘reflexionado’ ni ‘pensado’, solamente había sido proclamado, y aunque esa es la verdad que siempre la Iglesia debe sostener, sin embargo, en ese proceso de que Cristo fuera reflexionado, cuántos ataques recibió de la filosofía de los griegos y de los pensamientos de los hombres. Ahí, pues, estaba esa muchacha enferma. En ese tiempo no había tratamientos, no había hospitales, no había quién se preocupara de los enfermos; los médicos eran muy escasos, y ahí estaba esa muchacha.

Y en el camino, una mujer que padecía flujo de sangre se acercó a Jesús entre la multitud para tocarle. La mujer tocó el manto de Jesús y al parecer tocó la parte del manto donde habían uno flecos que representaban la ley. La mujer seguramente ejerció fe en lo que representaban esos flecos, ejerció fe en la Palabra, y al agarrarse de ella, ella creyó la Palabra, pues Cristo era la Palabra, y cuando ella tocó la Palabra, fue sana. ¡Aleluya! Esta es la Iglesia; esa mujer era considerada inmunda por su flujo de sangre. El Señor rescató a la Iglesia de sus inmundicias. A través de los siglos la Iglesia ha sido expuesta a la inmundicia; sin embargo, el Señor ha perdonado a la iglesia una y otra vez. ¿Cuántas veces la ha lavado en su sangre bendita? Innumerables veces la ha limpiado, la ha lavado una y otra vez. Aunque lo hizo una vez y para siempre, esa sangre continúa vigente, está presente día a día para lavar los pecados.

Repentinamente llega alguien con la noticia de que la muchacha ha muerto. Jesús dijo a su padre que no temiera porque no estaba muerta, sino dormida; todos se rieron de él pues sabían que estaba muerta. Jesús entró a la casa y le dijo: «¡Muchacha, levántate!». ¡Cuán muerta estuvo la iglesia en su adolescencia1 ¡Cuán expuesta! Y, sin embargo, el Señor la levantó.

La mujer samaritana

¿Qué vemos de la mujer samari-tana? Es la mujer que vivía en esa región donde existía ese odio racial entre judíos y samaritanos. Esta mujer tenía cuatro razones para ser despreciada: era una mujer pobre –no tenía un criado al cual enviar en busca de agua–, se sentía tremendamente rechazada por la sociedad –salía a buscar el agua al mediodía cuando nadie podía verla–, era una mujer samaritana – también era un motivo de desprecio; y había tenido cinco maridos, y el que ahora tenía, tampoco era su marido.

Pero el Señor se acerca a ella a propósito. Él pudo haberse ido por el camino que preferían todos los judíos, por el otro lado del Jordán, pero el Señor a propósito pasa por la tierra de los samaritanos para encontrarse con esa mujer. Y es a ella a quien Jesús mira con la compasión más grande, con la ternura más grande que se pueda sentir por un ser humano, porque Jesús no vio en ella una samaritana, ni vio una mujer, ni a una pecadora, ni una mujer pobre, sino que él vio en ella a una persona.

Y Jesús se acercó a ella y le habló. Cosa tremenda que un hombre se acercara a una mujer; ya era un acto admirable; un hombre que pasaba por encima de estos prejuicios, ya era algo como para aplaudirlo, o para despreciarlo, o para pensar que este hombre era un hombre extraño. Jesús se acerca y le habla, y le dice todo cuanto sabe de ella. Esta mujer se impresiona, se sorprende, le son abiertos los ojos de su espíritu: ante ella está nada menos que el Mesías. Ella recibe la revelación del Cristo y sale corriendo hacia la ciudad a evangelizar a sus conciudadanos y a decirles: «Vengan y vean por ustedes mismos si este hombre que me ha dicho todo lo que yo soy, es el Cristo de Dios».

Y el pueblo corrió tras ella y toda Samaria se convirtió a Cristo. El Señor Jesús usó a una mujer, porque en ella estaba viendo a la Iglesia, a la Iglesia rescatada de todos los desprecios y prejuicios de este mundo, a la Iglesia que iba a ser el instrumento de salvación para este mundo en tinieblas. ¡Bendito sea el Señor!

La mujer encorvada

Un día también el Señor se encuentra con una mujer encorvada, una mujer que hacía dieciocho años que vivía continuamente agachada. Esta mujer al parecer, representa a la Iglesia en su estado de pobreza espiritual, cuando la Iglesia perdió la visión celestial y vivía todos los días de su vida mirando hacia la tierra sin poder mirar hacia el cielo, porque había perdido la perspectiva del Cristo celestial. Cuántas veces la Iglesia vivió en esta oscuridad, cuántas veces la Iglesia vivió como una mujer encorvada. Pero a esta mujer el Señor Jesucristo le impone sus manos y le dice, como estremeciéndola: «Mujer, eres libre de tu enfermedad». Y entonces ella se enderezó. ¡Qué ternura hay en el amor de Cristo! ¿Qué hombre ha tratado a una mujer así?

Cristo amó a la Iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, a fin de santificarla, a fin de presentársela a sí mismo, una Iglesia gloriosa, santa, sin mancha y sin arruga. Para que la Iglesia llegue a ser así, él tuvo que tratarla con tanto amor. El amor no es un mero sentimiento emocional, no es un mero romanticismo, el amor es la demostración de una vida entregada, de una vida rendida; y Cristo lo demostró no sólo en la cruz del Calvario, sino en estos tratos con las mujeres. ¡Benditas son las mujeres! Nadie ha tratado a las mujeres como Cristo las trató; nadie pensó en la mujer como Cristo la pensó, nadie se acercó a ellas con el respeto con que él lo hizo.

Marta y María

Estando en la casa de María y Marta, vio a Marta que corría por todos lados haciendo una y otra cosa. La forma de ser de Marta era la forma que los hombres machistas habían moldeado a las mujeres, tratándolas en forma utilitaria, valorándolas por lo que hacen, desde la mañana hasta la noche haciendo una y mil cosas.

Mas cuando Cristo estuvo en esa casa, no es que él despreciara el servicio que Marta hacía por él, pero había una posición mejor y era la de María. Él estaba viendo en María a la Iglesia postrada, sentada a los pies de Jesús, escuchándole y mirando cara a cara al Señor. La Iglesia había sido levantada para estar sentada cara a cara frente a Dios, elevada a la posición más alta del universo, la Iglesia mirando a Dios cara a cara. Nunca antes se había pensado que la mujer podía llegar a tales niveles. ¡Bendito sea el Señor! Cristo amó a la Iglesia. Él no se aprovechó del servicio que podía haber obtenido de Marta. El Señor Jesucristo valoró la actitud de María, porque en ella vio la posición de la Iglesia.

Una imagen virtual de la Iglesia

El Señor Jesús estaba reaccionando así con la mujer, porque él había soñado con la Iglesia desde tiempos eternos y la había amado desde antes que el mundo fuera. En aquella reunión solemne, en ese anticipado y determinado consejo de Dios, antes de la creación del mundo, cuando el hombre fue pensado, cuando Dios dijo: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y a nuestra semejanza», allí Dios seguramente habló con su Hijo acerca de la Iglesia, y seguramente Dios le mostró a su Hijo lo que sería el modelo de la Iglesia.

Recurrimos a la imaginación en estos momentos, a una suposición. Supongamos, imaginemos que Dios, con su poder, como quien tiene un ‘Power Point’, enciende una imagen, una pantalla gigantesca e hizo aparecer una mujer hermosa, vestida de gloria. Cuando Jesús la miró, se enamoró de ella completamente, y dijo: «Padre, nunca en la creación he visto nada igual, yo la quiero para mí». «Hijo, ella es muy hermosa, pero no siempre va a ser así». «Padre, aun así, yo la quiero». «Hijo, ella va a ir muy abajo, va a caer muy bajo». «Padre, si es preciso ir al infierno a buscarla, yo voy». «Hijo, pero eso te costará muy caro». «Padre, yo estoy dispuesto a dar la vida por ella». «Hijo, pero eso nos causará mucho dolor». «Padre, no importa el precio, yo la amo y quiero que sea mi compañera».

¿Podemos imaginar que así pensó Cristo a la Iglesia? Las Escrituras nos permiten pensar de esa manera. Y entonces, cuando llegó el momento de demostrar su amor por ella y cumplir los pactos que hizo con el Padre en aquella reunión, cuando todas las cosas fueron acordadas en ese Pacto Eterno –el Antiguo Pacto es un pacto de transición, por así decirlo, pero el Nuevo Pacto es el pacto eterno confirmado en esa reunión–, el Hijo de Dios se comprometió a venir y a salvar, se comprometió a dar su vida, y cuando llegó el momento, lo cumplió de una manera gloriosa.

La mujer, tipo de la Iglesia

Así que, cuando la primera mujer fue creada y el Señor Jesucristo la vio, seguramente soñó con ella, la vio hacia el futuro, y qué hermosa fue la mujer en el primer día de su creación. ¿Sabe cuándo fue creada? Fue creada cuando ya todo había sido creado, cuando no había nada más que crear, entonces vino ella como un complemento. La mujer es símbolo de llenura, de plenitud, porque sin ella el mundo no sería lo que es. Este debe ser un golpe fuerte al machismo de los hombres, debe ser un golpe fuerte a lo que muchas veces también en las iglesias se piensa. Hay el pensamiento de que la mujer es un poco menor que el hombre. Es cierto que hay roles distintos, pero en la iglesia, en Cristo, no hay varón ni mujer.

Nadie amó tanto a la mujer como Cristo, porque ella representa a la Iglesia. La mujer vino a ser el centro de la creación de Dios. El Adán que fue creado no fue un individuo, no fue un hombre solitario, sino que fue un Adán corporativo, porque lo creó varón y hembra. A Dios no le servía un hombre solo, a Dios le servía un hombre acompañado de una mujer; y por esto sacó a la mujer de un costado, de un hueso del hombre; no de debajo de la planta del pie, para que el hombre no la pisotee, ni la desvalorice; del costado la tomó, para que sea su ayuda idónea, su compañera. Así fue el propósito de Dios.

Pero a partir de la caída del hombre, el hombre perdió la visión de lo que significaba tener una compañera. ¡Oh, si tan sólo el hombre mirara a la mujer como Cristo mira a la Iglesia, qué distinto serían los matrimonios! Pensando en esto es que se le dice a los hombres: «Maridos, amad a vuestras mujeres, como Cristo amó a la Iglesia». ¿Estamos dispuestos, hermanos, a mirar a la mujer como Cristo miró a la mujer, pensando que es la Iglesia?

La caída degeneró la visión que el hombre debía tener de la mujer, siendo que ella era un vaso frágil. Dios le dio la autoridad al hombre, no para que el hombre pensara que la autoridad era un asunto vertical, de arriba hacia abajo.

Cuando pensamos en la autoridad de Cristo, la cabeza de la iglesia, nunca nos molesta su autoridad, porque no sentimos que su autoridad sea arbitraria. Antes bien, sentimos que su autoridad es un soporte, es un manto de gracia, es una cobertura, un apoyo, es auxilio y salvación. Por eso el hombre le demuestra su amor a su mujer haciéndole regalos – como dice Efesios, le hace regalos, la sustenta y la cuida, como Cristo a la iglesia.

¿Les molesta a ustedes la autoridad de Cristo? Entonces, hermana, no debiera a usted molestarle la autoridad de su marido, si es que la autoridad de su marido es como la autoridad de Cristo para la iglesia. Porque si alguien ha de tener autoridad, ha de ser para proveer, para sustentar, para socorrer, para apoyar, para guardar. Pero la distorsión del hombre caído en su pensamiento de lo que es la autoridad, es que se impone por la fuerza. Pero ¿quién es más poderoso que el Señor Jesucristo? Sin embargo, ¿quién más tierno que él? Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella.

Ese es el mensaje. Recibamos esta palabra, alegrémonos con ella, gocémonos, hermanos varones, porque nosotros también somos la iglesia.

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Tomado de: http://www.aguasvivas.cl/revistas/35/08.htm


¡Hola hermana Thames!

Excelente aporte realizado por un hermano. La mujer como tipo de la iglesia. Me encantó.

Jesús demostró un gran aprecio hacia la mujer. La situación de la mujer en aquel tiempo era muy dura pero Jesús proclamó las Buenas nuevas para los pobres y oprimidos y entre ellos estaban las mujeres. Todos estos ejemplos son maravillosos y camino al calvario, las mujeres testigas de su Pasión son las primeras en ver a Jesús resucitado y recibieron el mandato de anunciar a los discípulos tan grata noticia., esto es de gran importancia.

En Romanos 16, Pablo se despide enviando cariñosos saludos a hermanas diaconisas y/o en trabajo apostólico:
Saludad a Febe...
Saludad a Priscila y Aquilas (primero menciona a la mujer)
Saludad a María...
Saludad Junias, Trifena,trifosa, Pérsida, Julia...

Sin duda alguna que tuvo una importante participación la mujer en las primeras comunidades cristianas.


¡Dios te bendiga!
Paula