VINCENT CHEUNG - SEIS PASOS ESTRATÉGICOS PARA EVALUAR UN ARGUMENTO

SEIS PASOS ESTRATÉGICOS PARA EVALUAR UN ARGUMENTO
por Vincent Cheung
Traducido al español por Claudio González (Kimeradrummer)

Evaluar un argumento es examinarlo con el fin de encontrar sus debilidades y fortalezas, y si el argumento debiera o no ser aceptado.

Aquí hay seis pasos estratégicos para evaluar argumentos:

1.- Definir el tema
2.- Evaluar la conclusión
3.- Evaluar las premisas
4.- Evaluar las definiciones
5.- Evaluar la forma del argumento
6.- Revisar si tiene falacias

Exploremos el sentido y significancia de cada paso.

1.- Definir el tema: Ya sea que uno lea un libro, vea televisión, o se involucre en un debate con otra persona, la primera cosa que debiera hacer es definir el tema en discusión. Esto es responder la pregunta ¿De qué estamos hablando? Pudiera parecer obvio que dos personas no pueden tener una conversación con sentido a menos que ambos estén concientes del tema que se está discutiendo; sin embargo, muchos falsos acuerdos y desacuerdos han resultado por definir ambiguamente los temas en discusión.

Muchas veces, los participantes de un debate pueden estar de acuerdo o en desacuerdo en muchos asuntos esenciales, pero si el tema no ha sido definido claramente, los acuerdos y desacuerdos pudieran parecer mayores de lo que realmente son. Mucho tiempo puede haber sido gastado en la discusión, y si es fructífero, solamente llevará a una clarificación del tema en que se está envuelto, y a las posiciones básicas de las dos partes. Esto debería haber sido hecho al principio, así más tiempo y esfuerzo puede ser usado en tratar los puntos que realmente están en disputa.

Algunas veces los desacuerdos desaparecen una vez que el tema ha sido explícitamente definido por las dos partes del argumento. Por supuesto, muchos desacuerdos podrían mantenerse incluso después de que el tema ha sido aclarado, pero estos son los puntos que el debate tiene por fin resolver. Por otra parte, algunos que parecían estar de acuerdo en un principio descubren que están fuertemente en desacuerdo después de que el tema ha sido definido claramente. Por ejemplo, algunas personas claman que todas las religiones, o por lo menos dos de las religiones que están siendo comparadas en un momento dado, son esencialmente lo mismo. Pero mientras más claramente definidos sean el tema y los contenidos del asunto, mucho más evidentes serán los desacuerdos entre todas las religiones.

Al momento de evaluar un argumento, uno debiera primero establecer el tema que el argumento está tratando. Si uno toma el argumento como refiriéndose a algo que no es su intención tratar, entonces uno podría encontrarse a sí mismo en desacuerdo con el argumento, cuando podría estar de acuerdo con éste si lo considerara tratando el tema que se supone intenta tratar. A veces, lo contrario puede ocurrir, de manera que uno puede encontrarse a sí mismo de acuerdo con un argumento, pero inmediatamente se pone en desacuerdo con éste una vez que lo ha entendido. Incluso si un argumento está errado, uno no podría exponer su debilidad si ha malentendido su propósito.

2.- Evaluar la conclusión: Una vez que una persona a descubierto el tema que un argumento en cuestión está tratando, debería buscar la conclusión de este argumento. Esto es responder a la pregunta ¿Qué es lo que éste argumento busca establecer como verdad? Él no está tratando de localizar las premisas del argumento, o hacer un juicio sobre si éste es o no verdadero. Él solamente está intentando encontrar que es lo que el argumento afirma que es verdad, independientemente de si está o no de acuerdo con éste.

La conclusión pudiera no estar indicada explícitamente, pero puede estar implícita. En este caso, uno debiera analizar el argumento completo para determinar que es lo que el autor u orador está afirmando como verdad. Algunas veces pudiera parecer que hay más de una conclusión posible. Sin embargo, un buen autor u orador usualmente no es ambiguo, y uno debería ser capaz de descubrir la conclusión con un alto nivel de precisión si es que quiere tomar en cuenta el contexto en el que se encuentra el argumento.

Una vez que una persona ha descubierto y entendido la conclusión, podría estar de acuerdo o en desacuerdo con ella, o quizás esté indecisa con respecto a la materia. Un buen argumento no asume que el lector o receptor siempre estará de acuerdo, por lo tanto proveerá algunas afirmaciones de apoyo para abogar por su conclusión. Éstas son las premisas, las cuales buscaremos a continuación.

3.- Evaluar las premisas: Si uno rechaza la conclusión de un argumento, debería ser capaz de exponer las razones para tal decisión. Incluso si estuviese de acuerdo con la conclusión, eso no significa que el argumento sea sólido. Ambos, él y la persona que construyó el argumento, podrían estar equivocados. Por lo tanto, necesitamos determinar si tenemos buenas razones para creer en la conclusión. Para hacer esto, debemos observar las premisas que han sido presentadas, que se supone que conducen inevitablemente a la conclusión.

Como en el caso de la conclusión, a veces una o más de las premisas están implícitas. En argumentos simples, usualmente es obvio cuales son éstas, pero en argumentos complejos las premisas implícitas pudieran no ser siempre obvias, y es posible inferir premisas erróneas desde el argumento, haciéndole injusticia al mismo. Sin embargo, como fue mencionado arriba, los buenos autores y oradores no son ambiguos, y, por lo tanto, luego de examinar el contexto en que se encuentra el argumento, uno debería ser capaz de descubrir las premisas implícitas con un alto nivel de precisión.

Al buscar las premisas de un argumento, intentamos responder la pregunta ¿Qué razones han sido dadas en apoyo de la afirmación de que la conclusión es verdadera? Al haber encontrado las proposiciones explícitas o implícitas en el argumento que responden esta pregunta, hemos localizado las premisas.

Luego, uno debería intentar determinar si las premisas son verdaderas. Si las premisas son falsas, el argumento pudiera seguir siendo válido si las premisas conducen inevitablemente a la conclusión cuando éstas han sido asumidas como verdaderas, solo que en este caso las premisas son falsas. El argumento aun es válido, pero la conclusión será falsa; es un argumento válido pero poco sólido.

4.- Evaluar las definiciones: Hasta ahora hemos extraído la conclusión y las premisas del argumento. Ahora debemos proceder a asegurarnos que las palabras y términos usados han sido definidos con claridad y han sido usados de manera consistente a través del argumento.

Como hemos visto, si el tema del argumento no se conoce, la confusión puede dar como resultado que las dos partes estén erróneamente de acuerdo o en desacuerdo la una con la otra, cuando pudiera no ser de esta manera una vez que el tema ha sido definido con precisión. Una vez que el tema ha sido definido, los puntos de acuerdo o desacuerdo serán más obvios, y la discusión puede proceder desde allí con mayor productividad.

El significado de las palabras y términos en un argumento también son importantes. Si sus significados son ambiguos, el oyente podría tomar el argumento como significando algo distinto de lo que el autor u orador intenta, o el argumento pudiera parecer sólido cuando no lo es. Debemos hacer la pregunta ¿Es el significado de las palabras y términos claro y consistente a través del argumento?

Muchas palabras tienen más de una definición, y necesitamos saber que significado particular tiene como intención el argumento en cuestión. El contexto de un argumento generalmente restringe el significado de las palabras usadas para eliminar muchas de sus posibles definiciones. Entonces, el lector debería intentar determinar de qué manera el uso de las palabras pudiera ser el adecuado al contexto de la discusión.

Después de que hayamos determinado el significado de las palabras y términos, deberíamos examinar si éstos han sido usados de manera consistente. A veces, una palabra puede tener un significado al principio del argumento, y pudiera ser usada nuevamente con un significado diferente más adelante, y luego el argumento procede a formar lo que pareciera ser una conclusión válida. Sin embargo, si el significado de esa palabra o término permaneciera igual a través del argumento, éste no conduciría a tal conclusión. En resumen, debes asegurarte de que el autor u orador no cambie el significado de una palabra o término en un argumento.

5.- Evaluar la forma de un argumento: Asumiendo que hemos entendido la conclusión y las premisas de un argumento, y que nos hemos asegurado que las palabras y términos son claros y consistentes a través del mismo, ahora estamos preparados para evaluar la forma del argumento.

Cuando evaluamos la forma de un argumento, estamos intentando responder la pregunta ¿Conducen las premisas de manera inevitable a la conclusión? Esto es diferente a preguntas ¿Pueden las premisas conducir a la conclusión? o, ¿Es posible que la conclusión sea verdadera, dadas las premisas? Aunque estas preguntas puedan ser útiles, no son suficientes para ayudarnos a decidir si deberíamos ser convencidos por el argumento, debido a que un argumento que es posiblemente correcto podría también ser posiblemente incorrecto, y no tener suficiente fuerza lógica.

No obstante, un argumento válido pudiera solamente ser probablemente verdadero, y no absolutamente verdadero, debido a que el argumento solo es verdadero si las premisas son verdaderas. A veces, las premisas solamente son probablemente verdaderas, pero ya hemos evaluado anteriormente la fuerza de las premisas en un paso anterior. Si las premisas conducen inevitablemente a la conclusión, entonces el argumento es válido; de otra manera, es inválido.

6.- Revisar si tiene falacias: Para el tiempo en que uno ha completado los pasos anteriores, es probable que uno haya determinado ya la veracidad o falsedad de un argumento. Ahora terminaremos el procedimiento yendo a una lista de falacias para ver si el argumento en cuestión ha cometido una o más de ellas.

Las falacias son errores lógicos que algunos argumentos cometen, que los descalifican para ser válidos o persuasivos. La capacidad de reconocer algunas de las falacias más comunes habilitará a la persona a emitir juicios útiles sobre los argumentos que le son presentados.

En resumen, cuando evaluamos un argumento, debemos primero tener claro el tema que el argumento está tratando. Incluso un argumento fuerte pudiera parecerle débil a una persona que no entienda su propósito, y viceversa. Luego, debemos determinar que es lo que el argumento está tratando de hacernos creer; esto es, qué es lo que el argumento afirma ser verdad. Independientemente de si estamos o no de acuerdo con la conclusión, debemos proceder a localizar las razones o premisas que han sido dadas en apoyo de la conclusión, y debemos preguntarnos si son verdaderas. Para evaluar propiamente las premisas y la conclusión, debemos entender las palabras que han sido usadas, y asegurarnos que lleven el mismo significado a través del argumento. Si el argumento sigue una estructura que hace que la conclusión sea necesariamente verdadera, entonces el argumento debería ser aceptado como verdadero si las premisas son verdaderas. (Extracto del libro de Vincent Cheung On Good and Evil, pag. 30-34, AQUÍ)

Dios les bendiga...
 
Re: VINCENT CHEUNG - SEIS PASOS ESTRATÉGICOS PARA EVALUAR UN ARGUMENTO

Muchas gracias Kimeradrummer,

sinceramente
 
Re: VINCENT CHEUNG - SEIS PASOS ESTRATÉGICOS PARA EVALUAR UN ARGUMENTO

Que tal OSO, un saludo.

Muchas gracias Kimeradrummer,

sinceramente

De nada hermano, todo sea por edificarnos en las armas que Dios nos ha dado, como está escrito:

"Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo..." 2 Corintios 10:3-5

Que Dios te bendiga...