QUÉ NOS ENSEÑÓ JESUCRISTO REALMENTE
EL EVANGELIO COMENTADO POR UN CRISTIANO AL QUE EN SUEÑOS SE LE APARECIÓ EL SEÑOR...
INTRODUCCIÓN
Queridos amigos, busquemos con amor la verdadera Ley de Dios entregada en el Evangelio de Jesucristo.
En el principio Dios entregó su Ley a sus hijos e hijas para que vivieran con el amor que obra por la misericordia... La Ley del amor que obra por la misericordia se la entregó Dios a Adán y Eva, a Noé y su familia, a Moisés y también, a través de los tiempos, se la fue revelando a sus profetas. Pero desde Moisés hasta Cristo habían pasado muchos años y el pueblo ya no conocía la verdadera Ley de Dios, pues a los humildes se les imponía una serie de leyes de esclavitud, castigos terribles y penas de muerte que nadie podía soportar, porque, como nos dicen los profetas, la Ley de Dios había sido cambiada por los escribas. Así nos dice Jeremías: "Aun la cigüeña en el cielo conoce su tiempo, y la tórtola y la grulla y la golondrina guardan el tiempo de su venida; pero mi pueblo no conoce el juicio de Yavé. ¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Yavé está con nosotros? Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas." (Jeremías 8:7-9).
JESUCRISTO NOS TRAJO DE NUEVO LA VERDADERA LEY DE DIOS
Como nos dice el profeta Jeremías, los escribas habían cambiado la Ley de Dios. Muchos decían: "Nosotros somos sabios, y la ley de Yavé está con nosotros", pero no era cierto porque la Ley de Dios la había "cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas"... Y antes de Jeremías, el profeta Isaías también había dicho:
"Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado" (Isaías 29,13)... Esto es lo que decía Isaías en la angustia de los tiempos cuando Jesucristo aún no había nacido.
Jesucristo era Dios hecho Hombre y vino a restablecer la verdadera Ley de Dios. El Señor, cuando comenzó a predicar, recordando al profeta Isaías, también dijo a los escribas y fariseos:
"Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo:
Este pueblo de labios me honra;
Mas su corazón está lejos de mí.
Pues en vano me honran,
Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres". (Mateo 15,7-9)
Jesucristo era Dios y venía a corregir a su pueblo..., a corregirlo y a enseñarle de nuevo la verdadera Ley de Dios. Los escribas y sacerdotes, de labios honraban a Dios pero su corazón estaba lejos del amor que obra por la misericordia, por eso Jesús dijo de ellos: "Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres "... y también les había dicho: "Si hubierais comprendido lo que quiere decir: "Misericordia quiero y no sacrificios", no condenaríais a los inocentes" (Mateo 12:7)...
Lo que Dios quiere es la misericordia y que unos a otros nos perdonemos nuestras faltas, por eso Jesucristo, que es Dios, con su Evangelio de amor, abolió del mundo y de las escrituras imperfectas del viejo testamento todas las leyes que faltaban al amor y a la misericordia... Pero los religiosos celosos de sus leyes y tradiciones no recibieron la luz de Jesucristo y prefirieron las tinieblas de sus tradiciones. Por eso, en su confusión, persiguieron al Autor de la Vida hasta que le crucificaron.
Después de morir Jesucristo, resucitar y ascender a los cielos, en Israel hubo una gran persecución contra el Evangelio de Jesucristo y contra todos aquellos cristianos que lo predicaron y defendieron..., persecución que han sufrido desde entonces todos los hombres y mujeres de buena voluntad que en todos los tiempos quisieron ser fieles a los piadosos mandamientos de Jesucristo.
DIOS SE NOS HA MANIFESTADO
Desde que los primeros cristianos fueron tan perseguidos en Israel, y más tarde en muchos pueblos del mundo, ha habido muchas religiones que decían predicar el amor de Jesucristo, pero la realidad que nos ha entregado la historia es que los verdaderos cristianos siempre fueron muy perseguidos..., y han sido tan perseguidos que en estos últimos siglos muchos hombres y mujeres de buena voluntad han dejado su vida buscando la verdadera Iglesia sin poder encontrarla. Sin embargo, Jesucristo había dicho que allí donde hubiera dos o tres reunidos en su nombre, allí estaría Él entre ellos.
Todas estas cosas que escribimos no hubiéramos podido manifestarlas sin el amor y la ayuda de Dios..., Dios misericordioso que un día se nos manifestó para enseñarnos en qué disposición estaba el mundo en cuanto a la verdadera enseñanza de Jesucristo y el porqué de la corrección final cuando Él venga en su Segunda Venida...
Un día, cuando yo estaba dedicado a la hermosa tarea de buscar la verdadera Ley de Dios, el Señor, en su misericordia, me entregó una visión que me dejó muy preocupado y que en las siguientes páginas os explico.
LAS MANIFESTACIONES DEL SEÑOR
Son varias las manifestaciones en sueños que he tenido del Señor. La que ahora os recuerdo y escribo tiene relación con el estudio de la Ley de Dios, que es a lo que está dedicado este libro. Ésta es la primera manifestación que tuve del Señor, y seguidamente os la escribo según mejor la puedo recordar.
PRIMERA MANIFESTACIÓN DEL SEÑOR
Me encontraba yo en un pueblecito donde entonces vivía con mi familia, y de noche, en un sueño, se me manifestó El Señor:
Iba El Señor acompañado de algunos amigos. Estaban delante de un Palacio. El Señor tenía el aspecto de un hombre bueno. Se acercó a mí y puso sus manos sobre mis hombros. Y aunque no le oí hablar, sentí que me decía Su Espíritu en mi alma que me amaba mucho, que era mi amigo y que le agradaba mucho mi buena voluntad. Me sentí bendecido por Él.
Yo en aquel momento no pensaba quién podía ser aquel hombre, pero sentía que era alguien muy importante y muy bueno. Y más adelante, en el transcurso de aquella visión en el sueño, se me descubrió que era el Señor.
Con aquel gesto, sentí que aquel Hombre me animaba a que siguiera adelante y a que esperara un poco más, pues me hizo sentir que en aquellos momentos yo no podía ir con ellos a donde ellos iban sino que tenía que seguir en este mundo, recordándole como un buen amigo. Después de despedirse de mí con mucho cariño, como un Padre Bondadoso, entró con sus amigos al Palacio y cerraron la puerta. Seguidamente, un ruido de muchas voces, hizo que me volviera para mirar lo que ocurría, y vi a mucha gente que parecía haberse vuelto loca. Yo miré por un momento el horizonte y sentí que allí estaba toda la gente del mundo. ¿Cómo había llegado el mundo a tal confusión que les movía a odiar tanto a aquel hombre que parecía tan bondadoso?... Venían con pancartas y todos unidos en una manifestación contra aquel hombre que me había tratado con tanto cariño... ¡Venían llenos de odio y de rabia!... Entre el camino por donde ellos venían y el Palacio, había un puente que era donde yo estaba. Enseguida se llenó el puente de gente, y llegaron hasta el Palacio, con deseo de tirar la puerta abajo y agredir a mi amigo y a sus amigos. Pero la puerta del Palacio no se abría. Y como cada vez se acercaba más gente, llegó un momento en que me empujaban contra uno de los muros de piedra del puente, que estaba a mi espalda. Cuando vi que me presionaban mucho y que podían fijarse en mí, sentí temor. Entonces algo me hizo mirar a mi espalda, donde había un puente paralelo al puente en el que yo me encontraba, separado de éste por un abismo.
Por aquel puente caminaban, en dirección contraria a la de la manifestación, aquel Hombre y sus amigos. Y entonces descubrí que aquel Hombre era Nuestro Señor Jesucristo..., por su ropa, por su aspecto y porque lo sentía yo así en mi alma. Dos de los amigos del Señor que le acompañaban, saltaron al puente donde yo estaba, y entonces comenzó una gran batalla entre aquellos dos amigos del Señor y todos aquellos que me rodeaban y me presionaban... Luego, ya no recuerdo más.
Cuando desperté, emocionado por la visión del sueño, interpreté que El Señor me quería decir que le agradaba que yo transmitiera a mis amigos el sentimiento que Dios había derramado sobre mí y que me decía que el mundo haría guerra contra Jesucristo con odio y con rabia..., y que le harían la guerra más intensamente en este tiempo que vivimos. Pero ¿cómo podría ser esto, si en el mundo había tantas religiones llamadas cristianas?... ¿Es que estaban todas confundidas? Todas las experiencias tan tristes y amargas que yo había vivido estudiando las diferentes religiones, ahora me darían la respuesta de lo que significaba toda aquella manifestación contra el Señor, la cuál arrastraba a todo el mundo según los sentimientos que tuve en aquella visión.
¡Dios me llamaba a mí!..., ¡¡tan solo como yo me sentía!!... ¡¡para que manifestara estas cosas al mundo!!... ¿Que podría hacer yo?... ¿quién me haría caso?... ¡Cualquier cosa que hiciera yo para manifestar estas cosas no sería bien recibida por aquellos convencidos por las religiones del mundo!... Esto es lo que sentía cuando pensaba en estas cosas. Las religiones que yo había conocido, en muchas cosas seguían, con gran obsesión, sus ideas, sus creencias y sus doctrinas. Yo sólo tenía un consuelo y una esperanza: el misericordioso poder de Jesucristo..., pues el sueño me indicaba que la confusión en el mundo era grandísima y que las creencias de muchas religiones del mundo estaban enormemente arraigadas y muy asentadas en sus tradiciones y que, aunque con diferentes matices, por intereses o por confusión, caminaban en contra de la verdadera enseñanza de Jesucristo. Esto es lo que yo sentía cuando me puse a examinar todos los detalles de lo que Dios me manifestaba en aquella visión y, basado en estos sentimientos, pronto escribiría la interpretación. Ahora volvamos a recordar una parte importante del sueño:
"......un ruido de muchas voces, hizo que me volviera para mirar lo que ocurría, y vi a mucha gente que parecía haberse vuelto loca. Yo miré por un momento el horizonte y sentí que allí estaba toda la gente del mundo. ¿Cómo había llegado el mundo a tal confusión que les movía a odiar tanto a aquel hombre que parecía tan bondadoso?... Venían con pancartas y todos unidos en una manifestación contra aquel hombre que me había tratado con tanto cariño, llenos de odio y de rabia".
La visión del sueño me hacía sentir que la mayoría de los hombres del mundo, con sus diferentes religiones e interpretaciones religiosas, seguían un camino contrario al que nos predicó Jesucristo..., seguían un camino contrario a la Ley del Señor.
LA LEY DE DIOS ENSEÑADA POR JESUCRISTO
La Ley que recibieron los hombres desde el principio y que nos volvió a recordar Jesucristo cuando nos predicó el Evangelio así nos dice: "... todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque ésta es la ley y los profetas". (Mateo 7:12)
Muy pocos hombres y mujeres de este mundo han sido fieles a la Ley de Dios que nos enseña Jesús, ni tampoco a los mandamientos de la Ley así como los enseña Jesús:
"Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? El le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones" (Mateo 19:16-22)
"Entonces los fariseos, oyendo que había hecho callar a los saduceos, se juntaron a una. Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento.
Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas". (Mateo 22:34-40)
En estas páginas anteriores he explicado la visión que tuve del Señor y la interpretación que Dios me ha inspirado comunicar a mis amigos... Y ahora, creo que es necesario estudiar el Evangelio y pedir a Dios que nos ayude a interpretarlo correctamente para comprender mejor todo lo que Jesucristo nos ha revelado en su misericordia y por qué el mundo ha preferido seguir las leyes de los hombres y sus religiones abandonando con ello la Ley de la misericordia, que es la Ley que nos predicó Jesucristo. (Página de Juan)
Para ver el estudio completo, hacer clic en la siguiente dirección:
http://evangelio.webcindario.com/
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EL EVANGELIO COMENTADO POR UN CRISTIANO AL QUE EN SUEÑOS SE LE APARECIÓ EL SEÑOR...
INTRODUCCIÓN
Queridos amigos, busquemos con amor la verdadera Ley de Dios entregada en el Evangelio de Jesucristo.
En el principio Dios entregó su Ley a sus hijos e hijas para que vivieran con el amor que obra por la misericordia... La Ley del amor que obra por la misericordia se la entregó Dios a Adán y Eva, a Noé y su familia, a Moisés y también, a través de los tiempos, se la fue revelando a sus profetas. Pero desde Moisés hasta Cristo habían pasado muchos años y el pueblo ya no conocía la verdadera Ley de Dios, pues a los humildes se les imponía una serie de leyes de esclavitud, castigos terribles y penas de muerte que nadie podía soportar, porque, como nos dicen los profetas, la Ley de Dios había sido cambiada por los escribas. Así nos dice Jeremías: "Aun la cigüeña en el cielo conoce su tiempo, y la tórtola y la grulla y la golondrina guardan el tiempo de su venida; pero mi pueblo no conoce el juicio de Yavé. ¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Yavé está con nosotros? Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas." (Jeremías 8:7-9).
JESUCRISTO NOS TRAJO DE NUEVO LA VERDADERA LEY DE DIOS
Como nos dice el profeta Jeremías, los escribas habían cambiado la Ley de Dios. Muchos decían: "Nosotros somos sabios, y la ley de Yavé está con nosotros", pero no era cierto porque la Ley de Dios la había "cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas"... Y antes de Jeremías, el profeta Isaías también había dicho:
"Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado" (Isaías 29,13)... Esto es lo que decía Isaías en la angustia de los tiempos cuando Jesucristo aún no había nacido.
Jesucristo era Dios hecho Hombre y vino a restablecer la verdadera Ley de Dios. El Señor, cuando comenzó a predicar, recordando al profeta Isaías, también dijo a los escribas y fariseos:
"Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo:
Este pueblo de labios me honra;
Mas su corazón está lejos de mí.
Pues en vano me honran,
Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres". (Mateo 15,7-9)
Jesucristo era Dios y venía a corregir a su pueblo..., a corregirlo y a enseñarle de nuevo la verdadera Ley de Dios. Los escribas y sacerdotes, de labios honraban a Dios pero su corazón estaba lejos del amor que obra por la misericordia, por eso Jesús dijo de ellos: "Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres "... y también les había dicho: "Si hubierais comprendido lo que quiere decir: "Misericordia quiero y no sacrificios", no condenaríais a los inocentes" (Mateo 12:7)...
Lo que Dios quiere es la misericordia y que unos a otros nos perdonemos nuestras faltas, por eso Jesucristo, que es Dios, con su Evangelio de amor, abolió del mundo y de las escrituras imperfectas del viejo testamento todas las leyes que faltaban al amor y a la misericordia... Pero los religiosos celosos de sus leyes y tradiciones no recibieron la luz de Jesucristo y prefirieron las tinieblas de sus tradiciones. Por eso, en su confusión, persiguieron al Autor de la Vida hasta que le crucificaron.
Después de morir Jesucristo, resucitar y ascender a los cielos, en Israel hubo una gran persecución contra el Evangelio de Jesucristo y contra todos aquellos cristianos que lo predicaron y defendieron..., persecución que han sufrido desde entonces todos los hombres y mujeres de buena voluntad que en todos los tiempos quisieron ser fieles a los piadosos mandamientos de Jesucristo.
DIOS SE NOS HA MANIFESTADO
Desde que los primeros cristianos fueron tan perseguidos en Israel, y más tarde en muchos pueblos del mundo, ha habido muchas religiones que decían predicar el amor de Jesucristo, pero la realidad que nos ha entregado la historia es que los verdaderos cristianos siempre fueron muy perseguidos..., y han sido tan perseguidos que en estos últimos siglos muchos hombres y mujeres de buena voluntad han dejado su vida buscando la verdadera Iglesia sin poder encontrarla. Sin embargo, Jesucristo había dicho que allí donde hubiera dos o tres reunidos en su nombre, allí estaría Él entre ellos.
Todas estas cosas que escribimos no hubiéramos podido manifestarlas sin el amor y la ayuda de Dios..., Dios misericordioso que un día se nos manifestó para enseñarnos en qué disposición estaba el mundo en cuanto a la verdadera enseñanza de Jesucristo y el porqué de la corrección final cuando Él venga en su Segunda Venida...
Un día, cuando yo estaba dedicado a la hermosa tarea de buscar la verdadera Ley de Dios, el Señor, en su misericordia, me entregó una visión que me dejó muy preocupado y que en las siguientes páginas os explico.
LAS MANIFESTACIONES DEL SEÑOR
Son varias las manifestaciones en sueños que he tenido del Señor. La que ahora os recuerdo y escribo tiene relación con el estudio de la Ley de Dios, que es a lo que está dedicado este libro. Ésta es la primera manifestación que tuve del Señor, y seguidamente os la escribo según mejor la puedo recordar.
PRIMERA MANIFESTACIÓN DEL SEÑOR
Me encontraba yo en un pueblecito donde entonces vivía con mi familia, y de noche, en un sueño, se me manifestó El Señor:
Iba El Señor acompañado de algunos amigos. Estaban delante de un Palacio. El Señor tenía el aspecto de un hombre bueno. Se acercó a mí y puso sus manos sobre mis hombros. Y aunque no le oí hablar, sentí que me decía Su Espíritu en mi alma que me amaba mucho, que era mi amigo y que le agradaba mucho mi buena voluntad. Me sentí bendecido por Él.
Yo en aquel momento no pensaba quién podía ser aquel hombre, pero sentía que era alguien muy importante y muy bueno. Y más adelante, en el transcurso de aquella visión en el sueño, se me descubrió que era el Señor.
Con aquel gesto, sentí que aquel Hombre me animaba a que siguiera adelante y a que esperara un poco más, pues me hizo sentir que en aquellos momentos yo no podía ir con ellos a donde ellos iban sino que tenía que seguir en este mundo, recordándole como un buen amigo. Después de despedirse de mí con mucho cariño, como un Padre Bondadoso, entró con sus amigos al Palacio y cerraron la puerta. Seguidamente, un ruido de muchas voces, hizo que me volviera para mirar lo que ocurría, y vi a mucha gente que parecía haberse vuelto loca. Yo miré por un momento el horizonte y sentí que allí estaba toda la gente del mundo. ¿Cómo había llegado el mundo a tal confusión que les movía a odiar tanto a aquel hombre que parecía tan bondadoso?... Venían con pancartas y todos unidos en una manifestación contra aquel hombre que me había tratado con tanto cariño... ¡Venían llenos de odio y de rabia!... Entre el camino por donde ellos venían y el Palacio, había un puente que era donde yo estaba. Enseguida se llenó el puente de gente, y llegaron hasta el Palacio, con deseo de tirar la puerta abajo y agredir a mi amigo y a sus amigos. Pero la puerta del Palacio no se abría. Y como cada vez se acercaba más gente, llegó un momento en que me empujaban contra uno de los muros de piedra del puente, que estaba a mi espalda. Cuando vi que me presionaban mucho y que podían fijarse en mí, sentí temor. Entonces algo me hizo mirar a mi espalda, donde había un puente paralelo al puente en el que yo me encontraba, separado de éste por un abismo.
Por aquel puente caminaban, en dirección contraria a la de la manifestación, aquel Hombre y sus amigos. Y entonces descubrí que aquel Hombre era Nuestro Señor Jesucristo..., por su ropa, por su aspecto y porque lo sentía yo así en mi alma. Dos de los amigos del Señor que le acompañaban, saltaron al puente donde yo estaba, y entonces comenzó una gran batalla entre aquellos dos amigos del Señor y todos aquellos que me rodeaban y me presionaban... Luego, ya no recuerdo más.
Cuando desperté, emocionado por la visión del sueño, interpreté que El Señor me quería decir que le agradaba que yo transmitiera a mis amigos el sentimiento que Dios había derramado sobre mí y que me decía que el mundo haría guerra contra Jesucristo con odio y con rabia..., y que le harían la guerra más intensamente en este tiempo que vivimos. Pero ¿cómo podría ser esto, si en el mundo había tantas religiones llamadas cristianas?... ¿Es que estaban todas confundidas? Todas las experiencias tan tristes y amargas que yo había vivido estudiando las diferentes religiones, ahora me darían la respuesta de lo que significaba toda aquella manifestación contra el Señor, la cuál arrastraba a todo el mundo según los sentimientos que tuve en aquella visión.
¡Dios me llamaba a mí!..., ¡¡tan solo como yo me sentía!!... ¡¡para que manifestara estas cosas al mundo!!... ¿Que podría hacer yo?... ¿quién me haría caso?... ¡Cualquier cosa que hiciera yo para manifestar estas cosas no sería bien recibida por aquellos convencidos por las religiones del mundo!... Esto es lo que sentía cuando pensaba en estas cosas. Las religiones que yo había conocido, en muchas cosas seguían, con gran obsesión, sus ideas, sus creencias y sus doctrinas. Yo sólo tenía un consuelo y una esperanza: el misericordioso poder de Jesucristo..., pues el sueño me indicaba que la confusión en el mundo era grandísima y que las creencias de muchas religiones del mundo estaban enormemente arraigadas y muy asentadas en sus tradiciones y que, aunque con diferentes matices, por intereses o por confusión, caminaban en contra de la verdadera enseñanza de Jesucristo. Esto es lo que yo sentía cuando me puse a examinar todos los detalles de lo que Dios me manifestaba en aquella visión y, basado en estos sentimientos, pronto escribiría la interpretación. Ahora volvamos a recordar una parte importante del sueño:
"......un ruido de muchas voces, hizo que me volviera para mirar lo que ocurría, y vi a mucha gente que parecía haberse vuelto loca. Yo miré por un momento el horizonte y sentí que allí estaba toda la gente del mundo. ¿Cómo había llegado el mundo a tal confusión que les movía a odiar tanto a aquel hombre que parecía tan bondadoso?... Venían con pancartas y todos unidos en una manifestación contra aquel hombre que me había tratado con tanto cariño, llenos de odio y de rabia".
La visión del sueño me hacía sentir que la mayoría de los hombres del mundo, con sus diferentes religiones e interpretaciones religiosas, seguían un camino contrario al que nos predicó Jesucristo..., seguían un camino contrario a la Ley del Señor.
LA LEY DE DIOS ENSEÑADA POR JESUCRISTO
La Ley que recibieron los hombres desde el principio y que nos volvió a recordar Jesucristo cuando nos predicó el Evangelio así nos dice: "... todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque ésta es la ley y los profetas". (Mateo 7:12)
Muy pocos hombres y mujeres de este mundo han sido fieles a la Ley de Dios que nos enseña Jesús, ni tampoco a los mandamientos de la Ley así como los enseña Jesús:
"Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? El le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones" (Mateo 19:16-22)
"Entonces los fariseos, oyendo que había hecho callar a los saduceos, se juntaron a una. Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento.
Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas". (Mateo 22:34-40)
En estas páginas anteriores he explicado la visión que tuve del Señor y la interpretación que Dios me ha inspirado comunicar a mis amigos... Y ahora, creo que es necesario estudiar el Evangelio y pedir a Dios que nos ayude a interpretarlo correctamente para comprender mejor todo lo que Jesucristo nos ha revelado en su misericordia y por qué el mundo ha preferido seguir las leyes de los hombres y sus religiones abandonando con ello la Ley de la misericordia, que es la Ley que nos predicó Jesucristo. (Página de Juan)
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