Estimados
La unidad de la iglesia, la unidad a la que invocó Cristo, es de orden espiritual;… confundir esto, es no tener discernimiento y no haber entendido absolutamente en nada el evangelio de Jesucristo.
La unidad espiritual es converger en los mismos pensamientos, inquietudes, intereses, anhelos, propósitos etc. etc. y… por sobre todo, converger en Cristo.
Su Palabra dice: “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” (Amós 3:3) El estar de acuerdo, para unirse o “andar juntos”, no es una unidad física, no es que se junten mormones, evangélicos, católicos, testigos, adventistas etc. bajo un mismo techo. Podemos estar unidos en presencia, pero jamás en los intereses que nos mueven.
Su Palabra es enfática y categórica:
“No os juntéis en yugo con los infieles: porque ¿qué compañía tienes la justicia con la injusticia? ¿y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿ó qué parte el fiel con el infiel? ¿Y qué concierto el templo de Dios con los ídolos? porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré en ellos; y seré el Dios de ellos, y ellos serán mi pueblo. Por lo cual Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré, y seré á vosotros Padre, y vosotros me seréis á mí hijos é hijas, dice el Señor Todopoderoso.” (2 Cor. 6:14-18)
Aquellos que hemos conocido al Dios vivo, al Dios verdadero; que cambia, que transforma al hombre, que lo hace una nueva criatura, que hemos sido lavados en su Sangre vertida en la cruz;… ¿podremos tener comunión con los idólatras?... ¿con los que niegan la divinidad de Cristo?... ¿Con los que han cambiado al Espíritu Santo por sus propios conceptos?... ¿Con aquellos que siguen tradiciones de hombres?... ¿Con aquellos que viven en pecado?... ¿Con homosexuales, pedófilos, violadores, abusadores?... ¿Podemos tener comunión con los paganos?... etc.
Aquellos que hemos sido trasladados al reino de Cristo, que nos amaneció la luz del evangelio… ¿podemos tener comunión con las tinieblas?... ¿Podemos cambiar al Cristo vivo, por un mono de yeso?
Jamás podrá existir unidad espiritual entre la luz y las tinieblas, entre Cristo y belial, entre el templo de Dios y los ídolos… Sin embargo ésta es la unidad que pretenden los ecuménicos: luz con tinieblas, Cristo con Belial, fiel con infiel, templo de Dios con ídolos, aceite con vinagre.
La unidad espiritual se logra partiendo desde el lavamiento de nuestras conciencias por la Sangre de Cristo, … solo entonces se podrá comprender y entender a ciencia cierta lo que es el evangelio, lo que es la iglesia de Cristo y se podrá hacer la diferencia entre hijos de Dios y religiosos, entre la luz y las tinieblas.
Mientras la Sangre de Cristo no lave al creyente, seguirán confundiendo la luz con tinieblas, ídolos con Dios vivo, Dios con dioses; fiel con infiel, unidad física con unidad espiritual.
El ecumenismo es para los religiosos que nunca han conocido al Cristo verdadero; para aquellos que teniendo apariencia de piedad, aún están en sus pecados. Para aquellos a los cuales el diablo los engaña fácilmente con el dulce de la “unidad de la iglesia”; para aquellos que están ciegos espiritualmente, sin discernimiento espiritual, cegados sus entendimientos por el dios de éste siglo;... para aquellos cuyos intereses son totalmente opuestos a los intereses de Dios, aunque hablen de Dios, de su Palabra, de su evangelio. Para aquellos que nunca han entendido con discernimiento espiritual ésta Palabra:
“Si alguno viene á vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡bienvenido! Porque el que le dice bienvenido, comunica con sus malas obras.” (2 Juan 1:10,11)
La iglesia de Cristo no está desunida, NO PUEDE estar desunida, pues no existiría;... La componemos todos los que hemos sido lavados en la Sangre de Cristo, estémos donde estémos, llámemonos como nos llamemos, estémos cobijados temporalmente en cualquier denominación, si la Sangre de Cristo nos ha lavado, hemos pasado ipso facto a ser parte de la iglesia.
Por tanto, allá ellos… y acá nosotros…
Dios bendiga