
Hay una guerra,
Una guerra perenne,
Una batalla en mi mente,
Una batalla entre la santa cordura y la abominable locura.
No veo armamentos, no veo guerreros,
El campo de batalla es mi mente,
Son dos los bandos que liberan esta guerra de ideas,
Las sombras de mi ego en contra de los sentimientos puros de mi corazón.
Quisiera poder luchar, pero estoy dividido;
Por momentos fornico con las sombras de mi ego,
Por momentos danzo el vals del corazón,
Hoy ya no se qué es la vida, ¿Quizá una eterna guerra? ¿Cuál su sentido?
La vida es la guerra de esta mente torcida; vencer las sombras su oculto misterio,
No se lucha con espadas y palos, no eres protegido por escudos de metal,
Se lucha con sentimientos, emociones e ideas,
Eres protegido por el poder del amor,
El cual está en cada rincón del universo, esperando a ser descubierto por ti.
Quisiera saber qué es la vida ¿Realmente estoy vivo?
Creemos que el cuerpo es la vida y sus funciones vitales señales de la misma,
Más reconozco que fui un muerto en vida; mi cuerpo siempre estuvo vivo,
Pero el amor no se hallaba en mí, y sin amor, mi cuerpo es un sepulcro vivo.
El hombre egoísta está muerto; nació, creció, se desarrolló, estudió, trabajó, procreó y murió,
Pero nunca vivió; la luz de su corazón nunca iluminó su mente torcida:
¡Yo! ¡Yo! ¡Yo! y solo ¡Yo!, tan solo el principio de la locura,
El hombre egoísta está loco, y la locura es la muerte segura.
El corazón se rebela y se arma de la verdad divina que es el amor,
Subiendo la oscura colina a través de la noche sombría, en la densidad de la fría neblina,
Arriba al campo de batalla donde se disputa el control de esta humana vida,
Sufre el hombre, sufre, sufre, pero finalizada esta guerra, el corazón triunfa y el hombre vive, vive, vive.
Sufrimiento es la muerte, no se descansa en su regazo, tormentos son sus días, Todo lo opuesto es la vida.
No perecerá jamás el cuerpo del vivo, porque la alquimia del amor,
Transformó su perecedera naturaleza en vida, y nunca más podrá este morir.
Decidlo es toda una vergonzosa tristeza para mi corazón, pero todo aquél que no nació en medio de su egoísta y triste existencia,
Sin posibilidad murió de conocer la vida y el amor; su cuerpo se hunde en el Seol y se descompone en putrefacta herejía;
Y los hombres gritarán: ¡Oh! Una vida más perdida.
No ama el hombre por contraer matrimonio ni pronunciar dulces palabras, más es una muestra de amor sincero, no proferir ni una sola palabra en la vida y dar a escondidas, la vida propia para salvar la de tus propios amigos. ¡He allí el hombre sincero que ama!
Procrea Eva dando a luz a Caín, hombre del ego,
Procrea Eva dando a luz a Abel, hombre del corazón.
Son irreconciliables los caminos del Ego y del Corazón; mata el hombre malo al bueno, para que el amor manifieste su divina gracia resucitando al bueno y ejerza su triunfo sobre la maldad.
Más la vida de este hombre se manifestará en la postrera edad, cuando el corazón gobierne en su totalidad sobre su mente y sea extirpado su ego.
El cuerpo da señales de vida, pero esto no es señal de que el hombre este vivo.
La historia de un solo hombre es la historia de toda la humanidad. Conócete hombre a ti mismo, y conocerás la totalidad de la creación.
¿Creéis en el espíritu? El espíritu es la vida y es Dios, es Dios el amor que te da la vida todos los días, es el corazón del hombre el asiento de Dios y el alma humana su trono. Vivimos por un ideal, y ese ideal es encontrar el amor.
Pero no cometas el error de buscar tesoros en la arena, más bien cava hondo en las profundidades de tu corazón y hallarás la riqueza eterna.
Es rico el hombre que atesora bienes espirituales en su corazón; es pobre y desdichado el hombre que amontona posesiones materiales en el mundo. Es más feliz el hombre que nada posee; nunca están conformes los reyes y los príncipes con sus mujeres, manjares y fortunas.
De odios y egoísmos sabemos mucho, ¿Pero qué tanto sabemos de Dios y del amor?
Recuerda algo hombre viajero, todo lo que puedes expresar con tu lengua no nace del corazón,
Más Dios se manifiesta a través del silencio y la paz interior.
Yo sigo siendo un hombre egoísta que se cree vivo, que anhela el triunfo de su corazón para saber qué significa estar vivo, para conocer de una vez por todas esa perla preciosa que llamamos "amor".
No oses juzgarme, porque el hombre egoísta por sus palabras es condenado; y es mayor el juicio cuando el injusto calumnia a su igual.
Discierne en todo momento con tu corazón, para que de una vez encuentres la verdadera sabiduría y la riqueza que no es consumida por la polilla y que no puede serte arrebatada por el ladrón.
¡Dios te ilumine Hijo del hombre y bendiga todos tus caminos!
WhiteKalki