EL HOMBRE EROTICO
Uno de los aspectos que resaltan en el comportamiento del hombre actual es la marcada incidencia del elemento “sexual”, cuyo modelo esencial esta signado por lo erótico. Hasta tal punto que se habla del erotismo como “nuevo modelo cultural”.
A los efectos de comprender este “nuevo modelo cultural” (“el hombre erótico”) se hace necesario señalar cuales son sus elementos constitutivos.
Como paso previo a este análisis, es imprescindible aclarar dos puntos esenciales:
1) No es lo mismo “sexualidad” que “genitalidad”. La sexualidad antecede y abarca a la genitalidad. La genitalidad esta condicionada por la sexualidad. Un hombre y una mujer son tales aunque no desarrollen una actividad genital. El ser humano no es sexo; este forma parte de aspectos varios que integran la personalidad, incluidas sus diferencias.
2) El instinto sexual del hombre no es igual al de los animales. El comportamiento sexual del hombre esta bajo el control de la voluntad. En ésta intervienen motivaciones psicológicas, influencias de la educación y del ambiente, etc.
En cambio en el animal irracional, sus periodos de sexualidad activa se circunscriben en el tiempo (“época de celo”).
Estos dos aspectos debemos tenerlos bien presentes, puesto que las deformaciones en esta materia son constitutivas de una concepción anti-ética, es decir la “perversión de la sexualidad, o “degeneración de lo sexual” y, por lo tanto del amor humano.
Analizaremos el “nuevo modelo cultural erótico” (o “el erotismo como nuevo modelo cultural”), constitutivos del actual “hombre erótico”.
Para ello dividiremos el tema en tres grandes tópicos:
a) La degeneración o la perversión de lo sexual.
b) La concepción humana freudiana en la elaboración del modelo erótico y su importancia en el proyecto revolucionario.
c) Consecuencias en la realidad contemporánea (“Pansexualismo” y “animalización” de lo humano).
a) La degeneración o la perversión de lo sexual.
Una de las características del comportamiento actual de la sociedad en general, en gran parte de ella, es la absolutización de lo relativo y el predominio de lo ingenioso y superficial. Es decir, la “palabra” sobre la “realidad” a la que esa palabra se refiere.
El lenguaje puede decretar que “los sexos no existen”. O sea un vaciamiento ideológico del concepto autentico de la sexualidad humana.
Y en esto consiste la “degeneración sexual o de lo sexual”. Esto conducente a la abolición de los sexos. Estamos ante la pretensión de despojar al sexo con que se nace de su propia condición humana, pregonándose el “derecho a la identidad sexual” por sobre lo natural de la persona.
Ahora no hay dos sexos dicen; hay tantos sexos como usos se le ocurra a cada persona dar a la diferencia originaria.
Como parte de esta “degeneración de lo sexual” se plantea la pretendida distinción científica entre “sexo” y “genero”.
Se pretende afirmar la necesidad de reconocerle a la persona la preponderancia del “sexo psicológico”. Es decir “sentirse” y estar “convencida” de pertenecer a un sexo. Se pretende la libertad para vivir íntima o abiertamente según su decisión e inclinación personal.
Adquiere así significado esencial la equidad de género por encima de los sexos. El género se ha convertido en un nuevo modo de ver al ser humano; hay que reelaborar los conceptos de hombre y mujer. Las diferencias se han esfumado, ya que las diferencias responderían a condicionamiento impuestos por la estructura psicológica.
De ahí se niega que existan el hombre y la mujer natural y que consideren a la procreación y a la heterosexualidad como “otra construcción social biologizada”.
Se trata de algo mas profundo al encarar las tradicionales desviaciones sexuales; se busca una “recontracción de la sociedad”; se plantea la recontracción del género como un proceso de subversión cultural.
b) La presencia de la concepción antropológica de Freud en su modelo humano erótico; su importancia en el proyecto revolucionario.
El psicoanálisis y el “sistema del mundo” construido por Sigmund Freud se ha constituido, gracias a los medios masivos de comunicación en “dogma” irrenunciable. Esto, pese a estar el psicoanálisis hoy seriamente cuestionado.
Pero se ha llegado a imponerle al hombre y mujer comunes el psicoanálisis como visión del mundo.
En primer lugar el concepto filosófico del ser humano de Freud y su técnica psicoanalítica no pueden separarse. No hay disociación entre “doctrina” y “método” en el freudismo.
¿En que consiste la psicología Freudiana?
1) Todo su sistema esta impregnado de una concepción pesimista de la vida.
2) Su filosofía es atea, materialista, determinista (todo el psiquismo humano se reduce a los duros renunciamientos a que nos someten las leyes de la naturaleza y de la sociedad).
3) Procede por afirmaciones masivas y “explica” toda critica por alguna resistencia, represión o complejo.
4) El núcleo esta en la noción de la “libido” convertida en motor único y central de la actividad humana. Para Freud, la libido designa la energía psíquica primordial y única. Para Freud el psiquismo humano es pansexual o totisexual. Y el fondo del hombre es activo primitivo bestial. De esto resulta que la perversión sexual no sea pasible de condena moral.
En suma, el freudianismo parte del presupuesto que el hombre es un manojo de fuerzas biológicas exclusivamente.
Como “libido” nosotros designamos la energía de las tendencias que se enlazan con la palabra amor, constituido por el amor sexual cuya culminación constituye la unión sexual.
El pansexualismo se inscribe como eje y resultante central del psicoanálisis freudiano. Esta elaboración fundamenta el “nuevo modelo cultural del erotismo”.
Wilhem Reich en su “revolución sexual” traslada el pensamiento de Freud al plano político. Para Reich es necesario considerar el problema sexual de “una manera política” y respecto a la teoría de la “represión” freudiana (que la cultura se basa en la represión del instinto), la “represión” crea la base de la cultura patriarcal en sus diversas formas (Reich, “La Revolución Sexual”) “pag. 20 y 21”. Sostiene que la institución social “represiva” por antonomasia es la familia monogámica tradicional; de ahí su odio y violencia a todo lo que la familia implica; de ahí su “antipaternalismo” y, fundamentalmente, su incitación a la “rebelión filial” ¿satánico, no?
Para Reich “la familia y la moral tienen una aptitud compulsiva”; las llama “peste psíquica” y “familitis”, que destruye el esfuerzo humano para el logro sexual de la juventud (Reich, “La función social del orgasmo”).
Afirma que el tipo de familia occidental (por su espiritualización cristiana) debería ser sustituida por ser “la principal fabrica ideológica de la clase dominante.
En base a lo preseñalado Reich elaboró “El pansexualismo como el centro alrededor de cual gira la vida social”. Para el “sólo se es juguete de los instintos, se hace lo que ellos quieren (“La Función Social Del Orgasmo”).
Vemos así que “el nuevo modelo cultural erótico”, el pensamiento freudiano-marxista anticristiano de Reich esta plenamente vigente y en expansión.
Por su parte Herbert Marcuse, en su obra “Eros y Civilización”, sostiene que la existencia misma de la civilización depende de la abolición gradual de todo lo que contraria las tendencias instintivas del ser humano y de las liberaciones del poder constructivo del “EROS”. Es el surgimiento de una pagana “civilización no represiva”, identificándose así “revolución” y “liberación”. Supone una liberación de los instintos reprimidos. Y esto es sinónimo de animalización.
Después Marcuse propugna redefinir lo que la “sociedad represiva” ha denominado perversiones sexuales, convirtiéndose en la “reivindicación” revolucionaria de la homosexualidad, el sadismo, el strip-tease, etc, o sea el libertinaje.
c) Necesidad de revitalizar la vigencia de una autentica sexualidad plenamente humana.
La sexualidad es un elemento básico del ser humano, constituida en tres planos específicos: biológico (somático), psicológico y espiritual. Por esto se hace un deber ineludible presentar la sexualidad humana en su contenido pleno.
Hay que remarcar que no es un proceso meramente biológico, sino que tiene una proyección social y dentro de un marco único. Porque opera, mas allá de los instintos y de las hormonas, por la inteligencia, la voluntad, la libertad y la gracia.
Implica rechazar la pretensión de los “libertarios del sexo” en nombre de una antropología radicalmente anticristiana.
Estamos presenciando, en nombre de esta pseudo-libertad sexual, la demolición del carácter “santo” del sexo y la destrucción de la familia cristiano.
Sus pretensiones –y sus logros lamentables-, se verifican en el amor libre, el amor intercambiable, la anticoncepción, el aborto, la planificación familiar dirigida, el divorcio vincular, la legitimación de la homosexualidad masculina o femenina, el matrimonio envilecido entre homosexuales, etc etc.
Estos “libertarios del sexo”, valiéndose de un uso irrestricto e intocable de los medios masivos de comunicación social, principalmente TV y revistas, presentan en forma solapada la “revolución sexual”, como derecho conquistado sobre “la vieja sociedad oscurantista”.
El nuevo “modelo cultural del erotismo” ha inducido a pensar, en preferencia, que nada está mal, que todo es relativo y por ende, cualquier conducta es aceptable y justificable.
El nuevo modelo cultural que hemos expuesto y examinado ve al cristiano y su visión integral de ser humano como el principal obstáculo para su despliegue desintegrador. Enfrentarlo se convierte en una obligación ineludible para el cristiano de hoy. A ello apunta la presente divulgación de este estudio.
Fuente original:
CICLOS DE CULTURA Y ETICA SOCIALVOLUMEN 1 – 1997
RESUMEN DE LA CONFERENCIA REALIZADA EN EL SALON
“AUDITORIUM”, AV. STA FE 1432, CIUDAD AUTONOMA BS AS,
REPUBLICA ARGENTINA