La iglesia católico-romana sostiene que el apóstol Pedro fue el primer obispo de Roma y, por consiguiente, el primer papa. ¿Qué apoyo se encuentra para ello en la Escritura? Absolutamente ninguno. Roma no señala más que un solo versículo, pero su aplicación depende exclusivamente de la interpretación que Roma da a su significado. Se halla en I Ped. 5:13, que dice:
"La iglesia que está en Babilonia, juntamente elegida con vosotros, os saluda". La iglesia católica-romana dice que Babilonia representa la Roma pagana, y puesto que ella reclama para sí la infalibilidad en la interpretación de las Escrituras, tal afirmación tiene valor de prueba para ella, ya que Pedro envió saludos de la iglesia en Babilonia. Esta prueba bíblica podrá satisfacer
completamente a la jerarquía romana, pero no satisface a los que rechazan la infalibilidad de las enseñanzas de Roma. Y no deja de ser curioso que esta epístola de Pedro sea la única entre todas las epístolas del Nuevo Testamento en la que el lugar donde se dice que fue escrita sea diferente
del que en ella misma se declara llanamente.
Concediendo, aunque no sea más que por vía de argumento, que Pedro se hallaba de hecho en Roma cuando escribió esta epístola, en la Escritura no hay prueba alguna de que residiera allí como obispo o papa. En la primera parte del libro de los Hechos encontramos una relación detallada, aunque no completa, de los movimientos de Pedro, pero ya no se le vuelve a mencionar después del capítulo 15. Los últimos capítulos son, naturalmente, el relato del
progreso del evangelio entre los gentiles, y Pedro era el apóstol de los judíos, de modo que no nos debe causar sorpresa el que no se le mencione en esta historia. Pero si, como afirma Roma, él era entonces obispo y papa de Roma, no deja de ser extraño que su nombre no figure en el relato de Lucas, especialmente si se tiene en cuenta que este relato termina en la misma Roma.
Aquí Roma recurre a la tradición, aduciendo un número de referencias a su trabajo y martirio allí. Una de las tradiciones dice que Pedro fue a Roma el año 42 y que fue allí obispo por veinticinco años, lo cual es imposible si hemos de dar crédito a lo que dicen muchos historiadores, algunos de ellos católico-romanos. Según el Nuevo Testamento, Pedro estaba en la cárcel poco antes de la muerte de Herodes, cuya fecha se da comúnmente como el año 44 (Hechos 12:1-23). Nueve años más tarde se encontraba en el Concilio de Jerusalén (Hechos 15:7). No mucho tiempo después Pablo se opuso a él en Antioquia, porque rehusaba tener trato con los creyentes gentiles incircuncisos (Gál. 2:11-16). Es, además, muy improbable que Pablo hubiera escrito a la iglesia de Roma como lo hizo, si Pedro se hubiera encontrado allí (Rom. 1:5-6 y 1:13-15). Ni se hubiera sentido Pablo constreñido tan urgentemente a ir allí (Rom. 1:9-12), porque esto hubiera sido obrar contra la línea de acción y plan de trabajo que se había trazado, que era no edificar sobre ajeno fundamento (2 Cor. 10:16; Rom. 15:20).
Es evidente que Pedro no se hallaba en Roma cuando Pablo escribió su epístola a aquella iglesia en el año 58, pues no hace referencia alguna a él, aunque sí habla del deseo que tiene de ver a los creyentes para repartir con ellos algún don espiritual (Rom. 1:11). Pablo menciona además veintisiete discípulos creyentes en Roma por su propio nombre, ¿es concebible que no mencionara a Pedro, si se encontraba allí? Cuando Pablo llegó a Roma, algunos hermanos le salieron a recibir. Si Pedro se encontraba entre ellos ¿no hubiera mencionado el hecho Lucas? Si como Roma afirma, Pedro ya había estado allí dieciocho años, ¿no es de suponer que la comunidad judaica de Roma hubiera sabido más acerca del cristianismo de lo que en realidad sabía? (Hechos 28:17-22).
Aun más, mientras se hallaba Pablo en Roma escribió cartas a las iglesias de Filipos, Colosas y Efeso, y también a Filemón. En estas cartas menciona los nombres de muchos que se encontraban allí y que trabajaban con él en el evangelio, pero ni una palabra acerca de Pedro (Fil. 4:21-22, Col. 4:10-14, Filemón 23-24). Después de algunos años Pablo fue puesto en la cárcel de Roma por segunda vez, y al escribir a Timoteo durante esta su segunda prisión, dice: "Lucas solo está conmigo" (2 Tim. 4:11); y a continuación: "En mi primera defensa ninguno me ayudó, antes me desampararon todos" (2 Tim. 4:16). ¿Como es posible creer que Pedro hubiera abandonado a Pablo, si se encontraba allí? Es evidente, por consiguiente, que Pedro no estuvo en Roma en aquellos años, y ¿cómo pudo desempeñar el oficio de Obispo de Roma?
Espero sus aportes.
"La iglesia que está en Babilonia, juntamente elegida con vosotros, os saluda". La iglesia católica-romana dice que Babilonia representa la Roma pagana, y puesto que ella reclama para sí la infalibilidad en la interpretación de las Escrituras, tal afirmación tiene valor de prueba para ella, ya que Pedro envió saludos de la iglesia en Babilonia. Esta prueba bíblica podrá satisfacer
completamente a la jerarquía romana, pero no satisface a los que rechazan la infalibilidad de las enseñanzas de Roma. Y no deja de ser curioso que esta epístola de Pedro sea la única entre todas las epístolas del Nuevo Testamento en la que el lugar donde se dice que fue escrita sea diferente
del que en ella misma se declara llanamente.
Concediendo, aunque no sea más que por vía de argumento, que Pedro se hallaba de hecho en Roma cuando escribió esta epístola, en la Escritura no hay prueba alguna de que residiera allí como obispo o papa. En la primera parte del libro de los Hechos encontramos una relación detallada, aunque no completa, de los movimientos de Pedro, pero ya no se le vuelve a mencionar después del capítulo 15. Los últimos capítulos son, naturalmente, el relato del
progreso del evangelio entre los gentiles, y Pedro era el apóstol de los judíos, de modo que no nos debe causar sorpresa el que no se le mencione en esta historia. Pero si, como afirma Roma, él era entonces obispo y papa de Roma, no deja de ser extraño que su nombre no figure en el relato de Lucas, especialmente si se tiene en cuenta que este relato termina en la misma Roma.
Aquí Roma recurre a la tradición, aduciendo un número de referencias a su trabajo y martirio allí. Una de las tradiciones dice que Pedro fue a Roma el año 42 y que fue allí obispo por veinticinco años, lo cual es imposible si hemos de dar crédito a lo que dicen muchos historiadores, algunos de ellos católico-romanos. Según el Nuevo Testamento, Pedro estaba en la cárcel poco antes de la muerte de Herodes, cuya fecha se da comúnmente como el año 44 (Hechos 12:1-23). Nueve años más tarde se encontraba en el Concilio de Jerusalén (Hechos 15:7). No mucho tiempo después Pablo se opuso a él en Antioquia, porque rehusaba tener trato con los creyentes gentiles incircuncisos (Gál. 2:11-16). Es, además, muy improbable que Pablo hubiera escrito a la iglesia de Roma como lo hizo, si Pedro se hubiera encontrado allí (Rom. 1:5-6 y 1:13-15). Ni se hubiera sentido Pablo constreñido tan urgentemente a ir allí (Rom. 1:9-12), porque esto hubiera sido obrar contra la línea de acción y plan de trabajo que se había trazado, que era no edificar sobre ajeno fundamento (2 Cor. 10:16; Rom. 15:20).
Es evidente que Pedro no se hallaba en Roma cuando Pablo escribió su epístola a aquella iglesia en el año 58, pues no hace referencia alguna a él, aunque sí habla del deseo que tiene de ver a los creyentes para repartir con ellos algún don espiritual (Rom. 1:11). Pablo menciona además veintisiete discípulos creyentes en Roma por su propio nombre, ¿es concebible que no mencionara a Pedro, si se encontraba allí? Cuando Pablo llegó a Roma, algunos hermanos le salieron a recibir. Si Pedro se encontraba entre ellos ¿no hubiera mencionado el hecho Lucas? Si como Roma afirma, Pedro ya había estado allí dieciocho años, ¿no es de suponer que la comunidad judaica de Roma hubiera sabido más acerca del cristianismo de lo que en realidad sabía? (Hechos 28:17-22).
Aun más, mientras se hallaba Pablo en Roma escribió cartas a las iglesias de Filipos, Colosas y Efeso, y también a Filemón. En estas cartas menciona los nombres de muchos que se encontraban allí y que trabajaban con él en el evangelio, pero ni una palabra acerca de Pedro (Fil. 4:21-22, Col. 4:10-14, Filemón 23-24). Después de algunos años Pablo fue puesto en la cárcel de Roma por segunda vez, y al escribir a Timoteo durante esta su segunda prisión, dice: "Lucas solo está conmigo" (2 Tim. 4:11); y a continuación: "En mi primera defensa ninguno me ayudó, antes me desampararon todos" (2 Tim. 4:16). ¿Como es posible creer que Pedro hubiera abandonado a Pablo, si se encontraba allí? Es evidente, por consiguiente, que Pedro no estuvo en Roma en aquellos años, y ¿cómo pudo desempeñar el oficio de Obispo de Roma?
Espero sus aportes.
