Re: El origen de las Razas según la profeta Adventista White
Estimado OSO. Saludos cordiales.
TÚ dices:
Si la cita original que aora tran es mejor que la que puso quien empezó este desatinado epígrafe, diganme entonces, ¿de donde saco E G White que el delito tremendo fue (antes del diliuvio) la fusión del hombre y la bestia?
¿De donde cree o pensó o supuso que la causa del diluvio fue la zoofilia?
¿y porque habrian de creerle? faltaba más.
Ademas ¿cómo es que la zoofilia podría "desfigurar la imagen de Dios"?
Esto es falso por donde se le vea.
Por donde lo vean estimados adventistas, es un cuento bien cocido sin base biblica alguna.
La Sra. White asevera que la zoofila causo "confusión en todas partes", esta confusión vino con Babel no por zoofilia de la humanidad sino por pretenciones de la humanidad.
Saludos
Respondo: Aunque la zoofilia es un pecado, las declaraciones de E. W. no apuntan hacia ese lado.
Es la unión entre hijos de Dios e hijas del mundo (amalgama), lo que desfiguró la imagen de Dios.
"
que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas."
"...y les engendraron hijos. Estos fueron
los valientes que desde la antigüedad fueron
varones de renombre."
El libro de Esdras señala: "Y se levantó el sacerdote Esdras y les dijo:
Vosotros habéis pecado, por cuanto tomasteis mujeres extranjeras, añadiendo así sobre el pecado de Israel."
Observa ahora lo que dice este interesantísimo versículo al respecto:
"Y vio Jehová que
la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que
todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal."
Indudablemente la "imagen de Dios" se perdió.
"Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho."
El cruce transgénico era una posibilidad para la humanidad antigua. Al respecto la Biblia decreta: “No cruces tu ganado con animales de diferente especie” (Lev. 19:19, Dios Habla Hoy). Si Dios prohíbe el cruce de diferentes especies, ¿no demuestra eso que los hombres de la antigüedad estaban en la capacidad de hacerlo? De otro modo, ¿qué sentido tenía esa prohibición?
Matthew Henry comenta este pasaje así: “Dios en el principio hizo al ganado según su género (Gén. 1:25), y debemos respetar el orden de la naturaleza que Dios ha establecido, convencidos de que es lo mejor y lo más correcto, y no crear monstruos” (Commentary on the Whole Bible, Lev. 19:19). ¿Cómo podríamos irrespetar ese orden de la naturaleza, sino subvirtiéndolo con la manipulación genética y la introducción de zoofrankensteins?
Jamieson, Fausset & Brown apuntan en la misma dirección: “Esta prohibición probablemente intentaba combatir una práctica que parecía infringir la economía que Dios ha establecido en el reino animal” (A Commentary on the Old and New Testaments, Lev. 19:19). ¿Qué práctica sería esa que infringía el orden del reino animal, sino la manipulación y alteración de las especies creadas por Dios?
Keil & Delitzsch observan también: “Por estas leyes la observancia del orden natural y la separación de las cosas se convierte en un deber para los israelitas, el pueblo de Jehová, como una ordenanza fundada en la creación misma” (Commentary on the Old Testament, Lev. 19:19). En otras palabras, cada especie de animal debía permanecer en su propio subreino de acuerdo con el plan original de Dios.
Y John Wesley observa: “Esto fue prohibido en parte para detener la curiosidad y audacia de los hombres, quienes podrían intentar cambiar las obras de Dios” (Explanatory Notes on the Whole Bible, Lev. 19:19). ¿Y cómo podría cambiarse la obra de Dios sino precisamente introduciendo nuevas especies que Dios no había creado? Sólo si el hombre tuviera la capacidad de hacerlo, tendría sentido semejante prohibición.
Pero, ¿cómo se explica esta capacidad de la manipulación genética en aquellos tiempos antiguos? White expone al respecto:
“No obstante la iniquidad del mundo antediluviano, esa época no fue, como a menudo se ha supuesto, una era de ignorancia y barbarie. Los hombres tuvieron oportunidad de alcanzar un alto desarrollo moral e intelectual. Poseían gran fuerza física y mental, y sus ventajas para adquirir conocimientos religiosos y científicos eran incomparables… Si pudieran compararse con los antediluvianos de la misma edad, los más ilustres eruditos de nuestros tiempos parecerían muy inferiores en vigor mental y físico… Hoy día hay hombres que dedican al estudio un período de veinte a cincuenta años, y el mundo se llena de admiración por sus éxitos. Pero ¡qué limitados son estos triunfos cuando se los compara con los de aquellos hombres cuyo vigor físico y mental se desarrollaba durante siglos! (Patriarcas y Profetas, pp. 69, 70).
A esta gran capacidad de una humanidad que acababa de salir de las manos del Creador, debemos sumar la ayuda demoníaca, que indudablemente debió aportarles a los inicuos herramientas para estropear la creación y deformar la imagen de Dios. Al respecto, White explica: “En la parábola del sembrador se le formuló al Maestro, «Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña?». El les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Todas las taras son sembradas por el malo.
Cada hierba nociva es de su siembra, y por sus ingeniosos métodos de amalgama él ha corrompido la tierra con taras” (Selected Messages, tomo 2, p. 288).
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo.