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MÉXICO, D.F.- Una investigación realizada por el Arzobispado de México concluyó que tanto Miguel Hidalgo y Costilla como José María Morelos y Pavón fallecieron en el seno de la Iglesia y como sacerdotes.
En conferencia, el director del Archivo Histórico del Arzobispado de México, Gustavo Watson Marrón, abundó que el "Padre de la patria" y el "Siervo de la nación" fueron excomulgados, pero ambos se reconciliaron con la Iglesia Católica y se confesaron antes de morir.
Mencionó que en 1953, el Arzobispo de México, Luis María Martínez, formó una comisión que determinó que la excomunión de Miguel Hidalgo fue válida, sin embargo el Padre de la patria no murió excomulgado, pues según las actas de su proceso, se confesó antes de morir.
Otra de las pruebas de que Miguel Hidalgo no murió en la excomunión es que fue enterrado en terreno eclesiástico, acción que en ese tiempo jamás se hubiera hecho con un excomulgado.
Explicó que la excomunión es una pena ecleciástica por medio de la cual un bautizado queda fuera de la comunión con la Iglesia y se cae en ella no por una arbitrariedad de alguna autoridad religiosa sino por faltar a alguna ley canónica que conlleva a esa pena.
Explicó que un excomulgado, a principios del siglo XIX no podía recibir la eucaristía ni ser sepultado en terreno sagrado si era sacerdote no podía celebrar los sacramentos.
Sin embargo, la iglesia ha puesto los medios para que un individuo pueda recibir el perdón, como el caso de alguien en peligro de muerte que se confiesa de sus pecados con un sacerdote, inmediatamente se le levanta toda excomunión y cualquier otra censura.
Gustavo Watson destacó que el carácter sacerdotal no se puede perder por ningún tipo de ceremonia, sino que permanece eternamente, "la conclusión es que, a pesar de la degradación, Hidalgo y Morelos murieron siendo sacerdotes de la iglesia católica".
El estudio de Watson Marrón, también director del Archivo Histórico de la Basilica de Guadalupe, se dio a conocer como parte de las acciones que la Iglesia Católica realizará en el marco de la conmemoración del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución Mexicana
Desde antes
En octubre de 2007, Gustavo Watson dijo que ni Miguel Hidalgo ni José María Morelos murieron excomulgados, y por lo tanto no se requiere de un procedimiento canónico para rehabilitarlos, como pretende una comisión de la Cámara de Diputados encargada de apoyar los festejos del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución Mexicana.
De acuerdo con esa información publicada en el sitio web del periódico La Crónica hoy (
www.cronica.com.mx), el responsable del archivo histórico de la Arquidiócesis de México explicó en conferencia de prensa que existen varios documentos y evidencias históricas que demuestran que Hidalgo y Morelos fueron confesados antes de morir.
Incluso después de ser fusilados sus restos recibieron los mayores homenajes por parte de las instituciones católicas.
Por ejemplo, un documento de la Inquisición en México, de 1813, destaca que Hidalgo "antes de ir al cadalso se confesó generalmente, y reconcilió varias veces", por lo que "no resultan méritos bastantes para absolver su memoria y fama; ni tampoco para condenarla", dijo Watson.
El cura Hidalgo fue excomulgado el 24 de septiembre de 1810 por el obispo Manuel Abad y Queipo, y esa sanción fue ratificada en la época por los obispos de la capital mexicana y de la ciudad occidental de Guadalajara.
En la mente de muchos mexicanos quedó la idea de que los religiosos que participaron en la gesta independentista murieron excomulgados, razón por la cual el cardenal Norberto Rivera creó una comisión de revisión histórica para documentar que los personajes murieron en el seno de la Iglesia católica.
La Inquisición ordenó "archivar" el expediente de Hidalgo, explicó Watson, quien precisó que, según el derecho canónico, "toda excomunión cesa si uno se confiesa cuando hay un peligro de muerte inminente".
Otra prueba de que su excomunión no tuvo efectos es que Hidalgo fue enterrado en la catedral primada de México, el recinto religioso más importante del país.
"A un excomulgado no se le podía enterrar en un lugar sagrado", destacó Watson, doctor en historia por la Universidad Gregoriana de Roma.
Por otra parte, el sacerdote precisó que Hidalgo no fue excomulgado por iniciar el movimiento independentista ni por herejía, sino por contravenir un canon de la Iglesia del segundo Concilio de Letrán, en el año 1139, que estipulaba en uno de sus artículos que toda persona que ejerciera violencia contra un religioso perdería la comunión.
Al parecer el cura Hidalgo "aprisionó y mantuvo arrestados" a varios sacerdotes contrarios a la causa de la Independencia en México.
No obstante, hay registros que indican que durante la Independencia mexicana 122 sacerdotes formaron parte de las tropas insurgentes, 37 fueron fusilados y solo 20 fueron fieles a las fuerzas realistas, afines a España.
Watson señaló que la conclusión de su trabajo, que esperan enviar en los próximos días al Congreso, es que aunque sí hubo un edicto de excomunión del héroe de la independencia, ésta quedó anulada al momento de confesarse.
"Hidalgo murió dentro de la iglesia, reconciliado con la iglesia", aseguró.
Reclamo de cronistas. También con vistas al Bicentenario de la Independencia de México, los cronistas guanajuatenses demandaban al Episcopado mexicano que Miguel Hidalgo sea rehabilitado en su dignidad sacerdotal que le fue degradada canónicamente, un día antes de su fusilamiento, el 29 de julio de 1811.
Cuando Hidalgo da el Grito en la Iglesia de Dolores -explicaron- el 16 de septiembre de 1810, llama a sus parroquianos a levantarse contra la autoridad virreinal de la Nueva España y se transforma en delincuente ante la corona. Con el tiempo, las instituciones nacionales lo reivindican y por Decreto del 19 de abril de 1823, el Soberano Congreso Mexicano lo nombra el "Padre de la Patria", señaló Alberto Gloria, cronista de la ciudad de Dolores Hidalgo.