Desde muy niño tuve que ver a la maestra de la Escuela Dominical luchando en el franelógrafo para que se adhiriera la recortada figura de Saulo de Tarso cayendo de bruces desde su caballo, al tiempo que nos narraba su conversión.
Durante toda mi vida –por gracia de Dios bastante larga-, he escuchado desde el púlpito a elocuentes predicadores y eruditos expositores bíblicos, contar acerca del repentino derribo de su cabalgadura cuando iba camino a Damasco. También en audiciones radiales evangélicas es bastante común citar el caso con categórica certeza como para que a nadie le quepan dudas.
Tras tomarme el trabajo de leer y releer una y otra vez los tres relatos de la conversión de quien sería el apóstol de los gentiles, el caballo brilla por su ausencia, y ni siquiera un pelo de sus crines se ha enredado en versículo alguno.
Siendo por gracia de Dios un creyente que cree que todo cuanto creemos proviene de la Palabra de Dios, mucho me temo que nos hallemos ante una de las tantas supersticiones de los evangélicos, que aunque no tengan base bíblica igual las mantenemos dada la multitud de los que así dicen y repiten lo que a su vez escucharon de tantísimos otros.
Por si algún compañero forista ha escuchado algún relincho que a mí me ha pasado desapercibido, agradeceré si alguno puede darme alguna pista de dónde estaba el corcel que yo no vi.
Ricardo.
Durante toda mi vida –por gracia de Dios bastante larga-, he escuchado desde el púlpito a elocuentes predicadores y eruditos expositores bíblicos, contar acerca del repentino derribo de su cabalgadura cuando iba camino a Damasco. También en audiciones radiales evangélicas es bastante común citar el caso con categórica certeza como para que a nadie le quepan dudas.
Tras tomarme el trabajo de leer y releer una y otra vez los tres relatos de la conversión de quien sería el apóstol de los gentiles, el caballo brilla por su ausencia, y ni siquiera un pelo de sus crines se ha enredado en versículo alguno.
Siendo por gracia de Dios un creyente que cree que todo cuanto creemos proviene de la Palabra de Dios, mucho me temo que nos hallemos ante una de las tantas supersticiones de los evangélicos, que aunque no tengan base bíblica igual las mantenemos dada la multitud de los que así dicen y repiten lo que a su vez escucharon de tantísimos otros.
Por si algún compañero forista ha escuchado algún relincho que a mí me ha pasado desapercibido, agradeceré si alguno puede darme alguna pista de dónde estaba el corcel que yo no vi.
Ricardo.