El Padre y el Hijo y el Espíritu Santo son un solo Dios
XXIII.1. Y ¿qué es lo que quieres que añada: Si el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo es uno solo Dios, cuando la Escritura divina añade eso con voz clarísima al decir: Escucha, Israel: el Señor, tu Dios, es un solo Señor? Deuteronomio 6:4 Lo cual también vosotros escucharíais con certeza si quisierais ser Israel, no carnalmente como los judíos, sino espiritualmente como los cristianos. Quien no quiere escuchar fielmente lo que se dijo: Escucha, Israel: el Señor tu Dios, es un solo Señor, no le queda sino creer que aquel que lo dijo es un mentiroso. Como no es un mentiroso, su palabra es verdadera; si su palabra es verdadera, la cuestión está concluida. Ciertamente que la verdad os obliga a confesar que el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo son un solo Señor-Dios. Sin embargo, vosotros negáis que el Espíritu Santo es Dios, cuyo templo no es uno hecho por mano de hombre, sino nuestro cuerpo; cuyo templo no son maderas y piedras, sino los miembros de Cristo. Y ¿qué vais a decir del mismo Cristo a quien confesáis que es Dios y Señor? Respondedme si el Padre y el Hijo es un solo Señor Dios. Porque si no es uno solo, son dos; y si son dos, está mintiendo el que dice: Escucha, Israel: el Señor, tu Dios, es un solo Señor. Está mintiendo el que dice: Mirad que yo soy Dios, y no hay otro fuera de mí Deuteronomio 32:29. Pero como no os atrevéis a decir que Él es un mentiroso, ¿por qué dudáis en corregiros y en venir o en volver a la fe católica, la cual cree que el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo no son tres señores dioses, sino un solo Señor Dios, que escucha al que grita a su pueblo: Escucha, Israel: el Señor, tu Dios, es un solo Señor, y Mirad que yo soy el Señor, y que no hay otro fuera de mí? Si te llamo sordo y ciego, porque ni escuchas eso ni lo ves, sin duda que vas a pensar que te hago injuria. Advierte que yo no te digo que me expliques cómo entiendes: Escucha, Israel: el Señor, tu Dios, es un solo Señor, si ahí hay que entender a Cristo o no. Pues si me contestas que sí, confesarás conmigo que el Padre y el Hijo es un solo Señor Dios. Y si me respondes que ahí no hay que entender a Cristo, tendrás que afirmar contra la palabra de Dios que hay dos señores dioses, porque aún no niegas que Cristo es Señor Dios. Por lo mismo te pido cómo entiendes: Mirad que yo soy el Señor, y que no hay otro fuera de mí, ¿ahí está también Cristo o no? Si ahí está Cristo, ciertamente el Padre y el Hijo es un solo Señor; y si no está ahí Cristo y con todo es el Señor, está mintiendo el que dice: No hay otro fuera de mí. Porque el Hijo es otro Señor, si no es un solo Señor el Padre y el Hijo.
En efecto, aunque alabes tan excelentemente como quieras al Padre y pongas por debajo de Él al Hijo, haces eso para que no sean iguales y no para que no sean dos dioses. Grita lo que quieras, que el Padre es mayor y el Hijo menor. Te responderé: con todo, son dos, uno mayor y otro menor. No se dijo: "el Señor tu Dios, que es el mayor, es un solo Señor", sino que se dijo: El Señor tu Dios es un solo Señor. Tampoco se dijo: "No hay otro igual a mí", sino: No hay otro Señor fuera de mí. En consecuencia, confiesa que el Padre y el Hijo son un solo Señor Dios, o niega descaradamente que Cristo es Señor Dios, lo mismo que niegas descaradamente que el Espíritu Santo es Señor Dios. Si así lo hicieras, no te agobiaré con tantas palabras divinas, sino que aduciré otros testimonios divinos, con los cuales pueda convencerte de que aún eres más detestable por tamaño error.
Pero, en realidad, si niegas que el Espíritu Santo es Señor Dios, para que seas triturado por esas palabras divinas, basta con que confieses que Cristo es Señor Dios; porque si no es con el Padre un solo Señor Dios, nuestros dioses serán dos señores, y así serán falsas las palabras de Dios: El Señor tu Dios es un solo Señor, y No hay otro fuera de mí. Con todo, ¿cuánto mejor serán vuestras palabras corregidas que las palabras de Dios engañosas?
2. Tú me preguntas si "Es que yo te exhorto a que confieses al modo judío que hay un solo Dios; o más bien a que manifiestes, según lo que sostiene la fe cristiana sobre la sumisión del Hijo, que hay un solo Dios, cuyo Hijo es Dios nuestro".
Dices eso como si atribuyeses a los judíos las palabras Escucha, Israel: el Señor, tu Dios, es un solo Señor Deuteronomio 6:4, y Yo soy el Señor, y no hay otro fuera de mí Deuteronomio 32:29. Lo ha dicho el mismo Dios. Reconócelo y calla. O mejor explica cómo ha dicho la verdad aquel a quien ninguno de nosotros se atreve a llamar mentiroso. Te repito que expliques cómo es verdadero El Señor, tu Dios, es uno solo Señor. Si nuestros señores dioses son dos, como dices tú, el uno mayor y el otro menor, explica cómo es verdadero Yo soy el Señor, y no hay otro fuera de mí. Y te pido quién ha dicho eso, si es el Padre o es el Hijo. Si el Padre ha dicho: Yo soy el Señor, y no hay otro fuera de mí, no ha dicho la verdad, porque hay otro Señor, que es el Hijo. Si lo ha dicho el Hijo, tampoco Él ha dicho la verdad, porque hay otro Señor, que es el Padre. Pero si eso lo ha dicho la Trinidad, entonces sí que ha dicho la verdad, y demuestra que tú dices mentira.
Efectivamente, según la fe recta, la Trinidad, o sea, el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo, en cuyo nombre somos bautizados, es también nuestro único Señor Dios, y fuera de Él no hay otro. Cierto que es el mismo Dios de quien dice el Apóstol: No hay ningún otro Dios, sino uno solo 1 de Corintios 8:4. En realidad, si has aceptado que eso se ha dicho del Padre, Cristo no será para ti Dios, porque no puede contradecirse la Escritura cuando dice que No hay ningún otro Dios, sino uno solo. Sin decirte aquí nada del Espíritu Santo, que te he demostrado anteriormente que es Señor Dios y tú lo estás negando. Por tanto, si vosotros fueseis herejes macedonianos, que rechazan consentir en la fe católica solamente en lo que se refiere al Espíritu Santo, estaríais de acuerdo en que el Padre y el Hijo son ciertamente dos, el uno el Padre, el otro el Hijo; y en que son iguales y de una y la misma sustancia, y no obstante no son dos señores dioses, sino que los dos son a la vez un solo Señor Dios. Si vosotros al menos hubieseis llegado al error hasta este punto, ciertamente que no seríais apremiados por las palabras divinas.
Pues vosotros afirmáis que el Padre y el Hijo, que son un solo Señor Dios, ha dicho: No hay otro fuera de mí. Y ¡ojalá que no hubiese más que tratar con vosotros que admitieseis al Espíritu Santo, y que afirmaseis no que la dualidad, sino que la Trinidad es un solo Señor Dios! Pero ahora, cuando proclamáis al Padre Señor Dios y al Hijo Señor Dios, de tal modo que no confesáis que los dos a la vez son un solo Señor Dios, sino dos, el uno mayor y el otro menor, sois alcanzados plenamente por la espada de la verdad, que dice: Escucha, Israel: el Señor, tu Dios, es un solo Señor, el cual grita: Yo soy el Señor, y no hay otro fuera de mí. Tampoco Dios Padre hubiese permitido apartar a los israelitas del culto de muchos dioses falsos de tal modo que fuera a mentirles acerca de un solo Dios y Señor, y a decirles que no hay fuera el Él otro Señor, cuando sabía que su Hijo es Dios y Señor. ¡Imposible que la verdad y el Padre de la verdad engañase a su pueblo con una mentira! ¡Tamaña blasfemia horrenda y detestable es de los herejes, nunca de los católicos!
En una palabra: Dios dice la verdad cuando declara: Escucha, Israel: el Señor, tu Dios, es un solo Señor Deuteronomio 6:4. Porque el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo no son tres dioses, sino un solo Dios; ni son tres señores, sino un solo Señor. En una palabra, dice la Verdad: Yo soy el Señor, y no hay otro fuera de mí Deuteronomio 32:29, porque no dice eso solamente el Padre, sino que lo dice la misma Trinidad. Este es el único Señor, y no hay otro fuera de Él. Porque si el Padre dijese: Yo soy el Señor, y no hay otro fuera de mí, negaría en realidad que el Hijo Unigénito es Señor. Y ¿quién de nosotros se va a atrever a confesar que él es el Señor, contradiciéndolo el Padre, cuando dice: Yo soy el Señor, y no hay otro fuera de mí? Por tanto, según la fe recta, esa palabra no es del Padre, sino de la Trinidad, es decir, del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Que enmudezcan las lenguas de los que ignoran la verdad: esa Trinidad es un solo Dios. De este único Dios se dice: Escucha, Israel: el Señor Dios tuyo es un solo Dios. Este Dios único dice: Yo soy el Señor, y no hay otro fuera de mí. Es verdad que el Hijo está sometido al Padre según la forma de hombre. Sin embargo, no son dos dioses y dos señores según la forma de Dios, sino que los dos con el Espíritu Santo es un solo señor.
3. Los testimonios que has alegado del apóstol Pablo hablan contra ti, y no te das cuenta. Efectivamente, él dice: A todos vosotros la gracia y la paz de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo Romanos 1:17, 1 de Corintios 1:3, 2de Corintios 1:2, Galatas 1:3, Efesios 1:2. ¿Cómo Jesucristo es Señor, si dice el Padre: Yo soy el Señor, y no hay otro fuera de mí? Luego esta palabra es no del Padre solo, como he dicho, sino de la Trinidad. Alegas otro testimonio, y ése contra ti mismo, cuando dice el Apóstol, según tu lenguaje: "Uno es Dios Padre, de quien proceden todas las cosas, también nosotros en Él; y uno es el Señor Jesucristo, por quien existen todas las cosas, también nosotros en Él". Pero el Apóstol dice: también nosotros por Él; no dice: "en Él". Y ¿qué tiene que ver todo esto en nuestro caso? Deslices semejantes suelen ocurrirles a los que citan de memoria sin leer debidamente los textos. Mira si no atentamente lo que se refiere a esta cuestión.
Advierte que el Apóstol dijo: Para nosotros uno solo es Dios Padre, de quien proceden todas las cosas, también nosotros en Él, y uno solo es el Señor Jesucristo, por quien existen todas las cosas, también nosotros por Él. Ha distinguido perfectamente dos personas, una la del Padre, otra la del Hijo, sin confusión alguna y sin error alguno. Porque no son dos los dioses padres, sino un solo Dios Padre; no son dos los señores Jesucristos, sino un solo Señor Jesucristo. Realmente, en la Trinidad, que es Dios, uno solo es el Padre, no dos o tres; y uno solo es el Hijo, no dos o tres; y uno solo el Espíritu de ambos, no dos o tres. Y el mismo Padre único es ciertamente Dios; y el mismo Hijo único, hasta para vosotros que lo confesáis, es Dios; y el mismo Espíritu de ambos, a pesar de que vosotros lo negáis, es Dios. Del mismo modo, si me preguntas por el Señor, te responderé que lo es cada uno de ellos. Pero proclamo públicamente que todos a la vez no son tres señores dioses, sino un solo Señor Dios. Esa es nuestra fe, porque ésa es la fe recta, que se llama también fe católica. A ti, como contradices a esta fe, te pido que expongas cómo Jesucristo es también Señor, porque has afirmado que no es de la Trinidad, sino del Padre solo la frase Yo soy el Señor, y no hay otro fuera de mí. Sin duda que te echas a temblar. Sin duda que no encuentras qué responder, sólo que no quieras callarte a pesar de quedar confundido. En efecto, si solamente el Padre, y no la Trinidad, que es Dios, ha dicho: Yo soy el Señor, y no hay otro fuera de mí, no hay duda que ha negado que el Hijo es Señor: porque si el Hijo también es Señor, es falso que No hay otro Señor fuera de mí. Pues no se trata de un señor como son los hambres señores de los hombres siervos, a los que el Apóstol dice que son señores según la carne, sino que se trata del Señor a quien es debida esa servidumbre, que en griego se llama 8 " J k g \ " , según la cual se dijo: Adorarás al Señor tu Dios, y a Él solo servirás Deuteronomio 6 :13. Si no es la Trinidad este Señor, sino el Padre solo, se nos prohíbe ciertamente servir con tal culto a Cristo Señor, según hemos escuchado: A Él solo servirás. Si está dicho en este sentido, es igual que si dijera "A Dios Padre solo servirás". Por cierto que si es Él solo, y no la misma Trinidad, quien ha dicho: Yo soy el Señor, y no hay otro fuera de mí, ha negado que el Hijo es un Señor semejante, a quien le es debido el culto con el que únicamente se sirve a Dios en la religión verdadera. Efectivamente, no ha dicho "Yo soy el Señor mayor o mejor, y no hay otro tan grande o tan bueno fuera de mí", sino que, queriendo que se le sirva a Él solo con aquel culto que es debido al Señor Dios, dice: Yo soy el Señor, y no hay otro fuera de mí. Por tanto, si esa palabra, como proclama la fe católica, es de un solo Dios, que es la misma Trinidad, sin duda alguna que hay que servirlo a Él solo con ese culto que únicamente es debido al Señor Dios, porque Él es siempre el Señor, y no hay otro fuera de Él.
4. A continuación te pregunto cómo entiendes este pasaje: Un solo Dios Padre, de quien todo procede, también nosotros en Él; y un solo Señor Jesucristo, por quien todo fue hecho, también nosotros por Él 1 de Corintios 8:6. O ¿es que no son todas las cosas también del Hijo, puesto que Él mismo dice: Todo lo que hace el Padre, eso también hace igualmente el Hijo? Juan 5:19 Pues si distingues de modo que no son todas las cosas por medio del Padre, sino que proceden del Padre; ni que todas las cosas son del Hijo, sino por medio de Él, ¿quién de ellos te parece que es aquel de quien habla el mismo Apóstol? ¡Oh abismo de riquezas de sabiduría y ciencia de Dios! ¡Que insondables son sus juicios e irrastreables sus caminos! Porque ¿quién ha conocido el designio del Señor? O ¿quién ha sido su consejero? O ¿quien le ha dado primero a Él para que le devuelva? Porque de Él, y por Él, y en Él son todas las cosas. A Él la gloria por los siglos de los siglos. Amén Romanos 11:33-36. ¿Hay que entender al Padre o al Hijo? Porque primero ha nombrado a Dios al decir: ¡Oh abismo de riquezas de sabiduría y ciencia de Dios! Y después le ha llamado Señor, cuando dice: Porque ¿quién ha conocido el designio del Señor? Pero todo esto no entra en nuestra discusión, porque vosotros asignáis también los dos nombres tanto al Padre como al Hijo. En efecto, vosotros no decís Dios al Padre de modo que neguéis que el Hijo es Dios; ni llamáis Dios al Hijo de modo que neguéis que el Padre es Dios. Por más que en ese testimonio apostólico que has aducido, el Padre se llama Dios y el Hijo Señor, es decir: Un solo Dios, que es el Padre, de quien procede todo; y un solo Señor, que es Jesucristo, por quien todo fue hecho.
Fíjate bien en el pasaje: ¡Oh abismo de riquezas de la sabiduría y ciencia de Dios! Porque ya sea el Padre, ya sea el Hijo, de Él, y por Él, y en Él son todas las cosas. ¿Cómo todo procede del Padre, puesto que el Apóstol ha querido que se entienda a cualquiera de ellos en este pasaje: De Él, por Él y en Él son todas las cosas? Por tanto, ya se trate del Padre o del Hijo, es muy cierto que De Él, y por Él, y en Él son todas las cosas, y se demuestra sin duda alguna la igualdad del Padre y del Hijo.
En cambio, porque no ha nombrado al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, sino a Dios y al Señor, que también suele llamarse la misma Trinidad, si quiso referir cada una de esas expresiones a cada una de las personas, diciendo: de Él, el Padre; y por Él, por el Hijo; y en Él, por el Espíritu Santo, ¿por qué no queréis reconocer que esta Trinidad es un solo Señor Dios? Porque está claro que no dice: de ellos, y por ellos, y en ellos, sino: De Él, y por Él, y en Él son todas las cosas. Tampoco dice: a ellos la gloria, sino a Él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
5. Te engañas por completo cuando piensas que se dice del Padre solamente: Nadie es bueno sino el único Dios. En efecto, si hubiese dicho "Nadie es bueno sino solo el Padre", sin que hubiese querido dar a entender que era excluido el Hijo y el Espíritu Santo de esa bondad única, porque la locución que ya recordé antes: Nadie conoce las cosas que son de Dios sino el Espíritu de Dios 1 de Corintios 2:11, tampoco excluye de esa ciencia al Hijo de Dios. ¡Cuánto más evidente es para nosotros la amplitud de inteligencia por no haber dicho "Nadie es bueno sino solo el Padre", sino Nadie es bueno sino solo Dios Marcos 10:18, que es la misma Trinidad! En realidad, aquel a quien respondió eso Jesús buscaba no un bien cualquiera, sino el bien que le hiciera feliz; más aún, buscaba la misma felicidad verdadera, es decir, deseaba la vida eterna. Y había preguntado a Cristo como hombre, ignorando que Él era también Dios.
En efecto, había dicho: Maestro bueno, ¿qué haré para conseguir la vida eterna? Él le contesta: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino el único Dios Marcos 10:17-18. Igualmente cuando se lee en otro evangelista lo que es lo mismo: Nadie es bueno sino solo Dios Lucas 18:19. Como si dijese: Con razón me llamarías bueno si me reconocieses Dios. Ciertamente, cuando tú piensas que yo no soy otra cosa que hombre, ¿por qué me llamas bueno? A ti no te hace bueno ni feliz sino el bien inmutable que es solo Dios. Porque el ángel bueno, el hombre bueno, cualquier otra criatura buena: todo eso no es bueno, de tal modo que haga feliz a cualquiera que lo llegara a conseguir, ni hay vida feliz alguna que no sea la eterna. ¿Cómo, pues, no es un bien semejante el Hijo verdadero de Dios, y la vida eterna, a la que deseaba llegar aquel que le había preguntado?
6. Después, cuando yo he afirmado que Nadie es bueno sino el único Dios Marcos 10:18, Lucas 18:19, se ha dicho de la misma Trinidad que es el único y solo Dios; tú, en cambio, has afirmado que se ha dicho de solo Dios Padre, porque Él de ningún otro es Dios, de ningún otro es bueno. Pero el Hijo es Dios del Padre, y es grande y es bueno del Padre.
Atiende con diligencia quién de nosotros piensa rectamente de Dios Padre y de Dios Hijo: Si yo, que afirmo que el Padre es ciertamente Dios, y que no es Dios de otro dios; en cambio, el Hijo que es Dios, es Dios del Dios Padre; pero éste tiene tanta grandeza de aquél, cuanto aquél no la tiene de ninguno. Y el Padre bueno no es bueno de otro bueno; mientras que el Hijo es bueno del Padre bueno, pero la bondad que tiene del Padre es igual a la que aquél no tiene de ninguno. O acaso tú, que afirmas que sólo el Padre es Dios bueno, porque ni es Dios de otro dios, ni es bueno de otro bueno. El Hijo, en cambio, no debe ser igual al Padre por eso, porque es Dios de Él, y es bueno de Él.
En esa afirmación tuya blasfemas contra los dos, a saber: contra el Padre, porque no ha engendrado un Hijo tan grande cuan grande es Él, ni tan perfecto cual es Él. Y contra el Hijo, porque Él no ha merecido nacer ni tan perfecto ni tan grande como perfecto y grande es Él que lo ha engendrado. Finalmente, estas dos realidades de que venimos hablando, a saber: la deidad y la bondad, no tienen razón de ser en tu opinión, porque Él ha dicho: Nadie es bueno sino el único Dios. Porque, ¿cómo es Dios si no ha podido engendrar un Hijo tan grande cuan grande es Él ni tan perfecto cual perfecto es Él? Y si no lo ha querido, ¿dónde está su bondad?
7. Pero insistes: "El Padre es la fuente de la bondad, porque lo que es bueno no lo ha recibido de nadie". ¿Es que por eso el Hijo es menos bueno, porque lo que es bueno lo ha recibido de tal Padre, el cual ha podido dar al Hijo al nacer tanta bondad cuanta tiene Él mismo porque es Dios, y se la ha dado porque el que es bueno no puede ser envidioso?
Porque si le ha dado a su único Hijo menos bondad de la que Él mismo tiene, es entonces menos bueno de lo que debió ser. Pensar eso es demencial. Por consiguiente, dio al Hijo tanta bondad cuanta tiene Él mismo. Y porque el Hijo lo es por naturaleza, y no por gracia, le ha dado la misma bondad al que nacía, y no al que la necesitaba. Es más, ni ha aumentado en sí este que lo ha recibido ni ha disminuido en sí aquel que lo ha dado, porque no es una inmutabilidad desde donde pueda cambiar ni es una plenitud donde pueda crecer. ¿Qué es entonces la misma bondad sino la vida vivificante? Por tanto, porque la fuente ha engendrado a la fuente, igual que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere Juan 5:21. Esto lo dijo el mismo Hijo, no yo. Por eso se dice con razón a Dios Padre: Porque en ti está la fuente de vida. Y ¿quién es esa fuente de vida en el Padre sino aquel de quien se dice: En el principio existía el Verbo, y el Verbo existía en Dios, y el Verbo era Dios. Él existía en el principio en Dios. De quien un poco después se dijo: Y la vida es la luz de los hombres Juan 1:1-2. Esta fuente es la fuente de la vida, y esta luz es la luz de la luz. Así, después de decir: En ti está la fuente de la vida, añadió a continuación: En tu luz veremos la luz Salmo 35:10, esto es: En tu Hijo veremos al Espíritu Santo, a quien también tú has reconocido que es iluminador en la primera parte de nuestro debate. Luego la fuente de la fuente es el Hijo del Padre, y los dos a la vez son la única fuente. Igual que es Dios de Dios, y los dos juntamente son un único Dios; y todo eso no sin el Espíritu de uno y otro.
Tomando de esta fuente de la bondad, de esta fuente de la vida, de esta luz inmutable, de esta plenitud indeficiente, es decir: del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, único y solo Señor Dios, todos los que creen verazmente, según la medida de su fe, se hacen buenos, son vivificados, son iluminados, son llenados en plenitud. A los cuales, yo no sé con qué increíble temeridad, y hasta diría que con tu permisión, has añadido el Hijo Unigénito. Estas son tus palabras: "Sea el Hijo, sean los que han sido hechos mediante el Hijo, todos han recibido de aquella única fuente de bondad, según la medida de su fe, el ser buenos". ¿Dónde queda lo que habías confesado antes: que Él era Hijo por naturaleza y no por gracia? Advierte que vas contra tu propia sentencia. Advierte que ya manifiestas el secreto pérfido de vuestra herejía, porque estáis proclamando que el Unigénito, verdadero Hijo de Dios y verdadero Dios, no es Hijo por naturaleza, sino por gracia. Porque, si también Él, según tus palabras, ha recibido en la medida de su fe el ser bueno, luego es Hijo por gracia, no por naturaleza, y en algún tiempo no ha sido bueno, y creyendo fue hecho bueno, porque para ser bueno, como tú dices, recibió según la medida de su fe, de aquella fuente de la bondad, que es el Padre.
Nosotros leemos ciertamente que Jesús iba creciendo en edad y sabiduría, y la gracia de Dios estaba con Él Lucas 2:52, pero según la forma del hombre que por nosotros tomó de nosotros, no según la forma de Dios, en la cual no ha juzgado ajeno a Él el ser igual a Dios. Aunque nosotros creemos que en la misma forma del hombre ha ido creciendo en edad y en sabiduría, sin embargo nosotros no leemos que Él haya merecido por la fe, desde no bueno, llegar a ser bueno.
Ahora la cuestión entre nosotros no gira en torno a la naturaleza del Hijo de Dios, en la cual, como nosotros afirmamos, vosotros negáis que es igual al Padre. Porque el Verdadero Hijo, el Hijo único, el Hijo, verdadero Dios de Dios verdadero, en nada ha degenerado del Padre. Tampoco vosotros habéis podido leer en parte alguna de las Escrituras Santas que el Padre sea incomparable al Hijo. Ni tú mismo has dicho de buena fe que el Padre es también inmenso, porque lo afirmas precisamente por eso, porque crees que el Hijo no es igualmente inmenso, sino limitado con una medida. ¡Guárdate contigo tu medida, con la cual mides a tu falso señor, y equivócate con ella sobre tu Señor verdadero!
XXIII.1. Y ¿qué es lo que quieres que añada: Si el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo es uno solo Dios, cuando la Escritura divina añade eso con voz clarísima al decir: Escucha, Israel: el Señor, tu Dios, es un solo Señor? Deuteronomio 6:4 Lo cual también vosotros escucharíais con certeza si quisierais ser Israel, no carnalmente como los judíos, sino espiritualmente como los cristianos. Quien no quiere escuchar fielmente lo que se dijo: Escucha, Israel: el Señor tu Dios, es un solo Señor, no le queda sino creer que aquel que lo dijo es un mentiroso. Como no es un mentiroso, su palabra es verdadera; si su palabra es verdadera, la cuestión está concluida. Ciertamente que la verdad os obliga a confesar que el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo son un solo Señor-Dios. Sin embargo, vosotros negáis que el Espíritu Santo es Dios, cuyo templo no es uno hecho por mano de hombre, sino nuestro cuerpo; cuyo templo no son maderas y piedras, sino los miembros de Cristo. Y ¿qué vais a decir del mismo Cristo a quien confesáis que es Dios y Señor? Respondedme si el Padre y el Hijo es un solo Señor Dios. Porque si no es uno solo, son dos; y si son dos, está mintiendo el que dice: Escucha, Israel: el Señor, tu Dios, es un solo Señor. Está mintiendo el que dice: Mirad que yo soy Dios, y no hay otro fuera de mí Deuteronomio 32:29. Pero como no os atrevéis a decir que Él es un mentiroso, ¿por qué dudáis en corregiros y en venir o en volver a la fe católica, la cual cree que el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo no son tres señores dioses, sino un solo Señor Dios, que escucha al que grita a su pueblo: Escucha, Israel: el Señor, tu Dios, es un solo Señor, y Mirad que yo soy el Señor, y que no hay otro fuera de mí? Si te llamo sordo y ciego, porque ni escuchas eso ni lo ves, sin duda que vas a pensar que te hago injuria. Advierte que yo no te digo que me expliques cómo entiendes: Escucha, Israel: el Señor, tu Dios, es un solo Señor, si ahí hay que entender a Cristo o no. Pues si me contestas que sí, confesarás conmigo que el Padre y el Hijo es un solo Señor Dios. Y si me respondes que ahí no hay que entender a Cristo, tendrás que afirmar contra la palabra de Dios que hay dos señores dioses, porque aún no niegas que Cristo es Señor Dios. Por lo mismo te pido cómo entiendes: Mirad que yo soy el Señor, y que no hay otro fuera de mí, ¿ahí está también Cristo o no? Si ahí está Cristo, ciertamente el Padre y el Hijo es un solo Señor; y si no está ahí Cristo y con todo es el Señor, está mintiendo el que dice: No hay otro fuera de mí. Porque el Hijo es otro Señor, si no es un solo Señor el Padre y el Hijo.
En efecto, aunque alabes tan excelentemente como quieras al Padre y pongas por debajo de Él al Hijo, haces eso para que no sean iguales y no para que no sean dos dioses. Grita lo que quieras, que el Padre es mayor y el Hijo menor. Te responderé: con todo, son dos, uno mayor y otro menor. No se dijo: "el Señor tu Dios, que es el mayor, es un solo Señor", sino que se dijo: El Señor tu Dios es un solo Señor. Tampoco se dijo: "No hay otro igual a mí", sino: No hay otro Señor fuera de mí. En consecuencia, confiesa que el Padre y el Hijo son un solo Señor Dios, o niega descaradamente que Cristo es Señor Dios, lo mismo que niegas descaradamente que el Espíritu Santo es Señor Dios. Si así lo hicieras, no te agobiaré con tantas palabras divinas, sino que aduciré otros testimonios divinos, con los cuales pueda convencerte de que aún eres más detestable por tamaño error.
Pero, en realidad, si niegas que el Espíritu Santo es Señor Dios, para que seas triturado por esas palabras divinas, basta con que confieses que Cristo es Señor Dios; porque si no es con el Padre un solo Señor Dios, nuestros dioses serán dos señores, y así serán falsas las palabras de Dios: El Señor tu Dios es un solo Señor, y No hay otro fuera de mí. Con todo, ¿cuánto mejor serán vuestras palabras corregidas que las palabras de Dios engañosas?
2. Tú me preguntas si "Es que yo te exhorto a que confieses al modo judío que hay un solo Dios; o más bien a que manifiestes, según lo que sostiene la fe cristiana sobre la sumisión del Hijo, que hay un solo Dios, cuyo Hijo es Dios nuestro".
Dices eso como si atribuyeses a los judíos las palabras Escucha, Israel: el Señor, tu Dios, es un solo Señor Deuteronomio 6:4, y Yo soy el Señor, y no hay otro fuera de mí Deuteronomio 32:29. Lo ha dicho el mismo Dios. Reconócelo y calla. O mejor explica cómo ha dicho la verdad aquel a quien ninguno de nosotros se atreve a llamar mentiroso. Te repito que expliques cómo es verdadero El Señor, tu Dios, es uno solo Señor. Si nuestros señores dioses son dos, como dices tú, el uno mayor y el otro menor, explica cómo es verdadero Yo soy el Señor, y no hay otro fuera de mí. Y te pido quién ha dicho eso, si es el Padre o es el Hijo. Si el Padre ha dicho: Yo soy el Señor, y no hay otro fuera de mí, no ha dicho la verdad, porque hay otro Señor, que es el Hijo. Si lo ha dicho el Hijo, tampoco Él ha dicho la verdad, porque hay otro Señor, que es el Padre. Pero si eso lo ha dicho la Trinidad, entonces sí que ha dicho la verdad, y demuestra que tú dices mentira.
Efectivamente, según la fe recta, la Trinidad, o sea, el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo, en cuyo nombre somos bautizados, es también nuestro único Señor Dios, y fuera de Él no hay otro. Cierto que es el mismo Dios de quien dice el Apóstol: No hay ningún otro Dios, sino uno solo 1 de Corintios 8:4. En realidad, si has aceptado que eso se ha dicho del Padre, Cristo no será para ti Dios, porque no puede contradecirse la Escritura cuando dice que No hay ningún otro Dios, sino uno solo. Sin decirte aquí nada del Espíritu Santo, que te he demostrado anteriormente que es Señor Dios y tú lo estás negando. Por tanto, si vosotros fueseis herejes macedonianos, que rechazan consentir en la fe católica solamente en lo que se refiere al Espíritu Santo, estaríais de acuerdo en que el Padre y el Hijo son ciertamente dos, el uno el Padre, el otro el Hijo; y en que son iguales y de una y la misma sustancia, y no obstante no son dos señores dioses, sino que los dos son a la vez un solo Señor Dios. Si vosotros al menos hubieseis llegado al error hasta este punto, ciertamente que no seríais apremiados por las palabras divinas.
Pues vosotros afirmáis que el Padre y el Hijo, que son un solo Señor Dios, ha dicho: No hay otro fuera de mí. Y ¡ojalá que no hubiese más que tratar con vosotros que admitieseis al Espíritu Santo, y que afirmaseis no que la dualidad, sino que la Trinidad es un solo Señor Dios! Pero ahora, cuando proclamáis al Padre Señor Dios y al Hijo Señor Dios, de tal modo que no confesáis que los dos a la vez son un solo Señor Dios, sino dos, el uno mayor y el otro menor, sois alcanzados plenamente por la espada de la verdad, que dice: Escucha, Israel: el Señor, tu Dios, es un solo Señor, el cual grita: Yo soy el Señor, y no hay otro fuera de mí. Tampoco Dios Padre hubiese permitido apartar a los israelitas del culto de muchos dioses falsos de tal modo que fuera a mentirles acerca de un solo Dios y Señor, y a decirles que no hay fuera el Él otro Señor, cuando sabía que su Hijo es Dios y Señor. ¡Imposible que la verdad y el Padre de la verdad engañase a su pueblo con una mentira! ¡Tamaña blasfemia horrenda y detestable es de los herejes, nunca de los católicos!
En una palabra: Dios dice la verdad cuando declara: Escucha, Israel: el Señor, tu Dios, es un solo Señor Deuteronomio 6:4. Porque el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo no son tres dioses, sino un solo Dios; ni son tres señores, sino un solo Señor. En una palabra, dice la Verdad: Yo soy el Señor, y no hay otro fuera de mí Deuteronomio 32:29, porque no dice eso solamente el Padre, sino que lo dice la misma Trinidad. Este es el único Señor, y no hay otro fuera de Él. Porque si el Padre dijese: Yo soy el Señor, y no hay otro fuera de mí, negaría en realidad que el Hijo Unigénito es Señor. Y ¿quién de nosotros se va a atrever a confesar que él es el Señor, contradiciéndolo el Padre, cuando dice: Yo soy el Señor, y no hay otro fuera de mí? Por tanto, según la fe recta, esa palabra no es del Padre, sino de la Trinidad, es decir, del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Que enmudezcan las lenguas de los que ignoran la verdad: esa Trinidad es un solo Dios. De este único Dios se dice: Escucha, Israel: el Señor Dios tuyo es un solo Dios. Este Dios único dice: Yo soy el Señor, y no hay otro fuera de mí. Es verdad que el Hijo está sometido al Padre según la forma de hombre. Sin embargo, no son dos dioses y dos señores según la forma de Dios, sino que los dos con el Espíritu Santo es un solo señor.
3. Los testimonios que has alegado del apóstol Pablo hablan contra ti, y no te das cuenta. Efectivamente, él dice: A todos vosotros la gracia y la paz de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo Romanos 1:17, 1 de Corintios 1:3, 2de Corintios 1:2, Galatas 1:3, Efesios 1:2. ¿Cómo Jesucristo es Señor, si dice el Padre: Yo soy el Señor, y no hay otro fuera de mí? Luego esta palabra es no del Padre solo, como he dicho, sino de la Trinidad. Alegas otro testimonio, y ése contra ti mismo, cuando dice el Apóstol, según tu lenguaje: "Uno es Dios Padre, de quien proceden todas las cosas, también nosotros en Él; y uno es el Señor Jesucristo, por quien existen todas las cosas, también nosotros en Él". Pero el Apóstol dice: también nosotros por Él; no dice: "en Él". Y ¿qué tiene que ver todo esto en nuestro caso? Deslices semejantes suelen ocurrirles a los que citan de memoria sin leer debidamente los textos. Mira si no atentamente lo que se refiere a esta cuestión.
Advierte que el Apóstol dijo: Para nosotros uno solo es Dios Padre, de quien proceden todas las cosas, también nosotros en Él, y uno solo es el Señor Jesucristo, por quien existen todas las cosas, también nosotros por Él. Ha distinguido perfectamente dos personas, una la del Padre, otra la del Hijo, sin confusión alguna y sin error alguno. Porque no son dos los dioses padres, sino un solo Dios Padre; no son dos los señores Jesucristos, sino un solo Señor Jesucristo. Realmente, en la Trinidad, que es Dios, uno solo es el Padre, no dos o tres; y uno solo es el Hijo, no dos o tres; y uno solo el Espíritu de ambos, no dos o tres. Y el mismo Padre único es ciertamente Dios; y el mismo Hijo único, hasta para vosotros que lo confesáis, es Dios; y el mismo Espíritu de ambos, a pesar de que vosotros lo negáis, es Dios. Del mismo modo, si me preguntas por el Señor, te responderé que lo es cada uno de ellos. Pero proclamo públicamente que todos a la vez no son tres señores dioses, sino un solo Señor Dios. Esa es nuestra fe, porque ésa es la fe recta, que se llama también fe católica. A ti, como contradices a esta fe, te pido que expongas cómo Jesucristo es también Señor, porque has afirmado que no es de la Trinidad, sino del Padre solo la frase Yo soy el Señor, y no hay otro fuera de mí. Sin duda que te echas a temblar. Sin duda que no encuentras qué responder, sólo que no quieras callarte a pesar de quedar confundido. En efecto, si solamente el Padre, y no la Trinidad, que es Dios, ha dicho: Yo soy el Señor, y no hay otro fuera de mí, no hay duda que ha negado que el Hijo es Señor: porque si el Hijo también es Señor, es falso que No hay otro Señor fuera de mí. Pues no se trata de un señor como son los hambres señores de los hombres siervos, a los que el Apóstol dice que son señores según la carne, sino que se trata del Señor a quien es debida esa servidumbre, que en griego se llama 8 " J k g \ " , según la cual se dijo: Adorarás al Señor tu Dios, y a Él solo servirás Deuteronomio 6 :13. Si no es la Trinidad este Señor, sino el Padre solo, se nos prohíbe ciertamente servir con tal culto a Cristo Señor, según hemos escuchado: A Él solo servirás. Si está dicho en este sentido, es igual que si dijera "A Dios Padre solo servirás". Por cierto que si es Él solo, y no la misma Trinidad, quien ha dicho: Yo soy el Señor, y no hay otro fuera de mí, ha negado que el Hijo es un Señor semejante, a quien le es debido el culto con el que únicamente se sirve a Dios en la religión verdadera. Efectivamente, no ha dicho "Yo soy el Señor mayor o mejor, y no hay otro tan grande o tan bueno fuera de mí", sino que, queriendo que se le sirva a Él solo con aquel culto que es debido al Señor Dios, dice: Yo soy el Señor, y no hay otro fuera de mí. Por tanto, si esa palabra, como proclama la fe católica, es de un solo Dios, que es la misma Trinidad, sin duda alguna que hay que servirlo a Él solo con ese culto que únicamente es debido al Señor Dios, porque Él es siempre el Señor, y no hay otro fuera de Él.
4. A continuación te pregunto cómo entiendes este pasaje: Un solo Dios Padre, de quien todo procede, también nosotros en Él; y un solo Señor Jesucristo, por quien todo fue hecho, también nosotros por Él 1 de Corintios 8:6. O ¿es que no son todas las cosas también del Hijo, puesto que Él mismo dice: Todo lo que hace el Padre, eso también hace igualmente el Hijo? Juan 5:19 Pues si distingues de modo que no son todas las cosas por medio del Padre, sino que proceden del Padre; ni que todas las cosas son del Hijo, sino por medio de Él, ¿quién de ellos te parece que es aquel de quien habla el mismo Apóstol? ¡Oh abismo de riquezas de sabiduría y ciencia de Dios! ¡Que insondables son sus juicios e irrastreables sus caminos! Porque ¿quién ha conocido el designio del Señor? O ¿quién ha sido su consejero? O ¿quien le ha dado primero a Él para que le devuelva? Porque de Él, y por Él, y en Él son todas las cosas. A Él la gloria por los siglos de los siglos. Amén Romanos 11:33-36. ¿Hay que entender al Padre o al Hijo? Porque primero ha nombrado a Dios al decir: ¡Oh abismo de riquezas de sabiduría y ciencia de Dios! Y después le ha llamado Señor, cuando dice: Porque ¿quién ha conocido el designio del Señor? Pero todo esto no entra en nuestra discusión, porque vosotros asignáis también los dos nombres tanto al Padre como al Hijo. En efecto, vosotros no decís Dios al Padre de modo que neguéis que el Hijo es Dios; ni llamáis Dios al Hijo de modo que neguéis que el Padre es Dios. Por más que en ese testimonio apostólico que has aducido, el Padre se llama Dios y el Hijo Señor, es decir: Un solo Dios, que es el Padre, de quien procede todo; y un solo Señor, que es Jesucristo, por quien todo fue hecho.
Fíjate bien en el pasaje: ¡Oh abismo de riquezas de la sabiduría y ciencia de Dios! Porque ya sea el Padre, ya sea el Hijo, de Él, y por Él, y en Él son todas las cosas. ¿Cómo todo procede del Padre, puesto que el Apóstol ha querido que se entienda a cualquiera de ellos en este pasaje: De Él, por Él y en Él son todas las cosas? Por tanto, ya se trate del Padre o del Hijo, es muy cierto que De Él, y por Él, y en Él son todas las cosas, y se demuestra sin duda alguna la igualdad del Padre y del Hijo.
En cambio, porque no ha nombrado al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, sino a Dios y al Señor, que también suele llamarse la misma Trinidad, si quiso referir cada una de esas expresiones a cada una de las personas, diciendo: de Él, el Padre; y por Él, por el Hijo; y en Él, por el Espíritu Santo, ¿por qué no queréis reconocer que esta Trinidad es un solo Señor Dios? Porque está claro que no dice: de ellos, y por ellos, y en ellos, sino: De Él, y por Él, y en Él son todas las cosas. Tampoco dice: a ellos la gloria, sino a Él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
5. Te engañas por completo cuando piensas que se dice del Padre solamente: Nadie es bueno sino el único Dios. En efecto, si hubiese dicho "Nadie es bueno sino solo el Padre", sin que hubiese querido dar a entender que era excluido el Hijo y el Espíritu Santo de esa bondad única, porque la locución que ya recordé antes: Nadie conoce las cosas que son de Dios sino el Espíritu de Dios 1 de Corintios 2:11, tampoco excluye de esa ciencia al Hijo de Dios. ¡Cuánto más evidente es para nosotros la amplitud de inteligencia por no haber dicho "Nadie es bueno sino solo el Padre", sino Nadie es bueno sino solo Dios Marcos 10:18, que es la misma Trinidad! En realidad, aquel a quien respondió eso Jesús buscaba no un bien cualquiera, sino el bien que le hiciera feliz; más aún, buscaba la misma felicidad verdadera, es decir, deseaba la vida eterna. Y había preguntado a Cristo como hombre, ignorando que Él era también Dios.
En efecto, había dicho: Maestro bueno, ¿qué haré para conseguir la vida eterna? Él le contesta: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino el único Dios Marcos 10:17-18. Igualmente cuando se lee en otro evangelista lo que es lo mismo: Nadie es bueno sino solo Dios Lucas 18:19. Como si dijese: Con razón me llamarías bueno si me reconocieses Dios. Ciertamente, cuando tú piensas que yo no soy otra cosa que hombre, ¿por qué me llamas bueno? A ti no te hace bueno ni feliz sino el bien inmutable que es solo Dios. Porque el ángel bueno, el hombre bueno, cualquier otra criatura buena: todo eso no es bueno, de tal modo que haga feliz a cualquiera que lo llegara a conseguir, ni hay vida feliz alguna que no sea la eterna. ¿Cómo, pues, no es un bien semejante el Hijo verdadero de Dios, y la vida eterna, a la que deseaba llegar aquel que le había preguntado?
6. Después, cuando yo he afirmado que Nadie es bueno sino el único Dios Marcos 10:18, Lucas 18:19, se ha dicho de la misma Trinidad que es el único y solo Dios; tú, en cambio, has afirmado que se ha dicho de solo Dios Padre, porque Él de ningún otro es Dios, de ningún otro es bueno. Pero el Hijo es Dios del Padre, y es grande y es bueno del Padre.
Atiende con diligencia quién de nosotros piensa rectamente de Dios Padre y de Dios Hijo: Si yo, que afirmo que el Padre es ciertamente Dios, y que no es Dios de otro dios; en cambio, el Hijo que es Dios, es Dios del Dios Padre; pero éste tiene tanta grandeza de aquél, cuanto aquél no la tiene de ninguno. Y el Padre bueno no es bueno de otro bueno; mientras que el Hijo es bueno del Padre bueno, pero la bondad que tiene del Padre es igual a la que aquél no tiene de ninguno. O acaso tú, que afirmas que sólo el Padre es Dios bueno, porque ni es Dios de otro dios, ni es bueno de otro bueno. El Hijo, en cambio, no debe ser igual al Padre por eso, porque es Dios de Él, y es bueno de Él.
En esa afirmación tuya blasfemas contra los dos, a saber: contra el Padre, porque no ha engendrado un Hijo tan grande cuan grande es Él, ni tan perfecto cual es Él. Y contra el Hijo, porque Él no ha merecido nacer ni tan perfecto ni tan grande como perfecto y grande es Él que lo ha engendrado. Finalmente, estas dos realidades de que venimos hablando, a saber: la deidad y la bondad, no tienen razón de ser en tu opinión, porque Él ha dicho: Nadie es bueno sino el único Dios. Porque, ¿cómo es Dios si no ha podido engendrar un Hijo tan grande cuan grande es Él ni tan perfecto cual perfecto es Él? Y si no lo ha querido, ¿dónde está su bondad?
7. Pero insistes: "El Padre es la fuente de la bondad, porque lo que es bueno no lo ha recibido de nadie". ¿Es que por eso el Hijo es menos bueno, porque lo que es bueno lo ha recibido de tal Padre, el cual ha podido dar al Hijo al nacer tanta bondad cuanta tiene Él mismo porque es Dios, y se la ha dado porque el que es bueno no puede ser envidioso?
Porque si le ha dado a su único Hijo menos bondad de la que Él mismo tiene, es entonces menos bueno de lo que debió ser. Pensar eso es demencial. Por consiguiente, dio al Hijo tanta bondad cuanta tiene Él mismo. Y porque el Hijo lo es por naturaleza, y no por gracia, le ha dado la misma bondad al que nacía, y no al que la necesitaba. Es más, ni ha aumentado en sí este que lo ha recibido ni ha disminuido en sí aquel que lo ha dado, porque no es una inmutabilidad desde donde pueda cambiar ni es una plenitud donde pueda crecer. ¿Qué es entonces la misma bondad sino la vida vivificante? Por tanto, porque la fuente ha engendrado a la fuente, igual que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere Juan 5:21. Esto lo dijo el mismo Hijo, no yo. Por eso se dice con razón a Dios Padre: Porque en ti está la fuente de vida. Y ¿quién es esa fuente de vida en el Padre sino aquel de quien se dice: En el principio existía el Verbo, y el Verbo existía en Dios, y el Verbo era Dios. Él existía en el principio en Dios. De quien un poco después se dijo: Y la vida es la luz de los hombres Juan 1:1-2. Esta fuente es la fuente de la vida, y esta luz es la luz de la luz. Así, después de decir: En ti está la fuente de la vida, añadió a continuación: En tu luz veremos la luz Salmo 35:10, esto es: En tu Hijo veremos al Espíritu Santo, a quien también tú has reconocido que es iluminador en la primera parte de nuestro debate. Luego la fuente de la fuente es el Hijo del Padre, y los dos a la vez son la única fuente. Igual que es Dios de Dios, y los dos juntamente son un único Dios; y todo eso no sin el Espíritu de uno y otro.
Tomando de esta fuente de la bondad, de esta fuente de la vida, de esta luz inmutable, de esta plenitud indeficiente, es decir: del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, único y solo Señor Dios, todos los que creen verazmente, según la medida de su fe, se hacen buenos, son vivificados, son iluminados, son llenados en plenitud. A los cuales, yo no sé con qué increíble temeridad, y hasta diría que con tu permisión, has añadido el Hijo Unigénito. Estas son tus palabras: "Sea el Hijo, sean los que han sido hechos mediante el Hijo, todos han recibido de aquella única fuente de bondad, según la medida de su fe, el ser buenos". ¿Dónde queda lo que habías confesado antes: que Él era Hijo por naturaleza y no por gracia? Advierte que vas contra tu propia sentencia. Advierte que ya manifiestas el secreto pérfido de vuestra herejía, porque estáis proclamando que el Unigénito, verdadero Hijo de Dios y verdadero Dios, no es Hijo por naturaleza, sino por gracia. Porque, si también Él, según tus palabras, ha recibido en la medida de su fe el ser bueno, luego es Hijo por gracia, no por naturaleza, y en algún tiempo no ha sido bueno, y creyendo fue hecho bueno, porque para ser bueno, como tú dices, recibió según la medida de su fe, de aquella fuente de la bondad, que es el Padre.
Nosotros leemos ciertamente que Jesús iba creciendo en edad y sabiduría, y la gracia de Dios estaba con Él Lucas 2:52, pero según la forma del hombre que por nosotros tomó de nosotros, no según la forma de Dios, en la cual no ha juzgado ajeno a Él el ser igual a Dios. Aunque nosotros creemos que en la misma forma del hombre ha ido creciendo en edad y en sabiduría, sin embargo nosotros no leemos que Él haya merecido por la fe, desde no bueno, llegar a ser bueno.
Ahora la cuestión entre nosotros no gira en torno a la naturaleza del Hijo de Dios, en la cual, como nosotros afirmamos, vosotros negáis que es igual al Padre. Porque el Verdadero Hijo, el Hijo único, el Hijo, verdadero Dios de Dios verdadero, en nada ha degenerado del Padre. Tampoco vosotros habéis podido leer en parte alguna de las Escrituras Santas que el Padre sea incomparable al Hijo. Ni tú mismo has dicho de buena fe que el Padre es también inmenso, porque lo afirmas precisamente por eso, porque crees que el Hijo no es igualmente inmenso, sino limitado con una medida. ¡Guárdate contigo tu medida, con la cual mides a tu falso señor, y equivócate con ella sobre tu Señor verdadero!