Re: engendra el hombre al hombre...pero llaman a Dios degenerado e impotente
San Agustin
Que ellos sean uno
XXII.1. Te confieso que he dicho lo que tú recuerdas, y te digo ahora que nuestro Salvador no dijo que ellos y nosotros sean uno, sino Que ellos sean uno. Sobre esas palabras evangélicas te recuerdo que ya he contestado suficientemente cuando te demostraba que no habías podido refutar lo que te dije. Porque te he preguntado que dijeras dónde has leído eso de que son uno se refería a una sola y la misma sustancia, y no has dado la cara. ¿En qué te ayuda lo que afirmas como dicho de Pablo y de Apolo: Tanto el que planta como el que riega son uno 1Co 3:8, cuando tú no demuestras que ellos fueron de sustancia diversa? Ciertamente que los dos eran hombres. Y si no se amaran mutuamente, serían uno por la naturaleza, no lo serían por el amor; pero si no fuesen uno por la naturaleza no se podría decir que eran uno por el amor. Luego el Hijo pide que sean de tal manera uno como Él mismo y el Padre son uno, es decir, no solamente por la naturaleza, lo cual ya eran, sino también por la perfección de la caridad y de la justicia, según la capacidad de su naturaleza, cuanto hayan podido estar en el reino de Dios, para que también ellos sean uno en el más alto grado en su naturaleza, del mismo modo que el Padre y el Hijo son uno en el más alto grado, aunque en su naturaleza más excelente e incomparablemente mejor. Dijo el Hijo al Padre: Padre Santo, guarda en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno como lo somos también nosotros - Juan 17:11. No dijo: "Para que sean uno con nosotros" o "Para que seamos uno ellos y nosotros". Del mismo modo, un poco después: No ruego sólo por éstos, sino también por los que han de creer en mí por medio de su palabra, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti; para que también ellos sean uno en nosotros - Juan 20:21. Tampoco dijo aquí: "Para que ellos y nosotros seamos uno", sino: Para que sean uno en nosotros. Porque los hombres, que por naturaleza son uno, no pueden ser uno en el más alto grado y perfección según su capacidad con plenitud de justicia si no son perfeccionados en Dios, para que sean uno en el Padre y en el Hijo, es decir, uno en ellos, no uno con ellos.
Sigue aún y añade: Para que el mundo crea que tú me has enviado, y yo les dé a ellos la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí, para que sean consumados en la unidad - Juan 21:23. Tampoco dijo aquí: "Para que sean uno con nosotros" o "Para que ellos y nosotros seamos uno". Cuando añadió después: Para que el mundo conozca que tú me has enviado, y los has amado como también tú me has amado a mí, y siguió: Padre, quiero que donde yo estoy también ellos estén conmigo - Juan 23:24. Dice: Donde yo estoy, estén conmigo; no dice: "Para que sean uno conmigo". Luego quiso eso: que estuviesen con Él, no que ellos y Él fuesen uno.
¿Qué es lo que quisiste decir: "Hizo mención del amor y no de la sustancia?" Aunque tú no has traído esas palabras del Señor en el mismo pasaje en que Él las puso. Pero ¿qué nos importa eso? Puesto que no dijo o quiso que ellos y Él, o ellos y el Padre, sean uno, sino que quiso que sean uno los mismos que conocía que son de una sola sustancia. Así como también nosotros, dijo, somos uno - Juan 17:22: a quienes siempre conocía que son de una sola sustancia.
2. Si tú quieres decir algo, demuestra que, según la Escritura santa, se dice de algunas cosas que son uno cuya sustancia es diversa. Porque Cristo no dijo eso que tú te has atrevido a decir, esto es: "que los apóstoles son uno con el Padre y el Hijo, porque al mirar en todo a la voluntad de Dios Padre, también ellos son hallados en la imitación del Hijo sometido al uno, Dios Padre". Al decir eso has hecho que Dios y los hombres santos sean uno. ¿Es que puede decir alguno de los santos: Yo y Dios somos uno? ¡Fuera eso de los corazones y oídos santos! Y creo que hasta vosotros, al oírlo de quien sea, os horrorizáis, y no toleráis a cualquier hombre, sea la que sea su autoridad, que diga: "Yo y Dios somos uno". Antes bien será tenido por arrogante si alguno dice eso de sí mismo. ¿Cómo es entonces que alguno de vosotros, sin atreverse a decir "Yo y Dios somos uno", sí que se atreve a afirmar que Pablo y Dios son uno, como decimos sin dudar que Pablo y Apolo son uno; que Dios-Padre y Dios-Hijo son uno?
Por otra parte, si no os atrevéis a decir: "Cualquier hombre santo, cualquier profeta, cualquier apóstol y Dios son uno", ¿quién te obligaba, quién te empujaba, quién te precipitaba a decir que "los apóstoles son uno con el Padre y el Hijo?" Son una cosa, dices, "el Padre y el Hijo; con todo no son uno solo", y a continuación añades: "Lo uno pertenece a la concordia; el uno al número singular". Y querías decir que "Son uno" pertenece a la concordia; "Es uno" pertenece al número singular. Pero lo verdadero es que "Son uno", por eso que has añadido "Son", indica un número plural en conexión con alguna singularidad. Y "Es uno" indica clarísimamente el número singular. Pero ¿es que acaso el Apóstol decía: el que se adhiriese al Señor son uno? ¿Qué otra cosa decía, si es que decía eso, sino que el hombre santo y Dios son uno? Pero lejos de vosotros, lejos de esa sabiduría semejante sentencia, y con todo dijo: El que se adhiere al Señor es un espíritu -1Co 6:17, para que conozcas por eso que dice "Son uno" las cosas de una y de la misma sustancia. Así como se dijo a algunos hombres: Todos vosotros sois uno en Cristo Jesús - Ga 3:28, y así como el mismo Cristo dice Yo y el Padre somos uno - Juan 10:30. Cuando se dice uno, ¿qué significa el uno? También puede decirse de diversas sustancias, como se dijo: El que se adhiere al Señor es un espíritu; y de las cosas de una misma sustancia, así como se dijo: Era entre ellos una sola alma y un solo corazón - Hch 4:32. Dijo "Era", no dijo "Eran", porque dijo a la vez qué cosa era, a saber: alma y corazón. Lo mismo del Padre y del Hijo también decimos "Son uno", porque son dos de una sola sustancia. Y "Es uno", pero añadimos qué es ese uno, a saber: un solo Dios, un solo Señor, un solo Omnipotente, y algo semejante. Creo que te he marcado bien la diferencia de esas dos expresiones. Examina, por tanto, las Escrituras canónicas antiguas y nuevas y, si puedes, encuentra dónde se dice de algunas cosas de diversa naturaleza y sustancia que son uno.
3. En verdad que yo no quiero que te equivoques cuando en la carta del apóstol Juan dice: Tres son los testigos: el Espíritu, el agua y la sangre; y los tres son uno 1Juan 5:8. No vayas a replicarme que el espíritu y el agua y la sangre son sustancias diversas, y que con todo se ha dicho que los tres son uno. Por esa razón te he advertido que no te engañes. Porque esas cosas son sacramentos, en los cuales siempre hay que atender no a lo que son, sino a lo que significan. Porque son signo de las cosas, y una cosa es lo que son y otra lo que significan. Pero si se entiende lo que con ellas se significa, se descubre que son de una misma sustancia, como cuando decimos: la piedra y el agua son una sola cosa, queriendo significar por la piedra a Cristo, por el agua al Espíritu Santo, y ¿quién duda de que la piedra y el agua son naturalezas diversas? Pero, porque Cristo y el Espíritu Santo son de una y de la misma naturaleza, por eso cuando se dice piedra y agua son una sola cosa. Y porque estas dos cosas son de naturaleza diversa, puede entenderse también que son signos de otras cosas cuya naturaleza es una. Así sabemos que tres cosas salieron del cuerpo de Cristo cuando colgaba en el madero: en primer lugar, el espíritu, por lo cual está escrito: e inclinada la cabeza, entregó el espíritu -Juan 19:30; en segundo lugar, cuando su costado fue perforado por la lanza, salió sangre y agua. Estas tres cosas, si se miran por separado, tienen cada una sustancias diversas; y por eso no son una sola cosa. Pero, si queremos indagar lo que por ellas se significa, no es absurdo que representen a la misma Trinidad, que es el único, solo, verdadero y sumo Dios, Padre e Hijo y Espíritu Santo, de quienes puede decirse con toda verdad: Tres son los testigos, y los tres son una sola cosa - 1Juan 5:8. Para que con el nombre del Espíritu entendamos significado a Dios Padre: realmente el Señor hablaba de que Él solo debe ser adorado, cuando dice Dios es Espíritu - Juan 4:24. Con el nombre de sangre entendamos significado al Hijo, porque el Verbo se hizo carne - Juan 1:14. Y con el nombre de agua entendamos significado al Espíritu Santo. Porque cuando Jesús hablaba del agua que había de dar a los sedientos, dice el evangelista que: Eso lo dijo del Espíritu que iban a recibir los que creyesen en Él - Juan 7:39.
En cuanto a los testigos son el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo, ¿quién cree al Evangelio y va a dudar, habiendo dicho el Hijo: Yo soy el que doy testimonio de mí, y también el Padre, que me ha enviado, da testimonio de mí? - Juan 8:18 En donde, aunque no se recuerda al Espíritu Santo, sin embargo, no se le entiende separado. También habló de Él en otro lugar y lo manifestó bien claramente, porque cuando lo prometía, dice: Él dará testimonio de mí - Juan 15:16 . Esos son los tres testigos, y los tres son una sola cosa - 1Juan 5:8, porque son de una sola sustancia.
En cuanto a los signos con que están significados, salieron del cuerpo del Señor y figuraron a la Iglesia que predica una sola y la misma naturaleza de la Trinidad, porque esos tres, significados de tres modos, son una sola cosa, y la Iglesia que los predica es el cuerpo de Cristo. Si, pues, las tres cosas con que son significados salieron del cuerpo del Señor, del mismo modo salió del cuerpo del Señor el que sean bautizados los pueblos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo - Mt 28:19. En el nombre, y no en los nombres, porque esos tres son una sola cosa, los tres son un solo Dios. Y si la profundidad de tan gran sacramento puede exponerse y entenderse de algún otro modo, como se lee en la carta de Juan, no hay razón para rechazarlo según la fe católica, la cual ni confunde ni separa a la Trinidad, ni rechaza las tres personas, ni cree que son sustancias diversas. Porque lo que está puesto oscuramente en las Escrituras santas para ejercitar las mentes de los fieles hay que agradecerlo cuando se explica de muchas formas, con tal de que no sea neciamente.