EL ETERNO PROPOSITO DE DIOS

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5 Septiembre 2001
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EL ETERNO PROPOSITO DE DIOS
“La gloria de Dios” (Ro. 3:23). “...a la libertad de la .doria de los hitos de Dios” (Ro. 8:21, V.H.A.).
Hemos hablado de la necesidad de revelación, de la fe y de la consagración, si hemos de conocer la vida cristiana normal; pero a menos que veamos el objetivo que Dios tiene en vista nunca comprenderemos por qué estos tres pasos son necesarios para llevamos a la plenitud que Dios nos ha preparado. Por consiguiente contemplemos e1 gran objetivo divino. ¿Cuál es el propósito de Dios en la creación, y cuál es su propósito en la redención?
En Romanos 3:23 leemos “Todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”. El propósito de Dios fue “la gloria”, pero el pecado desbarató su propósito haciendo que el hombre no alcanzara su gloria. Cuando pensamos en la cuestión del pecado, instintivamente pensamos en el juicio que trae aparejado, invariablemente asociamos el pecado con la condenación e infierno. El pensamiento del hombre es siempre del castigo que le vendrá si peca. Pero el pensamiento de Dios es siempre de la gloria que perderá si peca. El resultado de pecado es que perdemos la gloria de Dios: el resultado de la redención es que somos habilitados para la gloria. El propósito de Dios en la redención es gloria, gloria, gloria. Esta consideración nos lleva a la segunda parte de Romanos 8 donde el tema se desarrolla.

“EL PRIMOGÉNITO ENTRE MUCHOS HERMANOS”
“Somos hijos de Dios, y si hijos, también herederos de Dios y coherederos de Cristo, si es que padecemos juntamente con El, para que juntamente con El seamos glorificados. Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente, no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse... Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó” (Ro. 8:16,18,29,30).
¿Cuál era el objeto de Dios? ¿Que su Hijo sea “el primogénito entre muchos hermanos” y que todos fuesen hechos conformes a su imagen. ¿Cómo realizó Dios su propósito? “A los que justificó, a éstos también glorificó”. El propósito de Dios, entonces, en la creación y redención, era de hacer su Hijo “el primogénito entre muchos hermanos”. Eso, tal vez, significaría muy poco para muchos cristianos, pero estudiémoslo más cuidadosamente.
En Juan 1:14 vemos que el Señor Jesús era el Unigénito Hijo de Dios: “y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del Unigénito del Padre) lleno de gracia y de verdad”. Que Él fuera el Unigénito de Dios implica que Dios no tuvo otro Hijo aparte de éste. Estaba con el Padre desde toda la eternidad. Pero Dios no estaba satisfecho que Cristo ¡quedara como el Hijo Unigénito; quería también hacerle el Primogénito. ¿Cómo podría el Unigénito venir a ser Primogénito? La contestación es sencilla: por tener más hijos el Padre. Si uno tiene un solo hijo, entonces es el unigénito; pero si en lo sucesivo tiene otros, entonces el primero viene a ser el primogénito.
El propósito divino en la creación y redención era que Dios tuviera muchos hijos. El ansiaba tenerlos y no podía estar satisfecho sin nosotros. Una vez visité a un hermano de 93 años y cuando me acerqué a él, tomó mi mano en la suya y en forma queda y reflexiva me dijo: “Hermano, ¿sabe que yo no puedo estar sin El? ¿y sabe que El no puede estar sin mí?” Aunque estuve con él más de una hora, su edad avanzada y su debilidad física hizo imposible una conversación extensa. Pero lo que de esa entrevista permanece en mi memoria es su frecuente repetición de esas dos preguntas: “Hermano, ¿sabe que no puedo estar sin Él? Y ¿sabe que Él no puede estar sin mí?”
Al leer la historia del hijo pródigo, la gente en general es impresionada por todas las penas que experimentó éste: están ocupados en pensar qué mal rato pasó. Pero ése no es el punto importante de la parábola. “Este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado” (Lc. 15:24): ahí está el corazón del relato, no es cuestión de lo que sufrió el hijo, sino lo que perdió el padre. Él es el sufriente, Él es quien pierde. Una oveja se pierde; ¿quién sufre la pérdida? El pastor. Se pierde una moneda; ¿quién pierde? La mujer. Un hijo se pierde, ¿quién pierde? El padre. He aquí la enseñanza de Lucas, capítulo 15.
El Señor Jesús era el Unigénito Hijo pero el Padre le envió a fin de que el Unigénito también sea el Primogénito, que el Hijo Amado tenga muchos hermanos. He aquí la historia de la Encarnación y de la Cruz; el propósito de Dios cumplido, a saber, en “llevar muchos hijos a la gloria” (He. 2:10). En Romanos 8:29 leemos “muchos hermanos”; en Hebreos 2:10 leemos “muchos hijos”. Desde el punto de vista de Dios, Jesús, es “hermanos”; desde el punto de vista de Dios, el Padre, es “hijos”. Pero no termina allí: Dios no desea que sus hijos vivan en un galpón, un garaje o un campo. Él desea que estén en su casa, que participen de su gloria. Esa es la explicación de Romanos 8:30: “A los que justificó, a éstos también glorificó”. Dios deseaba .tener hijos y deseaba tener hijos en gloria. Deseaba poblar el cielo entero con hijos. Ese es su propósito en la redención.
EL GRANO DE TRIGO
Pero ¿cómo podía el Unigénito Hijo de Dios venir a ser el Primogénito? El método se explica en Juan 12:24: “De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y mucre, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto”. ¿Quién era ese grano? Era el Señor Jesús. En el universo entero Dios tenía un solo grano de trigo; Él no tenía un segundo grano. Dios puso aquel Único grano de trigo en el suelo y murió, pero de ese único grano han brotado muchos.
En cuanto a su divinidad, el Señor Jesús siempre es el “Unigénito Hijo de Dios”; pero en otro sentido, desde” la resurrección a toda la eternidad, es también el Primogénito y su vida es hallada en muchos hermanos, porque somos hechos, “participantes de la naturaleza divina” (2 Pe. 1:4) aunque no, nótalo bien, como de nosotros mismos sino solamente en dependencia en Dios y en virtud de estar 'en Cristo'. Era por medio de la encarnación y la Cruz que el Unigénito vino a ser también el Primogénito. Así el corazón paterno de Dios fue satisfecho, pues se ha asegurado muchos hijos.
Los capítulos 1 y 20 del Evangelio según Juan son muy preciosos. En el comienzo de su Evangelio nos relata que Jesús era el “Unigénito del Padre”, y al fin nos relata cómo, después que el Señor murió y resucitó, El dijo: “Subo a mi Padre y a vuestro Padre” (]n. 20:17). Hasta ahí en este Evangelio, el Señor había hablado de “mi Padre”, pero ahora que ha muerto y resucitado, dice: “Mi Padre y vuestro Padre”. ¿Por qué? Porque por su muerte y resurrección muchos hermanos han sido traídos dentro de la familia de Dios, y así en el mismo versículo utiliza este mismo nombre para ellos: “Mis hermanos”. Así también leemos en Hebreos 2:11: “No se avergüenza de llamarlos hermanos”.

LA ELECCION QUE TUVO QUE HACER ADÁN
Dios plantó un gran número de árboles en el huerto de Edén, pero “en medio del huerto”, esto es, en un lugar de especial prominencia, plantó dos árboles, el árbol de vida y el árbol de ciencia del bien y del mal. Adán fue creado inocente; no tenía conocimiento del bien y del mal. ¡Piensa en un hombre que no tiene sentido de lo recto y lo malo! ¿No se diría que ese hombre no estaba bien desarrollado? Bueno, eso es exactamente lo que era Adán. Dios puso dos árboles en el huerto para que Adán ejerciese una elección independiente: podía elegir el árbol de vida, o podía elegir el árbol de ciencia del bien y del mal.
El conocimiento del bien y del mal no es malo. Estos dos árboles tipifican dos principios profundos. Representan dos planos de vida, el divino y el humano. El “árbol de vida” es Dios mismo, porque Dios es vida. Él es la más alta forma de existencia, y Él es también la fuente y la meta de la vida. Y la fruta “¿qué es? Es el Señor Jesús. Si Adán tomara del árbol de vida, participaría de la vida de Dios v así venir a ser un hijo de Dios en el sentido de tener en é1 una vida derivada de Dios. Con eso se tendría vida de Dios en unión con el hombre: una raza de hombres con la vida de Dios en ellos y viviendo en constante dependencia de Dios para aquella existencia. Si, por el contrario, Adán tomara del fruto del árbol de ciencia del bien y del mal, entonces desarrollaría su propia humanidad en maneras naturales aparte de Dios, alcanzando una cima de realización como un ser suficiente en sí; tendría el poder en sí mismo de formar juicios independientes, pero no tendría vida de Dios.
Así que ésta fue la elección que tenía que hacer: o por la obediencia ser un hijo de Dios, dependiendo de Dios para su vida, o por querer ser algo en sí mismo venir a ser un hombre egocéntrico, jugando y actuando aparte de Dios. La historia de la humanidad es el resultado de la elección que hizo.
Tomado de “La iglesia cristiana normal” de W. Nee
Jesus es el Señor!
La iglesia en Armenia
 
Re: EL ETERNO PROPOSITO DE DIOS

El propósito eterno es:

TENER UNA FAMILIA DE MUCHS HIJOS SEMEJANTES A JESÚS

De esta manera Dios es glorificado.