“Y oí la voz del cielo, que decía: salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas”
Apocalipsis 18:4
Hoy estaba leyendo la Biblia y cuando vi éste versículo se me vino a la mente publicar un mensaje en este foro para todas aquellas personas que se consideran cristianas (católico, testigo de Jehová, evangélico, pentecostal, bautista, etc) para hacerles (y hacerme a mí misma, dicho sea de paso) un llamado porque éste versículo es un llamado de Dios a SU PUEBLO para que salga de Babilonia, la gran ramera, que tipifica el imperio mundial de religión falsa y la doctrina corrupta que mucha gente sincera predica, gente sincera, pero equivocada.
¿Qué doctrina estamos viviendo? ¿Estamos haciendo lo que dice la Biblia que debemos hacer? ¿O lo que la gente que cree saber mucho de religión dice que hagamos?
Porque hay muchas religiones en el mundo, y solo hay un camino al Padre: Jesús, el Jesús Bíblico y no el niñito que adorna los pesebres en navidad ni el que sacamos a procesión en Semana Santa.
Digo esto porque es urgente renovar continuamente nuestro pacto con Dios para recordarnos a nosotros mismos que nuestro pacto es con un DIOS SANTO y al mismo tiempo AMOROSO.
Da miedo la forma en la que se vive en algunas iglesias, tristemente, miles de cristianos se encuentran en uno de los dos polos: el legalismo o el liberalismo, y están allí porque la doctrina que han aprendido no es bíblica.
Es fácil que te den un folleto religioso que apoya sus doctrinas en ciertos versículos bíblicos como lo hacen los testigos de Jehová, pero hasta ahora no he hallado un solo testigo de Jehová que me sepa decir por qué condenan que pongan sangre y no condenan el consumo de cerveza, ni el juego de cartas, ni el uso de bikinis, ni el baile ni multitud de prácticas MUNDANAS que están peleadas con la visión universal de un Dios Inmaculado y Santo.
¿Estamos siguiendo la voluntad de Dios o siguiendo una doctrina?
Recuerdo cuando me ponía ropa muy ceñida y un día sentí mi mente vibrar con una pregunta “Bárbara, ¿realmente crees que a Dios le agrada la manera en que te vistes?”
“Bueno, creo que si esta ropa me hace sentir bien no hay problema porque Dios quiere que me sienta bien” respondí yo.
Lo que estaba diciendo era “bueno, en realidad no me interesa si a Dios le gusta, lo que importa es que a mí me gusta”
Con esa actitud no se llega lejos en la relación con Dios, porque todos los novios del planeta procuran ponerse guapos para gustarle más a sus chicas y nosotros los cristianos tenemos en Jesús a un novio magnífico a quien vale la pena agradar.
Conservemos siempre la actitud de Samuel, que con corazón humilde dijo “Habla Jehová, que tu siervo escucha”.
Solo así llegaremos a ser aquello que hemos sido llamados a ser: “irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación torcida y perversa, en la cual vosotros resplandecéis como luminares en el mundo,” (Filipenses 2:15)
Apocalipsis 18:4
Hoy estaba leyendo la Biblia y cuando vi éste versículo se me vino a la mente publicar un mensaje en este foro para todas aquellas personas que se consideran cristianas (católico, testigo de Jehová, evangélico, pentecostal, bautista, etc) para hacerles (y hacerme a mí misma, dicho sea de paso) un llamado porque éste versículo es un llamado de Dios a SU PUEBLO para que salga de Babilonia, la gran ramera, que tipifica el imperio mundial de religión falsa y la doctrina corrupta que mucha gente sincera predica, gente sincera, pero equivocada.
¿Qué doctrina estamos viviendo? ¿Estamos haciendo lo que dice la Biblia que debemos hacer? ¿O lo que la gente que cree saber mucho de religión dice que hagamos?
Porque hay muchas religiones en el mundo, y solo hay un camino al Padre: Jesús, el Jesús Bíblico y no el niñito que adorna los pesebres en navidad ni el que sacamos a procesión en Semana Santa.
Digo esto porque es urgente renovar continuamente nuestro pacto con Dios para recordarnos a nosotros mismos que nuestro pacto es con un DIOS SANTO y al mismo tiempo AMOROSO.
Da miedo la forma en la que se vive en algunas iglesias, tristemente, miles de cristianos se encuentran en uno de los dos polos: el legalismo o el liberalismo, y están allí porque la doctrina que han aprendido no es bíblica.
Es fácil que te den un folleto religioso que apoya sus doctrinas en ciertos versículos bíblicos como lo hacen los testigos de Jehová, pero hasta ahora no he hallado un solo testigo de Jehová que me sepa decir por qué condenan que pongan sangre y no condenan el consumo de cerveza, ni el juego de cartas, ni el uso de bikinis, ni el baile ni multitud de prácticas MUNDANAS que están peleadas con la visión universal de un Dios Inmaculado y Santo.
¿Estamos siguiendo la voluntad de Dios o siguiendo una doctrina?
Recuerdo cuando me ponía ropa muy ceñida y un día sentí mi mente vibrar con una pregunta “Bárbara, ¿realmente crees que a Dios le agrada la manera en que te vistes?”
“Bueno, creo que si esta ropa me hace sentir bien no hay problema porque Dios quiere que me sienta bien” respondí yo.
Lo que estaba diciendo era “bueno, en realidad no me interesa si a Dios le gusta, lo que importa es que a mí me gusta”
Con esa actitud no se llega lejos en la relación con Dios, porque todos los novios del planeta procuran ponerse guapos para gustarle más a sus chicas y nosotros los cristianos tenemos en Jesús a un novio magnífico a quien vale la pena agradar.
Conservemos siempre la actitud de Samuel, que con corazón humilde dijo “Habla Jehová, que tu siervo escucha”.
Solo así llegaremos a ser aquello que hemos sido llamados a ser: “irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación torcida y perversa, en la cual vosotros resplandecéis como luminares en el mundo,” (Filipenses 2:15)