El (falso) testimonio de los adventistas sobre la falsa visión astronómica

20 Marzo 2009
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Cuenta la leyenda adventista que en el año 1846 una tal Elena G. de White tuvo una "visión astronómica" en la que ella, ayudada por certeros movimientos de sus brazos y del resto de su cuerpo, atravesaba intrépidamente el espacio sideral para facilitar su aproximación a ciertos astros celestes, cuyos habitantes, altos y majestuosos, dijo haber observado. En uno de esos astros conoció de primerísima mano nada más y nada menos que a Enoc, que hacía turismo en el planeta en cuestión.

En el momento de esa "visión astronómica" tan turística, había varias personas presentes, que luego la relataron. Lo más llamativo es que la tal Elena G. de White fue capaz de contar las lunas que orbitaban en torno a un par de planetas. No se nos informa si eso lo hizo mientras charlaba amigablemente con Enoc y con los oriundos de esos planetas, sencillamente, mirando al cielo, o si su recuento de las lunas lo hizo desde el espacio, mientras "volaba" hábilmente gracias al vigoroso aleteo de sus brazos. El caso es que su cómputo de las lunas de esos planetas turísticos convenció a uno de los presentes, un tal José Bates, aficionado a la astronomía (como otros lo son a los escarabajos), acerca de lo "genuino" del "don" de la visionaria voladora. "Casualmente", las lunas que la tal Elena G. de White dijo que tenían esos planetas "turísticos" coincidía con las lunas por entonces conocidas de Júpiter y Saturno, y esa fue la razón por la que el tal Bates aceptó la "visión" astronómico-turística de la tal White.

Ahora los "fieles" adventistas se quejan amargamente de que se use el mismo tipo de razonamiento que usó Bates para rechazar el "don" de la tal White. Después de todo, si el número "casualmente" coincidente con las de Júpiter y Saturno de las lunas de los planetas turísticos sirvió para que el tal Bates aceptase el "don" de la tal White, seguramente el número discrepante de tales lunas con las muchísimas más que ahora se sabe que tienen Júpiter y Saturno servirá también para rechazar el "don" de aquella visionaria voladora. Pero los "fieles" adventistas nos vienen ahora con el cuentecito de que Elena G. de White nunca nombró los planetas turísticos en cuestión, y que la identificación con Júpiter y Saturno es "un error" malintencionado de "los detractores". Bien, veamos, si es que es un error, de quién fue el error.

En el año 1905 un individuo llamado John Norton Loughborough, adventista del séptimo día, publicó una obra propagandística titulada The Great Second Advent Movement (El gran movimiento [sic] de la segunda venida). Esta fechoría se perpetró en la editorial adventista del séptimo día llamada Review and Herald. El libro fue republicado en 1992 por la misma editorial. Según confesión explícita, la obra original se produjo en respuesta a la petición expresa de la tal Elena G. de White, que estaba muy interesada en que se contaran las "historias" de los "pioneros":
"When the plates of the book burned in the Review fire, he revised and updated his eyewitness account, and renamed it The Great Second Advent Movement, printing it in 1905, just when Ellen White was calling for the pioneers' stories to be told" (información tomada de la página adventista http://www.aplib.org/Book.htm).

Pues bien, en este libro escrito por un autor adventista, publicado por una editorial adventista, siguiendo el expreso deseo de la tal Elena G. de White, se contiene el siguiente interesantísimo párrafo, obra de una creyente en el "don" de la visionaria voladora, testigo presencial de aquella visión astronómico-turística. La testigo se llamaba "Sra. Truesdail":
"Sister White was in very feeble health, and while prayers were offered in her behalf, the Spirit of God rested upon us. We soon noticed that she was insensible to earthly things. This was her first view of the planetary world. After counting aloud the moons of Jupiter, and soon after those of Saturn, she gave a beautiful description of the rings of the latter. She then said, 'The inhabitants are a tall, majestic people, so unlike the inhabitants of earth. Sin has never entered here" (The Great Second Advent Movement, páginas 260-261).

La traducción es la siguiente: "La Hermana White estaba muy débil de salud, y, mientras se elevaban oraciones en su favor, el Espíritu de Dios descansó sobre nosotros. Pronto notamos que ella era insensible a las cosas terrenales. Esta fue su primera visión del mundo planetario. Tras contar las lunas de Júpiter, y poco después las de Saturno, dio una bella descripción de los anillos de este. Luego dijo: 'Los habitantes son personas altas y majestuosas, muy distintas de los habitantes de la Tierra. El pecado nunca ha entrado aquí'".

¡Qué interesante testimonio el de los adventistas, con sus visionarios adventistas, sus testigos presenciales adventistas, sus autores adventistas y sus editoriales adventistas!

Pero resulta que no solo tenemos el testimonio de la adventista "Sra. Truesdail" recogido por el adventista John Norton Loughborough, publicado en la editorial adventista Review and Herald en respuesta al deseo de la adventista Elena G. de White, sino que tenemos también el testimonio del amado esposo de esta última, un tal Jaime White (o James, en inglés), también adventista, también testigo presencial de los viajecitos interplanetarios de la tal White, y "pastor" adventista por más señas. En un opúsculo editado por él y pagado, entre otras cosas, con los bienes de él y de su visionaria esposa, escribió lo siguiente:
"At our conference in Topsham, Maine, last Nov., Ellen had a vision of the handy works of God. She was guided to the planets Jupiter, Saturn, and I think one more. After she came out of vision, she could give a clear description of their Moons, etc. It is well known, that she knew nothing of astronomy, and could not answer one question in relation to the planets, before she had this vision" (A Word to the Little Flock", página 22).

Traducción: "En nuestro congreso de Topsham, Maine, el pasado noviembre, Elena tuvo una visión de las obras de Dios. Fue guiada a los planetas Júpiter, Saturno y creo que a uno más. Después de salir de la visión, pudo dar una clara descripción de sus lunas, etc. Es perfectamente conocido que ella no sabía nada de astronomía, y no podía contestar ni una pregunta en relación a los planetas antes de que tuviera esta visión".

También es enormemente instructivo que, según el esposo “pastor” de la tal White, esta pudiera dar “una clara descripción” de las lunas. Así, parece que esa “descripción” tan “clara” no se distinguía por su inconcreción o por su indefinición. No señor. Era una descripción “clara”, de modo que, en lo sucesivo, después de tal viajecito astronómico-turístico, la tal White ya no tendría que quedarse callada por no saber nada de astronomía sin contestar ni una pregunta “en relación a los planetas”. Tras su vuelo por los espacios más allá de nuestra atmósfera, la tal White ya tenía nociones “en relación a LOS PLANETAS”, pues era capaz de dar una “clara descripción” de las lunas de LOS PLANETAS.

Muy bien. Parece que a adventistas del relieve de Jaime White y John Norton Loughborough no se les ocurrió que la tal White hubiera podido contemplar planetas y lunas de otras estrellas (concepto poco habitual por entonces). Sin duda, se sintieron satisfechos por la “clara descripción” que la visionaria voladora fue “capaz” dar de las lunas de LOS PLANETAS (no de UNOS planetas, sino de LOS planetas). ¡Qué curioso!

Parece que LOS planetas por los que volaba la imaginación calenturienta de la tal White han sido perfectamente identificados para nosotros por los testigos presenciales (adventistas todos) de aquel grotesco garbeo por nuestro sistema solar. Y fueron publicadas por editoriales adventistas. Y aprobadas por sus juntas de gobierno EN VIDA de la visionaria voladora. Y esta no tuvo a bien “corregir” las gráficas descripciones de sus estrechos colaboradores. Después de todo, ¿para qué corregir una “clara descripción” de las lunas de LOS planetas?
 
Re: El (falso) testimonio de los adventistas sobre la falsa visión astronómica

Estimado eduardito. Saludos cordiales.

Al igual que en el caso de Israel Damon, vienes nuevamente con tus conocidos guiones retocados para impactar a los que no investigan por su propia cuenta, y caen bajo el embrujo de tus palabras falsas, melosas y retorcidas, esto no nos causa gran asombro, por que ya has demostrado en más de una ocasión tu hilacha de deshonestidad, propias de un engañador como tú.

Te agradezco la oportunidad que me das para escribir el texto completo de lo que señala el interesante Capítulo de Primeros Escritos sobre este tema.


EL AMOR DE DIOS POR SU PUEBLO

He visto el tierno amor de Dios por su pueblo, y es muy grande. Vi ángeles que extendían sus alas sobre los santos. Cada santo tenía su ángel custodio. Si los santos lloraban desalentados o estaban en peligro, los ángeles que sin cesar los asistían, volaban con presteza a llevar la noticia, y los ángeles de la ciudad cesaban de cantar. Entonces Jesús comisionaba a otro ángel para que bajase a alentarlos, vigilarlos y procurar que no se apartaran del sendero estrecho; pero si los santos desdeñaban el vigilante cuidado de aquellos ángeles, rechazaban su consuelo y seguían extraviados, los ángeles se entristecían y lloraban. Llevaban allá arriba la noticia, y todos los ángeles de la ciudad se echaban a llorar y en alta voz decían: "Amén." Pero si los santos fijaban los ojos en el premió que los aguardaba y glorificaban a Dios en alabanza, entonces los ángeles llevaban a la ciudad la grata nueva, y los ángeles de la ciudad tañían sus áureas arpas, y cantaban en alta voz: "¡Aleluya!" y por las bóvedas celestes repercutían sus hermosos cánticos.
En la santa ciudad hay perfecto orden y armonía. Todos los ángeles comisionados para visitar la tierra llevan una tarjeta de oro que, al salir o entrar en la ciudad, presentan a los ángeles de la puerta. El cielo es un lugar agradable. Yo anhelo estar allí y contemplar a mi hermoso Jesús que por mí dio la vida, y ser transmutada a su gloriosa, imagen. ¡Oh! ¡quién me diera palabras para expresar la gloria del brillante mundo venidero! Estoy sedienta de las vivas corrientes que alegran la ciudad de nuestro Dios.

continuará...
 
Re: El (falso) testimonio de los adventistas sobre la falsa visión astronómica

Estimado eduardito. Saludos cordiales.
Al igual que en el caso de Israel Damon, vienes nuevamente con tus conocidos guiones retocados para impactar a los que no investigan por su propia cuenta, y caen bajo el embrujo de tus palabras falsas, melosas y retorcidas, esto no nos causa gran asombro, por que ya has demostrado en más de una ocasión tu hilacha de deshonestidad, propias de un engañador como tú.

Te agradezco la oportunidad que me das para escribir el texto completo de lo que señala el interesante Capítulo de Primeros Escritos sobre este tema.

EL AMOR DE DIOS POR SU PUEBLO

He visto el tierno amor de Dios por su pueblo, y es muy grande. Vi ángeles que extendían sus alas sobre los santos. Cada santo tenía su ángel custodio. Si los santos lloraban desalentados o estaban en peligro, los ángeles que sin cesar los asistían, volaban con presteza a llevar la noticia, y los ángeles de la ciudad cesaban de cantar. Entonces Jesús comisionaba a otro ángel para que bajase a alentarlos, vigilarlos y procurar que no se apartaran del sendero estrecho; pero si los santos desdeñaban el vigilante cuidado de aquellos ángeles, rechazaban su consuelo y seguían extraviados, los ángeles se entristecían y lloraban. Llevaban allá arriba la noticia, y todos los ángeles de la ciudad se echaban a llorar y en alta voz decían: "Amén." Pero si los santos fijaban los ojos en el premió que los aguardaba y glorificaban a Dios en alabanza, entonces los ángeles llevaban a la ciudad la grata nueva, y los ángeles de la ciudad tañían sus áureas arpas, y cantaban en alta voz: "¡Aleluya!" y por las bóvedas celestes repercutían sus hermosos cánticos.
En la santa ciudad hay perfecto orden y armonía. Todos los ángeles comisionados para visitar la tierra llevan una tarjeta de oro que, al salir o entrar en la ciudad, presentan a los ángeles de la puerta. El cielo es un lugar agradable. Yo anhelo estar allí y contemplar a mi hermoso Jesús que por mí dio la vida, y ser transmutada a su gloriosa, imagen. ¡Oh! ¡quién me diera palabras para expresar la gloria del brillante mundo venidero! Estoy sedienta de las vivas corrientes que alegran la ciudad de nuestro Dios.
...

... Continuación.

El Señor me mostró en visión otros mundos. Me fueron dadas alas y un ángel me acompañó desde la ciudad a un lugar brillante y glorioso. La hierba era de un verde vivo y las aves gorjeaban un dulce canto. Los moradores de aquel 40 lugar eran de todas estaturas; eran nobles, majestuosos y hermosos. Llevaban, la manifiesta imagen de Jesús, y su semblante refulgía de santo júbilo, como expresión de la libertad y dicha que en aquel lugar disfrutaban. Pregunté a uno de ellos por qué eran mucho más bellos que los habitantes de la tierra, y me respondió: "Hemos vivido en estricta obediencia a los mandamientos de Dios, y no incurrimos en desobediencia como los habitantes de la tierra." Después vi dos árboles, uno de los cuales se aprecia mucho al árbol de vida de la ciudad. El fruto de ambos era hermoso, pero no debían comer de uno de ellos. Hubieran podido comer de los dos, pero les estaba vedado comer de uno. Entonces el ángel que me acompañaba me dijo: "Nadie ha probado aquí la fruta del árbol prohibido, y si de ella comieran, caerían." Después me transportaron a un mundo que tenía siete lunas; donde vi al anciano Enoc, que había sido trasladado. Llevaba en su brazo derecho una esplendente palma, en cada una de cuyas hojas se leía escrita la palabra: "Victoria."

... continuará
 
Re: El (falso) testimonio de los adventistas sobre la falsa visión astronómica

Estimado eduardito. Saludos cordiales.

El Señor me mostró en visión otros mundos. Me fueron dadas alas y un ángel me acompañó desde la ciudad a un lugar brillante y glorioso. La hierba era de un verde vivo y las aves gorjeaban un dulce canto. Los moradores de aquel 40 lugar eran de todas estaturas; eran nobles, majestuosos y hermosos. Llevaban, la manifiesta imagen de Jesús, y su semblante refulgía de santo júbilo, como expresión de la libertad y dicha que en aquel lugar disfrutaban. Pregunté a uno de ellos por qué eran mucho más bellos que los habitantes de la tierra, y me respondió: "Hemos vivido en estricta obediencia a los mandamientos de Dios, y no incurrimos en desobediencia como los habitantes de la tierra." Después vi dos árboles, uno de los cuales se aprecia mucho al árbol de vida de la ciudad. El fruto de ambos era hermoso, pero no debían comer de uno de ellos. Hubieran podido comer de los dos, pero les estaba vedado comer de uno. Entonces el ángel que me acompañaba me dijo: "Nadie ha probado aquí la fruta del árbol prohibido, y si de ella comieran, caerían." Después me transportaron a un mundo que tenía siete lunas; donde vi al anciano Enoc, que había sido trasladado. Llevaba en su brazo derecho una esplendente palma, en cada una de cuyas hojas se leía escrita la palabra: "Victoria."

...

Continuación.

Ceñía sus sienes una brillante guirnalda blanca con hojas, en el centro leía: "Pureza." Alrededor de la guirnalda había piedras preciosas de diversos colores que resplandecían más vivamente que las estrellas y , reflejando su fulgor en las letras, las magnificaban. En la parte posterior de la cabeza llevaba un moño que sujetaba la guirnalda, y en él estaba escrita la palabra: "Santidad." Sobre la guirnalda ceñía Enoc una corona más brillante que el sol. Le pregunté si aquel era el lugar adonde lo habían transportado desde la tierra. El me respondió: "No es éste. Mi morada es la ciudad, y he venido a visitar este sitio." Andaba por allí como si estuviese en casa. Supliqué a mi ángel acompañante que me dejara permanecer allí. No podía sufrir el pensamiento de volver a este tenebroso mundo. El ángel me dijo entonces: "Debes volver, y si eres fiel, tendrás, con los 144,000, el privilegio de visitar todos los mundos y ver la obra de las manos de Dios."

Bendiciones.

Luego todo Israel será salvo.
 
Re: El (falso) testimonio de los adventistas sobre la falsa visión astronómica

Parece que me confunde usted con alguien. Como que repita usted las palabras de la visionaria voladora no responde a nada, aquí repito con sumo agrado las cositas dichas por varios "pioneros" de su secta:

Cuenta la leyenda adventista que en el año 1846 una tal Elena G. de White tuvo una "visión astronómica" en la que ella, ayudada por certeros movimientos de sus brazos y del resto de su cuerpo, atravesaba intrépidamente el espacio sideral para facilitar su aproximación a ciertos astros celestes, cuyos habitantes, altos y majestuosos, dijo haber observado. En uno de esos astros conoció de primerísima mano nada más y nada menos que a Enoc, que hacía turismo en el planeta en cuestión.

En el momento de esa "visión astronómica" tan turística, había varias personas presentes, que luego la relataron. Lo más llamativo es que la tal Elena G. de White fue capaz de contar las lunas que orbitaban en torno a un par de planetas. No se nos informa si eso lo hizo mientras charlaba amigablemente con Enoc y con los oriundos de esos planetas, sencillamente, mirando al cielo, o si su recuento de las lunas lo hizo desde el espacio, mientras "volaba" hábilmente gracias al vigoroso aleteo de sus brazos. El caso es que su cómputo de las lunas de esos planetas turísticos convenció a uno de los presentes, un tal José Bates, aficionado a la astronomía (como otros lo son a los escarabajos), acerca de lo "genuino" del "don" de la visionaria voladora. "Casualmente", las lunas que la tal Elena G. de White dijo que tenían esos planetas "turísticos" coincidía con las lunas por entonces conocidas de Júpiter y Saturno, y esa fue la razón por la que el tal Bates aceptó la "visión" astronómico-turística de la tal White.

Ahora los "fieles" adventistas se quejan amargamente de que se use el mismo tipo de razonamiento que usó Bates para rechazar el "don" de la tal White. Después de todo, si el número "casualmente" coincidente con las de Júpiter y Saturno de las lunas de los planetas turísticos sirvió para que el tal Bates aceptase el "don" de la tal White, seguramente el número discrepante de tales lunas con las muchísimas más que ahora se sabe que tienen Júpiter y Saturno servirá también para rechazar el "don" de aquella visionaria voladora. Pero los "fieles" adventistas nos vienen ahora con el cuentecito de que Elena G. de White nunca nombró los planetas turísticos en cuestión, y que la identificación con Júpiter y Saturno es "un error" malintencionado de "los detractores". Bien, veamos, si es que es un error, de quién fue el error.

En el año 1905 un individuo llamado John Norton Loughborough, adventista del séptimo día, publicó una obra propagandística titulada The Great Second Advent Movement (El gran movimiento [sic] de la segunda venida). Esta fechoría se perpetró en la editorial adventista del séptimo día llamada Review and Herald. El libro fue republicado en 1992 por la misma editorial. Según confesión explícita, la obra original se produjo en respuesta a la petición expresa de la tal Elena G. de White, que estaba muy interesada en que se contaran las "historias" de los "pioneros":
"When the plates of the book burned in the Review fire, he revised and updated his eyewitness account, and renamed it The Great Second Advent Movement, printing it in 1905, just when Ellen White was calling for the pioneers' stories to be told" (información tomada de la página adventista http://www.aplib.org/Book.htm).

Pues bien, en este libro escrito por un autor adventista, publicado por una editorial adventista, siguiendo el expreso deseo de la tal Elena G. de White, se contiene el siguiente interesantísimo párrafo, obra de una creyente en el "don" de la visionaria voladora, testigo presencial de aquella visión astronómico-turística. La testigo se llamaba "Sra. Truesdail":
"Sister White was in very feeble health, and while prayers were offered in her behalf, the Spirit of God rested upon us. We soon noticed that she was insensible to earthly things. This was her first view of the planetary world. After counting aloud the moons of Jupiter, and soon after those of Saturn, she gave a beautiful description of the rings of the latter. She then said, 'The inhabitants are a tall, majestic people, so unlike the inhabitants of earth. Sin has never entered here" (The Great Second Advent Movement, páginas 260-261).

La traducción es la siguiente: "La Hermana White estaba muy débil de salud, y, mientras se elevaban oraciones en su favor, el Espíritu de Dios descansó sobre nosotros. Pronto notamos que ella era insensible a las cosas terrenales. Esta fue su primera visión del mundo planetario. Tras contar las lunas de Júpiter, y poco después las de Saturno, dio una bella descripción de los anillos de este. Luego dijo: 'Los habitantes son personas altas y majestuosas, muy distintas de los habitantes de la Tierra. El pecado nunca ha entrado aquí'".

¡Qué interesante testimonio el de los adventistas, con sus visionarios adventistas, sus testigos presenciales adventistas, sus autores adventistas y sus editoriales adventistas!

Pero resulta que no solo tenemos el testimonio de la adventista "Sra. Truesdail" recogido por el adventista John Norton Loughborough, publicado en la editorial adventista Review and Herald en respuesta al deseo de la adventista Elena G. de White, sino que tenemos también el testimonio del amado esposo de esta última, un tal Jaime White (o James, en inglés), también adventista, también testigo presencial de los viajecitos interplanetarios de la tal White, y "pastor" adventista por más señas. En un opúsculo editado por él y pagado, entre otras cosas, con los bienes de él y de su visionaria esposa, escribió lo siguiente:
"At our conference in Topsham, Maine, last Nov., Ellen had a vision of the handy works of God. She was guided to the planets Jupiter, Saturn, and I think one more. After she came out of vision, she could give a clear description of their Moons, etc. It is well known, that she knew nothing of astronomy, and could not answer one question in relation to the planets, before she had this vision" (A Word to the Little Flock", página 22).

Traducción: "En nuestro congreso de Topsham, Maine, el pasado noviembre, Elena tuvo una visión de las obras de Dios. Fue guiada a los planetas Júpiter, Saturno y creo que a uno más. Después de salir de la visión, pudo dar una clara descripción de sus lunas, etc. Es perfectamente conocido que ella no sabía nada de astronomía, y no podía contestar ni una pregunta en relación a los planetas antes de que tuviera esta visión".

También es enormemente instructivo que, según el esposo “pastor” de la tal White, esta pudiera dar “una clara descripción” de las lunas. Así, parece que esa “descripción” tan “clara” no se distinguía por su inconcreción o por su indefinición. No señor. Era una descripción “clara”, de modo que, en lo sucesivo, después de tal viajecito astronómico-turístico, la tal White ya no tendría que quedarse callada por no saber nada de astronomía sin contestar ni una pregunta “en relación a los planetas”. Tras su vuelo por los espacios más allá de nuestra atmósfera, la tal White ya tenía nociones “en relación a LOS PLANETAS”, pues era capaz de dar una “clara descripción” de las lunas de LOS PLANETAS.

Muy bien. Parece que a adventistas del relieve de Jaime White y John Norton Loughborough no se les ocurrió que la tal White hubiera podido contemplar planetas y lunas de otras estrellas (concepto poco habitual por entonces). Sin duda, se sintieron satisfechos por la “clara descripción” que la visionaria voladora fue “capaz” dar de las lunas de LOS PLANETAS (no de UNOS planetas, sino de LOS planetas). ¡Qué curioso!

Parece que LOS planetas por los que volaba la imaginación calenturienta de la tal White han sido perfectamente identificados para nosotros por los testigos presenciales (adventistas todos) de aquel grotesco garbeo por nuestro sistema solar. Y fueron publicadas por editoriales adventistas. Y aprobadas por sus juntas de gobierno EN VIDA de la visionaria voladora. Y esta no tuvo a bien “corregir” las gráficas descripciones de sus estrechos colaboradores. Después de todo, ¿para qué corregir una “clara descripción” de las lunas de LOS planetas?
 
Re: El (falso) testimonio de los adventistas sobre la falsa visión astronómica

Estimado eduardito. Saludos cordiales.

Tú dices:

Parece que me confunde usted con alguien. Como que repita usted las palabras de la visionaria voladora no responde a nada, aquí repito con sumo agrado las cositas dichas por varios "pioneros" de su secta:

Respondo: Si te refieres a "nadie" como "alguién" te señalo que ambos valen cero a la izquierda. Lee los escritos de eduardo martinez rancaño y compáralos con los tuyos y verás que "nadie" escribe igual que "alguien".

Bendiciones.

Luego todo Israel será salvo
.
 
Re: El (falso) testimonio de los adventistas sobre la falsa visión astronómica

Estimado eduardito. Saludos cordiales.

Tú dices:



Respondo: Si te refieres a "nadie" como "alguién" te señalo que ambos valen cero a la izquierda. Lee los escritos de eduardo martinez rancaño y compáralos con los tuyos y verás que "nadie" escribe igual que "alguien".

Hombre, gavialito, llevo un rato leyendo la atinada aportación de Gundisalvo y veo que te ha puesto nervioso. De ceros a la izquierda tú sabes mucho, pues eres uno de tantos ceros de esos. La nulidad de tu intelecto es por todos conocida; por otra parte, la maldad y ruindad de tu carácter no desentonan con tu nulo raciocinio, gavialito.

Pero vamos a lo que nos interesa, gavialito, ¿qué nos dices de aquellas cosas que contaban los "pioneros" adventistas James White y John Loughborough acerca de los viajes sidéreo-turísticos de Ellen White? ¿Nos podrías explicar qué tipo de maniobras ejecutaba Ellen para simular los viajes interestelares? ¿Tú crees que agitando los brazos con vigor será posible maniobrar adecuadamente en el vacío? ¿Dispone la NASA de esa información, gavialito? Yo creo que es el deber de los dirigentes de tu secta, al menos de los estadounidenses que haya entre ellos, facilitar tan "valiosa" información a las autoridades aeronáuticas del EE. UU. con el fin de potenciar los programas de formación de astronautas. ¡Imagínate de cuántos artilugios rudimentarios se podría prescindir si se mueven los brazos con vigor y armonía! ¡Y quizá si pedalean con los pies podrían hacer una especie de carrera ciclista sobre los anillos de Saturno! ¡Sería un bonito espectáculo! Se podría llamar "el tour AUTISTA de Saturno! ¡Huy, perdón! ¡Quise decir el tour whitista!

Por otra parte, dado que James White aseguró que su esposa Ellen había dado una "clara descripción" de las lunas de "los" planetas (y el pastor White hasta se molestó en nombrar los planetas cuyas lunas su esposa había descrito con tanta "claridad"), quizá sería pertinente que la secta adventista postulase el envío de un astronauta "remanente" para contar como es debido las lunas de "los" planetas tan "claramente" descritas por Ellen. ¡Imagínate, gavialito! ¡Qué oportunidad para comprobar el "don" de Brujilda! Después de todo, ten en cuenta que los telescopios y demás artilugios con los que se han contado las lunas de Júpiter y Saturno han sido fabricados en un planeta donde impera el pecado. ¿Será que no son fiables? Quizá si un intrépido y aguerrido miembro de la secta remanente se ofrece voluntario para explorar el cosmos, valiéndose de los hábiles movimientos de Brujilda, conseguiría contar las lunas de "los" planetas de forma que trajese alguna alegría al depauperado crédito de aquella falsa profetisa. ¿Cómo lo ves, gavialito? Si aceptasen reptiles para tales "vuelos", ¡podrías postularte hasta tú!

Entonces, gavialito, ¿qué opinas del "acierto" "astronómico" de Loughborough y de los esposos White?
 
Re: El (falso) testimonio de los adventistas sobre la falsa visión astronómica

Estimado gundi, (eduardín silvestre) X 0 = 0 Saludos cordiales.

Tú dices:

Hombre, gavialito, llevo un rato leyendo la atinada aportación de Gundisalvo y veo que te ha puesto nervioso. De ceros a la izquierda tú sabes mucho, pues eres uno de tantos ceros de esos. La nulidad de tu intelecto es por todos conocida; por otra parte, la maldad y ruindad de tu carácter no desentonan con tu nulo raciocinio, gavialito.

Pero vamos a lo que nos interesa, gavialito, ¿qué nos dices de aquellas cosas que contaban los "pioneros" adventistas James White y John Loughborough acerca de los viajes sidéreo-turísticos de Ellen White? ¿Nos podrías explicar qué tipo de maniobras ejecutaba Ellen para simular los viajes interestelares? ¿Tú crees que agitando los brazos con vigor será posible maniobrar adecuadamente en el vacío? ¿Dispone la NASA de esa información, gavialito? Yo creo que es el deber de los dirigentes de tu secta, al menos de los estadounidenses que haya entre ellos, facilitar tan "valiosa" información a las autoridades aeronáuticas del EE. UU. con el fin de potenciar los programas de formación de astronautas. ¡Imagínate de cuántos artilugios rudimentarios se podría prescindir si se mueven los brazos con vigor y armonía! ¡Y quizá si pedalean con los pies podrían hacer una especie de carrera ciclista sobre los anillos de Saturno! ¡Sería un bonito espectáculo! Se podría llamar "el tour AUTISTA de Saturno! ¡Huy, perdón! ¡Quise decir el tour whitista!

Por otra parte, dado que James White aseguró que su esposa Ellen había dado una "clara descripción" de las lunas de "los" planetas (y el pastor White hasta se molestó en nombrar los planetas cuyas lunas su esposa había descrito con tanta "claridad"), quizá sería pertinente que la secta adventista postulase el envío de un astronauta "remanente" para contar como es debido las lunas de "los" planetas tan "claramente" descritas por Ellen. ¡Imagínate, gavialito! ¡Qué oportunidad para comprobar el "don" de Brujilda! Después de todo, ten en cuenta que los telescopios y demás artilugios con los que se han contado las lunas de Júpiter y Saturno han sido fabricados en un planeta donde impera el pecado. ¿Será que no son fiables? Quizá si un intrépido y aguerrido miembro de la secta remanente se ofrece voluntario para explorar el cosmos, valiéndose de los hábiles movimientos de Brujilda, conseguiría contar las lunas de "los" planetas de forma que trajese alguna alegría al depauperado crédito de aquella falsa profetisa. ¿Cómo lo ves, gavialito? Si aceptasen reptiles para tales "vuelos", ¡podrías postularte hasta tú!

Entonces, gavialito, ¿qué opinas del "acierto" "astronómico" de Loughborough y de los esposos White?

Respondo: El hermano John N. Loughborough fue un gran escritor, pero a veces me pregunto porqué dice que la resurrección parcial ocurre bajo la sexta plaga, si en CS 695 se declara que ella ocurre al principio de la séptima plaga.

Bueno, es posible que al igual que en la visión dada a la sra. White, él haya interpretado erróneamente las declaraciones.

Por eso me sigo fundamentando en lo que está escrito y no en rumores. Hablando de rumores, ¿Quién te dijo que Ellen White vió seres vivos en Júpiter, Saturno, o Neptuno?

¿Habrá algún planeta que tenga más de seis lunas, fuera de nuestra Galaxia?

¿Habrá vida inteligente en otros mundos creados?

Dios le preguntó a Job:

"¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra... cuando alababan todas las estrellas del alba?" (Job 38:4-7).

Bendiciones.

Luego todo Israel será salvo.
 
Re: El (falso) testimonio de los adventistas sobre la falsa visión astronómica

Respondo: El hermano John N. Loughborough fue un gran escritor, pero a veces [bla, bla, bla]
Caduco gavialito, las cosas imbéciles que te preguntes nos tienen sin cuidado. Ese "gran escritor" ya sabes que dejó el testimonio de que la mente calenturienta de Brujilda se desplazaba por Júpiter y Saturno. Dinos, soplagaitas, ¿algún escritor de tu secta ha dicho alguna vez alguna verdad, o son todos una pandilla de mentirosos? ¡Acláranoslo, gavialito! Ya sabes que también el tal James White afirmó que su zumbada esposa dio una "clara descripción" de las lunas de Júpiter y Saturno.

Bueno, es posible que al igual que en la visión dada a la sra. White, él haya interpretado erróneamente las declaraciones.
Bueno, soplagaitas, tú no tienes razón alguna para decir que los testigos presenciales interpretaran "erróneamente las declaraciones". Que te hayan estallado en la cara tus propias mentiras nos resulta divertido, gavialito.

Por eso me sigo fundamentando en lo que está escrito y no en rumores.[/QUOTES]
¿Rumores, gavialito? Si son "rumores", se trata de "rumores" escritos por testigos presenciales pertenecientes a la secta adventista, publicados por autores de la secta adventista en editoriales de la secta adventista. ¿Qué nos quieres decir, gavialito? ¿Que cuanto escriben los autores adventistas en editoriales adventistas es una sarta de mentiras y de rumores? ¡Ya lo sabíamos, gavialito! No necesitábamos tu confirmación, pero gracias por admitirlo.

Hablando de rumores, ¿Quién te dijo que Ellen White vió seres vivos en Júpiter, Saturno, o Neptuno?
Bueno, gavialito, pues no tienes más que leer los escritos de los adventistas Loughborough y James White, publicados en editoriales de tu secta, y ahí encontrarás "rica" información al respecto.

¿Habrá algún planeta que tenga más de seis lunas, fuera de nuestra Galaxia?
¿Quién sabe si tú tendrás dos neuronas? Ya sabes, gavialito, que James White, Loughborough y los testigos presenciales del garbeo planetario de la profetisa voladora aseguraron que se trataba de Júpiter y Saturno, y que aquella visionaria incluso presentó una hermosa descripción de los anillos de este. Así que tus vanos intentos de tirar balones fuera son infructuosos, gavialito. Ya sabes que los testigos presenciales y los autores pertinentes, adventistas todos, aseguraron que aquel viajecito rocambolesco lo dio Brujilda por el "mundo planetario" y que incluso se molestaron en especificar qué planetas eran esos. Nada más y nada menos que Júpiter y Saturno. ¡Qué bueno que contemos con tan valiosos "testimonios" impresos en editoriales adventistas! ¿No te alegra, gavialito?

¿Habrá vida inteligente en otros mundos creados?
No sé, gavialito, pero, viéndote a ti y a otros adventistas, cabe preguntarse si hay vida inteligente en este.
 
Re: El (falso) testimonio de los adventistas sobre la falsa visión astronómica

El Señor me mostró en visión otros mundos. Me fueron dadas alas y un ángel me acompañó desde la ciudad a un lugar brillante y glorioso.

¿Serían alas de muerciélago o de gárgola?

Pregunté a uno de ellos por qué eran mucho más bellos que los habitantes de la tierra, y me respondió: "Hemos vivido en estricta obediencia a los mandamientos de Dios, y no incurrimos en desobediencia como los habitantes de la tierra."

¡Qué interesante! ¿Será que "ellos" fueron tentados al igual que Adán y Eva?

Después vi dos árboles, uno de los cuales se aprecia mucho al árbol de vida de la ciudad. El fruto de ambos era hermoso, pero no debían comer de uno de ellos. Hubieran podido comer de los dos, pero les estaba vedado comer de uno. Entonces el ángel que me acompañaba me dijo: "Nadie ha probado aquí la fruta del árbol prohibido, y si de ella comieran, caerían."

¿Será que le es permitido a Satanás tentar a otros mundos o solo se le permitió tentar al Adán número 1,456,987,984,001,102,456,348?

Después me transportaron a un mundo que tenía siete lunas; donde vi al anciano Enoc, que había sido trasladado. Llevaba en su brazo derecho una esplendente palma, en cada una de cuyas hojas se leía escrita la palabra: "Victoria."

Supongo que los habitantes de ese mundo que tiene "siete lunas" se casan y tienen hijos... ¿será que Enoc (quien supuestamente vacaciona en esos "lares") también está casado o él no es igual a "ellos"?

También supongo que estos habitantes van a adorar a Dios "de mes en mes,y de sábado en sábado"... dado a que ellos gozan de seite lunas, ¿cómo definen sus meses?