Re: Vale la pena vivir
Tomado del libro "!El...!"
VALE LA PENA?
Ya hemos dicho que el hombre es aquello que a si mismo se hace.
Dios nos ha dado todo lo que nos hace falta para hacernos grandes, y lo seremos si llevamos hasta el fin nuestra propia vida, desarrollando los elementos de grandeza que llevamos dentro de nosotros mismos.
Pero estos elementos de grandeza no los desenvolveremos, en consecuencia, sin combate y sin fatiga. Es, pues, la ley de la lucha y del esfuerzo la que se impone a todo aquel que quiere llegar a ser alguien.
Por ahora no busquemos si la justicia exige que hayamos de someternos a esta ley; veamos solamente si para nosotros tiene o no interés el someternos a ella.
Trabajar.. luchar... hacernos grandes... hacernos buenos... ¿vale la pena?... ¿Que ventajas se nos proporcionaran con ello?... ¿No seria mejor abandonarnos a una vida cómoda, gozando, a nuestro paso, del mayor numero de placeres posibles?..
¿Vale la pena aumentar nuestro valor?...
A esto responderemos: ¿Le vale la pena al propietario cultivar su campo?
¿Vale la pena impedir que invadan el suelo las plantas parasitas absorbiendo las sustancias fecundas de la tierra?
¿Vale la pena impedir que entre la miseria en casa?
¿Vale la pena haber asegurado un poco de bienestar y de seguridad para el ocaso de la vida?
Nuestra alma es un campo que hemos recibido sembrado de las manos liberales de Dios. El germen de las virtudes naturales ha sido allí depositado por su amor providente.
El hombre no ha sido creado para odiar, sino para amar.
Tampoco se puede ser feliz bajo la mascara de la hipocresía o bajo el velo de la mentira, tras el que se oculta el pensamiento y el corazón.
No ha sido el hombre creado para mentir, sino para decir la verdad.
No puede el hombre ser feliz cuando, con ojos envidiosos, ambiciona los bienes del vecino; cuando se entristece de la dicha que le llega o se alegra de la desgracia que le hiere.
El hombre no ha sido creado para la sombría envidia, sino para la bondad y para la justicia.
La felicidad, ante todo, es la paz, y la paz no se encuentra en el mal, sino en el bien.
Se es feliz cuando, no habiendo causado ningún perjuicio, no se teme encontrar victimas en el camino.
Se es feliz cuando, hallándose frente a un enemigo, se tiene valor para elevarse sobre el propio resentimiento y decirse:
Me ha hecho el mal, pero le perdono; y si tiene necesidad de mi, yo sabré obligarle con mi noble proceder.
Se es feliz cuando se camina sin titubear por el camino de la verdad.
Se es feliz cuando, frente al boato del lujo y de la vanidad, se sabe guardar libre el corazón de todo deseo y repetirse aquella antigua filosofía:
“! Cuantas cosas, sí, cuantas cosas de las cuales debo yo prescindir!"
Se es feliz cuando, llegada la noche, la conciencia murmura muy bajito: "Puedes dormir tranquilo; hoy no has hecho voluntariamente derramar ninguna lagrima... no has herido ninguna reputación... no has lastimado ningún corazón. Puedes dormir, porque hoy has domado tu orgullo, tu sensualidad y tu egoísmo...: has procurado sembrar alegría en tu camino...
Puedes dormir tranquilo, porque hoy vales un poco mas que ayer..., hoy te has hecho mejor."
Para escuchar esta voz intima; para conocer la alegría exquisita de hacerse cada día un poco mejor; para saborear esta alegría; para gozar de un sueño sin remordimientos, un despertar sin intranquilidades, vale la pena, si, vale la pena molestarse, vale la pena fatigarse, vale la pena no ahorrar sacrificio alguno.
Pero, sobre todo, para merecer el largo reposo de la eternidad; para merecer la felicidad de ver a Dios, la felicidad de conocerle, la felicidad de comprenderle, cuanto es posible a una pobre criatura conocer y comprender al Ser creador e infinito; para merecer sumergirse en el brillo centelleante de su gloria, en la embriaguez de su amor, vale pena, si, vale la pena someterse generosamente a esta ley universal y sublime de la lucha y del esfuerzo.
Saludos