Tradicionalmente se ha considerado la pereza como uno de los vicios capitales, ésto es porque produce en quien la padece desidia, cansancio, tedio y falta de interés por cualquier cosa que exija un esfuerzo y que no conlleve un beneficio inmediato. ¿Y en que afecta ésto a la vida del creyente?
1) Falta de ganas y suficiente ánimo para dedicarse al cuidado de lo espiritual. No es que el que la sufre tenga pereza por interesarse intelectualmente por la fe (que podría ser el caso también) sino que tiene pereza por ir a la Iglesia, por orar durante un rato largo, por sacara adelante un proyecto que le renueve espiritualmente como puede ser ayuno, evangelización y otras actividades como estudios bíblicos dirigidos, estudios personales etc...
Es muy importante llegado este punto aclarar una cosa:
a) El que sufre de pereza sí cree que debe y sería bueno hacer algunas cosas más en su vida espiritual; pero no es capaz de sacar fuerza o tiempo para llevarlas a buen término.
b) El que sufre de pereza sí sabe cómo podría mejorar, pero empieza muchas cosas y es incapaz de terminarlas.
Hay que diferenciar entre la falta de conocimientos, de visión, de vocación; y la falta de energía y motivación para llevar acabo estas tareas. Aunque muchas veces el perezoso se escude en estas excusas para justificar su falta de compromiso o trabajo, en el fondo sí sabe y se cree capaz.
c) La pereza produce frustración y conduce a la depresión, al tiempo que se alimenta de la depresión y de la frustración para "engordar" y acampar a sus anchas en la persona que la sufre. La pereza es un círculo vicioso.
Luego son síntomas de la pereza y de quien la sufre:
1.a.a: Falta de energía, fuerzas y organización.
1.b.a: Falta de constancia en los proyectos que se comienzan.
1.b.b: Las ganas de comenzar muchas cosas diferentes, acompañadas de las ganas de dejar otros proyectos comenzados.
1.c.a: Frustración y depresión que produce en quien la sufre:
a) Tendencia a no querer recordar las cosas que se han hecho y no
se han terminado, con excusas del tipo de: "No era mi verdadera
vocación, el Señor ya no me pide eso, el proyecto murió porque no
era bueno, en realidad no hace falta hacer tantas cosas (cuando
no se ha hecho ninguna), !tengo una idea mejor!, no tengo
tiempo, Dios no me da fuerzas: será que no quiere que haga eso.
b) Búsqueda de avivamientos o cambios fantasiosos: !Hasta ahora
en un vago pero ahora siento que el Señor me ayuda!, !El Espíritu
Santo vendrá y me pondrá a trabajar en una gran misión que lo
cambiará todo!
Esta actitud es la de quien quiere ir al espacio y flotar, pero no quiere volar ni aprender a volar. Es la falta de interés por las cosas pequeñas, por los ladrillos que poco a poco edifican...
c) Sensación de un fracaso espiritual irremediable. Conformarse con las cosas que ya se tienen y no intentar buscar nada nuevo. Pesadumbre, depresión espiritual, sequedad.
La pregunta es:
¿Cómo vencer la pereza?
No olvidar que la pereza no sólo afecta a los espiritual: También afecta a lo corporal y a las actividades que ejercemos en el mundo. Si el cuerpo es perezoso entonces seguro que espiritualmente también corremos el riesgo de ser perezosos también.
Y no olvidar que es igualmente grave descuidar las tareas espirituales como las de nuestro trabajo y familia.
1) Falta de ganas y suficiente ánimo para dedicarse al cuidado de lo espiritual. No es que el que la sufre tenga pereza por interesarse intelectualmente por la fe (que podría ser el caso también) sino que tiene pereza por ir a la Iglesia, por orar durante un rato largo, por sacara adelante un proyecto que le renueve espiritualmente como puede ser ayuno, evangelización y otras actividades como estudios bíblicos dirigidos, estudios personales etc...
Es muy importante llegado este punto aclarar una cosa:
a) El que sufre de pereza sí cree que debe y sería bueno hacer algunas cosas más en su vida espiritual; pero no es capaz de sacar fuerza o tiempo para llevarlas a buen término.
b) El que sufre de pereza sí sabe cómo podría mejorar, pero empieza muchas cosas y es incapaz de terminarlas.
Hay que diferenciar entre la falta de conocimientos, de visión, de vocación; y la falta de energía y motivación para llevar acabo estas tareas. Aunque muchas veces el perezoso se escude en estas excusas para justificar su falta de compromiso o trabajo, en el fondo sí sabe y se cree capaz.
c) La pereza produce frustración y conduce a la depresión, al tiempo que se alimenta de la depresión y de la frustración para "engordar" y acampar a sus anchas en la persona que la sufre. La pereza es un círculo vicioso.
Luego son síntomas de la pereza y de quien la sufre:
1.a.a: Falta de energía, fuerzas y organización.
1.b.a: Falta de constancia en los proyectos que se comienzan.
1.b.b: Las ganas de comenzar muchas cosas diferentes, acompañadas de las ganas de dejar otros proyectos comenzados.
1.c.a: Frustración y depresión que produce en quien la sufre:
a) Tendencia a no querer recordar las cosas que se han hecho y no
se han terminado, con excusas del tipo de: "No era mi verdadera
vocación, el Señor ya no me pide eso, el proyecto murió porque no
era bueno, en realidad no hace falta hacer tantas cosas (cuando
no se ha hecho ninguna), !tengo una idea mejor!, no tengo
tiempo, Dios no me da fuerzas: será que no quiere que haga eso.
b) Búsqueda de avivamientos o cambios fantasiosos: !Hasta ahora
en un vago pero ahora siento que el Señor me ayuda!, !El Espíritu
Santo vendrá y me pondrá a trabajar en una gran misión que lo
cambiará todo!
Esta actitud es la de quien quiere ir al espacio y flotar, pero no quiere volar ni aprender a volar. Es la falta de interés por las cosas pequeñas, por los ladrillos que poco a poco edifican...
c) Sensación de un fracaso espiritual irremediable. Conformarse con las cosas que ya se tienen y no intentar buscar nada nuevo. Pesadumbre, depresión espiritual, sequedad.
La pregunta es:
¿Cómo vencer la pereza?
No olvidar que la pereza no sólo afecta a los espiritual: También afecta a lo corporal y a las actividades que ejercemos en el mundo. Si el cuerpo es perezoso entonces seguro que espiritualmente también corremos el riesgo de ser perezosos también.
Y no olvidar que es igualmente grave descuidar las tareas espirituales como las de nuestro trabajo y familia.