Re: MINISTROS O PASTORES ENLATADOS...
Estimado Leal
Yo entiendo que de mediar un llamado del Señor al ministerio; sobre alguno de sus hijos, es una decisiòn divina que trae aparejado el compromiso incondicional de Dios hacia el creyente escogido; es decir, Dios ya está comprometido cuando hace el llamado;.. comprometido a la formación, al crecimiento, al conocimiento, a los recursos necesarios para asumir tal responsabilidad;... lo que no encuentro es donde tienen cabida los seminarios, institutos o universidades en la formaciòn de un ministro.
Es cierto, el evangelio nos sugiere ser doctos, idóneos, instruidos y preparados para asumir la responsabilidad de un ministerio. Sin embargo esta preparaciòn, para lo cual no existen parámetros; una preparaciòn "libre" y de acuerdo al criterio y optativa al interesado; no es, o no debe ser la base del ministerio.
"Yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima: empero CADA UNO VEA COMO SOBREEDIFICA" (1Cor. 3:10)
Para asumir un ministerio que se ubica exclusivamente en el ámbito espiritual; se necesita una preparaciòn y recursos espirituales; lo que, estoy convencido, no se encuentra en instituto o seminario alguno; una obra espiritual no se sujeta a programas o métodos pedagógicos por mucho que nos presente una cara espiritual; o que parezca espiritual; no podemos envasar al Espíritu Santo en textos de estudio o implícitamente en sistemas pedagógicos; como tampoco podemos "meter" al Espíritu Santo en un CD, luego de una maravillosa reuniòn donde el Espíritu de Dios se mueve; ... solo nos quedará el bullicio y las manifestaciones de algarabía de aquellos tocados por el Espíritu Santo, ... pero nada del Espíritu, .. El ya no está allí.
Así tampoco podemos retener al Espíritu Santo en las aulas de una universidad, de un seminario o un instituto bíblico.
En esto te encuentro razón;.... Me llamaba la atención un comentario del forista jluisfg, en el principio de éste tema; y me parece muy acertada; solo difiero en que ¿que tipo de "mayor" conocimiento podemos encontrar en un instituto? te cito el aporte:
Tener una mediana claridad de cuanto nos aporta y cuanto nos perjudica un Instituto u organismo dedicado a la formaciòn de ministros; es esencial para saber por donde "sobreedificar" como nos sugiere su Palabra. Pero así y todo, como muy bien lo señalas, el ministro "enlatado", ¿hasta donde podrá sacudirse del evangelio envasado, para acudir a la revelaciòn del evangelio de Jesucristo y a la unción divina??
Dios te bendiga
Dagoberto,
Lo malo de los seminarios es que ellos solo dan como preparación, la comida enlatada de su denominación. Por lo demás, un ministro llamado por Dios como pastor-maestro, debe prepararse para poder ejecutar su ministerio debidamente. Si ese ministro no sabe leer, por ejemplo, debe aprender a leer, si no sabe la doctrina, debe aprender primero él para después poder preparar a otras personas. Lo que sigue a la vocación es la preparación, sin esta preparación su ministerio no podrá alcanzar su máximo potencial.
Pablo le dice a Timoteo que se ocupe en
la lectura, la exhortación y en la enseñanza. Estos son tres elementos que son parte de los quehaceres de un pastor-maestro. Lo que no esta dicho en este pasaje pero está implícito en él, es que para Timoteo poder exhortar y enseñar, primero tienen él que aprender.
Un pastor es, o tiene que ser, un maestro, pues la regla gramatical que aplica en el pasaje que habla de pastores y maestros, indica que no está hablando de dos personas diferentes, sino de una, una persona que es pastor-maestro, es decir, que ejerce su función de pastor, enseñando. Por esta razón ese maestro debe tener no solo la guía del Espíritu, sino un currículo adecuado para poder instruir en la doctrina cristiana a los demás. 2
Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros. (2Tim.2:2) Esta es la responsabilidad primaria de un pastor-maestro.
Además de un adecuado plan de estudio, este maestro debe estar capacitado para enseñar la palabra de Dios escrita. Los libros que forman la biblia, se escribieron en otros tiempos, en otros idiomas y en otras culturas; la biblia que nosotros tenemos es una traducción de los idiomas originales, y debes saber cuánto significado se pierde al traducir de un idioma a otro; la mejor de las traducciones se queda corta en cuanto a transmitir lo que el Espíritu quiso decir por medio del autor del libro o la carta.
De ahí, la necesidad y la responsabilidad del pastor-maestro de prepararse en ese campo. Otro campo en el cual el pastor-maestro debe ser docto, es en de los contextos histórico-culturales del libro o la carta que se estudia, de lo contrario no podrá entender muchas cosas que están escritas, y por tanto, quedará expuesto al peligro de interpretar erradamente lo escrito.
Todo pastor-maestro tiene el Espíritu de Dios, al igual que los demás creyentes; pero no todos están preparados para ejercer su función adecuadamente, por esta razón es que vemos a pastores, que deberían funcionar como maestros, repitiendo las mismas trivialidades del cristianismo domingo tras domingo, por los años de los años, cuando estamos llamados a crecer en el conocimiento de Dios, mediante el análisis profundo de lo que está escrito. Uno que no esté preparado no puede salir de lo superficial.
Cualquier creyente que tenga el Espíritu, puede profetizar y edificar a la iglesia, pero no todos pueden enseñar, porque no están capacitados para enseñar, pues no tienen ese don. Cualquiera puede profetizar, pero solo los pastores-maestros pueden pastorear.
Lo que sucede, es que al no entenderse la función del pastor-maestros, algunos porque pueden profetizas se creen que también pueden ejercer como pastores-maestros, y ahí es donde se distorsiona el orden de Dios para la edificación de los santos.
La persona que tiene el llamado de Dios para ejercer como pastor-maestro, siente pasión por conocer el significado de cada palabra, frase y oración escrita en la biblia, nunca queda satisfecho totalmente con lo que le va dando el Espíritu mediante el análisis profundo de lo que estudia, porque sabe que siempre hay más que aprender. Con esta actitud y el paso de los años, nos encontramos con un ministro capacitado para enseñar, tiene con qué.
Un maestro, es un maestro, lo mismo en lo secular que en la iglesia, la vocación es la misma, también la manera básica de enseñar, solo se diferencian en la cátedra que enseñan.
Ser maestro es una responsabilidad que no debemos delegar al Espíritu y eludir nuestro deber de prepararnos, de lo contrario, ¿para qué constituyó pastores-maestros, si todos tienen el Espíritu?
Saludos,
Leal