Re: de donde salió el cuerno pequeño de Daniel 8, de uno de los vientos o de uno de l
Estimado rer. Saludos cordiales.
Tú dices:
Respondo: La teoría de que Antíoco IV Epífanes sea el hombre despreciable de Daniel 11: 21 es efímera y no cumple las condiciones de la profecía.
Las profecías de Daniel describen gráficamente el surgimiento y la caída de los imperios: Babilonia, Medo Persia, Grecia y Roma surgieron uno tras otro. Después de la muerte del Imperio Romano pagano, se desarrolló en Roma una unión entre la iglesia y el estado. A lo largo de la Edad Media (de 538 a 1798 d. C.) la iglesia medieval persiguió a todos los que no aceptaban sus enseñanzas.
En las páginas de las Santas Escrituras la frase "la abominación desoladora" por primera vez aparecen en el libro de Daniel 9:27. En este texto el concepto de "la abominación desoladora" está estrechamente ligado de algún modo con el acontecimiento majestuoso en el conflicto de los siglos – la muerte de Mesías. De este acontecimiento en el vers. 27 se dice: "a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda". Sabemos, que "a la mitad de la semana" Cristo fue crucificado y perdió su sentido la ley ceremonial con sus sacrificios.
"La abominación desoladora" es resultado directo de este acontecimiento. Es la desolación predicha por Jesucristo poco antes de su crucifixión: "He aquí vuestra casa os es dejada desierta" (Mat. 23:38).
La frase corta: "Después con la muchedumbre de los abominaciones vendrá el desolador" (Dan. 9:27) en el original hebreo se refleja en las expresiones más breves todavía y tiene el siguiente sentido: "alguien, quien es (a los ojos de Dios) mayor de todas las abominaciones, causará desolación (al lugar santo)".
"Alguien" se refiere al ídolo, que sólamente con su presencia ha manchado el santuario y ha expulsado a Dios de su lugar, porque Dios no puede estar presente con su Espiritu en un lugar, donde está presente el ídolo. Este fulano con lo repugnante de su presencia ha causado desolación en el lugar, que era santo antes, porque en aquel lugar estuvo presente Dios.
De este modo, cuando sustituyen a Dios por un ídolo, él que lo hace se convierte en un devastador. Es satanás.
El lugar santo deja de ser un lugar santo, allí hay la abominación desoladora. Vamos a recordar, como los judíos representados por su sumo sacerdote, antes de matar a Jesús, primeramente lo han rechazado a Él, con esto han invitado a satanás a ocupar su lugar, ellos dijeron: "No tenemos más rey que César" (Juan. 19:15).
Así, de Daniel 9:27 podemos deducir la definición general del término "la abominación desoladora": es ausencia de Dios, cuando su lugar ocupa un ídolo, puesto por otros o por su iniciativa propia en el lugar de Dios, habiendo expulsado a Dios con lo repugnante de su presencia en este lugar y habiendo sustituido consigo al Señor Soberano. O es el ídolo mismo, que ha ocupado el lugar de Dios.
La expresión "la abominación desoladora" se encuentra en el Antiguo Testamento dos veces más – Dan. 11:31 y Dan. 12:11.
Provistos de la definición del término "la abominación desoladora" y sabiendo, qué significa "continuo" en los dos textos arriba mencionados, y recordando también que en ellos no se dice nada del sacrificio, sino del poder, llegamos a la conclusión: en los dos textos se trata de la sustitución de Dios por el poder blasfemo de los papas. Pero en Dan. 11:31 se trata de la instalación de este poder en el año 538, y en Dan. 12:11 se dice de instalación de este poder en el futuro próximo en relación a nuestro tiempo. Lo que ha pasado con los judíos, cuando fueron rechazados por Dios, lo mismo ha sucedido con los cristianos al principio de la época de la Edad Media, cuando debido a sus ínfulas y desafuero fueron entregados al yugo de la bestia por los largos 1260 años (Dan. 8:9-12; 11:31).
Lo mismo pasará con el cristianismo una vez más, al final de la historia, cuando vendrá "la apostasía" (2 Tes. 2:3) y reinará "la abominación desoladora" – el poder del pontificado, del que se dice en Dan. 12:11 (también en Dan. 8:23-25; 11:41-45; 2 Tes. 2:3-10; Apoc. 13:4-8; Apoc. 17:10 – el reino de la séptima cabeza).
Precísamente al poder del pontificado se refería Jesus, cuando dijo: "Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee entienda), entonces los que estén en Judea, huyan a los montes" (Mat. 24:15,16). Sabemos ya, que para nosotros "huyan a los montes" significa dejar las ciudades grandes y pequeñas y esconderse en los lugares desiertos. Pero está por venir...
En Mar. 13:14 Jesus se refiere a lo mismo, que en Mat. 24:15-16, y en Luc. 21:20 dice de la destrucción de Jerusalén, que tenía que suceder en el año 70, y lo que fue predecido en Dan. 9:26. Y cuando la profecía de Jesus empezó a realizarse, los discípulos que atendían a sus palabras escaparon en los montes – en la ciudad Pela detrás del Río Jordán. En Luc. 21:20 no hay la expresión "la abominación", pero hay la palabra "destrucción", traducida del griego "ερήμωσίς" (eremosis - desolación, devastación, destrucción; compara con "έρήμóς" - desierto, inhabitado, despoblado, abandonado, dejado).
Y aunque en los tres textos Mat. 24:15, Mar. 13:14 y Luc. 21:20 se utiliza la misma palabra "eremosis", en los primeros dos textos está junto con la palabra "la abominación" y tiene el sentido espiritual, y en Luc. 21:20 tiene un sentido púramente físico.
De lo que debe ser evidente para nosotros, escribió Ellen G.White: "Contestando a la pregunta de sus discípulos, Jesus no prosiguió a separar la destrucción de Jerusalén y el día grande de su Advenimiento. Ha mezclado la descripción de estos dos acontecimientos. Si Jesus hubiera revelado los acontecimientos futuros a sus discípulos del mismo modo, que los ha visto Él mismo, los discípulos no lo hubieran aguantado. Teniendo piedad a ellos, ha unido descripción de las dos crisis grandes, dejando a los discípulos la posibilidad de entender independientemente el significado de lo reseñado" (“El Deseado de todos las gentes”, p. 628, 1898).
Puede ser, que como ninguno de los discípulos de Cristo en aquel entonces supo precisamente, qué significa "la abominación desoladora de que se habló el profeta Daniel", y tampoco supo, cómo hubo que separar los acontecimientos del futuro próximo y lejano, predecidos por su Maestro, resultó que Mateo y Marcos han citado las palabras de Jesús de "la abominación desoladora" (es decir el poder del papa), y no han citado las palabras del asedio de Jerusalén, y Lucas, al contrario, ha dicho del acontecimiento próximo – destrucción de Jerusalén, y no ha dicho nada del acontecimiento del futuro lejano – "la abominación desoladora" dentro de la iglesia.
Gracias a la Providencia de Dios y a lo que Evangelio fue escrito por cuatro personas independientemente, podemos leer las palabras de Cristo en cuanto a los dos acontecimientos. De acuerdo con las interpretaciones, que se han hecho tradicionales ya, "la abominación desoladora" es el símbolo y requisitos de la autoridad romana pagana, "establecida en todo el territorio del templo" en el año 70 de la Era Cristiana, después de destrucción de Jerusalén por el ejército de Roma.
Estas interpretaciones menoscaban el concepto de "la abominación desoladora", y la hacen descender a unos símbolos miserables e inanimados, símbolos materiales, que tienen un significado especial, reducido. "La abominación desoladora" representada de este modo a nosotros, la última generación de cristianos, no amenaza ni mucho menos. Pero si la interpretamos como "dirección del papa que ha sustituido a Dios" (en los textos de Dan. 12:11, Mat. 24:15 y 16, Mar. 13:14), revelará una amenaza terrible para todo el cristianismo y el mundo en general. La amenaza, en vista de la cual Jesus ha mandado a sus hijos huir a los lugares más desolados y lejanos.
"La abominación desoladora", resultado de renegación y crucifixión de Cristo, se ha establecido en Jerusalén 40 años antes de su desolación física, y los símbolos romanos de poder, establecidos en el territorio del templo arruinado, es decir en el desierto, ya no pudieron profanar el lugar, que no era santo hace 40 años ya. Y Jesus dijo: "cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora " (Mat. 24:15). ¿Cómo pudo Jesus llamar Jerusalén de apostasía, repudiado y además arruinado, el lugar santo? En efecto, lo santo sí que preve presencia de Dios. Entonces aquí (en Mat. 24:15,16 y Mar. 13:14) no se refería a Jerusalén.
También Jesus dijo aquí mismo, en Mat. 24:15,16: "cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora, ... entonces los que estén en Judea huyan a los montes". Y si aceptar, que "la abominación desoladora" es símbolo y requisitos del poder romano, establecido en el lugar de Jerusalén arruinado, resultará que Jesus mandó a sus discípulos no huir antes de la ruina de la ciudad, sino después, cuando ya no hubo quien huya, - todos los judíos de la ciudad fueron aniquilados, para Lucas es «Jerusalén rodeada de ejércitos», con sus estandartes paganos que pronto entrarían en la ciudad y llegarían hasta el templo. profanándolo con su presencia, lo que alcanzaría al mismo Lugar Santísimo.
De la Roma Pagana a la Roma Papal:
En 2 Tesalonicenses 2, leemos: “…y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios” (2 Tes. 2: 3b, 4)
Sólo a partir de la Reforma (siglo XVI), la Biblia pudo ser leída por las gentes (las que sabían leer, que no eran muchas), especialmente en la Europa protestante. Pero antes de la Reforma, la oscuridad espiritual fue la norma a lo largo de toda la Edad Media, originada y promovida por la Roma de los papas, enemiga de la Palabra de Dios. Como dice La Haye: “…encerraron de manera eficiente la Biblia en museos y monasterios durante los mil cien años de la Edad Oscura…”
En realidad, dicha Edad Oscura empezó en el momento en que el obispo de Roma se proclamó a sí mismo Sumo Pontífice y Vicario de Cristo, y empezó de veras la andadura de la Iglesia Católico Romana como tal (s. VII).
¿Qué sucedió con la Iglesia del Señor? Leamos lo que dice la Biblia:
"Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí la sustenten por mil doscientos sesenta días”
“Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio” (Ap. 11: 3)
Esto está comprendido como se leyó mas arriba del 538 cuando el Papa es reconocido por el emperador Justiniano, el que le da amplios poderes de acción y lo constituyó cabeza de todas las iglesias cristianas" (Codex Justinianus).
Justiniano aliado con el Papa de Roma (unión de la iglesia con el estado), decidieron destruir a sus opositores, con la excusa de que rehusaban a convertirse en "cristianos". La alianza de Justiniano con el papado dio origen a un nuevo poder, que era DIFERENTE de los otros 9 reinos. Era diferente en su naturaleza político-religiosa. Este estilo de poder fue denominado "cesaropapista".
“Año 536”.- “Veneramos, dice Justiniano, los Cuatro Concilios, como las Santas Escrituras, siguiendo sus decretos “queremos que él Santísimo Papa de la Antigua Roma sea el primero de los Sacerdotes”. El bienaventurado Arzobispo de la Nueva Constantinopla, no tendrá el primer lugar, sino después de la Santa Sede Apostólica”.
“Causara sin duda admiración el ver a Justiniano disponer sobre el derecho de entronización de los Sumos Pontífices como sobre el de los Patriarcas de Oriente. Las razones, que este emperador como soberano temporal entonces en Roma y de Italia, ejercía allí el mismo poder de legislación que en lo restante del Imperio.” (Historia General de la Iglesia. Henrión, pág 113 Tomo II)
En Daniel 7: 25 se nos dice: “Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo”
La palabra “iddau” traducida con la palabra “tiempo” significa tiempo, pero también año. Por consiguiente, tres tiempos y medio serán tres años y medio. Pero se comprenden años proféticos, puesto que se mencionan conjuntamente con declaraciones proféticas sobre esta potestad. La Biblia calcula el año a 360 días, por lo tanto, tres años y medio hacen 1260 días.
En la profecía un día es el símbolo de un año. El Señor dice al profeta: “Día por año, día por año te lo he dado” Ezequiel 4: 6.
Se desprende entonces que el imperio papal ejecutará su potestad durante 1260 años.
Resulta tremendamente paradójico que estos papas fueran escogidos por los propios emperadores. Reyes ostrogodos, emperadores bizantinos, gobernadores, lombardos, y luego los francos, fueron los encargados de hacer sentar en la “Cátedra de San Pedro” o “Silla de San Pedro” a los dirigentes político-religiosos de la “cristiandad”.
Conclusión: Antíoco IV Epífanes es un niño de pecho comparado con el "papado", el cuerno pequeño.
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo.
Estimado rer. Saludos cordiales.
Tú dices:
ref. Myer Pearlman
Se cree que fueron cumplidas en un rey sirio llamado Antoco Epfanes, quien en su fiera persecución de los judío, contamino el santuario de ellos y procuro abolir su religión
Otros dicen que posterga el cumplimiento de la profecía hasta el fin de la época, cuando aparecerá el anticristo del cual Antoco es nada más que una sombra.
Respondo: La teoría de que Antíoco IV Epífanes sea el hombre despreciable de Daniel 11: 21 es efímera y no cumple las condiciones de la profecía.
Las profecías de Daniel describen gráficamente el surgimiento y la caída de los imperios: Babilonia, Medo Persia, Grecia y Roma surgieron uno tras otro. Después de la muerte del Imperio Romano pagano, se desarrolló en Roma una unión entre la iglesia y el estado. A lo largo de la Edad Media (de 538 a 1798 d. C.) la iglesia medieval persiguió a todos los que no aceptaban sus enseñanzas.
En las páginas de las Santas Escrituras la frase "la abominación desoladora" por primera vez aparecen en el libro de Daniel 9:27. En este texto el concepto de "la abominación desoladora" está estrechamente ligado de algún modo con el acontecimiento majestuoso en el conflicto de los siglos – la muerte de Mesías. De este acontecimiento en el vers. 27 se dice: "a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda". Sabemos, que "a la mitad de la semana" Cristo fue crucificado y perdió su sentido la ley ceremonial con sus sacrificios.
"La abominación desoladora" es resultado directo de este acontecimiento. Es la desolación predicha por Jesucristo poco antes de su crucifixión: "He aquí vuestra casa os es dejada desierta" (Mat. 23:38).
La frase corta: "Después con la muchedumbre de los abominaciones vendrá el desolador" (Dan. 9:27) en el original hebreo se refleja en las expresiones más breves todavía y tiene el siguiente sentido: "alguien, quien es (a los ojos de Dios) mayor de todas las abominaciones, causará desolación (al lugar santo)".
"Alguien" se refiere al ídolo, que sólamente con su presencia ha manchado el santuario y ha expulsado a Dios de su lugar, porque Dios no puede estar presente con su Espiritu en un lugar, donde está presente el ídolo. Este fulano con lo repugnante de su presencia ha causado desolación en el lugar, que era santo antes, porque en aquel lugar estuvo presente Dios.
De este modo, cuando sustituyen a Dios por un ídolo, él que lo hace se convierte en un devastador. Es satanás.
El lugar santo deja de ser un lugar santo, allí hay la abominación desoladora. Vamos a recordar, como los judíos representados por su sumo sacerdote, antes de matar a Jesús, primeramente lo han rechazado a Él, con esto han invitado a satanás a ocupar su lugar, ellos dijeron: "No tenemos más rey que César" (Juan. 19:15).
Así, de Daniel 9:27 podemos deducir la definición general del término "la abominación desoladora": es ausencia de Dios, cuando su lugar ocupa un ídolo, puesto por otros o por su iniciativa propia en el lugar de Dios, habiendo expulsado a Dios con lo repugnante de su presencia en este lugar y habiendo sustituido consigo al Señor Soberano. O es el ídolo mismo, que ha ocupado el lugar de Dios.
La expresión "la abominación desoladora" se encuentra en el Antiguo Testamento dos veces más – Dan. 11:31 y Dan. 12:11.
Provistos de la definición del término "la abominación desoladora" y sabiendo, qué significa "continuo" en los dos textos arriba mencionados, y recordando también que en ellos no se dice nada del sacrificio, sino del poder, llegamos a la conclusión: en los dos textos se trata de la sustitución de Dios por el poder blasfemo de los papas. Pero en Dan. 11:31 se trata de la instalación de este poder en el año 538, y en Dan. 12:11 se dice de instalación de este poder en el futuro próximo en relación a nuestro tiempo. Lo que ha pasado con los judíos, cuando fueron rechazados por Dios, lo mismo ha sucedido con los cristianos al principio de la época de la Edad Media, cuando debido a sus ínfulas y desafuero fueron entregados al yugo de la bestia por los largos 1260 años (Dan. 8:9-12; 11:31).
Lo mismo pasará con el cristianismo una vez más, al final de la historia, cuando vendrá "la apostasía" (2 Tes. 2:3) y reinará "la abominación desoladora" – el poder del pontificado, del que se dice en Dan. 12:11 (también en Dan. 8:23-25; 11:41-45; 2 Tes. 2:3-10; Apoc. 13:4-8; Apoc. 17:10 – el reino de la séptima cabeza).
Precísamente al poder del pontificado se refería Jesus, cuando dijo: "Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee entienda), entonces los que estén en Judea, huyan a los montes" (Mat. 24:15,16). Sabemos ya, que para nosotros "huyan a los montes" significa dejar las ciudades grandes y pequeñas y esconderse en los lugares desiertos. Pero está por venir...
En Mar. 13:14 Jesus se refiere a lo mismo, que en Mat. 24:15-16, y en Luc. 21:20 dice de la destrucción de Jerusalén, que tenía que suceder en el año 70, y lo que fue predecido en Dan. 9:26. Y cuando la profecía de Jesus empezó a realizarse, los discípulos que atendían a sus palabras escaparon en los montes – en la ciudad Pela detrás del Río Jordán. En Luc. 21:20 no hay la expresión "la abominación", pero hay la palabra "destrucción", traducida del griego "ερήμωσίς" (eremosis - desolación, devastación, destrucción; compara con "έρήμóς" - desierto, inhabitado, despoblado, abandonado, dejado).
Y aunque en los tres textos Mat. 24:15, Mar. 13:14 y Luc. 21:20 se utiliza la misma palabra "eremosis", en los primeros dos textos está junto con la palabra "la abominación" y tiene el sentido espiritual, y en Luc. 21:20 tiene un sentido púramente físico.
De lo que debe ser evidente para nosotros, escribió Ellen G.White: "Contestando a la pregunta de sus discípulos, Jesus no prosiguió a separar la destrucción de Jerusalén y el día grande de su Advenimiento. Ha mezclado la descripción de estos dos acontecimientos. Si Jesus hubiera revelado los acontecimientos futuros a sus discípulos del mismo modo, que los ha visto Él mismo, los discípulos no lo hubieran aguantado. Teniendo piedad a ellos, ha unido descripción de las dos crisis grandes, dejando a los discípulos la posibilidad de entender independientemente el significado de lo reseñado" (“El Deseado de todos las gentes”, p. 628, 1898).
Puede ser, que como ninguno de los discípulos de Cristo en aquel entonces supo precisamente, qué significa "la abominación desoladora de que se habló el profeta Daniel", y tampoco supo, cómo hubo que separar los acontecimientos del futuro próximo y lejano, predecidos por su Maestro, resultó que Mateo y Marcos han citado las palabras de Jesús de "la abominación desoladora" (es decir el poder del papa), y no han citado las palabras del asedio de Jerusalén, y Lucas, al contrario, ha dicho del acontecimiento próximo – destrucción de Jerusalén, y no ha dicho nada del acontecimiento del futuro lejano – "la abominación desoladora" dentro de la iglesia.
Gracias a la Providencia de Dios y a lo que Evangelio fue escrito por cuatro personas independientemente, podemos leer las palabras de Cristo en cuanto a los dos acontecimientos. De acuerdo con las interpretaciones, que se han hecho tradicionales ya, "la abominación desoladora" es el símbolo y requisitos de la autoridad romana pagana, "establecida en todo el territorio del templo" en el año 70 de la Era Cristiana, después de destrucción de Jerusalén por el ejército de Roma.
Estas interpretaciones menoscaban el concepto de "la abominación desoladora", y la hacen descender a unos símbolos miserables e inanimados, símbolos materiales, que tienen un significado especial, reducido. "La abominación desoladora" representada de este modo a nosotros, la última generación de cristianos, no amenaza ni mucho menos. Pero si la interpretamos como "dirección del papa que ha sustituido a Dios" (en los textos de Dan. 12:11, Mat. 24:15 y 16, Mar. 13:14), revelará una amenaza terrible para todo el cristianismo y el mundo en general. La amenaza, en vista de la cual Jesus ha mandado a sus hijos huir a los lugares más desolados y lejanos.
"La abominación desoladora", resultado de renegación y crucifixión de Cristo, se ha establecido en Jerusalén 40 años antes de su desolación física, y los símbolos romanos de poder, establecidos en el territorio del templo arruinado, es decir en el desierto, ya no pudieron profanar el lugar, que no era santo hace 40 años ya. Y Jesus dijo: "cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora " (Mat. 24:15). ¿Cómo pudo Jesus llamar Jerusalén de apostasía, repudiado y además arruinado, el lugar santo? En efecto, lo santo sí que preve presencia de Dios. Entonces aquí (en Mat. 24:15,16 y Mar. 13:14) no se refería a Jerusalén.
También Jesus dijo aquí mismo, en Mat. 24:15,16: "cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora, ... entonces los que estén en Judea huyan a los montes". Y si aceptar, que "la abominación desoladora" es símbolo y requisitos del poder romano, establecido en el lugar de Jerusalén arruinado, resultará que Jesus mandó a sus discípulos no huir antes de la ruina de la ciudad, sino después, cuando ya no hubo quien huya, - todos los judíos de la ciudad fueron aniquilados, para Lucas es «Jerusalén rodeada de ejércitos», con sus estandartes paganos que pronto entrarían en la ciudad y llegarían hasta el templo. profanándolo con su presencia, lo que alcanzaría al mismo Lugar Santísimo.
De la Roma Pagana a la Roma Papal:
En 2 Tesalonicenses 2, leemos: “…y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios” (2 Tes. 2: 3b, 4)
Sólo a partir de la Reforma (siglo XVI), la Biblia pudo ser leída por las gentes (las que sabían leer, que no eran muchas), especialmente en la Europa protestante. Pero antes de la Reforma, la oscuridad espiritual fue la norma a lo largo de toda la Edad Media, originada y promovida por la Roma de los papas, enemiga de la Palabra de Dios. Como dice La Haye: “…encerraron de manera eficiente la Biblia en museos y monasterios durante los mil cien años de la Edad Oscura…”
En realidad, dicha Edad Oscura empezó en el momento en que el obispo de Roma se proclamó a sí mismo Sumo Pontífice y Vicario de Cristo, y empezó de veras la andadura de la Iglesia Católico Romana como tal (s. VII).
¿Qué sucedió con la Iglesia del Señor? Leamos lo que dice la Biblia:
"Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí la sustenten por mil doscientos sesenta días”
“Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio” (Ap. 11: 3)
Esto está comprendido como se leyó mas arriba del 538 cuando el Papa es reconocido por el emperador Justiniano, el que le da amplios poderes de acción y lo constituyó cabeza de todas las iglesias cristianas" (Codex Justinianus).
Justiniano aliado con el Papa de Roma (unión de la iglesia con el estado), decidieron destruir a sus opositores, con la excusa de que rehusaban a convertirse en "cristianos". La alianza de Justiniano con el papado dio origen a un nuevo poder, que era DIFERENTE de los otros 9 reinos. Era diferente en su naturaleza político-religiosa. Este estilo de poder fue denominado "cesaropapista".
“Año 536”.- “Veneramos, dice Justiniano, los Cuatro Concilios, como las Santas Escrituras, siguiendo sus decretos “queremos que él Santísimo Papa de la Antigua Roma sea el primero de los Sacerdotes”. El bienaventurado Arzobispo de la Nueva Constantinopla, no tendrá el primer lugar, sino después de la Santa Sede Apostólica”.
“Causara sin duda admiración el ver a Justiniano disponer sobre el derecho de entronización de los Sumos Pontífices como sobre el de los Patriarcas de Oriente. Las razones, que este emperador como soberano temporal entonces en Roma y de Italia, ejercía allí el mismo poder de legislación que en lo restante del Imperio.” (Historia General de la Iglesia. Henrión, pág 113 Tomo II)
En Daniel 7: 25 se nos dice: “Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo”
La palabra “iddau” traducida con la palabra “tiempo” significa tiempo, pero también año. Por consiguiente, tres tiempos y medio serán tres años y medio. Pero se comprenden años proféticos, puesto que se mencionan conjuntamente con declaraciones proféticas sobre esta potestad. La Biblia calcula el año a 360 días, por lo tanto, tres años y medio hacen 1260 días.
En la profecía un día es el símbolo de un año. El Señor dice al profeta: “Día por año, día por año te lo he dado” Ezequiel 4: 6.
Se desprende entonces que el imperio papal ejecutará su potestad durante 1260 años.
Resulta tremendamente paradójico que estos papas fueran escogidos por los propios emperadores. Reyes ostrogodos, emperadores bizantinos, gobernadores, lombardos, y luego los francos, fueron los encargados de hacer sentar en la “Cátedra de San Pedro” o “Silla de San Pedro” a los dirigentes político-religiosos de la “cristiandad”.
Conclusión: Antíoco IV Epífanes es un niño de pecho comparado con el "papado", el cuerno pequeño.
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo.