Re: !Totalmente sin pecado! ¿?
Yo era un pecador, pero me salve por gracia y ahora soy justo para Dios en Jesucristo. (2 Cor. 5:21). Mi hombre espiritual ya no es indigno nunca más. Efesios 4:24 dice, "Y vestíos del Nuevo hombre [esto está hablando de tu espíritu que ha vuelto a nacer], creado por Dios en la justicia y verdadera santidad." ¡Mi espíritu es justo y verdaderamente santo! ¡Aleluya!
Pero alguien podría decir, "Todas nuestras justicias son como trapos sucios” (Is. 64:6), y "No hay quien sea justo, ni siquiera uno solo" (Rom. 3:10). Estas escrituras se refieren a nuestra vanagloria, que nunca nos llevará a la hermandad con Dios porque "todos pecaron y están privados de la gloria de Dios" (Rom. 3:23). Pero Jesús tomó nuestro pecado y se hizo pecado por nosotros para que nosotros fuésemos hechos justos para Dios en El (2 Cor. 5:21). Esto significa nuestros nuevos espíritus. Esa es la parte de nosotros que está en El. Si aceptas la primera parte de este versículo, que Jesús se hizo pecado por nosotros, entonces tu tienes que aceptar la siguiente parte, que hemos recibido Su justicia. Esta no es una justicia que es impartida en el cielo. Será perfeccionada en el cielo, espíritu, alma y cuerpo glorificado. Pero como dice Efesios 4:24, nuestros espíritus son ahora justos y verdaderamente santos. Dice Hebreos 12:23, hablando de la iglesia, “los espíritus de hombres justos se hicieron perfectos."
El espíritu que teníamos y que estaba muerto en Dios, se ha ido, y el nuevo espíritu que recibimos en la salvación es justo, verdaderamente santo y perfecto. De hecho es el mismo espíritu que tendremos durante toda la eternidad. No ha sido cambiado ni mejorado. La parte de la carne será cambiada, pero nuestro espíritu de salvación está completo. Colosenses 1:12 dice que nosotros fuimos (tiempo pasado) hechos aptos (capaces) para participar de la herencia de los santos. En nuestros espíritus, ahora somos vencedores y el resto de la vida Cristiana, puesto muy simplemente, es la renovación del cuerpo y alma a esa verdad. Romanos 12:2 lo dice de esta forma, "No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar de forma que podáis distinguir cuál es la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que es grato, lo que es perfecto." Pablo no oró para que ellos recibieran alguna cosa nueva de Dios, sino más bien que ellos renovaran sus mentes y comprobaran (o se hiciera manifiesto a los sentidos físicos) lo que ya estaba ahí. En el nuevo nacimiento Dios no nos cambió sólo en principio, sino que somos ahora en nuestros espíritus una creación totalmente nueva. Pero hasta que primero no nos demos cuenta de esto y luego actuemos con fe, el diablo continuará oprimiéndonos. El primer paso para la fe es el conocimiento. Romanos 10:14 dice, "¿Y cómo van a creer en él, si no han oído hablar de él? " y el versículo 17 dice, "Así que la fe viene por el oir, y el oir por la Palabra de Dios." La ignorancia de quién somos en nuestros espíritus ha hecho imposible para nosotros que actuemos en la fe correspondientemente.
Filemón 6 dice, "Para que la comunicación de tu fe sea eficaz por el conocimiento de todo bien que está en vosotros por Cristo Jesús." Este versículo deja claro que tu fe se vuelve eficaz (empieza a funcionar) por conocer las buenas cosos en tu espíritu. Tu podrías darle la vuelta al versículo y no cambiar su significado al decir que si tu no sabes lo que ha tenido lugar en tu ser espiritual, tu fe no funcionará.
La enseñanza religiosa que la mayoría de la gente ha recibido les enseñó o les dejó la impresión de que no hay nada bueno en nosotros. Se nos ha enseñado que la forma de activar el poder de Dios en nuestras vidas es mantener continuamente frente a nosotros nuestra debilidad e desmerecimiento. Esto está caracterizado por lo que yo llamo “actitud de falsa humildad” que permea a muchos Cristianos. Escucharás frases tales como “Sin Jesús, yo no puedo hacer nada” la cual es totalmente cierta, pero no está equilibrada con la verdad “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.
Necesitamos darnos cuenta de que somos totalmente de Jesús, pero necesitamos ir más allá de eso para darnos cuenta de que conforme dependemos de Jesús, nosotros somos completamente superiores a cualquier arma que el diablo pueda usar contra de nosotros. Somos vencedores del mundo (1 de Juan 5:4). Hebreos 12:2 dice que tenemos que poner los ojos en Jesús el autor y consumador de nuestra fe, pero la mayoría de nosotros hemos estado viéndonos a nosotros mismos. ¡No me sorprende porque hemos estado cansados y desfallecidos en la batalla (Heb. 12:3)!
Conforme nosotros cambiamos nuestra atención de nuestra propia fragilidad a la suficiencia en Cristo y tomamos nuestro lugar en El, nuestra fe será activada, y nosotros comenzaremos a vivir como los niños del Reino que somos.
Por Andrew Wommack
http://acestudiosbiblicos.blogspot.com/2008/06/quin-eres-tu-en-el-espritu.html