“La palabra ‘Jehovah’ no representa con exactitud ninguna forma del Nombre que se haya usado alguna vez en hebreo,” dice el Prólogo de la Revised Standard Version.
Pero, ¿qué palabra “representa con exactitud” el nombre divino en hebreo? Algunos prefieren “Yahweh” o “Yahvéh,” otros “Yehwah,” otros “Yavé,” y así por el estilo.
El problema es que, cuando se escribía el hebreo antiguo, solo se usaban consonantes, y hasta los peritos admiten que es asunto de conjetura decir qué vocales se usaban para completar el nombre divino.
Uno también pudiera preguntar a los que objetan al uso del término “Jehovah” o “Jehová” (en inglés y español) por qué no objetan al uso de otros nombres como “Jesús” o “Pedro.”
¿Por qué no insisten esos críticones en que se usen las formas originales de esos nombres (Iesoús y Petros) en griego?
¿No son estas personas culpables de aplicar una norma contradictoria al rechazar la forma “Jehová”?
Si Jesús hubiera sido un traductor de la Biblia hoy día, ¿habría omitido el nombre de su Padre de las nuevas traducciones? ¡De ninguna manera! No hay duda de que, entre todas las personas, Jesús tenía la actitud correcta hacia el Dios Todopoderoso y Su nombre. De modo que, ¿cuál debe ser nuestra actitud para con Dios y Su nombre? La misma que tuvo Jesús.
¿PREJUICIO RELIGIOSO?
Es interesante el hecho de que la American Standard Version, publicada en 1901, use el nombre de Jehová en todas las Escrituras Hebreas.
En contraste, la Revised Standard Version, publicada en 1952, solo hace una muy breve referencia al Tetragrámaton en una nota (en Éxodo 3:15). Durante ese período, los testigos de Jehová ya estaban proclamando el nombre de Dios por todo el mundo. ¿Pudiera ser que el prejuicio en contra de la actividad de testificar de los Testigos fuera la causa de que se omitiera el nombre divino en ciertas traducciones de la Biblia?
La siguiente declaración que apareció en Katolische Bildepost (una revista católica de Alemania) indica que eso pudiera ser cierto en algunos casos:
“Sin embargo, el nombre de Dios que ellos [los testigos de Jehová] han cambiado a ‘Jehová’ es simplemente una invención de la secta.” (24 de agosto de 1969) Esta declaración huele a prejuicio religioso. También revela pobre trabajo de investigación, pues el primer escritor que usó el término “Jehová” fue un monje católico... ¡quien obviamente no era testigo de Jehová!
(Raymundus Martini, un monje español de la Orden de los Dominicos, fue el primero que tradujo el nombre divino como “Jehová.” Esta forma del nombre apareció en su libro Pugeo Fidei, publicado en 1270 E.C. . . . hace más de 700 años).
Pero, ¿qué palabra “representa con exactitud” el nombre divino en hebreo? Algunos prefieren “Yahweh” o “Yahvéh,” otros “Yehwah,” otros “Yavé,” y así por el estilo.
El problema es que, cuando se escribía el hebreo antiguo, solo se usaban consonantes, y hasta los peritos admiten que es asunto de conjetura decir qué vocales se usaban para completar el nombre divino.
Uno también pudiera preguntar a los que objetan al uso del término “Jehovah” o “Jehová” (en inglés y español) por qué no objetan al uso de otros nombres como “Jesús” o “Pedro.”
¿Por qué no insisten esos críticones en que se usen las formas originales de esos nombres (Iesoús y Petros) en griego?
¿No son estas personas culpables de aplicar una norma contradictoria al rechazar la forma “Jehová”?
Si Jesús hubiera sido un traductor de la Biblia hoy día, ¿habría omitido el nombre de su Padre de las nuevas traducciones? ¡De ninguna manera! No hay duda de que, entre todas las personas, Jesús tenía la actitud correcta hacia el Dios Todopoderoso y Su nombre. De modo que, ¿cuál debe ser nuestra actitud para con Dios y Su nombre? La misma que tuvo Jesús.
¿PREJUICIO RELIGIOSO?
Es interesante el hecho de que la American Standard Version, publicada en 1901, use el nombre de Jehová en todas las Escrituras Hebreas.
En contraste, la Revised Standard Version, publicada en 1952, solo hace una muy breve referencia al Tetragrámaton en una nota (en Éxodo 3:15). Durante ese período, los testigos de Jehová ya estaban proclamando el nombre de Dios por todo el mundo. ¿Pudiera ser que el prejuicio en contra de la actividad de testificar de los Testigos fuera la causa de que se omitiera el nombre divino en ciertas traducciones de la Biblia?
La siguiente declaración que apareció en Katolische Bildepost (una revista católica de Alemania) indica que eso pudiera ser cierto en algunos casos:
“Sin embargo, el nombre de Dios que ellos [los testigos de Jehová] han cambiado a ‘Jehová’ es simplemente una invención de la secta.” (24 de agosto de 1969) Esta declaración huele a prejuicio religioso. También revela pobre trabajo de investigación, pues el primer escritor que usó el término “Jehová” fue un monje católico... ¡quien obviamente no era testigo de Jehová!
(Raymundus Martini, un monje español de la Orden de los Dominicos, fue el primero que tradujo el nombre divino como “Jehová.” Esta forma del nombre apareció en su libro Pugeo Fidei, publicado en 1270 E.C. . . . hace más de 700 años).