Re: ¿ES LA SALVACION UN ASUNTO PARA DISCUTIR SI SE PIERDE O NO SE PIERDE?
Para contestarte que la salvación no se pierde copio aquí el capítulo 18 de la Confesión de Fe de Westminster.
DE LA SEGURIDAD DE LA GRACIA Y DE LA SALVACIÓN
A. Aunque los hipócritas y otros hombres no regenerados pueden vanamente engañarse a sí mismos con esperanzas falsas y presunciones carnales de estar en el favor de Dios y en estado de salvación, (1) cuya esperanza perecerá, (2) sin embargo, los que creen verdaderamente en el Señor Jesús y le aman con sinceridad, esforzándose por andar con toda buena conciencia delante de El, pueden en esta vida estar absolutamente seguros de que están en el estado de gracia, (3) y pueden regocijarse en la esperanza de la gloria de Dios; y tal esperanza nunca les hará avergonzarse. (4)
(1) Job 8:13, 14; Mi. 3:11; Dt. 29:19; Jn 8:41
(2) Mt. 7:22, 23; Job 8:12
(3) 1 Jn 2:3; 5:13; 3:14, 18, 19, 21, 24
(4) Ro. 5:2,5
B. Esta seguridad no es una mera persuasión presuntuosa y probable, fundada en una esperanza falible; (1) sino que es una seguridad infalible de fe basada en la verdad divina de las promesas de salvación, (2) en la demostración interna de aquellas gracias a las cuales se refieren las promesas, (3) en el testimonio del Espíritu de adopción testificando a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. (4) Este Espíritu es la garantía de nuestra herencia, y por el cual somos sellados hasta el día de la redención. (5)
(1) Heb. 6:11,19
(2) Heb. 6:17, 18
(3) 2 P 1:4, 5, 10, 11; 1 Jn 2:3; 3:14; 2 Co. 1:12
(4) Ro. 8:15,16
(5) Ef. 1:13, 14; Ef. 4:30; 2 Co 1:21,22
C. Esta seguridad infalible no corresponde completamente a la esencia de la fe, sino que un verdadero creyente puede esperar mucho tiempo y luchar con muchas dificultades antes de ser participante de tal seguridad. (1) Sin embargo, siendo capacitado el creyente por el Espíritu Santo para conocer las cosas que le son dadas gratuitamente por Dios, puede alcanzarlas sin una revelación extraordinaria por el uso correcto de los medios ordinarios. (2) Por eso es el deber de cada uno ser diligentes para asegurar su llamamiento y elección, (3) para que su corazón se ensanche en la paz y en el gozo del Espíritu Santo, en amor y gratitud a Dios, y en la fuerza y alegría de los deberes de la obediencia, que son los frutos propios de esta seguridad. (4) Así de lejos está esta enseñanza de inducir a los hombres a la negligencia. (5)
(1) Is. 50:10; 1 Jn 5:13; Mr 9:24; Sal. 88; 77:1-12
(2) 1 Co 2:12; 1 Jn 4:13; Heb. 6:11, 12; Ef. 3:17,19
(3) 2 P. 1:10
(4) Ro 5:1, 2,5; 14:17; 15:13, Sal. 1991:32; 4:5, 7; Ef. 1:3,4
(5) 1 Jn 2:1,2; Ro 6:1,2; Tit 2:11, 12, 14; 2 Co 7:1; Ro 8:1,12; 1 Jn 3:2,3; Sal 130:4; 1 Jn 1:6,7
D. La seguridad de la salvación de los verdaderos creyentes puede ser, en diversas maneras, zarandeada, disminuida o interrumpida, por la negligencia en preservarka, por caer en algún pecado especia, que hiera la conciencia y contriste el Espíritu, por alguna tentación repentina o vehemente, por retirarles Dios la luz de su rostro y permitiendo, aun a los que le temen, (1) que caminen en tinieblas, y que no tengan luz. Sin embargo, nunca quedan totalmente destituidos de aquella simiente de Dios, y de la vida de fe, de aquel amor de Cristo y de los hermanos, de aquella sinceridad de corazón y conciencia del deber. De todo lo cual, por la operación del Espíritu, esta seguridad puede ser revivida en su debido tiempo, (2) y por todo lo cual, mientras tanto, los verdaderos creyentes son sostenidos para que no caigan en la desesperación total. (3)
(1) Cnt 5:2,3,6; Sal. 51:8,12,14; Ef. 4:30, 31; Sal 77:1-10; Mt 26:69-72; Sal 31.22; 88; Is. 50:10
(2) 1 Jn 3:9; Job 13:15; Lc. 22:31; Sal 73:15; 51:8, 12; Is. 50:10
(3) Mi 7:7-9; Jer 32:40; Is 54:7-10; Sal 22:1; 88
saludos hermanos
